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Somos Crueles por Chibi-Chan

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Notas del capitulo:

Buenas, minna. Estoy muy feliz por celebrar las 23,000 leídas *-* Nunca creí llegar a este momento y estoy muy orgullosa de ello, pero más importante aún, es que no hubiera podido llegar hasta este lugar sin su apoyo, comprensión, aceptación y sobre todo que les haya gustado mi historia, es un orgullo para cualquiera OuO!

También quería informarles que próximamente habrá más estrenos de otros fanfics, y no diré que están super buenos porque quiero dejarlos a su precioso criterio n3n

Sin más por el momento los dejo con el capítulo 17. 

-Creo que tou-chan se enojó.- Dijo una rubia con su cabeza apoyada en la mesa de centro.

-¿De verdad Sasuke-san es tan temperamental?-

-Sí.-Respondieron Tomoyo cabizbaja.

La morena se había sentado sobre el sillón al tiempo que cambiaba la televisión de canal varias veces esperando encontrar algo bueno qué ver.

-Sólo espero que no haga una locura, es algo temperamental.-Dijo al final.

Naoko sólo torció su boca, se esperaba una mamá gentil comprensiva, que en fines de semana cocinara pasteles y galletas, no a un hombre que golpea a otros hombres más grandes que él.

Para nada había caído en sus expectativas.

 

-¿A… a dónde vas?-Preguntaba el rubio mientras veía a su pareja con eso ceño fruncido, como de costumbre. Se vería lastimado, pero anteriormente, se había puesto una compresa fría en la cabeza para disminuir su martilleante dolor de cabeza.

- A por mis hijas.-Respondió el moreno.-Deberías saberlo ya.-

Una mirada asesina recayó sobre Naruto, causándole un escalofrío en la espalda.

-¿Puedo ir contigo?-Dijo entre pucheros y lagrimitas.

-Si tú hiciste cosas por tu cuenta mientras yo no estaba, yo puedo hacer cosas por mi lado sin ti.-

Naruto se quedó congelado, sentía como se le enfriaba el corazón y se le partía en cachitos. Inmediatamente comenzó a llorar. De un salto, se aferró a la pierna de Sasuke.

-No me dejes, pégame… más, pero no me dejes.-

Una vena palpitante crecía en la frente de Sasuke. Hace mucho que el rubio no hacía eso, pero le parecía molesto hacerlo en un momento así. Por más que sacudía su pierna, el rubio se aferraba lo más fuerte posible sin dejarlo caminar.

El rubio sólo extendía sus labios, como para que Sasuke le pudiera dar un pico pequeño entre lagrimitas.

-Está bien, pero te quedas en el auto.-Exclamó el pelinegro, alegrando al rubio que corrió hasta el coche.-El padre de mi hija.-Susurró meneando la cabeza en señal de resignación.

 

En su momento, Itachi llegó a la oficina, extrañado de que no estuviera nada alborotado, siendo una “emergencia”, como le anunció la pelirrosa.

-¿Dónde está todo mundo?-Se preguntó en voz baja.

Al abrir las puertas de su oficina, se encontró a Sakura sentada en su escritorio.

-Qué bueno que llegaste, toma asiento.-Dijo la pelirrosa extendiendo una mano.

-¿Dónde está la emergencia?-Preguntó sin más.

Sakura sonrió de medio lado, sabía que no sería para nada fácil.

-Pero toma asiento, eso puede retrasarse un poco.-Se levantó, tomó al moreno de los hombros, lo guió hasta que tomó asiento y le extendió una taza de café.- ¿lo tomas negro o con leche?-Sonrió.

-Si no hay emergencia, puedo retirarme, tengo cosas más importantes que hacer.-

Antes de poder levantarse, Sakura se posicionó sobre su regazo, mirándolo de frente.

-Vamos, Itachi, ¿hace cuánto que no te diviertes?-Lentamente, comenzó a desabrochar los botones de su blusa, dejando ver sus firmes pechos junto con su conjunto negro mientras lo miraba.-Tienes que darle gusto al cuerpo de vez en cuando.-

Itachi sólo la miraba, seriamente y callado, esperando a que pasara algo realmente importante.

-Lo siento, pero no puedes, no dejaré que esto pase.-Levantó a la pelirrosa de su regazo, la sentó en el escritorio, se levantó y salió por la puerta de nuevo a su casa con su descendencia.

-¡Poco hombre!-Gritó antes de que éste pudiera cerrar la puerta.

Con lágrimas en sus ojos pensaba “me las vas a pagar” pues nadie, nunca, había rechazado una proposición de ese tipo a la Haruno, nunca conocerás a Yukiko.

Soltó un berrido de furia mientras tiraba todas las cosas que había sobre el escritorio. Rápidamente, tomó su teléfono y marcó al número de aquél hombre al que le pagaba.

-Me rechazó.-Dijo con furia.-A mí nadie me rechaza, nadie.-

-Pero él lo acaba de hacer.-Contestó.-Aunque, siendo sincero, yo no te hubiera dado un no a cambio de lo que le ofrecías.-

-Quiero que se las quites.-Respondió enojada, fuera de sus cabales.-

-¡Ja!-Exclamó.- ¿Y a cambio de qué?-Soltó con prepotencia.-

-Lo que desees.-Dijo sugerente.-Sólo hazlo.

-Tus deseos son órdenes.-Y colgó.

La pelirrosa empezó a reírse, primero era pequeña y oculta, pero terminó siendo una risa macabra, retorcida y enferma.

-Ahora sí, cierren el telón.-

 

 

Llevaba un tiempo tocando la puerta del departamento, nadie abría la puerta ni salía ni hacía un solo ruido.

En un momento, el rubio se unió a él, con un rostro confundido.

-¿Qué sucede, Sasuke?-Preguntó al llegar.-Hace rato que subiste y aún no bajabas, por eso subí.-

-El problema es que nadie me contesta.-Contestó indignado, pues llevaba tiempo tocando y azotando la puerta y nadie se dignaba a abrir.

-Déjamelo a mí.-Se frotó las manos y tomó carrera desde atrás. Corrió y estampó contra la puerta, abriéndola.

No había nadie.

Sus caras podían describir las condiciones del departamento. Estaba sucio, muebles tirados, objetos rotos. Parece como si un huracán hubiera pasado por ahí.

-¿Qué… qué pasó?-Se preguntó el moreno, asustado.- ¿D-dónde están mis hijas?-

Corrió por cada cuarto, llamándolas a voces, pero nadie respondía.

Naruto acudió a la cocina, buscando señales de vida, y se encontró con un muy golpeado Sasori en el suelo.

-¡Sasori!-Dijo alarmado, atrayendo la atención de Sasuke.

Entre los dos lo levantaron y sentaron sobre el suelo. Esparcieron gotitas de agua sobre su cara, esperando que con eso recobrara la conciencia.

-Sasori, Sasori.-Repetía el rubio mientras sacudía un poco al pelirrojo.

-¿Q-qué?-Se preguntaba al tiempo que trataba de recuperar la conciencia.- ¿qué ocurrió?-

-Eso queremos saber.-Dijo Sasuke, seco y serio.

-¿Sasuke? Cielo santo, siento como si mil elefantes hubieran pasado sobre mí.-

-Pues parece como si mil elefantes de verdad hubieran pasado por aquí.-Dijo Naruto.- ¿dónde están las niñas?-

-E Itachi.-Agregó el moreno, ocasionando una chispa de celos sobre el ojiazul.

-Habían 5 hombres.-Dijo tocándose la cabeza, donde tenía una herida abierta.- Deidara y yo habíamos salido, pero luego volvimos, pero Itachi no estaba, sólo las niñas. Llegaron esos hombres, querían llevárselas, pero Deidara y yo tratamos de impedirlo. Se llevaron a Naoko y a Tomoyo, golpearon, Deidara y se desmayó, y también se lo llevaron.-Se cubrió la cara con las manos, en desesperación.-Y luego, creo que me golpearon hasta quedar inconsciente.-Empezó a llorar.- Si hubiera podido haber hecho algo no se los hubieran llevado.-

-¿Y dónde está Itachi?-Preguntó el rubio.

-¡No lo sé!-Respondió preocupado.-No sé a dónde fue ni dónde estará.

-Ese bastardo.-Susurró el Uchiha.- ¿Para eso querías que se quedarán con él?-Le reclamó al Uzumaki, desde su impotencia.

-¿Dijeron algo?-Preguntó el Uzumaki.

-Solamente alcancé a escuchar que luego contactarían con Itachi. Creo que querían dinero.-Tosió un poco.

-¡¿Dónde están?!-Gritó Itachi al llegar y ver el apartamento.- ¿Dónde están mis hijas?-

Sasuke se levantó de a un lado de Sasori y se dirigió a Itachi. Éste sólo suspiró el nombre del menor, anonadado por su presencia.

Sasuke depositó un fuerte puñetazo sobre el rostro de Itachi casi tirándolo al suelo.

-¡Eres un malnacido! ¡¿Cómo pudiste haberlas dejado solas aquí?!-Gritaba el moreno mientras era sostenido por el rubio, para que Itachi no recibiera más golpes.

El Uchiha mayor, como pudo, se levantó del piso, mirando hacia todos lados, al tiempo que Sasori se acercaba, apreciando todos sus golpes.

-Pensé que era una broma de mal gusto.-Dijo Itachi mientras miraba a Sasori.

-¿Por qué creíste eso?-Preguntó el rubio.

-Llamaron a mi celular y me dijeron que tenían a mis hijas secuestradas, pero pensé que era una broma.-

-¡¿Y dónde carajos estabas?!-Preguntó Sasuke rabiando y a punto de zafarse del rubio para propinarle otro golpe.

-Me llamaron por una emergencia en la empresa, que resultó no ser tal, así que vine lo más rápido que pude.-Consternado, empezó a golpear la pared.-No debí de dejarlas ni un minuto solas.-

-No, no debiste.-Reforzó el Uchiha menor.- ¿Qué más te dijeron?-Dijo tratando de recuperar el aliento y la compostura.

-Que pedirían dinero, grandes cantidades de dinero, que luego lo acordaríamos.-

A pesar de su carácter fuerte, Sasuke se zafó de los brazos de Naruto y se encerró en el baño.

-¿A dónde va?-Preguntó el pelinegro.

El rubio resopló, pensó que el Uchiha ya sabría qué estaba pasando.

-Se escondió, empezará a llorar y saldrá en un par de horas, hasta que esté calmado

El moreno no podía creer que había olvidado eso.

Cada vez que su padre se enojaba con Sasuke, éste no hacía berrinches, ni pataletas ni mucho gritaba, pero sí iba al baño, se sentaba en el rincón de la bañera, tapando su rostro con sus manos y comenzaba a llorar hasta que sacara toda su frustración.

Recordaba que, cada vez que eso ocurría, Itachi entraba al baño, se posicionaba a un lado de Sasuke, y lo abrazaba hasta que se calmaba y se quedaba dormido.

-Entraré con él.-Dijo el moreno.

-Claro que no, es mi pareja y la tienes que respetar.-Reclamó el Uzumaki

-Antes de ser tú pareja, es mi hermano menor.-Y con eso le cayó la boca.

Sasori sonrió de medio lado, pero se fue a la cocina y le pidió a Naruto si le ayudaba para limpiarse la herida de la cabeza.

De poco en poco, Itachi abrió la puerta del baño, mirando a Sasuke en una de sus formas más frágiles y vulnerables.

En cuanto lo sintió llegar le gritó que se largara, era la persona a quien menos quería ver en ese momento.

-¡Desaparece!-Gritó Sasuke repetidas veces, pero el mayor no hacía caso y sólo se acercaba más y más.

Con los ojos rojos e impregnados en lágrimas le lanzaba miradas de furia, que podrían matar del escalofrío, pero el mayor seguía moviéndose.

-¡¿Qué más quieres de mí?!-Chilló desesperado.

Itachi se posicionó a un lado de él, se sentó y puso una mano sobre sus hombros, así, sin decir nada más.

-No me toques.-Susurró en voz baja.

Pero no lo soltó, en cambio, lo abrazó. Sasuke pudo percibir lo que hace tiempo no hacía. Los brazos el perfume, la delicadeza de la ropa, la calidez de esa persona a la que amó.

No pudo contenerse más y lloró, al principio en silencio y, poco a poco, con berridos impresionantes cual niño pequeño.

Itachi sólo le daba palmaditas en la espalda repitiendo “está bien, está bien”, aun cuando, el propio Itachi, sabía que no, pues soltaba unas pesadas lágrimas por el bienestar de sus hijas, el regalo más hermoso que su pequeño hermano, la luz de sus ojos, su querido amor, le pudo haber hecho.

Notas finales:

Lo siento si fue algo corto, espero poder publicar pronto >3<


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