Seis días (2ª parte)
Era por la mañana. Una solitaria Sakura preparaba el desayuno, hasta que Sasori llegó y fue a la nevera. Al percatarse de que el cheque ya no estaba en la puerta, se asustó.
-Oye...Sakura...el...el...-miraba al suelo a ver si lo veía-el cheque...no está...¡no está!, ¿se te ha caído?
-Lo he ingresado ¿vale?
-No...no dirás eso y lo habrás tirado a la basura...
-Está en el banco. Si te parece deja el tema de una vez.
-¿Está en el banco?¿y te da intereses?
-¿No he dicho que dejes el tema de una vez?
-Sakura- el chico la cogió por los hombros-ya es de verdad. Con ese dinero podrías viajar y comprarte cosas. Muchas cosas. Es un montón de dinero.
-¡Déjame en paz Sasori!
-Solo digo que la vida es breve. Puedes tener un cáncer y te operan y es...es...debes aprovechar el momento. Ahora tienes ocho millones de momentos Sakura- añadió y le dio una palmada en el trasero-tienes que gastar una parte. Solo te digo eso.
-Se han achicharrado las tostadas...
-Puedes comprarte mil tostadas.
Gracias a un donante de dinero anónimo, a la adolescente la podrán operar. Tsunade es la única que sabe, que ese anónimo es Sakura. Así que la mujer se enfada por implicarse demasiado de nuevo y le prohíbe operar.
Mientras Naruto y Neji operan a la chica, los internos reciben un aviso. El padre de Sasori. Deben cambiarle el tubo por el que respira y su esófago está muy dañado. Tsunade es la encargada de hacerlo. Pero también le fallan los riñones.
La adolescente se recupera favorablemente, al igual que Deidara al que dan el alta.
Al caer la noche, Kakashi se tomaba un té caliente en la cafetería. No dejaba de toser y una bufanda rodeaba su cuello.
-Vaya...estás hecho una mierda- Sasuke se sentó a su lado.
-Y que lo digas...
-Es por la lluvia, la constante humedad del aire.
-Es por pasarme horas encerrado contigo en esas minúsculas salas y luego salir a la calle en plena noche con un frío que pela. Me resfrío inevitablemente.
-Lo que tu digas, pero mientras lo hacemos no te oigo quejarte.
-Es que mientras lo hacemos no me quejo de nada-sonrió pícaramente, pero su mueca cambió cuando le volvió a dar un ataque de tos.
-Además si te quedaras dentro del hospital y no salieras...
-No eres el único para mi, culito.
-No me llames...
-¿Cómo está el padre de Akasuna No?
-Mal. Y Bambi no lo soportará. Sé de lo que hablo.
-¿Tu padre murió?
-Cuando yo era pequeño, en un accidente. Yo estaba en el coche. Mientras llegaba la ambulancia, intenté mantenerle el pecho cerrado para que no sangrara. Cuando murió, sentí como el corazón se le paraba. Por eso estoy aquí, por eso quiero ser cirujano cardiotorácico. Ahora tengo un padrastro, me cae bien y hace feliz a mi madre, así que...¿y tu padre?
-No tengo. Ni madre. Naruto es toda la familia de la que dispongo. Es como uno de esos hermanos que te encuentras por el camino-estornudó y sacó un pañuelo.
-Me parece que esta noche no podré utilizarte...lástima.
La mañana del día siguiente llegó. Sakura estaba sola desayunando en la cocina, puesto que Sasori se había quedado en el hospital junto a su padre.
Gaara entró y se sentó en un taburete junto a la chica.
-¿Y Naruto?-preguntó la pelirrosa.
-Ha dormido en su casa...yo no podía dormir y no quería molestarlo. ¿Tú has podido?
-No. He hecho pasteles y he limpiado el baño por si Sasori quiere tumbarse...¿y Sasuke?, hace tiempo que no pasa la noche en casa.
-Tenía guardia.
-Es un adicto al trabajo...dios...tengo todo ese dinero y emplearía hasta el último yen para evitar que Sasori pasara por lo que va a pasar. Sé que es inútil, y he hecho todo esto-dijo refiriéndose a los pasteles que reposaban en la encimera.
-Tienen buena pinta.
-Si.
Jiraiya y Tsunade se reúnen con Sasori y su madre para darles malas noticias. Los órganos del señor Akasuna No están fallando, solo vive por estar conectado a las máquinas. Sasori sabe que su padre está sufriendo, es doloroso y lo mejor es desconectar.
Cuando llega el momento de desconectarlo, Sasori y su madre están en la habitación. Pero Tsunade es la que desconecta al padre del pelirrojo. Muere.
En el pasillo, Gaara, Sakura, Sasuke y Kiba esperaban hasta que su amigo saliera. Sasori sale, pero sigue de largo. Sasuke va tras el.
Sasori estaba fuera del hospital. Ya no llovía, pero el aire frío de la noche calaba los huesos.
-Hay un club-le dijo Sasuke- de los padres muertos y no entras hasta que estás en el. Puedes tratar de comprenderlo, sentir pena, pero hasta que no lo pierdes...mi padre murió cuando yo tenía nueve años. Sasori...lamento que hayas entrado en el club.
-No...no sé como vivir en un mundo en el que mi padre no está.
-Eso ya no cambiará.
Sasuke abrió la puerta de la pequeña sala. Todo estaba a oscuras. La luz de las farolas de la calle eran toda la iluminación de la que disponía, pero era suficiente como para distinguir al peliblanco tumbado boca arriba en la cama de abajo de una de las literas.
Se acercó a él y puso un pequeño botiquín en el suelo, además de una botella de agua.
-Vengo a rescatarte-dijo en voz baja. El otro le miró.
-¿Tan mal me veo?
-En realidad no...pero me pillas en un día generoso, y estoy dispuesto a cuidar de ti.
-Gracias culito.
-El padre de Sasori ha muerto-dijo el azabache mientras rebuscaba en el botiquín.
-Que lástima, pobre chico...
-¿Tienes fiebre?-le palpó la frente.
-Hay formas de sudar y que baje más rápido si es el caso.
-No tienes fiebre, tómate esto-le metió una pastilla en la boca que el otro se tragó en un segundo ayudándose de un poco de agua.
-¿Te vas a quedar a cuidarme entonces?
Sasuke se subió a la cama sin decir nada, se recostó junto al otro y le abrazó hasta que se quedó dormido.
Continuará...