Cruzando la línea
En cirugía hay una línea roja en el suelo que separa los lugares del hospital accesibles para todos, de los que solo lo son para unos pocos. No se puede cruzar sin autorización.
Las enfermeras están en huelga por el exceso de trabajo al que están sometidas debido a la falta de personal y por el trabajo extra que les ha asignado Jiraiya al hacer los cambios de año nuevo.
Las líneas se trazan por algún motivo. Para salvaguardar, para garantizar, para prohibir. Si decides cruzar la línea, lo haces por tu cuenta y riesgo. ¿Entonces por qué, cuánto más ancha es la línea, más nos apetece cruzarla?
Salvo Sasori, todos entran a pesar de la oposición de las enfermeras que les lanzan verdura y frutas. Sakura e Iruka se encargan de una madre adolescente que no sabe qsi quedarse el bebé o no cuando nazca. Gaara de una anciana en estado terminal. Sasuke y Kiba de una chica con una infección cutánea.
Al salir del ascensor, Naruto se encontró con Gaara.
-Hola-dijo el rubio entusiasmado.
-Hola.
-Tu perro es bueno.
-Ahora es tuyo, aunque reconozco que le echo de menos.
-Él también a ti. Puedes ir a verle cuando quieras.
-Tengo mucho que hacer-añadió el pelirrojo sonriente y se marchó.
A Gaara le toca desconectar a su paciente por petición expresa de los familiares y eso es demasiado para él y se desmorona.
Salió de la habitación con la vista algo borrosa por las lágrimas que se agolpaban en sus ojos. El aire empezaba a ser necesario en sus pulmones. Iba a alguna parte y no se dio cuenta de que Naruto le seguía.
Entró en un pequeño cuarto de material y se apoyó contra una estantería metálica, dejándose caer al suelo con las rodillas flexionadas. Le costaba mucho respirar y sollozaba. Naruto entró y se agachó a su lado.
-No quiero...no quiero...no quiero...-decía Gaara una y otra vez llorando-no quiero...no quiero...no quiero...que mi madre muera sola.
El rubio le acariciaba la espalda intentando reconfortarle.
-Cálmate, cálmate...shhh- la voz de Naruto casi era un susurro, pero audible-venga, respira hondo-el otro parecía obedecer y dejó caer su cabeza en el hombro del rubio, que le rodeó con su brazo, con fuerza.
Así estuvieron un rato, hasta que el pelirrojo volvió a enderezarse y le miró a la cara.
-Ya estoy bien-se le notaba más calmado.
-Estas bien- Naruto sonrió sin dejar de mirarle a los ojos.
-Gracias-dijo el otro, secándose una lágrima que caía por su pálida mejilla.
-No hay de qué-entonces las orbes azules se posaron en sus labios. Gaara se percató, giró el rostro, se levantó y salió de allí sin decir palabra.
No podemos evitarlo. Vemos una línea y queremos cruzarla. Quizá por la emoción que nos produce pasar de lo familiar a lo desconocido. Una especie de reto personal. El problema es, que en cuanto cruzas, es casi imposible volver atrás.
Pero, si consigues quedarte al otro lado, te sentirás mucho más seguro.
Continuará...