Eternamente jóvenes
En la vida llega un momento en que te conviertes en adulto. Tienes edad para votar, para beber, y para otras cosas de adultos. De pronto esperan que seas responsable. Se adulto. Crecemos. Nos hacemos mayores. ¿Pero alguna vez somos adultos del todo?
Antes de empezar las rondas, la nueva jefa de residentes, Tsunade, se dirigió al grupo.
-Todo va a ser diferente desde ahora-anunció firme-vamos a ser profesionales ante todo. Vuestras vidas amorosas, vuestros sueños, las alegrías y tragedias que os hacen ser quienes sois no caben en mi hospital. Los vestuarios son para cambiarse, no para llorar. Y las salas de reposo no son para nada que requiera cerrar la puerta con llave.
Un autobús de instituto se accidenta y urgencias se llena de adolescentes heridos. Kakashi se hace cargo de una chica con heridas en el rostro, con Neji y Kiba. Naruto de un joven con un lápiz clavado en el ojo, con además Sakura. El padre de Kankurô va al hospital. Por intervención de Tsunade, Sasuke está con Shizune.
Kiba estaba en un mostrador. Gaara se le acercó.
-¿Me has llamado?
-Tu padre está aquí.
-¿Qué?
-Está borracho, tienes que ocuparte de el. A mi me espera un culo roto.
-Llama a Kankurô.
-Le he llamado, pero no aparece. Quizá deba llamar a la policía porque está dispuesto a irse y no debería coger el coche-se oían los gritos de su padre desde detrás de unas cortinas.
-¡Gaara!-vociferó en cuanto le vio-¡qué alegría verte!¡Gaara Sabaku No!
Tenía una herida en la mano, y el pelirrojo se encargó de curársela.
-Lo siento-dijo el hombre ya más calmado mientras su hijo le daba puntos-lo digo de verdad.
-Seguro que si-el chico no le creía.
-La última vez que te vi te dije cosas terribles. Te prohibí ir al funeral de Mei y no fue culpa tuya. Sé que hiciste cuanto pudiste. De lo que te dije me arrepentiré hasta que muera. Y beber así es inaceptable, si. Pero hoy es...-se emocionó-hoy es...el cumpleaños de Mei.
-¿Voy a buscar a Kankurô?
-No, quiero...que lo hagas tu. Siento no haberte visto en el instituto. Cuanto he lamentado no conocerte. A veces me preocupo, otras veces pienso que a lo mejor eso te ha hecho tan fuerte. No es una excusa, no lo es. Eres tan fuerte-rió-mucho más fuerte que Kankurô.
-No le conozco apenas.
-Es verdad. Eres un hombre que impresiona. Estoy orgulloso de ti. Tan orgulloso, que no podría estarlo más. Imposible.
Naruto estaba sentado fuera del hospital, en un banco cercano a la entrada. Gaara salió y se sentó junto a el.
-Mi padre está en urgencias.
-¿Qué le pasa?-preguntó interesado el rubio.
-Se ha cortado. No es tan mala persona, es...divertido y encantador. Está borracho. ¿Te parece raro que me guste más borracho que sereno?
-Un poco.
-¿Tu estás bien?
-Es que mi paciente está en coma. No volverá a despertar. Su mejor amiga está dentro, la pobre cree que...que despertará en cualquier momento. No sé...-el pelirrojo le dio la mano.
Rato después, Gaara volvió con su padre y Kankurô los vio.
-¿Qué hace aquí mi padre?-preguntó a Kiba.
-Llegó borracho esta mañana. Intenté decírtelo, pero pasaste de mi.
-¿Y se lo dijiste a Gaara?, te pedí que a él no se lo contaras.
-Solo he intentado ayudar.
-Ya...-se marchó molesto.
El pelirrojo no hacía más que ir de un lado a otro, esta vez fue a una sala en la que también estaba su mejor amigo, sentado en una mesa e histérico.
-Hola, vengo a por dos vasos de café- Gaara estaba contento y se le notaba-dos. Uno para mi y otro para mi padre. Está aquí. ¿Te pasa algo?-preguntó al ver que el otro tamborileaba la superficie de la mesa con sus dedos a una velocidad alarmante.
-Justo en este momento Shizune está en quirófano haciendo una embolectomía pulmonar. ¡Una embolectomía pulmonar!
-¿Cuál es el problema?, estás en su servicio. Ve.
-No puedo, sería un lameculos y no hay nada más odioso. No puedo ser un lameculos- Sasuke se levantó y empezó a andar por la habitación.
-Bueno...habrá otras embolectomías, deja pasar esta.
-¡No, no, no, no puedo!¡no sé dejar pasar una embolectomía pulmonar!¡no sé!
-Es lo mismo que pasar de ir a una clase-comparó el pelirrojo. El otro le miró como si hablase en un idioma desconocido-nunca lo hiciste...
-Ni una vez-admitió.
Al salir, Gaara se encontró a Kankurô.
-Tu padre ha estado en urgencias.
-Lo sé.
-¿Y que estaba borracho y rompió una ventana con el puño?
-Si, ¿algo más?
-Hoy es el cumpleaños de Mei, y debe ser un día muy difícil para los dos-dijo el pelirrojo comprensivo-no ha dado ningún problema, ha estado amable, pero parecía muy triste. Espero que no vuelva a pasarle, así que tal vez deberías vigilarle mejor.
-¡Cada día es el cumpleaños de mi madre!-Kankurô no aguantaba más y lo soltó-mintió. Te ha engañado. Me alegra, de verdad, que te parezca encantador. A veces es simpático. Lo es con cinco copas. Aunque no tanto con nueve, se convierte en un ser cruel. Es alcohólico Gaara. Probablemente te ha dicho lo maravilloso que eres. Que siente no haber pasado más tiempo contigo. Ayer me dijo que era su hijo preferido y antes de ayer que era un cabrón. La semana pasada me dio un cheque de veinte mil yenes porque me merecía todo lo que la vida podía darme. Estaba muy orgulloso de mi, era imposible estarlo más. Así que gracias por decirme que debería vigilarle mejor. Gracias.
Jiraiya, que les había escuchado, se acercó al de ojos aqua en cuanto el castaño se fue.
Gaara se apoyó en una pared, conmocionado.
-Gaara, ven conmigo y siéntate.
-Siento todo esto.
-Gaara no tienes que disculparte por nada. Por nada.
-No dejo que hagas tu trabajo.
-Este es mi trabajo-el hombre actuaba paternal-parte de el. Le prometí a tu madre cuidar de ti.
-Te dije que no hacía falta.
-Lo sé. Ya sé que no. Pero lo haré.
Ya de noche, Kankurô iba a irse a casa y en el ascensor se encontró a Kiba.
-Odio los secretos-dijo Inuzuka- no soy como los de quince años que dicen te lo cuento a ti, pero a nadie más.
-No hablamos de quién se enrolló con quién en el baile de Halloween. Es un asunto familiar privado.
-Tu padre es alcohólico. Empecé a sacar a mi padre de líos con siete años, con esa edad yo era el cabeza de familia. Tu has esperado hasta ahora. Mejor para ti-dijo y se bajó enfadado del ascensor.
En ciertos aspectos crecemos. Creamos una familia, nos casamos, nos divorciamos...en general seguimos con los mismos problemas que cuando teníamos quince años. Por mucho que crezcamos y nos hagamos mayores, seguimos tropezando. Siempre dudando, eternamente jóvenes.
Continuará...