II. Primera prueba
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By RiSaNa_Ho
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—¡Papá!
Al abrir la puerta el estrepitoso grito resonó con fuerza por toda la habitación. Naruto entró con pasos rápidos al despacho del Hokage, ignorando a las demás personas que permanecían ahí. Caminó hasta llegar frente al escritorio, entornando los ojos en la figura de su progenitor. Minato dejó de leer los papeles que sostenía entre sus dedos para levantar la vista, encontrándose con el rostro de su hijo, quien no parecía muy contento. El semblante calmado del mayor no cambió.
—Deberías estar con tu nuevo equipo, hijo.
Las tranquilas palabras del Cuarto desubicaron al menor. Esa era la razón principal de estar en ese lugar. Reunió suficiente aire en sus pulmones antes de contestar.
—De eso quiero hablarte. ¡No quiero a ese equipo-ttebayo!
No recibió respuesta del rubio tras el escritorio, otra voz diferente a la de su padre intervino en la conversación.
—¿Tan rápido teniendo problemas, Naruto-kun?
Naruto giró a su lado izquierdo, observando a las personas que anteriormente ignoró, eran los Jounin que alguna vez formaron parte del equipo de su padre.
—No le veo lo gracioso, Obito-sensei. Usted es Uchiha, debería saberlo.
Obito no fue su sensei pero igual lo respetaba, ese Uchiha le caía muy bien por romper el estereotipo de la seria familia. Junto al moreno también estaba Kakashi, su maestro y mentor. Sin embargo, concentró sus ojos azules en la tercera persona que residía con ellos. Colocando una mirada suplicante se acercó a ella, con clara intención de obtener una respuesta afirmativa de su parte.
—¿No hay otro equipo disponible, Rin-san?
La mujer castaña rió con nerviosismo al ver esa mirada manipuladora. Lástima que ellos tres la habían visto por tanto tiempo que ya no funcionaba. Y aunque fuera la secretaria de Minato no podía ser consentida con ese joven que consideraba un hermano menor.
—Lo siento, Naruto-kun, pero ya todo está registrado.
El rubio Jounin bajó la cabeza en un dramático movimiento de pesar. Todos sus gestos no pasaban desapercibidos para su progenitor, que reía por las exageradas acciones de su primogénito. A Yondaime le encantaba ver que, a pesar de haberle heredado sus rasgos físicos, Naruto manifestaba la misma actitud de su amada esposa pelirroja. No obstante, no le permitiría a su hijo zafarse de sus responsabilidades.
—Dame una buena razón para cambiarte de equipo, Naruto.
La repentina petición de su padre congeló al menor. Abrió la boca intentando decir algo. Lo estuvo reconsiderando por toda la noche con un nuevo desvelo. El recuerdo del beso de su alumno no le pareció nada divertido. ¡Esos mocosos estaban burlándose de él! Además lo considerarían un pedófilo, esos niñatos aún tenían doce años y él diecisiete. ¿Cómo fue posible que le tocaran los más problemáticos?
—Lo imaginé, no tienes un buen motivo —ante el silencio, Minato lo miró a los ojos—, no sé por qué no los quieres, pero pienso que no hay mejor maestro para ese trío de niños. Si bien los Haruno apenas comienzan a sobresalir, los Uchiha son una cuestión diferente. Sé que tú serás capaz de sacar todo el potencial de esos pequeños. Tómalo como un reto para demostrar tus habilidades.
Uzumaki suspiró resignado. Aún si hiciera una rabieta igual a un niño de tres años su padre no le cambiaría de equipo. Y estaba su reputación como líder de grupo, si no controlaba a tres pequeños Gennin, ¿Cómo lidiaría con un villa en el futuro? ¿Quién lo respetaría si claudicaba en ese momento?
Kakashi caminó hacia él, poniendo una mano sobre su hombro brindándole apoyo moral. El menor giró para tenerlo de frente, notando su único ojo visible, parecía estar sonriendo bajo la máscara.
—Creo que Minato-sensei tiene razón, Naruto. Serás un buen maestro, sólo es cuestión de mostrar tu poder y darte a respetar.
El menor de los Namikaze abrió los ojos emocionado, por fin salía algo útil de la boca de su antiguo profesor.
—Y si no funciona, puedes reprobarlos para mandarlos de regreso a la academia —concordó el moreno con goggles naranjas.
Tanto el Hokage como Kakashi fruncieron el ceño al escuchar la opción de Uchiha. Minato esperaba que su hijo no la tomara en cuenta. Aunque dudaba que diera resultado con el nivel de los miembros del clan Uchiha. Suspiró un poco más tranquilo.
Naruto sonrió satisfecho. A veces Obito-sensei aportaba buenas ideas.
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S&N&S
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La residencia Uchiha permanecía en aparente calma. Omitiendo el hecho de la pequeña platica-discusión por parte de los menores de la casa. A esa hora de la mañana se preparaban para salir a su primer día de práctica.
—¿Qué pretendías hacer al besar al dobe? —preguntó Sasuke interceptando a su hermano antes de salir por completo del barrio Uchiha.
Sazaku no pareció sorprendido por la repentina cuestión.
—Esa no es la manera de llamar a Naruto-sensei, hermano.
—Yo le llamo como quiera, y contesta la pregunta, idiota.
El menor sonrío, caminando a un lado del otro moreno.
—Creo que alguien está de muy mal humor~ —canturreó mientras Sasuke lo fulminaba con la mirada, pero como de costumbre, esa mirada no funcionaba con miembros de su propio clan—. Sólo pienso que sería interesante ganarte en algo —admitió al final.
—¡¿Qué?!
—Puedes engañar a muchas personas, incluyéndolo a él, pero sé que te gusta.
A pesar de ser un niño, Sasuke frunció el ceño igual que un viejo antes de explotar.
—¡No digas tonterías, idiota! ¿Cómo va a gustarme un tipo mayor que yo? Sin olvidar que es un hombre.
Sazaku siguió sonriendo.
—Sí, un hombre bastante atractivo e ingenuo que parece tener quince años y no diecisiete —detuvo sus pasos, quedando frente a Sasuke—. Y no son tonterías, somos gemelos. ¿Lo olvidas? No nos parecemos en nuestras personalidades, pero compartimos un lazo muy fuerte.
—Estás loco, Sazaku.
—¿Lo estoy? —pareció pensarlo—. Tal vez, pero nadie me hará cambiar de opinión.
Sasuke decidió ignorarlo yendo adelante. No quería seguir escuchando tonterías, no sabía ni por qué le había reclamado semejante cosa. A él no le interesaba su rubio profesor. Aunque algo dentro de él, muy, muy, dentro de él admitía que no era mentira. ¿Por qué? Ni él mismo sabía cómo responderse.
Sazaku lo vio alejarse, metió sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, siguiéndolo de cerca. Su rostro lo adornaba su inseparable sonrisa confiada. Le encantaba hacer enojar a su hermano mayor.
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Namikaze sonreía mientras permanecía sentado en aquel campo de entrenamiento. El día anterior les había citado en ese lugar con la esperanza de anunciarles que ya no serían equipo, pero aunque sus planes no funcionaron, tenía algo preparado. Ellos no esperaban la prueba que pronto realizarían. Después de salir del despacho de su padre devanó sus sesos ideando una prueba suficientemente difícil. Y la encontró. Confiado cruzó los brazos a la altura del pecho. Junto a él, Sakura —quien había llegado primero— le hablaba sobre no sé qué cosas. No le prestaba mucha atención, su mente seguía maquinando algo útil. Apenas eran las diez de la mañana y ambos esperaban la llegada del par de morenos.
Unos minutos después su conversación (monologo) fue interrumpida por la aparición de ambos Uchiha, Sazaku sonriendo como siempre y Sasuke con el ceño fruncido.
—¡Hola, Naruto-sensei! —saludó el menor.
Naruto levantó la mano, parándose de su lugar y manteniendo una distancia prudente. No que fuera un cobarde, pero eran niños, no podía utilizar un Rasengan contra ellos. La demanda no sería nada barata y menos con un Uchiha en medio. Miró al pequeño bastardo arrogante que observaba otro punto que no fuese él. Por un momento le pareció familiar. ¿Lo había visto antes? No, seguro eran imaginaciones suyas. Optó por dejarlo pasar.
—Seguro saben que antes de comenzar como equipo, debe ponerse una prueba para ver quien pasa y quien regresa a la academia-ttebayo.
A su antiguo equipo, Kakashi le había puesto la prueba de los cascabeles, pero sabía que ellos la conocían. Después de todo, su vida no era nada privada.
—¿Nos pondrá la prueba de los cascabeles? —cuestionó emocionado el menor.
—No, Sazaku, ésta vez será diferente —los niños lo miraban esperando que continuara, a ninguno de ellos les causaba gracia regresar a la academia.
—¿Qué tenemos que hacer? —inquirió Sasuke. Algo le decía que no sería fácil.
El áureo rió.
—Lo único que tienen que hacer, es quitarle su libro de Icha Icha a Kakashi-sensei —recitó como si fuera una misión imposible.
Los Gennin arrugaron las cejas.
—¿Y cómo nos servirá eso para saber si somos buenos ninjas? —la pregunta de Haruno sonó muy dubitativa.
—Parece una prueba tonta, Sakura-chan, pero no. Kakashi-sensei cuida ese libro igual que una biblia, y nadie lo ha podido separar de sus manos. ¿Creen que será fácil para un grupo de mocosos recién graduados enfrentarse a un experimentado Jounin? Si lo logran, me demostrarán que son ninjas astutos-ttebayo —esperó que tragaran el anzuelo con su sermón convincente. Y por el semblante determinado que mostraban, lo había conseguido—. Si me entregan el Icha Icha antes del mediodía pasaran la prueba, pero si me traen una copia quedarán reprobados automáticamente.
Los niños se vieron entre ellos con claras intenciones de no fallar. Tal vez cada uno tenía su propio motivo, pero no reprobarían. Salieron corriendo a la indicación del mayor. Naruto volvió a sonreír por enésima vez en la mañana. No que fuera malo, pero esos niños no la tendrían fácil.
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—¿Estás seguro de esto, hermano?
—Fui el único que ideó algo en tan poco tiempo, así que tienen que seguirlo. ¿O quieren reprobar?
Sakura y Sazaku negaron. Al pelinegro menor no le gustaba seguir órdenes de Sasuke, pero esa ocasión lo ameritaba. Luego de buscar la pista de Hatake y seguirlo por una hora, estaban ahí, escondidos tras una barda sin perder de vista los movimientos del peliplata. Veían de lejos como Hatake caminaba hacia ellos con el librito en mano, supieron que sería su oportunidad de actuar.
—Ahora —susurró Sasuke empujando a Haruno hasta que salió del escondite.
Ella miró al adulto acercarse, y antes de notarlo se arrodilló en medio de la calle comenzando a llorar. Los chillidos atrajeron la atención del peliplata, quien dejó su lectura para ver a la niña. No era muy dado a consolar niños, pero tampoco podía dejarla ahí tirada mientras todos los demás observan atentos.
—¿Estás bien? —preguntó lo primero que le vino a la mente. Ella negó.
—Me duele, me duele mi estomago.
El ninja se encogió a su altura y levantarla, pero la niña dejó de llorar. Sin previo aviso, una ráfaga de kunai's salió del árbol cercano, dio varios pasos hacia atrás. La niña enferma también le atacó, aventándole unos cuantos shurinken haciendo que brincara sobre la barda de madera. Del otro lado observó a tiempo una gran bola de fuego que iba directo a él. La esquivó a tiempo, advirtiendo otra ráfaga de aire, anunciándole que uno de los niños trataba de distraerlo mientras el otro azabache estiraba su mano intentando quitarle su amado libro. Frunció el ceño, nadie tocaba su objeto más preciado.
Sasuke estuvo a punto de conseguirlo, pero antes de obtener su objetivo el Jounin desapareció en una nube de humo. Cansado de los ataques, Hatake utilizó su velocidad para noquear a los tres niños, quienes cayeron al suelo.
—¿Qué se supone que intentan hacer?
—Quitarte tu estúpido libro —contestó Sasuke desde el suelo.
Kakashi lo observó, identificando esos rasgos inconfundibles de los Uchiha. Unos gemelos y una niña de cabellos rosas. Enarcó una ceja al notar la situación.
—Un momento… ¿ustedes son el equipo de Naruto?
Ellos asintieron.
—Sí, Naruto-sensei nos ha puesto ésta prueba —respondió Sakura.
—Ya veo.
No pensó que Naruto tomara tan en serio la propuesta del idiota de Obito, aunque les daba crédito a ellos por su trabajo en equipo.
—No quieren regresar a la academia.
—¡Claro que no! —respondieron los tres al unísono.
Kakashi sonrió bajo la máscara.
—Bueno, podríamos hacer un trato.
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Naruto miró la hora en su reloj verificando que pronto terminaría el tiempo de la prueba. A lo lejos vio a sus tres alumnos corriendo con prisa al lugar. No parecían desanimados, esas sonrisas por parte de un gemelo y Haruno, y esa sonrisilla confiada del otro moreno decían lo contrario. ¿Habían conseguido el pervertido libro?
—Lo conseguimos, sensei.
—¡¿Cómo-ttebayo?!
—Trabajo en equipo, dobe.
Namikaze omitió el insulto, parpadeando sorprendió al verificar que no era una copia, sino el original de Kakashi. La contraportada venía firmada por Jiraiya, con una dedicatoria a su fiel seguidor. Levantó la vista del ejemplar para cuestionarles por completo. Sin embargo no esperó que los niños aprovecharan su desconcierto —y guardia baja— para saltarle encima, tirándolo boca abajo sobre el pasto.
—¡Amárrenle las manos! ¡Trae la cuerda, Sakura!
—¡A la orden, Sazaku-kun!
Haruno sacó una cuerda de la pequeña mochila que llevaba sujeta a su cadera. Entre el peso de los tres intentaban restringir los movimientos del blondo. Una vez que lo ataron por completo, el mayor escuchó una nueva oración que no le pareció nada divertida.
—Yo le sacaré el chaleco y la camisa —pidió Sazaku, disfrutando de la acción.
—Entonces el pantalón me toca a mí —Sasuke parecía sereno, pero sus manos figuraban tener vida propia al jalar la tela.
—Soy una señorita decente, pero le quitare el calzado —Sakura trató de parecer modosita, pero la sonrisa en su rostro decía todo lo contrario.
Namikaze abrió los ojos al sentir que sus alumnos no bromeaban y comenzaban a desvestirlo. Los niños parecían tan concentrados, que sólo detuvieron sus movimientos hasta que otra persona llegó por sus espaldas, golpeando a Sasuke y a Sazaku en la cabeza con los puños.
—¡¿Qué intentan hacerme-ttebayo?!
Sobándose el golpe, giraron encontrándose con el ceño fruncido del rubio, después volvieron la vista a la persona que intentaban desvestir, la cual desapareció con un "puf". Un clon de sombra. Era obvio que un Jounin no se dejaría atar tan fácil.
—Respondan —exigió una respuesta el agredido.
Sakura fue quien se levantó para explicarle.
—Kakashi-sensei nos dio el libro a cambio de desvestirte y atarte al asta de la plaza.
—Y lo haremos si con eso pasamos el examen —aseveró Sasuke.
—Nada nos detendrá —apoyó Sazaku.
El áureo observó la determinación en los ojos de los niños, sabía que iban muy en serio.
—Está bien —suspiró derrotado. Ya después se la cobraría a su pervertido ex-sensei—. No los enviare a la academia, pasaron la prueba-ttebayo.
Sazaku y Sakura saltaron de alegría, Sasuke sólo rió de medio lado. ¿Y Naruto?
Él sólo esperaba no arrepentirse de su decisión.
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Continuara…
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