Todo estaba en silencio. Viendo hacia el horizonte comprendía la expresión “silencio ensordecedor”. Un silencio tan profundo que cala en el alma. No podía ser paz eso que se respiraba. La resurrección y desaparición de los espectros la tenía en guardia. Aunque el resto se hubiera ocupado en diversas actividades. Marín y Kiki atendían a Seika en las cabañas de los aprendices. Ban e Ichi vigilaban la entrada al santuario. Nachi y Geky estaban en algún lugar entre los templos zodiacales y Jabu cuidaba las escaleras de acceso al recinto del patriarca.
Shaina se encontraba frente a las escalinatas del templo de Athena. Se podía observar a Venus en un firmamento anaranjado, el atardecer se aproximaba, hacía 24 horas que el ataque comenzó y no sabía a ciencia cierta si ahora estaban a salvo.
- Seiya – El suspiro con su nombre viajo sin ser escuchado.
De pronto, el polvo sobre el piso comenzó a moverse con un remolino de aire. Todo su cuerpo se alteró, el aire no era causado por la naturaleza. Volteó hacia el templo de Athena y vió como el un remolino se formaba, apareciendo 5 cosmos. Se tensó, si bien nadie, podía aparecer en ese lugar, tampoco estaba segura que la única persona con ese privilegio tuviera buenas noticias.
Espero a que el polvo se asentara y se dirigió corriendo hacia el templo de Athena. Al llegar ahí un alivio ácido la embargo.
-¿Qué sucedió? – Preguntaba un desencajado Pegaso - ¿Qué fue todo eso? ¿Acasó no peleamos y ganamos? ¿Athena?
Athena miraba a la nada. Había razón en las palabras de Seiya, sin embargo su mayor preocupación era que Hades seguía vivo, con su ejercito restaurado. La amenaza no había desaparecido, y no sabía si el dios cumpliría su palabra. Además su actitud hacia Shun.
- ¿Saori? - La voz la saco de sus pensamientos. – Escucha, el es así. Si lo hizo fue para salvarnos o por lo menos para darnos tiempo.
Shiryu tenía razón.
- ¿Y vas a respetar eso? ¿Lo hará el? ¿Cómo sabemos que no intentará arrasar la tierra de nuevo? Ahora Shun está allá, el puede esconderse mejor y usar a Shun como su escudo protector. Sabe que no dañaremos a Shun.
- Pueden seguir discutiendo el destino de esta roca gigante si quieren. Mi hermano está al servicio de un dios egocéntrico. – Hyoga y Shiryu vieron a Ikki con cierto asombro - Hyoga, no te preocupes, si Hades quiere retomar la lucha no lo hará ahora. No me preocupa que use a mi hermano para reanimar la lucha. Creo que tiene otros intereses en el.
Así que Ikki también lo noto.
- Jóvenes santos, no es el momento indicado para discutir el asunto. Les pido su comprensión, por el momento no podemos hacer mucho. Fue la voluntad de Shun sacrificarse…
- Para ti es muy fácil decirlo, ¿porque él y no tú? – Hyoga bufo – Claro, después de todo sigues siendo la Saori caprichuda que usa a los huérfanos a su…
- Hyoga no te atrevas, Athena ofreció servir a Hades y el la rechazó – Seiya salió en defensa de Athena, confrontando a Hyoga – Creó que Ikki tiene razón, Hades tiene otros planes para Shun.
Seiya se alejó del lugar donde se encontraban sus hermanos, tenía muchas cosas en que pensar. Vió a Shaina que se acercaba lentamente.
- Seiya… - Vió al resto - ¿Y Shun?
- Ahora no Shaina.
Seiya se dirigió a las cabañas. Necesitaba descansar. Por el contrario, Shaina se acercó al grupo que estaba a la entrada del templo.
- Athena, me alegra que regresará con bien – Dijo mientras se postraba ante la diosa.
- Shaina, gracias- Athena sonrió y extendió su mano hacia la amazona. Aunque la máscara la cubría se podía sentir la confusión, después de unos segundos, tomó la mano de la diosa y se levantó – Por favor, ve que estos chicos descansen, ha sido demasiado por el día de hoy.
Shaina asintió y se dirigió a los otros tres.
- Por favor, síganme.
Shiryu e Ikki asintieron y se dispusieron a seguirla. Sin embargo Hyoga se quedó atrás.
- ¿Hyoga? – Shiryu lo llamó.
Hyoga veía como Athena se adentraba en su templo.
- No hará nada.
- Hyoga… - Suspiro Shiryu. – No es el momento, o acaso ¿irás tu solo a enfrentarte al ejercito de 108 espectros? – Hyoga volteo a ver a Shiryu.
- Hay otras formas. – Ikki los volteo a ver de reojo – Pero Athena tiene razón, no es el momento.
Hyoga iba a replicar pero vio los ojos de Ikki, el dolor, la determinación y el cansancio. El también sentía su cuerpo agotado. Necesitaba dormir, descansar, y después planear. Suspiró y camino hacia sus compañeros.
Mientras se alejaban del templo de Athena sus cuerpos brillaron y las armaduras divinas que los cubrían desaparecieron. No se preocuparon, por ahora, no las necesitarían.