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El Ilusionista por Ciel Phantom

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Notas del capitulo:

Se que estoy tardando horrores para actualizar, creanme yo tambien desearia hacerlo cada semana como es debido, pero por ahora es imposible, mis clases me ahogan.

Atte: Ciel Phantomhive

 

Capitulo 1 Encuentros.

 

—La vida y la muerte, el espacio y el tiempo, el destino y la oportunidad. Estas son fuerzas del universo. —Rikiga tenía bien aprendido su discurso introductorio. —Hoy damas y caballeros les presento al hombre que ha develado sus secretos. Desde los rincones más alejados del mundo. —El hombre mayor se movía por el escenario en busca de crear expectación con sus palabras. —Donde las artes oscuras aun reinan, él regreso para mostrarnos sus maravillas. —Un silencio necesario. —Les presento a Eve, el ilusionista. —Los aplausos no se hicieron esperar.

 

Nezumi entro al escenario, dueño y señor de su espacio, consciente de su atractivo, impetuoso y orgulloso. Muchas mujeres suspiraron. Con sonrisa sínica lanzo dos bolas negras al aire ante las miradas atónitas de los asistentes, para previamente de tocar el suelo elevarse convertidas en cuervos negros.  La exclamación general no se hizo esperar. Hizo una reverencia al público, luego solaz camino entre las butacas hasta una señora, solicitando prestado su pañuelo y colocándolo en una cajita de madera, que de inmediato regreso a la dueña pidiéndole la conservara cerrada hasta su indicación.

 

Subió de nuevo al tablado apareciendo en su mano una naranja y jugando con ella mientras disertaba acerca del tiempo, en su avance sin retroceso y su ritmo monótono sin variación. Rikiga mostraba al fondo una maceta completamente vacía sobre una pequeña mesa que aproximo casi al final del entarimando.  

 

Con elegancia típica de él, Nezumi corto por la mitad la fruta para extraer la semilla. La miro con gesto curioso antes de colocarla en la maceta. Solo fueron segundos, una diminuta plantita comenzaba a emerger de la tierra para seguir creciendo a una velocidad inverosímil hasta convertirse por completo en un árbol pequeño con todo y frutos.

 

Nuevamente los murmullos y exclamaciones de asombro llenaron el teatro. El ilusionista corto los frutos lanzándolos a la concurrencia para que comprobaran su realismo.  Luego, con una sonrisa de suficiencia pregunto por el pañuelo, la mujer miro dentro del cofrecito para hallarlo vacio, unas mariposas detrás suyo cargaban la prenda para colocarla en su mano.

 

Todos los asistentes aplaudieron emocionados colocándose de pie ante el espectáculo. Incluso Fennec e Inukashi que se encontraba entre los asistentes no daba crédito a lo veían sus ojos.

 

*******************************

 

Rikiga estaba más que contento, los comentarios en los periódicos no podían ser más favorables, sus ojos brillaban ante la cantidad tan obscena de dinero de la que se harían como las funciones siguieran siendo tan exitosas.

 

Incluso había recibido una carta de sus majestades, la reina Karan y el joven Príncipe Shion asistirían  junto a sus dos mejores amigos, el rey Hamlet y la condesa Safu. Por ello ahora tenían a toda una tropa de policías revisando y husmeando hasta en rincón más oscuro.  Lo cual no ponía del mejor humor a Nezumi, pues odiaba se entrometieran con sus cosas.  Pero ciertamente fue feliz al saber que su amor platónico estaría en las gradas mirándolo.

 

Esa noche, cuando escucho el anuncio de la entrada de sus majestades, su estomago se constriño y su corazón bombeo con fuerza. Tenía preparado tres actos que extasiaría a sus finos contempladores, primero levitación, traería de unos cuantos objetos de la nada solo usando una tela  y por último la cereza del pastel y su oportunidad  para tenerle cerca.

 

—Que les parece hablar un poco del alma, todas las religiones la mencionan y que es lo único que perdura, ¿entonces qué significa morir? Necesito un voluntario de la audiencia, alguien que no le tema a la muerte. Les aseguro que no le sucederá nada. —Nezumi miro en derredor, nadie parecía interesado.

 

Safu inspiro profundo para darse valor y levantarse, Hamlet la freno. Ante el asombro de todos parecía que el rey de Viena deseaba ser el voluntario, sin previo aviso se giro extendiendo la mano hacia Shion.  El peliblanco quedo dos segundos desconcertado, después asintió con una sonrisa tranquila y bajo al escenario. 

 

Estaban uno frente al otro. Nezumi no sabía si reír por su tan atinado plan o llorar porque estando tan cerca no podía ni tocar a quien aun amaba.  Se le veía bellísimo en aquel traje sobrio de color verde olivo y crema.

 

—¿Usted me conoce? —Hizo la pregunta de rutina, obligándose a permanecer ecuánime. Shion respondió con una negativa. —¿Esta seguro que jamás me había visto? —Insistió. El peliblanco afirmo su respuesta. Nezumi dio la orden a Rikiga y este le tendió una capa de terciopelo color guinda. El pelilargo se la coloco con delicadeza, pidió que le mirara a los ojos fijamente. Shion asintió acatando la orden.

 

Ubico la mano frente al rostro del príncipe, con cuidado lo coloco frente a un enorme espejo de cuerpo completo que Rikiga sitúo en el centro, una vez que el rostro del peliblanco fue cubierto por completo por la capucha la ilusión comenzó.

 

Shio podía verse reflejado, siguió las indicaciones que el mago le daba, pero en algún punto su imagen dejo de seguirle, ya eran dos entes separados, luego un tercero se apersono, Shion ahogo un gemido de miedo al ver como el intruso se acercaba con espada en mano y cortaba por la mitad a su otro yo.

 

La gente se asusto, muchos se sobresaltaron.

 

Una nube blanca broto del que era el cuerpo del difunto reflejo pasando sobre sus cabezas. Segundos después Shion se desplomaba inconsciente.

 

Nezumi lo atrapo entre sus fuertes brazos, acercando sin darse cuenta el rostro del peliblanco al suyo, deseoso de absorber su aliento.  Shion rápidamente se recupero, mirándolo confundido. Eve retiro la capa y sin más lo empujo suavemente indicándole que ya podía irse. Shion obedeció sin decir nada.

 

**********************

 

El ilusionista daba vueltas en su camerino, se maldecía internamente por lo cerca que estuvo de hacer una estupidez, si no hubiera sido por los aplausos seguramente habría terminado besando al peliblanco en medio del estrado. Debía controlarse.  

 

—Nezumi, el rey de Hamlet pide verte. —Rikiga estaba feliz.

 

*************************************

 

La lujosa estancia decorada con maderas finas era un poco menos soberbias que varias de las habitaciones del palacio, sin embargo, Hamlet parecía más concentrado en buscar como desprestigiarlo frente a Shion, como para quejarse del austero lujo.

 

Después del espectáculo varios de los componentes de la corte querían una explicación a lo visto esa noche, solo el príncipe de Inglaterra parecía conforme con decir que el ilusionista tenia poderes asombros.

 

Pero el soberano de Viena no cedería tan fácil, le harían una o dos preguntas y Nezumi encontraría la forma de responderlas sin que por ello le pisotearan.

 

—No le incomodes. —Se apresuro a intervenir el príncipe Shion.

 

—No le haré decir nada que no pueda adivinar. — Hamlet se estaba burlando descaradamente.

 

—Como usted quiera. —Acepto Eve, sus ojos viajaban disimuladamente de Hamlet a Shion. Cuando el rey comenzó a divagar explicando el truco, Nezumi ya no lo escuchaba, por ello cuando Hamlet termino de hablar solo pudo contestar con un. —Seria un modo de hacerlo, si.

 

—Me gustaría que la próxima vez venga, pronto será el cumpleaños de Shion y ya que lo ha dejado tan complacido, pues sería grato que se presentara. Claro, comprenderá que muchas mentes brillantes asistirán por lo cual tendrá un verdadero reto.

 

—Sera un honor. —Su tono era condescendiente

 

—Perfecto. —Hamlet no dejaba de verle con desprecio. —Estaré ansioso de ver que hace. Shion. —el rey extendió su brazo, el peliblanco lo tomo con duda.

 

Nezumi abrió los ojos ante lo que veía, luego bajo la mirada apartándose del camino de la pareja para que pudiera salir.

 

 —Prepare algo especial. —Apretó las manos en puño ante el desafío tan abierto.  —Tal vez lo haga desaparecer.  —Dijo lo suficientemente alto para que Shion lo escuchara. —Eso es lo que más deseo. —Siseo molesto al quedarse solo.

 

Toda la noche no pudo dejar de pensar en él, en sus bonitos ojos rojos solo mirándolo. ¡Dios! Aun lo amaba.

 

La mañana lo sorprendió en el teatro, sentado en la misma silla en la que se dejo caer después de haberle visto con el rey. De parte de Rikiga sabia de los innumerables rumores que corrían con respecto a ese hombre, los cueles no eran para nada alentadores, pues tenía fama de golpeador y borracho.

 

Su mano recorrió su cuero cabelludo con algo de frustración. 

 

Rikaga llego esa mañana temprano en busca de su mina de oro, antes de entrar al teatro lo sorprendió un hombre enfundado en un seco traje negro, quien le tendió una carta para Eve. El manager tomo la misiva para entregarla.

 

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Nezumi vestía un abrigo largo negro, un sombrero fedora del mismo color y se mantenía a resguardo de las miradas indiscretas lo más que podía. Cuando el fino carruaje se detuvo frente a él y el lacayo le abrió la puerta no dudo en entrar. Unos instantes después el carro comenzó a moverse.

 

Sonrió con arrogancia, antes de levantar la vista podía percibir el perfume del peliblanco con su olfato e incluso saborearlo como a noche, aunque lo que realmente deseaba era tomarlo entre sus brazos y besarlo a si fuera tan efímeramente como en aquel baile.  

 

Cuando se quito el sombrero y decidió enfrentar aquella mirada carmesí su gesto se dulcifico de tal forma que ahora su sonrisa era sincera y sus ojos grises brillaban.

 

—Luces muy bien, Shion. —Dijo inclinando levemente la cabeza en gesto cortes, sus ojos delineaban cada centímetro de aquella persona que en antaño ocupaba sus pensamientos y en ese momento le robaba el aliento. Shion lo era todo en cuanto a belleza. El traje de seda y lino que portaba en ese momento realzaba el color de su perlada piel y sus ojos hacían juego con cuanta joya adornaba el traje de suave color crema. —Por cierto, muy discreta tu carta. —Su sonrisa se amplio.

 

—Pues tú no te quedas atrás. —Rio divertido de ver que Nezumi seguía tuteándolo cuando se encontraban a solas. —Me asombró mucho verte hace  dos semanas y a noche aun más. De verdad me sorprendiste en el baile y no pude reconocerte sino hasta que te tuve cerca, la verdad sentí pena de que me vieras con esas ropas. —Sus mejillas se sonrojaron.  

 

—En cambio, su fiel sirviente le reconoció desde que puso el pie en el salón. —Sonrió galante. —Claro que primero tuve que ocuparme de su dama de compañía. —Nezumi se alegro aun más al ver el diminuto sobresalto en la persona delante de él. —No me mal interprete, se que la Condesa es muy apegada a su persona e incluso se rumorea que ha iniciado querellas con el rey Hamlet por su mano. Y lo de a noche, no es que lo tuviera planeado. —Su gesto de tahúr decía lo contrario.

 

—Esos son solo rumores, sabes perfectamente que desde siempre los tres hemos sido buenos amigos y…

 

“¿Cómo olvidarlo?” pensó Nezumi, después de todo recordaba perfectamente el apodo de Hamlet para él, Rata de callejón. Pero eso ya era pasado, lo importante ahora era.  —Y sin embargo, el que su majestad decida casarse con uno o con otro traerá un gran giro en la política interna de Inglaterra. Si la condesa Safu gana, los ingleses deberán sobrellevar una nueva era de tiranía.

 

—Safu no es así. —Shion defendió de inmediato a su amiga.

 

—Digamos que se de buena fuente lo exageradamente exigente que es. Mientras que si decide contraer nupcias con el rey Hamlet, este país vería un florecimiento comercial como nunca antes, pero tendría que soportar aun rey algo libertino y falto de sentido de responsabilidad. — Quiso agregar:  “y por ahí supe que borracho y golpeador” se abstuvo de ello, en su lugar dijo. —A mi parecer ninguno sería un buen consorte.  —Su posición en el asiento era relajada, una de sus piernas descansaba sobre la otra dándole un aire de gran señor.

 

—Tus movimientos siguen siendo elegantes, pero ahora tu forma de vestir te hace lucir hermoso. —Elogio Shion con las mejillas rojas.

 

—Shion, ya te había dicho que no uses esos calificativos conmigo, además, ahora puedo costearme una buena vida, mi profesión da para mucho más que la de mi padre. —Con total desenfado inclino el torso, sus codos quedaron sobre sus rodillas y su mirada clavada en el chico peliblanco.

 

—Siempre desee volver a verte, así solo fuera por un momento. —El peliblanco estaba alegre y sus ojos brillaban.

 

—Pues ya lo hizo majestad.

 

—Sabes que no es eso a lo que me refiero. Yo…

 

—No  es por ser ególatra, pero soy el mejor ilusionista de todo el mundo. —El peliblanco no entendía a que venía aquella declaración. —Por eso te are realidad tu deseo. Te mostrare la mejor de mis ilusiones.   

 

—Aras una para mí. —Pidió con ensoñación.

 

—Por supuesto. Dentro de cuatro días es tu cumpleaños, ¿no? —El príncipe asintió. —Bien, tu pretendiente ha pedio explícitamente un espectáculo excepcional para ese día, por ello majestad, espere cuatro días y lo dejare con la boca abierta, después de todo tengo que contestar el reto tan airado del rey de Venecia.  

 

—Lo esperare con ansias

 

Continuara…

Notas finales:

Dejen comentarios o atenganse a las consecuencias.

los dejare sin fic..Muajajajjajajajaj (insertar ojos diabolicos, recuerden que soy un demonio)


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