Me quedo mirando tristemente mi maleta, querer alejarme de todo y de todos era lo que necesitaba hacer y sobre todo, olvidarme de ti.
Ya había pasado tres meses desde que te fuiste, desde que me dejaste cobardemente sin darme una explicación ni nada, solo te fuiste dejándome solo.
Todas esas palabras que decían que nunca me ibas a dejar, que siempre estarías conmigo, que jamás me dejarías solo, solo fueron eso; palabras.
Suspiro pesadamente mientras me sentaba en un sillón. Había pensado en esto hace mucho y hoy es cuando por fin voy a hacerlo, irme de este lugar. Este lugar el cual me hacía recordar los buenos momentos, los besos tiernos, los abrazos, las noches de pasión y tu presencia. Una cual fantasma me atormenta y me hace despertar sudoroso en la noche como si acabara de soñar una cruel pesadilla.
Me pregunto ¿qué habré hecho mal? ¿Qué habré arruinado para que me hayas dejado así? Son las continuas preguntas que siempre me he dicho y aún no se la respuesta, solo tú.
Aún recuerdo como nos conocimos, como nos hicimos amigos, fuiste confidente de mis secretos y debilidades al igual que yo de los tuyos, cuando menos lo había pensado terminaste enamorado de mí al igual que yo de ti, al final terminaste confesándote a mí y yo acepté tus sentimientos, nos mudamos en tu departamento y la primera noche fue una de tantas donde caíamos en la lujuria para después abrazarnos cariñosamente y decirnos un “te amo” mutuamente y quedarnos dormirnos.
Extraño tanto eso, tu mirada, tus labios, todo de ti que extraño y anhelo. Saber que ya no te podré ver por no saber nada de ti, de no dar señales de vida, de no dignarte a aparecer y decirme por qué hiciste esto.
A pesar de que te fuiste cruelmente, no lloré ni tampoco prolongué de lo necesario mi tristeza ¿acaso pensaban que moriría sin él? Por favor no piensen imposibles, mi orgullo y dignidad son muy grandes para que me dejen hacer eso y también fue que a pesar de que me diste alas para volar, nunca me separé del suelo. Yo era el más realista de los dos, siempre pensaba que no había un final feliz, ni un por siempre.
Tal vez por eso se fue, nunca me he acercado verdaderamente a él por miedo a ser lastimado, cómo ahora. Que irónica es la vida, de lo que más quería escapar fue el detonante que hizo dejarme en la soledad y con el corazón en la mano.
A pesar de que me dejaste, te desearé que seas feliz con alguien que sí sepa valorarte y amarte como tú lo hiciste conmigo. Yo también haré lo mismo con alguien más, lo valoraré y le daré el lugar que se merece en mi corazón.
El sonido del claxon de un auto me despierta de mi ensoñación, resignado me levanto y tomando mi maleta me dirijo a la salida, no sin antes mirar por última vez aquel pequeño departamento que le recordaba a él.
Sonrío tristemente mientras me voy saliendo y cierro tras de mi aquella puerta que en antaño me conducía a la felicidad.
-Tal vez, si el destino quiere, nos volveremos a ver… Renji Abarai-y sin más se subo al auto, alejándome del único recuerdo que tengo de ti.
FIN.