CAPITULO IV.-
-Hola Shyru. Mira te traje tu comida-decia mientras se la alcanzaba
-Gracias Docko. Estoy algo ajetreado con algunos telegramas que mandan los pasajeros y algunos que reciben-respondio con una sonrisa
-Si quieres puedo ayudarte
-Gracias amigo pero de seguro tienes trabajo esperandote
-Estoy en mi descanso asi que no me afecta en lo absoluto
-Pero entonces deberías descansar, trabajas sin descanso hiendo de un lado a otro, y...
-Nada, nada. Yo ya descanse, además quiero ayudarte
-Esta bien, tu ganas. ¿Podrias llevar estos telegramas?
-Por supuesto amigo. Solo dime donde.
-Son para los pasajeros de Primera Clase
-No hay ningun problema-tomando los telegramas-Nos vemos después Shyru
Docko se dirigió a las diferentes habitaciones, para entregarlas, y como su tiempo de descanso habia acabado, después de terminada su tarea debía recoger las sabanas que se habian cambiado de las diferentes habitaciones y llevarlas a la lavandería, segun le habia ordenado su jefe.
Llegó a la ultima habitación y la toco con suavidad y firmeza a la vez, después de todo estaba en la parte exclusiva del barco, donde solo los pasajeros de Primera Clase tenian acceso.
-Traigo un telegrama para el Señor Shión de Aries-dijo leyendo el nombre del sobre, en voz alta para que lo atendieran lo más rapido posible.
Cuando la puerta se abrió, se encontró frente a frente con la persona que por poco lo arrolla.
-¡¡Tú!!-gritaron los dos al unisono, mientras se señalaban mutuamente
-¿Que hace un miserable como tu, tocando a mi puerta?-dijo Shión al reconocer a la persona que le habia dado un gran disgusto
-¡Yo solo cumplo con mi trabajo!-repondio enojado-Traigo un telegrama-se lo alcanzo y hubiera dicho más, pero justo en ese moemnto, su jefe hizo aparición.
-¡Docko, date prisa y lleva esto a la lavandería!-le ordeno señalando las sabanas sucias.
Docko sin decir nada más, dejo la lucha de miradas que estaba teniendo con Shión y tomando las sabanas se fue.
-¡Usted, espere!-Shión llamo al jefe de Docko
-¿Si que desea señor?-pregunto el hombre con humildad (el muy...solo se comporta asi con la gente rica)
-¡Necesito que responda unas preguntas!-dijo Shión
Ya la noche habia llegado y Docko, totalmente agotado se dirigió a su camarote, alli los otros sirvientes charlaban animadamente, pero ninguno ni siquiera volteo a verlo. El sabia que lo consideraban inferior por ser asiatico, pero el se habia hecho respetar el primer día que entrara a trabajar, haciendo comer el polvo a quienes osaron insultarlo e intentaron humillarlo. Desde ese momento nadie más se arriesgo a molestar al "chino".
Docko, se sento en su pequeña cama, con la intención de recostarse y luego tener un reparador sueño, pero sus planes se vieron interrumpidos con la entrada de su jefe. Al instante los demás dejaron de charlar y se pusieron serios. No era normal que su jefe fuera a "visitarlos", en tanto Docko se ponia en pie. El jefe caminó directamente hacia el joven chino y al tenerlo cerca, y puso su expresión más dura, haciendo que este temiera haber hecho algo mal.
-¡Docko alista tus cosas, desde mañana ya no trabajaras aqui!-dijo con rudeza
-¡¿Por qué? ¡¿Hice algo mal!?
-¡No, de hecho eres uno de los mejores empleados que he tenido!-le dijo con cierta sinceridad, pero con la misma rudeza-Te irás porque el Señor Aries ha pagado tu pasaje y comprado tu contrato, en otras palabras desde mañana trabajaras para él.
-¿Para ese tipo?-dijo con disgusto
-¡Mejor hazte a la idea! Muchos harian lo que fuera por una oportunidad asi-dijo su ex-jefe y abandono la habitación.
La noticia no le cayo nada bien a nuestro joven chino, ahora tendría que trabajar para el mismo idiota que por poco acaba con su vida. Y para empeorar las cosas, los otros sirvientes no parecían nada felices de que fuera él y no alguno de ellos, quien consiguiera tan buen trabajo.
Docko, con un suspiro de frustración comenzó a alistar sus cosas y a lamentarse por tener que volver a encontrar a ese sujeto.
Mientra tanto Shión, sonreía ampliamente por primera vez, desde que se subiera a ese barco. Al fin tendria una forma de distraerse de ese tedioso viaje y para satisfacción suya, también podría al fin poner en su lugar a ese miserable que se atrevió a insultarlo.
Asi lo encontró Arles y con una sonrisa se sento a su lado con toda confianza.
-Veo que estas contento ¿Acaso me perdi de algo?-pregunto Arles
-Si, encontre al mismo miserable que se cruzo en mi camino. Trabajaba en este barco.
-¿Trabajaba? ¿O sea que ya lo hiciste despedir?-pregunto con una sonrisa
-Mejor aun, consegui su contrato. Desde mañana estara a mi entero servicio-respondio con una sonrisa de triunfo
-Ja,ja,ja. Me encanta verte asi. Parece ser que podras disfrutar del resto del viaje-dijo Arles con una sonrisa maligna, siendo consensuado por Shión.
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