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Heaven is down... your feet por H2NJ Dess Hayashi Nao

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Notas del capitulo:

Hola!

La verdad es que estoy contenta porque al parecer ya tengo un grupo de lectores que siguen este fic. Así que dígamos que les estoy dando un premio puesto que sé lo que me he tardado en actualizar entre capítulos (O sea, está vez lo estoy haciendo más rápido).

Por otro lado, pido una disculpa por seguir editando los capítulos aunque ya los tenga publicados. Literalmente: téngame paciencia porque estoy tratando de mejorar como redactora de fics, je y me agarre este para echarle ganas a ello.

Y bueno, lo prometido es deuda... ¡Más Parejas! Y sip, más lemon, en realidad seguimos con los lime n.n!!

Y se los voy a dejar de sopresa, tendrá que leer para saber quién es la próxima pareja en salir jeje. A sí... también veremos la parte de la carta que faltaba jajaja.

Gracias por leer y por dejar rvw!!

Hayashi Nao~!

El joven inglés se había hecho el propósito de despertarse antes que Naoji con tal de verlo dormir y así amanecer juntos. Pero para cuando abrió los ojos el japonés ya no estaba con él, en su lugar encontró una pequeña nota con una disculpa.


Incomodo y molesto se alistó para buscarlo. Necesitaba su apoyo, tanto que incluso había olvidado todos los malentendidos del día anterior.


Ese día no había clases, así que fue directo a buscarlo a la cabaña. Mientras caminaba por el amplio jardín aprovechó para leer la segunda hoja en la carta de Sebastian. Sacó el maltratado sobre y volvió a arrugar la carta falsa, dejando la segunda hoja, donde encontró esto:


“Si al mismo tiempo, dos veces estás en la oscuridad


Una es mentira y la otra verdad.


Lo que el demonio no puede tocar


Esta vez te puede salvar.”


–*–


“La respuesta está en el pasado de la amenaza”


S.M.


Lo último que necesitaba eran más bromas de mal gusto por parte de Sebastian. Iba a romper la carta salvo que analizando bien las cosas, el mayordomo no hubiese hecho tanto esfuerzo por una broma. Releyó las líneas y concluyó que era un acertijo, uno muy raro y con pocas pistas para ser resuelto.


Ya estaba cerca de la cabaña, y por un momento pensó en pedirle ayuda a Naoji, pero decidió que eso no era conveniente. Estuvo a punto de dar media vuelta y regresarse, se quedó sujetando la maltrecha carta y mirando al frente indeciso, al final siguió caminando hasta llegar al claro.


 


Al llegar no vio a Naoji, sólo estaba su traje sobre una banca de piedra. El conde, escondido lo mejor posible entre los árboles, buscó al japonés sólo con la mirada.


Naoji estaba meditando a la orilla del estanque. Vestía ropas tradicionales japonesas y parte de su pecho estaba descubierto, así como su largo cabello estaba suelto. Ciel se entretuvo con espiarlo a la distancia, olvidando sus asuntos.


Unos minutos después se escuchó el galope de caballos acercándose. Ciel salió de entre los árboles y corrió hacia el estanque. También Naoji se encontraba alerta y al verlo se sorprendió, no les dio tiempo de cruzar palabra cuando aparecieron Orphe, Ed y Camus a caballo.


–¡Naoji!… Lui e Isaac se enfrentaron y ambos están heridos –gritó el menor de los strahl, que iba en el mismo caballo que Edward, sin notar la presencia de Ciel hasta que ya estaban muy cerca.


Camus miraba de una forma extraña a Ciel, quien de inmediato supuso que le culpaba de la pelea entre Ludwig e Isaac, y todos se dieron cuenta de ello, por lo que Orpherus arregló una salida rápida.


–Iremos a verlos, el “accidente” ha sido esta mañana y esperamos que no sean heridas graves. Aún así ambos tendrán que dar una explicación –dijo el rubio.


Naoji había vuelto por completo a su sensatez de mirada triste y distraída, ocultando sus sentimientos pues en ese momento sentía una gran angustia. Ludwig era su mejor amigo en Kuchen, la primer persona en aceptarlo y darle su apoyo, además su cariño parecía sincero.


–Gracias por avisarnos, iremos en cuanto estemos listos –respondió por cortesía. Ed y Orphe sólo asintieron y se retiraron cabalgando a buena velocidad.


A continuación se produjo un silencio incomodo entre Ciel y Naoji. El inglés quería decir algo, pero no encontraba qué. La situación lo tenía tan aturdido que le impedía escoger una forma de reaccionar, hasta que sintió que Naoji se alejaría sin decirle nada.


–¡Tú!… ¿tú… crees que he sido yo? –Se le mezclaban el coraje, la impotencia y la tristeza en la expresión. Quería sujetar al japonés y zarandearlo para que lo entendiera. Su mirada estaba clavada en el piso, con los puños apretados para controlarse.


–No… –su realidad se transformó. En un instante Ciel estaba entre los brazos del castaño, y éste le había dando un delicado beso en la mejilla. –Se fuerte Ciel. Este es el comienzo de una dura prueba… y si me lo permites estaré ahí para ti cuando me necesites.


Por eso había caminado hasta ese claro, por el apoyo incondicional que le ofrecía el castaño. Se sujetó a ese cálido abrazo y buscó sus labios para besarlo, Naoji le respondió haciendo un beso demandante y profundo, arrebatándole el aliento al inglés que apenas si seguía en pie sólo porque lo sujetaba Naoji.


–Nao… Naoji.


Los dedos del menor se enredaron con los cabellos castaños. Necesitaba recuperar su respiración y suspiraba mientras dejaba que su cuerpo fuese atraído tanto como podía para sentir el calor del castaño. Cuando finalizaron el beso Ciel aprovechó para pasar sus manos sobre los hombros y el pecho descubierto del japonés. Era fuerte y suave a la vez, y también se encontraba agitado, haciendo que el inglés sonriera y le robase un beso más tranquilo, pero no menos interesante.


De haber podido se habrían quedado ahí, pero los sucesos que les rodeaban eran demasiado peligrosos para dejarlos pasar. Ciel esperó en la cabaña mientras Naoji se cambiaba de ropa, aunque el inglés había hecho un berrinche porque el japonés no se quiso desvestir frente a él.


Al caminar por la cabaña recordó la primera noche que había pasado en sus brazos. El joven inglés se sonrojó de pensar lo que alguien más hubiese aprovechado para hacerle… Sebastian. Y a su vez este pensamiento le recordó el acertijo en la carta.


Volvió a guardar la hoja en el sobre y al hacerlo encontró una pluma blanca, tan suave y fina que parecía irreal. Naoji se acercaba y tuvo que guardar todo de improviso.


–*–


Aunque las heridas no fueron graves Ludwig sólo pudo ser visitado por Camus e Isaac sólo esperaba a Ciel. En cuanto a la pelea todo había sido esclarecido:


Por la mañana Ludwig e Isaac se encontraron, los comentarios sobre las intensiones y acciones políticas de Inglaterra  del joven noble subieron demasiado de tono hasta sacar de quicio al militar inglés, y el altercado acabo con un reto a duelo con espadas; el moreno lo demandó con tal de defender su honor y el de su reino.


A nadie de los strahl le resultó extraño, sabían del temperamento de Ludwig y entendían la reacción del militar inglés. Era obvio que ambos resultaran heridos, por suerte la pelea fue interrumpida por el profesor Gerald, quien se había encargado de que la noticia no se difundiese y los heridos recibieran atención médica pronto.


En cuanto Camus vio a Ciel su expresión había cambiado por completo. De alguna manera el inglés sintió como si le pidiese disculpas, pese a todo pasó de largo de aquella situación. Después de que una enfermera revisara los vendajes de Isaac se le permitió al conde inglés entrar, mientras Camus aún aguardó un poco más para poder ver a su primo.


–*–


–Lamento causar un problema –El moreno se encontraba en la cama, con un vendaje que iba de un hombro a su pecho y rodeaba su abdomen, pero se le veía bastante bien.


–Entiendo, es difícil “hablar” con ese hombre, lo importante es que esto no afecte la imagen de Inglaterra en Kuchen.


–De eso tenemos que hablar, y justo ahora es un buen momento. Acérquese más –el conde obedeció y acercó una silla al lado de la cama –lo que dije ayer frente a Naoji es una mentira. Es la coartada que necesitábamos para poder seguir con los verdaderos deseos de la reina.


A Ciel no le sorprendía la confesión, pero si le causaba un gran pesar el tener que mentirle a Naoji. Ante el silencio del conde, el militar prosiguió.


–Es cierto que vine ya que su mayordomo no pudo venir con usted, y que se han hecho investigaciones por órdenes de la reina. Hay indicios de que Kuchen planea firmar un tratado de paz que comprometa a Inglaterra, pero en el fondo ese tratado pretende que Inglaterra ceda pacíficamente ante Kuchen su territorio; al parecer es una estrategia sutil que han estado usando mientras el resto del mundo se encuentra en caos.


–¿En serio? –el sarcasmo en la voz del menor delató lo poco que creía en las palabras del militar.


–Sí, yo tampoco lo creo, pero… como militar, como un espía… no puedo más que obedecer lo que la reina mande.


–Entonces lo solucionaré yo. El deber de la familia Phantomhive es cuidar a la reina como un perro fiel, no somos más que eso. Y ¿si los informes eran falsos?… esto sería una trampa para Inglaterra o para ambos reinos. –Ciel entendía que había un gran problema en todo esto, y que él estaba en medio de todo, siendo amenazado directa e indirectamente, había muchas cosas que aclarar. –Ya que serás el sustituto de Sebastian, dejaras de obedecer a la reina y me obedecerás sólo a mí. Si te piden informes darás informes falsos que justifiquen nuestras acciones ¿entendido?


–Necesitaremos más que dos personas para esto –el moreno tenía plena confianza en las buenas intensiones de Kuchen, porqué conocía a Gerald y confiaba en él, pero tampoco se podía arriesgar demasiado por ser un militar de otro reino.


–Tenemos a Maylene, aunque sólo nos será útil para casos específicos… ¿No hay nadie más en que podamos confiar?


–Si intentas inmiscuir a ese joven, Naoji, debes tener en cuenta que su lealtad antes que con Inglaterra estará con Kuchen. Lo mismo que sus amigos, son un gran ejemplo y me hubiese gustado estar de su lado para contar con ellos, pero no creo que sea buena idea.


Las palabras del moreno dejaron pensativo al menor. Sentía lo mismo que Isaac, esa gran contradicción en su pecho entre querer a Naoji y saber que inmiscuirlo sería peligroso. Tampoco deseaba mentir, ya era bastante con no poder hablarle de Sebastian. De golpe recordó el acertijo.


–Entonces empecemos con esto –sacó la carta y le mostró a Isaac la pluma y el acertijo –son las pistas que Sebastian me ha mandado, pero no las entiendo –el militar tomó la carta, y por un momento Ciel espero que se quemara como le había pasado a Naoji, mas no sucedió nada.


–¿Dos veces al mismo tiempo?… ¿el demonio?…– En cuanto lo escuchó en la voz de Isaac, Ciel supo que “el demonio” era “Sebastian” ¿Qué es aquello que él no puede tocar?


–Se refiere a sí mismo, el demonio es Sebastian, pero no sé a qué se refiere con lo demás –el militar miró intrigado el rostro de Ciel, pero este no le dijo nada más, así que prosiguió su lectura.


–¿El pasado de la amenaza?… No estamos seguros de cuál es la verdadera amenaza.


–Pero eso responde todo el acertijo, según ese inútil mayordomo –se quejaba Ciel ya de malhumor –investiga de todas formas.


–Sí, pero tendremos que esperar a que me sienta mejor y me dejen salir de aquí –Ciel sólo asintió, buscó una hoja y pluma para transcribir el acertijo, así él también se ocuparía del asunto.


Ya se retiraba cuando alguien tocó a la puerta, con la mirada Ciel le preguntó a Isaac si quería que abriera, éste asintió. En la puerta esperaba el rubio profesor de finas facciones y muy educados modales, y Ciel aprovechó para retirarse.


–*–


–He venido por compromiso señor Isaac –Gerald se había parado frente a la única ventana de la habitación, los rayos cobrizos del atardecer lo iluminaban por completo, mientras apreciaba el ocaso. Desde su cama Isaac lo veía con una ligera sonrisa, recorriendo el cuerpo del rubio con su mirada.


–¿Señor?… –le daba un toque de burla a su voz por la aparente formalidad con la que el rubio le hablaba. Con esfuerzo se levantó y caminó hasta su lado, dejándose recostar en la pared y parte del cuerpo del profesor, quien de inmediato reaccionó sorprendido.


–¡Isaac! Aún no estás bien, regresa a la cama… por favor.


El rostro de finas facciones del rubio se había sonrojado al ver la sonrisa con la que lo veía el moreno. Había conseguido desubicarlo, como siempre. Con indignación miró de nuevo al ocaso, haciendo caso omiso de que el militar rodeaba su cintura y recargaba su mentón sobre su hombro.


–¿Por qué tan serio profesor? –le susurró mientras jalaba la oreja del rubio con sus labios y le abrazaba desde atrás, haciéndolo sentir sus músculos que lo rodeaban con cariño.


–Isaac… –se le escapó el nombre del moreno en un suspiro, era verdad había ido sólo por compromiso, tenía que informarle que su comportamiento le iba a traer problemas, pero como siempre lo estaba seduciendo con tan poco. –No, Isaac… es en serio, debes de tener más cuidado…


–Lo sé, espero que no vuelva a suceder… fue desagradable el verte tan preocupado esta mañana.


Desde la ventana el rubio pudo ver como algunos de sus estudiantes regresaban a sus dormitorios, por suerte ninguno alzó la vista. El moreno repartía dulces besos por su cuello, más abajo ya había desabrochado parte de su saco y su camisa para acariciar su abdomen.


–Isaac… nos pueden ver… no –El rubio casi grita al sentir que su miembro era acariciado por la fuerte y cálida mano del inglés, el cuerpo del profesor permanecía estático en un esfuerzo por no corresponder a esas caricias.


–Creo que eso te ha puesto así… ¿te gusta el peligro, no? –Gerald no podía evitarlo, Isaac y sus caricias lo tenían atrapado, a punto de ceder a todas esas palabras, pero se mordió el labio para no contestarle.


En respuesta el inglés lo llevó a la cama, a donde lo dejó caer con poca delicadeza y de inmediato se acomodó sobre el profesor, recuperando algo de sus modales al verlo a los ojos. Desde donde estaba Gerald podía ver el vendaje, y sobre el costado de Isaac una pequeña mancha de sangre que estaba creciendo.


–No sigas, te estás haciendo daño r10;con delicadeza puso una mano en la herida y con la otra atrajo a Isaac para besarlo suavemente, aún así el rubio también sabía cómo hacer desvariar al moreno, intensificando el beso hasta dejarlo jadeante y casi cansado.


Pensándolo bien, merecía una recompensa por el susto que le hizo pasar en la mañana. Así que aprovechó el estado “débil” del inglés para reacomodar las cosas. Con una gran sonrisa, que dejó desconcertado al moreno, Gerald se las arregló para dejarlo recostado debajo suyo y aprovechando que su pecho y su abdomen se encontraban descubiertos en su mayoría comenzó a besar y lamer toda la piel morena que pudo, bajando poco a poco, así como pasaba sus finos dedos por los fuertes brazos del inglés, hasta toparse con su pantalón. Antes de deshacerse de la estorbosa prenda se puso a horcajadas sobre la cadera de Isaac, y con su sensualidad desatada, apenas iluminado por los últimos indicios de sol, se desvistió sensualmente para su amado militar.


 En cuanto estuvo desnudo del torso se le acerco para volver a besarlo, esta vez el inglés impuso el ritmo desenfrenado, demostrando que el profesor sabía ponerlo a punto. Ambos se recorrían con intensas caricias, y cuando se acercaban sus miembros se rozaban. Cuando se detuvieron el rubio le aclaro al inglés que no le permitiría esforzarse demasiado, así que se quedaría abajo suyo.


Al moreno no le dio tiempo de asimilarlo, cuando el profesor ya iba bajando con dulces besos por su torso y al mismo tiempo iba abriendo su pantalón, bajándolo con lentitud. Cuando estuvo a la altura necesaria terminó de dejar al descubierto la gran erección del militar, y mirándolo a los ojos aún con sus anteojos puestos, lamió la punta y luego otro poco más y otro poco más. Seduciendo, impacientando y excitando al moreno, hasta comenzar a meterlo a su boca, primero la punta después tan completo como pudo, haciendo una suave presión y succión cada vez que se lo tragaba, siguiendo el ritmo que le imponía el inglés con sus manos, con sus gemidos nada recatados pidiéndole más y más de su dulce boca, hasta llegar al clímax llenándolo con su semen.


Ambos habían quedado satisfechos, aún así a Isaac no se le olvidaba la erección de Gerald, y deseaba atenderla lo más pronto posible.


El profesor ya se había acomodado para dormir abrazado al pecho del militar, tenía que aprovechar esa noche para olvidarse de todos los graves problemas que les rodeaban, comenzaba a dejarse llevar por el cansancio en su cuerpo cuando sintió de nuevo las caricias de Isaac, de nuevo su mano se había escurrido por su pantalón y acariciaba con fuerza su miembro. Se aferró a los hombros del inglés casi enterrando sus uñas, tratando de contener un fuerte gemido, cuando la otra mano de Isaac se había apoderado de sus nalgas, a las que acariciaba con lujuria.


La única forma de callarse fue besarlo, besarlo con pasión, metiendo su lengua para jugar con la del inglés, mientras éste jugaba magistralmente con la punta de su pene y toda la extensión. Al mismo tiempo su otra mano se entretenía en jugar con su entrada, acariciándola en círculos con un dedo. 


La necesidad del profesor había superado a su sentido común, dejaba a su cuerpo demostrar su ansiedad, pasaba sus manos con fuertes caricias por todo el cuerpo inglés, disfrutando de lo bien trabajado de los músculos, del intenso calor que se desprendía de la piel morena, mismo que sentía abrazar su miembro y entrar en él.


Lo besaba como podía dentro de su arrebato por la excitación que le había provocado, sabiendo que pronto llegaría al clímax. Gerald se abrazó más a su amado militar, mientras este aumentaba la velocidad de sus caricias, estrechando más el agarre sobre su miembro, e intensificando las caricias en su entrada, hasta deslizar sus dedos al interior del rubio.


El profesor llegó con todos sus jadeos y gemidos sin poderlos contener, arqueando su espalda al sentir el orgasmo, sujetando hasta enterrar las uñas en el fornido cuerpo inglés. Isaac sonreía mientras se lamía los dedos, limpiado el semen de Gerald. Cuando el rubio lo miró apenas si tenía conciencia, aún así le robó un último beso para quedarse dormido profundamente. El inglés le quitó los delicados anteojos, sorprendido de que siguieran intactos. Sabía que de todas formas amanecería solo,   de lo contrario habría un verdadero escándalo en ambos reinos.

Notas finales:

¿Y bien? ¿Cómo lo ven? El profesor y el militar. Ya a estas alturas habrán notado que estoy mostrando a este personaje que es de la segunda temporada de ML (Gerald), y sí, también traeré a otros de Kuroshitsuji. Pero luego, luego jeje

Sin duda, dirán ¿O sea qué onda con su "acertijo"? jaja La verdad es un elemento que me da miedo, algo así como pánico escenecio, de usarlo. Aún así, espero que no les desagrade. 

También comenzamos a ver un poco más complicadas las cosas, política, ángeles... ¿En qué acabará todo esto?...

Por favor, pasen a dejarme su opinión! o creeré que sólo hay una lectora que viene cada cierto tiempo a ver si ya actualice o no jaja y por eso parece que ya varios lo leen jeje n.n!!

Dejen rvw, es gratis!

Hayashi Nao~!

 


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