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Never leave you por xilema95

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Notas del capitulo:

¡Hola chicas! ¿Me recuerdan? (probablemente no, lo comprendo D: ) Bueno, de cualquier forma, aquí está el último capítulo.

Antes que nada, quiero disculparme por la terrible tardanza, es algo que realmente no tiene excusa (bueno, si podría excusarme con el hecho de que no me gusta escribir si no está bien hecho, y detesto entregar capítulos de mala calidad… -?-) pero el tiempo no tiene justificación. Me dejo ya de sermones, y las dejaré con la historia (la cual espero no esté tan random, ya que me desconecté por mucho tiempo del fic D: ). Con todo mi cariño, y gracias por apoyarme.

¿Faltas de ortografía? Lo siento si las hay, juro que revisé esto como cinco veces, pero SIEMRE hay algo que se escapa ¬¬

Capítulo VII.- Volar

 

Caminaba por las calles, mostrando su ánimo emocionado. Era quisquilloso cuando la gente lo llamaba repentinamente para algún compromiso o reunión; pero si se trataba de Soubi… Oh, Soubi. Por él podía hasta salir de su casa en pijama a las cuatro de la mañana y atravesar el rincón más oscuro del parque central.

No le gustaba la poca luminancia de las calles; era peligroso, incluso para él. Aunque claro, el que fuera una persona a la que le atrajeran las personas de su mismo sexo no significaba que no supiera defenderse. Sabía propinar buenos golpes si alguien se le ponía enfrente, pero si ese alguien poseía un arma, la veía un poco más difícil.

Ya podía vislumbrar el fraccionamiento donde su compañero de arte vivía. Había comprado una buena cantidad de cerveza; claro, sólo para relajar el ambiente…

Su vista inquieta se clavó en varios de los callejones que cruzaba  para asegurarse que no había nadie maniático oculto por allí. Sin embargo, un movimiento en un sitio oscuro lo hizo abandonar su caminata confiada.

Una figura parecía avanzar entre las callejuelas, al parecer rumbo a la dirección a la que se dirigía él. Iba un poco más adelante, por lo que no podía distinguir bien a la persona. Se tambaleaba torpemente, mostrando su dificultad para caminar. Era una forma deplorable para andar por la ciudad.

«Algún estúpido ebrio.» Torció la boca de forma desdeñosa, muy lejos de burlarse por lo ridículo que lo veía. Apresuró el paso para evitar al sujeto tan pronto como le fuera posible.

Pasó no muy cerca del extraño, tratando de evitar el mínimo contacto visual; hasta que el cabello escarlata que resaltaba por las luces de algunos faros lo hizo caer en cuenta de la identidad de la persona.

— ¿Natsuo?

Pero el mencionado no pareció escuchar el llamado de atención. Kyo lo examinó rápidamente. Lo primero que se preguntó fue que hacía tan tarde por las calles; estuvo a punto de reprenderlo, de no ser por lo distraído  –por no decir autista– que lucía.

Lo miró de arriba a abajo, y en cuanto su mirada fue descendiendo, se dio cuenta de que el joven gatuno cubría con una de sus manos parte de su abdomen. Se alarmó ante lo que podía significar.

— ¡Natsuo! ¿Qué te sucedió?

Se acercó al chico, quien reaccionaba de forma lenta; quitó la pequeña mano que cubría su estómago y comprobó con horror lo que había supuesto. Una herida muy seria se encontraba en el cuerpo del chico, y si no se atendía pronto habría consecuencias fatales.  Observó el rastro de sangre que mostraba el recorrido del pelirrojo, ¿Cuánto tiempo habría pasado desde que fue herido de esa manera?

Sin pensárselo más lo cargó a modo matrimonial, tratando de acomodarlo lo mejor posible. El pequeño ni siquiera preció darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor, y sólo atinó a cerrar los ojos de forma rendida. No era una buena señal.

………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..

—Soubi, Natsuo está tardando demasiado…

El hombre de cabello rubio dejó su labor artística, contemplando la expresión casi desesperada del más pequeño. Ya sin rodeos, dijo lo primero que vino a su mente.

—Tú estás ocultando algo más.

Así de directo fue con el menor; y desgraciadamente parecía estar en lo correcto. La cara de Sagan expresaba una mezcla de culpa y miedo. El chico dudaba en si guardar silencio era lo mejor, pero decidió mantenerse reacio a cualquier interrogatorio innecesario.

Unos fuertes golpes en la puerta alarmaron a ambos. Soubi se puso en estado de defensa, hasta que escuchó el llamado desesperado de su amigo, exigiendo que abriera la puerta.

Y el rostro de Youji mostró el terror que nunca antes había experimentado cuando sus ojos contemplaron la escena frente al marco de la puerta. Lo más resaltable ante él era su mejor amigo y la sangre que de él provenía. Sin apenas procesar los movimientos de su cuerpo, ya se encontraba entre Soubi y Kyo, intentando arrebatarles a Natsuo. Necesitaba cargarlo en sus brazos, hacer que le dijera qué le había ocurrido para poder vengarse, disculparse por haber sido un imbécil. Pero éste parecía no tomarlo en cuenta; mantenía los ojos cerrados y no pronunciaba palabra.

«No me ignores…»

Cómo le abominaba que lo ignorara, como le dolía que ni siquiera abriera los ojos ante sus gritos de llamado. Porque simplemente estaba dormido, ¿No? –Mentira–. Su propia negación le impedía ver más allá de la realidad; no asimilaba que fuera otra cosa más que Natsuo dormido, quizás con la sangre proveniente de un pequeño raspón.

— ¡Soubi, hay que vendar la herida y llevarlo al hospital cuanto antes!

— ¿Hace cuánto tiempo lo hirieron? ¿Viste quién lo hizo?

— ¡No lo sé! Lo encontré cuando venía para acá; había un camino de sangre algo largo… Temo porque la herida no sea tan reciente…

— ¡¿Qué demonios?! ¡Natsuo no va a morir! ¡No puede morir!

El hombre de cabello rubio se giró hacia Sagan, con una mirada tan gélida y penetrante que el chico sintió como si le hubieran drenado todo su valor.

—Ustedes ocultaban algo desde ayer. ¿Qué fue lo que pasó para que Natsuo haya sido herido de esta forma?

Comenzó a temblar, sintiéndose como un criminal en el banquillo de los acusados.

—Nosotros… La profesora Nagisa… Aceptamos la operación para poder sentir, ¡p-pero no te dijimos nada porque…!

Y una limpia bofetada le fue brindada en respuesta antes de que pudiera terminar; tan fuerte y cruel que lo hizo tambalearse y caer al piso. Youji se estremeció y apenas atinó a acurrucarse en su lugar, tan absorto en el sentimiento de culpa que ignoró el creciente ardor en su mejilla. Ahora mismo se sentía como una  cucaracha que sólo merecía ser aplastada por ser algo repulsivo en sí.

Observó cómo lo recostaban y aplicaban presión con una gasa para detener el sangrado tanto como fuera posible.  Sin esperar más, llamaron a una ambulancia para que fuera atendido médicamente.  

Aquello era una injusticia. Miró de forma angustiada cómo el pelirrojo reposaba en una camilla mientras eran conducidos al hospital. Sin sus habilidades como Zero era un inútil. Si Natsuo le dijera quién lo había herido, igualmente no hubiera podido hacer nada. Se preguntó cuánto daño le habrían hecho primero antes de apuñarlo. ¿Lo habrían drogado? ¿Lo habrían golpeado hasta el cansancio? ¿Lo habrían violado?...

El estómago se le revolvió sólo de pensarlo. Estuvo a punto de tener un ataque de histeria, pero observó que aún conservaba sus orejas. Aquello lo tranquilizó un poco… sólo un poco.

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No supo cuántas horas habían pasado. Escuchó a los médicos decirle algo sobre que no debía estar tanto tiempo al lado de Natsuo, o terminaría colapsando por el cansancio. No le importó. Su amigo aún no abría los ojos, a pesar de que estuviera conectado a todos esos cables y aparatos. No importaba que el alba ya se avecinara, seguiría junto a la cama de su luchador hasta que recuperara la conciencia, y cuando abriera los ojos, él estaría allí para brindarle su mejor sonrisa de bienvenida.

Tomó la delgada mano, que descansaba en el blanco colchón. Se veía muy pálida. Quiso maldecirse a sí mismo por todas sus erróneas decisiones. Lo falsos juegos de flirteo que ocultaban la malicia de ver sufrir al contrario sólo habían demostrado lo estúpido que era. Fue un error querer darle celos con Yamamoto. Fue un error haber decidido dejar de ser Zero. Y fue un error imperdonable haber dejado ir a Natsuo de esa forma el día anterior en el parque. Ahora estaba perdiéndolo, en todo sentido. Sostuvo la mano contraria entre las suyas, pidiendo clemencia a quien sea que estuviera a cargo de la justicia y el perdón de este mundo.

«Protégelo… Protege a quien quiero…»

Un débil sonido en el aparato de junto, constante al principio, comenzó a decaer, mientras la ya débil respiración del pelirrojo comenzaba a volverse un suspiro desvanecido. Y entró en pánico. Sintiéndose desfallecer, observó  cómo un médico y dos enfermeras entraban al cuarto al instante, tratando de salvar la joven vida que se iba entre ellos.

Intentaban sacarlo de la habitación por la crítica situación, pero se negó en lo absoluto, forcejeando con algunos miembros del personal. Tuvo que entrar Agatsuma para llevárselo contra su voluntad, sin poder hacer nada más que maldecir al ser tan débil.

 

Y allí en la sala de espera, no lo soportó más. Las lágrimas salieron en un grito sofocado de impotencia, sintiendo cómo cada segundo lo iba desgarrando más por dentro. Soubi se limitó a observarlo junto con Kyo, que se encontraba cruzado de brazos, suspirando pesadamente por lo que parecía aproximarse. Sabía que el chico no tenía ninguna culpa por lo que había ocurrido, y que no debió haberlo golpeado de esa forma en el departamento; después de todo, ellos eran seres vivos que sólo deseaban experimentar lo que el resto de los humanos percibía con su cuerpo de forma natural. Pero la inmadurez de ocultarlo inevitablemente condujo al error.

 

Finalmente el doctor salió de la habitación, con aquel rostro impávido tan característico de aquellos que practicaban la profesión. Se acercó hasta los tres, quienes aguardaban en espera de una noticia.

—Dígame… —la voz de Youji se escuchó primero, aunque se quebraba por momentos—que Natsuo…

—El chico ha sido estabilizado —contestó el hombre, tranquilizando al trío. El joven de cabello azulado estuvo a punto de desmoronarse al piso por el terrible susto, sintiendo como hallaba la luz al final del abismo.

—Estuvimos a punto de perderlo, pero se aferró a la vida. Es un chico muy fuerte. Aún no recobra la conciencia, pero es por la pérdida de sangre; seguirá hospitalizado–…

— ¿Por cuánto tiempo? —interrumpió Sagan, ya ansioso por tenerlo junto a él.

—Calla y déjalo terminar —respondió Soubi para contener al menor, prestando atención al médico.

—Si no surgen otras complicaciones, al menos tres días. Debemos concentrarnos en sus órganos, ya que la herida fue algo profunda, pero lo peor ya pasó. Ya pueden irse tranquilos, después de todo han estado aquí desde ayer en la noche; confíen plenamente en nosotros y descansen ustedes también.

Sagan estuvo a punto de protestar, de no ser porque Kyo entró en escena para ayudar. Tras darle una última visita al chico, partieron rumbo a casa.

 

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Durante el tiempo que pasó, Youji iba diariamente a visitarlo, en ocasiones acompañado por Ritsuka, quien también mostró su preocupación en cuanto se enteró de lo ocurrido. En todas las veces que había ido, Natsuo siempre se encontraba dormido, por lo que sólo se sentaba a observarlo o propinarle una sutil caricia, murmurándole suavemente cuánto deseaba que pronto estuviera en casa.

—Ya te echo de menos, para poder molestar a Soubi juntos… —decía mientras acariciaba la cabellera rojiza, la cual lucía revuelta y más apagada por el descuido—. Cuando te recuperes, vamos a ir de nuevo al parque, pero esta vez no vamos a separarnos… ¿Te gustaría, verdad? —sonrió tristemente, sabiendo que el chico tenía el sueño tan pesado como siempre, y no estaba presente con él mentalmente—. Estoy seguro que sí… y cuando salgamos, vamos a pedirle a Soubi y al idiota de los piercings que nos preparen mucha comida deliciosa…

Soltó un suspiro, cansado. Se levantó de su sitio junto a Natsuo, contemplándolo. El tiempo de visita estaba por agotarse. Se inclinó para darle un pequeño beso en la frente, cuando escuchó un sonido de la boca del pelirrojo. Se apartó sólo un poco para observar mejor. Estaba despertando.

— ¡Natsuo!...

El mencionado se frotó los ojos con lentitud, mientras reconocía a su amigo. Pronunció su nombre suavemente, mostrando una débil sonrisa.

—Hola Youji…

Y el de cabello azulado no controló las ganas de abrazarlo, mientras pensó que definitivamente existía un Dios que había escuchado sus ruegos. Ahora comprendía la necesidad de los humanos por tener fe, ante su fragilidad contra el mundo que los rodeaba.

—Estaba tan asustado… Creí que iba perderte…

Y el joven del parche lo rodeó suavemente con sus brazos, confortándolo. Lo entendía, él también se hubiera sentido morir de haber estado en el lugar de Youji. No sabía cuánto tiempo llevaba allí, pero aunque hubieran sido sólo horas, comprendía el sentimiento que consumía el ver a un ser querido de la forma en que él había estado. Le recordó cuando él mismo había enloquecido al ver a Youji colapsar en su batalla contra las otras Zero. Era algo horrible.

—Lo siento… por preocuparte…

Una enfermera entró para avisar a Youji que la hora de las visitas había terminado, exasperando al chico. Finalmente estaba hablando con Natsuo después de todo el incidente, y ahora alguien venía a interrumpirlos por un estúpido régimen de horarios.

—Deme unos minutos más —no fue una petición; fue una orden. Aquello sólo enfadó a la joven.

—Lo siento. No puedo tener consideraciones con nadie; el tiempo es igual para todos. Le sugiero que se retire por las buenas…

— ¡Ni crea que por ser mujer voy a…!

—Déjalo Youji… Falta poco para que salga, así que no tienes por qué ponerte así. Pronto hablaremos todo lo que quieras…

Sonrió cálidamente, pero para el de cabello azulado había algo que faltaba en la expresión de Natsuo. Aquella sonrisa no era una ansiosa, tan llena de cariño como lo había sido antes. Se preguntó si más que la herida física, había sido lastimado psicológicamente.

—Bien. Nos veremos mañana…

—No; preferiría esperar hasta que esté en casa. ¿Podrías cumplir mi petición?

Estuvo a punto de protestar, pero aquel rostro tan apagado lo hizo desistir, y soltó el aire pesadamente mientras asentía como promesa. Se retiró lanzando una mirada áspera a la mujer, abandonando el cuarto y el hospital.

Natsuo miró perdidamente las sábanas, mientras su mente divagaba en lo ocurrido hace varios días. Había sido apuñalado, y obviamente Youji estuvo tan preocupado como lo hubiera estado Ritsuka. Pero cuando volviera a casa, tan sólo tendría la cálida bienvenida de un amigo. Porque Youji ya no le pertenecía. No, nunca le perteneció. Tan sólo se mantuvo a su lado, reprimiendo lo que realmente deseaba de él. Ahora Youji tenía alguien más, y aunque le doliera, respetaría eso. Pero para eso necesitaba distanciarse un poco de él, porque toda esa atención por parte de su sacrificio le haría creer que aún tenía una oportunidad.

«Si no quieres nada conmigo, ya no me trates de la misma forma que antes…»

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Después de los tortuosos cinco días en que permaneció hospitalizado, fue dado de alta con las recomendaciones mínimas para evitar que su herida volviera a abrirse. Fue recibido gratamente por Youji y Ritsuka; Kyo le dio unas palmaditas mientras le replicaba por el susto que le había dado, mientras que Soubi se limitó a conversar con ambos chicos sobre sus nuevos cuidados y responsabilidad al ser seres ordinarios. Mostró su lado amable al decirles que a pesar de lo que había ocurrido, confiaría plenamente en ellos para actuar con madurez y cuidarse por sí solos.

— ¿Aún te duele, Natsuo? —preguntó Ritsuka, ahora al tanto de la situación de sus amigos.

—No mucho… Si no hago movimientos bruscos, no me duele.

—Me alegro —y mostró una sonrisa cálida, al percatarse de que el joven pelirrojo ya no parecía ser el mismo de antes. No preguntaría nada si éste no quería hablar, dejaría que fluyera por su cuenta.

Youji también se había dado cuenta de eso. Sabía que Natsuo era el más tranquilo de los dos, pero aquella aura que transmitía entraba más en la apatía y melancolía.

—No parecen tan apegados como siempre, ¿o sí? —susurró Kyo a su compañero de pintura, observándolos desde el comedor, ya que los menores se encontraban en la sala.

El otro rubio observó fijamente a los Zero, sin necesidad de ahondar mucho en detalles para comprender lo que ocurría. Al cabo de un rato, Soubi se llevó a Ritsuka a comer fuera, mientras Kyo se fue junto con ellos para regresar a su propio departamento, todos percibiendo el verdadero motivo de la salida.

Y así pasó un corto momento, como dos extraños forzados a estar bajo un mismo techo.

—Lamento que tengas que quedarte a cuidarme… —comentó suavemente el pelirrojo, tomando una taza de chocolate que le había preparado su compañero.

— Hablas como si fueras una carga para mí, ¿Desde cuándo te portas así conmigo? —más que una pregunta, era un reproche, a lo que el otro no supo cómo responder exactamente.

—Yo… sólo me da pena quitarte tiempo que podrías aprovechar.

— ¿Aprovechar? ¿Con qué o con quién? —ahora sí comenzaba a molestarse.

«Con tu novio, idiota…» fue lo que quiso decir el joven del parche, empero se abstuvo de mencionarlo siquiera.

El otro no parecía entender lo que su compañero pensaba, por lo que se posicionó frente a él, con la mirada algo dolida, pero demandante.

—Natsuo, ¿acaso ya no te agrada que esté contigo? ¿Ya no me soportas?

Y el rostro de Sagan, cuya cercanía era escasa, era tan suplicante que le fue muy difícil a Natsuo contenerse.

— ¡No hagas esto! —Lo apartó suavemente, incapaz de mostrar indiferencia ante su ex sacrificio—. ¡Deja de hacer que tenga ideas equivocadas contigo!

Ahora los papeles se habían invertido, mientras Natsuo trataba a toda costa de mantener la compostura, lo cual era muy complicado con aquella súbita explosión emocional.

— ¿Pero qué?... ¡¿Qué es lo que tienes en la cabeza, Natsuo?!

— ¡No trates de tomarme el pelo! ¿Crees que no sé que ya tienes pareja? —ante esto, el otro comienza a comprender lo que su amigo decía—. Yo lo acepto… pero no quiero que continuemos llevándonos de la misma manera… No está bien, al menos no para mí.

«Él lo vio… —pensó horrorizado—vio aquello hace unos días…»

—Seguiremos siendo amigos y compañeros, pero nada más. No quiero que sigamos con esos juegos de insinuaciones, es impropio. Siempre ha sido ridículo.

—Natsuo, espera… eso no es lo que…

—Ya dije que no tienes que ocultarlo —trataba de mostrar una expresión neutral, pero ciertamente los celos estaban carcomiéndolo—. El que hayamos sido Zero no quiere decir que tengamos que estar atados de por vida.

—Pero qué…

No tenemos que estar atados de por vida.

Aquella frase había calado en el de cabello azulado, sintiéndose a punto de caer en un estado catatónico.

«Entonces… ¿no tenemos que seguir juntos? ¿No quiere que sigamos juntos?...»

Su rostro se ensombreció. Ya no quería seguir con rodeos.

—Entonces, ¿estás dejándome libre?...

— ¿A qué te refieres con eso? —la expresión del pelirrojo mostró confusión. Youji no parecía estar contento con el hecho de que podía ser feliz con quién quisiera. ¿Quién lo entendía?

—Ni siquiera te interesa escuchar lo que tengo que decir al respecto... ¿Quieres librarte de mí con la excusa de que piensas que tengo novio? Joder, pudiste haber sido directo.

—N-no te entiendo —el del parche realmente se sentía cada vez más aturdido con la situación— ¿Qué estás…? Yo te vi en el parque cuando te… con tu amigo…

— ¡Sí, viste el beso! ¿Y sabes qué?  ¡Lo rechacé! ¡Rechacé los sentimientos de Kioku! Pero ni siquiera tratas de saber qué pasó… ¿¡Me quieres tan poco para que ni siquiera trates de recuperarme!?

—Y-Youji, espe–

— ¡Yo habría tratado de tenerte de vuelta! ¡Con mis propios métodos, pero lo intentaría si ocurriera! —Cogió a su compañero de la camiseta, mientras el otro dudaba por su integridad física— ¡Maldita sea, Natsuo! ¿¡Por qué siempre me la has puesto tan difícil!? ¿Es que jamás he sido lo suficientemente claro contigo con respecto a mis sentimientos? ¿Tan malo soy para eso?

Y su voz se quebró en el acto. La angustia de estar a punto de perderlo en el hospital, y la sensación que experimentaba ahora con la posible pérdida en su relación terminaron por derrumbarlo. No supo cómo, pero terminó por apoyar su cabeza en el pecho de Natsuo, incapaz de mostrar su rostro en esas condiciones.

—Yo… Yo te quiero, Natsuo. Más que como mi amigo, o mi luchador. Y tú… siempre, siempre, has tomado por juego el querer formar un equipo con Ritsuka —finalmente lo estaba diciendo, estaba vaciándose, aunque fueran pensamientos infantiles—. Al principio no le tomaba importancia… pero luego comencé a perder la línea entre cuándo bromeabas y cuándo lo decías en serio —se mostró acérrimo a levantar la cabeza, ni siquiera quería ver el rostro de Natsuo en esos momentos. Seguramente tendría una expresión de burla o lástima—. Dime, ¿era divertido? ¿Te era divertido verme loco de celos?

—Youji, yo… —Quiso hacer el máximo esfuerzo por ignorar los –casi imperceptibles– sollozos ahogados por parte de su sacrificio—. Realmente no quise…

—Me has hecho daño Natsuo. Y yo… sólo quise devolvértela.

—N-no pensé que tú… que yo en verdad te…

—Somos unos idiotas ¿sabes? Porque si tan sólo fuéramos amigos, nada de esto estaría pasando. Los celos entre nosotros serían ridículos, como dices. Nunca hemos querido ponernos serios por una vez en la vida. Pero por culpa de esto… Ahora ni siquiera sé si me sigues considerando tu mejor amigo…

Y su cabeza fue levantada con delicadeza, encontrándose con el rostro destrozado de Natsuo. Parecía estar a punto de llorar. Sólo entonces, por la posición, pudo sentir sus propias lágrimas, cayendo débilmente por  sus mejillas.

—Yo creí que… ya no me querías —las mejillas del otro tenían el mismo color de su cabello—. Porque cuando te vi así de contento por tus salidas con él… El beso que vi me derrumbó, Youji. Creí que podía asumir las cosas con serenidad, pero por primera vez, quería estar muerto.

Ambos se miraron fijamente, conectándose. No mediante el lazo que habían mantenido como Zero; se estaban conectando mediante su corazón.

La duda y el temor se hicieron presentes mientras se acercaban. Ambos estaban tan inseguros, que les aterrorizaba avanzar. Pero cuando cayeron en cuenta que ya nada podía ponerse peor, poco les importó arriesgarse.

Rozaron suavemente sus narices, cerrando los ojos ante el pequeño contacto. Tan sólo eso estaba acelerando sus corazones a mil por hora.

—Te quiero…

Y pusieron fin a la tortuosa espera. Fue una caricia suave, pero rebosante de sentimiento. Natsuo se sintió desfallecer ante tanta felicidad; pensó que probablemente era un sueño y aún se encontraba en el hospital. Youji  hizo más presión en el beso, no le era suficiente. Aquello definitivamente no se comparaba con su experiencia en el parque. Tan sólo en ese segundo, cada fibra de su cuerpo había vibrado de placer. Tomó el rostro del pelirrojo, el que había ansiado acariciar desde hacía mucho. Contorneó sus facciones, acarició su cabello, robándole a su compañero suspiros apenas audibles. El otro, mareado por tantas sensaciones corriendo por su cuerpo, sólo atinó a sujetarse con fuerza de la espalda de su compañero. Sentía aquellos besos sobre sus labios, mejillas, y luego unos cuantos más en su cuello. Después de eso, sentía que podía morir allí mismo en paz.

Aquellas manos acariciando suavemente la espalda de Youji no estaban ayudando a calmarlo. Comenzó a excitarse más de la cuenta; seguro Natsuo lo hacía a propósito. Mordió suavemente el labio inferior contrario, logrando que el pelirrojo abriera la boca en un jadeo. El joven del parche sintió una corriente eléctrica en todo su ser. Jamás creyó que los labios serían una parte tan sensible si se hablaba de placer. Pero sólo cuando profundizaron el beso, creyó haber muerto y alcanzado el cielo. Un gemido escapó de su garganta ante tan maravillosa sensación. Se aferró con fuerza a Youji, demandando más. Y le fue concedido. Pensó que podía estar así por siempre, era algo incomparable, adictivo. Ni siquiera supo cuando había terminado en el suelo, con el cuerpo de su ex sacrificio sobre el suyo. La calidez que brotaba de él, sintiéndolo a través de su ropa, poseyéndolo de una forma inigualable. Estaba acorralado, y eso le fascinaba. Como fuego a su alrededor, sus sentido sólo se concentraban en apresurarse, y ser ya uno con su, ahora, amante.

—No te separes de mí… —susurró el del parche, entre los escasos espacios que se daban tras los besos; mantenía sus ojos cerrados ante tan agradable somnífero—. Siempre juntos… O moriré.

—Siempre juntos —reafirmó el otro, hechizado con el momento. Sin embargo, tras una breve pausa, se separó.

— ¿Q-qué estás haciendo? —reclamó Natsuo, dándose cuenta que Youji ya no planeaba llegar más allá—. Ven aquí y termina lo que empezamos… ¿O te estás arrepintiendo?

El de cabello azulado lo devoró con sus vibrantes ojos violetas. El cabello cobrizo revuelto, las mejillas extraordinariamente sonrojadas, la respiración irregular. Ciertamente no deseaba dejarlo sólo allí, pero en un momento de auto-moralidad, decidió desertar.

—Claro que no —mostró una sonrisa tranquila—. Pero, aún no estás completamente recuperado.  No quiero que algo llegue a salir mal, y tu herida se abra de nuevo. Ambos la pasaremos muy mal.

—P-pero…

—Es mejor… —se acercó hacia Natsuo, y acarició su rostro. La sonrisa tierna duró unos segundos más, antes de cambiar a una más pícara—. Y cuando te recuperes, podremos disfrutar más.

El pelirrojo se ruborizó aún más de lo que ya estaba, pero luego adquirió la misma expresión que el otro. Ambos habían vuelto a ser los mismos de antes, sólo que ahora, su lazo era irrompible. Mostró una sonrisa ladina, agregando de forma divertida:

—Ehh˜ Youji, pervertido…

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El invierno había llegado de forma sutil, envolviendo todo a su alrededor con cambios apenas visibles. Pero antes de que uno se diera cuenta, ya toda naturaleza y paisaje en Japón se encontraba tapizada de un afelpado cobertor blanco.

Con ella, llegaban las festividades de navidad y año nuevo. Pero con un grupo de chicos, la atmósfera no sería con la clásica aura empalagosa de amor infinitamente profesado. Su reunión tomaba la forma de una relajada comida, con bromas y uno que otro insulto. Aunque claro, no eran muy fuertes, ya que en esta ocasión, había una dama presente.

— ¡Qué alegría! ¡Yuiko está muy emocionada de estar en una fiesta con Ritsuka-kun y sus amigos!

—Yuiko… aún sigues con eso…

La chica se sonrojó con el comentario de Aoyagi; comprendió lo que intentaba decir.

—Ah… q-quiero decir, ¡estoy muy emocionada por estar contigo y tus amigos!

— ¡Tú puedes hablar como gustes, Yuiko-chan! Eres muy divertida —exclamó Kyo, soltando leves risitas causadas por la cerveza que sostenía—. Es sólo que Ritsuka es un amargado. Ignora lo que te dijo.

— ¡Por supuesto, Yuiko-chan! —Apoyó Yayoi, quien también había sido invitado—. Esa manera de hablar definitivamente te hace ver más linda de lo que ya eres…

—Niño pícaro… —comentó mordazmente el de los piercings—. No creas que no veo tus intenciones.

La pequeña pero cálida reunión era en casa de Soubi, como siempre. Un pavo comprado en el supermercado, cervezas, refrescos y postres. No era una fiesta espectacular, pero mientras todos estuvieran allí, disfrutando la compañía de los demás, era suficiente. Como una familia.

— ¿Entonces, finalmente  has decidido darle una oportunidad a esta chico? —preguntó Natsuo a la única señorita presente, haciendo referencia a Shioiri.

—Bueno… —miró hacia el suelo, un poco avergonzada—. D-digamos que lo estoy dejando acercarse un poco más, ¡Pero aún no te hagas ilusiones con Yuiko! —y señaló infantilmente a su amigo de lentes, quien no pudo hacer más que lloriquear en protesta.

Ritsuka suspiró tranquilo. Al menos Hawatari ya no parecía estar tan ilusionada por él como antes. Se estaba dando una oportunidad con alguien más, y eso lo hacía feliz. Del mismo modo que él se estaba dando su oportunidad con Soubi.

—Vas a lograrlo, cuatro ojos —animó Youji, dándole unas palmaditas en el hombro—. Sólo se está dando a desear.

— ¡Lo dices tan despreocupadamente! —Protestó el de cabello azabache—. Los que ya tienen pareja, ven todo lo demás de forma tranquila y fácil…

—Bueno, eso es cierto. Pero no es mi culpa que seas tan lento —sonrió anchamente y robó una papa frita del tazón que Natsuo tenía al lado.

—P-pero… ustedes… —Yuiko no paraba de mirarlos, ya que ella había llegado hace poco, y llevaba un buen tiempo sin encontrarse a los Zero—. Ustedes son de nuestra edad, y… ¡y ya han perdido sus orejas…!

Ambos miraron a la de cabello rosa, algo sorprendidos por su infinita dramatización. Pero sonrieron maliciosamente, como de costumbre.

—Es el amor, Yuiko-chan˜ —respondió Natsuo de forma juguetona, mientras Youji lo abrazaba posesivamente, a fin de poner más nerviosa a la pobre muchacha.

—A-m-o-r —agregó Youji también, divertido con las reacciones que estaban produciendo en ella. Ritsuka suspiró, pero él mismo se avergonzaba de ese tema al igual que Hawatari —. ¿Quieres que te demos unas demostraciones para que no estés tan desinformada cuando llegue tu turno?

—Youji, no la perviertas de ese modo. Ella es ella —y se sujetó a los brazos de Sagan, recostando la parte trasera de su cabeza en el pecho contrario.

—Ehh˜ ¿pero no te gustaría que viera lo que podemos hacer?

— ¡Está bien, ya es suficiente! —Aoyagi estaba rojo hasta las orejas, quizás más que la propia Yuiko y Yayoi.

Y con esa graciosa escena por su parte, se valió de las carcajadas de los Zero y Kyo, mientras Agatsuma revolvió sus cabellos diciéndole lo lindo que se veía al avergonzarse  por el tema del sexo. Obviamente, eso no lo ayudó demasiado. Sólo por un momento, Ritsuka pensó que quizás sería buena idea aceptar ayuda de los Sagan, para callarle la boca a Soubi cuando… tuviera que demostrar que también podía ser un adulto.

Y el tiempo transcurrió, de forma amena, apacible. Entre juegos y disgustos menores, que denotaban la cercanía que todos compartían.

— ¡Iremos por más bebidas! —exclamaron al unísono los ex Zero, encaminándose animadamente hacia la puerta.

—Es tarde, y no van a vendérsela a dos menores —repuso Soubi, aunque no planeaba detenerlos.

—Nos la venderán seguro —respondió Natsuo.

—Porque ya somos adultos—agregó Youji en tono travieso—. Ya regresamos.˜

Cerraron la puerta tras de sí, dejando en los otros un breve momento de silencio.

—Esos dos… Realmente son unos descarados, ¿verdad? —murmuró Kyo, sin saber si reír o envidiarlos. Quizás haría lo primero.

 

Caminaron por las calles, riendo animadamente, sujetándose de las manos como los chiquillos que aún eran.

—Youji, idiota, ˜  olvidaste traer el dinero para el alcohol.

—Cierto, cierto... Y no me apetece regresar a buscarlo, ¿qué tal si vamos a otro lugar mientras piensan que estamos de camino a la tienda?

Natsuo sonrió; ese había sido el plan desde el principio.

Fueron de camino al parque. Había mucha gente alrededor, parecía ser que no eran los únicos en pensar ir a esos sitios durante la navidad. Llevaban un abrigo que los calentaba, pero nada era mejor que la calidez de su acompañante.

—Es realmente genial, ¿no Natsuo?

— ¿De qué hablas?

—Ya somos una pareja de humanos normales. Podemos sentir, todo. Todo.

—Así es… —reposó su cabeza en el hombro de Youji sin romper el abrazo, caminaban con lentitud hacia una de las bancas que se encontraban allí.

Y lo vieron.

Con un aura tranquila, sin transmitir odio o resentimiento. Traía un abrigo de color pastel, pero a pesar de estar rodeado de tanta gente, era inconfundible. Iban a cruzar caminos.

«El amigo de Youji…»

Sin embargo, no estaba solo. Natsuo se fijó bien, ¿Acaso alguien sujetaba su brazo?

— Kioku, realmente eres un romántico… Es la mejor navidad que he  tenido.

Había una linda chica de cabello negro y largo junto con él. Irradiaba alegría y espontaneidad a la vista. Finalmente, ambas parejas se encontraron.

—Youji, qué sorpresa encontrarte aquí… —saludó el castaño como en los viejos tiempos, sin pasar por alto el abrazo que compartía con el pelirrojo.

—Hey, Kioku —no se le ocurría cómo saludar. La verdad, aún no sabía si Yamamoto seguía enamorado de él, pero la chica que lo acompañaba no era un simple adorno, ¿verdad? —. Parece que te lo estás pasando bien… ¿Quién es?

—Sí, se llama Kei… —presentó a la alegre chica, quien hizo un “hola” al aire con la mano que tenía libre—. Es mi novia. Vamos de camino a un restaurante.

— ¡Es un gusto conocerlos! —Saludó la morena con efusión—. ¡Tú debes ser Youji! Kioku me habló de ti, ¿y tú eres…?

—Natsuo —el pelirrojo sonrió, sólo a ella. No ignoró que Yamamoto ni siquiera habló de él con su nueva compañera—. Un gusto también.

—Bueno… Ya debemos irnos —el castaño dedicó una última mirada a la pareja Zero. No era una mirada amargada o melancólica; era una serena y satisfecha—. Que tengan feliz navidad. Nos veremos en otra ocasión.

—Lo mismo digo… Feliz navidad, Kioku —el chico del lunar jamás pensó que hablaría de nuevo con su amigo de una forma tan natural—. Ten felices fiestas con tu novia…

— ¡Pongámonos de acuerdo para planear una salida! —Apoyó la chica, mientras avanzaban hacia su propio destino—. ¡Nos vemos chicos, feliz navidad!

Y se fueron perdiendo entre la multitud, seguramente con maravillosos planes como toda pareja. Permanecieron un rato en silencio, mientras se sentaban en una banca, apartada de toda la multitud.

—Me parece increíble… que al final, haya encontrado una chica —comentó Natsuo. Miró levemente a su novio.

—Bueno… Parece que tira para ambos lados… Lo más probables es que ella se le haya declarado. Y parece ser buena. Estoy seguro que va a darle lo que necesita.

—Él… Realmente es un tipo maduro—murmuró. Más para sí mismo que para su compañero—. Yo no podría hablarte de la misma forma que él hizo si estuvieras con otra persona…

Youji miró fijamente al pelirrojo, y antes de que el otro pudiera preguntar qué pasaba por su cabeza, se inclinó para besarlo de forma romántica y prolongada. Luego de un rato, se separó un poco, mientras Natsuo aún seguía un poco perdido en el momento.

—Yo… realmente me alegro de tenerte, de poder estar con quien deseo. Creo… que no podría buscar a alguien más si algún día llegaras a rechazarme. Simplemente no podría.

—Youji, vamos a casa —lo besó de vuelta, de forma más corta—. Aquí no puedo amarte de la forma que yo quiero…

El otro sonrió, y se retiraron de la misma forma en que llegaron.

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—Me pregunto… si Soubi se fue para cogerse a Ritsuka…

—Es lo más probable… Ya lo comprobaremos cuando lo veamos.

—Se verá raro sin sus orejas… — le fue robado un febril beso, haciéndolo incapaz de pensar más.

—No hables de nadie más ahora, Natsuo. Y sólo piensa en todo lo que voy a hacerte…

El pelirrojo se sonrojó fuertemente; Youji tenía razón. Sobre todo porque Soubi les había dejado el departamento para ellos solos. Claro, no por gran amabilidad; él tenía sus propios planes con un pequeño obstinado. Natsuo dejó que las níveas manos de su amante recorrieran su pecho. Sabía que Youji disfrutaba torturarlo al desvestirlo con lentitud. De vez en cuando él también tomaba el papel activo para retribuirlo, pero lo cierto es que le encantaba ser consentido. Sentía estremecerse, lo volvía loco la manera en que Youji lograba que gimiera su nombre con tanta pasión. Escuchar al otro soltar sensuales exhalaciones en su oído. Sentirlo en lo más profundo de su ser, mientras aquellos ojos violáceos atravesaban los suyos, permitiéndole ver su alma en aquella vulnerabilidad. Compartiendo una intimidad que nadie más podría tener con él.

Ahora podía admitir que nunca en su vida se sintió tan agradecido con su creadora como ahora. Sin duda el placer de sentir era adictivo. Pero lo mejor no era sólo tener sexo, sino saber que lo hacía con la única persona con la que soñó desde que tenía memoria. Lo mejor era poder estar de ese modo junto a él, en penas y alegrías.

Eso nada ni nadie lo cambiaría.

Notas finales:

¡Y bueno, hasta aquí llegamos!

¿Qué les ha parecido? ¿Le gustó? ¿Muy cursi? ¿Muy random? (eso sería lo peor D: ). Lo hice con todo mi cariño para ustedes, que sé que siempre me han leído sin falta (incluso se preocuparon por si había caído muerta en estos rumbos XDD Pero eso y esto no tienen nada que ver… (LOL). Espero me haya salido bien el… ¿lime? (bueno, creo que es tan poco explícito que ni siquiera llega a eso -_-), pero espero se haya captado la idea y el amor (?).

Un saludo y agradecimiento muy grande a todas; créanme, los reviews siempre te sacan una sonrisa *-* Ya sean cortos, largos, y aunque sea sólo un comentario que envían en todo el fic, alegran a una escritora (me ha tocado mandar comments que han hecho que la autora siga la historia después de casi un año sin actualizar :’3)

En FF.Net: Matsuno-chan, sombra88, black-sweet-fire (lo siento, tardé pero igual espero no hayas muerto :3), zaidis, Zero59Mine, damis2369, Black-Angel.Neko (como puedes ver, si regresé XD tarde, pero lo hice :B)  Sumeragi-chan (que a pesar de darle sólo una pequeña leída, igual me dio todo su apoyo, thanks!) y especialmente a Gothicpunkmonkeysthatscream, ¡Un abrazo y gracias por darme tu opinión en cada capítulo! 

Y en Amor Yaoi: darky_girl (un poco antes y quizás hubieras leído todo el fic terminado -w-), Cookiesgirl (como adivinarás, ya tengo compu, pero aún puedes darme dinero si quieres XDD), rotzcoco, luna-chan(sé que es algo tarde para contestar, pero no; no hay segunda tempo de Loveless u_u igual leer el manga es mucho mejor ;D), yahaira, ayame umigami, damis, Musa (bueno, quedamos en que Nagisa es una loca pero pss por primera vez en su vida hizo algo bien XD); carla, missjees, Aline (eres un gran apoyo amiga, aunque ahorita ya casi no podemos platicar, sabes que ahí stamos ;D), J_Wings (gracias por preocuparte tanto, eres un amor x3) y Bea_Bitterness (siempre tan divertida XD también preocupándose, aunque como ya platicamos seguido sabes que estoy más de ociosa leyendo fics que poniéndome a trabajar xDDD)

¡Gracias por seguirme! 8D Y aunque siento que esta despedida en el fic suena como que nunca volveré a escribir (O_O) sólo lo hago porque es el escrito en el que creo que he tardado más, quería retribuirlas n_n ¡Se cuidan un monton, y ahora sí, byebye!˜


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