Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I Choose You por Kouryuu Shizuka

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capitulo 02

Yohji dejó encima de la mesa su cuenco del desayuno, y después se limpio el bigote con la servilleta blanca. Miró a los que estaban sentados allí con el, Shiro y Momoe. Heiro aun dormía, cosa que no les importaba a ninguno de los que había en aquella mesa.

- Qué rápido has desayunado abuelo - se fijó Shiro, viendo como este sonreía

- Tengo que hacer un par de cosas antes de que Heiro despierte - explicó a medias el señor

- ¿Qué? - no entendía Shiro al hombre - Siempre te quedas a medias con las explicaciones... suelta...

- La ropa de Heiro no es... muy buena por decirlo de alguna manera... - se metió de por medio Momoe ya que su marido soltaba pocas palabras - Así que tu abuelo le va a llevar a comprarse algo de ropa

- ¡¡¡¡Oh!!!! ¡¡¿En serio?!! - Shiro se levantó bruscamente de la silla, apoyando sus manos en la mesa - ¡¡Yo quiero ir!! - parecía un niño pequeño - ¡No! ¡Mejor! Le llevaré yo, así no tendrás que descuidar la tienda, no es seguro dejar a la abuela sola

- ¿Y las clases? - Momoe no parecía muy convencida con esa decisión de su nieto

- Oh vamos abuela... - se sentó de golpe en la silla cruzando los brazos - Hoy apenas haremos gran cosa... además me lo puedo permitir, y llamare a Shizue para que me dé la tarea del día... por favor... - sus ojitos suplicaban el permiso

- Bueno... - terminó por aceptar la señora, desde luego a aquella mirada, no le podía negar nada

- ¡¡Genial!! - volvió a saltar Shiro de la mesa, dándole un gran abrazo a su abuela, después echo la vista atrás, y vio como en el umbral de la entrada de la cocina, se encontraba Heiro - Ya estás despierto, ¿cómo has dormido?

- Esto... pues bien... dormí mas de la cuenta... lo siento...

- Nada - movió Shiro una mano con despreocupación - Me voy a cambiar mientras tú desayunas ¡que nos vamos de compras! - y acto seguido salió al pasillo, dando pequeños saltitos en dirección a su cuarto

- Eh... - Heiro se quedó mirando extrañado la energía que tenia aquel muchacho, con una tremenda gota de sudor en la frente

- Heiro - le llamó Yohji -, nosotros nos vamos a trabajar

- Aquí tienes el desayuno - la pareja se levanto de la mesa - Que te diviertas en el paseo con Shiro, tened cuidado

- Sí... no se preocupe... - Heiro despidió a su nueva familia, y después fue a la cocina, sentándose en la silla, y admirando aquel tremendo desayuno que tenia frente a él.

- No te va a comer - Heiro oyó aquella voz dulce de Shiro tras de él, y volvió la vista -, mas bien tú te lo vas a comer a ella - sonrió abiertamente el muchacho, tomando asiento en la mesa

- ¿Qué es eso de ir de compras? - Heiro pasó por alto aquella broma, no le apetecía hablar de los desayunos tan miserables del orfanato, y eso cuando los había

- Hombre, sé que te gusta mi ropa - bromeó el muchacho - Pero te esta algo estrecha... no te queda mal, pero no es plan...

- No quiero ninguna clase de ropa nueva - el muchacho dejó el vaso de agua fuertemente sobre la mesa - No quiero que me compréis nada... ya tengo ropa...

- Bueno pues... - Shiro creía entender el por qué de aquella actitud -... entonces el que se va de compras soy yo, y tu me acompañas, y después a ver a los abuelos a la tienda... - se levantó de la silla y salió de la cocina - y después iremos a un restaurante que seguramente te gustará mucho... y después... - el chico seguía haciendo planes para aquel día

Heiro observó por donde se había marchado el chico, con una mirada entre perdida, extrañada, de tristeza y sobre todo de no entender nada.

*****

- ¡Oh! Mira esto de aquí, ¡es genial - Shiro no dejaba de coger jerséis en sus manos, pantalones, tocaba todo lo que había en aquella tienda

- No entiendo como puede tocar todo a la vez en tan poco tiempo... - susurró Heiro viendo el espectáculo

- Shirozake es un muchacho muy hiperactivo - rió de manera escueta la dependienta que estaba a su lado - Siempre que viene es el mismo espectáculo, es muy asiduo a esta tienda

- Eso es porque me gusta - sonrió Shiro acercándose a ellos con un montón de ropa sobre sus brazos - Dime Itsumi, ¿qué talla crees que tendrá? - La chica miró a Heiro y le respondió - Pues vale, tráele este de esa talla, y esto de aquí también, y esto y esto... así y, esto también, lo demás es para mí

- Te he dicho que no...

- Tú a callar - le ordenó Shiro, y como no le dio tiempo a reaccionar, sacó la tarjeta de crédito y pago, antes de que a Heiro le diese por alguna tontería

*****

- Ya te dije que no quería nada - Heiro estaba disgustado por lo que había hecho

- ¿Y quién te ha dicho que sean para ti? - Shiro parecía decirlo muy enserio, y tanto, que Heiro se sonrojó un poco por el corte que le acababa de dar - ¡Es broma! Que serio te has puesto... jejejejeje

- Uhmf - frunció el ceño el muchacho de ojos azules - ¿Cuántos años tienes? ¿10?

- Pues no - le miró con cara de interrogación, parándose en seco - Tengo 19, ¿por qué?

- Déjalo... un año menor que yo y mira como te comportas... - Heiro se detuvo frente a una tienda a observar algo, que le llamó mucho la atención, y que siempre lo había hecho

- Es bonito - le sorprendió Shiro mirando aquel escaparate - Es un abrigo que iría con tu personalidad - dijo mirando el dicho abrigo largo, de cuero gris oscuro - ¿Lo quieres?

- No - Heiro siguió adelante, y Shiro le siguió sin rechistar, cosa que le extraño bastante

Siguieron caminando por la ciudad, Shiro seguía en su particular misión de comprar cualquier cosa que se le antojase, Heiro simplemente le observaba sin hacer algún gesto

- Sigues empeñado... - le dijo Heiro bastante molesto

- Escúchame - Shiro le miró con aquellos ojos, que emitieron un pequeño brillo, cuando volvió la cabeza hacia él - Por ahora nosotros cuidaremos de ti - dijo muy serio y segundos después, su expresión cambio totalmente - …sta es la tienda de los abuelos ¡vamos! - entro rápidamente a una tienda

- Tienda de muebles y decoración... - leyó Heiro antes de entrar a la tienda

*****

- Ahora vuelvo - interrumpió Shiro la conversación con sus abuelos - Voy al "Kuonji" a reservar una mesa y a decir que vayan preparando la comida

- Tráenosla a nosotros - dijo Momoe - Hay mucho papeleo por hacer bastantes clientes y no tenemos tiempo de ir a comer

- ¿No? - puso cara de pena Shiro - Bueno, pues ahora os la traigo - y dicho esto, salió corriendo de la tienda

Heiro vio como los abuelos se puso cada uno a su tarea. La mujer se puso a atender a los clientes y el hombre a manejar algunos papeles. Observo la tienda. Acogedora como el apartamento, una acogedora tienda de muebles y artículos de decoración para la casa. Vio como el abuelo se saco las gafas y se paso los dedos por los ojos, parecía algo cansado.

- ¿Se encuentra bien? - preguntó preocupado Heiro al ver aquel gesto

- Se me cansa la vista con tanto número... - suspiró Yohji - Y no me trates de usted si no quieres que me enfade - le dijo con cariño

- No sé mucho de números... - bajo la cabeza Heiro avergonzado, la verdad es que tenía poca cultura en todos los sentidos

- Pero se puede aprender - dijo el hombre tendiéndole una libreta de hojas amarillas en su punto de mira - Ahora mismo estoy haciendo el próximo pedido a la fábrica y haciendo el balance de lo que costará... ¿me ayudas? - y vio como el chico asintió

*****

- Ya he llegado - anunció Shiro abriendo la puerta con mucho énfasis. Algunos clientes que ya conocían su manera de ser, sólo le miraron y sonrieron, recibió la acostumbrada regañona por entrar de aquel modo por parte de su abuela, pero lo que le extraño, fue el no recibir el saludo de su abuelo

Shiro dirigió su mirada hacia el final de la tienda, donde había un escritorio, con el ordenador y algunos papeles, y allí sentados, bastante entretenidos, se encontraba su abuelo, explicándole a Heiro alguna cosa, no sabía qué, pero el chico de cabellos azules parecía bastante interesado en intentar entenderlo. Shiro se acercó a ellos y dejo el paquete de comida del restaurante, encima de una mesita.

- Qué entretenidos... - les interrumpió Shiro con su típica sonrisa en la cara

- Le estaba enseñando a hacer un pedido... - explicó el abuelo, mientras miraba al muchacho

- Es tarde, supongo que tendrás hambre, ¿por qué no os vais a comer?

- Pero...

- Tranquilo, ya puedo yo solo, me has ayudado mucho - tranquilizó el abuelo

- Vamos, vamos, seguro que te gustara esta comida - Shiro agarró por el brazo al muchacho levantándolo de la silla - Dejo esto aquí, no me lo mováis mucho del sitio que no quiero perderlo de vista - el chico depositó una bolsa encima de la mesita

*****

- ¿Te ha gustado? - preguntó Shiro al que iba a su lado

- Sí, todo es mejor que... - de repente se paro en sus palabras

- Hablas poco - comentó sin animo de ofender Shiro - Parece que estés en la Luna, muy pensativo. Supongo que será porque es tu carácter... o será que yo soy demasiado animado - se puso delante de él, con las manos a la espalda, y sonriendo abiertamente

- ¿Por qué yo? - Heiro miró directamente a los ojos del muchacho

- ¿Uhm? - no entendió él

- ¿Por qué yo en vez de uno de los pequeños del orfanato? Lo necesitan mas...

- Debajo de ese aspecto tan duro tienes buen corazón eh... - susurró amablemente, aunque se puso algo serio al ver como le miraba de aquella manera ese chico - Ya has visto a mis abuelos... son mayores para poder hacerse cargo de un niño pequeño...

- ¿Entonces? - estaba ansioso por saber Heiro

- Por eso mismo que te he dicho... - más bien que serio, estaba triste - ...además necesitan a alguien que les ayude a llevar las cosas de la tienda, a transportar muebles...

- ¿Y tú qué? ¿Estás de adorno?

- ¡ Yo soy un negado para esas cosas ! - respondió nuevamente con una risa - A mí lo único que me gustan son las letras, de mayor seré escritor. Y a ti te tocará trabajar en esa tienda, mientras yo escribo en el ordenador mi premio Nóbel a la mejor obra literaria - el chico comenzó a soñar despierto

Heiro vio como Shiro se ponía en marcha, de nuevo a la tienda de sus abuelos. Al menos ya sabia la razón de porque estaba allí, aunque aun no la entendía muy bien. Aun se le escapan muchos detalles, cosa que esperaría aclarar con un poco mas de tiempo. Por el momento solo había pasado apenas un día allí, pero eran una gente agradable, aunque el chico era algo extraño...

*****

Shiro se encargaba de responder al teléfono, mientras sus abuelos tomaban un descanso en la salita que había detrás, Heiro se defendía en atender a los clientes, con amabilidad, aunque con muchas dudas, que Shiro le solucionaba. Era bueno que se fuese haciendo a ese entorno, ya que según los abuelos, trabajaría allí con ellos.

- ¿En qué puedo ayudarle? - preguntó educadamente Heiro a una chica, de cabello negro azabache largo, vestida de uniforme de marinera, que acababa de entrar a la tienda

- Nada, gracias - respondió la chica - Vengo a ver a Shiro-kun... ah, allí esta - señaló al escritorio - ¡Shiro-kun! - y fue directamente hacia él

- Shizue-chan, que sorpresa verte por aquí - saludo Shiro gentilmente

- He ido con unas compañeras de clase a tomar algo, y como me quedaba cerca la tienda, me he pasado, me ha preocupado mucho no verte en la escuela Shiro...

- Lo siento, Shizue - se disculpó Shiro en una risa - Cuando vaya a faltar te avisare

- ¿Prometido? - se ilusionó la chica

- Prometido - respondió él - Ah, ¿te acuerdas de quién te hable ayer por la noche?

- Sí claro... como no olvidarlo... - dijo la muchacha algo molesta y vio como su amigo hacia una seña al chico que la había confundido con una cliente, y éste fue hacia allí

- Te presento a Heiro, desde ahora trabaja aquí - sonrió Shiro presentándolos - Ella es Shizue, una compañera de clase

- Ah... así que es éste... - Shizue groseramente se quedó mirándole de arriba abajo cosa que molesto a Heiro y lo demostró frunciendo el ceño

- Shizue... no seas así

- Déjala que sea como quiera... - respondió Heiro con voz seca - Total con ella no me interesa mantener ninguna clase de contacto - y se dio la vuelta dándole la espalda y yendo a donde se encontraba una señora que acababa de entrar a la tienda

- Encima es un imbécil - desde luego a la chica no le había caído muy bien

- ¿Y cómo quieres que sea después de como te has comportado? - recriminó Shiro bastante serio - Te dije que no le fueses a tratar mal

- Uhmf - Shizue parecía estar bastante molesta, así que dirigió su mano al maletín de la escuela, sacando unas hojas, y las dejó fuertemente en la mesa con desagrado - Aquí tienes la tarea que nos pusieron hoy, me voy, ya te dije anoche que esto no me agrada, así que no me pidas que me comporte amablemente.

Dicho esto, Shizue se dio la vuelta, y salió a pasos agigantados, y de mal humor del local, no sin antes dirigirle una mirada de desprecio al chico que le acaban de presentar.

*****

- No se lo tengas en cuenta - Shiro rompió el silencio entre ellos dos, mientras iban en el ascensor del edificio hacia el apartamento- Shizue es una chica muy cariñosa y agradable... no se fía mucho de los extraños

- Sobre todo de los que vienen de lugares como el que vengo yo ¿no? - Heiro lo dijo con bastante dureza y desprecio - Seguro que vosotros pensáis lo mismo... - susurró por lo bajo

Shiro no hizo ningún comentario a lo que acababa de oír, simplemente se limitó a abrir la puerta del ascensor, y después, la puerta de casa. Al entrar dejo las llaves en una pequeña mesa que había a la entrada, se sacó los zapatos poniéndose las zapatillas y se dirigió hacia el salón. Heiro se entretuvo en cerrar la puerta con los cerrojos de seguridad y se quedó allí en pie, como si le hubiesen pegado con pegamento.

- Heiro-kun - asomó Shiro su cabello plateado por detrás de la esquina del pasillo - ¿Te importa si utilizo yo el baño primero? Así tendré tiempo para terminar la tarea y acostarme pronto...

- No hay problema... - contestó con su característica voz, se sacó los zapatos, se puso las zapatillas, y oyó como Shiro corría hacia el cuarto de baño, él dirigió sus pasos hacia la habitación, y vio como encima de la cama de su compañero de cuarto, se encontraban todas las bolsas de las compras que había hecho ese día

Heiro se sentó en su cómoda cama, y se recostó sobre la pared. Le dolía un poco la cabeza, y se sentía herido. Aquella chica con esa mirada despreciante le había herido. Había bajado la guardia debido al día tan increíble que estaba viviendo, cosa que no debió de permitir. Paso el rato en silencio, hasta que escucho la puerta del cuarto de baño abrirse, y como los pasos se acercaban al cuarto. Después la puerta se abrió, y el olor a jabón perfumando embriagó el ambiente.

- Ya tienes el baño libre... los abuelos han ido a casa de unos conocidos suyos, así que volverán algo tarde- le dijo Shiro, secándose el pelo con una toalla, observando al chico lo extraño, más aun, que estaba - ¿Estás bien?

- Sí... sólo necesito tomar un buen baño - respondió éste levantándose de la cama, aun con los ojos cerrados

- Heiro... - le agarró Shiro del brazo cuando se cruzo con él, y vio como el chico abrió los ojos para mirarle - No te preocupes por nada... - su mano volvió a la toalla para seguir secándose el pelo, cuando el chico de los ojos tristes siguió su camino

*****

Heiro acabo su baño una hora después de haber entrado, se había quedado como una pasa, pero le había sentado de maravilla estar sumergido en aquel agua caliente. Aunque su dolor de cabeza no se había mitigado, había estado pensando en algunas cosas de ese día. Abrió la puerta del cuarto, una luz tenue lo iluminaba, era la lamparilla que había al lado de su cama. Miró hacia la de Shiro, y este ya se había quedado dormido. Algo le sorprendió cuando se fijo lo que había encima de su cama, se dirigió hacia ella, y cogió la prenda en sus manos. Se trataba de aquel abrigo de cuero gris oscuro que había visto durante tanto tiempo en aquel escaparate. Volvió la cabeza hacia donde dormía Shiro y su mirada se humedeció, después colgó el abrigo en el armario para que no se estropease, y él también se acostó. Se tapó con las mantas, apago la luz, y observó la habitación que se encontraba débilmente iluminada por la luz de la luna, que se filtraba a través de los cristales de la puerta de la terraza. Y se quedó dormido con un pensamiento...

-"Por ahora nosotros cuidaremos de ti" - no dejaba de repetirse en su mente - ¿Qué ha querido decir con "por ahora"? - y el miedo se adentró en su cuerpo

Fin 02

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).