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Through your gaze por midori_bs

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Notas del capitulo:

Midori ama este capítulo porque es demasiado gracioso para mi salud (?)

Hyoneschwan espera que no le tiren tomatazos por las cosas que dice Baekhyun (?)

III.

Las semanas fueron pasando y Chanyeol cada vez se pegaba más a Baekhyun, a pesar de que su trato no se había ablandado. Los chismes aumentaban a medida que se acercaba el día de esa fiesta, la fiesta de egresados de los más grandes, a la cual todos los cursos habían sido invitados. Claro, no sería una fiesta en un salón lujoso y agradable, si no en un club asqueroso cercano al centro de la ciudad. Pero a nadie le importaba eso, sólo querían divertirse.

Finalmente la tan esperada noche había llegado. Casi todos los participantes eran del mismo instituto, cosa que no hacía tan divertida la situación, pero aún así todos estaban bailando y disfrutando a su manera. La venta de alcohol era muy efectiva, por lo que ya había algunos adolescentes bebidos de más y algunos otros que ya se revolcaban en el piso de los baños clamando piedad al lado del inodoro. Eran casi las doce.

—Hey, ¿no vieron a Baekhyun? —Preguntó un chico pelinegro acercándose a otros dos.

 Chanyeol pudo escucharlo, ya que estaba cerca a él, sentado en un sillón que de milagro había encontrado.

—No, ¿no se supone que estaba contigo, hyung? —Interrogó el de pelo castaño, alzando las cejas. 

—Sí, pero desapareció hace como una hora y no lo encuentro. —explicó.

—Debe estar por ahí, bailando como loco o coqueteando con alguien —interrumpió el tercero para calmar la situación.

—Pero se pone tan estúpido cuando bebe que me hace preocupar, además tampoco vi a Sungmo y eso me pone peor.

—¿Sungmo? ¿y piensas que él se lo llevó? —Hizo una corta pausa. —Hay mucha gente aquí, puede estar incluso al lado tuyo y no te vas a dar cuenta, va a ser imposible que lo encuentres de todos modos

—Sí, él tiene razón —opinó el de pelo castaño. —Bailemos, no pienses en Baekhyun, él ya volverá, no creo que una borrachera le haga perder la fuerza de sus golpes —Rió y luego de eso empezaron a hablar de otra cosa.

A pesar de la rapidez con que los amigos de Baekhyun habían rechazado la teoría que involucraba a Sungmo, Chanyeol no pudo evitar que le afectara lo suficiente para hacerlo abandonar su cómodo asiento en el sillón para dedicarse a buscar a Baekhyun y asegurarse de su bienestar. O al menos, de que Sungmo no se le había acercado.

“Borrachera”, recordó aquella palabra salir de los labios de esos tres. La sola imagen de un Baekhyun borracho le hubiera causado más de una risa de no habérsele agregado a esa ecuación un Sungmo merodeante.

Dios, su cabeza ya conjuraba los peores escenarios, incluso algunos que parecían realmente imposibles.

¿Desde cuándo se había vuelto tan paranoico? Dios.

Las luces brillantes (aunque no de utilidad en ese momento) contrastando en la oscuridad, el calor emitido por los tantos adolescentes que disfrutaban ahora de la pista de baile y sus movimientos incesantes, no hacían más que dificultarle hallar a alguien tan pequeño y escurridizo como Baekhyun. Golpeó muchos hombros y recibió una cantidad similar de insultos ahogados por la música ensordecedora. 

En medio de su frustración, se le ocurrió que tal vez, y sólo tal vez, podría tomar la teoría de que Sungmo se había llevado a algún lugar a Baekhyun. Y, ¿dónde sería un buen lugar para pelearse con alguien sin ser fastidiado?

Con una sonrisa triunfal, Chanyeol se hizo paso entre sus compañeros, con la vista fija en el pequeño pasillo casi abandonado que daba lugar a un cuarto ‘sólo para empleados’ cerrado bajo llave. A medida se iba acercando a su destino, la música se atenuaba y el lugar se oscurecía, por falta de luces adicionales. Le resultó difícil captar las figuras que se movían entre la negrura, ojos apenas adaptándose a la nueva iluminación, pero cuando lo hizo no pudo evitar sentir cómo la sangre se congelaba en sus venas para luego arder con toda la intensidad de la ira que sentía.

Los amigos de Baekhyun tenían razón, al final. Sungmo se había tomado la molestia de llevarse a Baekhyun.

Y estaba en pleno intento de aprovecharse de él.

Por otro lado, la mente de Baekhyun era un completo caos: ¿Dónde estaba? Hacía unos segundos recuerda perfectamente haber estado en el medio de la pista de baile rockeando como un Dios, pero, ¿dónde estaba? ¿En qué momento había llegado a ese lugar? Sus ojos estaban abiertos más sin embargo no veía absolutamente nada. Sentía cómo unas manos desagradables recorrían su cuerpo; su torso; su abdomen; su pecho; metiéndose incluso por el escote de su remera, tocando su piel, pellizcando sus pezones. ¿Cuánto tiempo más iba a dejarse tocar? Sintió una lengua sobre su cuello, saboreándolo como si fuera una pequeña frutilla, ¿no era ése el límite, Baekhyun? Esos toqueteos le parecían tan asquerosos que no lo estimulaban ni un poco. Las manos se retiraron y volvieron a atacarlo, yendo directo a sus nalgas y apretándolas mientras que colocaba su rodilla entre las piernas del menor, realizando presión en su entrepierna y haciendo a Baekhyun reaccionar. Le dio un golpe en la cabeza con su puño, obligándolo a retroceder, y luego le metió otro puñetazo en el medio de la cara. Pero al querer darle una patada perdió el equilibrio y cayó al piso. Después de todo no estaba en su mejor condición en esos momentos.

Chanyeol se obligó a reaccionar, moviéndose a tiempo para sujetar a Sungmo, quien intentaba regresar a Baekhyun. Para golpearlo o seguir con su asqueroso acto, Chanyeol no sabía realmente cuál de los dos era su objetivo y no le interesaba averiguarlo.

Le propinó una patada en el estómago al adolescente que sujetaba, mirándolo con desprecio mientras se encogía en el suelo, presa del dolor que le causaban los golpes tanto de Baekhyun como de Chanyeol. 

Ni siquiera le provocaba un ápice de lástima.

—Baekhyun… —llamó, caminando hacia el nombrado con pasos rápidos para levantarlo. Intentó ser gentil, sabiendo que la conmoción y el alcohol en el sistema del más bajo no eran una buena combinación. —Está bien, no tenés que ponerse defensivo. Sungmo no puede hacerte nada —tranquilizó, alejándolos de aquel pasillo inmundo y fuera del boliche. La noche estaba ventosa y la diferencia del silencio nocturno con el interminable ruido del establecimiento hizo que sus oídos retumbaran. Por otro lado, el poder respirar correctamente era agradable. —¿Baekhyun? —la falta de respuesta lo estaba preocupando, considerando que no se veía inconsciente. ¿Estaría en shock, quizás?

Baekhyun lo miró, estirando su cuello y levantando su cabeza para tratar de quedar a su altura.

 —¿A dónde me estáss llevando..? —Le preguntó luego de haberse rendido en su intento por medir lo mismo que Chanyeol. Su cuerpo se tambaleó y se acostó sobre el del otro, sin intentar reacomodarse. Pasó su brazo por la cintura del más alto, ya que intentar alcanzar su hombro se veía bastante complicado. —Me dijiste que no eras un pervertido, maldito, esspero que sea verdad…

El aludido bufó ante sus sospechas, sin devolverle la mirada mientras buscaba algún taxi. —Voy a llevarte a tu casa, considerando que claramente no puedes volverte solo. ¿Cuál es tu dirección? —detuvo al primer taxi que pasó por aquella calle, abriendo la puerta sin soltar a Baekhyun y agradeciéndole al hombre de mediana edad que conducía el vehículo.

El mayor mantuvo la mirada perdida en el techo del taxi. Su rostro lucía tan ido que demostraba que en cualquier momento iba a soltar una frase incoherente. —Vamos a Miami —Y así lo hizo.

Todo lo que salió de la boca de Chanyeol fue un quejido grave. Resistió el impulso de golpearse la cabeza contra uno de los asientos delanteros. —¡Baekhyun! Necesito que aclares tu mente un segundo y me digas tu dirección, ¿está bien?  —rogó ante la mirada impaciente del conductor.

Frunció el ceño y lo miró. —Sácame la zapatilla izquierda.

—Llévenos a esta dirección por favor —Chanyeol le dio su dirección al conductor, ignorando las oraciones sin conexión entre ellas que salían de Baekhyun. ¿Qué sentido tenía insistir con alguien que estaba tan intoxicado que apenas podía decir su propio nombre correctamente?

—¿Tu casa queda en Miami? —Baekhyun sonrió, pero su cabeza cayó, rebotando en el hombro de Chanyeol y aterrizando sobre su regazo.

A pesar de lo complicado de la situación, no pudo evitar reír. —No, Baekhyunnie. ¿No hables más, sí?

Bufó. —Espero que nadie haya visto lo que me hacía la perra esa —susurró, sin hacerle caso. —Menoss el idiota alto ese que siempre me está siguiendo… Chanye… —Cerró sus ojos, frunciendo el ceño una vez más. —Pero enserio quería ir a Miami.

—Baekhyun —posó una de sus manos sobre la boca del más bajo. No le sorprendió la forma en que Baekhyun se había referido a su persona, más que eso, era bastante predecible. —Si no te callas voy a meterte una de tus zapatillas por la boca. —Sonrió, retirando su mano e ignorando las miradas extrañadas del conductor.

Baekhyun se calló aparentemente, pero, en su lugar, fue su estómago el que habló. —Tengo tanta hambre… —Dijo, antes de morder la pierna de Chanyeol que se encontraba debajo de su cabeza.

—¡Ay! /miró a su atacante con incredulidad, dando un pequeño salto en su asiento por el repentino ramalazo de dolor que se extendió por su pierna. —¡No soy un pedazo de carne!

Baekhyun lo soltó y apoyó sus manos en el regazo de Chanyeol para levantarse y mirarlo fijamente a los ojos, acercándose tanto que sus rostros sólo se separaban por uno o dos centímetros. —Dame de comer… —Le dijo suavemente, manteniendo los ojos entrecerrados.

No pudo evitar concentrar su vista por más tiempo del necesario en aquellos labios rosas que siempre le habían gustado, en esos tiempos donde Baekhyun era sólo ‘una chica atractiva’ y no esta persona a la que aún no sabía cómo etiquetar exactamente. —No me provoques, Baekhyunnie. —murmuró, voz ronca y gentil. —No tengo la clase de comida que tu estómago necesita.

—Entonces me mato —Giró su cabeza, observando peligrosamente la ventana del auto.

Chanyeol se habría puesto a llorar de no ser que las lágrimas no eran algo que fuera bien con él. ¿Por qué le costaba tanto quedarse quieto? ¿Por qué Baekhyun tenía que complicar tanto un viaje tan corto?

 —Ni se te ocurra —lo atrajo hacía sí mismo agarrándolo por el cuello de su remera (de un profundo corte en forma de ‘V’, por cierto) y estrellando sus labios contra los de Baekhyun, no lo suficientemente fuerte para lastimarlo. Efectivamente, sirvió para que cerrara el pico.

Baekhyun se quedó mirándole la cara unos segundos y le mordió los labios con suavidad mientras se sentaba en su regazo, sin llegar a chocar su cabeza contra el techo del automóvil.

El menor sabía que aquello era injusto para el conductor (¿por qué tendría que atestiguar algo así en su propio auto?) y que no era algo justo y moral aprovecharse del estado de Baekhyun, pero sus hormonas actuaron por sí mismas cuando rodeó la cintura del otro con sus brazos y profundizó el beso que compartían, dejando a su lengua explorar la boca de Baekhyun con libertad.

“¿Qué estás haciendo, Chanyeol?” lo reprendió una vocecita en su cabeza; su consciencia, probablemente. 

No lo sabía. O al menos, quería pensar que era algo más profundo que la lujuria que se despertaba en su interior ante la visión de la piel de porcelana de su compañero.

Baekhyun cerró sus ojos, queriéndose concentrar solamente en aquél beso, rodeando su lengua con la suya como si quisiera absorberla. Con sus brazos abrazó el cuello ajeno y con sus piernas rodeó su cintura. No tenía idea de lo que estaba haciendo, sinceramente.

El corazón de Chanyeol latía con más rapidez que nunca, amenazando con salir volando de su pecho en cualquier momento. Su cordura se iba deshaciendo en aquel beso, y estaba a punto de dejarse llevar completamente cuando un carraspeo incómodo lo devolvió a la realidad. 
—Ya llegamos  —le informó el conductor, viéndose entre irritado y abochornado. —El dinero, por favor.

Chanyeol le alcanzó su paga con torpeza, totalmente avergonzado por la situación. Abrió la puerta del auto, aún con Baekhyun encima suyo, e intento bajar sin golpearse, o golpearlos, con nada. —Baekhyunnie —se quejó, queriendo desaparecer ya. —¿Colaborá un poco, sí?

Éste se despidió del chofer con un ‘nos vemos mañana’ y salió del auto, agarrándose de los pantalones de Chanyeol y relamiéndose los labios. Sus ojos recorrieron la zona y tuvo un nuevo disgusto: eso no era Miami.

Chanyeol sacudió la cabeza ante el comportamiento de su compañero, totalmente divertido.

—Vamos —abrió la puerta de su casa, apurando a Baekhyun para que ingresara, y agradeciendo que eran las dos de la mañana y nadie estaría ahí para recibirlos. Los guió hasta su cuarto, sin querer encender muchas luces que llamaran la atención de sus padres, supuestamente dormidos. Dentro de su habitación había un caos que no pensaba ordenar en varias semanas más, pero que hubiera deseado no estuviera porque Baekhyun continuaba tropezándose con la ropa echada en el piso. —Cuidado —advirtió en un susurro, prendiendo la luz de su baño e indicándole a Baekhyun que se lavara la cara mientras buscaba unas pastillas para calmar la resaca. Mañana las necesitaría.

Baekhyun caminó como pudo hasta el baño señalado, arrastrándose por las paredes hasta estar dentro. Se apoyó mediante sus manos en los bordes del lavamanos, mirándose al espejo, pero sin poder concretar nada con su visión. Abrió la canilla y llenó sus dedos de agua, mojándose la cara y volviendo a cerrar la canilla. Se arrastró nuevamente hasta la habitación de Chanyeol, pareciendo un mapache debido al delineador corrido, y se quedó parado contra el umbral para poder mantenerse estable.

Chanyeol volvió a su habitación a tiempo para ver a Baekhyun tratando de mantener un precario balance, siendo dificultado por la cantidad de alcohol en su sistema, entorpeciendo sus sentidos. Dejó la medicina que había ido a buscar sobre su mesita de luz, sosteniendo a Baekhyun y levantándolo para recostarlo en su cama. Buscó uno de sus pantalones más cortos de algodón (aunque no lo suficientemente pequeños para irle perfectamente a su compañero) y se los ofreció, considerando que sus ajustados jeans oscuros no serían lo más cómodo del mundo para dormir. Por más agotado que estuviera.

Baekhyun miró los pantalones y los agarró. La actividad más común de desabotonar el botón para bajarse la bragueta y quitarse los pantalones se volvió una completa odisea para él, por lo que se rindió sin siquiera haber intentado una segunda vez. Lo miró.

—Dame de comer…

Chanyeol se sentía como si estuviera cuidando a un niño.

Un niño con ojos llenos de delineador antes impecable y ahora desprolijo, una remera que dejaba ver gran parte de la perfecta piel de su pecho y pantalones tan ajustados que dejaban poco a la imaginación.

“Dios, dame paciencia”.

Se agachó para poder quedar al nivel de Baekhyun, ayudándolo a quitarse sus jeans sin dejar que ningún pensamiento poco inocente se filtrara en su mente. Colocó encima de sus piernas el pantalón que le estaba prestando, y se enderezó nuevamente. —Quedate quieto, ahora vuelvo —pidió, yendo hacia la cocina lo más sigilosamente posible y volviendo a la habitación con un sandwich de jamón improvisado. —No puedo darte más que esto.

Esperó que por ‘comida’, Baekhyun se refiriese a eso, y no a aquella sesión de besos espontánea que había nacido entre ellos arriba del taxi.

Con una cama tan cerca, no confiaba en su auto-control.

No obstante, Baekhyun continuaba con el pantalón sobre su pierna, pareciera que ni siquiera lo había tocado. Observó el sandwich y su rostro se iluminó de un segundo a otro, agarrándolo casi con desesperación en el momento en que Chanyeol estuvo lo suficientemente cerca. Se lo llevó lentamente a la boca para no apuntar mal y le dio un mordisco, masticándolo y tragándolo después, acción que se repitió las veces necesarias hasta que ya no quedó nada del alimento. Se chupó los dedos y luego tendió su cuerpo a lo largo de la superficie de la cama.

—Baekhyunnie —Chanyeol lo llamó en un susurro, terminando de colocarse su pijama y acostándose en la parte de la cama que quedaba libre. —El pantalón que te presté…

—Yo no tomé tanto —Se abrazó a sí mismo y mordió su labio inferior con amargura.

—¿Qué? —Lo miró, desorientado. No se podía mantener una conversación racional con Baekhyun en esos momentos.

—Que ni siquiera le emboco a los pantalones… —rió por lo bajo.

Con un suspiro resignado, se levantó de su posición horizontal para ayudar al mayor a ponerse sus pantalones. No se veían sus pies, siendo la prenda demasiado larga, pero al menos eran más suaves que sus jeans. —Listo —Chanyeol se estiró, cansancio manifestándose en forma de un bostezo, y se dejó caer nuevamente sobre su cama.

Baekhyun se acostó de lado, apuntando su rostro en dirección a Chanyeol. Estiró uno de sus brazos para agarrar las sábanas, que estaban debajo de sus pies  y, con ayuda evidente del otro, se tapó, utilizando sus propias manos como almohada. Olió las frazadas un buen rato.

—Huelen rico —murmuró y luego cerró sus ojos.

Cuando fue obvio que Baekhyun había caído en el mundo de los sueños (y por consiguiente no lo molestaría más), Chanyeol se permitió relajarse totalmente y cerrar los ojos. No obstante, antes de que pudiera conciliar su tan deseado sueño, un sonido desconocido lo alertó. Abrió sus ojos, levantándose lo suficiente para apoyarse en uno de sus codos y miró a su alrededor, buscando la fuente de aquel disturbio. Junto a él volvió a producirse el mismo sonido agudo, similar al quejido de un cachorro. Con incredulidad, notó que el ‘culpable’ era nada más y nada menos que Baekhyun.

Bueno, tenía unos hábitos de sueño muy interesantes.

Se mordió el labio inferior, recostándose en su lugar nuevamente y cerrando sus ojos. Rezó por poder descansar bien a pesar de los extraños quejidos (aunque adorables, ciertamente, y hubiera deseado tener un cámara en ese momento… Aunque Baekhyun sería capaz de matarlo, seguramente) que se producían junto a él. 

“Esta va a ser una larga noche” se dijo Chanyeol, sonriendo a pesar de todo.

Notas finales:

Si les gustó o si se nos escapó algún error y nos lo quieren hacer saber, dejen un comentario ♥ Son muy apreciados!

Gracias por haber leído ^^

Midori & Hyone


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