Entro a su departamento después de tres meses fuera de él, y desde que abrió la puerta supo que las cosas estaban mal. La estancia estaba oscura y no había ruido alguno, por un momento pensó que su amante aún no llegaba del trabajo pero tropezó con lo que parecían sobres en el vestíbulo, correspondencia no revisada; sintiendo una enorme punzada en su pecho encendió las luces y corrió hasta la habitación que compartía con su pelirrosa.
Al entrar ahí se dio cuenta de que la recámara se veía diferente, con desesperación revisó los cajones y se dio cuenta de que las cosas de su amante ya no estaban; ¿qué estaba pasando?.
Tratando de convencerse de que tal vez su amante estaría de gira y al mismo tiempo teniendo la certeza de que solo eran ilusiones que no le permitían ver lo que realmente sucedía; salió de la habitación y se dejó caer en uno de los sillones de la sala, fue entonces que notó un pequeño sobre colocado en la mesa de centro, estaba cubierto por una capa de polvo lo que indicaba que ese sobre estaba ahí desde hace varios días. Sintió un enorme nudo en la garganta y con temor abrió la carta.
Mi muy amado Yuki:
Se que esta no es la mejor manera de terminar con esta situación puede que hasta sea cobarde de mi parte pero no puedo esperarte más; estoy cansado, cansado de que siempre me dejes atrás, de que no tomes en cuenta mis sentimientos, de que te marches cada vez que quieres y me hagas a un lado sin siquiera pedir mi ayuda, yo te amo Eiri, pero estoy en mi limite, te he esperado siempre y cuando te marchas soy yo el que siempre te busca; al parecer soy yo el único que ama en esta relación.
No te imaginas todas las veces he anhelado que me consideres tu familia, tu amigo, tu compañero, que confíes en mi pero creo fue pedir demasiado.
No es reclamo, a estas alturas sería algo ridículo sobre todo considerando que fui yo el que entro en tu vida si autorización, pero en este momento me doy cuenta de que tu no me necesitas y que yo a pesar de necesitarte y querer tu compañía a fin de cuentas estoy solo, tal parece que lo mejor es dejarte seguir tu camino para que vivas como mejor te parezca.
Lamento si no fui lo que tu esperabas pero tampoco quiero ser un replazo de esa persona a la cual pareces amar aún. Me duele dejarte pero creo que es lo mejor para ambos, sinceramente espero que encuentres a alguien que pueda darte la felicidad y la paz que buscas.
Cuídate mucho y suerte.
Shuichi
Termino de leer la carta sin dar crédito a lo que esta decía, sintió que su mundo se derrumbaba.
-Así que has decidido marcharte- un par de lagrimas corriendo por sus mejillas seguidas de un llanto muchísimo mas violento –Shuichi, te amo, perdóname- un susurro perdido en la soledad de la noche.
Despertó antes del amanecer sintiéndose aturdido y agotado, tenía los ojos hinchados por el llanto, y como un fuerte golpe le llegó el recuerdo de lo que pasaba, Shuichi se había marchado, ¿cuánto tiempo tenia de aquello?, se sintió aun peor al acordarse de que ni siquiera le había hecho una llamada a su ahora ex-amante durante todo el tiempo que había estado fuera ¿cuántas veces había el cantante soportado todo aquello?
Ahora estaba solo y sentía todo el peso de esta soledad, ¿así se abría sentido Shu? ¿sentía el mismo vacío y desesperación que él estaba sintiendo en aquel momento? Más lagrimas bajando por sus mejillas. Se dirigió hacia el refrigerador y encontró un par de cervezas.
Encendió un cigarrillo -Siempre eres tú el que dice que no debo rendirme ¿verdad Shu?- antes de siquiera abrir la lata fue hacia el teléfono y marco un número que se sabía de memoria pero nunca había utilizado; un contestadora le indico que le habían desviado la llamada, al parecer el cantante no quería saber nada de él. Sin embargo Yuki estaba decidido a recuperar a su pelirosa así que tomo las llaves de su auto y su departamento y se dirigió a casa de la única persona que podría soportar a Shuichi por más de dos días; Hiroshi