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El Hogar de las Bestias por Camila mku

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—Tal vez esto sirva —dijo Elle desde el baño, hurgando en el botiquín del depósito mientras Light observaba el lugar. Había un sinfín de bebidas acomodadas en los estantes de la pared. Era un lugar grande donde guardaban las reservas.

Estaban solos, y el silencio desentonaba con el sonido de la música de trasfondo que provenía de planta baja.

—¡Wow, este lugar es enorme! —exclamó Light mientras daba un recorrido.

—Lo sé —respondió Elle desde el baño—. Hay hasta habitaciones...

Light arrugó el entrecejo.

—¿Habitaciones? —preguntó mientras observaba a través de los cristales de la ventana. Había gente borracha durmiendo en los sillones que estaban afuera, y muchos otros directamente se habían recostado en el suelo.

—Sí, como veinte —respondió. Al rato salió con una pomada en una mano, y gasa y cinta en la otra—. Es un hotel abandonado con provisión de luz estatal. Y si me preguntas por qué, la verdad es que no tengo ni idea…

Se acercó a Light y le sujetó la mano. Ubicó dónde estaba la herida de la quemadura y empezó a untar pomada en ella. El suave roce con su piel tibia hizo que Light se relajara y disfrutara de sentirse agasajado.

—No tenías que hacer esto —susurró Light quien, a pesar de sentirse mimado, no podía obviar la incomodidad de estar vistiendo ropas tan provocativas. Con el brazo desocupado se cubría el abdomen en un intento poco fructífero por taparse.

—No es nada —dijo Elle, que no parecía estar prestándole atención a nada más que a su herida.

—Esta es la segunda vez que me salvas desde que estoy en Londres… —susurró Light—, empiezo a creer que eres algo más que una simple coincidencia. —Elle le sonrió de regreso.

—¿A qué te refieres? —preguntó arrugando el entrecejo. Light no supo responderle. Sus mejillas se sonrojaron.

—No lo sé... —dijo con timidez—. Quizás podamos ser amigos. —Sonrió.

Elle clavó su mirada sobre sus ojos ámbar, haciendo que el cuerpo de Light temblara.

—Sí, también lo creo —dijo al rato, y le sonrió de regreso. Había terminado de vendarlo y, por algún motivo, continuaba sosteniendo la mano de Light; quizás por demasiado tiempo como para que no resultase extraño.

—De ayer a hoy estuve pensando en agradecerte... —continuó Light, rompiendo un poco con el silencio que se había formado entre ellos—. Gracias por haberme defendido. Aunque, ahora que sé que ese tipo es tu hermano entiendo que debe ser un calvario más para ti que para cualquiera.

Elle soltó una carcajada.

—No fue nada, en serio —dijo con las manos en los bolsillos—. Cada tanto tengo que andar advirtiéndole a los demás que se alejen de él. —Miró a su alrededor. Las botellas de los mejores licores de la bodega lo incitaban a continuar bebiendo—. Oye, ya que estamos aquí, ¿quieres que te sirva un trago?

—Am... sí, claro —respondió Light con algo de timidez.

—¿Qué prefieres?

No sabía mucho de bebidas, pero creyó que algo liviano a esas horas de la madrugada le sentaría bien.

—¿Qué tal... —preguntó, tomándose un momento para decidirse— un martini?

Elle asintió. Fue hacia los estantes en la pared y extrajo de ahí dos botellas. Light fue a sentarse a uno de los sillones que había en un rincón, y esperó a que Elle se le uniera.


Mikami le tocó el hombro a Ídan y este, algo sorprendido, se dio la vuelta para ver de quién se trataba.

—Ídan, nosotros ya nos vamos —le dijo al oído para que pudiera escuchar a pesar de la música a todo volumen—. Takada no se siente bien. —Evitó dar detalles más allá de los estrictamente necesarios.

Ídan arrugó el entrecejo.

—Ah, okey —balbuceó. Por la manera en la que se tambaleaba, Mikami percibió que estaba pasado de copas—. Yo me quedaré con él. —Señaló al sujeto con el que había estado besándose toda la noche.

—Lo supuse —respondió Mikami sonriendo—. Se ven bastante... —Se detuvo para buscar la palabra adecuada— entretenidos —susurró—. ¿Cómo volverás al hotel?

—Tranquilo, Beyond me dijo que él me llevará mañana. —Sonrió y volvió a acurrucuarse en los brazos del inglés y a besarlo con fervor.

—De acuerdo —anunció Mikami elevando los hombros—. ¿Sabes dónde está Light?

—Ni idea —respondió Ídan encogiéndose de hombros.

—Bueno, me voy —continuó diciendo Mikami—. Usen preservativo, ¿sí?

—¡Deja ya de molestar, maldición! —respondió Beyond con voz gutural—. ¡Lárgate de una maldita vez!

Por un ínfimo segundo Mikami sintió miedo al ver la expresión perdida de ese sujeto. Tenía los ojos idos, como si estuviese drogado... Le desagradó al instante y tuvo un mal presentimiento. Temió por Ídan, pero él parecía estar embelesado por el inglés.

Mikami creyó que sería mejor idea dejarlos solos, de todas formas Ídan ya era mayor de edad como para prohibirle algo, y ni siquiera eran amigos.

—Nos vemos mañana, Ídan —lo saludó, y evitó entablar contacto visual con el otro. Su forma tan descortés de hacerlo sentir de más había sido suficiente para que le cayera fatal. Empezó a caminar entre todo el gentío hasta llegar adonde estaba Takada.

—¿Light no estaba con él? —le preguntó ella. Mikami negó con la cabeza—. Vamos a buscarlo —dijo, acomodándose la cartera en el hombro.


—Entonces, ¿todo se trata de una apuesta? —preguntó Elle bebiendo directamente de la botella.

—Algo así —respondió Light con sutileza. Al contrario de Elle había preferido que le sirviera el martini en un vaso de plástico.

—¿Y por qué debe ser tu amiga la que escoge al sujeto por ti? —preguntó, y bebió otro trago.

Light se encogió de hombros.

—Supongo que a veces soy demasiado tímido para... —midió sus palabras antes de pronunciarlas, y solo entonces sintió el peso de ellas— acercarme al hombre que me gusta por mis propios medios.

Elle lo miró de reojo y volvió a beber cerveza de la botella.

—Con esa ropa no te ves nada tímido, la verdad —soltó, y como una bomba. Desvió la mirada y sonrió provocativamente.

Light enrojeció de la cabeza a los pies.

—¡Cállate! —exclamó y le dio un empujoncito en el brazo—. No elegí mi atuendo. Un amigo creyó que conseguiría más miradas con él, así que pues...

—Entiendo —observó Elle, dándole el último sorbo a su botella; la hizo a un lado.

—Al final no fue necesario —continuó Light—, porque mi amiga creyó que sería conveniente que ella hablara con los sujetos y les sacara los números de teléfono para después dármelos. —Elle asentía con la cabeza y con la mirada puesta en el frente.

—Buena táctica. Tu amiga es inteligente.

Quedaron en silencio un buen rato. La atención de Light iba del paisaje tenebroso que ofrecía el bosque del otro lado de la ventana al rostro angelical de Elle. Lo observó dos veces sin que Elle se diera cuenta, pero la tercera vez no contó con la misma suerte. Sus miradas se encontraron. Vio la manera en la que Elle observaba sus labios con una falta absoluta de buenos modales; parecía estar anhelando probarlos de la misma forma que Light ansiaba probar los suyos.

Lo vio acercándose lentamente a su rostro y sintió el calor de su mano cuando la acomodó en su espalda. Lo último que vio Light antes de cerrar los párpados y dejarse llevar fue un brillo salvaje en sus ojos negros.

Acabó perdiéndose en un beso delicado, que al rato se volvió abrasante, duro y asfixiante. Intentó esconder su erección, pero Elle le sujetó los brazos y los llevó detrás de su espalda para impedir que se moviera. Lo besó en el cuello y, con dominación y virilidad, bajó una mano hasta su trasero. Light no se interpuso, permitió que lo tocara con desesperación y locura mientras jugaba con sus labios, los lamía y los mordía a su antojo.

Light empezó a gemir. Por una fracción de segundo sintió un sabor metálico que lo extrañó, pero no pudo detenerse a pensar en eso. Había olvidado dónde estaba y qué estaba haciendo, solo podía concentrarse en el hombre que tenía enfrente y en la manera que lo acorralaba en el sofá. Sentía su corazón latiendo a mil por segundo hasta que Elle se detuvo de repente, dejándolo con unas ganas intensas de pasar al siguiente nivel.

Ni siquiera lo miró. Se puso de pie y le dio la espalda.

—Va a ser mejor que paremos —murmuró y respiró profundo. Sin embargo Light no hizo caso. Se le acercó, lo abrazó e hizo un recorrido de besos por su cuello—. En serio, Light, no… —insistió Elle. Parecía estar exigiéndose al máximo para detener sus instintos—. Debes irte de aquí ahora.

—No quiero irme... —dijo Light entre risas, creyendo que todo se trataba de una broma. Se acercó y con la punta de su nariz acarició la nariz de Elle—. Quiero coger contigo. Además... tú empezaste. —Soltó una risita nerviosa.

Elle suspiró. Su rostro había cambiado y ya no se lo notaba excitado. Estaba, más bien, entristecido.

—En serio debes irte. —No le dio tiempo a reaccionar. Lo sujetó del brazo con fuerza y lo dirigió hacia un pasillo solitario dentro del hotel.

—¿Adónde me llevas? —preguntó Light asustado.

—Tienes que salir de aquí ahora —exigió, y con demasiado énfasis como para que se opusiera.

La luz de la luna ingresaba por las ventanas con mayor intensidad que hacía unas horas, y le daba al lugar un aspecto fantasmagórico.

—¡Espera! —gimió Light—. Mis amigos están abajo. —Elle se detuvo en seco. Su expresión fue fúnebre.

—Mierda... ya deben haber cerrado las puertas —dijo con preocupación—. ¡Sal de aquí ya! —Lo sujetó por la cintura y lo obligó a atravesar un orificio, en lo bajo de una pared de concreto. Lugar por el cual solo alguien con su contextura física podría caber.

De todos los finales que había imaginado Light para esa noche, jamás creyó que acabaría con la ropa llena de tierra y la cara mojada con el rocío del césped de las cuatro de la madrugada.

Sintió que el celular le vibraba en el bolsillo de sus jeans ajustados.

—Light... —Era la voz de Takada. Sonaba preocupada y levemente agitada—. ¿En dónde estás? —Le pareció raro no oír música de fondo.

Miró a su alrededor. Había un árbol torcido cuyas ramas cubrían la luz de la luna llena. Por lo demás, no podía asegurar nada. No había demasiada luz como para ver algo. La oscuridad de la noche era espesa.

—Am... —balbuceó, todavía agitado—. Salí de la discoteca. Estoy en alguna parte del jardín, pero no sé bien dónde —llegó a decir, confundido y desorientado; recién entonces sentía los efectos del martini. Empezaba a dolerle la cabeza. Ni él mismo comprendía por cuál pasadizo secreto lo había botado Elle hacia afuera... y por qué—. ¿Ustedes dónde están?

—Activa la ubicación en tu celular. —Escuchó decir a Mikami del otro lado—. Iremos a buscarte. Nosotros también estamos afuera. —Light así lo hizo y, al cabo de un rato, los vio acercándose a lo lejos, entre toda la maleza del jardín.

—¡Ahí estás! —anunció Takada, quien se apresuró a ir en su encuentro ni bien lo vio... y en esas condiciones—. ¡Dios mío, Light! ¿Qué te pasó? —le preguntó con preocupación. Lo miró de arriba abajo y empezó a sacudir la tierra de su top.

Light suspiró y se sujetó la cabeza con una mano.

—Es una historia larga —susurró—. Se las contaré en la mañana. Mejor llamemos al taxista y vámonos de aquí. —Sus amigos estuvieron de acuerdo—. Aguarden, ¿dónde está Ídan?

—Decidió quedarse —respondió Mikami, quien evitó hablar de más en presencia de Takada. Pero cuando esta se alejó unos metros para llamar por teléfono al mismo taxista que los había llevado, esta vez para que fuera a recogerlos, Mikami se acercó a Light y le susurró al oído—: Dijo que mañana volvía al hotel por sus propios medios. Se quedó con un tipo... un tal Beyond.

Light cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás con gesto de desagrado.

—¿Por qué con ese sujeto? ¡Es una porquería! —gimió.

—¿Lo conoces? —le preguntó Mikami sorprendido.

—Sí, es el imbécil que intentó robarme en el callejón. Y hoy me enteré que, en realidad, hurgó mi billetera solo para intentar manosearme. —Sentía tanto odio que dio una patada al aire. Luego cayó en la cuenta de que había un detalle en el cual no había reparado—: Aguarda... ¿Takada vio a Ídan con Beyond? —Mikami asintió con gran pesar—. ¡Ay, mierda!

—No vayas a decir nada. Está de muy mal humor. —Se giró para echarle un vistazo a su amiga, quien todavía hablaba por teléfono. Luego volvió a fijarse en Light, más precisamente en su deteriorada vestimenta—. Parece que tuviste una noche alocada... —Su tono de voz y su expresión delataron cierta insinuación.

—No es lo que parece, en serio —contestó el castaño, cruzado de brazos y con un humor muy diferente al que había tenido al empezar la noche.

—Supongo que ya me contarás cuando estemos en el hotel —incitó Mikami con una sonrisa. Light vio que, de un segundo a otro, su amigo se fijaba detenidamente en su boca mientras su rostro cambiaba de uno sereno a uno preocupado—. Light... te están sangrando los labios.

Light se llevó una mano a la boca y luego se detuvo a ver sus dedos. Y efectivamente había sangre en ellos.

Notas finales:

Espero que hayan disfrutado de este capítulo :D ¡Nos vemos pronto! No olviden pasarse por el Instagram: /Camilamku/.

Abrazo enorme.


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