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Una llaga que pudre su alma por Lalamy

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Capítulo 1

/Baja la voz, por favor…/


*Yo jamás he visto al famoso Lex, lo único que se de él es que le gusta hacer llorar a Adán y golpearlo cuando tienen sexo. Mis padres saben de su relación tortuosa, y muchas veces han querido aconsejarlo de que se deshaga de una vida así, con un tipo que no vale la pena, y que si se volvía violento lo demandase. Pero Adán lo único que decía al respecto era que no se metieran en su vida, o se largaría de la casa, sin duda para mis padres aquello, era la peor amenaza que les podría decir, pues lo amaban con todo su corazón, era el hijo perfecto, el santo, el mártir… el era la vida de ambos*

- ¿Qué te hizo esta vez?- le dijo Claudio a su hermano una noche que llegó el mayor tarde, y con los ojos hinchados.
- Hice una horrible escena de celos pensando que Lex me engañaba con otro, y resultó ser su primo ¡Soy un idiota!

*Siempre tan mártir…*

- ¿Se enojó contigo?- le preguntó.
- Si…
- ¿Te pegó?
- ¡NO! ¡Deja de hablar como si fuese un monstruo!

*Siempre tan bueno…*

- Pero a él le fascina golpearte…
- A mi me gusta que lo haga.

*Toda una gran mentira*

- Mira Claudio… es algo que no entenderías…

*Por supuesto que no*

Cuando Adán llegaba al departamento de Lex le encantaba cuando ese lo recibía tomándolo de la cintura y arrastrándolo hasta adentro pidiéndole que lo hicieran de inmediato, como si lo necesitara, lo deseara.

- Muérdeme…- le pedía a su novio, que con complacencia lo hacía.

Ambos se desnudaban frente al ventanal que daba al vacío, el último piso de un gran edificio… nadie notaría desde afuera lo que hacían. Apagaban las luces para que sólo fuesen tenuemente iluminados por las luces urbanas y las escasas estrellas en el oscuro firmamento infinito. Aquellos ventanales eran tan grandes que parecían ser las únicas paredes del lado derecho de la sala de estar, y se apoyaban en ellos como una extraña forma de excitación… una sensación que sólo ellos tenían.

*Esa era la parte bonita de la historia*

*Un día cuando entré a la habitación de Adán lo vi llorando amargamente con la cabeza hundida en su almohada. Yo me quedé mirando el show, el show de Adán, el pobre tipo que daba todo para que la relación funcionase y no resultaba como él lo deseaba*

- ¿Qué pasó ahora?

El mayor miró al menor.

- Nada…- susurró entre las lágrimas.
- ¿Hasta cuanto soportarás?- preguntó Claudio, no conmovido por la escena, mas bien asqueado.
- No sé de qué hablas.

*Eres un estúpido, hermano. Eres un idiota que no merece ser feliz*

Claudio se quedó inerte con la vista en el joven apesadumbrado por una razón desconocida para el menor…

Adán se puso en pie y caminó hasta donde su hermano, abrazándolo fuertemente, Claudio tenía tanta rabia que no podía devolverle el gesto, manteniéndose rígido.

- Te gusta sufrir ¿verdad?
- Las cosas no son como te las imaginas.

*No mereces ser feliz*

- Claudio… ¿me escuchas?

*No puedes ser feliz*

- ¿Claudio? ¿Pasa algo?

*¡NO SERÁS FELIZ!*

Y fue cuando se dio cuenta:

Su hermano y él tenían la misma estatura.

Casi el mismo rostro.

El mismo estilo de ropa.

La misma voz.


- Eres… despreciable…- terminó por decirle- me avergüenzo tanto de parecerme a ti… eres…asqueroso… verte me produce vómito, nauseas, asco…te odio tanto, eres despreciable… ojala te mueras…- hablaba entre dientes como si no se pudiese aguantar la rabia que tenía.
- Hermanito… ¿Qué estás diciendo?-dijo Adán con los ojos llorosos, y tapándose la boca- ¿Qué te pasa conmigo?
- Te odio… te odio tanto…

Era como veneno para el corazón de Adán, su hermano, su pequeño hermano diciéndole aquellas atrocidades con tanta seguridad y con tanta rabia…

Y con esa misma rabia empujó a Adán a la cama, el joven agredido cayó asustado por lo que le pasaba a su adorado Claudio, un niño que siempre fue tan gentil y maravilloso con él ¿Qué le estaba sucediendo? ¿Por qué se comportaba así? ¿Qué le había echo?

- No eres más que un cuerpo… tus sentimientos desaparecieron ya hace mucho
- ¡¿DE QUE HABLAS?!
- Nadie te quiere Adán, ni siquiera ese Lex, que ahora te debe estar engañando con quizás quien… ¿No lo viste una vez besándose con tu mejor amigo? Debe de estar acostándose con él ahora mismo, pasándola excelente.
- ¡CALLATE!
- ¿Y sabes que? Lex la debe pasar de maravilla, porque quizás tú eres pésimo en la cama, sino, no te frustrarías tanto.
- ¡MENTIRA!
- Lo peor de todo es que ya no tienes ni amigos del cual aferrarte, y en la universidad te está yendo horriblemente…
- ¡CALLATE POR FAVOR!- se tapaba los oídos, era tan influenciable.
- Ni siquiera puedes conseguirte un nuevo novio por que te ves fatal, quizás por eso Lex ya no te llama con tanta frecuencia, verte le debe dar asco, igual que a mi…
- Si un día murieses... nadie lloraría por tí, por que todos se cansaron de tu persona.
- ¡CALLATE, CALLATE!- se puso en pie, y lo empujó hasta la salida, cerrando así la puerta- ¡EL ME AMA! ¡NOS AMAMOS!- sollozaba- ¡NI TU NI NADIE NOS VA A SEPARAR! Así que… cállate… por favor…

*Abre los ojos… te lo suplico…*

Sonó el celular de Adán.

Era Lex.

El joven aclaró su garganta, y contesto:

- ¿Lex? Amor ¿Qué pasa?
- Juntémonos en Juice fruits ahora… tenemos que hablar- y cortó.

*¿Cuánto estamos dispuestos a soportar por amor?*

*Si el amor es así de tortuoso… preferiría no conocerlo jamás, lamentablemente... lo hice... y con la persona equivocada*




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