Ese día me desperté extrañamente de buen humor, en mi fuero interno algo me decía que traería algo bueno.
Me desperecé, me encaminé a la ducha y al meterme empecé a cantar una canción de amor.
Llevaba varios meses bloqueado, no había podido sacar un disco nuevo desde el éxito del último porque a mi Musa se le había dado por irse de vacaciones.
Bajo el chorro de agua caliente empecé a cantar la nueva melodía.
Cuando siento que ya no estás.
Pienso que la vida me robó está oportunidad.
Recuerdo tus caricias en mi pelo,
Escucho tus pasos en el silencio.
Cuando siento, que ya no estás...
Mi alma se parte, en mil y un lugar.
Lejos, pero cerca.
Cerca, pero lejos.
Un corazón roto y muchos silencios.
Lejos, pero cerca.
Cerca, pero lejos.
Guardo tu recuerdo y siento tu ausencia.
Amor... lejos, pero cerca.
A medida que el chorro de agua caliente descendía por mis brazos veía la melodía, descubrí sus colores brillantes e imaginé a mi banda tocando la canción.
Salí de la ducha con la melodía terminada, la pasé a mi PC y como siempre me ocurría después de escribir una canción me dirigí a mi cafetería favorita para celebrarlo.
Entré exultante de buen humor y me dirigí a mi mesa favorita, al sentarme volteé la vista para ver si se encontraba también mi camarero en el lugar.
Con un andar de gato él vino hacia mí y sentí como millones de mariposas se posaban en mi estómago.
Desamor y ausencia
Eso me dejaste
Desamor, soledad
Noches en blanco de tanto llorar
Desamor y ausencia
Eso me dejaste
Desamor, soledad
Noches en blanco de tanto llorar
La canción salió de mi boca sin que me diera tiempo a cerrar el pico. El camarero me miró sonrojado y se dio la vuelta.
- Espera. - Lo llamé. - No es lo que piensas... quiero decir... bueno, es que se me ocurre una canción y la empiezo a cantar, es de formación profesional, dattebayo. - Me disculpé.
- Es hermosa. - Dijo él y se dio la vuelta para mirarme a los ojos.
Ante esa visión realmente sentí que había llegado a las mismísimas puertas del cielo o puede que a las del infierno porque un calor recorrió mi espina dorsal hasta que me dejó prácticamente exhausto.
Era la primera vez que le ponía atención a sus ojos y me quedé sorprendido de la belleza que emanaba de ellos. Eran unos profundos, intensos y asombrosos ojos gris perla, casi transparentes.
- ¿Cómo puedes tener los ojos de ese color, ttebayo? - Le pregunté.
- Toda mi familia los tiene. - Me explicó.- La gente suele decir que asustan.
- Yo no creo que asusten, dattebayo.
Realmente puedo sentir que me pierdo en ellos, son como dos hermosas perlas pulidas... realmente hermosos.
- Eso pienso yo de los tuyos. - El camarero me sonrió. - Son como zafiros o como el color del mar, además tienen ese brillo especial siempre y no sólo en tus conciertos.
- ¿Me conoces, ttebayo?
- ¿Y quién no?
Eres Uzumaki Naruto, el líder y compositor de "Kyuubi Kitsune", el grupo que está de moda.
- No es de buena educación que tú sepas mi nombre y yo ignore el tuyo, ¿cómo te llamas, ttebayo?
- Hyuuga, Neji.
- Es un placer, ¡vaya que sí! - Mi estómago se revolucionó y las mariposas se enloquecieron más todavía cuando tomé su mano con la mía.
- El placer es mío. - Contestó él.
- Y dime una cosa, Neji.
¿Te puedo llamar Neji?
- Sí.
- ¿A qué hora sales, ttebayo?
- Eso depende...
- ¿Depende de qué?
- De por qué quieras saberlo. - Me contestó él.
- Me gustaría invitarte a mi casa y cantarte una canción, la que de hecho me acabas de inspirar, ¡vaya que sí!
- Entonces salgo ahora mismo. - El camarero me regaló una hermosa sonrisa y fue hacia una muchachita de pelo azul y ojos transparentes. - Oye, Hina, ¿puedes cerrar tú cuando te vayas?
- Claro que sí, Neji-niisan. - La muchacha sonrió a mi camarero.
- Entonces me voy. - Neji robó un beso en la mejilla de Hina y le guiñó un ojo. - No me esperes despierta, ¿vale?
- ¿Qué vas a hacer? - Hinata miró a Neji, luego me miró a mí y se puso como un tomatito cherry. Después empezó a juguetear con sus dedos. - No... no... me... lo... digas. - Ella regresó a detrás de la barra y mi camarero y yo salimos por la puerta.
- ¿Siempre vas con los desconocidos a su casa, ttebayo?
- No.
Eres el único desconocido que siempre me ha interesado, incluso cuando aún no eras el famoso Uzumaki Naruto.
Cuando venías por mi cafetería hace cinco años, garabateabas canciones en servilletas y luego las tirabas.
- Eso es mucho tiempo, ¿por qué no me dijiste nunca nada?
- Porque tu amigo pelirrojo me miraba con muy mala cara cada vez que me acercaba.
- ¿Gaara? - Me giré y le sonreí. - Él es mi mejor amigo y es bastante protector, pero no está enamorado de mí, dattebayo.
- ¿No?
- Es hetero y tiene novia, se llama Gealaiche (En Gaélico Gealaiche significa luna) y es bastante celosa.
- Bueno... - Neji me sonrió. - Los Hyuuga siempre nos hemos caracterizado por nuestra gran paciencia, además... - Neji se acercó a mí y me plantó un beso en la boca. - Los placeres hay que degustarlos lentamente.
- Espero que tengas muchísima paciencia porque pienso mantenerte secuestrado un par de días, puede que incluso años, ttebayo.
¿Qué te parece?
- Que la paciencia es un don. - Murmuró antes de besarme una vez más.