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Todos aman a Light por Camila mku

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El aire estaba caliente, tanto que hervía el pecho al respirarlo. Agitaba su propio cuerpo con fiereza y velocidad sobre una superficie esférica, el sudor recorría la hendidura de su espalda desnuda y bajaba hasta sus glúteos. Largó unos cuantos insultos al aire y en momentos hasta se quedaba sin palabras. Los sensores de su piel estaban abiertos, tan sensibles. Solo podía concentrarse en lo que hacía ahora y ya, en aquel mismo instante y su organismo obedecía a su testosterona, a sus deseos infalibles de saciarse que le rogaban no detenerse, ir más y más rápido, todo lo que su cuerpo llegare a dar.

Y la habitación se hacía inexistente al igual que el hombre en frente suyo, solo podía dar rienda a lo que hacía, a sus movimientos imparables y repetitivos.

Y gemía, fuerte. En partes veía la cabellera rubia del hombre al que penetraba, y en otras veía una cabellera castaña y una piel que pasaba de ser pálida a trigueña. La imagen en la cual se detenían sus ojos parecía vagar de la realidad a la fantasía. Y es que lo había dejado con tantos deseos que ni ejerciendo el mayor de los controles hubiera podido eludirse.

Acabó, se alejó de aquel y se vistió.

-¿Te quedarás? –preguntó el rubio que se había quedado rendido y reposando su cuerpo sobre la cama.

-Debo irme –recogió una que otra cosa de su pertenencia al tiempo que abría la puerta y dejaba atrás otra de sus tantas tretas.

Salió del apartamento de aquel, cogió su motocicleta y en unos segundos ya había desaparecido en la acera. Mientras prácticamente iba volando sobre el rodado sintió una vibración en el bolsillo de su chaqueta. Hizo fuerza para tomar el móvil contra todo aquel viento que le chocaba sobre el rostro.

-¿En dónde estabas? –la voz de Takada sonaba cortada, debía bajar un poco la velocidad del vehículo.

No le había respondido nada, estaba decido a abandonar la llamada, pero la pelinegra no desistió tan fácilmente.

-Estuve toda la maldita mañana esperando a que te dignaras a aparecer en el cuartel de policía para que me dejaran salir, y ni siquiera te asomaste idiota –se escuchaba furiosa.

Si Riuzaky le frenaba los tantos a la morena advirtiéndole que había sido culpa de ella el haber sido atrapada por la policía y que fue una completa boba al haberse metido en la tunda de aquellos dos, entonces aquella se preguntaría cómo diantres el moreno sabía que estuvo en una pelea. Mejor no decir nada, pero le había caído como dedo sobre herida aquel insulto.

-Idiota tú por haberte dejado atrapar. ¿Acaso no te diste cuenta cuando llegó la policía? Te hubieras dado a la fuga en ese instante.

-¡Me atraparon en medio de un alardeo en el cual ni siquiera estaba participando! Solo intentaba separar a dos compañeros de Universidad.

-Pues fuiste una imbécil, Takada. ¿Quién te mandó a meterte en el rollo?

-¡Eso ya no importa! Lo importante es que ya vino mi padre a recogerme sabes, ¡y los muy estúpidos de los policías no permitieron que nos fuéramos solos aun siendo mayores de edad! Le haré una denuncia a ese cuartel hipócrita y a todos esos policías de pacotilla ¡Me dejaron allí encerrada ocho malditas horas! Ya se las verán conmigo muy pronto. ¿Y tú? Creí haberte preguntado en dónde estuviste todo este tiempo que te mandé mensajes y llamadas y ésta es la única que me respondes.

Cerró la tapa del móvil sin previo aviso a la pelinegra que quedó echando vapor por las orejas del otro lado del aparato. No se daría por vencida tan fácil. Volvió a intentar comunicarse con él.

Aumentó la velocidad de la motocicleta a una que por poco y no le permitía divisar con exactitud los objetos que pasaban por sus laterales. Nuevamente el móvil comenzó a vibrar de una manera fastidiosa. Intentó hacer caso omiso pero el aparato le resultaba demasiado molesto.

De repente perdió la concentración y a la velocidad que iba se saltó un semáforo en rojo que fue incapaz de percibir con la vista. Un automóvil se le cruzó en frente y gracias al cielo sus reflejos fueron tan rápidos como para alertarle en un cuarto de segundo que si no frenaba la motocicleta, se tragaría de lleno la trompa del coche y lo más seguro era que saliera disparando de ésta quedando su cuerpo desparramado sobre la acera.

Frenó de golpe causando un chirrido infernal, la motocicleta quedó detenida a tan solo centímetros del automóvil que se le había cruzado por el camino.

-¡Por Dios chico! ¿Tú te quieres matar? –gritó el conductor dentro del carro, sus manos sobre el volante temblaban y estaba tan enfadado y sorprendido que su rostro anciano se volvía rojo de impotencia.

Varias veces tuvo ese mismo problema, pero ahora estaba pasándole con mayor frecuencia: perdía el hilo de la percepción mientras conducía y por poco y acababa apaciguando su vehículo de golpe frente a automóviles, camionetas y hasta otras motocicletas. Debía obligatoriamente bajar la velocidad o de veras algún día de aquellos acabaría en un hospital en terapia intensiva luchando por su vida tras haber sufrido un accidente automovilístico.

Y tal vez aquel día estaba mucho más cerca de lo que él creía.

………………………………………………………………

-Y ¡nos dejaron allí ocho horas! Pero lo peor de todo fue que tuve que soportar las miradas de puñal de Misa que se encontraba en la celda de enfrente. Esa tipa está completamente loca Light, deberías tener mucho más cuidado con qué personas tienes contacto y compartes ya que podría ser peligroso, enserio Misa no está bien de la cabeza y creo que debería visitar un médico que le recomiende algún que otro tipo de terapia o alguna rutina que seguir para que se le quite la locura que lleva encima y hasta podría llegar a decirte que… Light, ¡Ey Light!, ¿estás escuchándome?

-¿Eh? –su vista desenfocada que había estado apuntando hacia el vacío unos instantes atrás, ahora observaban al moreno con atención. Apartó la mano que sostenía su quijada y la colocó sobre la mesa a un lado de su tasa de café.

-No escuchaste nada de lo que te platiqué hace un momento ¿verdad?

Se sintió avergonzado y bajó la mirada. En ese momento al igual que muchos otros le hubiera encantado tener el flequillo mucho más largo para que cubriera la sonrojes de sus mejillas que ahora lucían como dos fresas.

-Lo siento mucho Mikami, últimamente estoy muy distraído –apenándose por su falta de tacto intentó disculparse.

-Bueno, de eso pude darme cuenta, dime ¿hay algo que te anda molestando? –dijo al tiempo que bebía un sorbo de su café. Se había puesto serio de repente, tal vez le había dolido el hecho de sentirse ignorado por el castaño, o peor aun que aquel no le importara ni pepinos lo que el moreno decía.

-Oh no, no es nada serio, es solo…

-¿Solo? –preguntó de manera insinuante.

-No, no es nada.

-Anda Light, puedes decírmelo, lo que fuera que sea puedes contármelo.

-¡Enserio que no es nada!

-¿Y entonces porque estás tan colorado?

-No estoy color…

-Si lo estas, anda que tienes, ¿Qué ocultas? –sonreía, Light era tan evidente cuando alguna emoción fuera de lo normal rondaba en su cabeza, cualquiera lograría leerle el pensamiento como si lo tuviera escrito en su frente.

-Solo fue un sueño que tuve –había bajado el tono de voz mientras decía las últimas tres palabras intentando que no llegaran a oídos del moreno.

-¿Un sueño? Debió haber sido interesante porque tu rostro parece fresa.

-¿Qué estas insinuando? –levantó la vista de repente con gesto que delataba pavor.

-Nada, solo eso: que debió ser interesante –arrastró la última palabra con sorna.

-¿Y a que te refieres exactamente con "interesante"?

-Tú ya sabes a que me refiero –le guiñó un ojo que por poco y hace que la ropa le quedara chica a Light, hirvió como pava de la cólera.

-¡Oh por Dios! Yo no he soñado nada de eso, Mikami, déjate de tonterías ¿quieres? Yo jamás… ¡solo fue un sueño y punto!

-¿Y vas a contarme de que se trató?

-No porque es algo de mi intimidad y es puramente privado asique no insistas.

-Ojalá haya sido conmigo –acabó el moreno mientras se ponía de pie y se dirigía hacia la cajera de la cafetería de la Universidad, caminando como si nada y de lo más tranquilo dejando al castaño con la boca abierta de la sorpresa, últimamente Mikami se estaba tomando más atrevimientos de los que debería, o de los que tenía permitido.

No, definitivamente no fue contigo, Mikami. Revolvía el poco café que quedaba en el fondo de la tasa, veía el reflejo de sus ojos en él. El sueño más extraño que tuvo en la vida y lo peculiar en todo aquello fue que no había bebido tanto, había estado bastante consciente hasta que Mikami le arrastró al cuarto para que "se le pasare un poco la borrachera". Es verdad que no había podido caminar y tal vez el somnífero de los tragos fue tan fuerte que le produjo un sueño de lo más extraño. Pero había jurado que era real porque no se había sentido como un sueño. Es más, creía haber visto la silueta de L, creía haber tocado la piel de L, haberse echado a llorar en su pecho y decirle que lo odiaba por haberle abandonado sin explicación alguna. Pero no había sido eso lo más extraño de todo, lo que mayormente preocupó al castaño fue que: ¡pudo percibir su olor!

En los sueños se experimentan varias emociones y de las más diversas, hasta puede reproducirse el llanto pero, ¿olores? ¿Es posible sentir olores en un sueño? Jamás le había ocurrido y tal vez aquel fue el primero de todos en que hubo de sucederle algo así. Se le había quedado grabado en el cerebro: aroma de cigarro mezclado con un perfume varonil, el aroma de L en sus sueños, ¿olería así en la vida real?

-¿Vamos Ligh? –el pelinegro se había acercado a la silla donde se encontraba y una vez habiéndose puesto de pie, ambos caminaron por la acera de la universidad hasta que debieron despedirse del otro para dirigirse por separado a sus respectivas casas, luego de que Mikami hiciera algún que otro comentario sobre algo que el castaño ya había comenzado a notar cada vez que se paraba frente al espejo: Light, soy yo ¿o tu realmente te ves mas gordito? ¿Has estado comiendo de más? Es que ya hasta se te pueden ver los rollitos asomando por tu camisa.

El trigueño sin demostrar prestarle demasiada atención simplemente bajaba la cabeza y continuaba su camino, en su interior esas preguntas insinuantes de pensamientos racistas e hirientes le dolían, no lo negaría. Odiaba el hecho de que las personas en pleno siglo de revolución continuaran con un canon de belleza tan irreal y superficial como aquel que induce a enfermedades en los adolescentes tal y como la anorexia o bulimia… se sintió difamado.

Continuó caminando.

Ese día no había llevado el automóvil, quería pensar…

Pensar en el mensaje de L, que le dio la sensación de estar tocando el cielo con las manos. Le dijo hermoso, ¡dijo que fue como lo sospechaba!

Dios, si tan solo se conectara una vez más, al menos una sola que me permitiera demostrarle lo mucho que le quiero realmente. Caminaba despacio mientras se carcomía las uñas y pensaba una y otra vez en si L se conectaría en la noche, si podría platicarle y expresar finalmente sus verdaderos sentimientos hacia él, los más profundos y que aquel entendiera que eran reales, y que por ende, era necesario verse, encontrarse, descubrirse. No tuvo jamás un sentimiento similar para con nadie y luego de que mucha gente le platicara una y otra vez sobre "el amor", esa emoción que se le hacía patética hacía un tiempo atrás, ahora comenzaba a entender de qué se trataba todo aquello del amor, cómo se sentía cuando uno estaba dentro del juego y comprendió finalmente a todas aquellas parejas que se la pasan tomados de la mano sin despegarse como chicles agarrotados…

Así era como ansiaba estar con L.

Se pasó la noche entera con los ojos fijos en el computador, observando con detalle cada palabra, cada sílaba del mensaje del hombre que apareció en su bandeja de entrada. Aquella frase era como un ramo de rosas que le penetraba hasta el alma, no podía quitar los ojos de ella.

Como lo sospeché desde un principio: eres hermoso.

Anhelaba esos términos escritos por el moreno y cada vez que los leía suspiraba como aquellas doncellas que leen las cartas de sus amados que están muy lejos de ellas pero que sueñan con su regreso, así era exactamente como se sentía y aquello último era justamente lo que el castaño quería.

Ya estaba por irse a la cama cuando le picó el bichito de la curiosidad y volvió a adentrarse en aquella página: el chat, buscó la ventana en la cual había conocido a L, ojeaba los conectados una y otra vez decepcionándose aun más con el correr de los minutos. Hasta que…

El corazón le dio un vuelco terrible en el pecho, la respiración se le fue de un soplo y apretó tanto las letras del teclado de la netbook que éstas chirriaron. ¡Allí estaba!

-L… -escribió el castaño de una manera desesperada.

-Cariño...

Si, era él, su L.

-¿Dónde diablos estabas? ¿Tienes idea de lo mucho que me preocupé? ¡Jamás en la vida vuelvas a hacerme algo así, jamás! –la vena de su sien estaba hinchada y su rostro adoptó un color rojo intenso. Tal vez había exagerado pero estaba tan jodidamente dolido que no pudo contenerse, y ahora intentaba detener el llanto cubriéndose el rostro con las manos.

-Lo siento si te herí.

-¿ me heriste? ¡Claro que lo hiciste! ¿Qué te pasa, estás loco? ¿Cómo vas a hacerme algo así? No sabes lo mucho que te extrañé todo este tiempo, ¿por qué te fuiste? ¡Contesta! –lloraba a borbotones y dio gracias el hecho de estar conversando a través de internet ya que de ser personalmente hubiera bañado en lágrimas a aquel hombre-. No tienes idea lo mucho que dolió el que te fueras.

Pasaron varios minutos y el interlocutor de la conversación no respondía, si llegaba a abandonarlo otra vez entonces eso sería todo y Light saldría a buscarlo a como dé lugar. Intentaría ubicarlo sea como sea y donde fuere.

-Debí arreglar unos asuntos.

-¡Pudiste haberme avisado! -debía controlarse, si continuaba agrediéndole, L dejaría la conversación y eso era lo último que quería, además ahora estaba allí y era eso lo que buscó durante tanto tiempo, debía aprovecharlo. Intentó limpiar sus lágrimas con los dedos, respiró profundo y exhaló pausadamente-. Dios santo L, pensé que no me hablarías nunca más y que te irías para siempre. Es que yo… tenía algo muy importante que decirte antes de que te fueras.

-Primero déjame aclararte una cosa: no me pidas disculpas por mis errores, soy yo quien debe disculparse. Lamento haberte herido con mi ausencia, enserio que lo siento.

-No quiero perdonarte, dolió mucho.

-No tienes que hacerlo si no quieres. Supongo que de ser así deberé dejarte en paz.

-¡NO! Ni se te ocurra irte otra vez porque me muero, ¿oíste bien? –diablos, tal vez sus impulsos lo asustarían, debía calmarse pero no lo conseguía, era un manojo de nervios, emociones fuertes y llanto.

-No creí que esto sucedería, ni mucho menos que acabaría así: esto definitivamente no es sano para ti –soltó L.

-¡Que te alejes de mi lado es lo "no sano" para mí! –gemía a sollozos en su habitación-. Soñé contigo… soñé que estábamos en un cuarto a oscuras y no podíamos ver nuestros rostros y, de repente yo te decía que te odiaba y tú me abrazabas y yo lloraba mucho. ¡Imagínate lo mal que la pasé como para soñar algo así!

Varios minutos sin un mensaje de L en el ordenador, minutos que a Light se le hicieron interminables y comenzaron a carcomerle las entrañas.

-Aun me odias.

-¡No! Solo me dolió mucho tu ausencia, pero no te odio L, todo lo contrario.

Tras varios segundos en espera, respondió.

-Jamás quise provocar una obsesión enfermiza en ti, cariño. Lo siento –dejó caer como frío y duro plomo.

-¡No! Espera, ¿qué? ¡No es una obsesión enfermiza! L mis sentimientos son puros y sinceros, no es obsesión, creo que es algo realmente profundo y recién ahora estoy comprendiéndolo…

-Demuéstramelo.

Se quedó en estado de Shock. El corazón comenzó a palpitarle con mayor fuerza dentro del tórax.

-¿Cómo? ¿Quieres que nos veamos? Porque si es así entonces acordemos en este instante: lugar, fecha y hora y yo iré y te demostraré que mis sentimientos son reales.

-Dímelo.

-¿Qué quieres que te diga?

-Anda, dímelo. Expresa todos tus sentimientos en esas palabras trilladas y comunes que están en boca de todos y aún así nadie parece sentirlas verdaderamente.

-¡Pues yo sí!

-¡Entonces dímelas!

-Bueno, es que…

-Anda hazlo. Dijiste que tenías que decirme algo importante antes de que partiera, supongo que ha de ser eso. Pues ahora es tu oportunidad, ya hazlo.

-Pero es que yo quería…

-¡Dímelas ya!

-¡Tu ya lo sabes! Sabes exactamente lo que siento.

-Necesito leerlo de tu propio puño, ¡dilas!

-Si ya las sabes entonces no tiene sentid…

-¡Dímelas ya!

-¡Bueno, ya estuvo!

-¡Dilas!

-Te amo –cubrió su rostro con sus manos aparcando alguna que otra lágrima escurridiza antes de volver a escribir sobre el teclado-. Diablos L, creo que realmente lo estoy, estoy enamorado… perdóname por favor, no sé como ocurrió.

Se mordía la punta de los dedos de las manos en un intento exasperante de calmarse a sí mismo pero no podía, ¡no lo lograría jamás porque luego de un mes frustrante lleno de complicaciones allí estaba su objeto de deseo, había aparecido y esta vez no lo dejaría ir!

-Ya tranquilo –intentó calmar las aguas, la confesión era un tema delicado y mucho más si se trataba de Light-. Perdón por haberte puesto aun más nervioso, anda ve a refrescarte un poco ¿sí?, yo espero.

-No, no quiero ir, quiero estar aquí hablándote, ¿me vas a decir por qué te fuiste?

-Siento haberte abandonado así, no tuve otra opción, debía resolver cuestiones personales, vuelvo a disculparme.

-Ya, no lo hagas, tú sabes que te perdono, no podría no hacerlo porque te quiero. Solo que no quiero que vuelvas a irte de esa manera. Te extrañé mucho.

Si Mikami en aquel último mes había estado cerca del castaño, insinuándole que podría existir algo más entre ellos dos que simple compañerismo y Light se lo había estado creyendo hasta entonces: con la vuelta de L toda aquella cercanía con Mikami se volvió inexistente para Light, ahora estaba L y su corazón que vagó solitario durante todo aquel tiempo finalmente volvía a tener dueño.

-Aun me siento algo dolido, pero me alegra que estés aquí conmigo –soltó. La situación era aun más irreal que nunca, peleaban como si se trataran de una pareja pasando por un momento complicado y ahora se venía la dulce reconciliación.

-Sabes, también yo te extrañé mucho –tecleó L.

-¿De verdad?

-Claro que sí, ¿cómo preguntas si "de verdad"?

-¿Y qué opinas? Hablo de mis sentimientos.

Esperó unos segundos la respuesta, con la peor de las impaciencias.

-Eso depende de las palabras con la cual englobes mi imagen.

Light pensó unos segundos, no veía ningún rasgo de pregunta captosa allí pero más valía estarse seguro.

-¿Qué quieres decir con eso? Oh no, ¿es acaso alguna de esas trampas psicológicas que me tiendes para hacerme caer?

-Claro que no, pero deberías razonarlo.

-Mmm, déjame ver: consejos y cuidado, protección. Eso se me viene a la cabeza cuando pienso en ti.

-Como lo imaginaba.

-¿Qué cosa?

-Es completamente normal que sientas devoción por alguien con esas características, tal vez solo necesitas que alguien te escuche y siendo un niño, caíste. No me malinterpretes pero creo que es exactamente tu caso.

No lograba entenderle a la perfección, ¿acaso decía L que sus sentimientos eran solo reflejo de una idolatría hacia un buen ejemplo?

-L, ¿de qué diablos hablas? Primero déjame decirte que yo no necesitaba hablar con nadie ¿está bien? No estoy enamorado de ti porque me aconsejes ni nada por el estilo, te amo por ser maduro, por tus sentimientos y tú moral, eso es lo que me gusta de ti, eso es lo que me atrapó y en esos sentimientos yo caí redondo, lo admito. Y segundo: creí haberte dicho mi edad, tengo veintiún años y eso implica mayoría de edad osea que no soy un niño, ¿puedes comprenderlo?

-Lo eres emocionalmente hablando, no has estado con muchas personas en tu vida sentimental y aun eres primerizo en dichas cuestiones por eso creo que te dejas llevar rápido por tus sentimientos pero para nada estoy juzgándote es comprensible, pero cariño por favor, no empecemos a agredir otra vez ¿sí? Es una simple teoría. Te quiero y no deseo alterar las cosas más de lo que ya están.

-L yo te amo mucho, y doy gracias haberte encontrado aquí. No sabes cuánto ansiaba, ¡No! cuánto necesitaba leerte. Y… bueno, ¿enserio crees que soy hermoso?

-Absolutamente, ¿por qué mentiría en algo como eso?

-No lo sé, solo pregunto, ya sé que no mientes pero quería cerciorarme. Dime, qué es lo que te ha gustado más de mi, físicamente hablando, lo que te ha gustado de la fotografía.

Esperó unos segundos mientras sonreía quisquillosamente y se mordía la comisura de las uñas olvidando las lágrimas que hacía unos segundos rodaban por sus mejillas, ser joven era increíble, se podía pasar de un instante a otro del llanto a las sonrisas.

-Siendo completamente franco y hablando enserio, me fascina la pequeña asimetría en tu nariz, es delicada y hermosa.

-¿Qué? ¿Enserio te gusta mi horrenda nariz? –la respuesta lo había descolocado-. Oh no L yo he estado pensando en una cirugía plástica para quitar esa asimetría.

-Jamás lo hagas, más allá de estar consciente de que es una imperfección, yo la veo perfecta al igual que la cicatriz sobre tu ojo derecho y la pequeña separación entre tus dientes. Son fallas que aumentan tu hermosura. Me excitan –Light comenzaba a sentirse acorralado, le estaba sacando todos los defectos a su fotografía y por un lado le molestaba (en realidad porque aquellos desperfectos siempre le parecieron horrendos hasta a él mismo y le creaban un complejo, siempre que los recordaba se veía a sí mismo como antiestético y le quedaban los ánimos por el piso creyendo que la cirugía sería la mejor opción) pero por otro lado, le encantaba el hecho que L no fuera superficial, que se fijara en sus imperfecciones ¡y que le agradaran! L comenzaba a derretir cada uno de sus sentidos con aquellas palabras, otra vez lo estaba logrando-. Me encantaría poder recorrer tu cuerpo: continuar descubriendo más y más imperfecciones en ti, para ver lo hermosas que son. Tus pies, tus manos, tus glúteos, tu espalda, tu tórax, tu estómago.

-Últimamente estuve devorando comida por doquier, un compañero de universidad me dijo que ya empiezan a vérseme los rollitos a través de la camisa –sonrió.

-¿Y tú qué piensas de eso?

-¿Del comentario de mi compañero?

-Sí, ¿qué piensas?

-Pues que es vacío y superficial, es que me da la impresión que las personas están con la idea del "muñeco viviente" como canon mundial de belleza y la tienen tan metida en el cerebro gracias a cuestiones como publicidad, productos, internet, la TV chatarra y otros, que al final acaban prestando más atención a lo físico y material.

-Eres muy inteligente sabes, y aunque tus actuares sean aniñados, déjame decirte que tu moral no lo es, todo lo contrario, eres muy maduro. Y déjame decirte aun más: apuesto que esos rollitos deben verse hermosos.

-¡Ya L, me sonrojas!

-Eres perfecto –tecleó el moreno.

Quedaron conversando a través de internet hasta muy tarde, disculpándose y demostrando lo verdadero de sus sentimientos.

Luego de esa noche para Light todo había vuelto a la normalidad y el estrés había bajado considerablemente de su agenda. Su vida volvía a ser tranquila a no ser por un que otro detalle: la vuelta de las llamadas de Misa a todas horas, Mikami que insistía con llevarlo nuevamente al bar al cual Light fue con él y Takada hacía un tiempo atrás. Por su parte la morena no había vuelto a llamarlo ni tampoco a dirigirle la palabra más que un Hola, como estas; Adiós, nos vemos luego y cuestiones por el estilo.

Por otra parte, con L hablaba todas las noches, algunas veces hasta altas horas de la madrugada, otras no tanto debido a que el castaño tenía Universidad en la mañana y el hombre detrás del monitor no le permitía a Light excusar sus estudios por él, y por mucho que éste desistiera, L no haría cabida, debía hacer caso si no pretendía bajar su rendimiento estudiantil.

-Bueno, mañana no tengo Universidad asique podríamos jugar ¿verdad? –preguntó pícaro una de aquellas noches en las que había pasado el horario de medianoche y un nuevo día nacía con la madrugada.

-No me estarás mintiendo…

Y efectivamente lo estaba haciendo, Riuzaky sabía a la perfección que en la mañana ambos cursaban la misma materia pero un sentimiento mas fuerte le impulsó: hacía mucho que no dejaban correr su imaginación para descubrirse a sí mismos. Asique por esta vez iba a complacerle el capricho a Light.

-Claro que no, ¿Qué pasa? ¿Es que ya no te apetece jugar conmigo?

-Yo quiero lo que tú quieras, cariño.

-Bien ya –soltó Light con sus pies inquietos dando saltitos en la silla de la emoción-. Puedes empezar, soy todo oídos, aunque en esta ocasión debería de ser todo vista –sonrió como niño encantado con brillo en los ojos tras haber estado esperando el ansiado dulce que ahora le entregaban justo en la palma de sus manos.

-¿Por qué no intentas tú hacerlo esta vez?

Su rostro quedó con expresión atónita. ¿Él? ¿Light… debía relatarlo?

Oh no, definitivamente no creo ser bueno en esto. Pensó y toda la emoción desapareció como por un soplo, comenzó a inquietarse.

-L yo no sé hacer esas cosas, es mejor que seas tú quien lo haga.

-Solo déjate llevar.

-No creo que sea buena idea, enserio no soy bueno.

-¿Cómo lo sabes? Jamás lo has intentado ¿o sí?

-Bueno, no pero…

-¿Qué no querías jugar? Pues juguemos.

-Si pero es que tu eres quien usualmente…

-Bien, mira, te propongo algo, me contarás con detalle lo que quieres que suceda ¿está bien? –planteó y Light empezó a sentirse intimidado y algo ansioso, era su primera vez en el papel de redactor y eso no aparejaba nada bueno-. ¿Qué deseas que suceda justo ahora, en este mismo instante?

Tenía sus manos apoyadas sobre el escritorio a ambos lados del teclado, con las palmas bien abiertas, cuando las levitó unos segundos ya la transpiración de éstas se había apoderado de la madera lustrada. Giró la cabeza unos instantes hacia su cama, un moreno de mirada agresiva y punzante le clavaba los ojos con detenimiento, sus cabellos negros alborotados brillaban bajo la luz de la recámara, estaba sentado en los pies de la cama con las piernas bien abiertas y ambos codos descansando sobre sus rodillas. Le miraba atento, como si intentara no perderse ni un segundo el gesto de inocencia que el castaño portaba en su delicado rostro. Light chequeó la puerta, estaba entreabierta y si irían acomenzar debía trabarla bajo llave.

Se puso de pie y se dirigió a la entrada de su cuarto, lentamente giró la llave dentro de la cerradura quedando atrapado a solas en ella… pero en su imaginación no estaba a solas.

Se quedó de piedra frente a la puerta, se sentía demasiado real: apoyó ambas manos sobre la puerta mientras el hombre que posaba sobre la cama ahora estaba detrás suyo acariciándole el abdomen con suavidad y fogosidad a la vez, y pegando la parte trasera del cuerpo del castaño a él, abrazándole con mucha fuerza y masculinidad.

-Te extrañé L –el abrazo le quitaba el aire, era potente al igual que los tatuados brazos fibrosos del moreno-. Te extrañé mucho –le decía una y otra vez con la voz lacrimosa y entrecortada al hombre de su imaginación que había salido de su cabeza y ahora estaba detrás de él, agarrando su cuerpo con ímpetu entre sus brazos.

Debía regresar al escritorio, allí estaba el verdadero L, pero el moreno de su imaginación lo oprimía con demasiada fuerza y no le permitía moverse, y al castaño no le desagradaba tanto la idea.

-Ya, debo volver –cerraba los ojos e insistía que aquel le soltara, pero como hacerlo si había dejado de abrazarle y ahora tocaba fogosamente las piernas de Light arrastrando con sus dedos aquellas telas finas que constituían su pijama.

Lo tomó desprevenido de los hombros y de una manera brusca lo volteó para acorralarle contra la puerta, pero sin lastimarle. Ahora lo tenía enfrente, lo miraba con aquellos poderosos ojos negros, lo derretía tan solo con observarle así tan cerca. El moreno estaba agitado, respiraba fuertemente contra el rostro de Light que parecía estar maravillado con la escena, por los roces de L, por tenerle a tan pocos centímetros respirándole sobre la piel del rostro. Si tan solo fuera real ya hubiera caído rendido en sus brazos.

-Me gustas demasiado –le dijo de manera entrecortada a aquel de contextura fornida que le miraba con intenciones de devorarlo. La escena era perfecta y sus condiciones aun más excitantes-. Acércate más –rogó impaciente colocando los brazos sobre su cabeza apoyados contra la puerta mientras L tomaba una de sus piernas flexionadas y hacía que el castaño la enredara detrás de su cintura y se estremeció cuando la excitación del moreno detrás de los shins acarició con fuerza y brusquedad la propia erección del japonés, provocando que su cuerpo se irguiera y se curvara. Mantenía los párpados cerrados y echaba la cabeza hacia atrás al sentir que todos sus sentidos se activaban con la lengua mojada y caliente de L recorriendo los poros de su cuello. Le tocaba los glúteos con atrevimiento deslizándole la ropa hacia todas direcciones al hacerlo y colocándose la pierna del castaño sobre su hombro, presionaba con mucha fuerza su dura erección sobre la entrepierna de Light arrancándole pequeños y afligidos gemidos.

Debía detener esa traviesa imaginación suya o el verdadero L se desconectaría, lo estaba haciendo esperar.

Cortando todo el aire excitante, se incorporó rápidamente sobre la silla, agitado y nervioso.

-¿Qué hacemos ahora?

-Tú eres el redactor esta vez, tú dime.

Estaba a punto de reclamarle por su falta de tacto para con él esa noche pero su aventura le había dejado con gusto acaramelado en la boca y aquel hombre continuó estando presente en su imaginación.

Volteó la cabeza y allí estaba, apoyando ambas manos sobre el respaldo de la silla en la cual estaba sentado el castaño frente al monitor.

-Estás detrás de mí –le tecleó.

-Bésame.

La fantasía con tintes esquizofrénicos por haber una persona imaginaria en su recámara que podía verla, podía sentirla y podía olerla, se hacía realidad. Toda la atmosfera se teñía color carne mientras Light aun sentado sobre la silla, acariciaba el abdomen del moreno muy suavemente hasta llegar al cuello de la playera de aquel y acabar arrimándolo hacia sí, muy cerca de sus labios estando ambos en una posición contraria. Apoyó sus labios sobre los del moreno, él respiró profundo sobre la barbilla de L y aquel hizo lo mismo sobre la suya.

Fue tan grato imaginarlo. Esa cavidad se sentía tan tibia, el paladar, la lengua, el piercing eran tan embriagadores. Lo había ansiado durante tanto tiempo.

-Desvísteme.

Sintió las tibias y humectadas manos de L desabotonando la parte superior de su pijama, no estaba siendo nada suave más bien intenso y utilizando una fuerza viril. Las manos amasaron intensamente los pectorales y abdomen de Light, sintiendo éste el roce casi estático, casi eléctrico. Se erizó por completo. Las luces estaban encendidas y el rostro de L lucía anguloso, recto y fuerte, sus manos eran grandes, fornidas y recorrían cada centímetro de su amado, porque así era como Light pretendía sentirse cuando estuvieran juntos, unidos y siendo entregados a la fuerza abrazadora de la pasión y el amor.

L había abandonado el lugar en donde estaba y como si jugara a intervenirle con el verdadero L, el moreno de su imaginación se colocó entre el monitor y Light.

Sus ojos que echaban bestialidad y potencia le miraron centradamente, descubriendo cada rincón del espíritu del castaño, haciéndole sentir desnudo e indefenso.

Desabrochó su cinturón y ansiando la libertad sobre la jaula que encerraba su masculinidad, la libró de presiones y Light pudo verla sin censura, sin una pizca de temor. Era un miembro grande y terso, se veía duro y llegaba al ombligo de su dueño.

-Quiero tocarte –no lo había escrito, lo había dicho al hombre que miraba con atención a los ojos. Y acariciando la masculinidad ajena muy suavemente se decidió por escribirle. Sonreía mientras una de las manos del moreno mimaba suavemente su mejilla con los dedos humectados y con la otra mano le acariciaba el cabello atrapándolo entre los dedos.

-Aun no me has especificado tus gustos para conmigo.

-¿Cómo? –le odió por un instante por adentrarle a un terreno confuso y quitar de su imaginación ese hermoso moreno lleno de lujuria que le miraba detenidamente-. Si te refieres a lo que me gusta de ti, como aun no me has permitido verte que te aseguro sucederá pronto, me encanta la madurez de tus palabras y tu pasividad, ya lo sabes.

-"Sucederá pronto", eres bastante seguro de ti mismo cuando te lo propones. Pero no se trata de eso, me refiero al porte que te gustaría adoptar cuando te imaginas conmigo, ya sabes, es para conocer más profundamente tus emociones.

-Ya espera, déjame ver si te entendí bien, ¿te refieres a activo o pasivo, verdad?

-Si cariño, a eso me refiero.

Lo pensó unos instantes, aun no había llegado a esa parte con L, estaba indeciso: al puesto de activo ya lo conocía bien, lo había experimentado con Misa varias veces y en parte con Mikami. No había funcionado del todo bien tal y como él se lo había propuesto antes de empezar el acto (aunque el de Mikami había sido sorpresivo). El puesto de pasivo, al contrario del otro, no lo conocía nada y cabía decir que le atemorizaba el hecho de sentirse subyugado ante alguien, el no tener el poder de un acto lo sacaba de su campo, siempre le apeteció controlar cada uno de los movimientos y actitudes de todos para que todo saliera perfecto, aun así le parecía inconcebible ser el activo en su "relación" con L, es que en su imaginación aquel le miraba con tanto poder que le obligaba a ser sometido y le gustaba, no iba a negarlo. En sus encuentros con "personas reales" siempre había sido él el subyugador, pero ¿cómo sentirse de la misma manera con L? Si ni siquiera podía redactar de una manera medianamente buena una escena subida de tono, la imaginación la tenía y era fructífera pero si no lograba expresar todas las fantasías que tenía metidas en la cabeza no podría hacer que L sintiera lo mismo que él. Además él se lo imaginaba agresivo y dominador, sus ojos negros eran dictadores y como si fuera poco siempre acababa siendo el moreno quien daba el primer paso, hasta en su imaginación se seguía esa regla.

-Si es contigo quiero pasivo –tecleó-. Aunque me daría miedo en la vida real, ya sabes por qué lo digo ¿verdad?

-Creo saberlo, a todos nos atemoriza en un principio, eso dalo por seguro. Pero es una satisfacción muy grande una vez que lo repites.

-¿Cómo se siente?

-Es imposible de explicar, lo único que puedo decirte es que es el dolor más placentero que tendrás, además todo es psicológico, te gustará por el hecho de que el cerebro ya lo tiene reprogramado desde el momento en que naciste.

-¿No hay una manera de aplacar el dolor?

-No, es inevitable, sufrirás mucho pero luego eso cambia, te lo aseguro.

-¿Y si llegaras a practicarlo conmigo, que es lo primero que harías?

-Hoy estas demasiado curioso me parece –Light sonrió y apretó su labio inferior con los dientes frontales-. Primero me cubriría con un condón…

-¿Un condón? Pero si no puedo embarazarme L, no es necesario.

-Cariño no quiero que vuelvas a repetir eso y te lo quitas de la cabeza, ¿sí? La protección siempre es necesaria y no solo por el hecho de procrear sino porque hay demasiadas enfermedades dando vuelta y no puedes darte el lujo de adquirir una de ellas solo por no cuidarte.

Frunció el ceño, él había estado hablando de manera liberal hasta el momento pero L parecía hablar muy enserio. Cayó duro en la realidad con aquella frase.

-¿No confías en mi, en que estoy limpio?

-Cariño, vuelvo a repetírtelo haber si me entiendes de una vez: soy promiscuo. Con esto no estoy queriendo decir que porto algún tipo de enfermedad ya que siempre seré precavido. Si me protejo estando contigo es porque estoy velando mayormente por tu seguridad más que por la mía ¿queda claro? Yo sé perfectamente que estás limpio y también yo lo estoy, pero vale la pena prevenir y si es para protegerte entonces tomaría cualquier medida necesaria. Quiero que te acostumbres a cuidarte hasta cuando nos imaginas juntos ¿sí? ¿Me prometes que lo harás?

-Si ya, lo prometo. Pero ey, yo no estoy imaginándome escenas como "esas" contigo, al menos no cuando tú estás ausente. Te necesito para poder llevarlas a cabo.

-¿A si? Realmente no creo que necesites de mi para ello, creo en tu imaginación y en que es bastante potente. Cariño, lo dejaremos aquí por hoy ¿está bien?

-Oh L, pero yo quería…

-Si, yo sé exactamente lo que tú querías, pero ya es tarde y me imagino que debes de tener mucho sueño.

-Claro que no, puedo soportarlo.

-Ya tendremos otras oportunidades, tu se paciente.

-¿Eso significa que nos veremos personalmente? ¡Dime cuando y donde!

-Siempre tomas alguna palabra sugestiva para acorralarme con eso. Cariño ve a dormir, descansa, que tengas un bello día en la mañana.

-Ufa –escribió empacado-. Igualmente L, te quiero y no creo que haga falta recordártelo ¿verdad?

-Claro que no. Descansa.

Cuando aquel hubo de desconectarse no esperó para echarse sobre la cama y hacer una síntesis de todo lo que habían hablado. Al parecer no estaba jugando, todo se había vuelto de un tinte bastante serio, ya no era una simple conversación por internet, eso quería decir que L estaba recapitulando. Si todo se volvía más serio entonces lo más probable es que llegaran a verse directamente muy pronto. Respiró profundo, ya quisiera que así sucediera. Antes de poder imaginar o cuestionarse cualquier otra cosa cayó profundamente dormido.

……………………………………………………….

Sus ojos estaban pegados por la pesadez de la mañana, degustó un sabor amargo en la boca y el vibrador del móvil que le resonaba tan fuerte como si tuviera la cabeza dentro de las campanas de la iglesia. El sonido estaba torturándole.

Tomó el móvil que reposaba sobre la mesita de luz no sin antes haber encendido el velador y restregándose los ojos con los puños.

"Light querría saber si querrías acompañarme al bar al cual fuimos con Takada aquella vez, hace un tiempo ¿lo recuerdas? Quería que fueras conmigo el sábado si no es mucha molestia pedir" Mikami se había puesto bastante pegote las últimas semanas.

Si no es mucha molestia pedir: aquella frase le había dejado mal sabor de boca, era como si intentara incitar lástima para luego aprovecharse, ¿o acaso era él quien no paraba de desconfiar y lo veía de ese modo? De todas formas Mikami ya estaba perdonado y hasta el castaño mismo recurrió a la amnesia auto-inducida para borrar de la memoria todos los recuerdos "no gratos" de aquellas mini-vacaciones.

Respondió al mensaje.

"Déjame pensarlo". Fue lo único que respondió y apagó el aparato de inmediato para poder dormitar aunque sea unos segundos más. La luz del sol ingresaba por la ventana, chequeó el reloj, solo tendría media hora más en la cama y luego debería levantarse. Refunfuñó y pegó la almohada sobre su cabeza para estar a oscuras, no pudo dormir pero al menos estuvo en estado "off" durante ese poco tiempo.

En la Universidad Mikami había estado mucho más insistente que nunca intentando convencerle para que fuera con él al baile. Tras suplicar en el baño, durante la clase, en el almuerzo mientras reposaban en la cafetería, mientras caminaban hacia los hogares de cada uno, Light no soportó mas y le dijo que sí al moreno aunque se odió en lo más profundo de su alma porque una noche con Mikami en el bar suponía una noche menos con L en internet y de ni modo quería eso. Acabó resignado y estaba enfadado por la decisión que había tomado. Debió avisarle a L un día antes que no iba a conectarse el sábado porque saldría con un amigo, aquel le respondió que no había problema y que no debía enfadarse ya que ellos conversaban todos los días y que estaba bien cederle un poco de tiempo a los amigos, claro siempre y cuando el castaño quisiera hacerlo por las buenas, y no era eso lo sucedido precisamente.

Había llegado el tan ansiado sábado para Mikami, y el peor de todos para Light, ¡debía desconectarse de L! Y estaba con un terrible mal humor por ello.

La "previa" se había hecho bastante larga para gusto del castaño, y ya empezaba a sentirse incómodo, sobre todo porque Mikami le había hecho cambiar a la fuerza la camisa mangas largas que llevaba puesta por una musculosa que dejaba demasiada "carne" a la vista. Era ajustadísima al cuerpo y marcaba esos pequeños y desperfectos rollitos que le hacían sentirse realmente incómodo.

-No Mikami, no puedo usar esta prenda, ¡es demasiado provocativa! Además muestra de manera excesiva y no tengo el físico para usarla –la tomaba con la puntita de los dedos como si fuese algo desagradable.

-Si no se te notan los rollitos –el moreno sonreía, parecía estar tomándose bastante enserio el papel de "mejor amigo", pero el castaño no sabía cuánto de cierto y cuanto de mentira había en todo aquello ya que varias veces lo había picado al otro mirándole de reojo.

Al final acabó poniéndosela, desistió solo por el hecho de que si Mikami volvía a decir una vez más la frase: anda que te queda bien, juraría que lo ahorcaría con la mismísima prenda. Refunfuñaba mientras el moreno salía del apartamento con las llaves del auto en su mano derecha tiritándole como cascabeles mientras él ya se encontraba dentro del automóvil situado en el asiento del acompañante.

La noche no había comenzado con el mejor aire que digamos, y todos saben que cuando se empieza con el pie izquierdo…

… Se acaba de la misma manera.

No supo que fue lo peor de todo: que Mikami le estuviera echando el ojo durante todo el camino hacia el bar (por poco y casi choca de lleno contra otro automóvil por estar atento al castaño) o haber hecho una cola de espera impresionantemente larga para poder ingresar y que al momento de hacerlo, los hombres de seguridad parados frente a la puerta del lugar le pidieran los documentos, ¡los documentos! ¿Acaso le vieron cara de niñato? Con bastante malhumor cedió y le entregó los papeles a aquel hombre rudo y fornido que le ojeaba con desconfianza, como si estuviera mintiendo acerca de su edad. Light juró que si le dedicaba una sola mirada de aquellas otra vez le golpearía justo en la cara. Bueno, en realidad no porque era mucho más bajito que aquellos hombres y aquel tenía unos enormes músculos en los brazos, pero sí le había molestado mucho que le pidiera los papeles de identidad.

Al ingresar casi ni siquiera pudo pasar por el gentío, ¡estaba minado de muchedumbre! Se había pegoteado el sudor de varias personas y al tener la maldita musculosa que le había prestado Mikami, la transpiración ajena le empapó completamente los brazos. El calor subía y no de buena manera: comenzaba a sentirse irritado.

Finalmente llegaron a la barra, donde el moreno pidió dos bebidas alcohólicas: una tamaño grande para él y otra tamaño pequeña para Light, y ahora más que nunca lo haría así a sabiendas desde su cumpleaños que el castaño era capaz de embriagarse con apenas haber ingeridos dos vasos de bebida alcohólica.

Tras haberle tendido en la mano la bebida a Light, Mikami le hizo un gesto a éste para que observara las paredes.

Light se quedó de piedra, de no haber sido por aquello él jamás se hubiera percatado de que había enormes pantallas en las paredes del bar, y algún que otro se había aprovechado de aquello y ahora transmitían canales pornográficos con la menor de las delicadezas. Había lo que cualquiera del sexo masculino pudiera pedir: orgias, amateurs, sexo lésbico y todo transmitido en pantallas que se asimilaban a las de un cine. De su rostro se apoderó un color rojo carmesí, no sabía hacia qué dirección mirar ya que las imágenes eran gigantescas y era imposible no verlas. Los gemidos de las mujeres en las cintas eran demasiado audibles y Light ya comenzó a temblar de los nervios, la situación le resultaba desagradable, casi insoportable. Los hombres aullaban y gritaban enloquecidos como animales en época de apareamiento y sumado el alcohol, nada de lo que sucediera allí dentro podría ser bueno.

Todos los hombres estaban embobados observando a las hermosas mujeres que aparecían en los videos con gigantescos atributos femeninos, mientras las demás féminas que estaban presentes en el lugar ya comenzaban a sentirse ignoradas, y se mojaban las blusas con las bebidas para resaltar sus atributos y lograr llamar la atención de los hombres, y ya varios sacaban fotos a aquellas muchachas enardecidas que empapadas ya comenzaban a quitarse las prendas de la cintura para arriba.

La situación le estaba descomponiendo, las cintas pornográficas, aquellas escenas poco decoras, la música que te reventaba los oídos y la falta de aire que había allí dentro ya comenzaba a afectarle de veras.

Ojeó hacia todos lados, gentío enloquecido por doquier. Hasta que divisó una morena con la blusa súper ajustada danzando de manera sugestiva con sensuales movimientos a un moreno que estaba en una única posición sin moverse demasiado y bastante relajado apoyándose contra la pared observando como la mujer frotaba sus glúteos sobre su pelvis, llevaba un cigarro en la mano derecha, que de vez en cuando pitaba para luego expulsar todo el humo aspirado. Los identificó de inmediato: Takada y Riuzaky.

De un momento a otro la música se cortó repentinamente, las luces se apagaron y todos preguntándose "¿Qué demonios está sucediendo?" hasta que una luz enfocó directamente el escenario. Todos giraron las cabezas hacia donde apuntaba la luz, y de la oscuridad del escenario varias bailarinas afrodisiacas salieron con trajes despampanantes y luciendo todo su esplendor. Los hombres se quedaban boquiabiertos y comenzaban a balbucear a aquellas mujeres palabras tan groseras y sexualmente aberrantes que de repetirlas Light debería de lavarse bien la boca.

De repente divisó cómo Takada se había subido al escenario e intentaba mantenerse en pie mientras se quitaba la blusa frente a todos, quedando con el brasier a la vista de toda la bailanta y danzaba de manera provocadora junto con las bailarinas.

Light miró de inmediato a Riuzaky para ver cuál era la reacción de aquel al divisar el papelón que estaba haciendo Takada sobre el escenario y si eran pareja entonces ¿por qué él no la cuidaba? ¿Por qué la dejó ir hasta aquel lugar en las terribles condiciones en que se encontraba la morena? ¿Por qué si estaban en pareja aquel moreno dejaría que todos los hombres de una bailanta vieran el brasier de su mujer y le gritaran obscenidades? No tenía sentido.

Con todo el humo de cigarro rondando en aquella atmósfera intentó a medias divisar a Riuzaky, y cuando lo hizo el moreno le estaba observando con los ojos clavados firmemente. Light desvió la mirada al instante hacia el piso, se hizo el desentendido y esperó un momento para volver a observar al moreno pero cuando volvió a hacerlo aquel continuaba con sus frías orbes clavadas en él.

Buscó con la mirada a Mikami, comenzaba a sentirse agobiado de tanto bullicio y los párpados se le cerraban de a poco, le entraba lentamente el sueño a pesar de que el lugar donde estaba era contrario a aquella sensación. Se sentía cansado. Y ¿en donde diablos se había metido el moreno de cabellos largos? Se suponía que estaría cerca suyo toda la noche.

La gente saltaba alborotada golpeándolo con manotazos revueltos que venían de aquí para allá, poniéndolo cada vez de peor mal humor. Se había quedado duro y tieso como estatua, la ira sumado el cansancio físico y mental definitivamente no eran buena combinación.

Sintió que le tocaban el hombro con sutileza para que volteara, lo hizo. Y todo aquel sueño que estaba apoderándose de él reiterándole que efectivamente Light no era un "ambulante diurno", había desaparecido de un aventón.

Al girar estuvo a punto de soltar las palabras: Mikami, quiero ir a casa, pero resultó ser que aquel no era el moreno, o al menos no el que él esperaba.

-Te invito un trago –dijo Riuzaky acoplándose bastante cerca como para no incomodar al castaño y prácticamente le gritó al oído tras aquella música ensordecedora que de no haber usado aquel tono de voz probablemente y aun con la cercanía, no hubiera podido oírlo. Ojeó la mano derecha del moreno: un cigarro, mientras en la izquierda portaba un vaso grande pero vacío, solo había un par de cubitos de hielo algo erosionados por la bebida que una vez estuvo allí. Luego posó su vista en su propio vaso, era demasiado pequeño en comparación de aquel y prácticamente estaba lleno. Y como si el moreno adivinara los pensamientos del castaño, soltó:-. Vaya, al parecer no te gusta esa bebida.

-No sé qué será, pero es algo amarga y no le encuentro rico sabor.

-Déjame decirte qué es –y tras aquello se aproximó al trago de Light y bebió un sorbo directamente de la pajita. Luego desvió su mirada hacia el suelo, pensando en el sabor que degustaba-. Es Bitter.

-¡Oh vaya! ¿Puedo darte a probar cualquier bebida alcohólica y tú sabrás al instante cual es, tal y como hiciste con ésta? –se había impresionado y llevaba una pequeña sonrisa de lado.

-Sonríes como si fuese algo bueno, o de lo cual estar orgulloso. A decir verdad si puedo y si lo piensas bien no es una cualidad para nada agradable –se había puesto serio y desvió el rostro hacia otra dirección que no fuera el semblante de Light, para expulsar todo el humo que había aspirado del cigarro-. Prefieres las bebidas dulces por lo que veo, ¿Te gusta el chocolate o la crema?

-Am… , ambos, aunque me gusta más el dulce de leche, si tuviera que elegir un sabor preferido, claro.

-Anda ven, te invito un licor de dulce de leche.

-¿Enserio hay? –su pregunta tan al unísono le provocó una carcajada sonora, con aquella expiró varias bocanadas de humo de su cigarro.

-Claro que sí hay, tienes licor de prácticamente todas las frutas y por supuesto de chocolate, crema y si, también de dulce de leche. ¿No eres de beber verdad, Yagami?

-Pues ya te habrás dado cuenta que no.

-Ya, tampoco te ofendas –el gesto apático que había adoptado el rostro del japonés le decía todo-. ¿Has venido solo?

-No, vine con Mikami.

-¿Y qué le pasó? ¿Se perdió?

-No tengo ni idea de donde está, se suponía que estaría aquí conmigo pero por lo que se ve me ha dejado solo y se ha ido por ahí.

-De todos modos ¿para qué lo quieres? Aguarda aquí, le diré a aquel tipo que te corte un poco el trago para hacerlo más dulce. Enseguida vuelvo.

De todos modos ¿para qué lo quieres?… Opinaba como si conociera de la extraña relación que llevaban ambos. ¿Qué se traía este tipo? Además, ¿por qué estaba intentando ser amable con él? Tal vez sería por lo sucedido la última vez aunque de ser así debería ser Light quien fuera amable ya que fue aquel hombre quien se propuso a llevarlo a casa tras encontrarlo en aquel terrible estado anímico. ¿Debería darle las gracias nuevamente?

-Aquí tienes –le cedió el trago.

Light absorbió un poco de la bebida alcohólica y de repente sonrió mostrando todos los dientes.

-Oh, vaya, es riquísima –la revolvió un poco, era algo espesa y le encantaba-. ¿Viniste con Takada, verdad? –Riuzaky asistió y largó otra bocanada de humo-. ¿Por qué la dejaste subir al escenario? ¿No crees que arruine su imagen ese comportamiento?

-¿Qué…? –rió pero con un dejo para nada divertido-. Haber, déjame aclararte algo, en primer lugar no puedo prohibirle nada a Takada, si ella quiere subir allá que lo haga, tampoco me interesa prohibírselo…

-Pero creí que ustedes dos… -al parecer Light había atado cabos antes de tiempo. El moreno le echó una mirada fúnebre, había estado leyendo sus pensamientos.

-Ella y yo no estamos en pareja, Yagami –dijo y arrojó la cola del cigarro al suelo, aplastándola con la punta de las zapatillas para apagarla por completo.

-Oh, lo siento mucho, yo no… Lo pensé porque ustedes estaban…

-Está bien, no te disculpes, no tenías porque saberlo –entonces si Riuzaky se la pasaba con Takada pero no eran pareja ¿qué eran? Peor aún ¿él y Mikami serían vistos de la misma manera que aquellos dos? No estaba convencido al cien por ciento sobre aquello ya que el moreno no se le frotaba en público ni mucho menos él lo haría con aquel, y tampoco en la intimidad a pesar de lo ocurrido la última vez-. Te aburre este lugar ¿verdad? –soltó impresionando a Light, que pensaba si sus gestos serían tan evidentes que hasta alguien ajeno a él lo estaba notando ahora, Riuzaky sonrió al ver la cara de sorpresa de Light-. No Yagami, no leo mentes ni tampoco eres evidente. Sólo te vi bostezando hace un rato.

-Ahh –soltó aliviado-. Bueno, la verdad sí tengo sueño, estoy bastante cansado.

Se veía bien, muy bien. La musculosa le apretaba bastante y efectivamente estaba un poco más rellenito que la última vez, pero se veía perfecto. No lograba divisar con mayor detalle más imperfecciones que seguramente de encontrarlas, acabarían excitándose y lo mas probable es que debiera buscar alguna que otra fuga nuevamente para quitar por completo las pasiones que le provocaba Light.

-Tu amigo te abandonó enserio –dijo y abrió el paquete de cigarros para extraer otro, en su otra mano llevaba un encendedor.

-Claro que no, no digas esas cosas. Él jamás me dejaría solo, tal vez esté en el baño o en la barra esperando por un trago, o tal vez esté tomando aire fresco ¿Riuzaky me ayudas a buscarlo?

-¡Oh mierda, claro que no! –hizo una expresión algo grotesca ya habiendo encendido el cigarro-. ¿Te molesta el humo?

-La verdad sí, en casa nadie fuma y me irrita mucho los ojos que haya tanto humo aquí.

-Eres una fresita, Yagami –rió, el castaño no supo como tomar el comentario, le había dicho en otras palabras "tiernito", ¿debía tomarlo como un alago o más bien como una amenaza? Con Riuzaky y sus extrañas maneras de actuar jamás se sabía qué hacer-. Aunque tienes razón, no tienes por qué soportarlo. ¿Deseas ir afuera?

-Es justo lo que iba a proponerte, vamos.

Caminaron juntos a través de todo el gentío enloquecido que dejaba rebalsar un poco de sus bebidas por bailar tan desenfrenadamente, y varios chorros de esos tragos iban a parar sobre sus zapatos y los de Riuzaky.

Finalmente llegaron a la puerta y tras estar dentro, el aire limpio y fresco de las afueras le reconfortó el alma. Apoyaron sus espaldas contra la pared, observaban a la calle ambos sumidos en sus propios pensamientos. La verdad es que aquel tipo no estaba nada mal cuando se podía hablar tranquilamente con él, pero aun así recordaba con lujo de detalle el "accidente" en la biblioteca.

-¿Por qué fumas tanto?

-¿Tanto? No que va, no lo hago tan repetidas veces.

-Cada vez que te veo tienes un cigarro en la boca, deberías dejar el hábito, es muy malo y te hará daño. Si supieras todo el deterioro que esas cosas llenas de arsénico, cianuro y metano le da a tu cuerpo, sabrías con exactitud de que estoy hablando y lo dejarías.

-Lo sé perfectamente: causa deterioro en absolutamente todos los órganos del cuerpo, y el mas afectado no es solo el pulmón, que en realidad no es el mas afectado sino al cual afecta de manera mayormente visible por la mucosidad que se adhiere a los alveolos; pero en sí lo mas preocupante es el efecto desgastador que produce en el cerebro, erosiona la capa cerebral.

-Y eso produce falta de control a los impulsos y tontera, por decirlo de una manera. Y aun continuas aspirándolo ¿acaso pretendes arruinarte por completo?

-¿Y a ti por qué te preocupan mis hábitos y si me hacen daño o no? No somos nada, ¿o sí?

-Bueno no pero, si veo que una persona es inteligente me enferma de sobremanera que arruine su inteligencia aspirando cosas como esas.

-¿Quién dijo que yo era inteligente?

-Pues me lo demostraste, en la clase de criminalística, eras el único que hablaba y respondía al caso del profesor.

-Tú también lo hiciste.

-Yo no dije tantas deducciones buenas como las tuyas –agachó la mirada al suelo, sintiéndose rendido y admitiendo su derrota.

Era una persona excepcional, llena de virtudes y moral, ¿a cuántas personas como él te encuentras a diario? Ninguna. Yagami era bueno, y no del modo fingido, sino realmente bueno, de buen corazón y se notaba a la distancia. Pero si seguía con los ojos clavados en él, el castaño sospecharía de algo.

-O eres demasiado humilde o actúas muy bien –acabó al tiempo que daba una pitada.

-¿Para ti estoy actuando ser humilde?

-Pues no te ves demasiado feliz porque yo haya respondido "mejores teorías" que tu –dijo dibujando las comillas en el aire de una manera haragana con los dedos.

-¿Quién dijo que no lo estoy?

-Tu cara me lo dice.

-No estoy celoso.

-Yo no dije que eran celos precisamente.

-¿Y que se supone que es para ti? –la conversación ya empezaba a tomar su curso habitual, el típico vaivén que acababa en un pleito entre ambos. O eran signos contrarios, o eran distintas maneras de interpretar la vida, o eran diferentes crianzas, cualquiera de ellas podría ser la causa pero la consecuencia siempre era la misma: él y Riuzaky nunca acabarían bien.

-Envidia.

-¿Qué? ¡Estás loco! Yo no te envidio, ni por casualidad me atrevería a hacerlo.

-Pues entonces deberías comunicárselo a tu cara.

Se quedó con los ojos bien abiertos, sorprendido en parte y en parte enfadado, ¡es que ese tipo tenía una increíble facilidad para sacarlo de quicio! Y cuando estaba a punto de enfrentarle con toda la rabieta del mundo, Riuzaky habló.

-No vayas a intentar hacerte el héroe –miraba hacia el frente, no comprendió la frase hasta que dirigió la mirada hacia la misma dirección que Riuzaky.

-¡Mikami! –exclamó bastante audible, pero aquellos hombres, gracias a un milagro que pronto acabaría, no lograron oír su chillido ahogado.

Inmediatamente intentó poner su cuerpo en marcha hacia donde se encontraba su amigo, que estaba siendo amenazado contra una pared de un callejón de mala muerte, por los puños de unos ladrones que seguramente pretendían robar todo su dinero. Pero una mano lo detuvo con fuerza, embarrando sus dedos en la carne de su brazo derecho.

-No lo hagas, son demasiados –dijo Riuzaky conteniéndolo con ímpetu.

-No puedo dejar que le roben ¡Es mi amigo!

-¡Carajo Light, uno de ellos tiene un arma!

Corrió hacia el otro lado de la calle, ningún automóvil se cruzaba a esas horas de la madrugada. Había oído gritar algo a Riuzaky pero no logró descifrar el mensaje. Tomó a uno de los delincuentes por detrás y logró apartarlo de aquel grupo que encerraba a Mikami acorralándolo como si se tratara de una presa indefensa.

-Vaya brabucones, cuatro contra uno, ¡qué justo! –soltó irónico Light pero no pudo siquiera respirar luego de eso ya que un golpe tosco le dio fuerte contra la nariz.

-¡Mierda! –Riuzaky corrió como aventado hacia donde se encontraba el castaño, le habían agarrado entre dos y uno le sostenía la mano mientras otro le daba fuertes puños y patadas en el estómago y los otros dos continuaban acorralando a Mikami contra la pared.

Empujó con demasiada rabia al hombre calvo que golpeaba el estómago del castaño y lo estampó contra el muro del callejón. Pudo darle varios trompones que le dejaron a aquel medianamente inconsciente pero cuando se proponía a terminar su trabajo, otro de ellos le tomó por el cuello de la musculosa y lo azotó contra el suelo, intentó ponérsele encima del estómago al moreno para darle un par de golpes en el rostro pero cuando menos se lo esperó, Riuzaky le dio una patada tan fuerte en los bajos que lo dejó duro como roca.

Uno de aquellos que hacía un momento estaba acorralando a Mikami saltó sobre L y ambos comenzaron un forcejeo interminable intentando derribar al otro, mas no lo conseguía ninguno ya que su oponente era de igual contextura.

¿Y en todo aquello donde estaba el arma? Pensó el moreno que tras una amenaza proveniente de donde estaba parado Light, le obligó a detenerse.

-¡Ey tu! –gritó uno de los hombres, justamente el que estaba detrás del castaño-. O paras o le lleno la cabeza de plomo –Light se había quedado duro como hielo, sentía la frialdad del cañón apuntándole entre los cabellos, sus ojos se volvieron acuosos y por más que intentaba no mover ni el dedo meñique de las manos, su cuerpo daba espasmos de miedo.

L se quedó duro, el rostro de Light reflejaba verdadero espanto. Quiso protegerlo y ahora le apuntaban la cabeza con un arma. Rogó a Dios que por favor aquel demente no llegara a presionar el gatillo.

Rogó en silencio a todos los santos que no lo hiciera…

Lágrimas de terror y vergüenza cayeron por las mejillas de Light, el criminal no había dejado de apuntar a su cabeza pero ahora hurgaba en sus pantalones el lugar donde debería estar la billetera. Otros dos hacían lo mismo con Mikami que para variar, estaba en el mismo estado de shock que el japonés.

Resultó mucho mas aberrante y humillante de lo que hubiera creído, no había podido hacer nada por su amigo y gracias a su estupidez Riuzaky debió cargar con todo el embrollo no solo haciéndose cargo de la defensa de Mikami sino también de la suya. Ahora aquel moreno de tatuajes estaba duro como hielo y no pudo sino sentirse mas inútil que nunca, peor aun: se vió a si mismo en el lugar de la carnada, aquellas que no sirven para nada mas que para entrometerse en la escena.

No había podido ayudar a Mikami. Había metido en más problemas a Riuzaky... ¿que clase de persona era?

El único que quedó libre de la cuadrilla aprovechó la amenaza de uno de sus compatriotas hacia aquel castaño y le dio un fuerte golpe en la cabeza a Riuzaky, que no debía moverse porque de hacerlo la vida de Light correría verdadero peligro. Se dejó caer sobre el frío suelo mientras aquel comenzó a darle patadas duras y repetitivas en el estómago hasta dejarlo adolorido y encorvado. Una vez hecho esto, los cuatro partieron.

Riuzaky intentó como pudo ponerse de pie, las patadas le habían dado justo en las viseras, las oía crujir como alimañas. Light y Mikami continuaban en la misma posición estática, con los ojos bien abiertos.

No sentía las manos, los miembros se le volvían cada vez más flácidos, la vista le fallaba y comenzaba a ser borrosa, no podía quitar de su rostro la expresión de sorpresa y terror. Sintió su cara calentarse como una pava y ese zumbido de mosquito que volvía a tapar sus oídos era ensordecedor.

Nuevamente la sensación de saliva viscosa en su boca, iba a vomitar.

Reconocía los tambaleos, los mareos y lo que sucedería próximamente.

De un minuto para otro ya no sintió más nada.

Riuzaky logró atrapar a Light antes de que éste se desplomara inconsciente sobre el piso. Lo sostuvo unos momentos hasta que pudo lidiar con el peso muerto del castaño y lo levantó en brazos, estando aquel adormecido.

-¿Tienes las llaves del auto? ¡Responde, ¿las tienes sí o no?! –le gritó a Mikami, lo más probable era que aquellos tipos se la hubieran extirpado pero sería algo estúpido hacerlo si no conocían cual era el vehículo poseedor de esas llaves-. ¡Oye, reacciona!

Mikami salió de su trance en cuestión de segundos: vio a un Riuzaky enfadado con un Light desmayado en sus brazos. Buscó desesperado en su bolsillo y las extrajo, por suerte allí estaban. Se las mostró al moreno ya que aun no podía hacer reaccionar el habla.

-Condúceme al automóvil, vamos al hospital –caminaron a paso apresurado hacia el carro de Mikami, colocando al adormecido Light en el asiento trasero. Condujo Riuzaky ya que el otro moreno estaba demasiado alterado por la situación como para hacerlo.

Una vez en el hospital atendieron de urgencia a Light y a Mikami le dieron un calmante. Debido al horario nadie estaba en las sillas de espera, salvo ellos.

Al castaño volvía a pasarle lo mismo por segunda vez, realmente era sensible a las emociones fuertes, justamente ahora era cuando Riuzaky caía en la cuenta de lo mucho que debía cuidar de aquel.

Luego de una hora Mikami volvió a la normalidad y ya estando más tranquilo, Riuzaky decidió marcharse ya que de quedarse toda la noche a velar por la seguridad del japonés sería una conducta demasiado sospechosa.

-Debo irme –se puso de pie y abandonó a Mikami, con quien no había cruzado ni una sola palabra durante todo aquel tiempo que estuvieron en la sala de espera.

Debía ir por su motocicleta, Takada seguramente aun estaría ebria y lo más probable: buscándolo por todo el bar, debía llevarla a su apartamento.

Caminó en la tenuidad de la noche nuevamente hacia la bailanta, intentando respirar el poco aire fresco que le deparaba el camino antes de adentrarse nuevamente a aquel ambiente nocturno de festejos y alcohol.


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