La curvatura del tiempo
Un pálido Neji permanecía sentado en el suelo del cuarto de baño, junto al retrete. Rock Lee le peinaba el cabello, en cuclillas a su espalda.
-No puedo...-dijo el ortopeda e hizo amago de vomitar.
-Claro que si...-la voz del otro era calmada.
-Voy a volver a vomitar...
-No lo hagas, porque acabo de limpiarte el vómito del pelo.
-¿Por qué debo hacerlo?-dijo y se tapó la boca con un pañuelo-yo no doy conferencias, no es lo mío. Odio a Naruto Uzumaki.
-Solo es decirles cómo es ser un gran cirujano.
-A una sala llena de gente...desde un estrado gigante...-palideció más-oh dios y con un micrófono...-volvió a inclinarse hacia el retrete.
A primera hora de la mañana, Jiraiya se presentó en el despacho de Naruto.
-¿Me has llamado?-el mayor claramente no quería estar allí.
-La junta me ha autorizado para ofrecerte un puesto como cirujano general-dijo el rubio sin titubear.
-Estaría por debajo de ti-dijo molesto.
-Esa es la situación.
-Gracias por la oferta, pero no. Ya pensaré en algo-iba a irse, pero el otro le detuvo.
-Jiraiya, hay conferencias. Tengo un hueco.
-¿Conferencias?¿las has retomado?
-Entiendo que no quieras volver, pero si vas a dejarnos, hazlo bien. Da una conferencia.
La sala de conferencias estaba llena hasta los topes. Kiba, que no dejaba de bostezar y Kankurô estaban sentados juntos, detrás de Rock Lee. Sasuke y Gaara también estaban uno al lado del otro, pero no parecían dispuestos a atender. Ambos practicaban suturas con unos hilos alrededor de sus muslos. Kakashi permanecía en primera fila, estaba solo hasta que Itachi se sentó junto a el.
-Has roto con mi hermano-fue lo primero que dijo haciendo que el otro se revolviera incómodo en el asiento.
-¿Y?
-Que he tenido que enterarme por otros...eso significa que ahora tu y yo...
-Eso no significa nada-dijo cortante.
-Buenos días-dijo un sonriente Naruto sobre el escenario, tras el estrado-estoy emocionado. ¿Y vosotros?-silencio-...somos un hospital universitario. Aprendemos con la práctica y también deberíamos aprender de las experiencias de los demás. Sus fallos evitaran los vuestros y sus negligencias las vuestras. Sus victorias os inspiraran. Prestad atención, será fantástico. ¡La doctora Tsunade!-anunció.
La mujer rubia, entusiasmada y entre aplausos, subió al escenario.
-Buenos días a todos...-tras unos segundos, algo chocó contra la frente de Sasuke, haciendo que levantara la cabeza de los hilos de su muslo-buenos días Uchiha...-todos reían y la mujer volvió a lanzarle algo al azabache, pero esta vez el chico lo cogió, era una pequeña chocolatina-si tengo que estar aquí, me escucharás. Vista al frente. El que conteste bien, tendrá una chocolatina. El que se duerma, un golpe en la cara. Preguntadle a Uchiha...mi puntería es excepcional. Bien...-anduvo hacia su ordenador-os presento uno de mis primeros casos, cuando yo solo llevaba tres días como residente en este hospital...
La paciente, una mujer que padecía de porfiria.
Cuando Tsunade terminó, tocó el turno de un nervioso Neji.
-¿Está temblando?-preguntó Gaara a su mejor amigo que estaba ocupado jugando con el teléfono móvil. Se refería a Neji que movía las piernas inquieto mientras rebuscaba entre los tantos papeles que tenía.
-Parece que tiene que hacer pis...-dijo el azabache.
-Vale, pero ¿va a hacer pis ahora?
El ortopeda puso por fin una imagen de su paciente en la pantalla grande y empezó a hablar en baja voz a la sala, leyendo sus fichas-en mi tercer año como residente, se presentó...
-¡No se oye!-gritó alguien.
-En mi tercer año de residente me presentaron un paciente con deformidad en las piernas...
El resultado, operado con éxito y consigue andar.
El último en subir a la tarima, Jiraiya. Que se ganó la plena atención de la sala.
-Buenos días. Hace mucho tiempo. Mucho antes de ser jefe de cirugía. Antes de ser cirujano, fui residente aquí en el Konoha Byôin. Como vosotros. Vosotros aprendéis de todos durante la residencia. De los pacientes, de las enfermeras, de los superiores...pero no os dais cuenta de que aprendéis de los compañeros. Miraos, las mayores influencias en vuestras vidas están junto a vosotros. Muy cerca.
Cuenta el caso de un joven con Sida, en el que estuvo trabajando con Karura.
-Este trabajo te cambia-concluyó Jiraiya en su relato-influís unos en otros. Crees que no perderás el norte, pero lo que pasa en el hospital...recordad porque vinisteis. El día que os licenciasteis en medicina. Hicisteis el juramento hipocrático. Recordadlo. Ponedlo en la taquilla. En el espejo del baño. Porque es fácil perder el norte-entonces alzó la mano derecha con la palma hacia el frente-juro solemnemente consagrar mi vida al servicio de la humanidad. Mostraré a mis maestros el respeto y la gratitud que se les debe. Practicaré mi profesión...-Sasuke movía los labios a la vez que el mayor, recitando las palabras de memoria-con conciencia y dignidad. La salud de mis pacientes será mi primer objetivo. Respetaré los secretos que se me confíen aún después de morir el paciente. Mantendré por todos los medios a mi alcance el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica. Mis colegas serán mis hermanos. No permitiré que consideraciones de edad, enfermedad o discapacidad, religión, origen étnico, sexo, raza, partido político, nacionalidad, orientación sexual, nivel social, ni ninguna otra se interpongan entre mi deber y mi paciente. Tendré el máximo respeto por la vida humana. No usaré mis conocimientos médicos contra los derechos humanos ni las garantías constitucionales, ni bajo amenazas. Hago este juramento solemnemente. Libremente. Y por mi honor.
La sala estalló en aplausos.
Jiraiya se sentó en la sala de espera del hospital, junto a la salida. Gaara y Naruto antes de marcharse a casa se acercaron a el.
-La oferta sigue en pie-le dijo el rubio al mayor-piénsalo y dímelo.
-Ya veremos.
Continuará...