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Heaven is down... your feet por H2NJ Dess Hayashi Nao

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Notas del capitulo:

Al fin actualizo, y bueno, aunque son realmente escasos, sí agradezco a mis lectores que han dejado algún comentario,y a los que no lo han dejado también les agradezco. Escribo por gusto, pero publico para ustedes:

Kory, Shaina, JaviDFlourite16, ciel-sakura, NekooLala y alex luna. Sus comentarios me han motivado cuando creo que publicar no valía la pena n.n!! y también sus opiniones sobre la trama me emocionan mucho n.n!!

En fin, si alguien más gusta dejarme un rvw sería genial! Mientras les dejó el siguiente capítulo:

Si bien el pretexto que Ed había argumentado para dejar a solas a la pareja de extranjeros había sido que se retirarían a estudiar, el menor de los strahl apenas estar fuera de la habitación del inglés se había excusado con los otros dos para retirarse solo a su propia habitación, a lo que sus compañeros no objetaron nada.


Molesto consigo mismo por haberse sentido incomodo en la presencia de Ciel, Camus decidió que debía enfrentarse a la situación. Estando en su habitación le dio vueltas a todo el asunto hasta recordar lo que habían estado hablando Ciel y él antes de que les ocurriese aquel incidente en el jardín de la academia.


Aunque sus recuerdos de aquel momento eran confusos estaba seguro de que Ciel le había mencionado algún libro sobre la mitología de Kuchen, y él tenía una vaga idea del texto al que podía estarse refiriendo el inglés, motivo suficiente para hacer acto de presencia en la biblioteca y buscar aquel libro. Aunque su búsqueda había sido en vano, pues por más que revisó todo tipo de libros no encontró el que buscaba, lo más cercano era uno de poemas antiguos.


Resignado tomó prestado el libro y se dirigió a su habitación para cenar, ya que su primo había estado insistiendo en tomar los alimentos con él para asegurarse de que iba mejorando.


Como era de esperarse Ludwig ya estaba en su habitación, con la cena esperando. Y entre sus manos sostenía un pequeño libro, el cual Camus reconoció de inmediato. Ese era el libro que tanto había estado buscando.


r10;Lui… r10;el sexto sentido del más joven le decía que por el momento no debía entregar ese libro a Ciel, sino que lo debía leer él primero.


Al ver a su primo parado en la puerta de su propia habitación, Ludwig guardó el libro entre su ropa y le señaló con una ademán la silla a su lado.


r10;¿Dónde estabas Camus? La cena se está enfriando, vamos, toma asiento.


r10;Sí, fui a la biblioteca, estos días no he podido estudiar nada.


Se excusó el albino, tomando asiento junto a su primo y comenzando con su cena.


r10;Entonces te has sentido mejor r10;sentenció el mayor, sin mayor emoción.


Aunque Camus seguía sintiéndose mal con la actitud fría del mayor trató de no demostrar su pesar y continuó cenando.


r10;Sí, tal vez lea el libro que estás leyendo ahora, ¿es muy complicado de entender?


Los últimos rayos de Sol entraban por la ventana que estaba a sus espaldas, causando efectos de luz y sombra que se iban atenuando con la luz artificial que había dentro de la habitación, y al mismo tiempo matizaban las expresiones de ambos. Por eso Ludwig no logra descifrar las verdaderas intenciones de su primo tras el interés en aquel libro. Aún así le parecía bien que se interesase por leerlo.


r10;Yo creo que tú lo vas a poder entender con mucha facilidad, si esta noche lo termino mañana mismo te lo traeré.


El más tímido de los strahl seguía descubriéndose a sí mismo,  demostrando que no sólo podía ser el más débil y frágil, sino también astuto y muy capaz cuando tomaba la decisión de serlo. Le sonrió a su primo y le dio las gracias, después de eso su cena continúo en un silencio más bien cordial y amable.


r10;Me alegra que lo hayas comido todo.


Comentó el mayor al ver que el plato de su primo quedaba vació, incluso el del postre, y la taza de té. Después de todo al pequeño de cuerpo de Camus le cabía muy bien todo ese alimento, aunque el chico ahora se sentía algo pesado y con sueño, él mismo se alegraba por haber podido comer tan bien.


r10;A mí me alegra verte sonreír r10;Camus se levantó y sin pensarlo abrazó a su primor10; mi corazón descansa cuando siento que eres feliz.


Los fuertes brazos del mayor fueron rodeando el delgado cuerpo de su primo, a Ludwig le parecía increíble lo mucho que debía estrecharlo para conseguir sentirlo entre sus brazos.


r10;Eres demasiado bueno r10;desvió su rostro con la intención de besar su frente pero para su sorpresa los labios de Camus alcanzaron los suyos en un contacto tan suave que podría haber sido el tacto de un pétalo de rosa.


Los besos de Camus eran tan inocentes como castos, y su mirada de tonos burdeos seguía siendo una vibrante confusión.


r10;Lui… yo…


r10;Camus, no está bien que beses a otros hombres, somos familia y puede pasar como una cortesía o en un momento de gran dicha, pero no es algo que debas hacer todo el tiempo. Lamento si te confundí aquella vez.


El tierno corazón del más joven se sintió marchitar con la tajante respuesta del mayor, aunque en el fondo se sentía más tranquilo que nunca. Por primera vez sabía la respuesta a sus sentimientos y aunque fuese triste, era mejor a vivir en la zozobra.


r10;Lo siento, no era mi intención.


Tímida se esbozó la sonrisa en los pequeños labios, mientras cada uno recuperaba su espacio personal.


r10;Está bien, debo retirarme, mañana vendré a desayunar contigo. Descansa.


Era cierto que Ludwig estimaba a su pequeño primo, pero por lo visto sus sentimientos y actitudes debían haberlo confundido, y tal vez no fuese el único al que le había pasado. Haciendo caso a sus propias palabras se retiró de la habitación, dejando a solas al menor de los srtahl.


Cuando por fin estuvo solo, Camus descubrió que no se sentía tan abatido pese a saber que no era correspondido, incluso comenzaba a dudar de haber estado enamorado de su primo. Y por primera vez en mucho tiempo se sentía tranquilo consigo mismo, y mucho mejor.


Eso lo animó para ir a buscar al conde, seguro de que ahora no se sentiría mal en su presencia, y volverían a ser los compañeros de días atrás.


-*-


Los pensamientos de Ciel se dispararon haciendo un montón de conjeturas tras haber logrado recordar lo que había nublado su juicio después de la pelea con Naoji y, de nuevo, se quedó hilando esas ideas, sin ser consciente de que a su puerta tocaban con insistencia.


A sus oídos llegaron con retraso los últimos sonidos sobre su puerta, sin que lograse entender de dónde provenían. Se detuvo a recoger el tenedor que se le había caído unos segundos antes y de nuevo volvieron a tocar a su puerta.


r10;¿Ciel, estás bien?


Al conde no le sorprendió que aquella voz no fuese de Naoji, aunque tampoco había esperado que fuese de Camus. De cualquier forma la situación le beneficiaba, se puso en pie y abrió la puerta para dar paso a su visitante.


r10;Adelante Camus.


Ambos jóvenes se encontraron con las mismas sensaciones que habían tenido al verse durante la hora de la comida. El de ojos burdeos se sentía con un sentimiento de nausea y el de ojos azules se encontraba con las vibrantes chispas de luz que desprendían las inmaculadas alas del strahl.


Con mucho esfuerzo Camus logró adentrarse en la habitación del conde, se sentía muy afligido de sentirse tan mal en su presencia, pero era algo que lo superaba y no encontraba la forma de sosegarse. Al dar unos pasos al interior notó la taza rota y el piso manchado con el té.


r10;No es nada, mañana lo limpiaré, toma asiento.


r10;Eh… Sí, gracias.


Sobre la mesa Camus descubrió que el servicio de la cena en realidad era el servicio de la comida, pero ya no hubo más explicaciones por parte del conde así que dejó el libro sobre la mesa.


r10;Ciel… yo, bueno, estuve recordando y tú querías saber sobre las leyendas de Kuchen, y en la biblioteca encontré este libro, espero que te sirva aunque sea un poco, no es el texto que mejor lo describe pero creo que en algo te puede ayudar.


r10;Creí que no recordabas nada del incidente.


Conforme había escuchado la declaración del strahl, Ciel también fue recordando cómo es que habían terminado heridos los tres, y era inquietante saber hasta dónde llegaban los recuerdos de Camus. Y aunque trató de mirarlo a los ojos, el otro le desvió la mirada.


La expresión de Camus le recordaba la de Naoji, no le extrañaba que ambos fuesen los únicos con alas de ángel, lo que se volvía curioso era que los parientes ahí de eran Camus y Ludwig, mientras que Naoji no tenía ninguna relación sanguínea con ellos… ¿O no era así?


r10;No, del incidente no recuerdo nada, mi memoria llega hasta el momento en el que nos detuvimos para que me mostraras el acertijo de tu mayordomo, y luego nada. Creo que fue ahí cuando me desmayé.


r10;Lo mismo recuerdo yo r10;mintió, como era necesarior10; pero me dices que este libro es parecido al que yo buscaba.


r10;Sí, bueno… este libro contiene poemas alusivos a algunas leyendas y cuentos populares de Kuchen, es curioso que incluso antes de la llegada de la religión católica aquí ya se creía en unos seres parecidos a los ángeles.


Una breve sonrisa se formó en los labios del conde, al fin las cosas comenzaban a encajar, pero siendo de esa forma tendría que resolver los asuntos rápido. Lo primero en su agenda era sin duda Naoji.


r10;Sí que es curioso, creía que esa clase de seres no eran mencionados en ninguna mitología que no fuese la relacionada con la religión católica. Así como el demonio.


r10;Oh, pero en Kuchen sólo creemos en los ángeles, no existen los demonios, eso es tan curioso como lo otro, la creencia en un ser como el demonio llegó con la religión.


Eso también era interesante, siendo de esa forma tendría que revisar ese libro, tal vez encontraría algo que le sirviese, aunque por el momento ya había conseguido varios progresos.


r10;Entonces Kuchen es un lugar muy interesante, jamás lo hubiese imaginado.


A Camus le costaba mucho mantenerse en la presencia de Ciel, y comenzaba a sentirse agotado. Ya había cumplido con su meta, aunque había sido en vano, y prefería retirarse antes de sentirse más débil.


r10;Es de esperarse, somos un país pequeño, la gente de otros lados no se interesa mucho en nosotros. Disculpa, pero me debo retirar, sigo débil y estoy cansando después de la búsqueda en la biblioteca.


r10;Entonces ve a dormir, gracias por traerme el libro, lo comenzaré a leer ahora mismo.


Ciel se puso en pie y se dirigió a la puerta para darle salida a Camus, no le parecía nada extraño que siguiese sintiéndose débil, después de todo él había logrado comenzar un exorcismo, pero había sido Naoji quién lo había culminado.


En cuanto cerró la puerta tras el joven strahl se apresuró a tomar el libro, encontrando un poema que le hizo arder las mejillas de solo pensar en lo perfecto que era para su relación con Naoji.


¿Un demonio, un mayordomo?


Para qué quería la servidumbre de un demonio que solo pretendía devorar su alma, si podía convertir a un ángel en su propio demonio. Ciel Phantomhive tenía una nueva ambición:


Teñir de negro las blancas alas de Naoji, mancharlas hasta que fuese suyo. Así es como sus propias alas volverían a ser blancas, y todo su odio sería lavado, él volvería a ser el pequeño niño que sus padres amaron, volvería a sonreír. Sólo necesitaba a Naoji a su lado, su amor.


El amor de  un ángel y un demonio. Impuro a ojos de Dios, pulcro por ser verdadero. Todo el caos que él se había formado sólo podía ser explicado por ese sentimiento que antes no le causaba menos que indiferencia. En cambio ahora se había convertido en un modo de vida.


Cerró el libro y se apresuro para vestirse y salir lo antes posible hacia la habitación de su ángel.


-*-


La puerta de aquella habitación se encontraba entreabierta, y él lo tomó como una indecorosa invitación a adentrarse. El interior estaba a oscuras, el ruido provenía del baño, unos pasos se fueron acercando y a tientas, sobre el muro, encontró aquel mágico aditamento que en Inglaterra aún no existía: el interruptor de la luz eléctrica.*


Su vista se encontró con una hermosa estampa. Un cuerpo desnudo, una piel pálida, impoluta y suave. Su cabellera húmeda se pegaba a la espalda y al darse la vuelta una hombría que no era de un Adonis, pero tampoco lo decepcionaba, por el contrario, le recordaba que sólo ese cuerpo había logrado envolverlo en ese otro pecado, la lujuria.


 


r10;Ciel…


La voz sorprendida de aquel a quien pretendía convertir en su amante lo hizo sonreír, Naoji no servía para cumplir promesas, pues acababa de romper su juramento de no volver a hablarle. En cambio el conde permaneció en silencio hasta encontrar en el libro aquellas palabras que le parecían las más perfectas para lo que había entre ellos.


Comenzando a leerlo, con la mejor pronunciación del lenguaje de Kuchen que había desarrollado:


El poema de los Ángeles caídos.


 


Yo lo arrastro con mi pasión al infierno,


Él me eleva tiernamente al paraíso.


Condenados a vivir en la Tierra


Los ángeles caídos, porque


Cada noche tocamos el paraíso


Aunque con ello nos ganemos el infierno.


Incluso un suspiro escapó del, antes arrogante, conde Phantomhive al terminar su breve lectura. Cerró el libro y pasó a dejarlo sobre la mesa, sin prestar atención a lo que en ella había. Su anfitrión se mantuvo en silencio, y desnudo ante su vista. Tal vez él no lograba entender lo que aquello quería decir.


r10;Es perfecto, sin duda es perfecto para nosotros.


Si bien su sonrisa era maliciosa y sus ojos miraban con expectante lujuria al cuerpo de Naoji, en el fondo había algo más, algo nuevo y aún más excitante que la lujuria. Con esa expresión llegó hasta el japonés, y tomó su rostro entre sus manos, acercándose hasta sus labios, tentando un poco hasta que vio lo mismo en la mirada castaña.


Y la inminente tormenta de besos apasionados se desarrolló, acabando con ambos en la cama, y con la hiriente pelea en el olvido. Los cuerpos delgados y elásticos se amoldaban entre ellos, entrelazando sus brazos y piernas al igual que sus lenguas.

Notas finales:

Si, bueno... después del acertijo tuve la sinvergüenzada(?) de escribir ese intento de poema uwu pero no me linchen!!! Y no, sigue sin haber lemon x'D por eso sí me pueden linchar jajaja

En cuanto al asterisco(*) les quiero aclarar que esto es una "ficcón histórica", en la realidad la electricidad doméstica fue resultado de los trabajos de Thomas Alva Edison y Nikola Tesla durante el siglo XIX, siendo que en Estados Unidos comenzara su uso. En este fanfic se hizo una variante de la realidad para que encaje en la trama, los que ven Kuroshitsuji saben que están en la época en la que comenzaba la Revolución Industrial, es decir el inicio de las maquinas de vapor, y hasta donde he logrado averiguar y tratar de centrar Meine Liebe es una especie de "basada en.." Alemania previo a la Segunda Guerra Mundial, por algunos detalles que aparecen y demás, de ahí que muchos detalles los tenga que modificar, e investigar para no escribir por escribir, y parecer una burra. En fin, ya pueden pasar a lincharme porque aún no hay lemon :v

Hayashi Nao~!


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