¿Qué estás haciendo conmigo?
Me siento como un conejillo de indias…
Siento que intentas obtener algo de mí, algo que obviamente desconozco
Y de alguna forma, en lo profundo de mi mente, parecía que algo punza por salir, lucha por ver la luz…y tampoco sé qué es, solo sé que es la clave…
¿Por qué me cuesta tanto?
¿Tal vez porque eres mi hermano?
¿Tal vez porque siento que estoy frente a un desconocido?
¿O quizás porque la presencia de este desconocido provoca sensaciones en mi?
Sensaciones que nunca he experimentado, sensaciones tan agradables como desagradables…
Hermano…
¿Qué clase de juego pretendes que juegue contigo?
.
.
.
-¡Hermanitooooo!-
Aparté mi mirada de mi libro de matemáticas, llevaba dos horas intentando entender pero no había caso…
-¿Qué pasa Sam?-
Mi melliza me sonrió
-¿Me prestas tu chaqueta blanca?-
-Claro-
Oh…
Ahora que lo pienso, que mi ropa le quede buena a mi hermana…es…vergonzoso
“Es porque estás muy delgado”
Observé a mi melliza terminando de arreglarse frente a mi espejo
-¿Vas a salir?- pregunté distraídamente
-Si, con unas amigas, ¿Y tú?-
Le dediqué una rápida mirada mi libro
-Tengo que estudiar, queda un examen y si lo suspenso, no pasaré el ramo-
-¿Por qué no me lo dijiste?- lucía verdaderamente preocupada y por un instante me sentí mal
-Estabas muy ocupada y tampoco es tan difícil-
Samantha se me quedó mirando, decidiendo si creerme o no
-¿Seguro?-
Sonreí lo mejor que pude
-Claro, no llevo dos horas aquí para nada-
O al menos no quiero que lo creas así…
-Tienes razón, pero si no entiendes algo, me preguntas mañana, aun te queda el domingo-
-Claro-
Se marchó y en cuanto cerró a puerta me golpeé en la frente con mi libro
¿Por qué no quería aceptar su ayuda?
Benjamín también se había ofrecido, pero el resultado fue el mismo
“Tal vez porque quieres que Erick te enseñe”
Fruncí el ceño, ¿Era eso?
¿Y si simplemente iba a pedirle ayuda?
“¿Para qué? ¿Para que no te mire y cuando te responda sea con un tono dolorosamente neutro?”
De cualquier forma tenía que hablar con él…es mi hermano
Suspiré y decidí que el mejor momento para ir era este, nuestros padres habían salido y mi hermana se fue de fiesta con una amiga…
Tomé mi cuaderno, mis lápices y mi libro y caminé hasta su habitación, cuando estuve de pie frente a su puerta me arrepentí
En mi mente todo se veía mucho más fácil
Alcé mi mano, deseando que el tiempo retrocediera a la época en que yo entraba corriendo a su habitación, sonriendo, para mostrarle que finalmente había entendido tal ejercicio…
Mi mano se movió sola y golpeó la madera, pero no hubo respuesta, miré a mi alrededor, desconcertado
¿Y si él también había salido?
Pero mi hermana lo hubiese mencionado…
Volví a golpear, consiguiendo el mismo resultado, finalmente tomé la manilla y abrí la puerta lentamente, el interior de la habitación estaba oscuro a excepción por la luz de la mesita de noche, mis pies me guiaron hasta la cama, mi hermano estaba sentado sobre esta, con varios libros rodeándole, durmiendo
-¿Erick?- le llamé suavemente
No despertó, y me dio pena seguir insistiendo, se notaba que se había dormido por el cansancio
Me quedé mirando sus facciones, sintiendo una creciente sensación de vacío en mi interior, mi hermano era tan parecido a mi padre…
Su cabello rubio estaba más largo que de costumbre, probablemente porque había olvidado cortarlo, su piel pálida al contrario de la mía, le hacia lucir sano, no enfermizo, sus ojos verdes estaban cerrados, pero, aunque iguales a los de papá, me hacían sentir muy diferente…
Y ese piercing en el labio…
Sacudí mi cabeza, ¿Qué estaba pensando?
¡Era mi hermano!
¡El mismo que me hacía dormir cuando pequeño asegurándome que golpearía a cualquier monstruo si se acercaba!
El mismo al que ahora no podía mirar directamente a los ojos…
Parpadeé al notar la cercanía entre nuestros rostros, ¿Cuándo me había acercado tanto?
Sentía mi corazón latiendo rápidamente, como previniendo lo que sucedería, ¿Pero qué iba a hacer?
No me detuve, a pesar que una parte de mi cerebro me gritaba que lo hiciera, de pronto sentí los cálidos de Erick junto a los míos, cerré los ojos, dejándome llevar por el agradable hormigueo que comenzaba en mis manos y alcanzaba el resto de mi cuerpo
De pronto reaccioné ante lo que estaba haciendo y me eché hacia atrás con fuerza, consiguiendo caer sentado sobre el suelo
¿Qué había…?
Cubrí mi boca con mis labios, sin saber que hacer…
¿Había besado a mi hermano?
Quería llorar…
No sabía que demonios estaba pasando conmigo…
Me levanté torpemente y corrí, no podía quedarme en esa casa, no después de lo que había hecho…
El frío aire nocturno golpeó mi rostro y me estremeció completamente, avancé hasta aquel parque, no entendía…
¿Qué tan enfermizo era sentirse así por tu propio hermano?
-Vuelve a tu casa-
Me congelé al escuchar aquella voz, ya era la segunda vez que me lo encontraba en este parque
-¿Qué cosa?-
Varick apareció de la nada, lucía relajado, pero su mirada era increíblemente fría
-Vete a tu casa- ordenó
Me crucé de brazos, sintiéndome conmocionado
-¿Por qué?-
-¿Tienes que hacer preguntas?-
-Claro que sí, de pronto apareces y me dices que me vaya-
Nos quedamos mirando fijamente, hasta que Varick avanzó y me tomó por el brazo
-Hay cosas, pequeño, que no debería ver-
-¿Qué tipo de cosas?-
Rodó los ojos
-Vete, o te arrastraré hasta tu casa-
Me solté utilizando toda mi fuerza
-No pienso hacerlo a menos que me expliques que sucede- sentencié
-¿Qué quieres a cambio de que te largues?-
Me lo pensé unos instantes, era una oferta única, sabía perfectamente que era capaz de arrastrarme a mi casa
-Que me lleves a cenar-
Mi respuesta le sorprendió, incluso a través de su mascara de frialdad podía verse el asombro que mis palabras le provocaron
Pero cuando sonrió, satisfecho, tuve la escalofriante sensación de que era lo que había estado esperando
-Bien, ahora vete-
Di media vuelta sin saber que hacer, ¿Volver?
No me quedaba otra opción…
Me devolví a mi casa, las luces seguían apagadas, pero no deseaba entrar…
¿Y si mi hermano se había dado cuenta de lo que pasó?
Me estremecí al imaginarme la mirada de asco que me dirigiría…
No podría soportarlo…
-¿Mat?-
Erick estaba parado en el umbral de la puerta, no llevaba camisa y parecía haber despertado hace un par de minutos
Tragué duro intentando apartar la mirada de aquel torso
-¿Dónde estabas? Me preocupé al no verte-
Sonaba tan…amable
Con la misma amabilidad que mis padres preguntaban por mi…
“Hermanos”
-Salí a dar una vuelta- obviamente no mencionaría a Varick y su estresante interés por verme fuera de aquel parque
-Bien-
Me irritó su repentino desinterés
Me mordí el labio inferior y pasé a su lado con rapidez, deseaba encerrarme en mi habitación
-¿Tienes problemas con matemáticas?-
Me detuve al pie de las escaleras, la puerta se cerró y me sentí como un criminal que acababa de escuchar su sentencia
-¿Por qué lo dices?-
No me giré, pero imaginé perfectamente la sonrisa en su rostro
-Me encontré con tu libro y tu cuaderno al pie de mi cama-
POR LA…
Lo único reconfortante en aquella oración era que no parecía haberse dado cuenta que su hermano menor lo besó mientras dormía
-Claro, después de despertarme al sentir los labios de cierta persona sobre mi boca-
J-O-D-E-R
Decir que de pronto me había quedado helado sería poco, estaba seguro que desnudo en la Antártica había sentido más calor en mi cuerpo
-¿De que hablas?- solté una risa nerviosa
Mi hermano me tomó por el brazo y me giró, no aparté la mirada del suelo
-¿Aún no lo has notado Mat?-
Mi corazón latía violentamente, causando que me sudaran las manos por el nerviosismo
-¿El qué?-
Su mano libre me alzó el rostro, encontré fuego verde en aquellos ojos y por un momento olvidé el horror por lo que había hecho
Se acercó a mi oído lentamente, y tuve que hacer grandes esfuerzos para no estremecerme por el escalofrío que recorrió mi espalda
-Que tu hermano te tiene ganas-
.
.
.
Podía sentir perfectamente su respiración sobre mis labios, mi mente me gritaba cosas contradictorias, no sabía si estaba mal o si me sentía increíblemente bien
Cuando su lengua se deslizó sobre mi labio inferior mi mente pareció desconectarse y aquello fue suficiente para mí, entrelacé mis brazos detrás de cuello, buscando tenerle más cerca…
-¡Mat!-
Un poco más cerca…
-¡MAT!-
Desperté sobresaltado, Benjamín me miraba desconcertado
-¿Me quedé dormido?- murmuré incorporándome en mi asiento
-No, estabas despierto teniendo una alucinación-
Sonreí intentando reírme, pero la seriedad en el rostro de mi primo me llegó como una bofetada en el rostro
-¿De verdad?-
-Y no parecía ser muy mala- comentó con burla
Estaba seguro que de haber podido, se me habría sonrojado el cabello
-Eh…-
-¿En qué estabas pensando?-
Aparté mi mirada, recordando las palabras de Erick…
Maldición…
¿Me tenía ganas?
Y por la expresión en su rostro claramente no eran ganas de abrazar o de golpear…
No, claro que no
-Eh…nada-
Qué mentira más estúpida
Benjamín se encogió de hombros
-Sino quieres contarme no importa-
¿Qué iba a decirle?
Resulta que de pronto mi hermano y yo tenemos una extraña relación que no está ni cerca de parecerse a algo llamado hermandad, pero como todavía no lo hablamos no tengo idea de qué está pasando…
Claro y como olvidar el hecho que después de haberme hecho aquella…¿declaración?, no hice nada mejor que salir corriendo para encerrarme en mi cuarto, no por asco o algo parecido sino por miedo a la asfixiante sensación de calor que me recorrió de pies a cabeza…
Si, obviamente era muy fácil de explicar…
-Mat…-
Alcé mi rostro, desconcertándome al encontrar el salón vacío…¿Cuándo se habían marchado todos?
-Solo piensa un poco…¿Realmente son un impedimento los lazos de sangre?-
Helado…
Así me sentí, totalmente helado
Benjamín se puso de pie y se marchó tras dedicarme una breve mirada
Confusión…
Si, eso describiría perfectamente mi mente…
.
.
.
-Hola pequeño-
Varick me sonreía, una copa de vino en su mano derecha fue alzada levemente, dándome la bienvenida
Me dejé caer frente a él sin importarme que fuese el maldito lugar más costoso de la ciudad, mucho menos las miradas que nos dedicaron los clientes del lugar
-¿Agobiado?-
-Demasiado- acepté suspirando
Una sonrisa macabra apareció en su rostro
-¿Si te pido que me cuentes de que se trata?-
-Te diría que no quiero hablar de ello en este momento-
Silencio
Y miradas…
-Qué aburrido-
Fruncí el ceño
-¿Desde cuando soy tu payaso personal?-
-Nunca lo has sido, eres…un privilegio-
Me lo quedé mirando sin entender de qué estaba hablando
-¿Un privilegio?- repetí
El hombre dejó escapar una pequeña sonrisa, obviamente no reflejaba alegría sino…¿crueldad?
¿Por qué me fascinaba hablar con él?
Todos a nuestro alrededor le miraban con miedo…
Podía diferenciar perfectamente el miedo del respeto, a mi padre todos le miraban con un respeto que parecía rayar en la adoración…al hombre frente a mí ni siquiera se atrevían a mirarle a los ojos
Miedo…
Sin embargo, yo lo hacía con una naturalidad que me asombraba
-Claro, un privilegio, alguien con quien hablar sin temer que me traicione…un verdadero privilegio-
-¿Cómo sabes que no te traicionaré?-
-Es como cuando mientes pequeño, para poder hacerlo, debes tener algo que ocultar, ¿Cómo vas a traicionarme si no existe lealtad entre nosotros?-
Enmudecí, fijando mi mirada en la copa vacía frente a mí
-¿Quieres que la haya?- inquirí bajando mi voz
-¿Qué seas leal a mí?...claro que no, sería aburrido-
¿Por qué para él todo se centraba en lo que resultaba aburrido y en lo que le parecía divertido?
-¿Entonces?-
-Tal vez en el fondo espero que intentes hacer algo en mi contra…eres tan transparente que será divertido ver cómo intentas engañarme-
-Entonces no te daré esa diversión-
-Haces que me duela el corazón- replicó llevándose una mano al pecho
Alcé una ceja…
-No quise esto para hablar de eso- murmuré entrelazando mis manos
Sus ojos verdes relampaguearon como cuando le dije que a cambio de marcharme a mi casa quería que me invitase a cenar
-Tú dirás, como fuiste obediente, has conseguido tu premio-
Cualquier persona pensaría que estaba felicitándome, pero sus ojos me decían todo lo contrario…
Estaba burlándose de mí
-Quiero que me hables de tu vida-
Ni yo me esperaba que aquellas palabras salieran de mis labios con tanta facilidad, me había pasado cerca de cuatro días ensayándolo…
-¿De mi vida?-
Asentí, deseando ver alguna expresión en su rostro, ¿Le desagradaba mi pregunta?
-Pequeño…mientras más sepas, más rápido caerás-
¿Eh?
Parpadeé, sin entender
-¿Caer? ¿Dónde?-
Volvió a sonreír y tuve que apartar mi mirada de aquella sonrisa…
Demasiado fría…
-No dónde…sino en qué…¿Qué no lo has notado?...sé que eres inteligente-
Fruncí el ceño
-¿Notar el qué?-
Sabía de lo que me estaba hablando, o al menos lo intuía…pero quería escucharlo de sus labios…
Una parte de mi cabeza gritándome, diciéndome que regrese a mi casa, protegido entre los brazos de mis padres, de mi hermana…de mí hermano…
No…
Erick…
¿Qué pasó?
-El miedo que todos me tienen…¿No crees que es por algo?...nadie le tiene miedo a una mariposa pero si a un lobo-
-¿Entonces debería temerte?-
Ya había preguntado eso una vez…
-Probablemente-
¿Por qué entonces la respuesta era diferente?
-¿Qué me harás?-
Volví a mirarle, sabiendo que mi tono desafiante no conseguía engañarle
-Depende de que tanto te demores en alejarte-
Sinceridad…
Había sinceridad en sus palabras…
Pero yo no lo procesaba, ¿Cómo un hombre de su apariencia podría resultar tan peligroso?
“Estás jugando con fuego…y el fuego te está advirtiendo que quema”
-¿Y si nunca lo hago?- me incliné hacia adelante sin darme cuenta
Varick hizo lo mismo, su mano derecha tomó mi barbilla
-Te destruiré-
-¿Cómo?-
Se río, claramente divertido
-¿Tanto interés te provoco para ignorar aquella parte de tu cabecita que te grita que te alejes?-
Sí…
Era totalmente cierto, pero no me iba a humillar admitiéndolo en voz alta
-Ese no es tu problema- repliqué alejando mi rostro de su mano
-¿Me preocupo por ti y me respondes de esta forma? No creo que tus padres te hayan educado para correr con los brazos abiertos hacia el peligro-
Fruncí el ceño, apartando mi mirada
-Repito, ese no es tu problema, además, no veo que estés esforzándote mucho por conseguirlo-
-Será porque no me importa lo que hagas-
Silencio
No supe por qué me molestó tanto aquella respuesta
¿Realmente pensaba así?
-¿Nadie te importa?-
Varick se encogió de hombros, acariciando cuidadosamente la copa de vino
-Las personas se lamentan lo suficiente por si mismas como para necesitar que alguien como yo esté interesado en ellas…claro que sería diferente si me preguntaras si nada me importa-
Suspiré, comenzando a frustrarme un poco, no se suponía que él tuviese el control de esta conversación
-¿Nada te importa?- pregunté finalmente
Justo cuando pensé que iba a responderme apareció un mesero, vestido elegantemente y con dos bandejas repletas de platillos
-Aquí está lo que ordenó señor-
-Gracias- respondió el mayor sin apartar su mirada de mi rostro
Me sentí incómodo y decidí fingir concentrarme en los platillos
Todo lucía increíblemente delicioso…y costoso
¿Debería preocuparme por el total en la cuenta?
No…
Si tenía dinero para costearse automóviles de lujo y ropa por demás cara, claramente podría pagar una comida así
-Con permiso-
El hombre se retiró caminando elegantemente, cuando estuve seguro que se encontraba a una distancia decente para volver a entablar nuestra conversación, volví a mirar a Varick, pero él lucía totalmente encantado con la comida
-Vamos, sírvete, es de mala educación dejar que la comida se enfríe-
Parpadeé desconcertado, su expresión facial era mucho más afable
-Te gusta la comida- sentencié de pronto
Su mirada de sorpresa no pasó desapercibida, no para mí
-¿Conoces a alguien que no le guste comer?-
Negué sonriendo de lado
-No me refiero a eso, tienes una especie de debilidad por la comida-
-¿Y si te dijera que yo no tengo debilidades?-
-Te respondería que pensar así te hace débil- desafié sin perder mi sonrisa
Varick me devolvió el gesto, pero de una forma tan malévola que sentí mis labios formando una delgada línea
-¿Crees que la buena comida puede…seducirme?-
-No conozco nada más que lo haga-
Sus ojos brillaron y sentí que me estaba equivocando en algo
-Tienes razón, nada más lo hace-
Miré el plato frente a mí, se estaba enfriando pero yo no tenía deseo alguno por comer, quería hablar, no, quería hacerle hablar
-Yo podría cocinar algo para ti- ofrecí sin pensármelo mucho
El mayor alzó una ceja y se cruzó de brazos, lucía encantado con la idea
-¿Enserio?-
“¿DE QUE HABLAS? ¡TU NO TIENES EL DON DE COCINAR COMO ANGEL!”
-Claro, pero no puedo invitarte a comer a mi casa-
Eso era más que obvio…
Imaginé la expresión de mi padre al ver a un hombre casi de su edad siendo presentado como “amigo” de su hijo menor…
-Por eso no deberíamos preocuparnos, puedo llevarte a mi departamento-
“Piensa lo que quieras Mat, pero eso en cualquier idioma y en cualquier país bajo cualquier situación podría malinterpretarse”
-Bien-
“¿Tu no piensas antes de actuar verdad?”
¿En qué estaba metiéndome?
Varick me lo había dicho, si me acercaba mucho, me quemaría, pero la atracción que ejercía sobre mí era demasiado poderosa como para ignorarla…y sinceramente, no tenía deseos siquiera de intentarlo
No cuando un extraño sentimiento por mi propio hermano luchaba por hacerse oír en mi corazón
.
.
.
------------------------------------------Evan-------------------------------------------------
Los sentimientos nos encadenan…
Aquella frase me la dijo mi hermano cuando teníamos siete años…siete
“Los sentimientos encadenan”
Lo recuerdo perfectamente, una tarde lluviosa, nuestro padre nos había acomodado, como era costumbre en aquella época, en la misma cama, Vin por supuesto quiso leernos un cuento, pero yo fui el único que lo escuchó
Porque tú estabas mirando fijamente a Kevin, alternando tu mirada desde su extravagante cabello verde hacia el rostro impasible y la mirada cariñosa de nuestro padre
Era extraño…
Porque a fin de cuentas yo tampoco conseguí escuchar aquel cuento…
Cuando ellos se fueron, me giré hacia ti, esperando que me abrazaras, como de costumbre, pero me miraste fijamente y soltaste aquellas palabras con una frialdad desconocida para mí
“Los sentimientos encadenan…¿no lo crees?...tal vez sería mejor carecer de ellos…de esa forma no tienes un enemigo en tu interior…”
Fuiste el primero en razonar de esa forma, y aunque siempre te seguía, aunque siempre intentaba estar al nivel de mi hermano mayor…en esa ocasión no pude hacerlo
Porque no creo que sea mejor carecer de ellos…
Creo que es imposible hacer eso y que es mejor saber jugar con lo que tenemos…
Pero a esa conclusión no llegué hasta mucho tiempo después
Cuando tu frialdad era evidente con casi todos…excepto conmigo
Cuando Vin comenzó a preguntarse hasta que edad podríamos parecernos tanto…
Él no lo percibió…
Antes te seguía, antes te imitaba, antes te adoraba…
En el preciso instante en que me dijiste aquellas palabras, hace tantos años...ambos comprendimos algo…
Jamás fuimos iguales, jamás lo seremos…
De alguna forma nos convertimos en todo lo opuesto del otro…
Si tú decías blanco, yo decía negro, si tú escogías mar, yo montaña…
Y lo hacíamos a propósito, buscando provocar al otro, buscando hacer reaccionar al otro…buscando, en el fondo…controlar al otro
.
.
.
-¿Se supone que comience a qué?-
Benjamín me miró algo incómodo
Rodé los ojos, faltaban quince minutos para que comenzaran las clases y parecía estar mucho más concentrado en la figura de Aaron, parado al final del pasillo, que en las palabras que salían de mis labios…
“For God”
-Deberías simplemente ir y decirle que te gusta- siseé mirando mi reloj
Sus ojos oscuros me observaron como diciendo “No puedo creer que precisamente tú seas quien me dice eso, deja de hablar idioteces maldito imbécil…”
Lo sé…soy muy bueno leyendo miradas
-Claro y tú deberías simplemente ir y decirle a la zorra que se acuesta con tu hermano, que no te gusta que se lo tire porque prefieres hacerlo tú…-
Entrecerré los ojos
-¡BIEN! Míralo hasta que se desgaste, pero aunque lo desnudes y lo violes con la mirada, no pasará nada, él no se da cuenta-
-¿Tan obvio es?-
Me encogí de hombros, acomodando mi bolso sobre mi hombro
-Yes, pero lo cubres perfectamente con ese carácter de mierda que tienes con el pobre-
-Por favor, ¿Y el tuyo? Tu hermano parece una ancianita amable a tu lado y con el carácter que tiene, es decir mucho-
-¿Vamos a hablar de mi dulce carácter o a esperar al profesor como se debe?-
Mi amigo apartó la mirada de su…¿obsesión? Y asintió
Un par de minutos después apareció el sexy profesor de química, alto, rubio, ojos claros, carácter amable pero que infunde respeto…
Y a la vez, que aparenta ser un reto, sobre todo porque está casado con una mujer…
Justo lo que mi querido amigo necesita para distraerse por un tiempo…
No dejé de sonreír durante toda la clase a pesar de que no le presté la más mínima atención a lo que decía el docente
Por primera vez me sentí como el noventa y nueve por ciento de mis compañeras frente a un profesor tan joven…ESTUPIDO
¿Y si mejor yo seduzco al hombre?
“Probablemente resultaría sino fuera porque la idea es que la zorra esa no te reconozca y lamentablemente te pareces un poquito a tu hermano GEMELO”
Cierto, cierto
Di vuelta mi cuaderno y comencé a escribir atento a los movimientos de mi hermano, en cuanto terminé mi mensaje, rasgué la hoja y se la pasé disimuladamente a mi amigo
“Deberías intentar entretenerlo cuando salgamos de clases y finges que te sientas mal, él te llevará a la enfermería y tú quedarás debiéndole algo”
A los pocos minutos, el papel regresó a mis manos, con nuevas palabras escritas en el
“Y tú deberías seguir a tu hermano, algo me dice que hoy se encontrará con ella”
Fruncí el ceño, ¿Quién se creía Benjamín para hacer aseveraciones de ese tipo?
Sin embargo, miré de reojo a mi gemelo, efectivamente había algo en su expresión facial que me hacía confirmar la sospecha de mi mejor amigo
Esa expresión de frialdad solo se la había visto con esa zorra
Antes de que la clase terminara solo escribí una palabra más
“Hecho”
.
.
.
No tenía la más mínima idea que seguir a un adolescente de dieciséis años, que casualmente resulta ser mi gemelo (y por lo tanto debería conocerlo mejor que nadie), fuese TAN estúpidamente difícil
Cada veinte metros se me perdía de vista, y estaba seguro que yo no era el distraído…
¿Y si se había dado cuenta que lo estaba siguiendo?
Me detuve detrás del grueso tronco de un árbol, percatándome de las miradas que me dirigía un grupo de chicos desde la acera de enfrente
“El rubio no está nada de mal…”
¡CONCENTRATE MALDICION!
Miré a mi alrededor esperando ver a mi gemelo, pero no había rastro de él, nuevamente le había perdido
Mordí mi labio inferior con fuerza, ¡Solo me había distraído un par de segundos!
Retomé mi camino no muy seguro de la dirección en la que lo hacía, la gente en la calle lucía tan feliz que me desconcertaba
¿Era felicidad real?
¿O solo costumbre y resignación ante lo que tenían en sus vidas?
“Tal vez tu también deberías hacer eso…”
Shut up…
-¿Dónde estás?- murmuré desesperado
-¿Qué mierda haces siguiéndome?-
Me congelé al sentir su aliento sobre mi nuca, no…
-¿De qué hablas?- automáticamente me hice el desentendido
Max me tomó con fuerza del brazo y me arrastró hacia el primer callejón que vio
Miré el lugar con disgusto, estaba cubierto de basura y olores asquerosos
-¿Qué te pasa?- me quejé soltándome de su agarre
-¡Es lo mismo que te pregunto! ¿Qué carajos te pasa Evan? ¿Por qué me estás siguiendo?-
Alcé una ceja
-¿Y me lo preguntas? ¡Era necesario!-
-¿Se puede saber para qué?-
Bajé mi mirada, fingiendo sentirme mal y deje escapar las palabras que había planeado decir
-¿No te das cuenta? ¡Ya ni siquiera hablamos!-
-…-
Lo miré de reojo, comprobando su reacción, efectivamente lucía contrariado
-¡Somos gemelos y apenas nos saludamos! Antes no era así…antes pasábamos mucho tiempo juntos…compartiendo…-
Bajó la mirada y estuve a punto de sonreír pero me contuve con maestría
-Ahora ni siquiera no sé nada de ti…me siento abandonado…¿Qué otra cosa iba a hacer?...quería saber qué es lo que te tiene tan ocupado…-
Alzó el rostro pero sus ojos eran cubiertos por su flequillo, podía ver la culpa en sus ojos a pesar de que estaban cubiertos…
Tan fácil…
-Qué buen intento Evan-
Abrí los ojos al máximo, su expresión de culpabilidad fue borrada en un instante y remplazada por una sonrisa de satisfacción
-¿Qué dices?-
-Intentas hacerme sentir culpable, pero no funcionará, estabas siguiéndome para averiguar algo y tengo una sospecha bastante buena-
Entrecerré los ojos comenzando a hastiarme de esto
-¡Pero es verdad! ¡Estás tan lejos de mí que ni siquiera parece que somos hermanos!-
-Ese no es mi problema, es el tuyo, estás tan acostumbrado a tenerme siempre cerca de ti, que cuando consigo algo más por hacer no puedes soportarlo-
-¿Y qué es ese algo si se puede saber? ¿Te acuestas con alguien?-
No pude evitarlo, y envié al carajo el disimulo, y la sonrisa de lado que me regaló fue más que suficiente para desear mandarlo al carajo
-¿Y ese es tu problema por…?-
-¡PORQUE NO PUEDES HACER ESO!-estallé
-Qué patético Evan…obsesionado con tu gemelo-
Y eso dolió el doble porque era lo que mi cerebro estaba gritándome…
-¿Y tu eres mucho mejor que yo? ¿Qué tal si regreso unos pasos y me acuesto con los sujetos de la esquina?-
Como si fuese a hacerlo, di media vuelta, pero no alcancé a dar un solo paso cuando Max volvió a sujetarme del brazo
-Ni se te ocurra estúpido-
Sonreí satisfecho
-Somos iguales, no importa que tan diferentes sean nuestros gustos, no importa que tomemos decisiones opuestas…siempre seremos iguales…-
Nuestros labios estaban a escasos centímetros, nuestras miradas unidas por una especie de hechizo…no…
Por una especie de maldición…
-…por eso piénsalo dos veces antes de insultarme Max, si yo soy patético, tu también…todo es lo mismo, no importa con cuantas zorras te acuestes, no importa cuantas veces lo niegues y te alejes…el resultado será el mismo, una y otra vez volveremos a vernos-
-¿Esa es mi maldición? ¿No poder arrancarte de mi vida?-
-Si-
Nos besamos con violencia, degustando apenas el sabor del otro, deseando profundizar aquel beso…unirnos mucho más que de forma física…
Pero siendo conscientes de que no era el momento, no era el lugar…
-Deja de seguirme- ordenó cuando nos separamos
Fruncí el ceño
-¿Qué me harás si no te obedezco?-
Max me sonrió de una forma increíblemente familiar a las sonrisas de Varick…cargadas de maldad
¿Por qué no había notado aquello en la personalidad de mi hermano?
Yo, que me jactaba de ver las emociones en los demás, de ser difícilmente engañado…
De ser un experto mintiendo y manipulando…
Tendiendo trampas…
-Uno de nosotros es más débil que el otro…uno de nosotros es más frágil…ambos sabemos de quien estoy hablando, y si sigues con esto, olvidaré que eres mi hermano y que supuestamente debo protegerte-
Se alejó, retomando su camino hacia la cama de esa zorra…
Sonreí asqueado de mi mismo…
Todo este tiempo pensando que mi hermano era de una forma y resulta que había caído en su juego…creyendo que él estaba siendo parte del mío…
----------------------------------------------------End Evan.--------------------------------------------------
.
.
.
--------------------------------------------------Benjamín---------------------------------------------------
-¡Profesor!-
El rubio se detuvo a medio camino hacia la puerta, los rayos de sol reflejaron sus rubios cabellos y por un instante me sentí deslumbrado…
Luego recordé que por muy perfecto que fuera superficialmente, no podía serlo realmente…nadie lo era
-¿Dime Benjamín?-
-Eh…estoy teniendo…problemas con química-
Me miró desconcertado y casi me maldije por haber sido tan buen alumno todos estos años, pero nada que un par de bajas calificaciones en los últimos exámenes no pudiesen arreglar
-Si…ha sido muy extraño…perdona la pregunta, pero…¿has estado teniendo problemas en casa?-
Pareció interesarse porque dejó su maletín sobre la mesa más cercana y caminó hasta mí
-No…no es un problema en casa…es algo…diferente- susurré sentándome frente a él
Sus ojos azules me miraron preocupados
-Puedes contarme lo que desees, deseo ayudarte-
Reprimí una sonrisa, ¿De dónde había salido este hombre?
-Estoy…enamorado de alguien, pero no soy capaz de decírselo-
-Así que problemas del corazón, bueno, tal vez deberías decírselo, así no te desconcentrarías en clases y al intentar estudiar-
Mordí mi labio inferior, recordando lo que me había aconsejado Evan
-Profesor…¿usted está enamorado?-
Una sonrisa se formó en su rostro y no pude evitar hacer lo mismo, pero por una razón muy diferente
Era sumamente interesante saber que me costaría más de lo normal llevármelo a la cama
“Y por eso es que Aaron no quiere acercarse a ti…”
-Mi esposa es el amor de mi vida- susurró
Rodé los ojos sin que lo notara, qué patético, hablando así de la zorra que lo engaña con uno de sus alumnos…
-Que envidia…siempre he deseado que alguien diga eso de mí-
-Eres muy joven aún, tienes mucho que vivir-
-¿Y usted? No debe tener más de veinticinco- murmuré
-Tengo veintitrés, pero, a ella la conozco desde los quince-
De hecho, no la conoce para nada…
-¿Y que edad tenía ella?- interrogué a sabiendas que la mujer era mayor que él
-Amanda me lleva cinco años, pero no es nada que no podamos superar-
-Pues…felicitaciones- intenté parecer lo más sincero posible, y al parecer funcionó
-Gracias Benjamín, si hay algo en lo que pueda ayudarte…-
-¿Podría…ayudarme con un par de clases extras?- supliqué
Su rostro delataba lo inseguro que se sentía
-Pero…este instituto no permite a los profesores hacer eso-
Bajé mi mirada, simulando decepción y tristeza
-Pero, puede que la biblioteca de mi casa nos sirva, claro, si es que no te incomoda- ofreció intentando animarme
Sonreí brillantemente
-¡Muchas gracias profesor!-
-No es nada, eres uno de los mejores alumnos de este lugar-
Volvió a tomar su maletín y yo mi bolso, justo cuando estábamos saliendo del salón fingí tambalearme y desmayarme, cayendo al suelo
-¡Benjamín!-
-mmmh…-
-¿Te duele la cabeza?-
-Un poco- susurré entreabriendo los ojos
-¿Puedes ponerte de pie?-
Intenté hacerlo, pero volví a caer
-No lo creo- murmuré llevándome una mano a la cabeza, apartando los cabellos que cubrían mis ojos
-Te llevaré a la enfermería-
Dicho y hecho me cargó en sus brazos y comenzó a caminar, automáticamente mis brazos se enrollaron alrededor de su cuello, e inevitablemente comparé su aroma con el de Aaron, era obvio que uno seguía siendo un adolescente y el otro ya era un hombre, pese a su carácter apacible…
.
.
.
-Niño, despierta-
Abrí los ojos, la enfermera del instituto me miraba con enfado
-¿Qué sucedió?-
Sabía perfectamente lo que había pasado, luego de llevarme a la enfermería y de que me acomodaran en una camilla me dormí
-¿A qué juegas?-
Parpadeé, el rostro de la mujer irradiaba ira
-¿Disculpe?-
-Sé perfectamente que fingiste desmayarte para que el profesor Felipe te prestara atención, no eres el primero y obviamente no serás el último en hacerlo-
Entrecerré los ojos
-¿Y ese es su problema por…?-
Su expresión no varió, pero yo supe enseguida la razón de aquella ira
-Oh, ya sé, déjeme adivinar, él y usted son amigos desde hace mucho tiempo, pero jamás fue capaz de decirle lo que sentía, observó patéticamente como él conocía a Amanda y se enamoraba de ella, hasta que llegó el día de la boda y tuvo que ver desde un ángulo que claramente no deseaba, el matrimonio de la persona que amaba…-
La mujer había palidecido notablemente, sonreí con suficiencia
-La diferencia entre usted y yo, es que yo no soy tan cobarde como para no luchar por lo que quiero, así que a menos que desee perder a su amigo para siempre, no va a comentarle nada sobre mí, al menos nada negativo-
-¿Estás amenazándome?-
- Claro que sí, y créame, puedo hacer que él la odie para siempre-
Me levanté de la camilla y comencé a salir de aquel lugar
-No te atreverías-
Sonaba asustada, pero ella no me importaba más que la zorra de esposa que tenía Felipe
-Piense lo que quiera, pero luego no se queje de que no se lo advertí, la única persona que tiene algo que perder aquí, es usted-
-Si le haces daño…-
-¿Le importa? Es fácil desear proteger a alguien pensando que se le ama y no hacer nada, porque termina conformándose con un “si es feliz, no importa con quien este” es tan patético como su cobardía, en cambio yo sé perfectamente que soy la felicidad de la persona que amo, con nadie más puede ser feliz, solo conmigo-
-Estás podrido niño, estás podrido y solo tienes dieciséis años- sentenció con dureza
Sonreí con superioridad
-Puede que tengas razón, pero este niño podrido conseguirá lo que tú no pudiste en todos estos años-
Salí de la enfermería procurando no dar un portazo, algo me decía que Felipe estaba cerca, y no podía permitirme aquellos desplantes en su presencia…
No…para él debía seguir siendo el perfecto alumno que todos creían que era
-¿Benjamín?-
-¡Profesor!-
El hombre se acercó a mí mientras leía unos documentos
-¿Ya estás bien? Me preocupé mucho cuando te desmayaste-
-La señorita de la enfermería me dijo que usted me trajo, muchas gracias-
-No te preocupes, era lo que tenía que hacer, pero…¿ya sabes por qué te desmayaste?-
Bajé mi cabeza, intentando parecer triste
-Bueno, con esto de los exámenes…usualmente me exijo más de lo normal…-
-¿Te gustaría hablar sobre eso?-
-No, sinceramente no creo que sea el momento, ya debo irme a casa-
Felipe suspiró, pero asintió obedientemente
-¿Te llevo? No quiero que te desmayes camino a casa-
Fruncí ligeramente el ceño, independiente de que nuestra relación solo fuera de alumno y profesor no era conveniente que mis padres me vieran llegando en su automóvil
-Claro, muchas gracias-
Mientras caminábamos fuera del instituto podía sentir la mirada de la enfermera sobre mi nuca, cuando Felipe me abrió la puerta del copiloto para que subiera, alcé mi rostro directo hacia la ventana donde, sabía, estaba la mujer observando todo, y le sonreí con burla
Pobrecita…
.
.
.
-¡Hey!-
Detuve mis pasos hacia mi salón, reconocería esa voz en cualquier parte
-¿Dime Aaron?-
El pelirrojo se paró frente a mí, sus manos sobre sus rodillas, obviamente intentaba recuperar el aliento
-¿Puedes?...¿Puedes ayudarme con matemáticas hoy?- preguntó
Sonreí de lado
-¿Hoy? No lo sé…una amiga ha estado muy enferma…-
Parpadeó, intentando procesar que yo estaba preocupado por alguien más, probablemente debería sentirme ofendido por eso, pero no lo hice
-¿Piensas ayudarla?-
-Sería lo más apropiado, así no tendrá que repetir el examen, o peor aún, perder el ramo-
-Entiendo…-
Su rostro era un curioso poema, por un lado consternado y por el otro feliz y escéptico, y lo mejor de todo era que YO estaba provocando aquello
-Pero si quieres puedes ir a mi casa pasado mañana- ofrecí “desinteresadamente”
Alzó una ceja y estuve a punto de besarlo por ello, ¿Cómo no se daba cuenta de lo sensual que era?
Un grupo de chicas, reunidas en una esquina del pasillo miraban a Aaron totalmente enamoradas, les dirigí una sutil mirada de advertencia y salieron corriendo
-¿Estás seguro?-
-Claro, ve como a las seis, no es como si mis padres no te conocieran-
Asintió, pero obviamente no estaba totalmente convencido
-No voy a hacerte nada malo, al menos podrías confiar en mí- comenté
Sus ojos café se fijaron en los míos
-¿Serviría de algo preguntar por qué te comportabas así conmigo?-
Me encogí de hombros
-No lo creo, no era algo personal- mentí descaradamente
-Supongo que tienes razón, nos vemos- se despidió con un gesto de mano
Mordí mi labio inferior con fuerza
Aún no me recuerdas…
¿Qué demonios tengo que hacer para que lo hagas?
-¡Aaron es tan lindo!- chilló una niña cerca de mí
Entrecerré los ojos
-Intenta acercarte y estás muerta niña- siseé al pasar por su lado
-¿Por qué eres así con todas las que intentamos acercarnos a Aaron?- preguntó consiguiendo que detuviera mis pasos
-Porque no soporto que niñas estúpidas como tú sueñen que son la persona ideal para él-
-¿Y eres tú quien decide quien sí lo es?-
-Realmente no lo entiendo, ¿Qué acaso hice algo más para que gente como tú me dirija la palabra? No tengo por qué responderte niña, ya dije todo lo que tenía que decir, ¿O acaso no crees que sea capaz de cumplir mi palabra?-
La palidez en su rostro era demasiado evidente y fue lo único que necesité como respuesta a mi pregunta
-------------------------------------------------End Benjamín------------------------------------------------
.
.
.
-¡DEJAME EN PAZ!-
Suspiré, últimamente las discusiones entre mis padres eran demasiado habituales, intenté concentrarme en la televisión, pero no lo conseguí
-¡ENTIENDE DE UNA VEZ ANGEL!-
Cerré los ojos con fuerza, ¿Qué podía hacer para que esto acabara?
Ya iba una semana, y aunque me daba pena por mamá, le encontraba la razón a papá…
Sí, era egoísta, pero todos en esta casa estábamos siéndolo…
Comencé a suplicar mentalmente que llegara mi hermano mayor y consiguiera detener la pelea de nuestros padres, Erick era el único capaz de hacerlo
-¡NO LO VOY A HACER NO IMPORTA CUANTAS VECES ME LO REPITAS!-
Era increíble que los gritos se escucharan pese a que estaban en el segundo piso con la puerta cerrada…
-Ya llegué-
No pude evitar mirar emocionado a mi hermano, él se me quedó mirando fijamente hasta que los gritos de papá llamaron su atención
-¡DEJA DE SER TAN EGOISTA!-
-¿De nuevo están discutiendo?- preguntó dejando su bolso sobre la mesa del recibidor
Asentí subiendo las piernas al sofá y rodeándolas con mis brazos
-Iré a hablar con ellos, ya es suficiente de esta situación-
-Tampoco somos los responsables directos de esto- comenté
-Pero somos sus hijos y tampoco es justo para nosotros, eso sin mencionar que mamá no debería estar gritando de esa forma-
Mordí mi labio inferior evitando decir algo indebido
-¿Tu quieres que ese bebé nazca verdad?-
Pero Erick me conocía demasiado bien…
-Claro que quiero, pero no deseo que mamá muera en el proceso, ya escuchaste a papá, es demasiado peligroso…-
Mi hermano sonrió levemente
-Papá no está enfadado por eso, estoy seguro que ama a ese bebé tanto como a nosotros…está enfadado porque pudo haberle evitado el riesgo a Angel, pero mamá es demasiado testarudo, estoy seguro que estaba buscando a propósito aquel bebé-
-¿Por qué? Digo…¿no es suficiente con nosotros?- me lamenté
Mi hermano se encogió de hombros
-Supongo que no tiene que ver con eso, sino con que el hecho de que pueda concebir es una bendición y quiere aprovecharlo-
-Pero eso…-
-Mat, nosotros no podemos decidir por ellos, el problema es que el embarazo es demasiado peligroso y entiendo perfectamente a papá, no desea perder a la persona que ama-
Me sonrojé como un tomate maduro al escucharle decir aquello, no tanto por las palabras sino porque me estaba mirando fijamente mientras lo decía
-¡ME LARGO! ¡HAZ LO QUE QUIERAS ANGEL!-
Abrí los ojos al máximo, pasos veloces se escucharon bajando por las escaleras y de pronto la imagen de mi padre saliendo de la casa inundó mi cerebro
-¡SEBASTIAN!-
Pero papá no regresó, incluso cuando la silueta de mamá apareció en el rellano de la escalera
-¿Mamá?- le llamé bajito
Su mirada idéntica a la mía lucía avergonzada, se acercó al sofá lentamente
-Lamento lo que escucharon- se disculpó
-Ese no es el problema- sentenció mi hermano severamente
-¿De qué hablas Erick?- interrogó mamá acariciando levemente mi cabello
-No pueden simplemente seguir gritándose hasta que el bebé nazca, deben tomar una decisión…uno tiene que ceder-
Los ojos violetas de mamá se abrieron mucho, aterrado ante la idea de tener que hacerlo él
-No puedes…-
-Mamá, mi hermano no se refiere a perder al bebé, tal vez…tal vez haya un punto medio entre todo esto…-
Los tres nos quedamos en silencio, contemplando aquella idea
-¿Y si los últimos meses los pasas en el hospital?- sugerí
Angel negó rápidamente
-Cariño, sabes que los hospitales me aterran-
-Pero es eso o correr un peligro mucho mayor- le regañó mi hermano
Mamá suspiró, llevándose una mano al vientre
-Supongo que tienen razón, de cualquier forma tengo que pensarlo bien y luego hablarlo con su padre…¿alguno de ustedes tiene hambre? Quiero comer pizza-
Sonreí divertido
-¿También tenías antojos como estos cuando nos esperabas a nosotros? ¿Papá iba a comprarte cosas a mitad de la noche?-
El rostro de mi madre palideció un poco pero sonrió
-Si, algo así-
-Iré a ver que encuentro en el refrigerador…-
Erick finalmente se sentó…junto a mí
Ahora que nuestros padres no estaban gritándose había recordado la razón que me hacía sentir tan incomodo en compañía de mi propio hermano
-¿Cómo te fue?- interrogué con una voz estúpidamente aguda
-Normal, pero había algo que me distraía constantemente-
-¿En serio? ¿Qué cosa?-
-Tú-
Me arrepentí inmediatamente de haber preguntado
-¿Mat?-
-Deja de decir ese tipo de cosas- le regañé arrojándole un cojín
-¿Por qué?-
-¡Porque no puedes decirle eso a tu hermano menor!-
-¿Por qué no?-
Quise golpearlo, pero en su lugar le arrojé otro cojín, sintiéndome totalmente avergonzado
-Porque no es normal- repliqué recordando lo último que me había dicho
¿Quién en su sano juicio le dice a su hermano que le tiene ganas?
-¿En serio? Según yo es normal decirle eso a quien te gusta-
Lo miré de la forma más asesina que pude
-Deja ya de jugar conmigo- ordené enfadándome pero sin alzar la voz
Desde la cocina podíamos escuchar a mamá tarareando una canción
-No estoy jugando a nada, solo digo lo que pienso-
Y ese, es precisamente el problema
Intenté levantarme, pero Erick tomó mi pierna izquierda, estirándome y rápidamente se recostó sobre mí
-Deja de negar lo que sientes, aunque, supongo que es divertido-
-¿Divertido?- repetí indignado
Mi hermano sonrió, quitándole el aliento y se acercó hasta que nuestros labios estuvieron a escasos centímetros…
“Como en el sueño…”
-Exactamente, seria divertido tomarte en brazos, llevarte a la cocina y arrebatarte toda la ropa mientras te beso con fuerza, ver tus ojos mirándome con esa luz tan especial y penetrarte con suavidad…-
OH MY FUCKING GOD
-…-
Ni siquiera era capaz de decir algo, mi boca estaba entreabierta, mostrando mi estupefacción ante sus palabras
-¿Niños quieres helado?-
Palidecí al escuchar los pasos de nuestra madre
Erick sonrió y antes de incorporarse mordió mi cuello con fuerza
-¡AY!- me quejé golpeándolo en el brazo
-No peleen, hay helado para todos-
Miré a mi madre intentando recuperar el ritmo normal de mi respiración sin que se diera cuenta
-Yo quiero de chocolate, pero no te preocupes, yo te traigo a mi hermano-
-Gracias Erick, iré a ver una película y haré una llamada-
Subió las escaleras sin ser capaz de seguir ocultando su preocupación, todos sabíamos que estaba así porque había discutido con papá y probablemente lo primero que haría al entrar a la habitación sería llamarlo
-¿Frutilla o chocolate?-
Miré indignado a Erick
-Vete al demonio-
Corrí hacia mi habitación y me encerré en ella, sin saber que pensar…
Bien, estaba claro, con el paso del tiempo Erick comenzaba a ser un poco más…DIRECTO
Y eso no era bueno…nada bueno…
¿Hasta donde llegaría mi autocontrol?
¡Me había mordido!
Me paré frente a mi espejo y observé con horror la marca violeta en mi cuello
¿Qué se creía Erick? ¿Qué yo era de su propiedad?
El teléfono en mi bolsillo vibró, consiguiendo llamar mi atención
“¿Te asustó lo que te dije?”
Fruncí el ceño con molestia y tecleé rápidamente una respuesta
“Ya te dije que dejaras de jugar conmigo, no es gracioso”
Un par de minutos después recibí la respuesta
“Si quieres que deje de hacerlo ven a mi habitación y dímelo a la cara”
Aparté mi mirada de mi teléfono y me dejé caer sobre mi cama
No había caso, ambos sabíamos que no lo haría
Me quedé mirando el cielo nocturno a través de mi ventana abierta
Cuando mis ojos estaban cerrándose producto del cansancio mi teléfono vibró nuevamente
Entreabrí un poco mis ojos para leer el mensaje
“Sabía que no lo harías, buenas noches precioso”
Bufé, pero no pude evitar que una sonrisa se deslizara por mis labios…
.
.
.
¿Y qué si soy increíblemente posesivo?
Toda mi vida has sido mi otra mitad, toda mi vida te he visto protegiéndome, a mi lado…
Siempre a mi lado, siempre juntos, compartiendo todo, como si fuésemos la misma persona…
Cuando fuimos creciendo te alejaste y pensé que era algo normal, porque no puedes esperar que dos personas pasen todos los días juntos, cada hora, cada minuto…
Pero no me di cuenta que algo cambió en ti, de la misma forma en que algo cambió en mí y ahora no estoy seguro que podamos volverá a unirnos
Te pertenezco y me perteneces, es cierto, pero tal vez hemos cambiado hasta convertirnos en dos piezas del mismo rompecabezas…dos piezas que no calzan, pero que luchan por hacerlo
¿Cómo me siento?
No te conozco, me siento abandonado…
Como un juguete nuevo que es dejado en desuso…e intento permanecer a tu lado, intento seguir siendo aquella parte fundamental en tu vida…
No importa que digan que esto es enfermizo, no importa que lo llamen obsesión, seguiré estando a tu lado, como es desde que nacimos, como ha sido y será siempre…
Evan