Me gusta observar a la gente, es inconsciente. Pero imagino por sus rostros y movimientos si son felices o llevan alguna preocupación a cuestas.
Se nota a leguas si son felices… a veces sonríen o tienen expresión serena, pero sobre todo parecen brillar.
Yo soy como una sombra andando, camino siempre con la cabeza agachada y creo que me es imposible ocultar mis problemas, soy un tanto callado y me intimido fácilmente. Por eso cuando estoy en la calle, me pierdo en mis pensamientos, a veces a propósito con la música a todo lo que da en mis audífonos, para no oír estupideces al pasar, otras por mera costumbre.
Tampoco entiendo porque la gente siempre lleva prisa… digo, si sabes que la ciudad es un caos, pues cinco minutos hacen la diferencia ¿no?... cuando espero el autobús siempre me pregunto: ¿Por qué no salen un poquito antes de sus casas en lugar de estar maldiciendo como si la culpa fuera de los demás?, ¡en fin!... como dije antes, me gusta observar a la gente, aunque no por eso me interesen sus vidas, no es lo mismo ver sus actitudes que querer enterarse de lo que hacen.
- Uru… que lindo te ves hoy… - ¡otra vez! ese puto de Die… lleva toda una eternidad chingando- sabes bonito… si me das el sí, “te voy a dar toooodo lo que quieras…” -odio que se me acerque como lo hace ahora, oliendo mi pelo y con ese tonito lujurioso y según el de conquistador.
- Déjame pasar Die… tengo que ir al colegio.- trato de pasar pero él me tapa el paso-
- Esta bien… nos vemos en la noche precioso…
¡Maldición! Es viernes… ya no tengo consciencia de en que maldito día vivo.
Así es desde que entre en la adolescencia, cuando mi cuerpo comenzó a estirarse y para mi desgracia mis piernas, cintura y caderas se tornearon, ahora más que nunca tengo apariencia de chica y en el colegio piensan que hasta lo hago a propósito, pero si uso maquillaje se ha vuelto una necesidad. Me da vergüenza que los demás lo noten… aunque para Taka es imposible ocultárselo.
- ¡Shima! Cómo te… ¡OTRA VEZ! –detuvo en seco su saludo al verme y su rostro sonriente se endureció de inmediato-
- Lo de siempre… lo de siempre… no te preocupes. Estoy bien. -sonreí medio resignado y seguimos andando-
~*~RUKI~*~
Me da mucha nostalgia verlo así, ¡Uruha es un gran chico! Es el mejor estudiante, por eso está en el colegio becado. ¡Es un gran amigo! Porque a pesar de sus problemas, que no quiere contar, siempre se preocupa por los demás y apoya en todo.
Una vez más esta golpeado… Sé que es su hermano el que lo agarra de costal de box, aunque él lo niegue y siempre defienda al estúpido ese. Los compañeros no lo notan por que tiene su sonrisa bien ensayada, pero a mí, no puede engañarme.
- Uru, hoy es viernes… -me mordí el labio- pero voy a salir con mis papás. ¿Quieres que te de la llave para que me esperes en mi cuarto? Cenas y descansas mientras llegamos…
- No Taka. No creo que sea buena idea si no estás, además que van a decir tus padres…
- Por ellos ni te preocupes, toma. Guárdala y si no vas, no hay problema.
- Gracias Taka… te preocupas demasiado.
No tengo ni idea del motivo, pero sé bien que Uruha evita estar en su casa los fines de semana. Desde que lo conocí es así de reservado, pero poco a poco se ha ido abriendo y al menos cuando está conmigo deja de ser el chico tímido que todos conocen, me gusta cuando sonríe, ¡pero cuando sonríe de verdad! Porque está feliz o porque algo pasa que lo sorprende. Por desgracia eso pasa muy poco, sólo cuando yo digo o hago estupideces le veo así. Tardo bastante en pedirme quedarse en mi casa, ya se había quedado anteriormente por algún trabajo que teníamos que hacer o por ayudarme para los exámenes, pero un día se animo y yo con gusto lo recibí, ese día por primera vez le sentí relajado. En vacaciones incluso se ha ido conmigo y con mi familia a casa de mis abuelos, por eso fue que descubrí que su sonrisa es hermosa.
Y también nos hicimos mejores amigos por ese tiempo, porque para mí ¡Uru es mejor que mi hermano!
~*~URUHA~*~
Unas risas grotescas me despertaron… ya llego Aoi y sus compinches. Con suerte y no notan mi presencia, otra vez estoy escondido dentro del closet con lamparita en mano… me da miedo la obscuridad.
- Ototo… ¿Qué haces ahí? Tenemos visitas, ¡que van a decir! –Aoi me levanta del brazo. Apesta a alcohol y como siempre me da un beso en los labios y me hace caminar con su mano en mi trasero-.
- ¡Uruha precioso! Ven a saludarnos… ¿Qué no nos quieres? –Reita, el mejor amigo de mi hermano se me acerca como si también mi amigo fuera-.
- La verdad no… Yuu, tengo mucha tarea, mejor los dejo solos.
- No ven aquí, -Aoi me sentó en sus piernas y acaricio mi muslo- ya te he dicho que no me gusta que uses pantalón largo en la casa -susurro en mi oído mordiéndome el lóbulo de mi oreja-.
-¡Aoi, no seas envidioso! Préstanos a tu hermanito -al oír a Kyo decir eso, mi impulso me llevó a refugiarme en los brazos de Aoi, como sea es mi hermano y prefiero que me toquetee él y no uno de sus depravados amigos. Sé cómo se las gastan-.
El pollito no quiere… -Yuu se sonríe orgulloso de que le prefiera-.
Después de un rato les veo embriagarse y drogarse. Reita y Die se besan y manosean sin reparo, Kyo se ha quedado dormido y Aoi me lleva al cuarto. Siempre es así…