Oh...la culpa
Lo primero: no hacer daño. Como médicos, debemos hacer éste juramento. Pero el dolor sobreviene. Y después la culpa. Y no hay juramento que valga para eso.
Una animada Sakura hacía tortitas en la cocina. Sasori y Gaara la miraban asombrados desde la puerta.
-Buenos días-dijo ella al percatarse de la presencia de sus amigos.
-¿No se te ha pasado la fiebre de las magdalenas?-preguntó el pelirrojo menor echando un vistazo a la cocina.
-No son magdalenas, es el desayuno-aclaró ella- Gaara necesita un buen desayuno. Es el primer día después de su operación.
-¿Estás bien?-le preguntó Gaara.
-Claro que si. Soy millonaria ¿fruta?-la chica empezó a servir la comida-¿qué os parecen los albergues?, estoy pensando en abrir uno, en medio del bosque.
-Deberías volver a la cama-apuntó Sasori preocupado.
-No puedo. Me voy al hospital.
-¿Vas a hablar con el jefe?-el pelirrojo mayor se sorprendió gratamente.
-No, a recoger mi taquilla. Puedo comprar un hotel ¿cuánto creéis que valdrán?-mientras hablaba servía zumo y se le cayó fuera del vaso, justo sobre el cheque que reposaba en la mesa.
-¡Sakura!
-Dios...-Sasori se apresuró a por un trapo-son ocho millones. No deberías echar zumo sobre ocho millones.
-Tienes que llevarlo al banco. Me pone nervioso que esté aquí.
-Vale. En cuanto recoja mi taquilla-sus amigos la miraron-estoy bien, de verdad, estoy bien. Ino me quería. Quiso darme su dinero para que fuera feliz. Soy feliz-dijo sin demasiada convicción-¿zumo?
En el hospital, en el vestuario Gaara y Sasori ponían al día a Kiba y a Sasuke sobre las novedades.
-Está ida-dijo el pelirrojo mayor al castaño-ha empapado de zumo un cheque de ocho millones y medio de yenes ésta mañana.
-Cuanta pasta...yo me compraría un hospital y lo llenaría de enfermos-dijo Sasuke ensimismado con el solo pensamiento- valvuloplastias y aneurismas a mansalva.
-Eres un psicópata ¿sabes?-dijo Sasori.
-No soy yo quien tiene un cheque de ocho millones sin cobrar.
-Dejad de hablar de mi, estoy bien-dijo Sakura sentada en uno de los bancos, unas taquillas más allá- en cuanto recoja mi taquilla me iré a casa. Gaara sí que tiene problemas.
Todos miraron al pelirrojo-¿qué pasa conmigo?
-No le has dicho a Naruto que has dejado al veterinario-aclaró la pelirrosa.
-¿No se lo has dicho?-se extrañó Sasuke.
-Tío díselo ya-dijo Kiba.
-Tiene miedo-dijo Sasori leyendo un periódico.
-Yo no tengo miedo. Naruto se retiró, se retiró y quizá sea positivo que se retirara. Puede que sea feliz. Tal vez lo ha superado. Tiene mucho en qué pensar. No quiero que se sienta culpable ¿sabéis?, estoy siendo adulto y no me apetece arrastrarle hasta nuestro...Sakura es la que tiene ese cheque.
-Estoy bien.
La culpa nunca llega sola. Trae compañía: la duda y la inseguridad.
Antes de la ronda, Tsunade les informa de que irán a una conferencia sobre la mortalidad en el hospital y todos se entusiasman. Pero el primer caso que ven es el de Ino y los demás médicos juzgan a Tsunade porque era la residente encargada del caso. Sakura también va a la conferencia.
En cuanto terminó, la abordaron.
-No deberías estar aquí Sakura- dijo Gaara en tono paternal.
-No debes ver esto-coincidió Sasori.
-No, tranquilos, estoy bien. Es evidente que ser médico no es para mi. Seguid con lo vuestro-añadió dispuesta a irse-análisis, curar, estoy bien.
-No vayas a casa-dijo su mejor amigo-o te quedas con nosotros o llamamos a tu madre.
-Uh- Sasuke sabía que eso era un golpe bajo.
-Está a unas horas de aquí, no le importará venir y quedarse contigo todo el día-secundó Gaara.
La chica palideció-no lo haréis.
Sasori sacó el teléfono móvil-¿qué no?
-¡Eh!¡eh!¡vale!-frenó ella-iré...iré a los vestuarios.
Jiraiya y Tsunade se acercaron a los demás en cuanto la chica se fue.
-¿Qué está haciendo aquí?, no se le ha perdido nada en esta sala-dijo el jefe con los brazos en jarras.
-Me quedaré con ella si les parece-dijo Sasori- actualizaré historiales y haré análisis. La vigilaré si les parece. No debemos dejarla sola.
-Bien-dijo Jiraiya y se marchó.
-Doctora Tsunade...
-Queríamos decirle...-dijo Gaara.
-Lo sentimos mucho-continuó Sasuke.
-No, no dejaré que os disculpéis. No dejaré que os sintáis mejor-dijo la mujer seria y claramente enfadada-somos culpables. A trabajar. Akasuna No, échale un vistazo a Sakura.
-Si doctora Tsunade.
Rato después, mientras Gaara bajaba unas escaleras con prisa, se topó con Naruto que iba de subida.
-Has vuelto-le dijo sonriente al verlo.
-Así es.
-Estás bien sin el apéndice. Muy guapo.
-¿Cómo estás?-preguntó y tuvo que morderse el labio para no soltarle la verdad que su interior ansiaba soltar.
-Bien ¿y tú?
-Muy bien-apreció
-¿Si?¿no te duele?
-No me duele-y fingió una sonrisa. Entonces sonó su busca-es tu marido. Hoy estoy con él.
-Ex...y pues vale, ve con él-dijo y siguió su camino subiendo las escaleras.
-De acuerdo.
Resulta que Gaara e Iruka se encargan de una pareja de divorciados que se han quedado enganchados por un piercing en las partes íntimas del hombre.
Sakura acompaña a Sasori mientras este se encarga del papeleo.
-Sé lo que pasa con los rumores, soy la interna loca. Y ahora la loca que sus amigos tienen que cuidar de ella.
-Deberías hablar de lo que vas a hacer con el dinero cuando ingreses el cheque que no te dejaremos destruir.
Iruka se encontró con ellos.
-Me alegra que hayas vuelto-le dijo a la pelirrosa.
-No he vuelto. Estoy bien, pero no he vuelto. Oiga, es Iruka Umino de Uzumaki. Esos apellidos suenan a dinero, es rico ¿no?. Ya lo sé, es una grosería, pero yo también soy rica.
-No hasta que ingreses el cheque-apreció su amigo rellenando papeles.
-¿Se siente culpable?-cuestionó la chica.
-¿Perdona?
-Por ser rico. Porque ahora tengo dinero, pero no he hecho nada para merecerlo y no puedo hablar con mis amigos de esto porque ellos son pobres.
-Cierra el pico Sakura- el pelirrojo estaba atento a la conversación además de a lo que estaba haciendo.
-Ingresa el cheque Haruno. Eso ante todo y la culpabilidad volará-dijo el castaño y se fue.
Gaara seguía a lo suyo. Miraba concentrado una radiografía en medio de un pasillo, cuando al otro lado, apareció Naruto.
-Hola-se sorprendió-eres ubicuo*.
-Lo siento. Por una vez no ha sido a propósito.
-¿Tú crees que está borroso?-preguntó para darle más conversación al otro y le tendió la radiografía.
-¿Qué se supone que es?
-Una pareja divorciada que se ha quedado enganchada mientras...
-Ah, auch. Eso me parece muy raro.
-Llevan divorciados cinco años y siguen como unos adolescentes en fin de curso. Eso dicen-se ganó una mirada del rubio.
-¿Y Sai?
-Sai está...bien.
-Vale. Está borrosa-dijo tendiéndole la radiografía-deberías hacer otra.
Llegó la hora de comer y se reunieron todos en la cafetería como de costumbre.
-Voy a comprarle algo a Tsunade- dijo Sakura- y a Deidara.
-A él le gusta el jazz-apuntó Sasori.
-No voy a comprarle un compact disc, soy millonaria. Quiero comprarle algo grande.
-Una casa en algún sitio exótico-dijo Gaara.
-Yo compraría una isla-dijo Kiba- por ocho millones compraría una isla.
-Eres interno, no tendrías tiempo de ir a tu isla-dijo Sasuke.
-Lo dejaría.
-No lo harías. Eres cirujano, operas, es lo que haces.
-Yo no soy cirujana-dijo Sakura.
-Mi paciente tiene treinta años y cáncer de mama-continuó el castaño-vive la vida mientras puedas,...en una isla.
Sakura se dirigió al pelirrojo mayor-¿le has dicho ya a Uzumaki que has roto con Sai?
-Estoy dándole tiempo.
-Que absurdo.
-Lo absurdo es ir con ese cheque aún encima-intervino Sasori.
-Estoy bien. El cheque también. Estamos bien ¿vale?
Entonces Sasuke se dio cuenta de que unas mesas más allá, Kakashi estaba sentado tonteando con un enfermero.
-Desgraciado...-musitó y sus compañeros miraron a donde él lo hacía.
-¿Hablas del doctor Hatake?-cuestionó sorprendido Sasori.
-Ya veo...estás celoso-dijo divertida la chica.
-¿Celoso?¿de ese?, más quisiera él. Por cierto...¿quién de vosotros habló con Kakashi y le dijo la estupidez de que a mi me gustaba?-se le notaba furioso. El pelirrojo menor tragó saliva y miró a Gaara con miedo. Sasuke se dio cuenta.
-¿Fuiste tú?
-¿Yo?, jamás haría una cosa así-el pelirrojo mayor estaba ofendido.
-En realidad...-el suave hilo de voz del ojos café llamó su atención-estabas drogado...fue cuando te llevaba a quirófano...le llamaste doctor macizo y le hablaste de Sasuke.
-¡Gaara!
-Yo no...¿lo hice?-Sasori asintió-lo siento Sasuke...no recuerdo haber hecho una cosa así, pero si lo hice...te pido disculpas.
-Gracias a ti ese cretino se burló de mi-el azabache se cruzó de brazos y miró furioso al cirujano plástico.
-¿Se burló?. Lo siento mucho de verdad.
-¿Qué te hizo?-preguntó interesado Kiba.
-¿Y a ti qué te importa?-concluyó el chico con molestia.
Se acercaba el final de la jornada, y como siempre, en el ascensor, Naruto y Gaara se volvieron a encontrar.
-Estás aquí y en todas partes-dijo el pelirrojo-y no puedo callarme. Llevo sin decírtelo todo el día, porque pensé que estaba bien y que así te dejaba espacio. Pero no puedo callar porque estás aquí y eres tú...Sai y yo hemos roto.
-Vale-dijo como si nada y sin mirarle si quiera.
-¿Vale?, bien-estaba algo desconcertado por la reacción del otro-pues ya...te lo he dicho.
Lo primero: no hacer daño. Más fácil de decir que de hacer. Podemos hacer todos los juramentos del mundo, pero la mayoría de nosotros hace daño continuamente.
Sakura fue a ver a Jiraiya.
-Tengo ocho millones de yenes-dijo desde el umbral de la puerta del despacho.
-Eso he oído.
-Puedo hacer lo que quiera.
-Lo imagino.
-Y solo quiero hacer una sutura doble.
-En mi primer año de internado tuve a un paciente que sufrió una embolia mientras yo le llevaba a hacerle una TC. Di el código, pero cuando llegaron ya había muerto. Si le hubiera puesto el tubo de inmediato...
-Cometió un error.
-Y seguí allí. Trabajé. Aprendí. No volví a cometer ese error. Si lo hubiera dejado, mi vida se habría reducido a aquel error que cometí. Y ahora logro salvar vidas. Todos los días puedo salvarlas.
A veces, aunque tratemos de ayudar, hacemos más daño. Y de pronto la culpa asoma la cabeza. ¿Qué hacer cuando la culpa depende de ti?. Debemos tomar una decisión: o dejamos que la culpa nos lleve a hacer lo que nos trajo problemas o aprendemos de la culpa y nos esforzamos por superarlo.
Sakura pone el arrugado y manchado cheque en la puerta de la nevera, cogido por un imán.
-¿Enserio que no piensas ingresar ese cheque?-preguntó Sasuke a su amiga.
-De el debe salir algo bueno. Y hasta que sepa qué es...no. No voy a ingresar el cheque.
Continuará...