Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

S-Crew por Hotaru

[Reviews - 230]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Quería actualizar justo hoy para felicitar a Luciana, una lectora, porque es su cumpleaños. No sé qué hora será allá donde vive ella, pero aquí aún son las 9 PM, así que aún cuenta como el día cuatro para mí. :)

Les presento el capítulo diez de esta historia. Espero que les guste.

Presentación.

10: You heard it, bitch.

Han sido algo así de tres semanas sin tener noticias de Jaymie. No he recibido sus llamadas, no he recibido ningún mensaje, no me han llegado regalos a la puerta sin razón aparente… temo que se ha olvidado de mí. O peor, puede que esté esperando a que yo me disculpe.
Si algo me molesta de él es su orgullo, siempre lo quiere poner en competencia con el mío aunque lo que yo demuestro es en realidad enfado; pero él no sabe diferenciar entre ambas cosas.

Seguro no entenderá el por qué de mi reacción si no se lo explico. Y si acaso llega a entenderlo, no me va a pedir perdón porque le parecerá una nimiedad o un capricho mío… aunque debo admitirlo, hay veces que sobrepasa límites con tal de cumplir mis caprichos.
Y por supuesto, yo tampoco me disculparé. ¿Por qué habría de hacerlo?... sólo me dejé llevar por sus labios. Si el no hubiera comenzado, yo no hubiera seguido y por lo tanto nadie nos hubiera visto.
Aunque hasta ahora nadie se ha enterado en la escuela, al menos no que yo sepa. Al menos me queda la esperanza de que el mirón no haya distinguido bien o que estuviera mirando hacia otro lado mientras nos besábamos.

No tengo mucho que hacer… debo dejar de pensar en Jaymie o terminaré llamándolo y diciéndole que todo ha sido mi culpa aunque no piense tal cosa y sólo sea para sentirme cómodo con respecto a nuestra ya casi inexistente relación.

Dejo el móvil sobre la mesa, a un lado del teléfono. Me quedo quieto por un rato… a veces pienso que llamará en cualquier momento, se disculpará, me invitará a comer o algo parecido, y terminaremos juntos en la cama de algún hotel. Pero no tiene sentido pensar tal cosa… simplemente demuestra lo estúpido y pasivo que puedo llevar a ser.
Enciendo la televisión y consigo distraerme un rato con los colores… realmente no presto atención a lo que estoy viendo.

- - -


– ¡Llegué! – anuncia Stephanie. Siempre entra de espaldas al apartamento, tiene la costumbre de nunca dejar de mirar la perilla de las puertas. – ¡Ahí estás! – grita sorprendida al voltearse. Camina hasta el sofá y se sienta a mi lado. – ¿Cómo va todo? – pregunta casualmente y me da una palmada sobre la pierna.

Me encojo de hombros y apago el televisor.
– Simplemente va… eso es todo. Espero que siga igual, supongo… con tal que no se ponga peor. – suspiro. – Normalmente se disculpa a los dos días, de rodillas y todo. ¿Crees que se haya dado por vencido conmigo?

Stephanie prefiere no responder. Tuerce la boca y se levanta del sofá para ir directamente a la cocina. Tampoco he comido, así que supongo que seguirla no es tan mala idea.

– ¿Eso significa “no me importa? – murmuro.

Sonríe, pero se nota distraída. Lleva ingredientes desde el refrigerador hasta una encimera.
– Es un… “prefiero no lastimarte con mi opinión”. – vuelve al refrigerador y saca un pepino y una zanahoria. Seguro hará una ensalada… ¿no puede sacar una receta vegetariana de Internet como la gente que no come carne normal?

Supongo que reforzar mis teorías me haría daño, pero a veces uno necesita ésa clase de comentarios para superar sus problemas.
– Me gustaría volver en el tiempo y evitar la discusión. – suspiro.
Aprovecho que ella ya no esta cerca de la nevera para sacar una salchicha.

Escucho el ruido del cuchillo contra una tablilla de plástico, después una risa compasiva de Stephanie.
– ¿Cuál de todas?... no, olvídalo, mejor no opino.

Me acerco a ella, ha conseguido mi atención simplemente por llenarme de curiosidad.
– ¿Qué es lo que piensas?, dime, por favor…

Se encoge de hombros. Deja lo que está haciendo y se gira para verme a los ojos.
– Creo… creo lo mismo que tú. Y no de una manera rotunda, tampoco soy tan cruel… pero parece que no le das su lugar. Es… era, lo que sea, tu novio; y no, no abras los ojos así, que no te sorprenda, era tu novio aunque nunca se hayan hecho tal propuesta… a veces las cosas funcionan así. Y sí, dos meses no son mucho, pero Jaymie no es cualquiera, él es mucho mayor que tú, no puede detenerse y esperarte a que le des la oportunidad de ser feliz junto a ti. Esa es mi opinión como amiga de ambos.

Me siento indignado.
– No todo ha sido mi culpa. – algunas cosas sí, pero lo mínimo.

Mi amiga rueda los ojos y exhala, intentando relajarse.
– Discutes por cualquier cosa, nunca estás de acuerdo con él… te invita a algún sitio y no quieres ir porque la gente te puede ver. ¿Qué más da si te ve la gente?, eres un maestro, eres homosexual, punto. – replica en tono severo.

– No, es que no se trata de eso. No se trata de que alguno de los dos sacrifique todo por el otro, yo cedo un poco y él cede mucho menos… es muy egoísta. – sé de antemano que ninguno de los dos dará su brazo a torcer en ésta discusión, pero qué más da, nunca es bueno quedarme callado.

– Está bien, está bien… si no quieres sacrificar nada, es obvio que no estás listo para una relación, ¿qué otra prueba necesitas?

Me alejo de ella y vuelvo al refrigerador para devolver lo que saquee hace unos minutos.
– Pero lo quiero, ¿eso no es suficiente?... yo… mira, de verdad lo quiero. ¿Por qué no puede quererme como soy?

– ¿Y por qué no puedes quererlo como es? – ya sabía que iba a voltear mi argumento. Es como discutir con un espejo.

Hago silencio. Claro que lo quiero… más que a cualquier otro con quien haya intentado tener una relación pública. Supongo que la intimidad hace que todo sea más bonito… reservar todo lo que le digo y hago sólo para él.
– Es que… ¿por qué no ve lo bueno en ser sólo nosotros dos?... él y yo. – aclaro, para que entienda que con nosotros no me refiero a ella también.

Stephanie deja salir su risa fanfarrona.
– ¿Disculpa?... es obvio que eso no forma parte de la realización de cualquier persona… es como comprarse una camioneta y dejarla en el garaje. Y no vayas a decir que me refiero a ti como algo material, sabes muy bien a qué me refiero… ¿cuántas veces has salido a cenar con Jaymie?, sólo responde.

– Cuatro, cinco… no sé. Qué importa. – realmente no veo el punto en eso.

– Y cuando salen a cenar le reclamas que quiera pagar por ti… le niegas esa satisfacción de saber que te invitó algo. Eso vale mucho para las personas, talvez no para ti porque eres un poquito egoísta, pero a la gente le gusta compartir con sus seres queridos. – es extraño que mi mejor amiga no se ponga de mi lado. ¿Por qué considera a Jaymie como una persona más madura simplemente porque es mayor?

– Es lo mismo… ¿no puede fingir que él paga mi comida y yo la suya?, casi todas las veces ordenamos lo mismo. Después de cenar terminamos en la cama, ¿no crees que me sentiría mal de pensar que recibí una remuneración por sexo? – y no es que el sexo con Jaymie sea malo… todo lo contrario. – Está bien que no tengo mucho dinero, pero puedo hacer un esfuerzo por pagar lo que yo pido. Siempre me siento menos junto a él. – Jaymie es un abogado bastante contratado y además el único heredero de su padre millonario. La gente se deja engañar por su trabajo en el instituto, pero sólo lo realiza como pasatiempo y como una forma de acercarse a su hijo. – Siento que me quiere hacer quedar como un inútil mantenido.

Stephanie sonríe, creo que ha logrado algo que quería.
– Entonces… ¿por qué te sientes mal al terminar una relación así?... – suspira. Se acerca lentamente a mí y me abraza con cariño. – Perdón, bonito, a veces tengo que hacerte ver las cosas de esa manera… no era mi intención alterarte.

– Qué forma de decirme que él y yo no somos compatibles. – murmuro, luego la abrazo. – Creí que Jaymie te caía bien.

– Y me cae bien, pero así son las cosas… y de hecho me molesta que no te hable desde hace tanto. Ojo, no dije que me molesta que no se disculpe… no creo que ninguno tenga la culpa de ser como es... pobres de mis inseguros panecillos de hojaldre. – siempre comparando a la gente con comida que no consume… algunos podrían llegar a considerarlo ofensivo.

Suelta el abrazo y me limpia una lágrima con su dedo pulgar. Ni siquiera me di cuenta que eso estaba ahí.
– Tranquilo, tranquilo… digo, tampoco es algo definitivo lo que dije, sólo querías mi opinión. Me gusta explicarme de manera interactiva, eso es todo. – mira alrededor. – Creo que no hay aderezo… ¿quieres ir conmigo a la tienda?

– No tengo muchas ganas. – me encojo de hombros.

– ¿No tienes ganas?, ¡pero si hace tres semanas que no tienes relaciones! – bromea entre risas.

No me hace mucha gracia, así que sólo sonrío forzadamente.
– Ya vuelvo, cariño. – se despide moviendo los dedos de manera juguetona.

- - -


Aproveché la primera media hora de su ausencia para tomar una siesta. Ahora que estoy despierto noto que ya ha tardado demasiado, pero no le presto mayor importancia.

Escucho la puerta abrirse mientras preparo mi comida en la cocina.
– ¿Puedes ayudarme con esto?... – escucho que dice Stephanie en voz neutral.

Dejo lo que estoy haciendo y me apresuro para ayudarla con lo que sea que haya comprado. Me quedo quieto bajo el marco de la puerta. Bajo la mirada y llevo mis manos a los bolsillos. Stephanie le estaba pidiendo ayuda a Jaymie.

– Eh… no, mejor yo lo cargo. – murmura Stephanie. Toma sus bolsas llenas con botellas de distintos aderezos y camina con dificultad hasta la cocina, pasándome de lado.

No sé ni cómo reaccionar. Después del intercambio de ideas con Stephanie era como si hubiera llegado a una resolución pero al volver a ver los ojitos azules de Jaymie las cosas cambian.
Escucho el ruido de sus pasos avanzando hasta mí. Siento cómo me rodea con sus brazos…
– No te voy a pedir perdón. – murmura. No sé por qué me río de eso.

Devuelvo el abrazo. Quiero besarlo pero no creo que sea apropiado sin haber aclarado algunas cosas antes…
Lo tomo de la mano y me siento en el sofá doble, donde él me hace compañía inmediatamente. Pasa una mano por mi cabello.
– Te extraño mucho. Te tengo aquí en frente pero aún así te extraño… – dice en voz baja, supongo que no quiere incomodar a Stephanie con sus muestras de emotividad. – Te puedo explicar todo… mira, Linda sólo es… – comienza a excusarse.

– No, no me expliques… no es justo que desconfíe de ti. – lo interrumpo. Claro que quisiera saber razones pero eso ya será más delante, en otro momento que no toda noticia pueda causarme escalofríos.

Se aclara la garganta y deja su mirada vagar por la sala, seguramente buscando algo qué decir.
– Y yo… supongo que no es justa la manera en que te he tratado últimamente… debo respetar tus decisiones… es parte de tu privacidad decidir a quién contarle de tus relaciones y no me toca decidir al respecto. – hace una pausa, se muerde el labio inferior, es obvio que no sabe muy bien cómo expresar sus ideas. – Mira, podemos pedir comida a domicilio si eso te hace sentir más cómodo, rentamos películas si quieres, y te dejo pagarlo todo si con eso me perdonas sin que yo tenga que pedirte disculpas… – toma mi mano y la acerca hasta sus labios. La retiro antes de que la bese, pero no por grosero, es sólo que… parece algo antiguo.

Asiento suavemente y sonrío con verdadera alegría.
– No hablemos de eso, ¿está bien?... tuve una discusión con Stephanie y me hizo ver algunas cosas que… bueno, que no estoy dispuesto a admitir. – me acerco hasta Jaymie y lo observo directamente a los ojos… simplemente no siento el impulso de besarlo, parece inapropiado en éste momento.

Me toma por el mentón y me sonríe con dulzura. Eso sí me provoca un impulso, uno muy fuerte. Se acerca hasta mí y me da un beso rápido en los labios, uno más, otros dos más… entonces comienza a restregar sus labios contra los míos. No dura mucho, pero es lo que me hace falta.
– ¿No te has dado por vencido con lo nuestro, verdad? – no me resisto, tengo que preguntarle.

Niega con la cabeza y me sonríe una vez más.
– Sólo dime una cosa… ¿qué es lo nuestro?, o sea, ¿qué somos? – me mira a los ojos, se nota expectante.

Por fin sé lo que quiero decir. Hicieron falta tres semanas de distancia y una dinámica con mi mejor amiga, pero por fin sé qué es lo que quiero con Jaymie.
– Tú y yo somos… bueno, eres mi novio. – murmuro entre risas, supongo que por los nervios.

- - -


Ya es otro día, ya estoy feliz y me siento seguro de que será un nuevo comienzo para mi vida. Simplemente me siento invencible.

Pero no todo puede ser perfecto, claro que no. Cuando todo brilla y las aves cantan, lo más probable es que la primera persona en cruzarse en tu camino será Linda Blair. Hoy se ve particularmente aterradora; lleva un vestido largo color vino que da la ilusión de estar rasgado, trae el cabello suelto y acomodado hacia fuera… acabo de recordar que es verano, ¿quién rayos usa vestidos largos en verano, y más importante aún, para un día regular de clases?
Entonces sopla una ligera brisa y se levantan las partes más bajas de su vestido y las puntas de su cabello. Es escalofriante, pareciera que está invocando algo para enviarme a otra dimensión.

– Espero que estés satisfecho con lo que hiciste… pero el asunto no ha terminado, ¿me has escuchado, Lear? – desgarra mis oídos con su angelical voz.

Finjo una sonrisa de burla. Hoy no estoy dispuesto a dejar que la bruja me pisotee.
– Puedes referirte a mí por mi apellido si lo que quieres es parecer una villana de cuentos sobre vaqueros, lo haces de maravilla, Blair. Y no sé de qué rayos hables, pero si te molesta tanto supongo que lo que hice fue genial…

Su rostro se torna más serio y su mirada quema tanto que casi podría convertir el carbón en diamante.
– Si te llamé rata en un principio, lo hice con fundamentos… no te lo perdono… Jaymie está molesto conmigo por tu culpa. De esta no te salvas… – deja salir una risa muy ronca – Ten cuidado…
Pasa a mi lado y entonces escucho el ruido de sus tacones alejarse poco a poco a mis espaldas.

–… Al parecer, hoy te has levantado más bruja de lo normal. – murmuro.
El sonido que hace su calzado contra el piso cesa por unos segundos, pero inmediatamente vuelve a hacerse presente y disminuye lentamente hasta desaparecer. No puedo creer que yo, un simple mortal, haya derrotado a la más sabia practicante de las artes oscuras… fuera de broma, me siento muy aliviado de que no me haya lanzado su zapatilla como un boomerang.
Y sigo sin saber qué rayos hice para molestarla tanto. ¿Será que Jaymie le contó acerca de lo nuestro?...

- - -


No tengo que impartir clase durante la tercera hora, así que me quedo en mi oficina para aprovechar el tiempo y acomodar los textos del período. Stephanie sí tiene clase, al igual que la profesora de informática, así que no tengo otra cosa qué hacer…

– Profesor… – escucho decir a, obviamente, un alumno; desde la puerta. Es rubio, alto, y delgado. Creo que lo he visto antes junto con el hijo de Jaymie. – ¿Tiene tiempo?…

Dejo los papeles a un lado, seguro que no será más de un minuto.
– Claro, claro… siéntate – señalo la silla frente a mi escritorio y él obedece. – ¿Cómo te llamas? – pregunto por formalidad, así no tendré que llamarlo “tú” todo el tiempo.

– Scott… – murmura.

– ¿Qué pasa?, ¿tienes alguna duda con los ejercicios de clase o algo así? – muy posiblemente, no vendría a mi oficina por otra cosa, no soy un psicólogo. Vaya, ni siquiera soy buena persona.

Noto su mirada como apagada. Y no es que sea el muchacho más sobresaliente en clases, si está teniendo problemas con una materia tiene al menos una razón para sentirse mal. No muy fuerte, pero no puedo asegurarlo.
– Pues… – comienza a hablar. Desliza las manos por sus muslos, se nota su nerviosismo. – No sé, sólo quería hablar con alguien… con alguien que me comprenda. – me mira a los ojos, pero desvío la mirada pues lo hace de manera muy repentina. – Verá… no sé si tenga hermanos, vaya, ni siquiera sé cómo lo trata su familia; pero lo veo tan pleno, tan… seguro de usted mismo… me gustaría pedir su ayuda. – prefiero no hacer preguntas, pues eso sería interrumpirlo y noto que apenas y se atreve a hablar. – Mi hermano… no, él no es el del problema, mis padres tienen un problema… vaya… – suspira. – No creí que fuera tan difícil decirlo, pero estoy dando demasiados rodeos. Mi hermano menor es gay. – abro los ojos con más atención y siento un escalofrío repentino… ¿qué tiene que ver eso conmigo? – Me lo dijo hace más de tres semanas… ¿puedo contarle la historia completa? – pregunta con formalidad.

Asiento con la cabeza y Scott deja escapar un suspiro.
– Le escribió una carta a uno de sus compañeros… declarándole su amor o algo así… bueno, ése no es el punto… lo que pasa es que se la quitaron unos tipos antes de entregársela a su amigo ése, la leyeron y siguieron a mi hermanito para golpearlo porque así los educaron sus madres… gente imbécil. Mi hermano es asmático, le dio un ataque y cuando los chiquillos vieron que lo sacó de su bolsillo, se lo arrebataron. Entonces mi madre se enteró de todo porque la citaron al colegio de mi hermano donde son cristianos hasta los dedos de los pies… al igual que mis padres. Supongo que sabe lo que sucede entonces… no sé cómo hablar con Shane, mis padres lo quieren enviar a un internado para que se “cure”… y… bueno, quería que alguien como usted hablara con él porque… vaya, no es correcto meterme así en su vida personal… pues porque usted es homosexual y no parece traerle nada malo.

Intento sonreír, pero el nerviosismo me lo evita.
– ¿De dónde has sacado que soy homosexual?

Mueve los ojos con torpeza de un lado a otro.
– Pues… lo encontré besándose con el padre de Stuart. Y no se preocupe, no le he dicho ni a mi mejor amiga. – así que fue sido él. No puedo reclamarle nada de lo que pasó entre Jaymie y yo por ése malentendido, sobre todo porque es sólo un alumno y además ni le ha dicho a nadie.

– ¿Por qué no le llamamos a su móvil a… tu hermano? – me hago hacia delante y me inclino sobre la mesa, esperando una respuesta.

Saca su teléfono celular y teclea un segmento de acciones antes de entregarme el aparato. En la pantalla se lee “Shane… espere, por favor.”. Pego la bocina contra mi oído, y aún ni tengo claro qué debo decirle, sólo me imagino el rostro de Jaymie cuando le cuente que el que nos vio fue un amigo de su hijo… para que pague el susto que pasé yo hace tres semanas.

– ¿Hola? – responde una voz del otro lado, se escucha adormilado.

– ¿Estabas dormido? – pregunto con simpleza como si ya nos conociéramos desde hace algún tiempo.

– ¿Es usted otro sacerdote que se encontró mi madre en el supermercado?... vuelva a la sección de ofertas, yo no me como esa mierda que dicen ustedes. – dice inmediatamente el muchachito. Quiero reír pero, por respeto a Scott, lo evito.

Aclaro mi garganta. Me gustaría recordar lo que yo quería escuchar cuando les conté a mis padres de mi homosexualidad… supongo que a Shane no le interesa lo que yo opine al respecto del cariño que le tienen sus padres; ni siquiera conozco a los señores y no pienso defender su valor como personas así nada más.
– No, no… soy un amigo de tu hermano… me contó lo de…

– ¿Qué le contó?... ¿todo?, ¿también le contó que lo único que hace para reconfortarme es acariciarme la cabeza mientras ve televisión? – obviamente está molesto, o resentido… si es que acaso no significa lo mismo, claro.

– Esa parte la omitió… mira, eh… no sé qué decir. – hago una pausa, escucho a Shane suspirar – Ah, sí. Mira, a la gente le cuesta aceptar algo tan repentino como es la declaración de la sexualidad de un hijo… si no dices nada, simplemente asumen que serás heterosexual, pero hasta ahí… en cambio, si dices que eres homosexual hasta te imaginarán en la cama con alguien de tu mismo sexo y eso no los hará sentirse muy cómodos, se les mueve el mundo; la gente se adapta a su propio ritmo, y no te estoy diciendo que le des una oportunidad a tus padres, me refiero a Scott… él vino a pedirme que hablara contigo porque él no sabe cómo hacerlo, pero al menos hace un intento… ¿te gustaría salir conmigo y con mi novio para hablar?... – sería como adoptar nuestro propio hijo gay… algo así. – Ah, claro, con tu hermano también… no creas que intento algo grave contigo. – advierto con exaltación… qué cosas digo sin pensar.

Se queda callado por un rato.
– ¿Me comunica con Scott?... – le entrego el teléfono a Scott. Hablan por unos minutos, Scott sonríe, al menos logré que se sintiera un poco mejor. Sale de la oficina y me deja solo nuevamente sin siquiera responder a mi invitación.

Quisiera llamar a Jaymie ahora mismo pero me comentó que tenía una reunión con el resto de su firma de abogados y terminaría hasta las dos de la tarde, más o menos; por eso decidimos salir en la noche mejor.
Se siente tan bien estar contentos. Extrañaba sus mensajes cursis a los que casi nunca contesto con algo más que un “Gracias.”.

- - -


– No llames todavía, lo vas a interrumpir… – dice Stephanie. Vamos en el coche, ya terminaron las clases… lo que significa que ya son las dos de la tarde.

– ¿Qué?, no te escucho. – ignoro su advertencia y llamo a Jaymie desde mi móvil.

Suenan varios repiques, mas finalmente se abre el vacío de conversación.
– Jaymie está conmigo, ¿podrías no interrumpirnos otra vez?... ¿qué es lo que quieres? – en la bocina se escucha la voz más fea del mundo… Linda Blair.

Dejo escapar un suspiro para enfocarme en lo que quería antes de hacer la llamada.
– Quiero hablar con mi novio. Sí, lo que escuchaste, perra...
Notas finales: Espero que les haya gustado, muchas gracias por su tiempo.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).