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Cuatro larukus y un bebé por Niji_Takagawa

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Notas del capitulo:

¡IMPORTANTE! Éste ya es el penúltimo capítulo, y debo decir que me gusta mucho cómo me quedaron los reencuentros... espero que a ustedes tambien. Aprovecho para decirles que les agradezco que sigan leyendo, especialmente ahora que ya estamos muy cerca del final, así que sin más por el momento les dejo leer:

Afortunadamente para la pareja de músicos, la llamada de parte de Aiko consiguió que finalmente pudieran experimentar un poco de la paz que habían perdido desde que se la llevaron de su lado; por lo tanto ahora se hallaban bastante más tranquilos después de una torturante semana sin saber en absoluto nada de su hija. Sin embargo, todavía quedaba un largo camino que recorrer para que el reencuentro fuera una realidad; por ello Aiko sintió que gran parte de la responsabilidad para lograrlo recaía en sus manos. Y con dicho pensamiento rondando su mente cada vez más insistencia, se adjudicó la tarea de averiguar lo más posible sobre su paradero para que así pudieran encontrarla más rápido; así que durante los siguientes días trató de averiguar algún otro dato que fuera de utilidad en su rescate.

–Sigo sin entender cómo fue que perdí mi móvil…—esa tarde, como ya era costumbre, aquel “hombre extraño” se adentró en la habitación de Aiko para pasar algo de tiempo con ella; cada día sentía que le gustaba más conversar con ella, pues además de que la niña había resultado bastante madura para su edad. Por lo tanto, se sentía como si hablara con un adulto miniatura.

–Tal vez te lo robaron… todos aquí son malos incluyéndote a ti —ésa era la tercera vez esa semana que el hombre hacía un comentario relacionado con la desaparición de su celular, e igualmente por tercera vez esa semana Aiko tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no reírse en su cara. Después de todo, ella era la única que sabía perfectamente lo que había pasado— “me alegra tanto que me subestime mucho porque así no sospecha de mí… es bastante tonto”.

–Eso es imposible, todos aquí saben muy bien que les esperaría un duro castigo si me traicionaran —mencionó con un gesto pensativo impreso en su rostro, que evidenciaba que en parte sí estaba considerando esa posibilidad como algo real, aunque al mismo tiempo prefería aferrarse a su propia respuesta. Por ello, decidió cambiar nuevamente de tema antes de experimentar paranoia— en fin, como sea ya compraré otro.

–Por cierto, ahora que lo pienso llevo varios días aquí, se supone que eres mi padre y ni siquiera sé tu nombre —no era que eso realmente le importara, pero supuso que si le era posible averiguar su nombre podría resultar una pista valiosa.

–Vaya, ¿entonces por fin me vas aceptando?, no sabes cuánto me alegra —debido a lo mucho que ciertamente subestimaba la astucia de la pequeña, supuso que tan sólo se trataba de una simple pregunta inocente, motivada por la curiosidad innata de un niño.

–No te hagas ilusiones, yo solamente pregunto por curiosidad —al notar el sentido que las palabras de ese hombre habían tomado, se cruzó de brazos mientras que desviaba la mirada para evitar el contacto visual con ese rostro que despreciaba.

–Eres demasiado obstinada, me pregunto hasta cuándo vas a ceder…—mencionó con cierto dejo de decepción presente en su voz, aunque no por eso dejó de mantener su postura firme ante ella— y sobre tu pregunta: no puedo decirte mi nombre.

–¿Temes que se lo diga a alguien?, ¿o qué? —Debido a que no había logrado obtener ningún dato relevante más en tantos días, la digna heredera Takarai había empezado a sentirse demasiado desesperada, por lo que cada vez le costaba más trabajo ocultar las reacciones groseras que sus gestos mostraban.

–Son cuestiones de seguridad básicas hija, por las que yo nunca revelo mi verdadero nombre —mencionó sin notar el enojo ni del fastidio de la niña.

–Se me revuelve el estómago cuando tú me dices hija —a continuación frunció el ceño en ese gesto tan característico suyo y de su madre, al mismo tiempo que apretaba los puños en un gesto de ansiedad.

–Aiko no deberías hablarme así, yo soy tu padre —a pesar de ser un hombre conocido por ser muy poco tolerante, procuraba ser diferente con la niña para poder ganarse su cariño y su confianza, por lo cual solamente negó con la cabeza.

–Entonces ¿por qué nunca hemos hecho algo como salir a pasear o algo así, tal como hacen los otros padres con sus hijos?, me aburro mucho aquí.

–Es porque te empeñas tanto en salir de aquí… no obstante te prometo que en cuanto aceptes quedarte aquí por las buenas te llevaré al cine, por ejemplo… ¿sabes? Hay un centro comercial bastante cerca de aquí, además te daré la libertad de recorrer la casa sin restricción alguna, creo que lo que hay arriba te gustaría mucho.

–¿Y qué hay arriba? —Al recibir semejante insinuación no pudo evitar que sus alarmas se encendieran simultáneamente, pues en esas palabras encontró la posibilidad de un dato más que podría ayudar a sus padres.

–Te lo diré… a cambio de que me llames papá una vez —supuso que la oportunidad de escuchar esa palabra de parte de su hija por primera vez había llegado finalmente, así que tuvo que aprovecharla aunque se tratara de un intercambio.

–¡¿QUÉ?! ¿Qué acaso estás…? —Su primera reacción fue negarse rotundamente a la sola idea de usar esa palabra para dirigirse a un hombre tan despreciable; empero tras pensarlo mejor se dio cuenta de que ella también acababa de recibir una oportunidad ideal para conseguir más datos de su paradero— “no… un momento, tal vez saberlo les ayude a mis papás para encontrarme…” —Ese pensamiento le hizo considerar mejor lo que estaba a punto de decir, así que decidió ceder un poco— ash está bien… ¿podrías decirme qué hay arriba… papá…?

–¿Ves que no te resultó tan difícil? —Por supuesto que esto era lo que él pensaba, sin sospechar lo mucho que le había pesado a Aiko cederle semejante victoria; por ello, él simplemente prosiguió con su discurso, aunque con la mayor de las sonrisas impresa en sus labios— verás: se trata de una dulcería.

–¿Dulcería?, ¿para qué querría una persona como tú vender dulces?, ¿qué no habías dicho que eras un mafioso o algo así? —Si bien seguía sin entender mucho el concepto que se ocultaba detrás de esa palabra, por lo menos ya la había memorizado.

–Así es pequeña, pero necesito un negocio que usar como “disfraz” para que no sepan mi verdadero negocio; digamos que algunos de los dulces que vendo son especiales.

–No entiendo, ¿cómo que especiales? —Nuevamente su eterna curiosidad innata no se hizo esperar, por lo que frunció el ceño en una expresión entre pensativa e intrigada.

–Lo sabrás cuando seas grande, pequeña; por lo pronto yo debo irme ahora y volveré más tarde para que cenemos juntos –inmediatamente después de esas palabras besó la frente de su hija, se levantó y salió de la habitación cerrando la puerta con llave.

–Eww no me gustó para nada decirle papá a él… pero bueno, lo importante es que ya conseguí un poco más información…–al asegurarse de que ese hombre no regresaría pronto, se dirigió a buscar el teléfono móvil que le había sustraído e inmediatamente lo encendió. Sin pensarlo mucho supo que lo mejor era mantenerlo apagado para evitar que emitiera algún sonido que delatara su paradero, o que la batería se agotara antes de que pudiera usarlo otra vez; así esperó con evidente impaciencia a que acabara de encenderse, y a continuación marcó el número de Tetsu.

–‘¿Aló?’ —El bajista respondió tras apenas unos cuantos segundos, evidenciando así lo ansioso que estaba de recibir aquella llamada.

–Papi —murmuró la pequeña, pues aunque se encontraba a solas debía ser discreta en cuanto al ruido que hacía para que nadie pudiera escucharla y sospechara.

–‘¡Oh mi muñequita!, me da tanto gusto escucharte; Hyde no se encuentra en casa en este momento pero dime, ¿averiguaste algo?

–Sí papá: tal parece que también hay un centro comercial muy cerca y estamos debajo de una dulcería —rápidamente repitió la información que acababa de obtener, sin hacer ni una sola pausa; la creciente esperanza de que pronto sería rescatada de ese sitio le tenía el corazón tan acelerado, que habló tan aceleradamente por inercia.

‘Un centro comercial cerca de la torre de Tokio…’ —Los “centros comerciales” era uno de los temas en que el líder de L’Arc~en~Ciel era todo un experto, por lo cual tan sólo requirió unos segundos para que su cerebro le diera la respuesta necesaria— ‘¡oh pero claro! Si es justamente ahí a donde voy de compras con más frecuencia, así que ya sé dónde debe ser… un momento, ¿has dicho debajo de una dulcería?

–Sí, ese señor dijo que es un “negocio disfraz” o algo así —aquello era algo más que su mente inocente no alcanzaba a comprender; no obstante, supuso que su padre sabría de qué se trataba, por lo ella solamente tuvo que repetir lo que había escuchado.

–‘Oh claro, y ya imagino qué tipo de “dulces” debe vender… no te preocupes amorcito, gracias a estos datos ya estamos más cerca de encontrarte’.

–Yo sabía que ustedes sí me quieren y no me recogieron sólo por lástima…—no habría querido que sus padres se enteraran de que recientemente había experimentado esas inquietudes, pero esas palabras también surgieron de sus labios por inercia, por lo que cuando se dio cuenta ya lo había dicho.

–‘¡¿QUÉ?! De dónde sacaste semejante… ¡ah!, seguro él te dijo eso ¿verdad?’ —La ira que ya había experimentado desde que se enteró del secuestro de su hija no hizo más que incrementar ante esa idea, por lo que apretó furiosamente el teléfono mientras su mano libre le daba un puñetazo al escritorio que tenía enfrente—. ‘Por favor, no creas ni una sola palabra de lo que ese sujeto te diga mi niña, nosotros somos tus papás y por supuesto que te amamos; tanto nosotros como tus tíos, porque has de saber que ellos también están desesperados por encontrarte’.

–Lo sé papi, y yo también los amo a ustedes… bien debo irme ahora para que nadie me vaya a descubrir; voy a esperarlos con más ansias, ya quiero verlos —sus palabras fueron acompañadas por un puchero que, si bien su padre no podía ver, él podía estar seguro de que lo había hecho. Por ello sonrió al otro lado de la línea y dejó escapar un prolongado suspiro.

–‘También nosotros, cuídate mucho nena…’ –Ya que no fue necesario decir nada más de parte de ninguno de los dos, a continuación simplemente se cortó la línea; empero, sucedió en el preciso momento en que el vocalista se adentró en el despacho para así reunirse con su pareja, quien lo recibió eufóricamente– ¡ah mi amor!, hubieras llegado sólo un minuto antes… Aiko llamó otra vez.

–¡¿Aiko?! ¡¿Está bien?! ¡¿Esos malditos se atrevieron a hacerle algo?! —Tal como era de esperarse de un padre en una situación como la suya, su reciente paranoia provocó que ésta fuera su reacción inmediata.

–No amor, por favor tranquilízate; ella está bien, pero debemos ir a la policía: averiguó algunas cosas más, y creo que con eso podremos traerla de regreso por fin…

Para la alegría y la tranquilidad de la pareja de músicos, aquellas palabras fueron casi como un decreto que estaba destinado a convertirse en realidad: si bien no fue posible que sucediera inmediatamente, el paso de los siguientes días les prometió esperanzas más concretas para volver a reunirse con su hija. Desde el día en que acudieron a la policía para informarles lo que su hija había averiguado, únicamente fueron necesarios diez días más para poder localizar la dulcería exacta y organizar el operativo. Después de todo, no podían llegar y tirar la puerta del negocio así como así. Y a pesar de que a los músicos se les dijo que no podían intervenir debido al riesgo implicado en la misión que estaban a punto de empezar ellos no escucharon razón alguna y simplemente les siguieron: resultaba evidente que ninguno de los dos iba a poder quedarse quieto.

–¡No jefe!, nosotros vamos con ustedes también, no crea que nos quedaremos aquí de brazos cruzados —por enésima vez, Tetsu expresó ante el jefe del operativo la rotunda decisión que tanto él como su pareja habían tomado de ir con ellos.

–Exactamente: con o sin su autorización vamos a entrar para sacar nosotros mismos a nuestra hija —y como era de esperarse, el castaño líder fue secundado inmediatamente por Hyde, quien demostró esa misma expresión decidida del contrario.

–Pero eso sería demasiado peligroso; además podrían reconocerlos; eso arruinaría de golpe lo que ya hemos avanzado —en el fondo comprendía lo que la pareja debía estar sintiendo en esas circunstancias; no obstante, su sentido común le impedía ceder.

–Eso no nos importa… podemos cubrirnos el rostro tal como ustedes —concluyó por fin el bajista, quien cruzó los brazos sobre su pecho en una expresión que denotaba que él estaba mucho menos dispuesto a ceder.

–Aghh ¡está bien!, pero una vez que estemos ahí van a tener que acatar mis órdenes sin chistar; así que por lo pronto debemos prepararlos…

Nuevamente la pareja experimentó cierto alivio al conseguir el permiso de participar en el operativo que les regresaría a su hija, pues necesitaban asegurarse de que tendrían a su hija en brazos una vez que todo aquello terminara. Por ese motivo no dudaron ni un segundo en vestirse con los uniformes y demás indumentaria que ocupaba el resto de los oficiales, procurando así mezclarse entre ellos. Así mientras que los oficiales y ambos músicos se preparaban, dentro de la casa que próximamente sería invadida, la pequeña Aiko empezaba a experimentar un extraño presentimiento; se sentía nerviosa aunque emocionada al mismo tiempo y no entendía la razón. Sentía que los latidos de su corazón se aceleraban hasta el frenesí, y cuando apenas empezaba a cuestionarse el porqué fue que recibió algunas señales de que realmente estaba ocurriendo algo: al otro lado de la puerta se escucharon algunos gritos y disparos, lo cual fue aumentando su nerviosismo. Fue por eso que se encaminó hacia la puerta para tratar de escuchar mejor; empero, se detuvo súbitamente antes de llegar, ya que su instinto le indicó que lo mejor que podía hacer era esconderse del aparente peligro. Y con ese pensamiento en mente, inmediatamente corrió a esconderse debajo de la cama. A continuación, tan sólo requirió de unos cuantos segundos para comprobar que había hecho lo adecuado al ocultarse, ya que tras dicho lapso de tiempo, durante el cual el alboroto no hizo más que crecer, su supuesto padre entró corriendo en la habitación para buscarla. Aunque por fortuna todos sus intentos fueron en vano, y cuando éste se encontraba revisando el clóset llegaron el jefe, algunos oficiales y los músicos, todos armados.

–¿Dónde tienes a la niña desgraciado? —El primero en hablar fue el jefe del escuadrón de policías, quien estaba colocado al frente del grupo, apuntado su arma directamente hacia la frente del jefe mafioso.

–Aiko es MI hija así que no es ningún crimen que la tenga conmigo —a pesar de que en el fondo se sintió acorralado, su actitud al enfrentar su situación no cambió, por lo que mantuvo su postura de soberbia.

–Claro que lo es porque ante la ley ella es hija de Tetsuya Ogawa y Hideto Takarai, así que más te vale que nos la entregues ahora —sin mover la mirilla de su arma ni un solo milímetro, dio un par de pasos en dirección hacia aquel hombre.

–Ésta sí fue la habitación que ocupó durante los primeros días, pero como pueden ver ella no está aquí, yo…—la primera parte de su discurso fue pronunciada con completa naturalidad, aunque al llegar a ese punto hizo una pausa, pues no se sentía seguro de lo que debía decir para completar su excusa. Antes de decirlo debía inventar algo que fuera creíble, aunque no disponía de tiempo— la llevé con su madre en Europa.

–¡Mientes! —El hecho de que el sospechoso titubeaba de esa forma le hizo comprobar que estaba mintiendo, por lo que supo que debía buscar a la niña— Aiko ¿dónde estás pequeña?, ya puedes salir…–Decía mientras se aproximaba hasta el frente de la cama para arrodillarse ahí y revisar debajo de ésta: ahí estaba ella, quien tan sólo alcanzaba a vislumbrar los pies de los presentes pero no perdía detalle de nada– oh con que aquí estabas Aiko; ven conmigo pequeña, estás a salvo.

–¿Cómo sé que puedo confiar en usted…? —A pesar de haber escuchado la discusión que acababa de ocurrir prácticamente frente a ella no se sintió completamente segura de poder confiar en aquel hombre, por lo que tuvo que preguntar.

–Vaya que eres lista –acotó el jefe de policía en medio de una ligera risa debido a esa situación tan poco ortodoxa, mientras sacaba su placa de policía para mostrársela a la niña, y así confiara en él– mira: ésta es mi placa ya que soy policía ¿lo ves?, vinimos a rescatarte para llevarte de vuelta con tus padres, ¿me crees?

–De acuerdo –a pesar de que ciertamente se trataba de una prueba lo suficientemente concreta como para comprobar que podía confiar en él, siguió sintiéndose dudosa; por ello salió lentamente de su escondite, aunque en seguida aceptó la mano que el oficial le extendía y se dejó cargar por él.

–¡No!, ¡no me pueden hacer esto!, ella es MI hija, mientras que ese par de músicos no son nada de ella, ¿qué no entienden? —Exclamaba el padre biológico de Aiko mientras forcejeaba con el agarre de los oficiales que lo mantenían inmovilizado; aunque todos sus esfuerzos resultaban inútiles desde luego.

–Pero yo no te quiero, yo no quería estar aquí —esta vez fue Aiko quien se encargó de responderle, tras lo cual escondió la cabeza en el hombro del oficial que la cargaba.

–Muchachos llévenselos: estos criminales tendrán una larga estadía en la prisión, por secuestro, daños a la salud en su modalidad de venta de drogas, lavado de dinero… y otra larga lista de délitos que estoy seguro de que vamos a encontrar en su contra —no se trataba de una acusación a la ligera, sino de su larga experiencia en ese ambiente que le indicó que ciertamente encontrarían muchos otros cargos contra esos hombres. Por ello pronunció esas palabras al mismo tiempo que dos de sus colegas se llevaban esposado al criminal, quien seguía forcejeando y protestando— tranquila pequeña, ese hombre ya no podrá acercarse a ti…

–Hey ¿cree que soy tonta? Él podría escapar de la cárcel y buscarme o algo así, ¿qué acaso es un policía nuevo? –Dijo, mirando incrédula al policía, consiguiendo una fuerte risa de parte de éste.

–Pero qué niña tan lista… yo sólo trato de hacer que te sientas más tranquila y resulta que me regañas tú —mencionó en medio de otra risa ligera y una sonrisa divertida.

–He visto muchas películas ¿sabe? Por eso sé que muchos criminales huyen y buscan venganza —agregó ella, como si lo que veía en las películas fuera una verdad absoluta.

–Señores tenían razón, su hija es demasiado astuta —sin borrar esa misma sonrisa de sus labios se giró en dirección a un par de oficiales: los únicos que se habían quedado ahí luego de que el resto desalojara la habitación.

–¡¿Hija?! ¡¿Acaso ellos…?! –Y como si no pudiera creer en la posibilidad de que fuera verdad lo que su corazón le había hecho sospechar tras esa insinuación, llevó la vista hacia esos oficiales que la observaban tan insistentemente.

–Bueno, si ni siquiera tú nos reconociste…–empezó a pronunciar el vocalista, mientras ambos se quitaban los cascos protectores para revelar sus rostros.

–…entonces los disfraces deben de ser demasiado buenos –cuya frase fue terminada inmediatamente por el bajista.

–¡Papás! –Exclamó la pequeña con lágrimas de emoción en los ojos, contemplando a ambos músicos en medio de un shock causado por el entusiasmo de ver nuevamente a sus padres y el miedo de que se tratara de un espejismo.

Transcurrieron unos cuantos segundos sumidos en el más absoluto silencio, pues Aiko necesitó de ese tiempo para recuperarse de la impresión, tras el cual el jefe de policía la colocó de pie en el suelo de nuevo. Fue entonces que la niña ya no necesitó de más tiempo para demostrar una reacción, por lo cual inmediatamente se apresuró hacia los brazos de ambos músicos, quienes ya se encontraban de rodillas esperando por ella, y los abrazó por el cuello a ambos, los tres llorando de emoción.

–Mi princesa, por fin te tenemos con nosotros…—el primero en romper el momentáneo silencio fue Hyde, quien no pudo decir nada más debido a sus lágrimas de emoción.

—Hemos vivimos todo un infierno sin ti… te hemos extrañado demasiado —esta vez fue Tetsu quien habló, al mismo tiempo que estrechaba otro poco el abrazo que mantenía con su pareja y su hija.

–Yo también los extrañé mucho… pero yo sabía que me buscarían, que vendrían por mí —Aiko había sido igualmente contagiada por las lágrimas de emoción de sus padres así que se acurrucó en la curva del cuello del bajista, escondiendo su rostro.

–Bien me retiro, ya cumplí con mi trabajo y con mi palabra de devolverles a su hija —ya que el jefe de policía que se había encargado del caso prefirió mantenerse en silencio para no interrumpir el reencuentro familiar, esperó algunos minutos antes de decidirse a hablar para despedirse de ellos.

–Le agradecemos mucho oficial, pero lamento haberlo insultado tantas veces —una vez que se separó lo suficiente del abrazo, giró la cabza en dirección al oficial, dedicándole una mirada cargada de vergüenza a pesar de su sonrisa agradecida.

–Igual yo, discúlpenos pero era la desesperación la que habló por nosotros —intervino el cantante en esta ocasión, con esa misma expresión de culpabilidad de su pareja.

–No se preocupen que yo entiendo… además al ver esta escena me puedo dar cuenta cuán gratificante es mi trabajo, pues me permite volver a reunir familias… y por ello me alegra mucho que ya estés a salvo con tus papás pequeña Aiko.

–Gracias señor; por cierto…–cuando llegó a ese punto hizo una pausa, haciéndole una seña para que se acercara y se agachara a su lado; entonces lo abrazó con gratitud y le dio un beso en la mejilla– también gracias por rescatarme.

–No fue nada pequeña… y de hecho tú nos fuiste de mucha ayuda nena, tal vez algún día puedas ser una gran detective —agregó con una sonrisa enternecida, cerrando ese abrazo y dándole palmadas en la espalda a la niña.

–Lo lamento pero yo lo que quiero es hacer música… ¡oh!, otra cosa: creo que le sería muy útil ver algunas de esas películas que le mencioné ¿sabe?, podrían darle muchas ideas –y tras aquellas palabras recibió una gran carcajada de parte del oficial.

–Gracias por el consejo, lo tomaré en cuenta… mientras tanto cuídense, y si cambias de opinión tus padres saben dónde encontrarme –dejó un beso en su frente y salió de habitación, haciendo un ademán con la mano para despedirse de los músicos.

Cuando los otros tres se quedaron a solas compartieron un abrazo más, uno estrecho y cargado de cierta desesperación, pues la necesidad de compartir ese contacto había ido creciendo con cada día que pasaba. Sin embargo, sabían que no podían quedarse así por siempre, por lo que luego de que transcurrieran algunos minutos deshicieron el abrazo y partieron hacia el departamento de Sakura; ahí estaban reunidos él, Yukkie y Ken esperando noticias acerca del operativo. Por ello se mostraban tan ansiosos, que no habían parado de comerse las uñas desde que la pareja se fue, y estaban fumando tanto que parecían un trío de chimeneas.

–¡Ah, ya no lo soporto más esto!, si no tenemos noticias en este momento… ¡me voy a volver loco! —Exclamó Ken con evidente angustia mientras, una vez más, caminaba en un círculo alrededor del sofá de la sala.

–Y si no te callas ahora, yo también —que fue secundado por un exasperado Sakura.

–Con todas las peleas de ustedes cuatro, creo que yo ya soy inmune a eso.

–Yukkie por favor ya haz algo con tu novio, que en lugar de ayudar sólo me altera más con sus tonterías –en cuanto el oscuro baterista terminó de hablar, el guitarrista estuvo a punto de replicar, pero antes de que formulara una respuesta el timbre de la casa los hizo correr hacia la puerta– Kitamura quítate de mi camino y déjame abrir.

–No, TÚ quítate, yo voy a abrir —decía el más alto de los tres, dándole empujones con el hombro a su interlocutor.

–No puedo creer que si no es con Tetsu y Hyde, peleen entre ustedes –ya que el otro par estaba forcejeando a unos pasos de la puertal como si nada más existiera, el rubio pudo pasar tranquilamente por un lado de ellos, ignorando sus gritos para acercarse a abrir la puerta– ¡Aiko-chan!

–¡Tío ki! —Exclamó ella con absoluto entusiasmo, extendiendo los brazos hacia él.

–¡Qué gusto me da verte! –Completamente entusiasmado, y con las mismas lágrimas de emoción de su sobrina, la tomó en brazos para abrazarla protectoramente– nos has hecho mucha falta pequeña, nos diste un gran susto a todos.

–Y ¿dónde está el par de idiotas por cierto? —Cuestionó el vocalista, sorprendido al no ver a los demás peleando su lugar en la puerta.

–¡Aiko! –Corearon los aludidos llenos de emoción, casi como habiendo sido invocados, y en seguida llegaron corriendo, ahora peleándose por ver quién la cargaba primero.

–Oigan si se ponen así ninguno va a cargar a mi hija —esta vez fue el turno para Tetsu de responder, dedicándoles a sus amigos una mirada de advertencia.

–También me da gusto verlos pero van a tirarme…—intervino la niña esta vez, tratando de sostenerse más firmemente del cuello de su tío.

–Kitamura suéltame, yo soy su tío consentido —ya que ambos ignoraron olímpicamente aquellas advertencias, continuaron con su discusión como si estuvieran solos.

–Claro que no, a mí también me quiere mucho.

–Pero a mí me quiere más y ya quítate de mi camino, no me estorbes.

–Tú eres el que estorba ex baterista miniatura.

–El hecho de que tú seas una garrocha con patas no nos hace enanos a los demás, ya te he dicho que sólo tú eres gigante.

–Mira tarado, será mejor que dejes de provocarme, porque con ese micro tamaño que tienes simplemente podría simplemente pisarte.

–¡Ya cállense! –Exclamaron a coro esta vez Tetsu y Hyde tratando de tranquilizarlos.

–De haber sabido que se pondrían así mejor no la traíamos hoy.

–Exactamente, y si no se calman de una vez no dejaré que ninguno de los dos cargue a mi pequeña, par de dementes.

–Tú ¿qué te crees?, el más miniatura de todos, ya te habías tardado en meter la nariz donde no te llaman —respondió inmediatamente el guitarrista con expresión ofendida.

–Deja a Hyde-chan en paz –el siguiente en hablar fue Sakura, quien se acercó al vocal abrazándolo por los hombros– que en eso de nariz tú ya nos llevas mucha ventaja.

–¡Oye tú qué demonios te has creído!, ¡suelta a mi novio grandísimo animal! —Exclamó el celoso bajista, quien prontamente se dirigió a darle un golpe en la mano al baterista hasta que soltara los hombros de su novio.

–No te metas horrenda escoria, Hyde es mi amigo y puedo abrazarlo cuantas veces se me dé la gana.

–No te atrevas a llamar así a mi querido Tetsu de mi corazón, horrible engendro.

–Te recuerdo que Tetsu es sólo mío horrendo y estúpido gorila semi humano.

–Ah ya van a empezar… aunque por un lado extrañé mucho verlos pelear, hasta cierto punto es divertido; estoy feliz de verlos tío ki…–decía Aiko mientras abrazaba con más fuerza el cuello del mayor— me hicieron demasiada falta…

–Mi sobrina adorada… también tú nos hiciste demasiada falta… pelear con tu perverso mini papá no es lo mismo si tú no me amenazas con tus baquetas.

–Sí, no es tan divertido insultar a la molesta escoria que llamas papá sin tus pisotones.

–¡Ya entendimos par de idiotas! –Exclamaron de nuevo los aludidos.

–Sólo porque hoy me siento muy feliz por volver a verlos no habrá ningún golpe… pero desde mañana no los dejaré hablar así de mis papis.

–¡Sí!, finalmente alguien cuerdo le pondrá un alto a sus peleas dementes… pero eso sí cariño, debes explicarnos cómo fue que lograste llamar por teléfono dos veces.

–Es verdad hija, yo sigo sintiendo esa duda.

–Sólo usé algunos trucos de mamá: un día que ese hombre se sentó junto a mí le robé el móvil y pude marcarles gracias a la placa militar que me dieron con los teléfonos; tal parece que me subestimó demasiado porque nunca sospechó de mí.

–Quién lo diría, que un jefe de la mafia resultara ser tan ingenuo; o idiota mejor dicho.

–Sí, fue timado por una niña de cinco años.

–Estoy tan orgulloso de ti mi amor… eres igual a mí en todo sentido: desde siempre lo has sido y eso me hace tan feliz.

–Sí, desde el día que llegaste y lloraste al ver a Ken por primera vez.

–¡¿En serio pasó eso?! ¡Yo no lo sabía! –Intervino el ex baterista en medio de una risa divertida al imaginar aquella escena.

–No me lo recuerden ¿quieren…? Fue algo tan triste que llorara cada vez que me veía por más feliz que estuviera antes de que llegara.

–Sí amor pero para nosotros era muy divertido —a pesar de la usual seriedad del chico rubio, había momentos en que no podía evitar contagiarse de ese ánimo burlón.

–Sobre todo porque te llamó troll desde el primer día que aprendió a hablar.

–Así que has seguido el ejemplo de Hyde desde el iniciio ¿verdad pequeña hermosa?, eso me gusta mucho.

–Pues otra razón más para estar orgulloso de ti mi pequeña heredera.

–¡Ah!, mamá eso me recuerda que ese señor me llamaba así —al terminar de hablar no pudo contener un pronunciado puchero, al mismo tiempo que se cruzaba de brazos.

–¡¿QUÉ?! Ah no, eso sí que no –con el ceño fruncido igual al de Aiko, Hyde se acercó hasta el baterista para tomar a su hija en brazos y abrazarla protectoramente– tú eres sólo MI pequeña heredera, pero quién se cree ese imbécil…

–Exactamente mamá –la niña no necesitóde más que un segundo para corresponder a aquel abrazo con la misma estrechez con la que lo recibía– y por eso no me gustaba que me llamara así… tampoco “hija”.

–Pues digan lo que digan a mí no me agrada que seas tan parecida al enano malvado Aiko-chan, todavía estás a tiempo para no convertirte en un horrendo duende del mal.

–Mhh troll –corearon ambos aludidos con el mismo ceño fruncido de nuevo.

–Sí, definitivamente esto me gusta mucho.

Volver a integrarse a su vida cotidiana no les iba a ser fácil, especialmente debido a la inevitable paranoia causada por el secuestro de Aiko; claro que esta situación les hizo considerar mudarse, pero ya que no era posible por el momento, contrataron un par de guardaespaldas que aseguraran el binestar de ella. La fama de Tetsu y Hyde facilitó la tarea de encontrar guaruras de toda su confianza, pues ya tenían algunos contactados para cuando realizaban eventos de la banda. Afortunadamente para Aiko no se perdió de muchos días de clases gracias a que se atravesaron las vacaciones de navidad. Y así, tras haber hablado largamente con su maestra, Hyde y Tetsu dejaron a la niña en la escuela; seguían bastante nerviosos, pero como la directora les permitió entrar a los guardaespaldas al haberle explicado la situación, se quedaron más tranquilos.

–¡Yuzu! –Exclamó Aiko cuando se adentró en su salón, e inmediatamente se apresuró hasta su amigo, ella sola ya que dejó a sus guardias en la puerta.

–¡Aiko! –Estaba tan sorprendido de verla que no se movió ni un centímetro, ni siquiera cuando ella se colocó frente a él.

–¿Te quedarás viéndome todo el día o me saludarás?, ¿acaso no te da gusto verme?

–¡Ah…!, lo siento, claro que me da gusto –respondió mientras la abrazaba– es que me sorprendes, cuando tus papás me dijeron que habías desaparecido me asusté…

–Para mí también fue horrible… pero después te lo contaré todo —simultáneamente a pronunciar esas palabras, cerró aquel abrazo con cierta necesidad.

–Oye pero… ¿y esos hombres que llegaron contigo?

–Son mis guardaespaldas; se supone que su trabajo es cuidarme, así si quieren volver a llevarme ellos se encargan.

–Vaya…—la expresión sorprendida de su rostro resultó una clara señal de que el tema de los guardaespaldas era algo nuevo para Yuzuke, por lo que sólo continuó hablando hasta que procesó la situación— Aiko ¿crees que puedas ir a mi casa después de que terminen las clases?, me gustaría invitarte a comer.

–¡Claro!, sólo deberemos pedirles a ellos que les digan a mis papás… y claro, espero que no te importe que vayan.

–No creo que haya problema.

Cuando llegó la hora de la salida para los niños del preescolar, lo primero que hicieron Aiko y Yuzuke fue encargarse de obtener los permisos: el señor Kamigawa aceptó de inmediato tal como su hijo se esperaba… sin embargo, el verdadero problema eran los papás de Aiko… o mejor dicho, sólo uno de ellos.

–Pero por favor llámenle a mamá, sé que a papá no le gustará –dijo Aiko dirigiéndose a uno de sus guardias.

–Mhh ¿no crees que si le desagrada es por algo?

–Sí: por sus histerias… no es nada malo, después les explico si quieren pero por favor llamen antes de que empiecen a preocuparse.

–Está bien pero si nos regañan será tu culpa.

Afortunadamente no le fue difícil conseguir el permiso para Aiko gracias a que le había llamado a Hyde, pues Tetsu por su parte no dejó de negarse rotundamente; empero ya que el vocalista simplemente lo ignoró y le otorgó permiso a Aiko, ella pudo pasar toda esa tarde con Yuzuke.

–No puedo creer que me hayas hecho esto Hyde, ¿sabes que lo que acabas de hacer se llama traición? –Decía el bajista con un tono de drama en su voz.

–Eres un exagerado; sólo pasarán una tarde juntos, además los guardaespaldas van a ir con ella para cuidarla.

–Ése no es el problema.

–Entonces ¿cuál es?, porque no puedes decir que te da miedo que Yuzuke se quiera propasar con Aiko ¿verdad?

–¡Búrlate todo lo que quieras! Aún así no puedo creer que a pesar de que me negué tú simplemente me ignoraste; ella también es mi hija ¿sabes?

–Eso ya lo sé, pero es que tú debes ser más flexible amor: Yuzuke es su mejor amigo, lo echaba mucho de menos y por eso la dejé, tendrán mucho que contarse.

–¿Sabes?, creo que debería darles instrucciones a los guaruras para que no permitan que ese niño se le acerque a mi muñequita.

–¡Que ni se te ocurra semejante tontería ¿me oíste Tetsuya?! O me enojaré contigo.

–¿Ahora te vas a poner de su parte?

–Aiko nunca te perdonaría si haces algo así.

–Nada más eso me faltaba, que mi novio y mi hija pongan a ese niño antes que yo…

–Amor ¿por qué no, en lugar de hacerte el ofendido, mejor miras el lado bueno?

–¿Qué de bueno puede tener que mi niña vaya a pasar la tarde con “ese niño”?

–Pues…–rápidamente el vocalista se acercó hasta su novio y se aferró a su cuello con ambos brazos para inclinarse a susurrarle al oído con la voz sensual tan característica de él– que estamos solos…

–Pero qué tiene que… ¡oh!, ya entiendo…–mostrándole una sonrisa ladina, colocó las manos sobre la cintura ajena para atraerlo a su propio cuerpo y así besar sus labios de manera profunda– creo que tienes razón mi amor, deberíamos aprovechar. —Entonces hizo una breve pausa para cargarlo estilo nupcial y así dirigirse hacia la habitación que compartían– voy a tomar ventaja de la situación y nivelar las cosas, así que será mejor que te portes bien o tu castigo por haberme ignorado será peor.

Notas finales:

Próxima semana, el final de este fic, pero la serie continuará más adelante; espero más reviews, con saludos, críticas y sugerencias para el final. Saludos para ustedes, nos leemos en la próxima.

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