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Somos Crueles por Chibi-Chan

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Notas del capitulo:

Volvemos tan frescos como lechugas y seguimos con las votaciones. Come on, quiero seguir viendo esos puntos subir y subir más. Después de un largo (casi) mes va ganando NaruSasu. (LOL)

Vamos ItaSasu fans, Itachi los necesita. Quiere lemon igual que todo ser humano. Denle el gusto. Naruto ya lo tuvo por mucho tiempo.

Pero hablando de todo un poco, hoy es un día muy especial. ¿Por qué hoy día 6 de enero es un buen día y, a parte, especial? Pues en orden, hoy hace un año fue mi primera aparición en amor yaoi, sí, hace exactamente 365 buenos y hermosos días que escribí y publiqué mi primera historia, llamada "Sólo me queda tu recuerdo". Fue una linda historia, aún me sigo emocionando n///n.

El caso es que celebramos nuestro primer año desde la existencia de ChibiAiNeko corp, cambiando nuestro nombre a Chibi-chan corp. ¿Por qué hablo en plural? Pues porque, sin ustedes, llegar hasta donde estamos no hubiera sido muy probable, ni siquiera pensable. Así que, Chibi-chan y ChibiAiNeko no soy sólo yo, también están ustedes. Les doy mis sinceras gracias por haberle dado una oportunidad a este fic y por esperarlo en mis incontables retrasos.

Bueno, se puede decir que éste capitulo es un regalo de corazón, para vosotros y para mí. (¿Por qué dije vosotros y no ustedes? No sé, simple costumbre.) Como quisiera poder hacer más para festejar éste día... ¡AH! Pero que feliz puede hacer un día como éste a una chica normal de un México normal. Es raro ¿no? ¡Hoy también es día de reyes! Vamos a comer rosca y chocolate caliente y tamales y más rosca hasta reventar o hasta que salga el tan adorado muñequito, si es que no me lo como por error.

Bueno, feliz y prospero comienzo de año.

Enjoy!

P.D: Estos proximos capítulos me dedicaré a lo que la mayoría de los encuestadores hacen justo en medio de una votación. Me gustaría decir que prefiero que gane Itachi, pero, para su suerte, soy imparcial. Pero lo que haré será nada más y nada menos que...

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¡Influenciar las votaciones!

No tengo nada en contra de Naruto pero quiero hacer esto más emocionante y veremos varias explicaciones, como el por qué del fallecimiento de la pequeña Yuki, el alejamiento de Itachi de su ototo, las razones que podría tener Sakura para hacer lo que hizo y muchas cosas más. Todo esto significa que pasaremos estos capítulos dentro de las instalaciones del hospital Akaeda, que vendría siendo lo equivalente la primera de las tres semanas que Sasori ya aclaró hace poco. (Muajaja, odio los hospitales T______T)

Por cierto, para l@s que tenían la duda de cuándo terminaré con la votación, pues el límite será hasta que termine el capítulo catorce, esa será la última oportunidad. Y, si mis cálculos no me traicionan, eso será cerca de abril, porque cada capítulo (12,13 y 14) tendrán sus respetivas 1ra y 2da parte, sino me expliqué bien de todos modos avisaré ese mismo día. Pero eso no quiere decir que vayamos a acabar pronto con el fic, tengo planeado de 25 a 30 caps, y espero no estarlos aburriendo n_n. Sinceramente, no creo que nadie vaya a leer todo esto, pero si ya lo han hecho ¡Felicidades! xD

Ahora sí, enjoy! (y feliz día de reyes)

~Bienvenidas ~ 1ra Parte~

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*He estado creyendo en algo tan lejano
Como si yo fuera un humano
Y he estado negando esta sensación de desesperanza
En mí, en mi*

20 de Junio. Hospital Akaeda. 04:28a.m. Maternidad. Sala 5, habitación actual de Uchiha Sasuke.

Bendita la mañana. Bendito el próximo amanecer. Sasuke daba gracias a todo por ver nacer a su bebé.

Como se puede apreciar, Sasuke estaba dormitando con el sueño ligero sobre una cama de hospital de blancas sábanas. La ventana de la habitación estaba abierta, pero no importaba mucho, porque, faltando dos días para que comenzara el verano, el rico calorcito ya se sentía en el ambiente, llenando todas y cada una de la habitaciones por la madrugada de ese especial día 20 de junio de hace ya algunos años.

Con esa larga bata blanca cubriendo su cuerpo, y un pequeño bultito a la altura de su vientre resaltado por la ligera sabana, Sasuke se veía como un ángel descansando en paz en un sitio donde sólo podría haber desastre.

El menor de los Uchiha estaba internado desde hace ya cuatro días, por supuesto que para evitar cualquier complicación que Naruto y él no pudieran resolver solos. Desde su estancia en aquel lugar, el tiempo se le hacía muy lento. Las enfermeras entraban y salían, al igual que el sol ascendía y descendía, marcando el paso de los días.

Justo el día anterior, Sasuke ya estaba desesperado porque naciera su bebé. Estaba muy feliz y quería tenerlo entre sus brazos, para protegerlo contra todos los horrores que había aprendido del mundo a su corta edad dieciséis años, casi diecisiete. Como se ve, a Sasuke no le importaba si su hijo nacía siendo un niño o una niña, como fuera era bien recibido o recibida.

La luz de la luna (casi oculta), alcanzaba a iluminar cada rincón de la habitación, incluyendo a un hombre joven de cabello rubio que dormía en uno de los sillones dentro de la habitación con una manta azul claro sobre él. Se había quedado dormido, insistía en quedarse a cuidar al moreno aunque éste no se lo pidiera ¿Pero qué se puede esperar cuando uno está enamorado? ¿La respuesta? Todo lo humanamente posible.

Fuera de la habitación cinco, se encontraban durmiendo en los incómodos asientos de hospital un par de personas muy especiales, al igual que desesperantes, traviesas y curiosas. Kushina Uzumaki y Minato Namikaze hicieron todo lo posible para poder dormir ahí y estar cerca al momento en que naciera su nieto o nieta.

Pero ellos no eran los únicos que se preocupaban por la salud de Sasuke y el bebé que venía en camino. También estaban Deidara y Sasori, Ino y Konan, Nagato y Yahiko, Kisame (aunque no le conocía mucho) también se preocupaba por él, todos ellos se preocupaban por él aunque no lo supiera. Pero la persona más interesada en Sasuke que estaba en el hospital era Haruno Sakura.

Aunque parezca increíble, así era. En especial porque en Oxford no enseñan cómo atender el embarazo de un hombre, era nuevo para ella, interesante y, al mismo tiempo, grotesco. Debía de admitir que Sasuke era muy parecido a Itachi. Ambos de piel blanca, cabello como el carbón al igual que el color de sus ojos, inteligentes... muy parecidos. Pero claro, como la mayoría de la gente tradicional, Sakura no aceptaba la relación que Sasuke e itachi poseían hace tiempo, y mucho menos aceptaba el incesto, y peor aún, un bebé fruto y prueba de esa relación.

Bien, así eran las cosas. Pero, por no conocerla ni en pintura, el moreno no tenía ni idea de quién diablos era esa enfermera de cabello rosa que le sonreía de una manera forzada y en la que parecía expresar su odio hacia él. ¿Pero qué había hecho? No sabía. Pero eso no le impidió disfrutar de un hermoso embarazo, rodeado de personas que lo quieren de manera sincera.

Sasuke parecía removerse un poco en la cama, y unas gotitas de sudor comenzaban a correr por su frente, poco después, un dolor realmente terrible lo despertó de manera intempestiva, haciendo que Naruto también despertara inquieto.

La primera imagen fija que Naruto pudo ver fue a Sasuke sentado sobre la cama, sosteniéndose fuertemente el vientre y casi retorciéndose y gritando por el dolor que le causaban las primeras contracciones, las consecuencias de ser primerizo.

-Sasuke ¿estás bien?-Se acercó rápidamente a un lado de la cama tomando una de las manos del moreno entre las suyas.

Sasuke no respondió, sólo se limitaba a tratar de soportar el dolor y reprimir sus gritos en varios intentos fallidos.

-Sasuke, si te duele demasiado dime, para llamar a una enfermera, por eso estamos aquí.-El rubio se había despertado por completo y su conducta demostraba una gran preocupación.

El moreno no decía nada y sólo se dedicaba a maldecir a gritos por el dolor, lo que despertó a ciertas personas que entraron gritando igualmente.

-Los gritos de Sasuke se escuchan por todo el pasillo.-Dijo cansado Minato por llegar corriendo.

-Voy por una enfermera.-Dijo Kushina como la única mente brillante del lugar, al parecer.

La pelirroja salió del lugar lo más rápido que pudo por la puerta. Naruto subió a la cama junto con Sasuke, posicionándose detrás de él para darle una especie de abrazo por la espalda y logrando que el moreno se recargara en su pecho como una respuesta al apoyo, a la vez que Minato hacía caras raras, indicándole al moreno cómo "respirar correctamente", inflando sus mejillas haciéndole parecer un sapo y después sacar el aire de manera extraña; recordando un episodio de "Bob Esponja", cuando éste se había "roto" el trasero y no quería salir de casa.

*Todas las promesas que hice
Sólo para defraudarte
Tú me creiste, pero las rompí*

-¡Eso no ayuda, papá!-Reclamaba el rubio menor.

Estaba desesperado, veía sufrir a su persona especial de una manera horrible, y no podía evitarlo o siquiera hacer algo al respecto. Se logró calmar un poco cuando escuchó las pisadas de varias personas fuera en el pasillo. Primero entró Kushina, que llegó como si la misma muerte la viniera siguiendo, escapando exitosamente, por supuesto. Después la secundaron una enfermera y dos camilleros.

-¿Uchiha-san?-Dijo la enfermera mientras se acercaba a Sasuke.-En estos momentos le pondremos un calmante para el dolor, y, dependiendo de cómo se sienta, procederemos. ¿Esta bien?-Dijo suavemente la enfermera entre los quejidos de Sasuke.

El pelinegro sólo contestó con un gemido de dolor. Le dolía bastante y no sabía cómo tomarlo. Todo lo que sentía, el dolor, las nauseas, sus gritos; eran nuevos para él y no sabía como afrontarlos.

La enfermera poco a poco inyectaba un líquido verdoso y transparente en el brazo del adolorido Uchiha, logrando que pronto su dolor disminuyera bastante, casi al punto de no sentir nada más que un ligero cosquilleo.

Pasadas las horas, cerca de las seis, el tranquilizante había perdido su efecto, pero Sasuke fue afortunado porque poco después de que el efecto pasara, fue llevado inmediatamente a la sala de partos, dónde la persona que más resaltaba era la doctora y partera en turno, Haruno Sakura.

Ya cerca de las seis y treinta, Naruto estaba dentro de la sala con Sasuke. Minato y Kushina hubieran querido presenciarlo pero no los dejaron pasar por la posibilidad de usar métodos quirúrgicos.

El moreno ya no aguantaba más. Hacía todo lo posible para que su bebé naciera. Respiraba del modo que le indicaban, pujaba del modo que le indicaban ¿qué faltaba?

Por suerte se sentía bien, de alguna manera se sentía protegido, y la razón de eso es que, en medio de sus gritos y su lucidez, sentía el calor de la mano de Naruto, funcionando como sostén para que el moreno la apretara todo lo que quisiera.

-Vamos, Sasuke. Ya falta poco.-Ayudaba a animarlo en ojiazul.-Sólo piensa que pronto lo estarás estrechando entre tus brazos. Y lo cuidaremos juntos, como una familia-ttebayo.-Dijo para después depositar un corto beso sobre la frente del moreno.

Sasuke sintió como unas pequeñas lágrimas corrieron de sus ojos, removiéndolas con sus dedos al instante para que Naruto no las notara. Estaba llorando, pero no de dolor, sino porque hubiera dado hasta la vida por recibir esas palabras de la boca y corazón de Itachi. ¿Pero ahora ya qué importaba? Lo abandonó, lo dejó a la deriva y ni siquiera sabía dónde poder encontrarlo. Dijo que volvería y no lo hizo, ni siquiera una carta... llamada... e-mail.... nada que indicara que aún le importaba.

Bien, si Itachi no se preocupaba por él, él no se preocuparía más por Itachi.

Una punzada de dolor interrumpió sus pensamientos, apretando la mano de Naruto muy fuerte, tanto, que terminó por romper el dedo meñique del ojiazul en dos (pero Sasuke no se dio cuenta). Cosa que sí le dolió pero no tanto como la estaba pasando el moreno. Un momento después, se logró escuchar un llanto, uno muy bello, que indicaba que había vida en ese pequeño cuerpo. Sasuke expresó una sonrisa débil, estaba muy cansado y quería descansar un rato, pero un nuevo calambre en su viente (muy parecido a los anteriores) logró terminar con su energía restante, haciendo que cayera desmayado en el momento.

-¿Sasuke? ¿Sasuke?-

-Perdió la conciencia, hay que intervenir.-

-Lo que diga, Sakura-san....-

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*No me queda nada
Y todo lo que siento es este cruel querer
Hemos estado cayendo durante todo este tiempo
Y ahora estoy perdida en el paraíso*


20 de Junio. Hospital Akaeda. 07:37 a.m. Pediatría. Sala 3. Cuidados Intensivos de Uchiha Yukiko.

Se sentía solo, extraño y triste, sólo por estar frente a esa neutra, pero horrible puerta con un gran número tres en su centro. Miraba sin mirar ese estúpido número, que parecía reírse en su cara, para ser el último detalle que faltaba en su sufrimiento. Miró la perilla a la altura de su mano izquierda. No quería tocarla, pero quería ver a la personita que se encontraba dentro.

"De ahora en más...seré fuerte... por los dos, ototo"-Se dijo a sí mismo pensando en su querido hermano.

Tomó la perilla entre sus manos, girando en un movimiento rápido para no vacilar al abrirlo. Al entrar, pudo divisar muchos cuneros de colores opacos, tales como el gris, el morado oscuro, verde, e inclusive negro. Todos los bebés en aquellas cunas descansaban como verdaderos angelitos que eran, pero para Itachi, el único cunero que relucía era el que estaba prácticamente en el centro de aquella sala. Parecía que una luz de teatro iluminara aquella cuna roja, opacando a los demás bebés.

Itachi entró y cerró la puerta tras sus espaldas, acercándose a paso lento hacia la lúgubre cuna. Poco a poco fue divisando al pequeño ser que en la ahí se encontraba, conectada a pequeños cables de suero y sangre adicional. Se sorprendió al ver por primera vez a esa pequeña bebé. No pudo haber recibido más rara sorpresa que ésa. Miró la pequeña etiqueta que la pequeña tenía en su brazo.

Uchiha Yukiko. Era su pequeña, su hija, una parte de él y de Sasuke. Pudo sorprenderse más, pero ya sería mucho decir. Y la razón de su sorpresa no eran los cables o el respirador, ni siquiera la pequeña pantalla que mostraba el pulso de la pequeña Yukiko; era por el simple y, a la vez, raro hecho de que Yukiko no fuera igual a sus hermanas, Yukiko nació con la condición con la que pocos y exclusivos bebés nacen. Con cabellos platinados, piel como la leche y los ojos tan rojos como los rubíes pulidos, estoy hablando de que la pequeña Yukiko nació como una hermosa bebé albina.

Itachi se conmovió mucho. Desde ese momento, supo que esa pequeña de cabellos blancos iba a cambiar su vida, pero nunca se imaginó que tanto. Después de un rato, acercó una silla muy cómoda que se encontraba cerca de ahí, y la acercó a la oscura cuna. Segundos después, y sin importarle nada, tomó a la ojiarmín en sus brazos y después se sentó en aquélla silla, muy parecida a un mullido sillón, en caso de que éste tuviera descansabrazos.

Tenía mucho cuidado de no herir esos bracitos con las agujas que estaban conectadas a ella. Yuki estaba tapada por una sabanita de color negro, que hacía contrastar su cabello y ojos, al mismo tiempo que acompañaba el futuro pesar que Itachi veía venir.

Estoy más que segura que se preguntarán por qué la recién nacida se encontraba en ese oscuro y depresivo lugar. Pues, para empezar, Yukiko fue la primera de tres bebés en nacer. La primera en llorar, y la única a la que Sasuke escuchó antes de desvanecerse. La primera que vio la luz y que ahora se apagaba poco a poco.

Los médicos dijeron que no lograron encontrar absolutamente nada malo en su pequeño organismo, a pesar de que su respiración estaba bastante atrofiada y su pulso fuera demasiado lento como para un recién nacido normal. Era lo que más tristeza le ocasionaba a Itachi, pero tenía que ser fuerte para poder seguir. Ser fuerte por él, por Sasuke, incluso por sus tres hijas. Pero ver como la luz de la pequeña albina se escapaba con cada respiro que lograba dar, provocaba una ranura notable en el corazón de Itachi y en las esperanzas de vida de la peliplateada.

Itachi no podía despegar la vista de su hijita. Sus ojos carbón no se fijaban en nada que no fueran aquéllos pequeños ojos rojos, esos que brillaban como estrellas en una noche oscura. Con un sólo movimiento de su frágil mano, Yuki tomó uno de los dedos de Itachi, enterneciéndolo aún más, y si es que era posible.

Con su boquita color rosa, hacía pequeños balbuceos que encantaban al moreno. Nunca creyó que hubiera otro ser que le produjera ese tipo de sentimientos, tales eran el amor, ternura, sencillez... él mismo se sentía pequeño frente a tales sentimientos.

Los médicos lo habían dicho y ahora él lo corroboraba. Yukiko había nacido con una condición demasiado frágil y no sabían por qué. Sintió como el agarre de su dedo se debilitaba al mismo que la pantalla indicaba una disminución en el ritmo cardíaco. No lo podía creer, no ahora, no ahora que apenas la estaba conociendo. ¿Por qué haces esto, Kami-sama? Mandar un pequeño ángel a la tierra y llevártelo poco tiempo después. No podía ignorar ese aparato infernal, inundaba toda la habitación como eco en una cueva, hasta que pasó lo inevitable. En su dedo, la pequeña manita había dejado de producir presión, y ese maldito monitor hacía un sonido tan horrible como la mismísima oscuridad. Aún en sus brazos, con su cuerpo pálido y calentito, había sido robada el alma pequeña y grande a la vez de la tan esperada Yukiko.

Itachi seguía sosteniéndola, sin querer perderse ni un poco de ella. Haciendo oídos sordos al eco, ignorándolo todo menos a su hermosa bebé. La abrazó más a su pecho, no queriendo que lo separaran de ese cuerpo tan chiquito y frágil y... tan cálido. El moreno comenzó a hacer movimientos involuntarios, muy parecido a un hipar descontrolado, sólo que, en lugar de eso, Itachi sollozaba unas amargas y abundantes lágrimas en honor de su angelito.

Sólo quería llorar. Lloraría por él y por Sasuke, lloraría por su primera hija, la primera en ver la luz y morir después. Lloraría como nunca en su vida lo había hecho.

En la puerta de la sala número 3 se podía ver a un chico de cabellos rubios y ojos azules, que en esos momentos parecían asemejarse a dos brillantes cascadas. Éste chico lograba escuchar con claridad el eco producido por el monitor, acompañando silenciosamente en su dolor al que alguna vez fue su mejor amigo.

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*Por mucho que me gusta, lo mejor no existe
Todavía no
Y por mucho que me gusta sentir que pertenezco aquí
Estoy tan asustada como tú*

                                                                                                                                                                  
20 de Junio. Hospital Akaeda. 9:12 a.m. Área de pediatría.

El pasillo se hacía cada vez más y más largo, laborioso de recorrer y, sobre todo, oscuro. Después de pasar un tiempo con su pequeño angelito, Itachi siguió su camino para visitar a una segunda persona, pero no por eso dejaba de ser igual de importante. Se podía notar como el moreno, al pasar por el lugar, cargaba con unas pesadas cadenas que hacían tributo a su desconsuelo y a su pesar. Al estar frente a los elevadores, pudo distinguir unas personas que venían entrando al hospital y que conocía muy bien. Su amigo Kisame venía al frente, seguido por Sasori y Deidara.

El peliazul logró ver a Itachi a la distancia y caminó hacia él para hablar sobre su situación, pero, como sucedía seguido, los otros dos se le adelantaron.

-Que bueno que estás de regreso.-Dijo Deidara muy alegre junto a él, al mismo tiempo que el pelirrojo asentía afirmativamente, corroborando lo que el rubio decía.-Creíamos que no te volveríamos a ver, ni a Sasuke… pero aquí están ambos. Soy tan feliz.-

Decía todo esto mientras se aferraba a las piernas de Itachi, derramando pequeñas lágrimas de felicidad por encontrarse otra vez a su viejo amigo. Sasori hacía su trabajo tratando de despegar a Deidara.

-¿Cuánto tiempo tienes en la ciudad?-Preguntó Kisame una vez lo dejaron hablar.

-Poco más de dos horas.-Dijo con un tono pesado y sin vida, que hizo que los otros tres se sorprendieran y que Sasori por fin pudiera quitar a Deidara de donde estaba.

El moreno no quería elevar la mirada. Si lo hacía, su expresión lo delataría por completo, y no quería que los demás se preocuparan por él en un momento así.

-¿Estás bien?-Dijo Sasori desde el fondo.-No te ves muy bien.-

-¿Estás enfermo?-Preguntó Deidara mientras era cargado, irónicamente, de princesa por el pelirrojo.

-Sí, sólo...sí, estoy bien.-Dijo bajito.

El ascensor había abierto sus puertas e Itachi no hizo más que excusarse y entrar al ascensor. Los otros tres se quedaron perplejos. No sabían por dónde iba la cosa, pero, conociendo al moreno, sabían que no había señales de un oasis en medio del desierto.

Kisame no se quiso quedar de brazos cruzados, así que comenzó a caminar, hasta que la voz de Sasori lo detuvo.

-¿A dónde piensas ir?-

-Iré a buscar a Naruto, no me siento muy bien viendo a Itachi fastidiado.-Contestó de forma pasiva.

-Nosotros también vamos, queremos ver al nuevo bebé.-Comentó Deidara, haciendo un mínimo esfuerzo para que Sasori lo bajara, ya que todo el que pasaba se le quedaba mirando.

-Bien, pero les advierto que nos podemos llevar algunas sorpresas, tal vez no muy agradables.-

Ni Sasori ni Deidara entendieron el por qué de las palabras del peliazul, sino hasta unos pocos minutos después.

Frente al cristal de cuneros se podía ver la sombra de un chico rubio, el cual, Kisame reconoció de inmediato, además de que éste estaba cargando algo que no se podía a reconocer a simple vista, sólo hasta estar cerca pudo distinguirse con claridad.

-¿Uzumaki Naruto?-Preguntó Kisame cuando estuvo a un lado de él.

-Soy yo. ¿Quién eres tú?-Preguntó algo perplejo, pues nunca había una persona tan rara cómo se puede imaginar a Kisame.

-Soy Hoshigaki Kisame. Me imagino que conoces a Uchiha Sasuke.-Dijo con una sonrisa apenas perceptible.

Naruto, por reflejo, abrazó un poco más el bultito que estaba cargando, poniéndose a la defensiva.

-Sí. ¿Eres amigo suyo?-

-No. Sólo conozco a su hermano, Itachi.-Dijo tranquilo.-Y quiero me des un poco de tu tiempo, porque me lo crucé hace poco y no me dijo nada.-

Se hizo un silencio. Deidara y Sasori, en lugar de prestar atención a la conversación, se pusieron a ver muy entretenidos lo que pasaba dentro de los cuneros. Veían cómo las enfermeras se hacían cargo de los bebés que lloraban sin control, algunas de ellas, con los nervios de punta y arrullando a cada bebé para calmarlos.

Los llantos se escuchaban claramente, inundando cada rincón de pediatría con su eco.

-Deidara.-Sasori captó la atención del rubio.-Creo que quiero tener un hijo.-

El rubio se extrañó de las palabras del pelirrojo, pero seguía mirando a los cuneros. Se imaginó en una situación similar a la que estaban las enfermeras y casi cae desmayado por imaginarse el esfuerzo que conllevaba.

-No, gracias.-Dijo algo mareado.

-Vamos, será divertido criarlo, y más divertido hacerlo.-Dijo con una sonrisa picara, abrazando al ojiazul sugerentemente.

-He dicho que no.-Dijo poniendo sus brazos en los hombros del pelirrojo para evitar que se acercara más.

No importaron cuan fuertes hayan sido los esfuerzos del rubio, pues terminó en el suelo, con el pelirrojo encima de él y haciéndole "cosquillas".

-¿Estarán bien?-Preguntó Naruto a Kisame, mirando el comportamiento que tenían aquellos dos.

-Sólo... trata de ignorarlos.-Unas gotitas de nerviosismo habían caído por las sienes del peliazul, ya que el pelirrojo y el rubio le hacían pasar vergüenza ajena e innecesaria.

-Por cierto.-Dijo el peliazul para tener la atención de Naruto mientras se acomodaba mejor en el incómodo asiento de hospital.- ¿Qué tienes ahí?-Señaló el pequeño bulto entre los brazos del rubio.

-Es el bebé de Sasuke.-Dijo triste, casi en un suspiro.

El peliazul pudo notar cómo el rubio apretaba el agarre del pequeño bebé, teniendo cuidado con su dedo roto, y después le destapaba un poco el rostro.

Kisame se preguntaba si el rubio estaba bien, porque mostraba los mismos signos que Itachi antes de entrar al ascensor. En su vida, el peliazul había visto un bebé tan hermoso, de los pocos que había visto, claro. Era de piel clara, de cabello plateado, y sus ojos...bueno, sus ojos no los podía ver porque estaban cerrados, tal parecía que dormía.

-¿Cómo se llama?-Preguntó por curiosidad y fascinación.

-Yukiko.-

En ese momento se pudo escuchar cómo unos pasos acelerados se acercaban a toda prisa. Después de haber dejado a Sasuke tranquilo, el Namikaze y la Uzumaki se apresuraron a ver el estado de su nieto.

-¡Hijo!-Gritó Minato como loco, ocasionando que una enfermera lo callara y le señalara una señal de "guardar silencio, niños durmiendo", e igualmente, provocando que Sasori se distrajera y Deidara se diera a la fuga.

-Te hemos estado buscando. ¿dónde has estado?-Preguntó Kushina de manera paciente, pero al ver a la pequeña Yukiko, no lo pudo evitar y se la arrebató de los brazos sin que él rubio pudiera hacer nada al respeto.

-¡Es la bebé más hermosa que he visto!-Dijo la pelirroja con un gran brillo en sus ojos.

-¿Cómo sabes que es un ella?-Cuestionó Minato una vez la pequeña Yuki estuvo a su alcance.

-Pues porque se nota a kilómetros.-Dijo admirando a la bebé, mientras Minato bufó diciendo "mujeres".-Ya te oí, Minato.-Dijo con una gran aura demoníaca saliendo de su ser.

Aprovechando la distracción y el escándalo de los padres de Naruto, Deidara y Sasori se acercaron a Kisame.

-¿Qué pasó? ¿Pudiste averiguar algo?-Preguntó Deidara en tono bajito.

-Pronto lo sabrás.-Dijo también bajito, pero con un tono más serio de lo normal.

Asustado, el rubio retrocedió un par de pasos, y al preguntarle, Sasori hizo lo mismo.

-¿Oka-san, puedes devolvérmela?-Preguntó amablemente el rubio a su madre, mientras ésta seguía moviendo a la pequeña cómo si ya supiera caminar.

-¿Por qué? Deja que su abuela la cargue un rato. Aunque está muy fría.-Dijo preocupada mientras tocaba sus pálidas mejillas, para después pasarle la nena a Minato.-Vuelvo cuando consiga una sábana extra. Se debe estar congelando.-

Kushina se alejó sin que nadie la detuviera, a la vez que Minato también se alegraba por tener a su nieta en brazos.

-¿Cómo se llama?-Preguntó el rubio padre viendo a la bebé, extrañándose de su raro color de cabello.

-Yukiko.-Naruto extendió sus brazos, y su padre comprendió el mensaje, así que le pasó a la bebé de nuevo.

-Sasuke debe estar orgulloso.-Comentó Minato sacando un pañuelo como por arte de magia y secándose las pequeñas lagrimitas de felicidad que iban cayendo.

-¿Sasuke? ¿Es la hija de Sasuke?-Preguntó Sasori algo preocupado a lo que Naruto le contestó con un asentimiento positivo.

-Se supone que deberías estar feliz. ¿Por qué no estás feliz?-Preguntó Minato algo confundido.

-Es... es que... Yukiko...-

-¿Qué le pasa a la bebé?-Preguntó Deidara con curiosidad.

-Ella... murió hace un par de horas.-Dijo mientras bajaba la cabeza y estrechaba a Yukiko entre sus brazos.

Los otros cuatro se quedaron callados. Minato estaba en shock, Kisame no decía nada porque ya sabía por dónde iba todo, Sasori, a duras penas, se tragaba las palabras que Naruto acababa de decir y Deidara estaba más mareado que hace rato.

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*No me queda nada
Y todo lo que siento es este cruel querer
Hemos estado cayendo durante todo este tiempo
Y ahora estoy perdida en el paraíso*


20 de Junio. Hospital Akaeda. 9:15 a.m. Elevador no. 2.

Se podía decir que ese no era uno de sus mejores días, es más, nunca le había ido peor. Primeramente, su amigo le comunica por teléfono que sus padres habían muerto, después, se pasó casi seis horas, impaciente, en un avión que lo llevaría a Tokio. Más tarde, se había perdido el nacimiento de sus bebés y para rematar una de ellas había pasado a mejor vida en menos de lo que se dice "puff". No tenía cara para poder verlo. ¿Cómo llegaría con él después de tanto tiempo sin comunicación? Sin verlo, sin hablarle... se sentía una total escoria.

Estaba dentro del ascensor, y éste se había detenido por poco tiempo, pero volvió a ascender hasta llegar un piso antes que él de Sasuke. Cuando las puertas se abrieron, Itachi pudo distinguir a una persona que hace tiempo no veía. Había crecido un par de centímetros, y se había cortado el cabello, pero aún tenía su sonrisa que la caracterizaba intacta.

-¿Sakura?-Preguntó a la chica con bata blanca, creyendo que se había confundido de persona.

-¿Itachi?-Preguntó en tono alegre para después abrazarle.-Lamento mucho lo que pasó. Ojala las cosas no hubieran sido así.-Dijo con una sonrisa retorcida en su rostro.

-¿Trabajas aquí?-

-Sí, después de hacer mi servicio me permitieron quedarme a trabajar.-Dijo feliz de la vida.

-¿Acaso has visto a Sasuke?-Preguntó algo triste.

-Pues claro, yo lo atendí cuando tuvo a sus bebés. Muy hermosas, por cierto.-Dijo esto para después morderse la lengua hasta que le salió sangre.- ¿Lo estás buscando?-

Itachi respondió un pequeño sí y una ligera sonrisa forzada, por lo que Sakura le dio todas las indicaciones de cómo llegar, las mismas que le había dado la enfermera. Las puertas se abrieron en el piso dónde el moreno tenía que bajar, dejando a la pelirrosa dentro del ascensor, que se despedía a mano alzada y con una sonrisa muy convincente. Después de cerrarse las puertas, la pelirrosa comenzó a morderse las uñas de manera inquietante. Sacó un móvil de su bolsillo y tecleó un mensaje para un número sin identificar.

"Llegó Itachi, las cosas se van a complicar un poco."

                                                                                                                   *Huye, huye
Y un día no sentiremos más este dolor*

Itachi se encontraba frente a la gran habitación número cinco. No sabía cómo enfrentarlo cara a cara, pero eso no hizo que retrocediera y no volviera del lugar de donde vino. Tenía que arreglar las cosas, ya fuera si Sasuke no quería escucharlo él hablaría, si Sasuke no quería verlo él se pondría frente a él hasta que lo mirara. Todo para explicar por qué no cumplió su última promesa y ver si aún podía rescatar su amor.

Entró a la habitación con los pantalones bien puestos, decidido a ver a Sasuke. Sólo se encontró con una habitación muy fría. La ventana estaba abierta y el viento enfriaba las cosas en el lugar. Sasuke reposaba sobre la camilla, inconsciente, porque le habían administrado un par de drogas para el dolor y para mantenerlo dormido.

Itachi se acercó lentamente a su pequeño ángel caído. Podía ver cómo dormía, tranquilo, sereno, sin preocupaciones. Ese era su Sasuke, su pequeño ototo, el que había conocido desde siempre y del cual no escuchaba su voz desde hace meses.

El moreno tomó la mano de Sasuke entre las suyas, la de Sasuke estaba fría, y se podía notar cómo éste temblaba ligeramente, así que decidió cerrar la ventana, que había estado abierta desde las dos de la madrugada.

Se acercó hacia Sasuke segundos después, mirando cómo (con el simple hecho de estar ahí) le brindaba a la habitación una alegría y luz impropia de un hospital.

Itachi notó cómo poco a poco las mejillas del menor pasaban de tener un pálido color a uno más cálido. Le dolía en el más profundo hueco de su ser el ver a Sasuke de esa manera. No se imaginaba por lo que había pasado, el dolor, la soledad, la angustia. Sólo lograba imaginarse cómo lo había pasado sin él. Itachi no era tan engreído cómo para pensar que Sasuke moriría sin él, ni tan despreocupado como para no pensar en el bienestar de ambos. ¿Pero por qué no le había dicho que estaba en estado? Un bebé era una responsabilidad muy grande, pero no era sólo uno, sino dos de los cuales encargarse. Le esntristecía que Sasuke no haya tenido la suficiente confianza en el cómo para no decirle de su embarazo.

Recordó el día anterior a su viaje a Inglaterra. Cómo lucía la cara entristecida de Sasuke al ver cómo empacaba sus cosas y le decía que se iría. Su bello rostro empapado por las lágrimas, sabiendo que él las provocó al no decirle absolutamente nada sobre su partida. Esa situación era algo similar.

Itachi sólo sostenía la mano de Sasuke, esperando que con eso, pudiera transmitirle todos sus pensamientos callados por tantos meses. ¿qué haría cuando despertara? ¿cuál sería la reacción de Sasuke al verlo junto a él? No lo sabía. Sólo confiaba en que Sasuke no le hubiera olvidado por completo.

Si bien Itachi pudo quedarse a su lado hasta que despertara de su profunda sedación, pero no se pudo. Aun siendo horas tempranas, pudo ver cómo una enfermera entraba, sorprendiéndose de la presencia del pelinegro en la habitación, escuzándose lo más que pudo pero que no eran ni horas ni días de visita.

"Las visitas sólo son los fines de semana" Le pareció haber oído eso.

No se quería ir, pero de todas maneras lo hizo para no causar problemas. Besó la frente de Sasuke delicadamente, cómo si con el simple tacto de su piel fuera a despertarlo.

Al salir pudo ver a sus amigos, que, por cierto, no estaban muy animados. Kisame se distraía tomando apuntes en una libreta con unos lentes para sol puestos, Deidara lloraba cual niño pequeño mientras era abrazado por Sasori y éste trataba de consolarlo lo mejor que podía.

-¿Qué les pasa?-Fue lo único que pudo preguntar antes de ser casi estrangulado cuando el rubio quizo expresar su pesar.-¿Estás bien?-

-No, no estoy bien.-

Deidara parecía un niño, por sus expresiones y el tono de voz que usaba lo parecía, pero sólo estaba triste y quería desahogarse.

-Lo lamento mucho.-

Sasori y Kisame le dieron igual el pesame, diciendo que estarían con él y que tenía su entero apoyo. El rubio poco a poco se fue separando del moreno, pero estaba muy triste como para hacerlo sólo, así que, como si fuera todo un niño explorador, arenas rojas los separó para seguir consoldando al pobre Deidara.

                                                                                                           *Toma todo el camino
                                                                                                                 Sombras de ti
                                                                                                      Porque ellos no me dejarán ir*

-¡¿Qué haces aquí?!-Se escuchó por detrás de ellos, desde el fondo del pasillo, para ser exactos.

Quien venía por detrás no era más ni menos que Uzumaki Naruto. Con una expresión seria en su cara parecía tenerle rencor al Uchiha que ahora se encontraba frente a él.

Itachi no lo dudó ni un segundo. Comenzó a caminar en dirección a Naruto igualmente. Tanto Kisame, Sasori y Deidara como el personal del hospital habían pensado que esos dos se iban a pelear a mitad del pasillo, pero gracias a Kami, eso no sucedió. Justo en el momento en el que se encontraron frente a frente, Naruto iba a comenzar a gritar, pero se descuido de su principal objetivo al ser jalado de la camisa por Itachi directo hacia la salida. El moreno sólo ignoraba los reclamos del rubio para que lo soltara, porque, según él, aplicaba la bastante fuerza como para dejarlo sin aire.

El pelinegro no paró hasta estar en el jardín posterior de Akaeda, donde el rubio por fin pudo dar un respiro.

-¡¿Se puede saber qué demonios te pasa?!-Gritó Naruto al recuperarse, siendo acorralado por Itachi en el momento.

-Eso debería preguntar yo.-Dijo con un tono lóbrego.-¿Qué le has hecho ha Sasuke todo este tiempo?-

-¿Yo? Más bien debería decirte las cosas que TÚ le has hecho.-Dijo con una determinación única, sabiendo que gracias a Itachi, Sasuke había pasado por una seria crisis de ansiedad.

El moreno se alejó un poco del ojiazul, no creyendo lo que le decía.

-No sabes lo que ha sido para Sasuke todo esto. Desde que te dijo que estaba esperando un bebé, parece que te hubieras desentendido por completo de él.-

-Yo nunca hice tal cosa, dejó de escribir de repente.-Dijo el de ojos carbón para sorpresa del rubio, que en esos momentos hubiera dado todo por darle un buen golpe en la cara, conteniéndose sólo por Sasuke.

-Escuchame bien, Itachi, porque no lo repetiré. Para Sasuke, no hubo ni un sólo día en el que no te escribiera. Desde que llegó a mi casa no paró de hacerlo. Él sabía que tú eras importante para él, pero al parecer, eres indiferente a eso ¿no es así?-

*Así que no me queda nada
Y todo lo que siento es este cruel querer
Hemos estado cayendo durante todo este tiempo
Y ahora estoy perdida en el paraíso*

Al moreno no le importaron las consecuencias de sus acciones en un momento así. Él no se quedaría quieto viendo cómo ponían en duda el amor que sentía por Sasuke, sin más, Naruto recibió un puñetazo en el rostro, haciéndole caer al suelo.

Naruto pasó el dorso de su mano por la zona del golpe. Sangraba, lo suficiente cómo para no afectarle demasiado.

-¿Sabes? Puedes golpearme todo lo que quieras, pero eso no compensará lo que ha pasado.-Dijo mientras se levantaba del piso con parimonia, vacilando un poco para no caer por el impacto.-Las náuseas, el dolor, el cansancio, los cambios de humor. Si no hubiera sido por mí, los hubiera estado sufriendo él solo. Pero claro, aún seguía confiando en ti.-

-Sólo te aprovechaste de mi ausencia.-Dijo más calmado, sin mover un músculo y escuchando con rara paciencia a lo que decía el ojiazul.

Naruto no respondió ante tal comentario. Ambos tenían que estar serenos y tener bien contempladas las cosas desde todos los ángulos posibles. Pero no se podía. Uno de los preciados bebés que Sasuke esperaba acababa de morir y sin conocimiento de éste último, agregando a eso que se había desmayado en pleno parto y tuvieron que recurir a cirugía, sin contar un meñique roto, pero eso no importaba.

-Yo...antes te admiraba.-Susurró Naruto bajito, atrayendo la atención de Itachi al tiempo que se situaba frente a él.-Recuerdo bien las palabras que dijiste esa noche ¿Es la persona más importante para mí en todo el mundo? ¿No sé qué hubiera sido de mi vida sin Sasuke? Tengo que admitir que lo creí, parecía cómo si de verdad quisieras a tu hermano.-

-Porque es verdad. No hubiera expresado esas palabras si hubieran sido en vano.-

-Demuéstralo.-Sentenció antes girase para no ver a Itachi, comenzando a caminar despacio hacia el interior del hospital.-Porque te he de advertir que te llevo la ventaja,-

Itachi no se esperaba eso, fue similar a una puñalada por la espalda. Contenía su furia demasiado bien, pero cuando se le acercaron ciertas personas (que por cierto lo buscaron por todo Akaeda), terminando por golpear repetidas veces el suelo con sus puños hasta que alguien lo detuvo, siendo ese alguien Hoshigaki Kisame.

-¿Qué ha pasado? ¿Hablaste con él? ¿Lo golpeaste?-Deidara empezó a gritar y a preguntar como loco, teniendo que repetirlo de nueva cuenta porque nadie le había entendido.

-¿Estás bien?-Preguntó Sakura, que había estado viendo todo desde una ventana del cuarto piso se había unido a Kisame, Sasori y a Deidara para guiarlos hasta donde se encontraba.

El peliazul había soltado a Itachi y éste había caído rendido al suelo.

-Está en contra mía.-Dijo mientras respiraba rápida y profundamente.-Dice que yo fui el que dejó de hablar con Sasuke, cuando no fue así.-

Kisame y Sakura entendían bien eso, si bien Itachi no recibía cartas de Sasuke él aún seguía escribiendo. La pelirrosa tuvo que girar para que no notaran la sonrisa que se extendía en su cara.

-Tranquilo.-Se acercó la de ojos verdes un poco.-Podrás hablar con él cuando despierte.-

-¿Y cuándo será eso?-

-Etto...-Sakura sacó una pequeña libreta plateada de su bolsillo, buscando el nombre de Sasuke.-Ah, aquí. Mmm... en dos días, aproximadamente.-Sonrió nerviosa.

Itachi no tuvo más que resignarse a esperar pacientemente, pero mientras podía pasar el tiempo con sus bebés, incluyendo con su pequeña Yukiko. Si no quería que apartaran a sus nenas y a Sasuke de su lado tenía que hacer algo pronto, aunque eso significara declararle la guerra al Uzumaki.

*Sola, estoy perdida en el paraíso*

*CONTINUARA…


Notas finales:

Canción utilizada en este cap:

"Lost In Paradise"
Evanescence.

YumiR: ¿Y cómo ves tú, manita? Que Sakura tiene asuntos con alguien desconocido y se rie de sus acciones pasadas

YuraR: Deja tú al desconocido y lo que pasó, manita. La muerte de Yukiko. ¿Cómo lo tomará Sasuke?

YumeR: Deja tú eso, manita. Las criaturas. ¿Cómo reaccionarán cuando sepan que Sasuke e Itachi son hermanos?

Chibi: Dejen ustedes, manitas.

Todas: ¿Y ahora?

Chibi: Me duelen los dedos XP

Todas: ¡DUUUUURP!!!

Chibi: No sé ustedes, pero esas son las preguntas que me atormentan antes de ir a dormir O.O

¡¡¡Seguimos con las votaciones!!!

Por cierto ¿quién quiere bebé NaruSasu? No sé cómo comenzó. ¿Ustedes saben?

Todas: Nosotras no fuimos.-

Pero es una buena idea, aunque no aseguro que sea precisamente NaruSasu.-

Todas: ¿Entonces?-

Dejemos que el publico decida, si no... ¡será bebé sorpresa! ¿o bebés? o.O?

Besos, abrazos y hasta la próxima n_n

P.D: ¡Hay que celebrar! ¡Se acabó el relleno de Naruto! xD


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