V.
—¿Estás bien? —preguntó Chanyeol al fin.
—Me duele la cabeza —murmuró Baekhyun. —Y el cuerpo —añadió cerrando sus ojos y enterrando el rostro completamente en la almohada.
—Oh —el dueño de la habitación recordó algo, caminando hacia su mesa de luz y agarrando las pastillas que había dejado allí la noche anterior. —Toma, quizás esto ayude —se las ofreció con una sonrisa amplia.
Baekhyun lo miró. —¿Para qué son? —cuestionó luego, observándolo con una mirada arisca.
—No voy a drogarte y violarte, Baekhyun —rió Chanyeol. —Son para tu resaca. Puedes revisarlas tú mismo —le mostró la caja de la medicina.
—No lo sé...
Baekhyun rió por lo bajo y tomó las pastillas sin darle importancia a la caja que Chanyeol le mostraba. Se metió las pastillas en la boca y costosamente pudo tragarlas, luego de varios intentos en los que su garganta le pedía vomitar ese sabor tan desagradable.
—A pesar de tu desconfianza, vas a ver que te sientes mejor en un santiamén.
Chanyeol dejó la caja en su lugar anterior y se acarició la nuca, pensando en todas las palabras que debían ser dichas entre ellos.
En vez de eso, de su boca salió:
—Son las cuatro, ¿no se preocupará tu familia de que no aparezcas?
—Nah.
Estaba completamente seguro de que si lo secuestraran su madre no se percataría de su ausencia hasta la cuarta semana de desaparecido, al menos que alguien más le pregunte por él antes de dicho tiempo.
—Pero no tengas dudas en echarme, si eso quieres dímelo directamente o no me lo voy a tomar enserio.
Chanyeol negó con la cabeza.
—No tengo por qué echarte, no estás molestando. Solamente te lo recordaba, tampoco quiero que pienses que te estoy encerrando en mi casa —alzó los hombros.
Baekhyun sonrió levemente. Se movió para sentarse en el borde de la cama, pero cuando quiso levantarse y caminar se encontró con el dilema del pantalón largo de nuevo. Se pisó la botamanga, pero no pudo reestablecer su equilibrio como la vez anterior.
Aunque sus reflejos no eran los más agudos del mundo, Chanyeol logró impulsarse hacia delante y estabilizar a Baekhyun antes de que se diera la cara contra el suelo.
—Cuidado. —advirtió, bajando la vista para encontrar el causante de su falta de equilibrio. —Supongo que mis pantalones son demasiado largos… Lo siento.
El más bajo se agarró de los brazos de Chanyeol fuertemente. —Está bien. —resopló. —Tú no tienes la culpa de ser tan malditamente alto y, por ende, hacerme frustrar tanto
—¿Frustrar? —Decidió pasar por alto el comentario acerca de su altura, que era uno de sus más grandes orgullos. —¿No me digas que la diva Baekhyun es insegura de su altura? Ah, no me esperaba eso.
Bromeando así, hacía la situación entre mucho más natural. Desvanecía la incomodidad que sus acciones antes de la interrupción de su madre habían dejado en su sistema.
Baekhyun chasqueó la lengua y dio un cabezaso al pecho del más alto.
—Sólo me molesta que seas tan alto, ya es una exageración, no estoy insegura —Aclaró. —Inseguro —se apresuró a corregir, queriendo golpearse a sí mismo por haberse equivocado en eso justamente.
Chanyeol soltó una risa estruendosa que rebotó en las paredes de su habitación.
—Tú mismo dudas de tu género Baekhyunnie. ¿Qué esperabas de mi entonces? No debiste ser tan duro…
—Nunca esperé nada de ti —se paró correctamente, soltando los brazos de Chanyeol. —Y sólo me confundí porque tú me habías tratado de chica antes.
—No chica, diva —clarificó como si hiciera alguna diferencia. En su cabeza lo hacía, al menos. Actuó un puchero. —¿Siempre fuiste tan arisco?
A pesar de sus quejas, la personalidad de Baekhyun no hacía más que atraer a Chanyeol hacia su compañero más y más a medida que lo conocía.
—¿Arisco? —Baekhyun se detuvo para dedicarle una mirada de reojo. —No lo sé y tampoco es que me importe —Se agachó para arremangarse la botamanga y provenir cualquier otro accidente que pueda poner en duda su sobriedad.
No estaba esperando una dispuesta diferente.
—¿Quieres que te ayude?
Antes de que el otro pudiera responder Chanyeol se había arrodillado también, sosteniendo una de sus piernas y doblando él mismo la tela de la mejor manera posible. Así prosiguió con la otra extremidad.
Si Baekhyun se lastimaba sería su culpa, y a Chanyeol le gustaba tener la consciencia limpia, muchasgracias.
Baekhyun ladeó un poco su cabeza para mirar a Chanyeol, encontrándoselo bastante cerca.
—¿Por qué? —preguntó. —Ya lo estaba haciendo yo.
Chanyeol terminó con su tarea y le devolvió la mirada.
—Y yo quise ayudarte. No puedo dejar que mis invitados se lastimen en mi casa —le sonrió, sintiendo su aliento golpear con suavidad la piel de su rostro.
Baekhyun soltó una risa. —Arremanga la otra también, entonces.
—¡Lo hice! —señaló la otra pierna del mayor, que mostraba el extremo del pantalón improvisadamente arremangado. Entonces, le hizo una pequeña reverencia desde el suelo a Baekhyun. —¿Está satisfecho con mi trabajo, señor?
El supuesto “señor” chasqueó en respuesta, ya que no se le ocurría nada para decir a pesar de que lo había pensado.
—Levántate y no hagas más estupideces como esas…
—¿Dónde quedó tu sentido del humor, Baekhyunnie?
No obstante sus palabras, Chanyeol se enderezó, sacudiendo la cabeza con dramatismo y volviendo a dejarse caer sobre su amada cama.
—Mi humor… Se desactivó parece, no tengo ninguna ocurrencia o cosa rara para decir. Tienes más imaginación que yo, me siento opacado —replicó Baekhyun con notable sarcasmo, sentándose en la silla donde antes estaba Chanyeol.
—Si fueras mujer diría que estás en tus días —comentó el más alto, arrojando un almohadón de su cama hacia Baekhyun, sin demasiada fuerza para romper algo.
—Entonces —tiró la almohada que había atajado segundos antes —Si fuera mujer al menos tendría una excusa para ser como soy sin que nadie me mire extraño —le devolvió la almohada a Chanyeol, agregando un poco más de fuerza.
—No tiene nada de malo ser como eres, pero no me dejes muy afuera. Además, solamente me gusta cargarte un poco —Chanyeol recibió el almohadón con una sonrisa comprensiva.
—Bueno. De todos modos me dirían machona por mi problema de agresividad casi compulsiva —rió sin gracia y revoleó los ojos hacia un costado.
—¿Siquiera me estás escuchando? —murmuró Chanyeol, suspirando. Volvió a arrojarle el almohadón al más bajo, casi como para desquitarse por su negligencia.
—¡Hey! —Baekhyun lo miró, agarrando la almohada de nuevo. —Eso fue más fuerte
—Te lo mereces —canturreó, yendo tan lejos como para sacarle la lengua.
Baekhyun infló las mejillas en respuesta y frunció el ceño, haciendo boca de pato.
—¿Por qué? ¿Qué hice?
—Por no escuchar las cosas que te digo.
Chanyeol hablaba con un tono como si fuese lo más obvio del mundo.
Aún así, Baekhyun no estaba en su misma frecuencia. Alzó una ceja.
—¿Qué me dijiste? —preguntó el mayor, tirándole la almohada de regreso. —No te escuché decir nada.
—Que no me dejes afuera. Sé que te gusta ser independiente y no te gusta que te vean vulnerable pero, aunque hayamos empezado a hablar no hace tanto, me gustaría que me dejaras conocerte —Chanyeol intentó transmitir su profunda sinceridad a través de su mirada.
Baekhyun se quedó anonadado, realmente no se esperaba que nadie le dijera tal cosa. Incluso su boca se abrió levemente ante la sorpresa, generando una respuesta un poco tardía.
—¿Y qué debería hacer entonces? —Bajó la cabeza, mirándose las manos y tocándose los dedos. —No es que yo piense mucho lo que haga, todo sale automáticamente..
Chanyeol jugó con los extremos del almohadón que había vuelto a caer junto a él, sopesando su respuesta con cuidado.
—No te cierres tanto en ti mismo. Sé que tu personalidad es algo arisca, lo noté, pero podrías tratar de no ser tan cruel a veces —soltó una pequeña carcajada ante esto último. —Y podrías dejarme abrazarte Bekhyunnie —agregó, esta vez bromeando completamente.
Bueno, casi completamente.
Baekhyun rodó los ojos, no sabía en qué momento debería tomarse enserio al otro ni en qué momento decía todo en broma. Llevó sus manos a los bolsillos, o eso quiso, ya que el pantalón que llevaba puesto no tenía bolsillos.
—No me gustan los abrazos, lo siento —sonrió, ladeando la cabeza de manera adorable, aunque hubiera sido mucho más adorable si no hubiera hablado, claro está.
Chanyeol resopló, dejándose caer de espaldas y quedando de cara al techo de su habitación.
—Qué lástima.
Baekhyun se bajó los pantalones, dejando a la vista sus finas piernas y se tiró al piso para buscar los jeans que, en algún momento desconocido, habían quedado enterrados bajo las cosas de la habitación de Chanyeol.
—¿Ya te vas?
Chanyeol volvió a sentarse, mirándolo con curiosidad y un “No, no te vayas” escondido en sus ojos.
Por supuesto, Baekhyun no podía simplemente quedarse a vivir allí, lo que no significaba que le gustara verlo marcharse.
“Dios, Chanyeol. No seas tan pesado” se recriminó mentalmente. Terminaría sufocando a Baekhyun.
—Debería —Finalmente encontró sus pantalones y se puso de pie, alisándolos un poco con sus manos. —Quiero bañarme —Baekhyun se sentía pegajoso y odiaba oler mal, por lo que prefería prevenirlo. Además su pelo podría tornarse grasoso en cualquier momento y esa era la peor de las sensaciones.
—Podés usar mi ducha —le señaló la puerta de su baño con la cabeza. —Claro, si a tu diva persona no le molesta mi shampoo común y corriente —le guiñó un ojo, agradeciendo tener el almohadón consigo para brindarle a Baekhyun un proyectil menos con el cual atacarlo.
—Mi ‘diva persona’ usa shampoos comunes y corrientes también —Lo miró. —Pero no tengo ropa, menos ropa interior de más —Informó Baekhyun, aún pensando por qué no negó directamente la propuesta del otro antes de meter excusas como esas.
—Podría prestarte —Chanyeol se movió desde su posición en la cama hacia su armario, del cual extrajo un juego de boxers nuevos, aún sin usar. —Sería un poco como los pantalones que te sacaste, en el sentido de que son algo grandes para ti… —alzó los hombros. —Pero están sin estrenar y es mejor que nada. Si querés.
Baekhyun se acercó un poco a él tras haber dejado sus jeans sobre la silla.
—¿Por qué quieres que me quede? —Preguntó con curiosidad reflejada en sus facciones.
—Porque —el más alto acortó aún más la distancia entre ambos, sonriendo. —… me gusta tenerte cerca.
Baekhyun rió por lo bajo, dejando una sonrisa de lado sobre sus labios.
—Eres masoquista —resumió.
—Tal vez. No me arrepiento, de todas formas. —tildó la cabeza hacia un costado. Sus rostros estaban tan cerca que podía sentir el dulce aliento de Baekhyun rozar su rostro, y eso era peligroso. Ya había visto como terminaban las cosas luego.
El mayor rió un poco más y se dio vuelta, caminando hasta la puerta de la habitación.
—¿Entonces está bien si me ducho en tu baño?
Chanyeol asintió, dejando la cama para agarrar su laptop y revisar unas cosas.
—Siéntete en tu casa.
Baekhyun caminó hasta la habitación de enfrente y cerró la puerta. Se acercó a la ducha y giró la canilla, haciendo que comience a caer agua desde arriba. Reguló la temperatura y, una vez conseguido esto, se quitó la remera y la ropa interior. El caía con violencia contra su piel y se sentía muy relajante. Mojó su pelo por completo y luego buscó el shampoo, derramando un poco sobre sus manos y desparramándolo luego por su cabeza lo suficiente como para crear espuma. Se lavó el cuerpo, se enjuagó y salió de la ducha, notando que había olvidado pedir una toalla. “Bueno, la habitación de Chanyeol está enfrente, si me asomo debería verme y entendería lo que pasa…” Pensó antes de cundir en pánico y se asomó por la puerta del baño. Lamentablemente y en contra de lo que tenía planeado, la puerta de la habitación de Chanyeol estaba cerrada. Chasqueó. No podía simplemente salir: estaba desnudo y la señora Park podría estar dando vueltas por ahí. Tampoco quería gritar, pero no le quedó opción.
—¡Chanyeol!
No hubo respuesta ni algún movimiento notable, por lo que repitió el grito unas veces más, pero tampoco pasó nada. Gruñó, realmente lo debía de estar jodiendo. Agarró su ropa del piso y se tapó los genitales, volviendo a asomarse luego por el pasillo para corroborar que la señora Park no estaba pasando en esos momentos, y corrió, abriendo la puerta de la habitación a su paso y encontrándose con que el otro chico tenía auriculares puestos. Lo insultó infinitas veces dentro de su cerebro y cerró la puerta. Su cabello estaba empapado y su cuerpo cubierto de gotas.
—¡Chanyeol! —Le gritó una vez más, con gran frustración acumulada.
Decir que Chanyeol estaba sorprendido era un eufemismo. Pegó un salto en su asiento, su laptop peligró unos segundos antes de que se recompusiera y volviera a sostenerla con fuerza. Se retiró los auriculares, observando la figura prácticamente desnuda (y mojada, Dios mío) de Baekhyun. Quien por cierto lo asesinaba con la mirada. Se golpeó mentalmente.
—¿Necesitas algo? —preguntó con educación rezando por la piedad del más bajo. —Perdón que no te escuché, pensé que no ibas a necesitarme —soltó una risa llena de nervios.
Baekhyun cerró sus ojos para concentrarse en poder controlarse y no revolearle el primer objeto contundente que tenga al alcance de la mano.
—Una toalla —murmuró. —Por favor
Con torpeza, Chanyeol caminó hacia su armario y abrió la tercer compuerta (y también la más pequeña), sacando de su interior un toallón azul y una toalla más pequeña a juego.
—Toma —le mostró una sonrisa de disculpas. —¿Algo más? —insistió para remediar su anterior error.
Baekhyun negó con la cabeza al mismo tiempo que aceptaba las toallas y agarró el boxer que antes Chanyeol le había mostrado. Se dio vuelta y regresó al baño, tapándose ahora también las nalgas ya que debió darle la espalda al otro.
Chanyeol chasqueó la lengua, decepcionado. Había estado tan cerca…
Con una última risa, tomó asiento frente a su escritorio y retomó sus tareas con la laptop, tarareando felizmente la nueva canción de su grupo de rap favorito.
El invitado regresó a la habitación con ropa interior puesta y con el toallón sobre los hombros, uniéndo sus extremos con sus manos por debajo de su cuello para poder tapar su torso. Tenía el pelo revuelto y un poco más seco. Se acercó a la ubicación de Chanyeol y se paró en frente de él para que notase su presencia y retirara sus auriculares.
—¿Me das una remera?
Chanyeol le pasó una de las pocas remeras que le quedaban bastante ajustadas, con esperanzas de que le quedasen un poco mejor a Baekhyun. Aunque por supuesto, seguían siendo demasiado largas las mangas.
Baekhyun se sacó el toallón y lo sostuvo entre sus piernas para poder colocarse la remera, que de todos modos le quedaba larga por todos lados. Agarró el pantalón que le había prestado Chanyeol antes y se lo volvió a poner.
—Arremangame —le sonrió a Chanyeol.
Parecía que era su nuevo trabajo.
Se acercó a Baekhyun y agarró uno de sus brazos, doblando las mangas por separado con una sonrisa infantil grabada en sus labios.
—¿Satisfecho señor? — Chanyeol continuó con aquel juego que había empezado antes.
—Ahora las de abajo —lo miró, manteniendo la misma sonrisita de gato de antes, y movió los pies para que note que las botamangas se habían soltado nuevamente.
El dueño de la habitación soltó un bufido teatral de fastidio y se agachó para obedecer su pedido. Ciertamente, la forma en que la ropa colgaba de sus extremidades delgadas era lo más tierno que habían visto sus ojos, pero también era incómodo y disparador de posibles accidentes.
—¿Y ahora?
—Más arriba, así van a caerse rápido.
Era obvio que su intención era fastidiarlo un poco,
Chanyeol frunció el ceño en su dirección, reforzando las partes de la tela que había doblado.
—Listo. —Se enderezó, cruzándose de brazos como si lo desafiara a contradecirlo.
Baekhyun se cruzó de brazos, imitándolo, y ladeó la cabeza.
—¿Qué? —Cuestionó con cierta intensidad en su voz. —¿Querés pelear?
Se había olvidado de lo agresivo que era.
En cierta forma, lo hacía querer besarlo.
“¿Por qué estás pensando esas cosas?” Chanyeol sacudió la cabeza y volvió a su lugar frente a su escritorio.
—No me gusta meterme en peleas.
—Lo sé —sonrió levemente. —Me di cuenta de que eras un chico bueno cuando pensaste que el director iba a regañarte por haber estado en una pelea en la cual no estuviste y casi te pones a rogarle piedad de rodillas para que te deje ir —rió.
Chanyeol se sonrojó, recordando aquella situación con un nuevo deje de vergüenza.
—¡No iba a rogarle!
—¿Ibas a llorarle, entonces? —Baekhyun se carcajeó un poco más fuerte.
Está bien, Chanyeol empezaba a molestarse realmente. Decidió canalizar esa energía de otra forma que enfadándose y pensando replicas originales.
En cambio, avanzó hacia Baekhyun con paso decidido. A cada paso suyo Baekhyun retrocedía otro. De esa forma llegaron a la posición final, donde Chanyeol mantenía al más bajo acorralado contra la pared, utilizando su propia altura superior como intimidación.
—Que no me guste pelear no significa que sea cobarde —sonrió de lado.
La cabeza de Baekhyun miraba hacia arriba, para no quitarle la vista de encima a los ojos de Chanyeol y su espalda estaba completamente apoyada contra la pared. Tragó saliva.
—No lo sé, ¿cómo podría saberlo? —Su rostro no mostraba miedo, ya que no lo sentía.
—Asumes muy rápido, Baekhyunnie —redujo el espacio entre sus rostros, mostrándose impasible ante su proximidad. Sus labios se detuvieron a milímetros de los del mayor, mientras la mente de Chanyeol libraba una batalla interna para decidir qué hacer a continuación.
Tener a Baekhyun así, a su disposición, era tan… tentador.
Baekhyun entrecerró sus ojos, sus mejillas se tornaron levemente rosadas. Chanyeol era un estúpido, ¿para qué iba a quedarse quieto estando tan malditamente cerca? Los segundos pasaban y el idiota no terminaba de romper el espacio entre ellos, resultaba estresante. Abrió su boca y comenzó a respirarle sobre los labios para provocarlo, pero no sirvió de mucho. Lo miró a los ojos, su mirada reflejaba deseo, era evidente, pero entonces, ¿por qué tardaba tanto? Asomó su lengua y, con la punta de ella, acarició la superficie de los labios de Chanyeol; empezando por el inferior y luego subiendo al superior sutilmente, ladeando un poco su cabeza. Si eso no lograba hacerlo entrar en razón, ya nada lo haría.
Chanyeol atacó sus labios entonces. La lengua de Baekhyun había quebrado su decisión de hacer las cosas de forma correcta. Ya se lo había explicado a su madre, que su relación era complicada y confusa.
No parecía mejorar desde allí.
Mantuvo a Baekhyun atrapado entre la pared y su cuerpo, sosteniéndolo desde su cintura y espalda baja, pegándolo hacia sí mismo, sintiendo su calor. Sus labios seguían acariciándose casi frenéticamente y no se veía como si alguno de los dos quisiera separarse nunca.
Continuaron besándose hasta que ya no tenían el aire suficiente como para seguir. Sus rostros se separaron un poco, bocas unidas por un pequeño hilo de saliva que no quiso cortarse. Baekhyun se había sonrojado nuevamente y sus labios estaban más rosas que antes. No levantó la mirada, esquivando los ojos de Chanyeol.
Claro, ahora venía ese momento de incomodidad luego de que pasaba el arrebato que los impulsaba a besarse.
Chanyeol lo había olvidado por unos segundos.
—Baekhyun —lo llamó por su nombre, en una exhalación. Había tantas cosas que quería decirle, preguntarle. Pero solo una de sus interrogantes logró pasar de la prisión de sus labios —¿No te arrepientes de esto, no?
—Sólo son besos —Baekhyun mantiene su cabeza gacha. —¿Por qué me arrepentiría?
Tendría que haberlo sabido.
—“Sólo besos” no existe en mi mundo. Los besos tienen significado —le mostró una sonrisa, levantando su mentón con una de sus manos. Chanyeol se separó un poco, soltándolo y tratando de aclarar su mente.
El mayor lo miró, con ojos aún entrecerrados. —¿Y qué significado tienen estos besos para ti, entonces?
—Te lo voy a decir —su sonrisa seguía intacta, volviéndose por momentos divertida, y por otros más gentil. —Pero no ahora. No cuando todavía tú no comprendes lo que significan para ti mismo —salió de la habitación, yendo hacia la heladera y sacando algo para calmar su sed. —¿Vas a quedarte a cenar o vas a volver a tu casa?
—Me voy —Se apresuró a decir mientras lo seguía hasta la cocina. —¿A qué hora comen?
—A las ocho, usualmente. Otras veces a las nueve. ¿Por qué?
—Así me voy antes —Aclaró Baekhyun, mirando el reloj de pared. —En una hora… O una hora y media.
—Oh —Chanyeol soltó una risa, sintiéndose algo estúpido. —Claro.
Sacó dos vasos de la alacena, le ofreció gaseosa a Baekhyun, quien aceptó la bebida, y ambos se sentaron en la mesa del comedor. Su conversación se mantenía superficial, alejada completamente de los temas profundos y emocionales (¿Y lo eran?) que podrían haber vuelto todo aún más complicado.
Chanyeol siguió burlándose de Baekhyun.
Baekhyun continuó insultando a Chanyeol y amenazándolo con tomar medidas violentas.
Una tarde normal, lo que no era nada mal bienvenida.
El tiempo extrañamente pasó volando, eran ya las siete y media cuando Baekhyun volvió a mirar aquél reloj.
—Voy a cambiarme —Dijo mientras se ponía de pie y salía del comedor, rumbo a la habitación del otro.
Baekhyun volvió vestido con las mismas ropas con las que Chanyeol lo había visto en el club: sus jeans oscuros ajustados y su remera de profundo escote en forma de ‘v’. Chanyeol trató de no quedarse mirándolo demasiado, aunque era una tarea ciertamente difícil.
Lo condujo a la puerta y se despidió con una sonrisa amplia y un “Nos vemos el lunes Baekhyunnie” acompañado por un guiño. Baekhyun le hizo mala cara, golpeándolo sin fuerza en la cabeza. Mientras se alejaba de la casa, movió una de sus manos como gesto de despedida.
Luego de perderlo de vista, Chanyeol cerró la puerta y soltó el aire que había estado conteniendo.
Las últimas 24 horas habían sido demasiado intensas y ahora sólo quería dormir y despejar su mente.