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S-Crew por Hotaru

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Notas del capitulo: Spencer Burns ha pasado la mayoría de su vida bajo el radar, ha pasado desapercibido por la mayoría de las personas, pero eso no significa que nunca esté ahí. Sus mayores intereses son el conocimiento y la comunicación, gustos que, combinados, se convierten en las armas más poderosas en una escuela: chismes, rumores y la ocasional pero devastadora revelación de un secreto íntimo. Ha dicho muchas cosas, ha revelado muchos secretos de los demás… sin embargo, se ha guardado aún más de sí mismo.

Presentación.
Spencer Burns.

04: Should I grow boobs?

Casi siempre soy el primer alumno en pisar la escuela, a las seis y treinta ya estoy aquí. Me veo forzado a caminar sin rumbo por los pasillos del instituto durante mucho tiempo.
A veces reniego de que mi padre sea el director, pero después me doy cuenta de que es lo que a él le gusta y además le paga es buena, así que mejor no digo nada.

Por ley, los primeros días de clase siempre son aburridos. Los profesores insisten en tratarnos como chiquillos de jardín; pero a mis compañeros les gusta eso, gastar el tiempo… así que tampoco digo nada.

Mi día se ilumina al verlo caminar por los pasillos… alto, fornido, de cabello castaño claro y un perfil absolutamente sexy… esos músculos, su quijada, su mirada. Demian Hagget… algo así como un amigo… o más que eso, al menos de mi parte. La verdad es que babeo por él desde hace casi tres años que lo conocí. Es el hombre más atractivo del instituto, al menos para mí.

Nunca hemos sido los mejores de los amigos, él es demasiado inmaduro como para llegar y contarle algo sin que se burle; y yo soy de esas personas que no se resisten de contar cualquier suceso interesante, he ahí donde nuestros mundos chocan. Parece imposible que me guste alguien con quien no puedo comunicarme, talvez sea puro deseo que despierta su apariencia en mí… talvez sea superficial, pero no logro fijarme en nadie más que en él. Será como dicen, que siempre deseas lo que menos puedes tener.

Muchas veces llego a sentirme celoso por aquellos que lo rodean, aunque también sean mis compañeros. Sobre todo, siento envidia de mi primo, Stuart McMullen. Pero sólo medios primos… nuestros padres son medios hermanos. Por eso yo soy un Burns mientras él es un McMullen; también a eso se deben tantas discrepancias en nuestras apariencias, a diferencia de mi cabello color almendra, el suyo es un castaño casi negro, como el de mi tío Jaymie, y mis ojos son pardos mientras que los de mi primo son de un tono muy oscuro de verde, casi indistinguible a simple vista de un marrón oscuro, además las formas de nuestros cráneos son muy distintas y casi ni parecemos emparentados.

Stuart siempre está junto con Demian, casi parecen siameses de alma… físicamente no están unidos pero cuando uno se mueve, el otro lo sigue.

Hace unos minutos, antes de que llegara mucha gente, revisé las listas grupos. Estoy feliz porque me toca estar con Demian… pero por otra parte también están Stuart y Scott; por lo tanto, Demian tendrá alguien más con quién hablar y mis servicios resultarán obsoletos.

Sigo a Demian por los pasillos, no me atrevo a acercarme porque va con Scott y Stuart, podría arruinar su apariencia de niños populares… y yo no quiero arruinarle nada a Demian.

Nos sentamos los cuatro casi juntos, Stuart con Demian, Scott con una chica desconocida, y yo con otra chica desconocida, creo que se llama Danna o algo así… el año pasado se escucharon algunos rumores acerca de ella que al final resultaron ser sólo eso, rumores.

El profesor Lear, de las últimas adquisiciones del instituto, llega a clase con retraso. Seguro es algo que debo contarle a mi padre, no me cae del todo bien el maestrito… me da la sensación que intenta acercarse demasiado a mi familia sin razón aparente.
En fin… el mundo es un negocio, los negocios funcionan con dinero, el tiempo es dinero; si el profesor pierde tiempo, mi padre pierde dinero; si mi padre pierde dinero, entonces el profesor debe perder su empleo. Y todos felices y contentos.

Como si fuera la gran maravilla, presenta a un muchacho rubio que ya he visto antes… tirado en el suelo del pasillo. Se llama Seth… es bastante bonito, pero nunca podrá compararse con Demian.

– Eh, tú… ¿qué tanto le ves a ése tipo? – pregunta Demian a Scott. Por un momento, la idea de que Demian esté celoso cruza por mi mente, pero después recuerdo que Demian sólo es gay en mi imaginación y en la vida real es un homófobo terrible, por lo tanto, tales celos son imposibles.

– No, nada… ¿ya viste que se sienta con Kifer? – aunque claro está que mamá gallina, o sea Scott Garland, no se queda nada atrás. Si hay alguna razón de que sean amigos, seguro es esa…

– Sí, los vi en el pasillo juntos hace rato… no me sorprendería nada; tiene toda pinta de maricón. – a veces me lastiman los comentarios de Demian, y otras veces simplemente me recuerdan de lo despistado que puede llegar a ser. Si él no se ha dado cuenta de que yo soy homosexual, entonces no tiene razones de andar presumiendo su sexto sentido para percibir la sexualidad de otros.

– A mí no me parece del todo interesado en Samuel… – comento con casualidad. Los he estado observando al menos cinco minutos y no parecen conversar mucho, y las pocas palabras que cruzan las expresan con gestos algo violentos.

– No te pongas celoso, también te llegará la oportunidad.
Demian encuentra muy divertida la homosexualidad… qué lastima que no puedo plantarle un beso en los labios para demostrarle que no sólo es divertida, sino también emocionante y deliciosa.

– Como sea, alguien tiene que advertirle cuanto antes… míralo nada más, hasta ahora no había parado de hablar con el maricón ése, que aprenda por las buenas, antes de que el tipo lo viole o algo. – Stuart es tan torpe que me da vergüenza llevar genes similares a los suyos. Pero bueno, él también se avergonzaría de ser familia de un maricón, así que estamos a mano.

– Pues ya le digo yo, lo invitamos a sentarse con nosotros durante el almuerzo y así lo salvamos de todo. – si lo que busca Scott es conseguirse un nuevo esbirro, no le será nada fácil.

– Pero primero tendrás que disculparte… verás… llegaste a buscar tus horarios con tanta prisa que tiraste al pobrecillo, creo que te será difícil someterlo a tus antojos como a todos aquí. – al declarar esto, noto su cara tomando un ligero tono rojo. Seguro se está quemando de rabia.

Termina el período y nos dirigimos al taller de arte, donde por fin puedo sentarme junto a Demian. Pero eso no es todo lo que quiero… me gustaría acurrucarme contra su pecho, o recargarme sobre su hombro, o simplemente tomarle la mano con firmeza durante toda la clase.

– Perdón por lo de hace rato… – murmura Demian.
Me cuesta entender a qué se refiere, pero al final comprendo que se refiere al comentario que hizo acerca de que a mí me gustaría tener un novio. Vaya, qué ofensa. Es irónico, pues él se sentiría ofendido si supiera que me gusta y quiero que sea mi novio a toda costa. Eso es lo que yo llamo ironía.
Sonrío simplemente para que no se preocupe, me dan lástima sus ojitos de perdón.
– ¿Y cómo le va todo a nuestro hijo del director favorito? – pregunta con soltura mientras juega con uno de mis lápices.

Me encojo de hombros e intento hacer tiempo para pensar una respuesta elocuente, interesante… algo que revuelva su curiosidad.
– Todo bien. – es mi breve contestación. – ¿Y a ti? –

Ladea la cabeza hacia un lado y luego hacia el otro, como diciendo “más o menos”.
– Pues… todo va genial con Lauren, pero no sé si la sigo queriendo. Genial no es lo mismo que bien, supongo. –
Lauren, su novia… llevan juntos algo así de dos meses, comenzaron a salir la primera semana de vacaciones. Lauren es una chica rubia, voluptuosa, tonta; de esas que la gente apenas ve y piensa “¡zorra!”. Bueno, eso pienso yo siempre que la veo acercar su busto a mi hombre.

– Tú nunca la quisiste, no hagas drama. Te da lo que quieres y listo… – interrumpe Stuart. Ni siquiera si está sentado con Scott deja de arruinar mis momentos de privacidad con Demian. – Déjala y listo, no vas a perder una pierna. Además, tendrías más de dónde escoger los sábados. – Demian ríe ante el comentario de Stuart, permitiéndome ver esa perfecta sonrisa una vez más antes de que termine el período.

Suena la campana y en pocos minutos llega Sabine, siempre como aparecida… parece como si pudiese aparecerse a un lado de Scott como por arte de magia.
La saludo con un fugaz beso en la mejilla y me aproximo junto con ella a los otros tres, que están nada menos que bloqueando el paso al chico nuevo. El tal Seth tiene una sonrisa distinta a cualquier otra que haya visto, me perturba, me inspira desconfianza.
Rechaza a “mi” grupo como si se trataran de un montón de cucarachas y no los tipos populares del equipo de natación. Qué cosas… me gustaría ser el nuevo en algún sitio y ser invitado con todos los privilegios a un grupo elite… o lo que sea esto.

– Maricón seguro. – dice Demian después de que Seth se ha alejado lo suficiente.
¿Acaso estar junto a Demian nos vuelve heterosexuales a todos?... mi presencia demuestra lo contrario, así que… ¿por qué no puede ser Seth heterosexual aún si se decide reunirse con Samuel?

- - -


Acompaño a Demian a comprar su comida, también está Stuart.
Mientras tanto, Scott y Sabine se quedan a charlar de sus asuntos privados a solas. Dan la impresión de ser novios, sobre todo porque Scott juega constantemente con el cabello de Sabine. Cualquiera podría sospechar de la verdadera naturaleza de su relación si no tienen en cuenta que sólo son mejores amigos. Incluso, a veces, la duda se despierta entre nosotros… “nosotros” siendo el reducido grupo de personas con el que comparto bastante tiempo en la escuela.

– Eh, mi hijo del director favorito… ¿quieres algo? – ofrece Demian. El que incluya la palabra “mi” en la oración, reclamándome suyo de alguna manera, me hace sentir especial. Como si calentaran un panecillo dentro de mi pecho.

Reacciono de pronto, me he quedado embobado mirándolo a los ojos.
– Lo mismo que tú. – respondo, delineando una sonrisa genuina con los labios.
Me devuelve la sonrisa y se gira de nuevo a la ventanilla donde ordenan la comida.

Después de un par de minutos se voltea otra vez conmigo y me entrega una barra de chocolate grande, un paquete de galletas rellenas y una lata de jugo de mango. Sé que no me comeré todo esto… pero como me lo dio Demian, seguramente lo guardaré en mi mochila y suspiraré cada vez que inhale la putrefacción de su obsequio.

Nos sentamos a la mesa, provocando un silencio incómodo entre Sabine y Scott.
Pero si de silencios incómodos se trata, seguro que ninguno se compara al que provocan Samuel y Seth al sentarse en una mesa contigua a la de nosotros. No comen nada, por lo que sospecho que sólo quieren molestar a mis compañeros… y vaya que funciona; nadie habla hasta que suena el timbre.

- - -


Una vez que estamos en el aula de historia me percato de mucho movimiento entre mis compañeros. Salen, entran… sale Sabine, sale Samuel, sale Scott, entran dos porristas, sale un fracasado… no, no me refiero a mí mismo, yo sigo dentro.

Me quedo sentado en una de las bancas mientras Stuart y Demian se mantienen de pie a unos pasos de mí. Cuando se acercan, Demian decide sentarse a mi derecha y apoya un brazo sobre mis hombros.

– ¿Te comiste todo? – pregunta con emoción.
Niego con la cabeza y saco la barra de chocolate y el paquete de galletas de los bolsillos de mi pantalón. Sólo me tomé el jugo… y con cierto pesar, pues las calorías no se van con nada más pensar.
– Ah, disculpa entonces… no sabía que querías desaparecerte. – me da una suave palmada sobre el vientre y me quita la barra de chocolate de entre las manos. – Ya, no seas ridículo… si quieres la comemos juntos para que no engordes tanto. – su actitud es tan… extraña, por momentos puede comportarse como un idiota odioso y en otros ratos puede parecer un angelito inocente.

– Nada más como advertencia, soy celosa. – no me entero en qué momento llega Lauren, pero aquí está, con sus enormes senos, enormes labios, enormes… ojos… y enormes lo que sea. Parece su propósito arruinarme el momento.

– Cree que está gordo, ¿puedes creerlo? – comenta Demian mientras se pone de pie.
Entonces saluda a Lauren con un rápido beso en los labios. Deja la barra de chocolate sobre la mesa y entonces se sienta junto con su novia en otra banca, justo a un lado de la mía.

Noto que llega Scott. Saluda a Lauren con demasiada amabilidad y después se sienta junto a mí. Lo noto algo inquieto.
– ¿Pasa algo? – finjo interés. Su vida no me preocupa, ni siquiera es tan guapo.

– Nada, no pasa nada. – responde con molestia. Al fin que ni quiero saber… siempre me ha tratado como un cero a la izquierda. Pero no importa, pues yo no quiero la posición que representa Sabine en su vida… a mí me basta con ser el cero a la izquierda de Demian.

– En fin… – me pongo de pie y me acerco a Demian con la barra de chocolate en la mano. – Ten, tú tienes más hambre que yo. – declaro. Niega con la cabeza mientras ríe y de un momento a otro tapa con la mano la boca de su novia, callándola.

– En un rato comemos, no desesperes… tengo que cumplir con mis deberes y listo. – sonríe de nuevo.
De nueva cuenta me hace sentir especial. Es como si algo cálido llenara mis interiores. Quiere compartir algo conmigo… no sólo el chocolate, sino el momento… quiere dedicar unos minutos a hacer algo completamente cursi junto conmigo.
Y Lauren arruina mi momento una vez más, pues se destapa la boca y se lanza directo a los labios de Demian. Sinceramente, prefiero comerme yo solo el chocolate antes que probar las extrañas secreciones de Lauren… pero no la dejaré ganar tan fácil, éste chocolate nos pertenece a mí y a Demian, me lo merezco más que ella.

Suspiro y decido darme media vuelta, harto de tanto arrumaco. Noto que ahora mi lugar está ocupado por Stuart, y por lo tanto no me queda ninguna opción para tomar asiento en la proximidad de mis supuestos amigos.
Mientras medito la situación, aprovecho para enterarme de un chisme no muy interesante… mera conversación ajena sin peso alguno. Lauren va en nuestro curso, sólo llegó tarde porque tuvo algunos inconvenientes… seguro estaba practicándose un aborto en el polo norte. Ni siquiera la busqué en las listas porque no me preocupa su estadía en el colegio… aunque su presencia sí que me preocupa, de hecho me molesta.
No me entero de esta información porque lo digan Lauren o Demian; en realidad lo están comentando un par de compañeras a menos de dos pies de distancia. Me dan escalofríos al verlas… tienen una extraña costumbre de maquillarse mal y alborotar sin sentido su cabello teñido de colores exóticos.

Alzo la vista y busco entre mis compañeros… sólo queda una mesa vacía contigua a la de Samuel y el tipo nuevo. Pues vaya, yo no los odio ni me dan miedo… bueno, Samuel no me da miedo. Supongo que no tiene nada de malo que me siente junto a ellos.

Después de un rato en clase me es obvio que Seth lleva un rato mirándome. De vez en cuando voltea con Samuel y le dice algo al oído, después ríe mientras que Samuel se queda en silencio y trata inútilmente que Seth aleje su atención de mí.

Seth toma la mano de Samuel con la suya y entrelaza sus dedos; entonces se gira hacia mí, forjando una expresión que consigue inquietarme. Hasta ahora me parece relevante el hecho de que el profesor de física supiera con exactitud que Seth es el nuevo alumno. ¿Acaso no me enteré de todas las juntas respecto a psicópatas de nuevo ingreso?

– A ti tampoco te quieren mucho, ¿verdad? – dice con un fingido tono lastimoso, destilando el mayor veneno posible en la oración.
Y pues no, no me quieren… o más bien no notan mi presencia. Talvez sólo Demian. Qué va, ninguno se percata de mí.

– ¿Se puede saber por qué te importa? – respondo de inmediato.

Samuel intenta arrebatarle su mano pero Seth lo mantiene aprisionado.
– No, no te confundas… a mí no me importas, yo no soy uno de tus amigos… bueno, tú no tienes amigos, ¿o me equivoco?
Definitivamente no me enteré de ninguna junta acerca de Seth Halmrast.
Me encojo de hombros en señal de respuesta, simplemente para no darle la satisfacción de saberme intimidado.

El otro intenta recuperar la plenitud de su mano nuevamente, otra vez en vano. Hace un gesto de dolor, lo que indica que Seth lo aprieta con fuerza. Entonces Seth acerca la mano de Samuel a sus labios y besa el dorso con cariño, incluso cierra los ojos como si fuese algo serio.

– Suéltame… por favor. – suplica el moreno, pero la réplica de Seth es una breve carcajada.

– Silencio, cariño, los caballeros estamos hablando. – bromea, pero lo suelta al instante después de decir la frase.
Samuel masajea su mano izquierda con los dedos de la derecha, sospecho que es más que nada para sentir el calor que dejaron los labios de Seth sobre su piel… y bueno, también puedo tener mis momentos románticos, incluso si son inoportunos.

– En fin, ¿por qué estás con esos idiotas?... ¿es porque son… guapos? – dice esto con poca seguridad, como si ninguno le pareciera atractivo.
Talvez ni siquiera sea homosexual, porque para no notar siquiera a alguno de los tres se necesita estar ciego… excepto Stuart, porque es mi primo y no le encuentro gracia alguna.

– Porque son mis amigos. – declaro con convicción, aunque ni yo supongo que sea verdad eso de la amistad entre nosotros. Pero mentiría sobre cualquier cosa con tal de callar al nuevo…

Se rasca la cabeza por unos segundos y rueda los ojos. Puedo percibir su impaciencia.
– ¿Cómo te lo digo de manera sutil?... – se hace un breve silencio y entonces vuelve a tomar la magullada mano de Samuel, pero esta vez el moreno se escapa del agarre con facilidad.
Seth gira los ojos nuevamente y deja salir un suspiro.
– Bien, entonces lo hago completamente a mi manera… pero no te quejes si no te gusta. – advierte a Samuel, pero éste lo ignora. – Samuel quiere que vayas con nosotros al centro comercial.

Samuel voltea enseguida, demostrándome una de tres cosas: no me ha invitado, se muere de la vergüenza por el atrevimiento de Seth, o ambas. Por supuesto, la primera me parece más acertada. Tengo mala fama… Samuel no se arriesgaría así de fácil.
A fin de cuentas, lo importante es que uno de ellos dos me está invitado al centro comercial… por una parte, si me ven con Samuel creerán cosas que son verdad pero no quiero que sepa nadie; y por otra, si me ven con Seth seguro me harán preguntas incómodas y me acusarán de tener trato con alguien que supuestamente no debo. Lo bueno es que mis “amigos” tienen práctica de natación por la tarde… y mi ausencia no les preocupará ni un poco… además que ya tienen a una animadora, Lauren. Así mejor, no la veré tocando el perfecto torso de Demian mientras las vulgares gotas de agua se atreven a delinearlo.

– Pues… está bien, supongo. A nadie le ha… – me interrumpo a mi mismo pues Seth ha dejado de mirar en mi dirección desde que dije “está bien”. Ahora platica con Samuel con total tranquilidad.
Seguro que tiene una maestría en “cómo molestar a una persona”.
¿Por qué me habrá invitado?... creí que nos había rechazado a los cinco durante el almuerzo.
Notas finales: Las imágenes de los personajes secundarios de éste capítulo, que son tres:
Stuart McMullen. Demian Hagget. Lauren Heigl.

Espero les haya gustado el capítulo, el personaje, y cómo se va desarrollando la historia. Cualquier comentario, o queja, para recalcar alguna discrepancia mía, estoy dispuesto a leer todo tipo de crítica y las agradezco.

Un abrazo, y muchas gracias por leer.

No puede ser posible, de nuevo el servidor me da problemas para responder tu comentario. Quiero matar a alguien. No tengo idea de por qué me pase esto. GirlOfSummer aquí está mi respuesta:

Gracias por un nuevo comentario, así me entero que viste la contestación al anterior en las notas finales. Este servidor tan dificultoso.

Qué bien que te haya agradado Scott. Disculpa si en algún momento te llegó a incomodar la apariencia de Samuel, no intentaba ofender a nadie de ninguna manera ni encasillarlos; no pienso que los depresivos sean emo, de hecho… en fin, me guardo mi opinión respecto a esa tribu urbana.

Algún día me plantearé la idea de hacer una historia en México, así reflejaré cierta realidad del país hasta ahora con respecto a la homosexualidad. Machismo overflow, en fin, creo que… sí se me ocurren algunas cosas.

Un saludo, espero que te gusten los siguientes capítulos.


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