Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cuatro larukus y un bebé por Niji_Takagawa

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Esta vez toca un poco de drama porque a mi parecer ya hacía falta... pero bueno, esta vez no tengo mucho que decir, mas que gracias por los reviews y por seguir leyendo, me animan mucho. Ya estamos bastante cerca del final... por lo tanto ya los dejo leer:

Después de haber disfrutado de un periodo de absoluta felicidad y de una tranquilidad que parecía imperturbable, un día de tragedia acechó la vida de Tetsu y Hyde: a pesar de los esfuerzos que ambos músicos efectuaban por mantener oculta de los medios a su pequeña niña, estos no resultaron infalibles. Después de todo, cuando alguien está obsesivamente interesado en averiguar la identidad del hijo de una celebridad siempre encontrará los medios necesarios para conseguirar su objetivo; así que, por desgracia, ésta no era la excepción. Desde hacía varias semanas ambos músicos estaban siendo cuidadosamente observados por unos mafiosos que consiguieron dar con su dirección, con lo que empezaron a seguir todos sus movimientos, poniendo especial atención en su hija. Hasta entonces no habían conseguido encontrar una oportunidad que dejara lo suficientemente vulnerable a la pequeña, pues ésta parecía siempre estar rodeada por una multitud de hombres; sin embargo ese día se presentó dicha oportunidad.

Tetsu había estado ausente durante algunas horas debido a una cantidad abrumadora de trabajo que tenía que atender para ese día, así que Hyde y Aiko se quedaron solos en el departamento. En realidad el famoso vocalista no solía salir de casa cuando él y la niña estaban solos, pero ese día quiso hacer una excepción a dicho hábito sin saber que esa decisión fue la que desataría la desdicha: el destino había diseñado todo para propiciar las circunstancias necesarias para que ésta tuviera lugar. De esta manera, el vocalista salió de su hogar junto a su hija: iban hacia una pastelería cercana para darle una pequeña sorpresa al bajista para cuando volviera a casa, ya que querían animarlo después de lo que sabían que sería una agotadora jornada de trabajo. Y con esta idea en mente compraron el pastel favorito de Tetsu, al igual que algunos pastelillos, por lo que volvieron a salir del local tras unos minutos solamente; caminaron de regreso a su hogar con toda calma, comiendo uno de los pastelillos que acababan de comprar.

–¡Esto está delicioso mamá! —Exclamó Aiko con entusiasmo luego de haber comido el primer bocado de su pastelillo y giró la cabeza para observar al aludido con una amplia sonrisa presente en sus labios.

–Lo sé hija, no por nada son mis favoritos –canturreaba el vocalista alegremente y con un entusiasmo un tanto infantil, casi igual al de su hija— yo sabía que te gustarían.

–Y por cierto ¿por qué se te ocurrió comprarle el pastel a papá?, ¿estamos celebrando algo? No es su cumpleaños ¿verdad? —Decía la pequeña con un marcado puchero en sus labios, pues la idea de no haberse enterado de si estaban celebrando algo acerca de su padre le angustiaba de sobremanera.

–Por supuesto que no cariño, sabes que yo siempre te recuerdo esas cosas para que le puedas dar un obsequio; lo que pasa es que últimamente ha estado algo presionado por tanto trabajo y pensé que sería buena idea darle un momento para que se relaje.

–¡Entonces se va a poner muy contento cuando vea su sorpresa! —Esta vez se mostró aún más entusiasmada que antes, por lo cual caminaba dando algunos saltitos.

Después de haber caminado aproximadamente cuatro cuadras más, cuando estaban a punto de llegar a su destino, cruzaron justo frente a un callejón… y ésta fue la segunda mala decisión del día, pues antes de que terminaran de cruzarlo, un grupo de hombres vestidos completamente de negro jalaron al vocalista por el brazo con bastante fuerza, adentrándolo en el callejón junto con la niña. Una vez que los tuvieron ahí procuraron cubrirles las bocas a ambos: tal como era de esperarse, los dos empezaron a tratar de gritar inmediatamente. Desgraciadamente todos sus intentos resultaron inútiles debido a que, en cuestión de segundos, terminó de hacer efecto el líquido con el que habían empapado los paños con los que estaban insonorizando sus gritos. En ese instante, el cantante sintió su cuerpo tan pesado que ni siquiera podía mantenerse en pie, y habría caído de lleno al suelo de no ser por los hombres que lo sostenían; por este motivo fue que dejó de forcejear con ese agarre que mantenían sobre su cuerpo  al mismo tiempo que cerraba los ojos, cayendo en la inconsciencia con su último grito ahogado…

Despertó casi de golpe, aproximadamente una hora después de lo sucedido, y estaba bastante mareado debido a que todavía no terminaba de pasarse el efecto del líquido con que lo habían dormido. Se dio cuenta de esto cuando se levantó lo suficiente para quedar sentado en el suelo y se mareó tanto, que se llevó ambas manos a posarse en su cabeza; de igual manera no podía recordar lo sucedido, y por lo tanto le sorprendió encontrarse en ese callejón. Al menos pudo reconocer el lugar y saber que se hallaba a un par de calles de su casa; con eso en mente terminó de levantarse por completo, a pesar de sus mareos… pero entonces un repentino pensamiento golpeó de lleno en su mente para llenarlo de angustia: su hija…

–¡¿Aiko?! –Al no recibir respuesta miró a su alrededor buscándola desesperadamente, y al no encontrarla trató de correr pero sus piernas temblorosas no le respondieron, así que cayó de rodillas en medio de ese callejón– ¡Aiko! ¡Aiko, hija ¿dónde estás?! –Todo resultaba inútil: estaba él solo en ese sitio, lo cual hacía evidente que esos hombres se la habían llevado; si bien su corazón de padre angustiado y temeroso no quería pensar en esa posibilidad, pues le aterraba admitirla, la respuesta era evidente. Entonces los recuerdos de todo lo ocurrido golpearon nuevamente su mente, orillándolo a golpear el suelo con los puños y agachar su rostro lleno de rabia y de dolor– ¡ESOS MALDITOS BASTARDOS DESGRACIADOS SE LA LLEVARON, SE LLEVARON A MI HIJA! –Con tan sólo exclamar aquello que su dolor y sus temores tanto le hacían negarse a admitir las lágrimas empezaron a fluir desde sus ojos, igual que el agua de un grifo abierto, y de un momento a otro se quedó inmóvil debido al shock de semejante revelación para su anteriormente confundida cabeza– Aiko…no, no…mi…mi hija no…Aiko-chan no…

Estaba tan sumido en su dolor y su angustia que a partir de ese instante simplemente no pudo darse cuenta de nada de lo que sucedía a su alrededor; por ello permitió que el tiempo transcurriera rápidamente a su alrededor, y permaneció en su sitio sin mover ni un músculo. Siguió arrodillado con sus manos apoyadas en el suelo sin poder dejar de llorar, sin siquiera sentir dolor en los nudillos tras lastimárselos al golpear el suelo, y con la mirada perdida… No obstante, en ese tiempo el bajista había regresado a casa, con un espantoso presentimiento estrujando su corazón cada vez más temeroso y con la única necesidad de comprobar que su familia se hallaba a salvo en su hogar, donde los había dejado. Desafortunadamente no fue así, y al no encontrarlos allí se apresuró a llamar a sus amigos para preguntar si su novio y su hija estaban de visita con alguno de ellos… pero no tuvo éxito. Esto le hizo empezar a desesperarse, por lo cual decidió abandonar el edificio para buscarlos en los alrededores: quizás habían salido a dar un paseo, quizás habían llegado hasta el parque que estaba cerca, o quizás simplemente necesitaron ir a alguna tienda cercana. Con estos pensamientos más esperanzadores en mente, tratando de que estos le bastaran para serenarse lo suficiente como para no sufrir un infarto fulminante, sus apesadumbrados aunque desesperadamente rápidos pies le guiaron apenas cuatro cuadras lejos del sitio donde vivía… Y entonces se frenó de golpe para devolverse sobre sus pasos al darse cuenta de la figura agachada en el suelo del callejón por el que acababa de pasar… como si en dicha silueta desconocida hubiera encontrado una respuesta definitiva a sus inquietudes. Era un hecho que no le era posible distinguir algún rasgo de su cara, pero su corazón le hizo actuar de manera casi inconsciente: rápidamente se acercó hasta aquella persona que una vez que llegó lo suficientemente cerca pudo confirmar que se trataba de Hyde. Tal descubrimiento le hizo esbozar una sonrisa que por desgracia se volvió bastante fugaz, pues se esfumó  cuando posó una mano en el hombro ajeno, como una manera sutil de buscar atraer la atención de su cantante y no recibió ninguna reacción de su parte. Lo conocía tan bien que sabía que en otras ocasiones su amado habría dado un respingo brusco y luego le habría reclamado por el susto; no obstante el hecho de que ese día todo parecía tomar un ritmo que distaba de ser normal le hizo sospechar que algo más se avecinaba, algo aún peor. Eso simplemente no lo pudo soportar, por lo cual rápidamente se preocupó y sintió sus nervios alterándose mucho más.

–¿A-amor?, Hyde ¿q-qué pasa?, no me asustes…–lejos de la seguridad y la serenidad que su voz solía mostrar aún en los momentos más precarios, en ese momento estaba titubeando, presa del miedo tan profundo que lo invadía. Después de todo, el hecho de ver a su pareja en ese estado tan alterado le hizo pensar lo peor, por más que deseara aferrarse a la esperanza de que se tratara de un error; y entonces se colocó de rodillas frente a él, tomándole por el rostro con ambas manos para obligarlo a alzarlo y buscar contacto visual. Empero él seguía con la mirada perdida en la nada, con una expresión ausente, por lo que únicamente fue capaz de espantarse más– ¿en dónde está Aiko? Doiha ¿dónde está nuestra hija…? ¡Hyde! ¡DEMONIOS HYDE, HÁBLAME YA!

–Aiko, mi niña…–fue debido a aquellas exclamaciones de parte del horrorizado bajista que el shockeado vocalista empezó a reaccionar lentamente; por desgracia este hecho significó que también volviera a experimentar el dolor y la tristeza que su propia mente había tratado de bloquear, aunque sin mucho éxito. Por lo tanto, sus ojos retomaron el abundante llanto que anteriormente habían pausado– Tetsu… nuestra hija… ella…

—¡Hyde ya no me hagas esto y habla de una vez carajo! ¡Dime, ¿dónde demonios está mi hija?! –Nunca antes le había gritado a Hyde, y probablemente iba a arrepentirse por eso una vez que se hubiera serenado nuevamente; sin embargo no pudo evitar gritarle de esa manera tan brusca, en lo que podía definirse como una desesperada búsqueda de respuestas, la cual fue acompañada por lágrimas de cólera brotando copiosamente de sus ojos.

–Tetsu… no lo sé… unos hombres… secuestraron a Aiko…–pronunciar esas palabras le había dolido demasiado, a tal grado que se había desgarrado el alma entera con tan sólo sentir que esa frase brotaba de sus labios.

–No… eso no puede ser… me rehúso a creerlo… ¡NO! ¡Mi pequeñita no! —Cuando las palabras de su amado confirmaron sus peores temores él igualmente sintió su corazón partiéndose; habría gritado hasta quedarse afónico, habría molido a golpes al culpable de haberlo tenido enfrente o habría golpeado la pared más cercana hasta triturarse los huesos de ambas manos. Sin embargo no podía hacer ninguna de esas cosas, por lo que su ira buscó el único escape que le era posible; aunque ésta fue la peor solución que su mente nublada por sus emociones pudo encontrar– ¡pero cómo sucedió Hyde! ¡¿Cómo demonios fue que permitiste eso?!

–No me culpes así… por favor no me hagas esto…–esas palabras por parte del bajista tan sólo terminaron de destrozarlo por dentro, causándole un un tan dolor insoportable que se sintió a punto de desmayarse nuevamente. Con eso en mente se inclinó sobre el suelo para aferrar los dedos lo más fuertemente que pudo al asfalto de éste, lo cual le ocasionó algunas cortadas sangrientas– ya estoy lo suficientemente destrozado por dentro como para que tú también me hagas esto…

–Estaba contigo, se supone que la estabas cuidando así que era tu responsabilidad ¡y no fuiste capaz de defenderla de esos bastardos!, ¡así que si algo le pasa a mi niña va a ser culpa tuya! —En el fondo su corazón sabía el terrible error que estaba cometiendo al culpar a la persona más inocente en ese asunto; empero, ¿qué podía hacer si todas sus emociones estaban nublando su juicio?

–¡Está bien!, si tú lo dices ¡sí fue mi culpa! Y no sabes cómo lamento no haber podido protegido a mi pequeña… seguramente ahora me odias, pero no te preocupes por eso porque yo también me odio a mí mismo ¡no sabes cuánto me odio…! –A pesar de que sus manos ya estaban bastante lastimadas, no pudo encontrar ningún otro escape a lo que sentía, por lo cual volvió a golpear furiosamente el suelo sin dejar de llorar– soy de lo peor lo sé…–Por último se golpeó la frente con la palma, con la mayor fuerza que le fue posible, tras lo cual colocó ambas manos sobre su rostro en medio de sollozos y de más insultos hacia sí mismo– soy un estúpido…

–No Hyde… perdóname, no debí decir eso, tú no tienes la culpa, y no te odio –aquella reacción tan violenta de parte del más bajo lo hizo reaccionar a él mismo también, así que se dio cuenta de lo injusto que había sido con su pareja; después de todo, el vocal también estaba sufriendo en demasía, eso era evidente. Este pensamiento lo motivó a detenerle ambas muñecas para que dejara de autoflagelarse, y tras atraerlo totalmente hacia sí mismo lo abrazó suavemente contra su pecho de forma proectora, acariciando su espalda con ternura para tratar de reconfortarlo un poco– tú sabes que te amo, y en verdad lo lamento. Si bien yo sé que ésta no es excusa para lo que te dije… por favor comprende que me puse demasiado mal y no supe controlarme, pero nunca dudes ni por un segundo lo mucho que te amo.

–Yo también te amo Tetsu… y no sabes lo mucho que necesitaba este abrazo, sentirte a mi lado es lo único que me tranquiliza al menos un poco…–simultáneamente a sus palabras, correspondió al abrazo de manera que dejaba el rostro oculto en el cuello del castaño, sin dejar de llorar.

–Tranquilo mi amor, nosotros saldremos de esto juntos como siempre lo hemos hecho; recuerda que en este momento debemos de ser fuertes aunque estemos muriendo del dolor… encontraremos esas fuerzas porque nuestra pequeña va a estar bien.

–Sí amor…ella volverá a nuestro lado, sana y salva, estoy seguro de ello…

Al mismo tiempo que aquella escena tenía lugar entre el vocalista y el bajista, quienes a pesar de su dolorosa desesperación encontraron un pequeño refugio en los brazos y apoyo del otro, en un punto de la ciudad bastante apartado de la pareja se encontraba un sospechoso grupo de hombres vestidos de negro. Estos llegaron a su escondite en ese mismo momento, por medio de una vagoneta de color negro y vidrios polarizados, la cual se quedó estacionada enfrente de una tienda de apariencia bastante común; en cuanto arribaron salieron de dicho vehículo para entrar al sótano subterráneo de dicho edificio. Empero, el grupo de hombres estaba acompañado por una niña de cinco años que estaba terminando de recobrar la conciencia de un muy pesado sopor mientras la llevaban directamente ante su ya muy ansioso jefe.

–Aquí la tiene señor —el hombre que hasta entonces la había cargado colocó a la niña sobre el sofá en que su jefe reposaba, pues cabía perfectamente en el espacio libre de éste— y justo a tiempo ya que acaba de despertar.

–Retírense todos –tras esa única palabra, el grupo se retiró para dejarlo a solas con la niña, a quien el jefe acercó una de sus manos para acariciarle los cabellos– así que tú eres Aiko… eres una niña preciosa, y definitivamente te pareces mucho a mí.

–¡¿Qué rayos quiere de mí?! Ya suéltame ¡quiero ir con mis papás! —A pesar de que al principio se mantuvo un tanto adormilada, no le costó más de algunos segundos para terminar de despertar y volverse consciente de su alrededor: estaba en un sitio extraño con un hombre desconocido.

–¡Cielos! –Exclamó aquel extraño en medio de una risa divertida– ya veo que también tienes mucho carácter, y eso es excelente… pero te informo que ya estás con tu papá.

–¡Eso no es verdad! Ni siquiera te conozco, mis papás son…—comenzó a reclamar con una expresión iracunda mientras se arrinconaba contra la orilla opuesta del sofá, como si mediante aquella acción pudiera quedar fuera del alcance del mayor; empero, antes de que pudiera finalizar su respuesta, fue tajantemente interrumpida.

–Yo ya sé quiénes son tus supuestos papás… pero por si no lo sabes ellos en realidad no son nada tuyo; en cambio yo soy tu verdadero padre, soy quien te trajo al mundo.

–Pero mi “mamá” les dejo una nota donde decía que tú moriste…o algo así —la pareja de músicos ya le había contado anteriormente todos los detalles sobre el día en que la encontraron frente a su puerta, por lo que estaba consciente de esos detalles.

–¿Entonces ya sabías que esos músicos sólo te recogieron?, honestamente eso no lo esperaba, resultaron ser demasiado honestos.

–Claro que lo sabía, pero aún así los amo porque ellos sí son mis papás… lo son para mí desde que esa señora me abandonó porque no tenía dinero.

–Eres demasiado lista como para tener cinco años ¿no lo crees? Aunque has de saber que ella les mintió, ya que proviene de una familia con mucho dinero.

–Entonces no me quería… ¡lo sabía! —Desde el primer día sintió que ése fue el motivo por el cual su madre se había separado de ella, así que escuchar esas palabras de su supuesto padre era la confirmación que necesitaba; o eso creyó.

–No exactamente: lo que sucedió fue que escapó al enterarse de cuál es mi verdadero trabajo; poco después me enteré de que tuvo una hija mía, así que inmediatamente te empecé a buscar. Me fue difícil debido a que ella se adelantó dejándote con ellos para alejarte de mí y así poder salir del país, pero por fin te encontré, y por eso les ordené a mis hombres que te trajeran aquí.

–¡Pero yo no te quiero ni nunca lo haré!, así que ya déjame en paz, quiero irme…

–¡Claro que no!, el hecho de que tú lleves mi sangre te hace mi sucesora, y como tal tú heredarás el mando de mi grupo yakuza.

–¿Qué es eso de yakuza? —Si bien se sintió enfadada debido a semejante interrupción a su discurso y de la respuesta recibida a su exigencia, la mención de aquella palabra tan extraña inevitablemente robó su atención.

–Digamos que cuando seas mayor serás rica y tendrás el control total de una parte de la ciudad, contarás con hombres que harán lo que sea que tú ordenes; incluso podrán matar si alguien se interpone en tu camino.

–¡Estás loco, y todos ustedes lo están!, ¡eso suena horrible! Yo no quiero que nadie se muera sólo por dar un orden, lo que quiero es hacer música cuando sea grande.

–Pero hija, ser un jefe de la mafia es un trabajo grandioso: podrás tener lo que quieras con sólo chasquear los dedos; de hecho eso no tiene por qué interferir con que quieras hacer música porque podrías comprar la banda que quieras.

–Eso no me importa, yo quiero estar con mis PAPÁS.

–Pues hazte a la idea de que te quedarás conmigo porque tú eres MI HIJA, en cambio esos músicos te recogieron por lástima; aseguramente ahora están felices por haberse librado de ti.

–¡Mentiroso!, ¡ellos me aman y estoy segura de que ahora me están buscando, al igual que mis tíos!

–Piensa lo que quieras, ya verás que tengo razón y me vas a querer a mí; por ahora te llevaré a tu nueva habitación –tras aquellas palabras, la cargó por la espalda ya que la niña había comenzado a patear, y la llevó hasta otra habitación. Dicha recámara tenía paredes pintadas de color rosa pálido, muebles color blanco, un baúl lleno de juguetes y un par de repisas con peluches y libros de cuentos: todo lo necesario para una niña.

–¡Yo no quiero nada de ti ya déjame! —Absolutamente ningún detalle de ese cuarto fue suficiente para que Aiko se tranquilizara, por lo que seguía pateando y luchando contra el agarre que el mayor ejercía sobre ella.

–Tú te vas a quedar aquí conmigo; así que tranquilízate y mira esto: yo sé que te gusta mucho la batería así que te compré la mejor que encontré.

–No la quiero, yo quiero la mía: la que me regalaron mis papás y mi tía.

–No me cabe duda de que eres mi hija… tienes el mismo carácter voluntarioso que yo mi pequeña heredera; sin embargo estoy seguro de que ya cambiarás de actitud y me tomarás cariño. Por ahora te dejaré a solas para que explores tu habitación; yo volveré más tarde para cenar contigo –tras despedirse, salió de la habitación dejando a la niña a solas como había dicho, encerrada con llave.

–¡Déjame ir tonto! ¡YA ÁBREME! –Gritaba furiosa pateando la puerta– ¡yo me quiero ir con mis papás…! –Al darse cuenta de que sus esfuerzos eran inútiles, se dejó caer de rodillas en el suelo mientras sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas– ¡yo sé que sí me quieren como yo a ellos! –De un segundo a otro toda su ira desapareció para darle paso a la tristeza debido a las insinuaciones que aquel hombre había hecho acerca de su familia. Pensar que ellos no la amaban le resultaba demasiado doloroso a pesar de saber que eso debía ser mentira; por ello, tomó en sus manos el relicario que rodeaba su cuello y lo abrió contemplando la foto de sus padres con sus tíos– mamá, yo soy tu pequeña heredera, no de él… él no es nada mío…–luego de un suspiro, entrecortado por el llanto, cerró los ojos un momento para tratar de serenarse. Luego, al abrirlos de nuevo, mostró esperanza y decisión– no… ya no lloraré porque sé que ellos me van a encontrar y me iré a casa.

Estaba plenamente convencida de eso: no se dejaría vencer porque sabía que tarde o temprano su verdadera familia la encontraría… Y definitivamente no se equivocaba al aseverar que la estaban buscando, pues mientras la pequeña trataba de tomar fuerzas para no caer en la desesperación, en la estación de policía un inconfundible grito hacía casi retumbar las paredes…

–¡Están locos! ¡Yo no puedo esperar tres malditos días para que empiecen a buscar a mi hija! —Exclamó un desesperado vocalista mientras se ponía de pie abruptamente al mismo tiempo que sus palmas golpeaban con fuerza el escritorio que tenía enfrente.

–Pero así es la ley: debemos esperar setenta y dos horas para dar por desaparecida a la niña —explicaba el oficial de policía que los atendía, sin siquiera inmutarse.

–¡Qué absurdo! –Exclamó esta vez el bajista– oficial ¿acaso no nos escuchó decir que ella tan sólo tiene CINCO años?, o qué cree que hizo, ¿ir a dar un paseo nocturno?

–Yo comprendo su angustia señores; pero es que además debemos considerar que no la podemos dar por secuestrada ya que no les han llamado para pedirles rescate… un momento, ella es adoptada ¿verdad?

–Bueno no creo que uno de nosotros la haya podido gestar ¿cierto? Aunque yo no veo cómo es que eso importa en este momento.

–A lo que me refiero es a que la persona que se la llevó pudo haber sido el padre.

–Cuando nos dejaron a la niña, había una nota donde decía que él había muerto.

–Eso podría no ser verdad: quizá la madre huía de él, él no quiso responder por ella o se trata de la familia de él; hay muchas posibilidades. Nosotros lo averiguaremos todo, pero hasta que pasen los tres días; por ahora lo único que pueden hacer es esperar.

–Oh pero claro, entonces ¿qué le suena más lógico?, ¿que esperemos pacientemente la llamada de los secuestradores o a que de pronto ella aparezca en la puerta?

–Oficial ¿no entiende?, ella es demasiado pequeña como para que nosotros podamos simplemente dedicarnos a esperarla, en tres días le pueden pasar muchas cosas…

–Yo los entiendo, pero ya se los dije: por ahora no hay nada más qué hacer, lo siento.

–¡¿Entonces de qué diablos sirve ir a la policía…?! –Comenzó a exclamar el bajista en un nuevo acceso de cólera, aunque antes de poder finalizar su discurso sonó su móvil, lo cual causó que el ambiente volviera a cargarse de la más dolorosa tensión.

–Amor… ¿acaso serán…? —Inmediatamente el vocalista dirigió su angustiada mirada hacia su pareja, y pronunciar esas palabras significó un esfuerzo tal para su garganta, la cual sentía parcialmente obstruida por un nudo, que no pudo terminar su pregunta.

–Conteste, tal vez sean ellos —intervino nuevamente el oficial.

–D-de acuerdo… –con su mano temblando violentamente, Tetsu colocó el teléfono en su oreja tras elegir el comando para responder la llamada– ¿aló…? Ah eres tú… ¿qué sucede…? Sí ya lo sé, y lo lamento pero ya encontré a Hyde… no hermano, eso no es lo que importa ahora… no es que… ocurrió algo bastante grave… sí, los necesitamos, y mucho… sí nos vemos en la casa en un rato más… sí claro, trataré, adiós.

–¿Qué pasó Tetsu? —Preguntó el pelinegro cantante una vez que la llamada finalizó.

–Era Ken; es que cuando no te encontraba les llamé para preguntar por ti y al parecer se quedaron preocupados, creo que deberíamos contarles todo.

–Eso creo… vámonos entonces…

A pesar de haber levantado la denuncia correspondiente a la desaparición de su niña, ambos músicos se sentían como al principio: seguían desesperados, pues no podían hacer nada, y encima tenían que esperar tanto tiempo, lo que para nada les ayudaba a calmarse. Así llegaron a su hogar, presas de una tristeza inmensa: los destruía no oír la voz de su hija corriendo por la casa, o su batería haciendo retumbar las paredes.

–Sin Aiko-chan la casa se siente demasiado…—comenzó Hyde con un evidente y muy doloroso dejo de melancolía presente en su voz una vez que llegaron al departamento, lo cual evidenciaba que estaba a punto de quebrarse.

–¿Vacío? Lo sé, ella le trae luz a la casa…–pero antes de decir más, de pronto sonó el timbre, con lo cual prácticamente corrió a abrir la puerta: si bien él sabía que era poco probable, fue invadido por un fugaz dejo de esperanza de que se tratara de su hija… o de alguien que le llevaba noticias de ella. Sin embargo, en el fondo no se sorprendió al comprobar que estaba equivocado– ah…hola chicos, pasen.

–¿Qué pasó Tet?, nos dejaste muy preocupados —el primero en hablar fue Ken, quien no tardó en adentrarse al departamento, seguido por Yukkie y Sakura.

–Tet-chan ¿dónde está Aiko-chan?, normalmente ella viene corriendo para saludarnos al escucharnos llegar —esta vez fue Yukkie quien tomó la palabra, mientras los tres se dirigían a la sala siendo guiados por el bajista.

–Es de ella que necesito hablarles…—mencionó casi con un hilo de voz, pues aunque se tratara de su propia hija, sabía que sus amigos la adoraban como a una sobrina de sangre, y por lo tanto también sabía lo mucho que les dolería enterarse.

–¿Qué pasa Ogawa?, ¿por qué esa cara de dolor? ¡Ya no nos asustes!

–Será mejor que nos sentemos…–dijo dirigiéndose hacia los sillones de la sala, donde tomó asiento junto a Hyde y frente a sus amigos.

–¿Ahora sí podrían explicarnos qué ocurrió?, desde que Tetsu llamó nos dejó bastante preocupados, y esas caras de angustia no nos ayudan.

–Es que… pasó algo… terrible…—ya que fue de su lado de donde se la llevaron, Hyde decidió que era su deber contarles lo sucedido; por lo que solamente realizó una breve pausa para ordenar sus ideas antes de decirlo directamente— chicos… lo que pasó fue que… a Aiko se… la llevaron…

–¡¿QUÉ?! –Corearon los tres músicos con evidentes expresiones de dolor y angustia.

–No… no puede ser…–murmuró el rubio baterista con lágrimas en los ojos, y negando con la cabeza en un gesto de incredulidad.

–Tranquilo amor, no llores todo estará bien –respondió el guitarrista con una voz dulce para tratar de reconfortarlo mientras deslizaba un brazo por los hombros ajenos con la intención de acercarlo a su cuerpo; a pesar de que él también se sintió destrozado por dentro, sabía que uno de los dos debía mostrarse más sereno para el otro.

–Pero… ¿qué fue lo que ocurrió exactamente…?

–Yo tuve la culpa… se supone que yo debía cuidarla y aún así… no pude hacer nada para impedirlo… ¡aghh, soy un inútil! —Exclamó el más bajo de los cinco mientras sus manos se dirigían a jalarse los cabellos en un acceso de desesperación y culpa.

–No amor, ya te dije que tú no tienes la culpa –rápidamente Tetsu intervino tomándole las manos para evitar que siguiera lastimándose más de lo que ya había hecho, tras lo cual lo abrazó estrechamente.

–Ogawa tiene razón Hyde: no puedes culparte por algo así, en este tipo de situaciones nadie tiene la culpa.

–Es cierto… por más perverso y sádico que seas, debo reconocer que eres muy buen padre también.

–Me consta –habló de nuevo el baterista un poco más tranquilo mientras reacomodaba su rostro en el cuello del más alto para que pudieran verlo– recuerdo cuando casi me matas por no dejarla jugar con mi batería, eso demuestra que eres capaz de cualquier cosa sólo para verla feliz.

–O cuando apenas comenzaba a caminar y se cayó en mi casa rompiendo un florero y llorando por el susto; todos tus golpes en ese momento porque creíste que yo le había hecho algo me demostraron lo protector que eres.

–Considera que si has sido capaz de casi matarnos infinidad de veces por sólo hacerla llorar, seguramente ahora serás capaz de todo para traerla de vuelta.

–Chicos… gracias… y tienen razón: debo hacer todo lo que sea necesario para que mi princesa vuelva a casa muy pronto…

–Entonces todos ayudaremos, porque no creas que vamos a quedarnos sentados sin buscar a nuestra sobrina.

–¡Sí!, porque como el tío favorito de Aiko yo tengo el deber prioritario de ser el primero en ayudarlos –dijo el pelinegro baterista, levantándose decidido con el puño en alto.

–A nosotros nos quiere igual –coreó la pareja que seguía estrechamente abrazada.

Y de ese modo transcurrieron los tres días que marcaba la ley para iniciar la búsqueda de la pequeña e incluso pasó una semana entera desde que Aiko desapareció; así que la policía ya había comenzado a investigar. Por otro lado los cinco músicos empezaron su propia búsqueda mucho antes que la policía iniciara sus labores; claro, no contaban con los mismos recursos, no obstante hacían lo mejor que podían. Mientras tanto, Aiko seguía tratando de que la dejaran ir, cosa que obviamente no le funcionaba, por lo que supo que debía intentar “otros métodos”…

–Vaya, veo que por lo menos ya estás comiendo sin protestar.

–Solamente porque no quiero morir de hambre… así ya no podría ver a mis papás ni a mis tíos de nuevo.

–Si dejaras de ser tan obstinada te dejaría salir de la habitación –dijo sentándose junto a ella– no entiendo tu actitud hija: te traje una televisión porque querías verlos en esos programas donde aparecen, una computadora para escuchar su música… e incluso te conseguí algunos pósters para decorar la habitación y te compré la mejor batería para que practiques tal como te enseñaron, y aún sigues sin aceptarme.

–Con esos regalos no vas a igualar el amor de mis papás: ellos me han amado toda mi vida, mientras que tú lo que quieres es comprarme, pero no lo vas a lograr.

–Yo no quiero comprarte hija, yo quiero ganarme tu afecto… así que ya verás que con el tiempo me vas a querer y te vas a olvidar de ellos; yo te quiero mucho, y por eso me pasé estos cinco años buscándote.

–Si en verdad me quisieras no me tendrías aquí, me dejarías ir con…

–¡Entiende que YO soy tu papá!, y ya deberías haberte dado cuenta de que todos tus esfuerzos son inútiles pequeña.

–Entonces ¿por qué me encierras con llave?, ¿tienes miedo de que huya?

–Claro que no; tienes cinco años, ¿qué vas a hacer?, ¿golpear a mis guardias?

–No me subestimes, para tener cinco años soy muy lista y he aprendido mucho de mi papá Hyde.

–De todos modos eres demasiado pequeña para lograr algo así… en fin, te dejaré sola nuevamente para que recapacites. Considera que si aceptas quedarte de buena gana tendrías más libertades, pero si sigues con esa actitud seguirás encerrada aquí –luego de terminar de hablar se levantó para salir de la habitación, dejando la puerta cerrada con llave como siempre.

–Pero qué tonto –una vez que se quedó sola habló para sí con una risita que denotaba que algo planeaba, y en seguida una sonrisa maliciosa se dibujó en sus labios al tomar en su mano un teléfono celular–. Sé que no soy fuerte pero soy astuta; menos mal que mis papás me dieron esta placa militar con sus teléfonos– riendo discretamente marcó el número de Hyde como le habían enseñado, esperando a que contestara.

–‘¿Diga?’ —Una voz bastante desanimada le respondió desde el otro lado de la línea.

–¿Pa… papá? —Murmuró ella con apenas un hilo de voz, ocasionado por el cúmulo de emociones que se agolparon en su pecho al volver a escuchar la voz de su padre.

–‘¡¿Aiko?!’ – Con tan sólo escuchar esa única palabra de labios del vocalista, quien no pudo evitar sumirse en un shock momentáneo, el bajista se abalanzó sobre él.

–‘¡¿Es Aiko?! ¡¿Hija mía estás bien?!’ —Exclamaba para que su hija pudiera escucharlo a él igualmente.

–‘¡Espera Tet!, quítate de encima mi amor o ninguno podrá hablarle, déjame colocar el altavoz’ —mientras hablaba podía notarse cómo forcejeaba con el castaño para que no le arrebatara el teléfono, tras lo cual encendió el altavoz como dijo.

–‘¿Dónde estás pequeña?, ¿cómo estás?, ¿se han atrevido a hacerte algo? Porque si es así los voy a…’ —cuando el altavoz quedó activado, Tetsu fue el primero en hablar.

–Tranquilos, estoy bien y sé que no me van a hacer nada, aunque los extraño mucho.

–‘Y nosotros a ti princesa… pero ¿cómo sabes que no te harán nada?

–Uno de ellos dice ser mi papá… pero no hay mucho tiempo; miren no sé mucho, sólo que ellos dicen ser… ¿mafiosos?, y que estamos en una casa bajo la tierra.

–‘¿Viste algo antes de que te metieran ahí?

–Una torre muy alta en forma de pico, roja… no recuerdo cómo dijeron que se llama.

–‘No importa cariño con eso nos ayudas mucho; la policía nos está ayudando así que pronto te encontraremos, lo juro’.

–‘Por cierto, ¿cómo lograste llamarnos?

–Trucos de mamá… luego les explico, ahora debo irme antes de que alguien venga, y les llamaré cuando sepa algo más.

–‘Estoy tan orgulloso de ti mi amor… no cabe duda que eres tan igual a mí mi pequeña heredera, eres tan astuta’ —agregó el vocalista con una sonrisa enternecida y lágrimas de orgullo en los ojos.

–Así es mamá, yo soy TU pequeña heredera… pero ya voy a colgar, los amo.

–‘Y nosotros a ti hija’ –corearon ambos músicos.

–Estaré esperándolos –con eso cortó la comunicación e inmediatamente buscó un sitio seguro dónde esconder el teléfono– uff al menos ayudé para que me encuentren… yo sabía que sí iban a buscarme, que sí me quieren…

Con esa llamada Aiko confirmó que las palabras de aquel hombre eran solamente una mentira, y los músicos sintieron que les volvía el alma al cuerpo; con las pistas que les habían sido proporcionadas por la niña les sería más fácil dar con ella, y con la policía ayudándoles en dicha tarea, la esperanza crecía…

Notas finales:

Próximamente se decidirá cuál será el destino de la pequeña, ustedes ¿qué opinan?, ¿qué pasará?, nos leemos la próxima, espero sus reviews.

Mi página en Facebook~

Mi libro: Shamukha


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).