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Fetiche por carmesi

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Notas del capitulo:

Hola, gracias a todos por leer, ahí les van la conti ^_^

Bruno se movía con lentitud felina, le quitó el pantalón y el resto de las prendas e hizo que Alex hiciera lo propio con él. Así quedaron totalmente desnudos. Alex respiraba descompasadamente producto del miedo, Bruno le acarició la mejilla y se inclinó para besarlo. Los labios se unieron y la lengua del mayor se adentró en la boca del otro, su beso caliente y demandante fue acompañado por suaves caricias hasta que sus manos grandes y poderosas rodearon la estrecha cintura y lo pegaron más a si sintiendo su sangre hervir de excitación. Rompió el beso pero no se alejó de su boca.

-Tócame-exigió lascivamente.

Y Alex asustado, subió sus manos por aquel pecho enorme y envolvió el cuello del mayor. El Capo sonrió complacido y volvió a besarlo, acentuando la delicadeza y pasión. Sosteniéndolo firme de la cintura lo elevó del suelo y lo acostó en la cama, enseguida sintió como el chico se tensaba.

-tranquilo-le susurró acariciándole el muslo.

Alex ladeó el rostro desviando la vista, tenía miedo y vergüenza.

Bruno, sobre él, se sostenía de sus antebrazos para no aplastarlo con su peso-relájate-indicó besándole el cuello con ternura, pasando su lengua húmeda y caliente por la marca ya amoratada, recordatorio de su intento de suicidio, sintiendo un nudo en la garganta, y conmovido exclamó-seré gentil.

Alex no dijo nada, estaba muy nervioso, sentía como el mayor iba dejando besos por su cuello y cuando bajó al pecho y rodeó su pezón se sobresaltó, en un reflejo tomó la cabeza del Capo intentando detenerlo. Este lo miró sonriéndole tranquilizador. Aturdido Alex lo soltó lentamente y El Capo prosiguió con su labor.

Deleitado con ese cuerpo blanco, el mayor recorrió con lentitud cada palmo de piel hasta llegar al miembro dormido del chico, con suavidad lo tomó con su mano y lo lamió despacio.

Alex dio un respingo y se sentó de golpe-¡No!-exclamó asustado.

El Capo lo miró con ojos brillosos de deseo-recuéstate y solo siente-pidió.

-Pero yo…es que yo…-Alex titubeaba temeroso, jamás había hecho algo como eso y mucho menos había imaginado que se lo haría un hombre.

Bruno suspiró e incorporándose volvió a besarlo en la boca, inclinando un poco su peso sobre él para obligarlo a acostarse, cuando logró su objetivo rompió el beso-está bien, no pasa nada-susurró complaciente.

Alex no pudo evitar gimotear, no sabía cómo afrontar la situación pero el Capo estaba dispuesto a tenerle paciencia, volvió a besarlo ahora en el cuello y luego subió y le mordisqueó el lóbulo de la oreja.

-Eres muy lindo, pequeño-le susurró acariciándole el muslo-precioso.

Alex temblaba cual hoja al viento, recordaba con angustia la primera vez que el Capo había intentado entrar en él y como le había dolido, lo vio alargar la mano a la mesa de noche y tomar algo, era el lubricante, el momento había llegado, giró el rostro y cerró los ojos con fuerza.

-No hagas eso-dijo el Capo acariciándole con cariño la mejilla.

Alex lo miró confundido.

-Si te tensas así sólo conseguirás que te duela-explicó sonriéndole con ternura-sólo tranquilízate.

Alex asintió sin estar  convencido.

Bruno se untó los dedos de mucho lubricante-abre las piernas-pidió con un tono dulce.

Las mejillas del chico enrojecieron al obedecer.

El Capo se deleitó con tan hermosa visión y sintió como su cuerpo ya caliente comenzaba a agitarse con la excitación, la lujuria se palpaba en el ambiente, pero también algo nuevo para el Capo, ternura. Llevó su mano a la entrada del chico y con movimientos lentos y circulares acarició el ano rosadito notando como su propio miembro pulsaba dolorosamente por atención. Mientras lo tocaba se inclinó sobre él y lo besó para distraerlo, sabía que era un trago amargo para el pequeño pero estaba convencido que con un poco de tiempo  lo haría disfrutar, entonces con suavidad deslizó el primer dedo. Alex se quejó pero su queja murió en la boca del mayor quien con extrema delicadeza movía su dedo en las calientes paredes internas del chico. El Capo rompió el beso y lo miró a los ojos.

-Te ves hermoso-dijo con la voz ronca de deseo.

Alex no respondió, su mano se aferraba a la sábana.

El Capo depositó un suave beso en los labios del menor cuando introdujo el segundo dedo.

Alex cerró os ojos tratando de serenarse, su respiración era irregular, aquella presión en su entrada era mortificante, el sudor lo empapaba por completo y sus mechones chocolates se pegaban a su frente.

Bruno apoyó su brazo libre al lado del rostro del menor y lo besó con pasión pero a la vez con sumo cuidado tratando de no asustarlo, deseaba entrar ya en él pero quería prepararlo bien, sabía que no podría evitar que le doliera pero sí podría hacerlo sentir placer, todo dependía de su habilidad. A pesar de las ansias por penetrarlo estaba disfrutando mucho mover sus dedos en la cavidad caliente y pulsante que le asía los dedos con fuerza. Movió ambos dedos de forma circular, luego hizo movimientos de tijera, los  introdujo y sacó varias veces sintiendo como lo dilataba cada vez más. Mientras, comenzó a dejar pequeños besos sobre el rostro del más chico, en las mejillas, la nariz, los ojos y entonces metió el tercero. Alex se quejó y se removió inquieto.

-Tranquilo, dulzura-le susurró el Capo cerca de su boca permitiéndole sentir su aliento cálido.

Alex trataba de pensar en otra cosa, de alejar su mente de ese momento pero le era imposible, las sensaciones lo abrumaban, sentía sus entrañas presionadas y los besos del otro lo agobiaban con esa sombra de barba que tanto le picaba. Los dedos en su interior se movían con lentitud dejándole una sensación de ahogo.

Después de un rato Bruno consideró que ya estaba listo, sacó sus dedos y le abrió más las piernas situándose en medio de ellas. Alex tragó grueso, había llegado el momento.

El Capo lo miró con ternura, le era palpable su  miedo, pero sería gentil, lo cuidaría-Alex, precioso-llamó tomándole el rostro con una mano para que lo mirara-voy a entrar.

Los ojos verdes brillaron angustiados y apenas hizo un movimiento signo de asentimiento.

Bruno sonrió y depositó un suave beso en los rojos labios-bonito-le conmovía su esfuerzo por cooperar, sosteniéndolo firme de las caderas puso el glande en la pequeña entrada presionando pero aún sin entrar, miró con detenimiento el rostro del más chico que  a pesar de su consejo lucía tenso, con los ojos fuertemente cerrados. Relamiéndose deseoso le acarició el rostro apartando los mechones y luego volvió a sujetar la cadera y empujó, sintió la tensión del esfínter y pronto la punta de su miembro estuvo dentro. Alex se quejó mordiendo su labio inferior y tensando su cuerpo, Bruno en cambio soltó un gemido ronco, le era exquisitamente placentero, se inclinó un poco más sobre él y con su mano buscó la del menor, haciéndolo soltar la sábana entrelazó sus dedos con los de él.

Alex abrió los ojos, los tenía vidriosos, por un momento verde y marrón se encontraron, pero ruborizándose violentamente el chico desvió la mirada. El Capo esperó un poco, le lamió el lóbulo de la oreja y volvió a empujar metiendo otro poco, escuchando los quejidos del chico y sintiendo como le apretaba la mano.

-Precioso-le susurró al oído sacando un poco su pene y volviendo a entrar metiendo otro poco.

Alex jadeaba, tenía el rostro enrojecido y hacía un gran esfuerzo por reprimir sus quejidos, aunque no lo lograba.

El Capo por su parte gemía muy excitado y aún así procuraba el mayor cuidado en la penetración.

Después de unos minutos en los que Bruno metía y sacaba poco a poco y suavemente su miembro del chico, logró al fin metérselo completo soltando un gemido ronco.

-Ya está todo dentro-le anunció al oído.

Alex no respondió, un par de lágrimas rodaron por sus mejillas y el Capo se apresuró a beberlas a través de suaves besos. Esperando un poco para que se acostumbrara comenzó a moverse lentamente, buscaba el lugar indicado decidido a hacerlo disfrutar, dejó unos cuantos besos en el rostro de su amante y de pronto lo encontró, tocó aquel punto especial dentro de Alex y sintió como este se estremecía entre sus brazos.


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