Era la escena más surreal de la vida completa de Jonghyun, si hubiera sabido que así se sentía posar para la cámara de Kibum lo habría hecho más seguido, eso era cien por ciento seguro. No sabía cómo explicar lo que estaba sintiendo, pero estaba seguro que jamás antes en su vida había sentido algo parecido, estaba a ojos cerrados, disfrutando las sensaciones, escuchando los gemidos roncos de Minho, quién saltaba sobre su regazo, regalándole el mejor sexo de su vida. Su cuerpo era largo, delgado, pero bien construido. Pesaba un poco más de lo que uno podía llegar a creer, pero a Jonghyun no le importaba, no mientras pudiera tocarlo de la forma en que lo hacía, deslizando sus manos por esa espalda ancha, por esas caderas estrechas, casi sintiéndolo suyo. Abrió los ojos, que lagrimeaban de placer, jadeo, el flash de la cámara de Kibum sabía lejano, aún cuando estuviera estallando en frente suyo. El cuerpo del menor se movía suavemente, al ritmo de una canción que chirriaba desde la radio y era un movimiento muy lento, sus ojos grandes contemplaban los del más bajo, y estaba aferrado a sus hombros. Ambos estaban completamente desnudos. Dios, la propuesta de Key había sido una maravilla. Con sus dedos llenos de pintura, trazó los abdominales marcados del cuerpo largo y luego deslizó sus manos por las caderas huesudas, para tirar más cerca esa anatomía perfecta hacia si, besando, adorando los pezones oscuros, enredando su lengua en el izquierdo, saboreando la piel salada por el sudor combinándose al amargo de la pintura. El modelo parecía tan acostumbrado a aquello que él no sabía si de verdad lo estaba disfrutando o era solo su típica actuación frente a la cámara. Las manos grandes estaban arañando la espalda del más bajo, dejando líneas difusas entre el cyan y el magenta. Ambos eran un lío de jadeos, sudor y colores, el de ojos felinos había decidido colocarle pintura cyan, amarillo, magenta y negro, emulando los colores que se utilizaban para la impresión, dando forma a su obra, estaba completamente complacido fotografiando la espalda ancha del más bajo, quién se retorcía empujando hasta el fondo en el delgado cuerpo de Choi.
- Tranquilo – susurró el alto con una sonrisa compasiva – son solo fotos, es algo natural, no hay por qué temer
- No es eso – dijo en un suspiro – quizá estoy disfrutándolo demasiado para mi gusto
No entendía de donde había sacado eso de que tenía miedo, ¿Sería por los espasmo incontrolables que liberaba? ¿o porque mantenía los ojos cerrados? Vamos, eran reacciones naturales que gritaban ‘¡Mierda! ¡Me voy a correr como un jodido eyaculador precoz!’, Minho se echó a reír luego de su respuesta.
La risa de Choi tenía algo fresco, con su tono grave y todo, casi parecía la de un niño. “Quiero que follen en mi estudio, con las manos llenas de pintura” fue lo que pidió el de gafas, sentado sobre las largas piernas de su novio cuando se hubieron acomodado en una de las mesas desordenadas de El reventado. Minho lo miró confundido, un ‘¿No te da celos?’ se escribía en cada rasgo de su rostro, mientras el más bajo acepto en seguida. El artista les explicó que, por el momento, no tenía intenciones de exhibir el resultado de esas fotografías, pero que debían ser perfectas. Cuando llegaron al estudio y el cantante vio a Minho completamente desnudo, supo que la ley de Murphy, por lo menos ese día, se había equivocado con él.
- bebé, lo estas haciendo muy bien – sonrió Kibum en la oreja de su novio
- solo por ti amor – respondió dulcemente, ladeándose para capturar sus labios en un beso suave,
Jonghyun no lo iba a permitir.
Cambió el ángulo de sus estocadas, dando precisamente en la próstata hasta el momento intacta del menor, se retorció, alejándose al instante del fotógrafo, quién le dedico una mirada aguda al más bajo. Él solo podía sonreír con arrogancia, deslizando sus manos, manchando los firmes muslos del menor, subiendo hacia su erección que se mantenía firme entre ambos estómagos. La rozó suavemente, y la sonrisa se le ensanchó más al ver cómo Minho tensaba cada musculo, echaba su cabeza hacia atrás y, Dios, empezaba a gemir como un condenado, un delicioso condenado.
- Me voy a correr~ - anunció a gritos, Key fotografiaba con rapidez, enfocando la imagen completa, a veces solo el rostro contraído en placer del alto.
- Yo también – hablo desesperado el más bajo moviéndose frenéticamente
Era como una maratón, se sentía casi como Bolt, andando a todo lo que daba y de repente… de repente estaba viendo esa velocidad disminuida, casi podía ver la forma en que las hebras castañas de Minho, llenas de cyan, bajaban y subían, lentamente, sus labios gruesos temblando, su doble manzana de Adán bombeando, las gotas de sudor descendiendo por su cuello infinito. Apretó los ojos y corrió, tan fuerte como nunca, con el calor abrazando aún su extensión, con la entrada apretada del menor casi recibiéndolo gustoso. Fue el mejor orgasmo de toda su vida, y era una maravilla que Kibum lo hubiera capturado en fotos. Minho se corrió casi al instante siguiente, Jonghyun quería estrecharle entre sus brazos y llenarle de besos, pero quién estaba haciendo eso era Kibum, tomando el rostro del de cabello largo, robándole la respiración acelerada que le había dejado el climax a besos húmedos y pequeños.
- ha salido perfecto amor – susurró cariñosamente el artista - ¿quieres tomar un baño de espuma conmigo?
- Claro – le sonrió cansado
- Gracias Jjong, ha sido un excelente trabajo – sonrió engreídamente, haciendo énfasis en el ‘trabajo’
- Claro, me lo he pasado de maravilla – rió perversamente, recostando su mano en el muslo húmedo de pintura y sudor del menor
- Vamos – comandó el de mirada felina, jalando a su novio para que se separara del más bajo – si quieres puedes usar el baño de junto – habló con indiferencia
- Claro – dio una exhalación profunda, Minho le miro divertido
- ¿Ves Hyung? Solo era cosa de que te relajaras – buscó su ropa interior perezosamente por la estancia blanca. El cantante se mordió el labio al observar la postura que adquiría al agacharse.
- No podría haber estado más relajado…
- ¡Yah! ¿vas a darte una ducha o qué? – grito exasperado el de mirada felina
- Tranquilo, no tienes por qué exaltarte tanto – rió, levantándose, recogiendo su ropa apilada a un lado, caminando completamente desnudo, y desinhibido, hacia el baño.
Cerró la puerta tras si, y sonrió ante su reflejo, hacia las marcas que aquel chico había dejado en su cuerpo, el solo recuerdo de Minho sobre sus piernas y la calidez embriagante recorriéndolo lo estaban poniendo duro, así que se lavó el rostro en el lavamanos con restos de tierra mientras seguía sonriendo como un bobo.
- .. qué quieres que haga? – Se irguió con cuidado, pegando su oído a la puerta delgada del baño.
- Cualquier cosa, pero no te enojes conmigo gatito delicioso – la voz ronca de Minho, el sonido de un par de sillas deslizándose por el suelo entre chirridos
- No estoy enojado – un tono de niñito enfurruñado en la voz de Key tan… ridículo, el más bajo sentía que iba a vomitar.
- Estás celoso bebé – la risa suave con tintes coquetos del más joven
- ¡No estoy celoso!
- No tienes que estarlo – la voz del alto se oía aún más ronca – déjame demostrarte por qué no…
Escuchó un jadeo ahogado de parte del artista, casi podía saber lo que estaban haciendo porque todo el aire se llenaba de suspiros, de un sonido de succión seco. Frunció el ceño, apartándose de la madera, se vistió apresurado, sin importarle estar cubierto de sudor, semen y pintura, abrió la puerta sin cuidado alguno y sin siquiera dirigirles una mirada, salió del estudio a toda marcha. Quizá el único realmente celoso era él, el Jonghyun que ahora avanzaba por la calle con la cabeza llena de pensamientos desfavorable, la gente volteaba a verlo, debía no solo llevar una imagen asquerosa si no también un aroma nada apetecible. Suspiró, a la mierda, le importaba bien poco lo que el resto pensara. Tomó la cajetilla olvidada, ahora medio aplastada, en el bolsillo de sus jeans roídos, y se fumó un cigarro mientras avanzaba, con su expresión cabreada, hacia la única persona sensata en su mundo, quién podría aconsejarle.
- ¿me amas solo a mi? – inquirió Key, con su cabello de varios colores, desnudándose frente a su novio, quién lo contemplaba embobado desde la tina llena de espuma
- claro – asintió torpemente, enjabonándose los brazos mientras no perdía detalle de la forma en que el cuerpo delgado de Kibum iba quedando al descubierto.
- Soy el único para ti – deslizó fuera de sus piernas sus bóxer rosa, se desordenó perezosamente el cabello frente al espejo y volteó para mirar fijamente los enormes ojos del modelo – estas loco por mi
- Por supuesto bebé, ven acá – estiró sus brazos sonriente.
El artista se arrojó a sus brazos con desconfianza, el agua se rebalsó un poco de la bañera pero a ninguno le preocupó realmente. Minho acarició suavemente el rostro del mayor, amaba sus pómulos altos, sus labios dulces, su nariz pequeña y sus ojos de felino. Le besó el mentón cariñosamente, porque de verdad lo amaba, desde aquella primera vez en que posó para su lente, y no había dudado de sus sentimientos en ningún momento, en ninguno…
… excepto un par de minutos atrás, cuando esos ojos de cachorro eran lo único que podía contemplar.
Lee Jinki tenía veintidós, pero parecía de diecinueve, era torpe y divertido, pero fuera de esa imagen, era un chico responsable e inteligente. No era parte de los suburbios, Jonghyun había tomado un bus y viajó casi una hora para poder verle. Apenas el mayor abrió la puerta, envió a su amigo al baño y se preocupó de disponer unas cuantas toallas y algo de ropa. Era muy calculador, centrado, era el chico que cualquier perdido en un mundo de sombras necesitaba para poner los pies sobre la tierra.
Jonghyun sonrió amplio cuando un enorme tazón de ramen se deslizó por la mesa hasta quedar en frente suyo y prácticamente se tragó los fideos para luego pedir un poco más. El más viejo rió y le trajo otro al instante. Se sentó a observarlo comer tranquilo, a diferencia de Jonghyun, él había tenido algo más de suerte en la composición e interpretación, desde hace un par de años había acabado como alumno regular en uno de los más prestigiosos conservatorios de la ciudad. Suspiro, a sabiendas que algo preocupaba a su amigo, quién siempre se dejaba caer en su hogar cuando tenia algún problema o dubitativa.
- conocí a este chico – empezó, limpiándose descuidadamente con el dorso de la mano – alto, flaco, perfecto.
- ¿Estás enamorado?
- Te iba a preguntar qué era el amor, pero estoy seguro que me darías un discurso filosófico lleno de palabras cursis – sonrió, y revolvió con los palillos los fideos – no lo creo, lo conocí…. ¿Hoy? Pero, he desarrollado algo por él, como si quisiera follarlo, follarlo muchas veces, porque, entre nosotros, es un polvo increíble – se mordió el labio con picardía – pero, además de eso, quizá quiera algo más, tal vez incluso, quiera un poco de ‘arrumacos’ entre el sexo.
- Es algo parecido al amor, o podría ser amor a futuro – observó el mayor - ¿Ya te acostaste con él?
- Podríamos casi decir que lo conocí en la cama, pero, lo vi un par de minutos antes, y follamos en un sofá – levantó el tazón con sus manos y empezó a tomarse el caldo.
- ¿cuál es el problema entonces?
- Su novio nos pidió que tuviéramos sexo para fotografiarnos, ya sabes, ¿Key, el amigo loco del que te hablé? Ajam, él es el novio de Minho, porque así se llama ese buen polvo andante – explicó, frunciendo el ceño, regresando el tazón vació a la mesa.
- Básicamente – empezó Jinki, ordenando la historia en su cabeza – te enamoraste del novio de tu amigo, quién además, te pidió que te acostaras con él para sacar unas fotos….
- Estoy jodido…
- Key está jodido – explicó, completamente sorprendido de la situación - ¿Quién permite que su novio se acueste con otro?
- Un loco, Key es un loco, ¿no es obvio?
- ¿Y qué pretendes hacer? – sabía la respuesta, solo quería estar seguro.
- Ir por Minho, arrebatárselo a mi amigo y follarlo hasta enseñarle lo que es bueno, no andar con mariquitas – sonrió con superioridad
- Y claro, arrumacos entre el sexo, ¿no? – negó suavemente, su amigo jamás cambiaría – Y vaya qué amigo eres, espero que jamás te enganches de una pareja mía
- Esto es diferente – apoyó su rostro en la palma de su mano, mirándolo fijamente – porque Kibum no lo ama, lo conozco demasiado, eso no es amor
- ¿Y qué es?
- Ya te lo dije, Minho es un polvo maravilloso, incluso un loco astuto como Key caería en sus encantos.
- ¿entonces ya lo has decidido por ti solo? – tomó el tazón, mirando expectante al más bajo
- Claro, desde que me corrí en su interior, pero quería decirlo en voz alta porque, ya sabes, ‘se dice y se hace’
“Que idiota más engreído” rió para sus adentros el mayor, pero sabía que tanta determinación no podía haber salido de la nada…
… ahí había algo más que simples ‘arrumacos entre sexo’.