Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Oasis de libertad por Shun4Ever

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este OneShot es por y para mi querida Shunlove3, que me retó a hacer un One incestoso bota babas. 

Alex!!! Que se te quiere un montón y lo sabes!! ♥

En un lugar caluroso, sobre las tediosas arenas del desierto, a unas tres mil leguas de la colina arenosa, se había establecido un pequeño pero lujoso campamento. El campamento rodeaba un pequeño oasis que proporcionaba los alimentos necesarios para los que ahí habitaban. Dos carpas pequeñas eran ocupadas por los caballeros, que armados a sables y arcos peleaban por el regente de esa diligencia.  Junto a estas dos, otra de tamaño un tanto más pequeño era ocupada por los sirvientes o esclavos, que se dedicaban a cada hora a satisfacer los deseos del hombre que estaba a la cabeza.

Ese hombre, acampaba cómodamente en la carpa de mayor tamaño, justo bajo la poca sombra de las palmeras de aquel oasis y bien cerca del pequeño lago entre estas. Era un hombre de aspecto serio y un tanto egocéntrico. Sus ojos eran ámbar cuál  la misma fina arena del desierto, su piel tostada por haber nacido bajo ese sol imponente y su cabello negro como el manto de la más fría noche. Su objetivo era llegar a tierras lejanas, más allá de la colina arenosa para desposarse con el hombre que su padre había escogido para él. Mientras… Él se divertiría con sus esclavos recién llegados como regalo de bodas.

Esperando amontonados en un rincón de la pequeña carpa de esclavos, tres muchachos a la vista estaba, lejanos a ese lugar, dormitaban sedados sobre el suelo. Vestían una leve camisola y estaban atados entre sí con esposas y cadenas. Sin miramiento alguno, uno de los guardianes tiró de la cadena del que parecía el mayor provocando que casi se ahogara pues ésta estaba atada a su cuello. Miró con rabia al hombre que tiró de él pero poco o nada podía decir pues apenas entendía una palabra de lo que decían. A lo más que llegó fue a tomar la mano de su hermano menor para calmar su llanto, que de nuevo había comenzado.

- Son estos mi señor. – Habló ese mismo hombre arrastrando a los pequeños hasta dejarlos tirados en el suelo de la enorme y lujosa carpa.

El moreno se levantó del asiento cómodo en el que estaba, rodeado de bellas y semidesnudas mujeres que le bailaban y abanicaban con grandes palmitos. Se aproximó a los muchachos para hacer una señal con la cabeza al hombre que estaba con ellos, consiguiendo así liberarlos.

- Desnudar – Sentenció a los tres muchachos  apuntándoles con su sable – Ahora.

El menor de todos se refugió en los brazos de su hermano mayor que no dejaba de retar con la mirada a ese hombre que había hablado. El otro muchacho, quizás el menos afortunado, tuvo la gran idea de levantarse y enfrentar a ese hombre con los puños prietos.

- Usted no es nadie para mandarnos hacer nada.

El guardia que los había llevado hasta esa carpa se aceleró y blandió su sable pero el moreno frenó su avance hablando en ese extraño idioma.

- No lo mates. – Sonrió – Os dará un buen servicio por su osadía. – Miraba al chico castaño oscuro mientras hablaba. Rio levemente acercándose un poco a él. Alzó su mano y le abofeteó con el dorso de la mano, haciendo que el pequeño cayera al suelo con la marca de la mano en el rostro – Ahora servir mis hombres. Tu dar placer. 

Antes de que el muchacho pudiera hablar de nuevo, dos hombres se habían encargado de él, llevándoselo a su propia carpa para satisfacer sus más bajos deseos.  El menor de los muchachos que quedaban en el lugar se encogió más en el pecho de su hermano mayor.

- Déjenlos aquí y márchense – Ordenó el moreno destinado a Sultán de aquellas áridas tierras. – Creo que me darán un buen servicio.

No sabía que iban a hacer con ellos pero al juzgar por lo ocurrido con su amigo Seiya, de seguro nada bueno. Eso pensó Ikki, que así se llamaba el mayor de los hermanos. Aferró de mejor manera a su hermano menor Shun en un vano intento por protegerle de ese hombre de tez oscura. El pequeño cerraba con fuerza los puños en la vieja camisola de su hermano mayor.

Tenía un problema que jamás reconocería y no sabía muy bien cómo solventarlo… Hasta que vio el regalo de su prometido. Era considerado el visir del sexo pero todo era una farsa para tener fama en los lares… Farsa tramada por su padre. Jamás había tenido ni un solo contacto más allá de un roce en los labios y obvio, menos con un hombre. Esperó a que se quedaran los tres solos para acercarse a los hermanos, tomó sus cadenas con fuerza pero sin presión y los acercó a él.

- Ustedes ayudar mi – Se notaba que ese hombre hacía lo que podía con el idioma natal de los muchachos pero aun así era bastante entendible – Ustedes enseñar hacer… - Hizo un gesto extraño con las manos, como si le avergonzara la petición – Sexo para mi.

- ¿Qué? – Preguntó visiblemente sorprendido el mayor. Temía lo que le pudiera hacer a Shun por lo que se ubicó al menor en su espalda para enfrentarse a ese hombre – No haremos lo que usted dice. – Apretó los puños resguardando más a su hermano - De ninguna manera. – El mayor arqueó una ceja ladeando una sonrisa al tiempo que blandía la espada con mueca de superioridad.

- ¿No por libertad?

El sollozo de Shun dejó de escucharte al tiempo que asomaba la cabecita castaña con esos enormes y hermosos ojos verdes por sobre los hombros de su hermano mayor.

- Ikki – Susurró en su oído presionando su hombro. El mayor asintió y miró a ese hombre un tanto incómodo. Sabía que lo que más deseaba su hermano menor era la libertad. Salir de esa esclavitud en la que estaban sometidos desde hacía mucho tiempo y tener una vida un tanto más digna era lo único que ambos deseaban con todo corazón.

- ¿Qué ha querido decir? – Preguntó de una vez sin apartar la vista ni bajar la posición de defensa.

- ¡Tu escuchar! – Contestó encogiéndose de hombros – Necesitar ver… - Se acercó a ellos para hablar un tanto más bajo – sexo en hombres – Retomó la posición, dejó el sable en uno de los cojines adyacentes y tiró un tanto de la cadena para ver de mejor manera al pequeño. Sonrió – Gustar ambos. Ser guapos. Hacer para mi, yo dar libertad. – Dejó las cadenas a medio soltar para que vieran que era un hombre de palabra pero que no les soltaría hasta que cumplieran con su misión.

Shun salió del escondite de su hermano. Ya sabía demasiado el significado de esa palabra, al fin y al cabo, no dejaban de ser esclavos. Por primera vez, dejó que su melodiosa voz se escuchara en la carpa.

- ¿Qué debemos hacer, señor?

- Sexo. – Respondió claramente el hombre mayor. Señaló a Ikki con un movimiento de cabeza tras mirar su entrepierna bajo esa sinuosa camisola. – Él da – Miró al pequeño que por timidez o respeto agachó la mirada – Tu recibes.

- ¿Cómo podemos estar seguro que nos dará la libertad tras hacer… eso? – Preguntó Ikki tomando la mano de su hermano menor.

- Tener mi palabra – Respondió sin dejar de mirar al muchacho denotando así que decía la verdad.

Los hermanos se miraron por un momento. Shun asintió y el mayor de los muchachos habló de nuevo.

- Más te vale que cumplas tu palabra.

- Siempre hago – Respondió encogiéndose de nuevo para separar la unión de ambos muchachos y regresar a su cómodo aposento – Comienzo. – Instó a que comenzara el espectáculo.

El primer paso lo dio el mayor de los hermanos. Se aproximó a Shun y acarició su mejilla para susurrar cerca de él.

- ¿Estás seguro de esto Shun? – Como respuesta, un asentimiento del menor que ya había cerrado los ojos por el contacto – Iré despacio.

Acortó la poca distancia que quedaba entre ellos y se acercó a sus labios para rozarlos levemente. El menor accedió a aquel contacto y abrió un tanto la boca permitiendo así que la lengua de Ikki tomara su cavidad a placer. Despacio las manos del mayor bajaron por el cuerpo de Shun hasta llegar a su trasero, alzando así la camisola que llevaba puesta. Un gemido se escapó de los labios del menor cuando su hermano se arrodillo frente a él tomando su hombría entre sus labios. Cerró con fuerza los ojos sujetándose en sus hombros.

– Mmm… Niisan… - A penas si podía aguantar sus gemidos.

- Mucho lejos. Aquí. – Interrumpió el visir moreno desde su asiento señalando los enormes cojines cercanos a su asiento - Yo querer ver  - Prosiguió - Desnudar… Ambos.

Los muchachos obedecieron tomados de la mano y se acercaron hasta los cojines a los pies del mayor. Una vez ahí Ikki se encargó de desnudar a su hermano menor tras besar su sien y desnudarse él mismo, mostrando ya ambos miembros un tanto endurecidos.  Tras el asentimiento del mayor, Ikki retomó su tarea, acercándose de nuevo a su hermano.

- Ponte ahí – Susurró para que Shun se ubicara en cuatro sobre los cómodos cojines.

Una vez éste se hubo ubicado, Ikki se arrodilló tras él y besó su espalda en repetidas ocasiones para después llevar sus dedos a la boca de Shun. No hizo falta palabra alguna, Shun miró a su hermano e introdujo esos dedos en su boca para lubricarlos lo mejor posible. Cerró los ojos para hacerlo de manera más intensa y lamió los mismos una vez acabó su tarea. Ikki buscó los labios del menor para instarle un poco de confianza y se ubicó de nuevo entre sus piernas. Sin mediar más palabras, introdujo despacio uno de los dedos en la cavidad de su hermano menor.  

- Duele… Ikki-niisan -  Shun dio un respingo ante esa invasión mientras Ikki continuaba en su tarea de prepararle.

- Shh… - Trató de calmar al menor – ¡Tranquilo! ¡Relájate! - Instó a que se acomodará mejor e introdujo otro de los dedos en su estrecha cavidad. – Verás cómo pasa pronto.

El menor hizo caso a su hermano e intentó relajarse entre gemidos para que éste hiciera a su antojo. Cuando le vio suficientemente dilatado se ubicó tras él de mejor manera, agarrando su endurecido miembro con las manos y enfocándolo en la cavidad de Shun.

- Mmm… ¡Aaaah!...  – Gimió el menor ante la nueva invasión a la que estaba siendo sometido.

Justo en ese momento, cuando estuvo dentro por completo, Ikki detuvo todo movimiento, esperando que Shun diera alguna señal de poder continuar. Pharaoh, que así se llamaba el que sería el Visir de esas tierras, se incorporó un tanto para ver mejor la escena sin poder evitar sentir su miembro reaccionar. Shun ladeó el rostro para buscar a Ikki, mostrándole así su rostro níveo sonrojado por el calor que sentía y esos ojitos brillosos a punto del llanto. Asintió brevemente para que comenzara con el movimiento.

El ver así a su hermano, sonrió al menor y tomó sus caderas. Salió con cuidado de no lastimarle y entró de una, provocando que Shun se arqueara gimiendo al mismo tiempo por el placer y el dolor sentido.

- ¡Niisan! ¡Aaaah!

Shun llevó su mano izquierda al muslo de su hermano mayor para aferrarse en un intento de frenar un tanto la marcha establecida. Ikki sonrió de lado, hacía mucho que le tenía ganas a Shun y sin duda, era la ocasión perfecta. Aferró de mejor manera sus caderas y aceleró el ritmo, profundizando las embestidas y endureciendo los movimientos. Shun se aferró de mejor manera a los cojines sin poder evitar los gemidos que escapaban de su garganta.

- ¡Oh! ¡Dios! ¡Shun! ¡Como aprietas!

Salió de golpe de su hermano menor y le instó a tumbarse sobre los cojines. Tiró del tobillo del menor y se ubicó entre las piernas. Sin miramiento alguno, se introdujo de golpe en sus entrañas, haciendo que gimiera de nuevo. Con la mano izquierda se apresuró a acariciar el olvidado miembro del menor. Shun llevó el dorso de su mano izquierda a la boca con la esperanza de acallar los gemidos mientras atrapaba el brazo de su hermano con la mano disponible. Ya no se quejaba de dolor pues ahora lo que sentía era demasiado excitante.

- Mmm… Más… Niisan – Miró a su hermano mayor con las mejillas más que enrojecidas y el pulso totalmente acelerado.

Para Ikki, esa visión era más de lo que jamás había podido desear. Apartó los mechones del rostro perlado del menor y se acercó para besar sus labios de nuevo, reclamando también esa cavidad y mordiendo sus labios al terminar. Como respuesta, Shun se aferró con ganas al cuello del mayor y comenzó a mover él también las caderas. Siempre había querido sentir a su hermano en sus entrañas y esa sensación era mayor a la que jamás pensó. Arañaba los hombros y los omoplatos ante las rudas embestidas impuestas.

- Shun - Ikki  no quería llegar aún, quería apreciar a su otouto desde otra perspectiva. Tiró de su muñeca, sentándose él sobre los cojines e instando al menor a sentarse sobre sus caderas. – Muévete Shun.

El menor cerró los ojitos vidriosos, aferrándose con muchas ganas al cuello del que siempre había sido su protector. El movimiento y ritmo ahora lo marcaba él. Se arqueaba sobre las caderas de su hermano mayor, notando cómo esa hombría rozaba su punto. Incrementó involuntariamente el ritmo hasta sentir que estaba por llegar. Buscó la mirada de Ikki.

- Niisan… Ya… No puedo…

Ikki besó repetidamente el rostro perlado de su hermano al tiempo que aceleraba el ritmo de su mano sobre el miembro olvidado del menor.

- Niisaaaaaannn…. Mmmmm.

Un par de movimientos certeros más y junto a un gemido un tanto alto, recibió la semilla del castaño en su tosca mano. Aferró su cadera con la mano libre, retomando él el movimiento hasta que se descargó por completo en el interior de su hermano.

- Shunnnnnn.

Ambos, un tanto exhaustos, se dejaron caer sobre los cojines sin darse cuenta que el hombre frente a ellos había manchado su propia mano. El hombre se levantó para limpiarse un tanto y regresó con los muchachos.

- Mi aprender. – La sonrisa en el rostro del hombre denotaba el placer que había sentido ante esa extraña e insólita escena  - Yo dar palabra. Ahora libres. – Les lanzó unos broches de algo que parecía oro y esmeralda. – Esto dar libertad si hombres detener.

El hombre se dio media vuelta tras colocarse las ropas y salió de la carpa, sin duda necesitaba un baño en aquel pequeño lago. Los hermanos se quedaron mirando incrédulos pero sin duda contentos. Ikki tomó el mentón de su hermano menor para instarle a mirarlo.

- ¿Estás bien? – Preguntó sin duda preocupado por los posibles daños ocasionados. Shun sonrió tomando la mano de Ikki para depositar un beso en ella.

- Ikki-niisan, tu siempre eres bueno conmigo. – De nuevo esa sonrisa hermosa e iluminada que hacía mucho no veía - ¿Podemos tener un hogar ahora?

Ikki sonrió como sólo hacía con su hermano menor aun acariciando su mentón.

- Podemos ir donde quieras pequeño. Ahora… Somos libres.

Sin esperar más tiempo se vistieron con algunas prendas que encontraron en la estancia y asegurando su moneda de libertad, salieron de la carpa lujosa. Los gritos del que fuera su compañero aún eran bien perceptibles pero no podían arriesgarse a más. Tomaron uno de los camellos aprovechando ese despiste de los guardias y marcharon ambos aún sin rumbo establecido.

Notas finales:

Espero que les haya gustado. Mil perdones sino pero es el primero incesto que escribo. 

Muchas gracias por haber llegado hasta aquí y espero nos leamos pronto. ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).