Capítulo 3: Junto a ti
En el capítulo anterior los titulares decidieron visitar a Kaidoh que andaba desaparecido debido a su enfermedad y el problema empezó cuando alguien más tomó la misma decisión, lo que generó fuertes encuentros en la habitación de la serpiente. Este chico terminó por acompañar a su novia a casa, mientras que los regulares seguían en la recámara.
-Será mejor que nos marchemos antes de que Kaidoh vuelva. Es por su bien y por el de todos.- Accedieron a la demanda del capitán y salieron uno por uno hasta la puerta principal. –Señora Kaidoh, ha ocurrido un inconveniente. Por eso nos retiramos. Lamentamos las molestias.-
-¿Pero de qué molestias me hablas? Es un placer que ustedes estén aquí. Me alegro tanto saber que Kaoru tenga tan buenos amigos con quienes contar.- Se acerca a la puerta para abrirla.
-Se lo agradecemos. Esperamos volver en otra oportunidad.- Salen uno por uno.
-Entonces los estaré esperando. ¡Adiós!- Cierra la puerta tras recibir las despedidas de todos.
-Óiganme los dos, no crean que se han salvado. Desobedecieron mis órdenes. No perdono a nadie que no cumpla con las reglas. Ustedes también cien vueltas.-
-¡¿QUEEE?!- Kikumaru y Momoshiro gritaron al unísono.
-Anímense. Inui los estará acompañando.-
-¡Fuji, eso no nos hace sentir mejor!-
-Momoshiro tiene razón. ¡Oishi, haz algo por favor!-
-Lo siento, Kikumaru. Momoshiro y tú no supieron comportarse. No se van a morir, nos e preocupen.-
Kikumaru se le colgaba del brazo y lloriqueaba pero seguía siendo ignorado. Ya todos se estaban yendo, pero dos quedaron atrás que se detuvieron para hablar.
-¿Qué piensas hacer ahora?-
-Tezuka, ahora más que nada, deseo hablar con Kaidoh. Se que será difícil que quiera escucharme. Pero no podré estar tranquilo si me quedo de brazos cruzados.-
-Entiendo. Se que harás lo correcto.- Se marcha dejando solo a su compañero.
Inui vagaba por los alrededores mientras esperaba. Kaidoh seguí con Yohei fuera de la casa. Se quedaron hablando sobre lo sucedido hace momentos atrás.
-Yohei, lamento que hayas tenido que presenciar eso.- No sabía que eso ocurriría.
-Está bien. Se que no lo tenías previsto. Gracias por protegerme, Kaoru.- Lo abrazó fuerte como si aún siguiera asustada.
-No me perdonaría si te hicieran daño. Sólo quiero demostrar que te…-
Por alguna razón no podía terminar la frase, y cuando más lo intentaba podía ver en su mente varias imágenes de Inui. Era incapaz de decir las palabras que algún día pensaba pronunciarle, aunque se engañaría a sí mismo. La joven se separa de su pecho y lo mira a los ojos.
-¿Demostrarme que me amas?-
-…- Es tomado de las manos.
-Kaoru, seguramente lo que quieres demostrarme es otra cosa.- Su novio no entendía lo que sucedía, pero sospechaba algo. –Se bien lo que está pasando aquí. Escuché a Wakato cuando estaba hablando con Kohei. Realmente te abofetearía, pero ambos estuvimos jugando el mismo juego y a parte porque has sido el mejor chico que he conocido.-
-Has sido una maravillosa compañera todo este tiempo. No se que puedo hacer por ti para agradecerte.- Acariciaba las pequeñas manos que sujetaban las suyas.
-Sólo deja saber a Inui que él gana. Se bien que es capaz de hacer locuras por ti y viceversa.-
-Yohei…- Ambos empezaron a lagrimear y se sonreían. –No digas que él gana. Aquí no hay ganadores ni perdedores.- Al ver que la joven derramaba lágrimas la abrazó, dejando caer sus propias lágrimas.
Estuvieron abrazados durante un minuto. Después se separaron. Sí, todo había acabado pero de buena manera. El noviazgo había terminado en una amistad. Yohei entró a casa y después Kaidoh volvía a la suya. Luego de unos minutos ya sólo faltaban dar unos cuantos pasos, pero antes de llegar a la puerta ve que hay alguien sentado junto a ella, dándole la espalda a la entrada y salida de la casa. Estaba abrazando a sus piernas que estaban flexionadas pegadas al pecho y apoyaba su cara sobre sus rodillas y los lentes de ese chico estaban a su izquierda, sobre el suelo. Kaoru se detuvo un momento para ver bien a asa persona y se sentía mal por ella. Luego se acercó lentamente, tomó los lentes y se sentó al lado del otro y trataba de encontrar una oportunidad para mirarle a los ojos ya descubiertos. De repente algo le llamó la atención: se fijó que había un par de gotas en el suelo, debajo de piernas del mayor. Entonces estiró su brazo derecho para apoyarlo sobre el hombro derecho del muchacho, como abrazándolo, y apoya su cabeza sobre el hombro izquierdo de su compañero. En unos segundos sentía que algo se movía y cuando se dio cuenta ya lo estaban abrazando unos brazos fuertes que les era fácil sujetar su delicado cuerpo.
-¿Estabas esperándome?-
-Sí. Desde que te fuiste. No sabía si no querías que lo hiciera.-
-Yohei se asustó mucho. Sintió que estaría en peligro y es por eso que ahora se fue.- Sentía algo de tristeza.
-Lamento que por mi culpa se haya ido. No quería que te pusieras triste.-
-Ella me hizo muy feliz y fue agradable su compañía, pero eso no se compara con…-
Era orgulloso y eso le impedía decir algunas cosas, pero no sólo con palabras podía demostrar sus sentimientos. Su superior se dio cuenta de que no iba a continuar y le da un beso en la cabeza haciendo que el menor se ruborizara y se acurrucara en sus brazos.
-Kaidoh, me gustaría que me dieras una oportunidad.- Esto estremece a la serpiente. –Quizás no pueda darte lo que Yohei, pero…- Es interrumpido.
-Te equivocas. Ella nunca me dio lo que siempre quise.-
-Me dijiste que ella te hizo muy feliz y que te agradó su compañía. ¿Qué fue lo que no te dio?-
-Lo que no me dio…- Miró a Inui a los ojos y cuando lo hizo, sentía que ese sentimiento especial que tenía se hacía cada vez más fuerte y su corazón latía velozmente como si hubiera corrido demasiado. -…fue a ti.-
Empezó a ruborizarse más y a sentir algo en el estómago pero no era ninguna especie de mal estar. En ese momento su cuerpo se movía por sí solo y por eso se separó del de cabellos parados para levantarse rápidamente y entrar a la casa corriendo sin cerrar la puerta y siguió su camino hasta la puerta de su habitación, que se detuvo para abrirla y entró sin cerrarla. No se percató de que lo habían seguido. Esta persona cerró la puerta con llave, apagó la luz y tomó en sus brazos al que estaba huyendo para acostarlo en la cama, poniéndose encima de él sin soltarlo.
-¡Dime ¿qué estás haciendo y cómo conseguiste la llave?!-
-Lo dejaste sobre la mesa. ¿No crees que fuiste un poco descuidado dejándola sola a mi alcance?- Sonreía como si nada.
-Pues nunca se me vino a la mente de que alguien tomaría la llave.- Lo empujaba pero era inútil. Inui era más fuerte así que cualquier intento que hiciera sería en vano. -¡Inui, suéltame!- Lo empujaba con más fuerzas, a lo que el mayor contestó con un beso en sus labios, haciendo que dejara de moverse.
-¿Por qué quieres que te suelte?-
-¡No seas así!-
-¿Cómo quieres que sea entonces?- Seguía sonriendo. Por más que su querido compañero lo empujara o golpeara o lo que fuese, él seguiría haciéndolo ya que estaba muy feliz de ‘’tenerlo’’ en ese momento y quizás también en el futuro.
-Inui, eres un…- Sentía escalofríos porque sentía el aliento de su superior en el cuello y la mano del mismo que iba recorriendo su camino desde la espalda hasta abajo, acariciándolo, lentamente. -… ¡ERES UN PERVERTIDO!- Luego empezó a sentir unos labios que jugaban con su cuello, que comenzó por unos besos seguidos de lamidas y terminando con mordidas delicadas. -¡¡INUIII!!-
El menor no podía hacer con sus palabras ni con sus brazos que Inui se detuviera. ¿Qué haría entonces? Estaba nervioso y temblando porque unas manos se metieron dentro de su ropa logrando desnudar su cuerpo, entonces más eran los nervios y se estaba desesperando. Aún así seguía luchando por su libertad.
-¡Inui, t-tengo que hacerte una pre...gunta!- Seguí empujando sin darse por vencido, pero aún así no podía terminar de creer que la fuerza no servía con Inui.
-Hmm… me la harás luego. Ahora… estoy… ocupado.- Hacía un camino de besos desde el cuello de Kaidoh, dirigiéndose luego a su pecho y después más abajo.
-P-pero… es… importante… ¿Por… por qué? ¿Por qué lo hiciste?-
-¿De qué… estás hablando?-
-¿Por qué te nos acercabas así, cuando Yohei vino y luego… todos tuvieron que tomarte…?- El mayor se detuvo y se quedó como si estuviera leyendo un libro o algo parecido. Kaoru no sabía que sucedía hasta que recibió la mirada de su amante, quien se acercaba lentamente a su rostro. –Dime… ¿qué era lo que ibas a hacer?-
-... Yo realmente no sabía qué iba a hacer en ese momento. Creo que me estaba dejando llevar por un impulso.-
-¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué se supone que ibas a hacer? ¿Cometer alguna violencia física?-
-No te preocupes, Kaoru. Se muy bien que se hubiera sido eso no lo sería contra ti.-
-Entonces… la ibas a lastimar a ella, ¿cierto…?- Mira para otro lado, triste. De verdad no quería que nada le pasara a esa ex tercera en discordia y aún sigue con lo mismo, a lo que su superior le toma del rostro y lo besa tiernamente.
-No estoy muy seguro de eso, pero no pasó nada. Así que no pienses más en eso. Hagamos de cuenta que nada de eso pasó. No querrás recordar un pasado frío y oscuro en un presente donde por fin haz encontrado la luz y la alegría, ¿cierto, Kaoru?-
Esa sonrisa, esas caricias, esa mirada, esa voz, esa forma de hablar, esa manera de besar, de seducir, de conquistar, esa forma de ser, ese… ese SER era tan irresistible… El menor hizo lo que se le pidió: dejar el pasado, que ha sido pisado, debía dejarlo atrás y vivir el presente. Los dos cuerpos juntos eran abrazados por la oscuridad de la habitación, haciéndolos dormir en ella. Así el tiempo pasó hasta que ya se hizo de tarde, ya faltaba poco para que oscureciera y los dos jóvenes que estaban en la misma cama no se habían percatado del tiempo, entonces se levantaron aunque realmente no quisieron hacerlo. Después de un rato ambos ya se encontraban fuera de la casa y ya se podía oír el cantar de los grillos más el aleteo de algunos insectos voladores que merodeaban por allí.
-¿Sabes, mi querido Kaoru? Después de lo que pasó dentro, aún no me siento satisfecho.- Se le arrimaba al menor acorralándolo contra la puerta.
-Inui, no hagas esto. Alguien podría ver…- Empezó a ruborizarse y eso le encantaba a su superior: se veía encantador.
-Bien. Entonces haré esto rápido.- Con una mano lo toma de la cintura y con la otra le toma del mentón para besarlo, haciendo que la serpiente lo abrazara con fuerzas, quien se había ruborizado aún más. –Este fin de semana estaré ocupado. Así que el lunes pienso compensar todo el tiempo que tengamos que perdernos estos dos días.- Se separa lentamente de Kaidoh dándole una última caricia, se da la vuelta y se va con las manos en los bolsillos como si nada hubiera pasado. –Me alegra haber pasado gran parte del tiempo con tigo, Kaidoh.- Parecía ser el mismo Inui de siempre. Volvió a ser natural al final de todo.
-También me alegra haber pasado gran parte del tiempo con tigo, Inui.- Lo dijo para sí mismo mientras seguía viéndolo hasta que lo perdiera de vista.
Sin su amado a su lado, entró a la casa, fue directo a su cuarto y se acostó boca arriba en la cama, con una pierna flexionada, los brazos entrelazados detrás de su cabeza y los ojos pegados al techo. Kaidoh se sentía la persona más feliz del mundo. Se sentía como en un cuento de hadas. Por fin había conseguido dar con su príncipe después de tantos problemas que estaban en medio. Una vez más el amor salió triunfante.
-Me alegra haber estado… junto a ti, Sadaharu.-