La vida en tiempos de guerra
Para un cirujano, cada paciente es un campo de batalla. Son nuestro terreno, donde avanzamos y nos replegamos e intentamos quitar las minas antipersonas. Y cuando crees que has ganado la batalla, y que el mundo está a salvo, aparece otra mina antipersona.
Naruto y Gaara organizaban las cosas de Karura.
El pelirrojo abrió una de las cajas- Gaara...
-Estoy abriendo solo una-se justificó.
-El plan era no abrir ninguna, el plan era subir las cajas de tu madre al desván- Naruto cargaba con una caja. Y el otro sacó un muñeco de la caja que estaba abriendo.
-Oh, si es mi muñeco anatómico...-era un muñeco espeluznante al que se le podían quitar los órganos internos.
-Nunca tendré mi despacho-dijo resignado el rubio.
Jiraiya contrata finalmente a Shikamaru como el nuevo jefe de traumatología. Tsunade debe salvar a una niña con un tumor inoperable, le ayudan Gaara y Shizune. Los demás tienen prácticas de destreza, en las que Shikamaru les hace salvar la vida a unos cerdos. Sakura se enfada y decide no practicar con los animales. Kankurô no se habla con Sasori.
Kiba y sus internos deben ir a urgencias por un caso de trauma múltiple. Sasori también, así que Sasuke y su equipo son los encargados de los cerdos.
Shikamaru tiene unos métodos algo radicales que no gustan a Kakashi y a Naruto. Se ponen en su contra.
Gaara y Jiraiya se preparaban para la operación de la niña.
El pelirrojo habló con el mayor-¿puedo hacerte una pregunta?
-Si.
-¿Por qué no me miras?
-¿Qué?
-Que no puedes mirarme-apuntó Gaara- llevas sin poder mirarme todo el día.
-Son imaginaciones tuyas-aunque decía eso, no le miraba.
-Ah, yo creo que no. Pero claro, si tu lo dices.
Operan a la niña, es una operación muy arriesgada, pero es un éxito. Además Sasuke y sus internos mantienen a los cerdos con vida.
Naruto y Kakashi abordaron a Shikamaru.
-¿Podemos hablar?-preguntó el rubio.
-Claro.
-Has hecho una chapuza con mi trauma-dijo Naruto molesto.
-Debo mantenerlos con vida, eso he hecho.
-No, has estado a punto de lisiar a un hombre. Por suerte he podido remediarlo.
-¿Qué habríais hecho vosotros?
-Tienes a un hombre con una herida profunda en la frente y a dos de los mejores cirujanos del país a unos metros. Yo les habría pedido que le intervinieran-dijo Kakashi.
-Médicamente, ¿qué habríais hecho para que yo mejore?. Hay modos diferentes de hacer las cosas. Es mi primer día, así que si puedo hacerlo mejor, decídmelo y escucharé.
Shikamaru ordena a Sasuke sacrificar los cerdos, puesto que tienen muchas lesiones y sufrirán.
Jiraiya estaba en su despacho, cuando Gaara apareció.
-¿Me has llamado?
-Si, ¿y la niña?
-Está bien. Estable.
-No has imaginado nada...llevabas ese muñeco a cuestas cuando eras niño, a todas partes. A la cafetería, a la galería del quirófano...ver ese muñeco otra vez, me ha recordado que no tenías a nadie cuando eras pequeño.
Ya de noche, Sasori llegó a casa. Kankurô le estaba esperando.
-Siéntate-dijo el castaño. Tenía la mesa puesta y el otro obedeció-he hecho macarrones con queso. Caseros, no congelados-le sirvió un poco y se sentó frente a el-puse nombres a los cerdos.
-Perdona...pero no sé qué significa eso.
-Me tomo las cosas enserio. Me implico mucho. No debe ser así en el trabajo, ni con los cerdos ni contigo. Lo siento.
El pelirrojo probó la comida y le cambió la cara-están mucho mejor que los congelados-algo que hizo sonreír al chico.
Algunas guerras nunca terminan. Algunas lo hacen en una tregua precaria. Algunas guerras terminan en una victoria absoluta. Otras con un armisticio. Y algunas guerras acaban en esperanza.
Gaara seguía revisando cajas de su madre. Encontró un divertido gorro de lana.
-¡Mira!¡este gorro lo llevaba cuando iba al colegio!-y se lo puso sonriente.
-Precioso ¿lo hizo tu madre?-preguntó Naruto que continuaba cargando cajas.
-Si...seguro que lo encontró entre los objetos perdidos en el hospital.
El rubio abrió la caja que llevaba en la mano y se quedó impactado-saca tú esto.
-¿Más gorros feos?- Naruto le mostró un diario-¿otro diario?
-Hay varios-la caja estaba llena.
-Dios mío...
Pero esas guerras no son nada, comparadas con la que más nos asusta. Esa en la que aún tenemos que luchar.
Continuará...