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Yo no soy así... ¿o sí? por Shun4Ever

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Esa noche llegó y tal como habían quedado, aunque un tanto nervioso, se presentó en el salón a la hora acordada. Las luces estaban apagadas, pero pudo llegar hasta el sofá, donde encontró a Shun sentado con un cigarrillo sin encender en la boca y los brazos cruzados. Le sorprendió la imagen del chico, que vestido con pantalones de cuero y una camisa blanca ajustada al cuerpo,  se levantó sigilosamente, se colocó la chaqueta y abrió la puerta de la mansión para salir por ella. Sin decir una palabra e intrigado al ver a Shun con aquella imagen tan poco inocente le siguió y cerró la puerta tras de sí, mientras observaba al chico encender el cigarrillo y darle una calada.

- ¡Vamos! ¡Julián nos espera!

¿Julián? ¿Qué tenía que ver Julián con todo aquello? No podía negar que estaba intrigado, por lo que siguió al ¿inocente? y ya no tan afeminado Shun hasta una especie de garaje, que nunca había visitado antes e incluso desconocía de su existencia. Notaba a Shun tranquilo, como si hiciera toda esa rutina a diario, pero ¿Qué era lo que le esperaba aquella noche? ¿Cómo aquello podía despejar sus dudas?. Vio como Shun daba la luz y se acercaba a una moto de competición ¿Desde cuando el chico tenía moto? ¿Y de competición? Más le choco cuando le acercó un casco y le dijo mientras se ponía él el otro.

- ¡Póntelo o no subes conmigo en la moto!

¡Menudo carácter se gastaba el muchacho! De Ikki habría esperado ese tipo de orden, pero de aquel que tachaban de angelical y comprensivo… No quiso decir nada y optó por colocarse el casco y subirse a la parte posterior de la moto, como Shun le había indicado. Recorrieron calles y lugares que Shiryu no había visto en su vida pero Shun parecía conocérselas como la palma de su mano. Media hora después de la partida, pararon en una especie de muelle, lejos de la cuidad, pero bien iluminado. No sabía donde se encontraban, pero sin duda Julián Solo debía estar detrás de aquello, pues su emblema estaba bien plasmado en las persianas metálicas del lugar. Tras quitarse el casco y seguir los pasos de Shun, llegaron a una pequeña puerta abierta de la cual no provenía más que oscuridad. Shiryu se paró y se pensó un poco el entrar, pero Shun no le dio opción, le sujetó del brazo y le mostró la extraña pero provocadora sonrisa que le había enseñado esa misma mañana.

- ¡Vaya un santo de Atenea si un poco de oscuridad te da miedo!.

Fue lo único que necesitó escuchar para adentrarse en el lugar, ¿Quién se habría creído aquel “enano” para provocarlo de aquella manera? Pasaron por una especie de pasillo y llegaron a una puerta custodiada por unos hombres, que para sorpresa de Shiryu les dejaron pasar incluso con reverencia.

- Bienvenido señor Shun– Dijo uno de los guardas, ante la presencia de Shun.

¿Señor? ¿Cuántas veces debía haber acudido Shun para que le tildaran de esa manera? Y lo que más le reconcomía las entrañas ¿Dónde estaban? Cruzaron la puerta y se encontraron con un ambiente inesperado para el muchacho de pelo negro. Era una especie de discoteca, con luces de neón azules por todos los rincones e incluso en el techo, una barra llena de gente y camareros que servían aquellas copas con minúsculas ropas. En lo que se reconocía como una pista, la gente no bailaba, se encontraban sentadas en sofás del mismo color de la pureza, comiéndose a besos y provocándose unos a otros. Eso no era una discoteca, sino un burdel de lujo. De la nada, o eso le pareció a Shiryu, se presentó Julián frente a ellos y a modo de saludo, Shun le proporcionó un beso largo y apasionado, que el dueño del local correspondió de igual manera.  ¡Ahora sí no sabía donde se había metido! ¿Qué eran? ¿Cómo había pedido matrimonio aquel hombre a su Diosa si era gay? ¿Acaso era bisexual? ¿Y Shun? ¿Qué era entonces Shun? Aun estaba sumergido en los pensamientos correspondientes a la escena que estaba viendo, cuando estos se separaron y fue Julián quien hablo.

- Sabía que al final traerías a alguno de tus amiguitos, pero no pensé que fuera al dragón. – La misma sonrisa extraña vista antes en Shun, apareció en la cara del dueño de los mares.  – Bienvenido Shiryu de dragón.

- Tranquilo “Poseidón” - La intención del hombre fue acercarse a Shiryu, pero Shun paró sus pasos colocando una mano su pecho. – Solo está de visita.

- Bien “hermanito” – Julián se paró y Shun alejó la mano de su pecho – Entonces, ya conoces el recorrido.

Algo en aquella escena no estaba bien, la verdad es que ¡NADA estaba bien! ¿Poseidón? ¿Hermanito? ¿Ese beso? ¿Que hacía él en aquel burdel y como eso iba a quitar a Hyoga de su cabeza? Aun no comprendía por qué pero no podía hacer más que seguir a Shun, como si al ser el único que conocía desde hacía tiempo le diera tranquilidad. Se dejó guiar por unos pasillos y una estrechas escaleras que les llevaron hasta el sótano. Allí todo estaba iluminado, al igual que la parte alta, pero en vez de paredes, habían cristales trasparentes, que dejaban ver el interior de esas habitaciones. Se sorprendió al ver en una de ellas, a Sorrento siendo “devorado” por una pareja, que a ratos también se atendían entre ellos. En otra comprobó como una muchacha, que reconoció de haberla visto en alguna revista de moda, era penetrada duramente por un hombre al tiempo que esta gritaba y se dejaba hacer. Así pasaron por un montón de “celdas”, como él le había apodado, con escenas similares. Shun iba delante de él, observando detenidamente las escenas que se producían y mirándolo entretenido a ratos. No pudo saber que se ocultaba tras esa mente, pero algo obsceno, de eso sí estaba seguro. En silencio, se alejaron de la zona y subieron las escaleras del otro extremo del sótano para llegar a una sala tranquila, insonorizada, amplia, cómoda y con un cristal de pared a pared, cuya vista era el centro de la pista.

- Divertido, ¿verdad?

¿A eso él lo llamaba Diversión? ¿En que clase de hombre se había convertido Shun, que siempre había sido tan inocente y puro?

- ¡Oh! ¡Vamos Shiryu! ¡No seas tan mojigato! – Se acercó a Shiryu y le acarició la mejilla – Puedo ver ese deseo en tus ojos. Deseas hacerle todas esas cosas a Hyoga, de eso no me cabe duda – Se alejó dejándolo aún más preocupado de lo que ya estaba.

- ¿Cómo…? - ¿Cómo lo había sabido? ¿Acaso había sido tan obvio? ¿En que momento lo descubrió? ¿Lo sabría Hyoga también?

- Tranquilo, él no sabe nada - ¿Cómo podía leer su mente de aquella manera? ¿Qué se ocultaba tras Shun? Shun sonrió abiertamente mirando a los ojos de Shiryu

- No puedo leer tu mente, pero sí puedo “comprender” tus sentimientos. – Se alejó colocando las manos en los bolsillos del pantalón y se quedó mirando la pista desde el cristal.  – Los siento desde hace mucho tiempo. Puedo sentir lo que ocurre al mí alrededor. – Se giró y volvió a enfrentar la mirada de Shiryu – Hades dejó “residuos” en mí, al igual que Poseidón lo hizo en Julián. – Volvió a prestar atención a la pista “de baile” y colocó una de sus manos en el cristal al tiempo que cerraba los ojos – La lujuria – suspiró – es el peor de todos. Julián y yo estábamos pasando por algo parecido en aquel entonces, y por “consejo” de Saori, compartimos lo que nos ocurría. Ambos montamos esto – Apoyó su espalda contra el cristal, sacó un cigarrillo y lo encendió dándole una calada – Es nuestra forma de evadirnos.

- No entiendo

- ¿No entiendes? – Shun dejó el cigarrillo en un cenicero cercano y se acercó a Shiryu, dejándolo acorralado entre sus blancos brazos y el cristal. Shun cerró los ojos y suspiró profundamente cerca del cuello de Shiryu, haciéndole estremecer - ¡Sí entiendes! Puedo notar como estas de excitado – Abrió los ojos y miró de cerca a Shiryu -  como deseas hacerle todo eso que has visto a Hyoga – Se acercó a su oreja y le susurró -  como lo deseas entre tus piernas – Mordisqueo un poco el lóbulo de la oreja de Shiryu provocándole un escalofrío - hacerlo tuyo…

Shiryu no sabía que decir o que hacer. El contraste del frío del cristal con el calor que emitía el cuerpo de Shun, esas palabras y esa sensualidad al hablar, le estaban volviendo loco. Tanto tiempo sin sentir el placer carnal estaba haciendo que se sintiera excitado solo con el leve contacto con el cuerpo de Shun. El menor notando esto, se alejó de Shiryu y se sentó cómodamente en uno de los sofás de la sala.

- Aquí viene la gente a cumplir sus más íntimos deseos – Rio un instante – por un módico precio, claro. – Chasqueo sus dedos y la puerta se abrió para dar paso a dos parejas, que se sentaron juntas en uno de los sofás y tras asentir Shun, comenzaron a besarse y a rozarse entre ellos, sin importar que mano tocara que sexo…

Excitado como estaba e inconscientemente, se acercó unos pasos a donde estos se encontraban para deleitarse mejor. ¿Cómo era posible que solo ver a esas personas tan entregadas se estuviera excitando? Se sentía como si estuviera viendo la mejor película porno de su vida y Shun debió notar eso, pues se levantó y se acercó a su oído nuevamente.

- Deseas hacerlo – Aparto su largo cabello negro del cuello y lo lamió lascivamente – Por eso creamos este lugar – Subió con su lengua hasta jugar con el lóbulo de su oreja – Aquí no hay sociedad que te impida disfrutar de tus deseos.

Shiryu excitado como estaba, se giró para enfrentar la mirada de Shun. Este, al verlo sumiso, le mostró esa sonrisa pícara que había visto tanto ese día y le sujeto por la parte trasera del cuello al tiempo que se acercaba lentamente hasta llegar a sus labios. Shiryu cerró los ojos y se dejó hacer. ¿Estaba correspondiendo un beso de un hombre? ¿Qué tenía ese chico que le estaba excitando con solo su presencia? ¿Cómo no se había dado cuenta del atractivo que poseía Shun? ¿Cómo demonios manejaba tan bien la lengua, que solo con ese contacto ya comenzaba a erguirse su entrepierna? Definitivamente le agradaba ese contacto y se había excitado al presenciar todos aquellos actos indistintamente del género. ¿Era eso? ¿Era bisexual y por eso se sentía atraído por Hyoga? ¿Entonces era solo atracción física?  No sabía cuanto estaba durando aquel intenso y placentero beso, pero se sorprendió cuando se notó soltado de aquel contacto.

- Ya es hora – Shiryu aún lo miraba sorprendido – Debemos volver.

- Pero… - Sin duda estaba extrañado – Dijiste que me aclararía las cosas… – Miró un momento a la doble pareja que ahora se encontraba desnuda y sumergida en el placer y la lujuria – Y esto solo me ha confundido más.

- Por hoy es suficiente. – Le rozó levemente los labios con uno de sus dedos – Y sí, te aclarará las ideas, pero es pronto. – Rio brevemente – El mundo no se hizo en un día.

Sin palabras para poder reprochar siguió a Shun hasta la salida, en donde de nuevo, fueron “emboscados” por Julián. Esta vez fue el emperador de los mares el que se acercó al pequeño caballero de Andrómeda para propiciarle un furtivo y lujurioso beso, cosa que provocó un nuevo instinto en Shiryu. ¡Por todos los Dioses! ¿Cómo aquella escena le había provocado tanto? ¿Por qué deseaba colarse entre ambas bocas y perderse en ellas? ¿Qué era lo que le estaba pasando? Apartó la mirada hasta la pista, pero fue lo peor que pudo hacer, pues en ella encontró a un rubio desnudo que le trajo a la cabeza imágenes de Hyoga. ¿Qué era lo que le estaba pasando? ¿Qué es lo que había mal en él? Un agarre le sacó del ensimismamiento.

- ¡Vamos!

De nuevo se encontraba siguiendo a Shun, pero esta vez recorriendo el camino inverso. Los guardias le hicieron de nuevo una reverencia y se despidieron de la misma manera que le habían dado la bienvenida. Salieron a la calle y se colocaron los cascos sin mediar palabra, aunque las miradas que se cruzaban parecían decirlo todo. Shiryu estaba excitado pero sorprendido por todo lo ocurrido ahí dentro, mientras Shun miraba a su compañero de armas un tanto divertido, pues para él era obvio lo que le ocurría a Shiryu.

- No digas nada de lo que ha ocurrido aquí, por favor.  – Su semblante pasó a ser serio y suplicante – Me moriría de la vergüenza si el resto se enterara.

¿A dónde había quedado el tipo lujurioso que había conocido hacía unos segundos? Shun de nuevo parecía inocente y angelical, hasta se le había perdido la sonrisa apasionada que mostraba hacía unos segundos. Si no fuera por lo que acaba de presenciar y sentir en su propia piel, seguiría creyendo por esa actitud, que estaba frente a un mojigato. ¡Que equivocado había estado al pensar eso de aquel chiquillo con el que había crecido!. Asintió ante la petición y subió a la parte trasera de la moto para regresar a la mansión.

No se había dado cuenta del tiempo que habían pasado en aquel lugar o de cuanto tardaron en llegar al viejo garaje en donde habían cogido la moto, pero al bajarse de esta, Shun se dirigió a un pequeño armario y sacó una bolsa deportiva de este. Shiryu aprovechó para ver la hora que era y se sorprendió al ver que eran más de las 6 de la mañana. Se asustó por un momento, pues sin duda alguna los muchachos ya estarían levantados.

- Ponte esto

Shun le acercó uno de sus chándales de correr ¿Cómo había conseguido aquel chico llevar su ropa al lugar? ¿Y en que momento? Pues cuando fueron, no llevaban nada en la mano, más que un cigarro.

- Lo preparé ayer tarde. – Comenzó a cambiarse allí mismo en presencia de Shiryu – Espero no te importe. – La blanca piel al descubierto había provocado una nueva reacción en el dragón – Si preguntan – Con que delicadeza y sensualidad bajaban las prendas por el firme pecho de Shun – venimos de correr.

De nuevo asintió y se dispuso a cambiarse en silencio, una vez acabaron de hacerlo, Shun recogió la ropa, la doblo y la volvió a ubicar dentro de la bolsa deportiva.

- A la tarde, cuando no haya nadie en la mansión – dijo mientras guardaba la bolsa en el armario - vendré a recogerla. A la noche ya estará limpia y de vuelta en tu habitación. 

Notas finales:

¿Habrá aclarado Shiryu sus pensamientos o estará más confundido con lo ocurrido? ¿Será que hay algo entre Julián y Shun? ¿Podrá comprender que lo que siente es deseo? ¿O será que hay algo más tras lo que le ocurre con Hyoga?... 

 

Gracias a todas por el apoyo que me estáis dando en este fic. Sé que no es de parejas típicas, pero creo que el resto de chicos tambien se merecen su espacio en nuestras memorias ^-^


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