El amanecer había llegado a Konoha, los rayos del sol que comenzaba a salir iluminaban las calles y casas de los habitantes; aun a pesar de la calidez que emanaban, el viento frio soplaba con vigor tanto que llegaba a congelar.
A pesar del clima que había a fuera un ninja se alistaba para el día; parado frente a la ventana de su habitación miraba el monumento de los Hokages sin expresión alguna, solo se mantenía atento al sonido de las hojas de los arboles chocando entre sí, soltando un suspiro, se decidió a salir a las aun desoladas calles de la aldea, en brazos llevaba un ramo de lirios blancos envueltos en papel china amarillo.
Con cada paso que daba hacia su destino sentía una extraña pero conocida sensación en el estomago acompañada de la opresión en el pecho; era la misma situación cada año desde hace 17 años -“No importa cuánto pase, no puedo evitar sentirme así”- pensaba llegando al cementerio de Konoha, se estremeció haciendo crujir el papel de las flores al apretar el agarre.
-Sé que es temprano, pero más tarde no podre venir- se detuvo frente a la lapida de alguien a quien no visitaba tan a menudo – ¿mi cambio fue radical? Je no te olvides que tuviste que ver con ello, antes me aferraba a seguir las normas y ahora solo sigo lo que me enseñaste- una ligera sonrisa de nostalgia que no era visible se dibujo en sus labios, levantando su mirar al cielo semi despejado entre azul y rosado dado a las nubes.
-Días como hoy los recuerdo como los mas especiales de mi pasado, ¿los recuerdas? …Cuando Obito te saltaba encima para abrazarte o Rin frustrada porque nunca le salió tu cara en el pastel- cerro el parpado de su único ojo visible sin borrar aquella sonrisa – Y yo arreglándomelas para dejarte un presente sin que me vieras, pero siempre me sorprendías estando parado tras de mí-
-La comida de Kushina tenía un toque especial que me gustaba…siempre me sentía raro en compañía- se quedo un momento callado – Pero ahora extraño esa calidez, daría lo que fuera por tenerlos a mi lado…tú fuiste mi mayor apoyo en los momentos más difíciles en mi vida, me enseñaste tantas cosas…unas buenas otras raras o con poco sentido, pero al final aprendí el verdadero camino de un ninja- abrió el parpado y bajo la mirada a la lapida poniéndose de cuclillas frente a esta.
–Si alguna vez el destino nos volviera a unir, reiré y jugare contigo, no me negare a gastar alguna broma…por muy boba que sea- no pudo evitar reír muy tenuemente - y sobre todo prometo que tu próximo regalo te lo daré personalmente… sin huidas ni quejas porque reacciones cariñoso- estiro el brazo derecho con el cual sostenía el ramo de flores.
-Pero hasta que ese momento llegue, en el que podamos estar juntos de nuevo- dejo el ramo al pie de la lapida -…Feliz cumpleaños Minato…- sonrió como era típico en él y unos segundos después volvió a pararse dando una última mirada al nombre grabado, “Olas de viento” interpreto los kajins del apellido de su maestro.
-Hasta otra- dijo en un murmuro que se llevo el viento al tiempo que este le revolvía el cabello recordándole por un momento a los gestos que su sensei tenía con él en su juventud.