Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Somos Crueles por Chibi-Chan

[Reviews - 160]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Tomi: ¡Konnichiwa! Seguimos con las votaciones después de un largo tiempo.

 Nao: Desde la última vez que vinimos, pudimos apreciar efímeramente que Naruto-san ha llegado a estar a la delantera.

 Tomi: Es una gran diferencia, por eso Itachi-san ya ni siquiera viene a trabajar, ni tampoco la jefa del lugar.

 Nao: Eso no es muy benigno que digamos. Sin tou-san aquí Chibi-dono no tiene inspiración, y si Chibi-dono no tiene inspiración, puede pasar mucho tiempo para actualizar, lo cual es contraproducente.

 Tomi: ¿Nerviosa?

 Nao: ¿Por qué preguntas?

 Tomi: ¿"Benigno", "contraproducente", "efímeramente"? Tú no usas palabra así a menos que algo te preocupe.

 Nao: ¿Quién te dijo? O.O?

 Tomi: Itachi-san n_n

 Chibi: ¡¡¡Extraño a Souta-chan!!!

 Nao&Tomi: ¡Por fin apareces! ¿Dónde andabas?

 Chibi: Extrañando y buscando a Souta-chan, por supuesto. Es tan lindo, moreno, de ojos azules, y el muy canijo se me escapó de las manos. T_T. Además de que es muy kawaii y abrazable, lo extraño tanto. Es el único niño NaruSasu que ha salido. Todos los demás hijos resultan ser niñas. Es especial.

 Nao: No sé tú, pero creo que alguien nos está despreciando.

 Tomi: ¿Acaso pensamos igual?

 Chibi: No es por nada chicas, pero Souta es abrazable, besable y tiene dos añitos. Quiero ver que le ganen a eso.

 Tomi: ¿Abrazable?

 Nao: ¿Besable?

 Tomi&Nao: ¡¿Tiene dos años?!

 Chibi: Sé que se lo están imaginando. Es muy lindo *Abrazando muñeco de Kakashi-sensei*

 Nao: ¿Y qué estamos esperando?

 Tomi: Hay que buscarlo antes de que se vaya más lejos.

 Nao&Tomi: ¡VAMOS!

 Chibi: Por fin se fueron, fiiiuuu, que alivio. Ahora me quedo con ustedes. Espero que se la hayan pasado muy bien en enero, y a quien le haya tocado el muñequito de la rosca, por favor, avise para caerle más al rato. A mí si me salió, así que luego traeré tamales T_T. Las votaciones siguen abiertas, Naruto va a la cabeza (sin albur), e Itachi sigue queriendo puntos aunque no este aquí. Quisiera platicar con ustedes un rato, es más, quiero su opinión sobre un par de cosas. Como por ejemplo, si tuvieran la oportunidad de estar cara a cara con estos chicos y chicas lindos ¿Qué les preguntarían? ¿Nunca han sentido curiosidad? Yo sí, por eso lo dejo a libre entrevista y pregunten lo que se les venga a la mente, ellos los responderán pésele a quien le pese ¿O no, Naruto?

 Naru: ¿Por qué me miras a mí?

 Chibi: Porque estoy buscando a Souta ¿Qué esperabas?

 Naru: ¿Sólo por eso? Que bien.

 Chibi: Igualmente, si encuentran a Souta, por favor llévenlo con su mamá (Sasuke) porque no lo encuentro (encuentran, encontramos). Es bajito, tiene dos años, cabello negro corto, ojos azules y piel canela, la última vez que lo vi llevaba un traje café con blanco. Lo único que dice es mamá, papá, uke y pastel.

 Bueno, ahora sí. Espero que los reyes les hayan traído lo que quisieron, si no... Pues siempre se puede culpar a alguien más (como a la crisis), yo ya lo hice xD.

 Enjoy!

~Bienvenidas ~ 2da Parte

 *Miro caer las gotas

De lluvia en mi ventana

Sé que todo será igual

No cambiará mañana.*

 21 de Junio. Hospital Akaeda. 12:17p.m. Pediatría. Cuneros.

 Desde hace ya unas horas, la gente había comenzado a inundar el área pediatría, pero donde se aglomeraba más gente era dentro y fuera de cuneros. Algunos eran adultos, otros adolescentes, también había niños al igual que ancianos.

 Muchos de ellos eran familiares de los bebés que dormían en esa habitación. Había padres primerizos, también los había con experiencia, pero sólo se conformaban con haber hecho un buen trabajo al ver a sus bebés frente a ellos.

 Se podía apreciar una cantidad considerable de parejas que veían por primera vez a sus bebés, con una enfermera presente, les asignaban su cunero y lo nombraban oficialmente para los registros del hospital; otros, en cambio, sólo pasaban el tiempo con sus bebés, pasando a admirarlos por horas, como es el caso de Itachi y Naruto.

 Después de la situación del día anterior, ambos habían guardado su distancia uno del otro. Si Itachi estaba con Sasuke, Naruto no se acercaba. Si Naruto estaba en cuneros, tampoco Itachi se acercaba a él. Ambos creían que si cruzaban palabra, terminaría mal. Los dos, tenían sus diferentes puntos de vista sobre lo que sucedía, y por tal razón, ambos querían lo mejor para las bebés, aún sin saber que pensaban lo mismo.

 Como se pudiera imaginar, Naruto no estaba cerca, así que era un descanso para Itachi, porque podía estar con sus bebés el tiempo que quisiera o hasta que el hospital cerrara las visitas.

 En esos momentos, una preciosa bebé se encontraba entre sus brazos. El moreno pasó su mano sobre los negros cabellos de esa pequeña, admirando el parecido que tenía con Sasuke. Le gustaba oírle balbucear al igual que suspirar. Pero lo que más le encantaba de ella eran sus ojitos negros. Tomoyo descansaba más que bien en los brazos de su padre.  No tenía ningún reclamo a eso, pues se sentía protegida, segura, igual como se sentía con su "mamá". Esos instantes eran tan a gusto para la pequeña de ojos ónice, que aunque le costara admitirlo, no se preocupaba por su hermana, pues ésta dormía tranquilamente, mientras que ella se había levantado temprano.

 Ambos, Itachi y Tomoyo, disfrutaban uno del otro. Ella, porque se sentía cómoda y confortada, y él, porque teniéndola entre sus brazos se sentía completo por el tiempo en que la estrechara.

 Como es de esperarse de un recién nacido, al poco rato se quedó dormida. Itachi pudo haberse quedado con ella en los brazos hasta que despertara, pero un llanto cerca de él lo distrajo. Naoko acababa de despertar, y lloraba, no por el frío, sino porque no sentía a su hermana cerca, además de que le faltaba su otra hermana, la cual no había visto desde el día anterior.

 El moreno, queriendo atender a ambas bebés por igual, depositó a Tomoyo en su cunero, donde la dejaría descansar hasta que despertara, y después tomó a la pequeña Naoko entre sus brazos. La arrulló en sus brazos unos instantes (unos que le parecieron muy largos), hasta que la pequeña ojicarmín dejó de llorar y se sentía tranquila.

 Era curioso. Itachi no sabía nada acerca de ellas, ni siquiera sabía que vendrían al mundo, pero aún así, las amaba como si hubiera estado aquéllos nueve meses junto a ellas y a Sasuke. Con sólo verlas su mirada parecía resplandecer.

 Nunca se imaginó ser padre a los veintidós años. Siempre pensó que no tendría hijos, por eso, ser padre de dos hermosas niñas era casi una bendición que contradecía por completo a su plan de vida.

 No se había dado cuenta, pero tenía una sonrisa muy grande abarcando su rostro. Esas bebés, a pesar de su tamaño, le brindaban una felicidad indescriptiblemente grande.

 Veía cómo Naoko jugaba con sus dedos, era muy enternecedor para él. Se sentía tan feliz que hasta la misma palabra de quedaba corta. Se sentía lleno, completo, orgulloso por tres razones llamadas hijas. Lamentablemente, ahora sólo eran dos, pero Yukiko siempre sería su orgullo igualmente.

 En un momento de distracción, giró a ver a la habitación. Ya no había padres, todos se habían ido, dejando a los bebés descansar. Por intuición, miró el cristal que daba hacia el pasillo. No había nadie a excepción de una joven, una muy hermosa, de facciones delgadas, cabello largo y que lo miraba con mucha atención.

 Estaba sonriendo al ver la escena. Pudo haber sido algo raro viniendo de una extraña, pero no lo era, porque Itachi la había reconocido de inmediato.

 La joven, al notar la cara de extrañeza de Itachi, comenzó a caminar, entrando a la habitación con una sonrisa muy grande.

 -Konnichiwa, Itachi-senpai.-Dijo algo tímida, notando el asombro en la cara del moreno y un leve sonrojo en ella misma, pues no lo había visto en casi un año.

 -¿Hinata?-Itachi se sorprendió.

 Hinata entró a la habitación de una manera sutil, pero a la vez radiante. Tenía puesto un vestido amarillo con olanes color blanco en el pecho y un sombrero de paja con un listón rosa posaba sobre su cabeza.

 -Ella misma.-Sonrió con dulzura, uniendo sus manos algo apenada.-  ¿Es tuya?- Preguntó señalando a la morena bebé.

 La chica se acercó a la pequeña a paso lento. Se emocionó al verle el rostro y apreciar la somnolencia que la invadía.

 -Es hermosa.-Sonrió con ternura.- ¿Es la única que tienes?-Itachi hizo un leve movimiento de cabeza, indicando que en la cuna a su izquierda se encontraba su otro tesoro.

 -Que bella, Itachi-senpai.-

 -Puedes omitirlo, ya no estamos en la Universidad.-Dijo con delicadeza y bajito, para no despertar a ningún bebé.

 -Lo siento. Es una costumbre.-Sonrió apenada, hasta que el moreno atrajo su atención.

 -¿Qué hacías allá afuera, Hinata?-

 -¿Eh?-Ella misma se había sorprendido a la pregunta, pues, después de estar tres minutos fuera de cuneros, ya no recordaba con facilidad a qué había ido.- ¡Ah!, lo siento si te incomodé, pero primero pensé que no eras tú pero pude reconocerte.-

 Itachi la observó un rato. Aún sonreía con pena, no había crecido casi nada y se sonrojaba con facilidad. Era la Hinata de siempre.

 -¡Oh, sí! ¡También vine porque hoy nacerá mi sobrino!-Dijo alegre, casi saltando.-Espero que sea una niña. Neji nii-san dijo que sería una niña y mi cuñada que sería un niño ¿Puedes creerlo?-

 El moreno la felicitó, pues pronto sería tía, pero luego recordó que tenía que mantener vigilado un reloj que se encontraba en la pared a su derecha.

 Indicaba ya las 12:57p.m.

 Si no se equivocaba, dentro de unos minutos llegaría una enfermera para asegurarse de que no hubiera nadie cerca de los cuneros, pues ya se habría acabado la hora de visita. Prefirió salir antes de que lo sacaran del lugar, así que, con mucho cuidado, depositó a su bebé en su lugar, donde ya dormía placidamente.

 Hinata hubiera querido seguir platicando con Itachi, pero tenía que ir donde Neji para ver nacer a su sobrino o sobrina.

 Itachi, sabiendo que Naruto estaría con Sasuke en esos momentos, decidió bajar al primer piso, donde debería estar la cafetería, y así conseguir por lo menos un café para superar su somnolencia.

 *El sol volverá a salir

La luna será más blanca

El río será más río

No caerán las montañas.*

 21 de Junio. En algún lugar. Sin horario. Subconsciente de Uchiha Sasuke.

 Sasuke miraba de un lado al otro, buscando algo, al parecer. Se veía agotado y lindo a la vez. Había "despertado" hace casi veinte minutos, sintiendo el pasto debajo de él y con el sol cayendo sobre sus ojos. Se sentía muy ligero, además de que, en ese lugar, hacía un clima agradable para él, ni muy soleado ni muy nublado; uno que le sacaría una sonrisa a cualquiera.

 Se podría decir que Sasuke se encontraba de un gran humor, bueno o malo, pero ese no era el caso. A pesar de que se había sentido bien al principio, se percató de no estar en el hospital. No había nadie a los alrededores. No había doctores, ni enfermeras, ni siquiera Naruto estaba por ahí.

 Trató de buscar su móvil en alguno de sus bolsillos. Sorpresa la que se llevó al descubrir que no tenía ni camisa, ni pantalones, y mucho menos boxers, claro que no. Su sorpresa fue porque, en lugar de la ropa que usaba diariamente, tenía puesto un vestido negro con un delantal rojo y blanco sobre este.

 -¿Por qué estoy usando un vestido?-Se preguntó en voz alta, para luego volver a sorprenderse.

 ¿Acaso había escuchado bien? Tenía que ser mentira. Su voz había sonado infantil, como cuando era un niño... ¡pero eso no podía ser para nada posible!

 No confiando en sus oídos, volvió a buscar en sus bolsillos hasta encontrar algo en lo que se pudiera reflejar. Poco después, encontró un reloj de bolsillo, lo observó y pudo apreciar que había estado detenido desde hace ya mucho tiempo, además que venía con un espejo interior.

 -¿Pero que demo....?-

 La expresión en su rostro era de estupefacción, simplemente sorprendido por lo que veía en aquel espejo. Tocó su piel para cerciorarse, pero no había error, miró sus manos y pudo apreciar que estaban más pequeñas que antes. Sasuke se veía y escuchaba como un lindo, adorable y tierno niño de nueve años.

 Tocó su cabeza en un reflejo. Su cabello estaba más corto y sobre él se posaba un listón rojo, el cual formaba un lindo y gran moño.

 El moreno comenzó a temblar ligeramente y a hiperventilar. Todo estaba de locos ahí. Tenía aspecto infantil, tenía puesto un vestido, no tenía con quién o con qué comunicarse, y no parecía que alguien fuera a aparecer de la nada, agregando a eso que lo último que recordaba era a su bebé llorando.

 Empezó a preocuparse por su bebé, no le había visto, no sabía si era un niño o una niña, y había aparecido de repente en tan raro lugar. Así que, por una sana iniciativa, Sasuke comenzó a caminar sin rumbo fijo.

 Con cada paso que daba, los incómodos zapatos de niña se transformaban en un martirio. Él no estaba acostumbrado a usar zapatos, y mucho menos de niña, pues la mayoría del tiempo usaba tenis o sandalias por su embarazo.

Podría jurar que, si los zapatos fueran seres vivos, Sasuke ya los habría matado tiempo atrás.

 Por tal cansancio, el moreno trató de descansar bajo la sombra de un árbol que, a su parecer, era extraño, pues no tenía hojas ni ramas y proyectaba la sombra equivalente a dos o tres sauces en buen estado.

 Se sacó los zapatos antes de que le hicieran más daño, recibiendo gran alivio al hacerlo, para después lanzarlos muy lejos. No supo dónde cayeron ni le importaba.

 Cerró los ojos al recargarse en el árbol, pensando en cómo salir de allí, pero primero tenía que saber dónde estaba, pero claro, ignoraba ese detalle.

 A lo lejos, y al agudizar la vista, el pequeño Sasuke logró enfocar algo a la distancia. Iba muy deprisa y apenas se veía claramente, además de que iba directo hacia él. No era algo que hubiera presumido de haber visto con anterioridad, pero pudo distinguir... ¿un conejo pelirrojo?

 -¡Se hace tarde! ¡Se hace tarde!-Gritaba el conejo apresurado mientras brincaba y miraba constantemente un reloj de números exageradamente grandes en su muñeca izquierda.

 Sasuke se impresionó. No era un simple conejo, era un chico pelirrojo con orejas y cola de conejo, que además vestía un traje formal, casi como si fuera a ir a un evento de gala o algo por el estilo. El moreno sólo lo vio pasar de largo, justo detrás del árbol donde él se situaba, entrando por un agujero que no debería de estar ahí y del que no se había percatado antes.

 Se extrañó. El agujero en la tierra no era muy grande, de veinticinco centímetros de radio, más o menos; y aquél conejo se veía más ancho, tal parecía que el agujero era demasiado estrecho para que pasara, así que nada cuadraba en su lugar.

 Se levantó de su lugar, rodeando el árbol hasta llegar a estar frente a ese hoyo. Lo miró con detenimiento. No se veía el fondo y había varias piedras y raíces en las paredes de éste. Hubiera querido ver a ese conejo entrar sin hacerse un rasguño.

 En un instante giró a ver su cuerpo. Era de piernas y brazos cortos al igual que delgados, su cabeza no era muy grande y, aunque el vestido se podía rasgar, cabía la posibilidad de que pudiera bajar por aquél agujero. Pero hablando claro ¿A quién le importaba el maldito vestido?

 Se había decidido. Bajaría e investigaría a dónde había ido el conejo con tanta prisa. Pero antes de que pudiera siquiera parpadear, el raro conejo pelirrojo subió por el agujero, logrando mirarlo frente a frente.

 -¡Por fin te encuentro, Mariana!-Dijo alegre pero sin sonreír.

 No iba en serio ¿verdad? ¿Lo había llamado MARIANA? ¿Qué con eso? Está bien que esté usando un vestido, pero lo había llamado por un nombre de chica, lo que lo fastidió y provocó que inflara sus mejillas irritado.

 -¿A quién estás llamando Mariana?-Dijo con una voz que lograría erizarle los vellos a cualquiera (aún con tono infantil), menos al curiosos pelirrojo.

 -¿Tú a quién crees? Se nos hace tarde, y recuerda que no me gusta hacer esperar a la gente.-Dijo en su defensa.

 -Ni siquiera te conozco. Es la primera vez que te veo.-Contradijo el moreno.-Y no me llamo Mariana.-

 -¿Quieres jugar a la amnesia de nuevo? Bien.-Salió del oscuro hoyo y se sentó al borde de éste.

 Para sorpresa de Sasuke, el conejo salió con mucha facilidad, cómo si estuviera hecho de mantequilla, agregando a eso que su ropa no estaba ni sucia ni rasgada por las incontables piedras del interior.

 -Soy Sasori. Encargado de la guardia real del castillo de naipes.-Extendió la mano amablemente, como si de verdad se estuviera presentando por primera vez.-Tú eres Mariana, mi asistente personal y encargada de la decoración del castillo de la Reina.-

 La expresión en el rostro de Sasuke se podía traducir como incredulidad ante lo que Sasori, como se hacía llamar, decía. ¿Y de qué Reina hablaba? ¿Qué no estaba en Japón? Ahí no tenían Reina ni Rey ni nada que se pareciera.

 -Yo no soy asistente de nadie e ignoro de qué Reina hablas.-Dijo mirando fijo al conejo, casi de una manera retadora.-Tampoco me llamo Mariana y mucho menos soy mujer. Me llamo Uchiha Sasuke.-Se cruzó de brazos, esperando una respuesta del pelirrojo, pero parecía que éste no le había hecho mucho caso, pues reposaba tranquilo y arrancaba el césped con sus manos.

 -Entonces... Sasuke.-Añadió un tono de sarcasmo al pronunciar el nombre.- ¿Cuantas veces vamos a tener que jugar este juego? Mírate ¿Cómo puedes decir que no eres una chica si estás usando vestido?-Dijo señalando a la dichosa prenda.- ¿Qué clase de chico usaría uno? Además, estás muy pequeña como para querer cambiar de sexo ¿No crees?-Comentó haciendo referencia a su corta edad.

 Sasuke tenía ganas de darle un buen golpe, uno de los que, luego de haber sido recibidos, no se levantara hasta después de varios minutos. Desgraciadamente, eso no podía ser, pues Sasori tenía razón en una parte. Seguía siendo pequeño, pero la furia nadie se la quitaba.

 -Por cierto, sonará repetitivo pero ya nos tenemos que ir o llegaremos tarde.-

 El moreno tenía curiosidad por saber a que se refería exactamente con llegar tarde. ¿Acaso tenía un compromiso importante o lo hacía por fastidiar?

 -¿Ya has comido? No quiero que a medio camino me digas "Sasori-san, tengo hambre, vayamos al KFC." o cosas así.-

 Sasuke no respondió de inmediato. Si bien no había comido, tampoco tenía hambre, pero terminó contestando con un asentimiento negativo de cabeza. Sasori le hizo una seña con la mano, para que se acercara un poco pero el Uchiha aún desconfiaba un poco.

 -Te diré algo importante, pero tienes que guardar el secreto.-Dijo casi susurrando.

 La curiosidad volvió a dominar a Sasuke, haciendo que se acercara al pelirrojo, y cuando estuvo a una distancia corta del agujero, pudo percibir un ligero mareo, pero casi nada.

 -¿Qué quieres?-Preguntó una vez estuvo cerca de el pelirrojo

 -Sólo quería decirte que...-Volteó a la izquierda y a la derecha, como esperando que alguien apareciera, pero como eso no pasó miró por fin a Sasuke con una sonrisa perturbadora.- ¡Las damas primero!-Gritó para empujar al moreno dentro del oscuro agujero.-Ya vamos progresando, Mariana.-Gritó dentro del agujero, mientras que Sasuke seguía cayendo y no le había escuchado por estar entretenido gritando como el niño pequeño que era.

 -Que chillona.-Suspiró el pelirrojo para que poco después se le prendiera el foco, literalmente.- ¡Genial, una bombilla gratis! Bueno, además de eso...-Volvió a asomarse por el agujero, donde ya no se escuchaban los gritos del pequeño Uchiha.-Mariana... Recuérdame que tenemos que ir por mis guantes.-Tocó sus orejas en un movimiento reflejo para, inmediatamente, mirar su reloj y ver que ya iban algo tarde. Dio otro suspiro más profundo que el anterior, y luego se lanzó al vacío.

 La distancia que recorrió al bajar le resultó corta, pues ya lo había recorrido varias veces. Cayó de una manera elegante, sin arrugar su traje, sin despeinarse ni un pelo y sentado encima de Sasuke que había caído con anterioridad.

 Al levantarse Sasori, Sasuke quedó aturdido por el impacto con el suelo y rematando con el pelirrojo encima suyo. ¿Qué no tenía piedad de un niño?

 -¿Qué haces en el suelo?-Preguntó viendo al moreno, que con esfuerzo y movía los brazos.-Como ya he dicho, tenemos que ir por mis guantes, y como eres mi asistente, cuando digo "tenemos que" se traduce a "tienes que" ¿No es genial?-

 Se sentía pesado, aún tenía ganas de darle un golpe al pelirrojo pero se aguantaba. Notó que el impacto contra el piso y ser aplastado por el conejo no le habían dolido para nada, sólo lo habían dejado un poco débil.

 Al levantarse, pudo percatarse del lugar donde estaba. Se suponía que había entrado por un agujero, entonces ¿Por qué había árboles? Demasiados para su gusto, pues eran tantos como si fueran el territorio de un bosque o una reserva natural, y él estaba más acostumbrado a la urbanidad.

 Había un cielo despejado, las corrientes de agua se escuchaban a lo lejos chocar con las rocas que se aparecieran en su camino, y sobra decir que había flora y fauna por todos lados.

 -¿Qué haces ahí parada? Tienes que ir por mis guantes.-Mencionó para comenzar a caminar por un sendero que se había dibujado entre los árboles, como si siempre hubiera estado ahí.-Recuerda que vamos tarde.-

 Sasuke se dio un poco de prisa para alcanzar a Sasori, pues no sabía a donde había llegado después de esa caída y el pelirrojo era el único ser vivo parlante que se pudiera encontrar en varios kilómetros.

 El camino se le figuraba largo, pues no había charla por parte de ninguno, parecía que Sasori no sabía por donde iba, y creía haber estado dándole vueltas al mismo sendero más de cinco ocasiones.

 -¿A dónde te diriges con tanta prisa?-Ironizó el Uchiha, pero Sasori parecía distraído, así que le contestó pasado casi un minuto.

 -A dónde vamos, querrás decir. Por algo te había estado buscando.-Mencionaba mientras pateaba una piedra que había sido movida de su lugar de origen por más de diez metros.-Vamos al castillo de la Reina Roja, porque se dice que primero habrá una fiesta y después una ejecución.-

 El moreno se exaltó ante la palabra ejecución. No podía creer que aún existiera tal cosa.

 -¿Y qué se supone que tengo que hacer allá?-

 -Es muy sencillo. Primero, disfrutar de la fiesta, y segundo, defender al acusado o acusada para que no lo o la ejecuten.-Dijo cruzando sus brazos por detrás de su cabeza.

 -¿Y tú qué harás?-De nuevo, la maldita curiosidad invadió los sentidos de Sasuke.

 -¿Yo? Haré lo más difícil de todo.-Hizo una pausa dramática, como si lo que tuviera que hacer fuera tan grande como ser espía del FBI.-Tocaré la trompeta.-Dijo ocasionando que Sasuke se cayera de espaldas, porque había puesto algo de interés a la platica como para que Sasori saliera con algo así.

 -No hablas en serio.-

 -Claro que sí. Yo no quiero perder mi cabeza si el acusado pierde. Sabías que morirás con él o con ella ¿verdad?

 Ahora si se desmayaba. ¿Sería ejecutado si no defendía bien al acusado/a? Eso, de verdad, tenía que ser broma, y una de pésimo gusto.

 -¿Estás bien? Te pusiste pálida.-Dijo el pelirrojo señalando el rostro del Uchiha y deteniéndose en el camino.

 -Sí, estoy bien. ¿Pero por qué nos detuvimos?-Se extrañó ante la acción.

 El lugar dónde habían parado era una especie de división que partía en dos el sendero por el que habían llegado. Se separaba gracias a un río subterráneo que salía a la superficie y seguía su camino. Ambos senderos tenían colores diferentes. El de la Izquierda era azul, y el de la derecha era verde.

 -Aquí nos separamos, Mariana. Ya te traje hasta acá, sólo falta que vayas a mi casa y traigas mis guantes.-Dijo viendo a ambos caminos con algo parecido a alegría.-Por si no te lo dije, son de color blanco. Ahora... ¿Qué camino tomarás?-

 El moreno se sorprendió ante tal pregunta. Se suponía que Sasori lo estaba guiando. ¿Por qué le preguntaría por el camino a escoger?

 -Tú deberías saber ¿No? Yo no conozco este lugar, lo más seguro es que acabe perdido.-

 -Si no te quieres perder usa el camino verde, pero si quieres llegar a mis guantes ve por el camino azul.-

 -¡Eso no tiene sentido! Estás diciendo que en el camino verde no me perderé pero no tendrás tus guantes, y si voy por el otro me perderé y quién sabe si encuentre los guantes.-Gritó por fin en medio de su lucidez, al tiempo que temblaba un poco de coraje.- ¿Por cuál sendero irás tú?-

 -¿Yo? Iré de regreso por donde vinimos. No se llega al castillo por aquí ¿Sabes?-

 -¡No me jodas!-Gritó tan fuerte que hasta pareció que la voz le cambió, casi a la que debería de tener a sus dieciséis años.

 -Tú elijes. Nos vemos en el castillo, Mariana.-Dijo mientras se daba medía vuelta y regresaba por el mismo lugar por el que Sasuke y él habían llegado.-No llegues tarde, recuerda la ejecución. ¡Será épico!-Gritó emocionado dando saltos cada vez más grandes hasta desaparecer de la vista del moreno.

 Al poco rato de quedarse solo, Sasuke echaba a la suerte el camino a elegir, terminando por escoger el sendero azul. Total que no podía perderse más de lo ya creía que estaba.

 

*Porque me quedo muda

Prendida en tu mirada

Porque todo es lejano

Porque sin ti

Ya no hay más nada.*

 

21 de Junio. Hospital Akaeda. 12:18p.m. Maternidad. Sala 5, habitación actual de Uchiha Sasuke.

 

Al igual que el día interior, la calma reinaba en la habitación. No había mucho ruido, sólo se podían escuchar un par de suspiros y uno que otro "bip" de los aparatos cercanos a la cama. La ventana estaba abierta y sus respectivas cortinas estaban corridas de par en par. Sobre la cama se encontraba reposando un chico de cabellos oscuros y piel blanquecina. Él era el responsable de la mayoría de aquellos suspiros que inundaban la habitación.

 A un lado de éste, permanecía un chico que, al parecer estaba al tanto de la salud de la persona que se encontraba frente a él. Sostenía su pálida mano entre las suyas, tratando de entibiarla de alguna manera u otra. Una de ellas se había movido sola, ya no estrechaba aquella frágil mano, sino que se pasaba sobre el delicado rostro de Sasuke, moviendo cabellos ahí y allá para poder apreciarlo con mayor claridad. Al instante, las mejillas se tiñeron de un ligero color rosa por el tacto entre ambos, como si supiera que se encontraba junto a él.

 No sabía hasta cuando iba a despertar, pero él esperaría lo que fuese con tal de ser el primero para verlo despierto.

 Recordando los hechos pasados, se le partía el alma al ver imágenes mentales de aquellos sucesos. Aún recordaba la facilidad con la que Sasuke se había desvanecido en mero asunto. Cómo había muerto su hija sin estar él presente, dejándole esa parte a Itachi.

 Estrechó más ambas manos. Recordando todos los momentos que había pasado con Sasuke, se le escapaba una sonrisa tonta de vez en cuando.

 Venían a su mente las noches en vela por los mareos, las falsas alarmas, pero sobre todo los antojos. Así es, los múltiples antojos de Sasuke eran los que más sonrisas le sacaban.

 Recordaba los primeros meses de convivencia, a eso del cuarto mes fue cuando comenzaron. Venía a su memoria como a cerca de las doce de la noche, Sasuke se levantaba e iba a su habitación, donde lo picaba con su dedo hasta el cansancio o hasta que despertara. Pedía de las cosas más raras. Los primeros días fue pudín sabor napolitano, acompañado con las clásicas galletas de obleas. Después vino el pastel de mocha con crema batida encima.

 Así se fueron los primeros días, pues siempre pedía algo que se podía comprar en una repostería o hacer en casa. Lo más difícil fue cuando empezó a pedir algo más exótico y a deshoras. Por ejemplo, aquella vez que pidió un batido de zarzamoras con trocitos de piña, acompañado de galletas de chocolate blanco con trozos de pepinillo. O la vez que pidió helado de menta y chocolate encima de un pie de manzana y pasas, hubiera estado normal de no haberlo pedido todo sobre la espalda del rubio. Personalmente no le incomodó pero era raro al fin y al cabo.

 Recordar. Era lo único que le quedaba hasta que Sasuke despertara, después se podrían crear nuevos con él y con sus hijas.

 Sabía que el camino por el que iban no era nada fácil, pero tampoco imposible de recorrer. Se preguntaba si, al despertar, Sasuke tomaría bien lo de Yukiko, tal vez no, pues las probabilidades de alegrarse de algo así eran muy escasas. Lo que sí tenía asegurado es que se alegraría de no haber tenido sólo una, sino dos bebés que añoraban su protección y calor.

 Se quedó admirando la habitación por unos instantes. Si se prestaba atención, se podía escuchar el viento de la tarde correr por la habitación desde la ventana. Le hacía gracia ver como las pequeñas ráfagas movían y enredaban el cabello del moreno, pues Sasuke siempre había presumido de ser uno de esos chicos que ni el viento los despeina siquiera un poco.

 Un vago sonido lo distrajo. Era su estómago que clamaba por comida. Se cuestionó por algunos instantes si en la cafetería tuvieran ramen, sino fresco, por lo menos instantáneo.

 Con todo el pesar del mundo, soltó la mano de Sasuke para dirigirse a la salida, pues estaba seguro que no iría a ningún lado.

 

*Porque no existen hadas

Ni príncipes, ni sueños

Porque todo es mentira

Porque sin ti, ya no hay más vida.*

 

21 de Junio. Hospital Akaeda. 12:25p.m. Maternidad.

 

No podía describir con palabras lo que sentía en ese momento. Era algo parecido a felicidad, alegría, emoción y éxtasis. Cada que podía, daba pequeños saltitos mientras recorría los pasillos del iluminado hospital. Se sentía dichosa, pues su sobrino acababa de nacer. Lo había visto en los brazos de su cuñada hace unos cuantos minutos, mientras Neji la acompañaba como el buen padre que se decía ser.

 Raramente, su cuñada había ganado la apuesta. Se había decidido que quien perdiera iba a cumplir los caprichos del otro, mientras Hinata se encargaba de ponerle nombre a él o a ella.

 No se imaginaba a su hermano cumpliendo todos y cada uno de los caprichos de su esposa, era muy raro. Bueno, total que había sido un niño, pero ella sólo había pensado nombres de niñas, así que pidió un poco más te tiempo para que se le ocurriera uno bueno.

 Estaba tan feliz, que parecía que el corazón se le saldría del pecho, quería cantar de alegría pero recordaba que era un hospital. Lo único que podía hacer para calmar sus ansias era salir a caminar un rato, pero nunca se imaginó encontrarse a alguien que no veía desde hace mucho tiempo.

 -¿Naruto-kun?-Preguntó en voz baja mientras veía como un hombre de tez canela y cabello rubio salía de una habitación con el número cinco en medio.

 Al reconocerlo, de inmediato fue a abrazarlo como si la vida se le fuera en eso, tal vez la emoción de ver que le traía su sobrino fue demasiada.

 -¿Hinata?-Se extrañó de repente.

 No se imaginaba que iba a encontrarse con su prima (la cual quería como a una hermana) en un hospital y en esas circunstancias.

 -Me alegro mucho de verte, Naruto-kun.-Comentó alegremente mientras jalaba al rubio a unos asientos cercanos.- ¿Qué haces aquí? ¿A caso tus padres están enfermos?-

 -No... No es nada de eso.-Dijo saliendo del pequeño shock del abrazo.-Estoy aquí por Uchiha Sasuke ¿Lo recuerdas?-

 -Cómo olvidarlo.-Se precipitó a decir la muchacha meramente alegre.-Era la razón de que existieran montones de chicas a la entrada del instituto cuando iba a visitar a Itachi-senpai.-Su rostro se había enrojecido un poco, mientras se aventaba aire con un hoja de papel que guardaba en su bolso.-¿Pero por qué están aquí ambos? También Itachi-senpai lo está, me lo encontré en los cuneros.

 -Es que Sasuke dio a luz, pero está hospitalizado porque hicieron una intervención de emergencia.-

 -Oh, ¿Estará bien?-Preguntó preocupada la ojiperla.

 -Claro que sí. Todos contamos con él.-Dijo esbozando una sonrisa muy linda, la cual animó a Hinata un poco.

 -¿Y tú qué haces aquí? Pensé que estarías de viaje por ser vacaciones.-

 -Ya ves que no. Acaba de nacer mi primer sobrino.-

 Naruto puso una cara de asombro. ¿De verdad Neji se había animado a tener hijos?

 -Y es muy lindo, por cierto. Aún no tiene nombre porque me encargaron que yo lo nombrara, pero sólo había pensado en nombres para niñas.-Sonrió con ternura.

 -Ya se te ocurrirá algo ¿No crees?-Dijo el rubio después de un rato.-Tú siempre tienes buenas ideas, por eso confían en ti.-

 La morena se animó gracias a las palabras de su primo. Decidieron platicar un rato más, pues no tenían nada que hacer. Sólo... esperar.

 

*Un día profundo y claro

Llegaras a buscarme

En una carroza blanca

Como en los cuentos de antes.*

 

21 de Junio. Hospital Akaeda. 03:43p.m. Jardines de Akaeda.

 

Nadie supo como, ni cuando, ni porque, pero se había armado una revuelta en el jardín posterior del hospital. Llevaban poco más de una hora peleando verbalmente, hasta que la bomba explotó y comenzaron los inevitables golpes. Varias personas se habían precipitado a las ventanas del edificio, al igual que en el patio mirando como meros idiotas sin poder hacer nada para detener la disputa.

 Después de varios golpes, por fin se hizo la paz, pues, aunque parezca imposible, dos chicas se habían acercado a detener el disturbio.

 Por un lado, un hombre moreno era sostenido por la increíble fuerza de una chica pelirrosa con una bata médica puesta. Se podía apreciar que tenía la camisa llena de sangre, moretones en los brazos y cara, al igual que el labio partido casi a  la mitad. En cambio, estaba del otro lado de la discusión un hombre de cabellos dorados. Tenía igualmente, la camisa manchada con su propia sangre y también ajena, tal parecía que su dedo meñique se había vuelto a romper. Tenía un brazo mal herido y la nariz un poco rota. Estaba siendo sostenido por una muchacha de cabellos negros y ojos perla. Gracias a eso, los ánimos y alegría que tenía hace poco habían desaparecido por completo debido a la pelea entre su primo y su antiguo senpai.

 -¡Ya basta, ustedes dos! ¡Un hospital no es un sitio para comenzar una pelea!-Gritó la pelirrosa, notando que había manchado su bata con la sangre del moreno.-Pueden hacerlo en otro lado pero no aquí.-

 Nadie quiso hablar, todos estaban en silencio, temiendo que algo pudiera alterar más la situación. Sakura tenía a Itachi acorralado con un árbol, y Hinata hacía lo mejor posible tratando de mantener al rubio en el piso, pues había perdido mucha sangre.

 -¡Tranquilícense, por favor! No pueden seguir así toda la vida.-Dijo la morena mientras trataba de tranquilizar a ojiazul.

 Poco a poco las personas a los alrededores fueron desapareciendo, pues ya no había más que ver. Después de un rato tratando de calmar las ansias de golpear al contrario, Sakura y Hinata los guiaron al interior del hospital, donde les curarían las heridas y de paso los regañarían un poco.

 Entraron a una habitación con la placa "Sala de curaciones" pegada en la puerta. Cada uno estaba en una camilla, pero eran separados por una cortinilla azul cielo, pues ninguno quería ver al contrario. Dos enfermeras los atendían por igual, mientras la pelinegra estaba sentada en una silla de ruedas enfrente de ambos y se comía una paleta de cereza. Con todo lo que había pasado se le había bajado el azúcar a un nivel casi crítico.

 Sakura estaba en medio de ambas camillas. Sólo movía sus tacones esperando una respuesta por alguno de los heridos.

 -¿Puedes parar de hacer eso, Sakura?-Preguntó Itachi mientras la enfermera curaba el labio roto de éste.

 -No. No lo haré. ¿Y sabes por qué? Porque ambos me deben una explicación.-Decía mientras recorría la cortina que dividía a ambos chicos, dejando a ambos ver las heridas que se habían hecho entre sí.-Sólo mírense. ¿Así quieren acabar cada vez que se vean?-

 -Él empezó-ttebayo.-Dijo el rubio antes de hacer una mueca de dolor porque la enfermera le había puesto en su lugar la nariz.

 -¡No me importa quién haya empezado! Un hospital no es un campo de batalla, es precisa y únicamente un hospital, donde se atienden heridas y se cura a los demás.-Dijo cruzándose de brazos, conteniendo las ganas de darle un buen puñetazo a cada uno por haber armado tremendo pleito.

 Las enfermeras ya habían terminado con su trabajo. El rubio tenía un vendaje a la altura de su nariz, su dedo meñique era sostenido por una especie de férula en miniatura, tenía ambos brazos vendados y por ellas sobresalía algo de sangre. El moreno tenía vendado el ojo izquierdo, gracias al vendaje se sostenía una bolsa de hielo instantáneo, que ayudaría a bajar la hinchazón de los moretones un poco. Tenía un par de puntadas en las comisuras de los labios. La sangre de su camisa venía de un golpe en la cabeza que también se había desinfectado y vendado.

 -¿Y... Có-cómo comenzó todo?-Preguntó Hinata una vez ubicó el silencio.

 Ninguno de los dos hablaba. Parecían niños pequeños tratando de no verse a la cara y haciendo oídos sordos a lo que se hallaba a su alrededor. Naruto se animó a hablar cuando la pelirrosa lo amenazó con su puño.

 -En realidad... no me acuerdo cómo comenzó. Sólo recuerdo que estábamos en el pasillo frente a la puerta de Sasuke, hablamos un poco pero se nos fue de las manos. Estábamos gritando en el jardín y terminamos así.-Dijo señalando sus múltiples heridas.-Pero estoy seguro de que no fue culpa mía.-Dijo tomando una paleta de mora azul de un frasco en la repisa de al lado.

 Itachi no decía nada. Se limitaba a hacer un dibujo mental de un muñeco vudú con la apariencia de Naruto, al cual le insertaba agujas, cuchillos y tijeras, además de que lo quemaba o lo aplastaba con una aplanadora hidráulica.

 Sakura volvió a mover impaciente sus tacones, esperando una respuesta por parte de Itachi. El moreno sólo miraba la ventana, sin verla a la cara. La pelirrosa se impacientó, y tomó el rostro del ojinoche entre sus manos fuertemente, haciendo que las puntadas en su labio se abrieran un poco, y terminando por exclamar un grito de dolor.

 -¿Qué haces?-Preguntó adolorido, pero aún así, la mujer de ojos esmeralda no aflojaba el agarre.

 -Me falta tu versión de la historia. Créeme que no quiero hacerte daño, pero si no me dices lo que pasó en realidad voy a tener que poner limón en ese labio partido tuyo ¿Comprendes?-

 El moreno accedió de mala gana. No le podía ganar a esa amenaza y menos tratándose de Sakura, pues él la conocía como una persona con mucha determinación.

 Sakura dejó de aplicar presión en la herida abierta, para después tomar una aguja e hilo metálico para coser por ella misma el labio de su ex-compañero de apartamento. El rubio no se podía aguantar la risa, una chica estaba regañando y amenazando a Itachi, para él era de lo más divertido. Procuraba reír bajito para que el moreno no le escuchase, mientras que su prima le lanzaba miradas reprobatorias por su comportamiento.

 Una vez terminado el trabajo, la pelirrosa se alejó de Itachi, para escuchar lo que tenía que decir.

 -Estábamos en el pasillo de maternidad. Naruto estaba acompañado por Hinata. Me senté a un lado de ellos pues quería hablar sobre Sasuke.-Mientras decía esto con tranquilidad Hinata asentía, pues había sido la testigo potencial.-

 -Comenzamos hablando con calma, sin ninguna alteración, pero luego él comenzó a hablar sobre irse con mis hijas.-

 Naruto no aguantó eso último y se levantó aún con el dolor de cuerpo invadiéndolo.

 -¡No tienes derecho a llamarlas tuyas! ¿Quién te dio ese derecho?-

 Itachi se había levantado igualmente. No quería quedar abajo mientras el rubio le reclamaba.

 -Desde que dejaste el contacto con Sasuke, supe que él ya no te pertenecía y yo me haría cargo de él.-

 -¿Quién te estás creyendo, Naruto? ¡Las personas no le pertenecen a otras personas! ¡Hablas de ellos como si fueran mercancía!-Esto último el rubio no lo soportó y le dio un puñetazo, haciendo que la pequeña bolsa de hielo instantáneo se cayera de su lugar.- ¿Acaso me pegas porque sabes que tengo razón?-Preguntó sin moverse de su lugar.

 -¡Por favor, venimos a arreglar las cosas, no a empeorarlas!-Chilló Hinata mientras tenía sus brazos pegados a su pecho, albergando la esperanza de que pudieran hacer las cosas tranquilamente.

 A fuerzas, Naruto e Itachi fueron acostados en cada cama por las enfermeras, y sujetaron unas cuantas correas a sus piernas, brazos, vientre y cuello, impidiendo que comenzaran otra pelea.

 -¿Qué pasó después de eso?-Preguntó la pelirrosa, tratando de que Itachi continuara con su parte de la historia.

 -Salimos al jardín porque estábamos haciendo demasiado ruido. Después hubo algo parecido a un detonador y no sé cómo se dio, pero terminamos peleando.-

 Sakura lo pensó un poco. Ninguno de los dos tenía la razón sobre lo que estaban pasando, así que ella decidió intervenir.

 -¿Les parece si yo arreglo esto?-Preguntó la pelirrosa, mientras era observada incrédulamente por el rubio y el moreno.

 La chica de ojos verdes, recordando el dicho de "el que calla otorga", puso manos a la obra, saliendo de la habitación, al tiempo que dejaba encargada a Hinata la estabilidad de aquellos dos, pues un comportamiento así no era digno de un hospital.

 

*Tú seguirás allí

Yo seguiré soñando

Ese beso que al final

Te robaré, mientras tanto.*

 

21 de Junio. Hospital Akaeda. 04:16p.m. Sala de Curaciones.

 

La tensión era tanta entre Itachi y Naruto que Hinata se vio en la obligación de cerrar la cortinilla que separaba ambas camillas. Desde hace rato que Sakura la había dejado vigilando a su primo y a su senpai, pero ya estaba tardando mucho. Tal era su ansiedad, que ya se había comido tres paquetes de chocolates con cacahuate, cinco paletas que estaban en curaciones, y un paquete de galletas con malvaviscos de la maquina expendedora que se encontraba afuera.

 Nadie hablaba, y eso hacía más larga la espera. No había televisión, no había ventanas, no había nada con qué entretenerse además del enloquecedor "tic, tac" de un reloj morado de la pared Sur.

 Unos pasos se aproximaban a la puerta, que inmediatamente se abrió, dando paso a una chica de cabello rosa, que ya se había cambiado la bata médica, porque la otra estaba manchada con sangre que no era suya.

 Entró con una pequeña cantidad de papeles entre sus manos. Nadie sabía que contenían, sólo quedaba esperar a que la pelirrosa hablara.

 -Estuve pensando un largo rato en este problema y he llegado a una conclusión que los dejará a todos a gusto de todas maneras.-

 La determinación en el rostro de la Haruno se podía apreciar, puede que haya tenido un buen plan, pero tal vez no terminaría tan bien como ella decía.

 -He aquí un contrato.-Dijo mostrándolo a ambos por igual.-Pensando en todo lo que cada uno quería es como se redujo a esto. Ahora... quiero que me escuchen con atención. No quiero interrupciones, ni reclamos ni gritos hasta que termine de leerlo. ¿Bien?-

 Los otros dos aceptaron como pudieron, pues una correa amarrada a sus cuellos no los dejaba respirar.

 La pelirrosa carraspeó un poco la garganta para dar por comenzada la lectura.-Y cito...-

 He aquí un texto hecho por Haruno Sakura, en el hospital Akaeda. 21 de junio del año en curso.

 Sabiendo el actual comportamiento de ambos y las razones de cada uno para hacerlo me he tomado la libertad de hacer un par condiciones que ninguno, por ningún motivo ha de romper.

 Condiciones del contrato:

 *Uchiha Sasuke, el vínculo y foco de pelea entre ambos, se quedará con Uzumaki Naruto, pues él mismo ha dicho que no quiere ver a Uchiha Itachi de nuevo.

 Al escuchar esta parte, en el rostro de Naruto se dibujo una sonrisa, casi perceptible pero sonrisa al fin. En cambio, el efecto que produjo en Itachi fue una de enfado, pero no podía hacer nada hasta que terminara de leer.

 **Sabiendo que ambos pelean por la paternidad de Tomoyo y Naoko, un bebé al azar se quedará con uno de ustedes, agregando a eso que Yukiko se quedará con Uchiha Itachi hasta nuevo aviso.

 -¿Por qué Yukiko se tiene que quedar con él? No es justo-ttebayo.-Gritó el Uzumaki, lo cual le costó caro, pues Sakura le había puesto una mordaza para que dejara de hablar.

 -A ver si así dejas de interrumpir.-Dijo la pelirrosa con un toque de desagrado en su voz.

 ***No les será permitido decir nada sobre Yukiko a Uchiha Sasuke hasta que se llegue a una decisión mutua.

 ****Si están de acuerdo con estás condiciones, se llevarán a cabo los acuerdos para hacerlo legal, puesto que Naoko y Tomoyo no están registradas oficialmente.

 Firmando este contrato, Uzumaki Naruto y Uchiha Itachi tienen rotundamente prohibido tener contacto entre ambos. Las bebés no se verán hasta nuevo aviso y se prohíbe a Uchiha Itachi tener algún tipo de contacto con Uchiha Sasuke.

 Todos se habían quedado con la boca abierta. Eso parecía ridículo, impresionante... pero ridículo a fin de cuentas.

 -No voy a separar a las niñas, tampoco alejaré a ninguna de ellas de Sasuke.-Replicó de inmediato el Uchiha.

 Hinata estaba ocupada quitándole la mordaza a Naruto, que ya estaba irritándole la piel por lo mucho que se movía.

 -¡Es horrible!-Dijo una vez estuvo liberado de la incomoda mordaza.-No puedo permitirlo.-

 -Pues... perdónenme la vida. Sólo quería ayudar. Han pasado por los suficientes problemas como para no arreglarlo con un plan de respaldo ¿No?-

 Todos se quedaron en silencio. No sabían que decir ni tampoco querían pensar en el contenido del aquél papel.

 -Vamos, chicos. Han pasado por varios problemas. Esta vez no piensen sólo en ustedes, piensen en lo que es mejor para Sasuke-kun.-Dijo Hinata alterada comiendo una paleta de limón.

 El silencio se hizo presente como si ya fuera su rutina. No sabían como reaccionar ante tal propocisión. Pero, la idea de hacer lo mejor por Sasuke, era lo que más les nublaba la vista.

 -Supongo que todo tenía que terminar así-dattebayo.-Dijo el rubio para sorpresa de todos.

 En su rostro se dibujaba una sonrisa triste. Había dejado de forcejear hace tiempo. Cualquiera hubiera pensado que el primero en oponerse habría de ser él, por eso, la reacción del rubio fue una completa sorpresa.

 Hinata desabrochó una de las correas para dejar la mano derecha del rubio para que pudiera firmar. Así lo hizo. Trataba de mantener su rostro en una expresión calmada, pero pareciera que por dentro su corazón se rompía poco a poco.

 Itachi no hizo nada además de mirarlo completamente incrédulo. No creía que fuera a aceptar tan rápido.

 -Lo pensaré.-Dijo volteando a ver otro lugar. Pues no aceptaba la idea de mantener a sus hijas separadas, ni tampoco dejar de volver a ver a Sasuke.

 -Como quieras. Tienes hasta mañana para decidir.-Dijo la pelirrosa saliendo del lugar.-No podremos hacer nada si despierta antes de firmar.

 Hinata se encargó de desatarlos a ambos. Todos salieron de aquella habitación menos Itachi. No sabía que podría pasar después de firmar el contrato, pero la respuesta más segura es que no terminaría muy bien.

 

*Porque me quedo muda

Prendida en tu mirada

Porque todo es lejano

Porque sin ti

Ya no hay más nada.*

 

21 de Junio. Hospital Akaeda. 06:14p.m. Maternidad. Sala 5, habitación actual de Uchiha Sasuke.

 

Lo había pensado mucho. Después de que todos salieran de aquella depresiva habitación como lo era la sala de curaciones, se quedó dándole varias vueltas al asunto.

 No creía que lo que estaba estipulado en ese papel fuera lo mejor. Pensaba en su hermano, en sus hijas; en lo que era mejor para todos. Tal vez fuera cierto que Sasuke no lo quería volver a ver, que ya era más feliz al lado de Naruto, pero era la parte que no quería reconocer.

 Era cierto, y daba por hecho, que aún seguía amando a Sasuke, al igual que a Tomoyo y a Naoko, por eso no los quería ver separado. Nunca se hubiera esperado que el rubio hubiera aceptado de buenas a primeras. Decía amarlo tanto como él pero si de verdad lo quisiera tanto no hubiera aceptado el separar a las niñas. Pero claro, estaba el otro lado de la moneda, dónde prohibía a Itachi acercarse de nueva cuenta a Sasuke.

 De ambos lados había ventajas y desventajas, pero se repetía una y otra vez que era por el bien de Sasuke hasta tratar de quedar convencido con lo que se decía.

 Estaba parado frente a la cama de Sasuke. Cada vez que lo miraba a la cara se convencía de que no era una buena idea, que era mejor dejar las cosas así y que lo decidieran en conjunto. Pero también le dolía saber que Sasuke no lo quisiera volver a ver en toda su vida.

 No sabía que hacer, su cerebro estaba seco de ideas, sin ningún plan de escape a lo propuesto.

 Tomó asiento a un lado del menor. Tomando sus manos, añorando su perdón en pensamientos mudos y palabras silenciosas. La cabeza le daba vueltas, no podía pensar en las condiciones del contrato sin que sintiera la cabeza a explotar. Pero todo era por Sasuke, lo más valioso para él además de sus bebés.

 Tomó una pequeña hoja de papel y una pluma que se encontraban en sus bolsillos. Escribió lentamente, como si el alma se le fuera en ello. La dobló en tres partes y escribió Sasuke en sobre ella. Al terminar la depositó en la mano izquierda del menor, pues estaba seguro que al despertar, sería lo primero que sentiría y pudiera explicar en palabras inciertas lo sucedido.

 Decidió salir de la habitación en cuanto terminó. Sentía que no era digno de estar ante la presencia de Sasuke sabiendo lo que estaba por hacer.

 Ya afuera, Sakura le esperaba con el contrato en sus manos y una pluma de tinta azul.

 -¿Ya te has decidido?-Preguntó con un impaciente timbre de voz.

 Itachi le había arrancado el contrato de las manos, firmándolo casi por obligación, dándoselo a la pelirrosa al terminar.

 -Sólo lo hago por él, no por mí.-Dijo para después alejarse, dejando a la ojiverde sola.

 La Haruno sólo podía ver la espalda de su ex-compañero adentrarse en la oscuridad de los pasillos. Pudo haberlo seguido hasta que desapareciera por completo pero el singular tono de su móvil la distrajo.

 -¿Moshi-moshi?-

 -¿Ya se cerró el trato?-

 -¿Por qué llamas a estas horas? Te dije que el límite era hasta mañana.-Dijo quedito la pelirrosa mientras entraba a la habitación de Sasuke.-Pero si aún lo dudas, Itachi acaba de firmar. Ya no quedan cabos sueltos.-

 -¿Qué condiciones pusiste?-Preguntó la grave voz al otro lado de la línea, la misma que había recibido su mensaje el día anterior.

 -Las ya contempladas. Que Itachi no vuelva a ver a Sasuke, cada quién se queda con una niña, que ninguno tenga contacto entre nadie. Lo que habíamos acordado ¿No?-

 Sakura estaba junto a Sasuke, revisando sus signos vitales, el volumen de sangre y suelo, al igual que la anestesia suministrada a su cuerpo.

 -Muy bien. Si fueras una niña te daría un dulce.-Dijo con un tono agradable pero a la vez intimidante.- ¿Crees que Itachi lo cumpla?-

 -Puede que sí o puede que no, ya sabes como es.-

 Un pequeño pedazo de papel en la mano de Sasuke atrajo su atención. No le perdía atención al hombre con quien hablaba pero no pudo ocultar su risa al leer la nota.

 -¿Qué te pasa? Te reíste casi si estuvieras desquiciada.-Aseveró aquel hombre.

 Sakura sostenía el teléfono en su mano izquierda, mientras que con la otra se apretaba el estómago tratando de calmar sus ansias para reírse más.

 -Lo... lo siento.-Decía mientras seguía riendo con un poco más de control y se quitaba las lágrimas que se le habían escapado debido a su acción.-Pero... es que...-

 Tuvo que hacer una pausa para poder reírse más, pues no se aguantaba ni ella misma.

 -Ya dime que pasa.-Comentó irritado el hombre porque la pelirrosa no respondía con claridad.

 -Lo lamento, pero Itachi no deja de sorprenderme.-

 Arrugó la nota entre sus manos y después la lanzó a un pequeño cesto de basura metálico de la esquina, pero no tuvo buena puntería, provocando que el papelito rebotara y cayera debajo de la cama.

 -Como quieras. Me voy, tengo otras cosas que hacer. Si hay algún progreso me mandas un mensaje o llamas.-

 -Claro que sí.-

 Sakura había colgado su teléfono y se disponía a revisar a los demás pacientes a su cargo.

 Mientras tanto, la pequeña nota de papel se desdoblaba poco a poco porque la ojiverde no la había arrugado de forma correcta. Pasando algunos minutos, la nota ya se había desdoblado casi por completo, logrando que en ella se leyera algo coherente y visible.

 "Volveré pronto, por favor, no me odies por la decisión que tomé."

 

*Porque no existen hadas

Ni príncipes, ni sueños

Porque todo es mentira

Porque sin ti, ya no hay más vida.*

 

*CONTINUARA…

 

 

Notas finales:

Canción Utilizada hoy: "Porque..." de Florencia Bertotti.

 ¿Hola? ¿Hay alguien allí? ¿Me quedé sola otra vez?...... Sííí.

 Naru: Yo sigo aquí.

 Chibi: ¿Por qué estás aquí? Deberías de estar buscando a Souta-kun... y haciendo tamales.

 Naru: ¿Tamales? o.O?

 Chibi: Olvídalo, pero hablando de todo un poco ¿Qué te pareció ver a Sasuke con vestido?

 Naru: Se veía muy lindo-ttebayo. Aunque no me gustó que Sasori lo llamara Mariana.

 Chibi: ¿Y crees que a Sasuke sí? Pero como no es nuestra realidad sino la de Sasuke no podemos hacer nada.

 Naru: Eso es cierto. Ahora dime ¿Quién es esa tal reina roja?

 Chibi: Adivina, lo dejo abierto a opciones. Y con eso de que es una versión alterada de "Alice in wonderland" siempre debe haber una reina roja y una reina blanca pues habrá más que atinarle. Sólo puedo adelantarte que la reina roja es un personaje efusivo, es uno de mis favoritos, es irritante a veces, tiene ojos verdosos y me gusta cuando corre por los tejados, además de que pelea junto a un personaje que tiene la voz de Noriaki Sugiyama. Y yo quiero ejecución ¬ω¬ (Ojala Sasuke falle)

 (Sasuke Vía telepática: Vuelve a decir eso y te asesino. Chibi: Ok. ok. o.O)

 Naru: Me la pones difícil. *Suspiro* Supongo que tendré que adivinar quienes son ambas reinas.

 Chibi: Tan acertado como siempre, Naruto. Ahora... tengo hambre ¿Vamos a comer ramen?

 Naru: ¿Y los tamales?

 Chibi: Olvida los tamales, me gusta más el ramen. ¡Y tú vas a pagar!

 Naru: Todo yo.

 Chibi: No te quejes. Vamos, quiero ver una sonrisa.

 Naru: =^ω^=

 Chibi: Buen niño, toma una galleta n_n. ¡Nos vemos luego, minna!

PD.: Antes de que se me olviede, pido disculpas si no contesto rápido sus reviews pero estoy muy ocupada en este momento. Mañana entro a la escuela T_T


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).