It is Impossible to Erase
Removió su cabello al salir de la ducha, con la toalla lo masajeaba con el fin de evitar encender el secador. Observo su rostro desinteresadamente devolverle la imagen en el espejo. Los ojos castaños estaban entrecerrados observando sus propias pupilas. El vapor del lugar lo ahogaba y las gotas que todavía caían por su cuerpo se volvían más calientes al descender. Apoyo una mano sobre el vidrio y apego la frente al cristal. Se miro un segundo y cerró los ojos.
-Hyung~~
Los abro lentamente y noto como se empañaba el espejo gracias a su respiración agitada.
Salio del baño sin importarme su desnudes y distinguió un cuerpo frágil que cubrían las mantas. Se senté a la orilla del colchón y comenzó a vestirse.
Era verano, junio, estaba al final de su primer semestre y las pruebas se acercaban.
Sin perder tiempo distingue sus cosas esparcidas por ahí y su mochila. La toma una vez abrochadas sus agujetas y sin voltear a ver a la mujer que tranquilamente respiraba desaparece de la casa.
Una vez en la calle se coloca sus lentes de sol y parte rumbo hacia la Universidad. Está cansado pero se siente satisfecho. Ya hacía mucho no se revolcaba con alguien, necesitaba ese pequeño break con urgencia.
Al llegar a la entrada principal camina hacia el departamento de medicina, irónicamente justo a un lado del departamento de arte y danza.
Ve a un grupo de chicas pasar a unos metros de é; todas sonrientes y conversando. Desvió los ojos imaginando que debía haber en medio de todo ese grupo de mujeres. Siguió sus pasos hasta que ellas le miraron detenidamente, les devolvió la mirada sin detener su andar y todas hicieron un desprecio hacia su persona.
Apretó los dientes y entre todas las cabecitas de largo cabello, vio el cabello castaño y fino que tanto odiaba.
-Noonas, llegaremos tarde a clase—hablo Minnie tratando de que la atmosfera tensa se desintegrara.
-¿Dónde está Minzy?—pregunto una rubia y Minho bufo.
-En su casa, supongo.
-¿Supones?—
-No es de mi incumbencia en donde ande. Tengo cosas más importantes que hacer—aclaro acomodando su mochila y alejándose del grupo. Ignorando los reproches de las féminas histéricas.
-No te preocupes Noona, Minho hyung no es tan malo—desgraciadamente para él la voz dulce de Taemin fue lo último que escucho. Percance que lo mantuvo tenso toda la primera hora de clases y la mitad de la segunda.
Llevaba puesto el delantal y conversaba con un profesor cuando la puerta del salón se abrió dejando a una castaña oscura de cabello corto aparecer hecha una furia.
Minho puso los ojos en blanco y espero el golpe que bajo su perspectiva ni siquiera merecía. La cachetada fue fuerte y sonora dejando en silencio toda el aula y casi creando eco. La verdad, ni siquiera le dolió.
Minzy grito algo a lo que no le resto atención y cuando estaba por empezar a llorar se fue.
El pelinegro suspiro y volvió hacia su profesor como si todo hubiera sido una fantasiosa imaginación. Su curso no dijo nada y todos volvieron a lo suyo ya acostumbrados a los escándalos del sacanova que tenían como mateo.
-¿Estás bien Minho?—cuestiono su maestro preocupado al ver la mejilla del pequeño volverse roja con el paso del tiempo.
-Sí. No es nada—le sonrió y volvieron a retomar la conversación.
En hora de almuerzo fue al baño, paseándose por los pasillos de la tercera planta. Se mojo el rostro y al salir vio de inmediato el edificio de arte gracias a los muros de vidrio. Trago saliva y se acerco bajando la vista lentamente.
La sala de prácticas de baile estaba en el segundo nivel de enfrente y al siempre mantener las puertas y ventanas abiertas para una buena ventilación no le fue muy difícil encontrar lo que buscaba.
-¿Estas buscando a Minzy?—pregunto un compañero de clase sacándole una sonrisa burlona.
Ojala buscara eso. Pensó con culpa.
-Nada de eso Siwon hyung—respondió sin apartar sus ojos del cuerpo delgado que danzaba con toda la concentración y placer esparcido en la cara.
-Deberías dejar de hacer esas cosas—comento encogiéndose de hombros.
-¿Qué puedo decirte? Es parte de mi naturaleza. Además, ellas caen—dijo seguro y entrecerró sus ojos en la sonrisa perfecta que el estudiante de danza le brindaba—Incluso sabiendo a lo que van. Incluso sabiendo lo que pueden esperar de mi.
El mayor rodo los ojos y alboroto los cabellos negros con una sonrisa triste en los labios.
-Cuando te enamores…—susurro el heredero de la gran dinastía siguiendo la mirada de su dongsaeng –Ser como eres te pesara más de lo que crees.
-Soy matemático, Hyung. No me enamoro—Cerro los puños dentro de su bata en cuanto distinguió a Sulli lanzarse a los brazos de esa pequeña persona, haciéndolos caer de forma extraña contra el piso.
-Incluso un corazón de piedra se derrite por los dulces, Minho—abrió los ojos desmedidamente ante esa advertencia y se giro hacia el más alto, pero él ya no estaba.
-¡Esto es asqueroso!—escucho hablar a sus compañeros del pupitre de más adelante.—Me marea verles las cara, idiotas.-
Choi solto una pequeña carcajada y volvió los ojos a su lectura sabiendo perfectamente a lo que se refería la queja.
-¿Y crees que a nosotros nos hace muy feliz?—reprocho un chico—Esta carrera es un asco. Dios, somos puros hombres—se pego con la palma de la mano en la frente—Terminare gay de alguna forma.
-Si es así ni se te ocurra juntarte conmigo—amenazo uno de sus amigos en tono burlón.
-No seas idiota—le golpeo el hombro con una sonrisa—ni que estuviera tan necesitado. Además eres muy feo.
Los tres chicos rieron a carcajadas y Choi aunque trato de no escuchar lo que hablaban, término sonriendo con todos ellos.
-Hey, Minho.
El nombrado alzo los ojos del libro con desinterés, volviendo a su fría expresión de siempre.
-¿Qué quieres?
-¿Por qué no nos presentas chicas?—al escuchar eso, disimuladamente varios de los estudiantes se acercaron a ellos.
Una ceja de su perfecto rostro se vio alzada ante la ridícula escena.
-¿Por qué debería hacerlo?
-Bueno, eres muy popular con ellas. Además—con el pulgar apunto al edificio continuo—tienes amigos en el departamento de Arte y casi todas son mujeres. Hacer una cita grupal no sería mala idea.
Todos comenzaron a casi gritar a su alrededor como si fuera un partido de futbol. En donde poco y nada se entendía entre las risas y los comentarios en doble sentido.
-Lo siento por ustedes. Pero ser Doctor Amor no es lo mío. Y si quieren citas las estudiantes de enfermería estarán encantadas de seguirlos a donde sea.
Sonó la campana en cuanto cerro sus labios, tomo sus cosas y el libro que leía y se levanto.
-Que simpático, Choi—el notar el enfado fingido le hizo gracia—Las de Arte son más lindas, además de flexibles.
Todos comenzaron a reír y a imaginarse perversiones debido a la mala intención del comentario.
-Obligados a hacernos amigos de los chicos de Arte—Minho freno sus pasos y volteo ligeramente hacia el grupo—Un amigo mío podría presentarnos a Lee Taemin.
Propuso como idea, pero en cuanto la termino fue jalado por su bata hacia atrás, quedando solo apoyado en las patas traseras de la silla. A punto de una colisión con el suelo.
-No se acerquen a Lee Taemin—hablo sin procesar nada. Amenazando con la mirada al chico que sostenía para no cayese hacia atrás.
El ruido de las risas se extinguió y la furia en los ojos de alumno estrella les creo escalofríos en toda la columna.
-Era solo una idea Minho. No te pases tampoco—hablo un chico que coloco su mano sobre su hombro.
-Aun le defiendes—soltó uno de los antiguos con burla— Minho y Taemin en la escuela media y superior eran muy unidos. ¿Me pregunto por qué ya no…?
El ruido que provoco el chico que fue lanzado por Keroro hacia adelante con silla y todo corto cualquier intención de pregunta. Los presentes sorprendidos por la nueva información adquirida vieron el cuerpo fornido del casanova marcharse a gran velocidad.
-Lo siento profesor. Me entretuve conversando—se excuso en cuanto puso un pie dentro de la sala de operaciones.
-No te alarmes Minho. Todavía no comenzamos nada—contesto el mayor terminando de archivar unos papeles.
Choi saludo a los presentes y a las enfermeras en práctica con una reverencia. Era el único que faltaba y se golpeo mentalmente por llegar atrasado.
-Bien chicos—hablo Jeong Hyuk levantándose de su asiento.—Esta junta es sobre los posibles establecimientos que están dispuesto a recibirlos una vez se gradúen. Varios hospitales y clínicas privadas tienen puestos sus ojos en ustedes—Comenzó a entregar carpetas con nombres a quien le correspondiera.
Minho tomo la suya, era pesada y ni siquiera quería abrirla.
-Varios de ustedes ya han participado en operaciones reales y han demostrado ser muy aptos para la carrera. Quiero que revisen las ofertas laborales, los sueldos, lo que quieren hacer y todo lo demás. Si…—
-Eric—se escucho decir a alguien abrir la puerta de improviso y detenerse en cuanto noto a más gente.
-¿Sí?
-Tenemos una junta en cinco minutos—hablo el profesor Lee antes de abandonar la sala.
-Bien, como iba diciendo. Revisen, conversen con sus familias y espero que me den una respuesta lo antes posible. Cualquier duda que tengan o si desean algo de orientación pueden hablar conmigo, con Andy—apunto hacia la puerta y todos sonrieron—o cualquier profesor al que le tengan confianza—tomo algunas de sus cosas y comenzó a ordenar para marcharse—No olviden chicos, esto es secreto. Solo para ustedes.
Los estudiantes estaban pensativos, incluso cuando Moon se despidió varios no atinaron ni a conversar.
Minho por su parte, guardo la carpeta sin siquiera mirarla. Varios de los reunidos estaban emocionados, casi llorando, pero para él era lo mismo. Tampoco es como si se esforzara por sus notas o ser el mejor en el campo, así que no sentía gran satisfacción por los papeles y las ofertas de trabajo.
Reverencio a todos ahí y fue el primero en irse.
Había acaba el maldito día. Hacía calor, tenía calor y su ropa bajo la bata blanca se pegaba más de lo necesario a su cuerpo.
Camino por el pasillo del segundo piso y comenzó a bajar las escaleras cuando al final de estas distinguió a un chico angustiado y con un cuerpo sobre su espalda casi inconsciente. Observaba a todos lados con preocupación y de vez en cuando acomodaba al otro en su espalda para que no se callera.
-¿Kai?—las palabras escaparon solas de su boca. El nombrado se volteo y su rostro se ilumino en cuanto noto a un conocido.
-¡Sumbae!—casi grito y camino hacia él con prisa—¡Ayúdame, por favor! No sé que tiene—informo girando su cabeza hacia un lado y mostrándole el bulto que cargaba.
El cerebro de Minho colapso en cuanto distinguió a la persona. Respiraba con dificultad y su cabello se pegaba a su frente.
Se mordió el labio y medito seriamente el negarse a la petición.
-Sígueme—apresuro el paso hacia una de la salas de ensayo más cercaba. Por suerte aun no la cerraban y en cuanto estuvieron en el interior obligo a Kai a recostar a Taemin en la camilla.—Bien. Es todo Kai, puedes volver a clases. Yo lo cuido.
Le hablo en un tono profesional y comenzó a buscar sus implementos en la mochila con desesperación desordenando todas las cosas para actuar lo antes posible.
El bailarín lo observaba desde el marco de la puerta y se mordía el labio al verlo tan concentrado.
-A pesar de todo…—comenzó a hablar más para él que para Minho—aun lo quieres.
Al escuchar eso se giro hacia la puerta con rapidez más lo que buscaba ya había abandonado la habitación, cerrando la puerta.
-Jong…In—se escucho la débil voz de Taemin proveniente de la camilla. Se removía un poco y cuando estuvo a punto de caer de esta Minho llego a su lado.
-Kai no está—le hablo en un tono bajo y al mirarlo bien y tan de cerca contuvo sus ganas de quien sabe qué. Al tocarlo bien fácilmente noto que ardía en fiebre así que utilizo un termómetro y verifico su presión.
No era nada a parte de una fuerte fiebre. Suspiro aliviado y se acerco a un estante a buscar el medicamento necesario.
-Si estas enfermo no deberías venir a clases—le reprendía el más alto abriendo la puerta de vidrio y sacando un frasco de pastillas. Saco una botella con agua de su mochila y volvió con su paciente.
Lo ayudo a incorporarse y quedar sentado en el borde de la camilla. Hizo correr un poco de saliva y tomando los bordes de la camiseta de Taemin le arrebato la prenda pasándole por sobre su cabeza.
-Hace frío, Hyung—se quejo el pequeño con poca fuerza, cubriéndose inútilmente el cuerpo.
Minho se volteo de inmediato sin siquiera pasar la mirada distraídamente por el cuerpo desnudo. Tomo una de las toallas de un mueble y se volteo hacia su Dongsaeng.
-¿Has salido fuera de Corea?—pregunto el más alto concentrado en secar el cabello castaño empapado de sudor.
-¿Cómo lo sabes?—pregunto incrédulo dejándose llevar por las manos de Minho. Manos que habia extrañado tanto.
Los dientes blancos perfectamente alineados se dejaron ver a través de los labios gruesos.
-Siempre te enfermas por eso. Supongo que algunas cosas no cambian—comento con una sonrisa, bajando las caricias de la toalla por el largo cuello de Minnie.
Ahora inevitablemente sus ojos se centraron en esa piel perlada y húmeda, caliente, tanto que incluso con la gruesa tela entre su tez podía sentir que quemaba sus dedos. Su pecho subía y baja constantemente y aferraba sus manos a la colchoneta en donde reposaba su cuerpo. Parecía esforsarse por perforar hasta su relleno ya que sus dedos se enterraban en la funda blanca.
-¿Aun traes mudas de ropa?
Los ojos de Taemin se abrieron un poco y tuvo que parpadear tres veces antes de contestar.
-Sí, pero… ya la he ocupado—
Mentiroso. Pensó con burla. Cuando lo observo bailar esta mañana llevaba puesta la misma ropa que vestía ahora.
-Bien—Sin ningún disimulo, titubeo o mediación dejo la toalla sobre los huesudos hombros del menor y bajo sus manos inevitablemente hasta el borde del pantalón.
La mano de Taemin agarro su brazo con desesperación.
-Hyung—le llamo suplicante y maldiciéndose en todos los idiomas cerros los ojos con placer de oírlo.
-Estas empapado. Te prestare un poco de ropa—soltó cerca de su cabello, dejando a su respiración un poco entrecortada chocar con la frente cálida del enfermo.
El bailarín con algo de miedo le soltó y con suerte un minuto transcurrió cuando escucho el cierre de su bragueta descender hasta el tope. Las manos grandes y masculinas se movieron en torno a su cadera hasta su espalda baja aferrándose a la tela y tirando hacia abajo.
-Apóyate en mis hombros—murmuro sólo para su pequeño dongsaeng, sin la intención de que sonara tan erótico como sonó.
Los delgados brazos se enredaron en su cuello y los apegaron más. Sintiendo la humedad cálida de los suspiros chocar contra la base de su cuello creando sensaciones infinitas.
Concéntrate. Se reprochaba de forma mental pero no era mucho lo que ayudaba.
Tiró ligeramente de la prenda, deslizándola por las nalgas de su antiguo compañero de colegio. Los brazos enroscados en su cuello hicieron presión para levantarse apegando sus tórax el uno al otro.
Y para que mentir… intencionalmente rozo la yema de sus dedos contra ese exquisito trasero. El único que deseaba.
Taemin sin poder evitarlo, sea por su estado enfermizo o por simple querer, dejo escapar un gemido sensual al oido de Choi. Apretando a un más sus brazos en torno a ese cuello.
-Hyung—le llamo con la respiración sonora, volviendo cada fibra de su ser en hormona.
Cerró sus manos de golpe bajo el trasero del bailarín y apretó. Estaba tan caliente como el resto de su cuerpo. El menor separo los labios, exhalando ante la sorpresa, pero no respiro de vuelta ya que Minho se interpuso de forma violenta contra su pequeña y sensible boca.
Lo que había estado evitando durante tanto tiempo…
¡Oh! a la mierda. Pensó y penetro con la lengua.