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Todos aman a Light por Camila mku

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-¡Debemos ir al Hospital!

-¡Claro que no, llévame a mi apartamento! Ya de por sí he aceptado la estupidez mayúscula de que me hayas obligado a subir al coche, ni muerto voy al hospital ¿oíste?

-Necesitas atención médica, Riuzaky, son heridas muy profundas.

-¡Yagami llévame a mi apartamento o…! -en vez de acabar el resto de la oración con palabras decidió ser más práctico y subió el seguro a la puerta del acompañante, la abrió de par en par dejando ingresar un viento que le desparramó por completo los cabellos negros.

-¿Qué crees que estás haciendo? ¡Cierra la puerta, te caerás!

-¿Crees que no tengo los cojones como para no saltar? ¡Si no me llevas a mi apartamento te juro que lo haré, me arrojare del maldito automóvil!

-¡No seas idiota, Riuzaky, te romperás la cabeza contra el pavimento!

-¡Si no quieres eso entonces llévame a mi apartamento! –gritó mirándole a los ojos con furia, parecía estar pasándosele el efecto de la somnolencia que le había causado la ingesta de marihuana… Una persona tan inteligente aspirando neurotóxicos como aquel, era una terrible pérdida de neuronas y materia gris.

Light frenó el automóvil de repente y estiró la mano derecha para cerrar la puerta y trabarla con seguro y nuevamente apretó el acelerador al ver con detalle que las heridas del moreno sangraban demasiado espeso, necesitaba atención urgente pero se negaba a aceptar su ayuda, ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué debía ser tan jodidamente cabeza dura?

Riuzaky se mantenía callado, serio y con un humor de perro fatal, y para colmo dando poca importancia al asunto, como si sus ropas no estuvieran empapándosele en ese mismo instante con charcos de su propia sangre.

-¿Por qué haces estas cosas? –le dijo gritándole al oído y por poco que le revienta el tímpano al moreno, el cual instantáneamente se cubrió con la palma de la mano la oreja que tenía más cercana a Light, claro que en un gesto burlesco-. ¿Cómo puede alguien inteligente como tu matarse las neuronas de esa manera? ¡Acaso no te das cuenta de lo que le haces a tu cerebro aspirando esas porquerías! –la voz se le entrecortaba e iba poniéndose lacrimosa.

-¿Vas a empezar otra vez con eso? Ya te dije que es mi vida, mis órganos y si yo quiero "matarlos" aspirando porquerías entonces es mi problema y solo mío, ¿a ti por que debe interesarte lo que hago o dejo de hacer? –Riuzaky mantenía la voz en el mismo tono somnoliento y anestesiado debido a la atrofiante planta que había ingerido, le provocaba nauseas y vista doble además de potentes mareos y perdida de consciencia durante segundos.

-Porque… bueno porque… ¡Porque me importa que las personas se dañen a sí mismas y mucho más si son pensantes como tú! –gritó ya con la voz lagrimosa.

-¿Quién carajo te dijo que soy pensante? ¡Soy un maldito drogadicto, eso es lo que soy yo realmente en mi interior, una mierda! ¿Por qué habrías de interesarte por una mierda como yo? ¡Déjame a mí con mis vicios, quieres! –esta vez había levantado un poco mas la voz, sonando varonil y dominante.

-¡No digas eso, es todo mentira! ¡Eres demasiado inteligente, no por nada el profesor te escogió a ti y no a mí para ser su ayudante de cátedra! ¡Eso es algo impresionante Riuzaky, se debe ser demasiado astuto como para conseguir un puesto así! –había agachado la mirada y con la mano intentó restregarse con disimulo las lágrimas escurridizas que caían de sus ojos, pero sabía que eso sería imposible y que el moreno le observaba con detenimiento, expectante a cada movimiento que hacía Light.

Se le veía demasiado entristecido, él sabía en su interior que lo más probable es que estuviera herido muy en su interior, Light había luchado por ser el mejor durante muchos años, las calificaciones más altas siempre tenían el apodo Yagami a un lado, y seguramente estaría a punto de conseguir ser el ayudante de cátedra del profesor más prestigioso de la carrera, hasta que de la nada aparece un tipo que jamás había visto en su vida que con la misma facilidad con la cual se da un soplo al aire, logra lo que a él le había costado duros años y más rápido de lo que jamás Light pudo. ¿Cómo no sentirse empequeñecido ante una persona así? ¿Cómo no sentirse menos inteligente? ¿Cómo no sentirse inferior…?

Le dolía el pecho de tan solo pensar en ello, tal vez para la mayoría sería una estupidez pero a Light le provocaba nauseas, él había sido criado para ser el mejor, el primero y superior, toda la vida lo había sido, entonces ¿Cómo aceptar una derrota justo ahora? ¿Cómo hacer para que el dolor le fuera indiferente?

…Le resultaba ser una misión imposible… sentía mucha envidia hacia Riuzaky, y que aquel le demostrara que el puesto que él había ansiado desde pequeño y que a Light le había costado demasiado trabajo duro y noches enteras de insomnio por estar estudiando hasta las 5 de la madrugada, podía ser alcanzado con total simpleza por alguien que de nada se preocupaba por las cuestiones académicas y que encima hace trizas su cerebro no solo con tabaco sino también con marihuana… le rajaba el pecho de impotencia.

Dejó caer su rostro sobre el volante habiendo estacionado el coche, cubría toda su cabeza con sus brazos como deseando alejarse del dolor que lo acogía. Otra vez lloraba frente a Riuzaky, parecía que aquel comportamiento se estaba volviendo rutina.

-Por favor, hazme sentir que no estudié tantos años para nada, Riuzaky te lo ruego, muéstrame que eres superior a mí, no me hagas sentir un inútil, no me hagas ver que alguien que aun teniendo las neuronas perforadas por la droga es capaz de triplicar mi rendimiento académico con tanta facilidad… te lo suplico, ya no te narcotices, por favor. Muéstrame que eres mas inteligente que yo, no quiero verme como un imbécil, no quiero sentir que todo mi esfuerzo fue en vano –lloraba como un niño con el rostro sobre el volante, desesperado e hipeando, sus hombros se movían de arriba abajo con brusquedad.

Si continuaba lagrimeando así estaba seguro de que sus heridas sangrarían con mayor fuerza, se sintió abierto y desnudo ante Light, tenía la capacidad de hacerle sentir más mierda de lo normal… y mucho mas bruto y desconsiderado con alguien tan dulce como él. Cerró los párpados intentando contener las ansias de abrazarlo y calentarlo con la tibieza de sus músculos.

Antes de que pudiera decirle nada, Yagami había abierto la puerta, saliendo fuera del coche al instante siguiente, caminó por delante del automóvil haciendo crujir con cada paso que daba las piedritas que había en el estacionamiento frente al gran edificio donde residía el moreno. Abrió la puerta del acompañante con una respiración algo abrupta, apretó varios de los cortes que tenía Riuzaky en el cuerpo, no sangraban demasiado pero sí habían manchado el cemento del suelo antes de ingresar a la institución con varias gotitas que quedaban marcadas sobre el pavimento.

-Utilizaré las escaleras, todo el mundo usa el ascensor.

-Pero estoy seguro de que ellos no van a discriminarte, solo sentirán que un chico torpe no accedió a ir al Hospital por un capricho –se quejó habiendo tomado un brazo de Riuzaky para que le rodeara la espalda de Light y así ayudarle a caminar. El moreno se movía lentamente.

-¿Pero qué dices, Yagami? ¡La gente me importa una mierda y mucho mas lo que opinen de mi! Es que no quiero ensuciar el ascensor con la sangre –ahora que caía en la cuenta de lo que había dicho el castaño se sentía agredido-. ¿Qué diablos decías de que yo soy torpe…?

-Mira que ahora podrías estar en una camilla siendo atendido por enfermeras que curarían tus heridas, en vez de estar aquí todo cortado y sangrando –varias veces había estornudado ya debido al frío que chocó contra su rostro secándole las lágrimas con brusquedad, de tanto lagrimear con un clima como ese, probablemente al día siguiente le saldrían anginas.

No vio venir el manotazo que Riuzaky le dio justo en el pecho apartándolo de su lado y por poco haciéndolo caer a un lado del marco de la puerta del edificio.

-¿Pero qué diablos te pasa Riuzaky? –dijo molesto incorporándose tan rápido como pudo y haciendo un gran esfuerzo por no caer de prepa sobre el suelo.

-Lárgate, yo no te he pedido ayuda ni ahora ni durante la pelea, asique ya deja de molestar y vete a tu casa, ¿quieres? –abrió la puerta del lugar y se adentro casi cojeando por el dolor que le provocaban las heridas de profundidad media en su carne.

¿Cómo podía ser alguien tan desconsiderado y estúpido? ¿Qué no veía que él solo intentaba ayudarle? Ni siquiera sabía por qué gastaba tiempo en comprender las acciones de aquel hombre mal educado y para colmo aun bajo los efectos de la droga. Respiró profundo cerrando los ojos para intentar calmarse un poco… paciencia Light, paciencia con este ogro, se repetía a sí mismo una y otra vez, cerrando las puertas principales del edificio tras sí. Riuzaky ya estaba subiendo las escaleras para dirigirse al tercer piso cuando sintió la presencia de cierta personita siguiendo sus pasos detrás. Se volteó para enfrentarle directamente.

-¿Tu eres sordo o tarado? ¡Acabo de decirte que te largaras!

-No puedo dejarte así, tus heridas necesitan atención.

-¿Atención? Estoy en mi apartamento ahora, no necesito un guardaespaldas ni mucho menos un mocoso preocupándose por mi –quiso volver a voltearse para continuar con su camino hacia su dulce hogar y tomar algo frío que le bajara drásticamente los residuos de marihuana que habían quedado en su cerebro, pero Light sin previo aviso tomó la mano del moreno y comenzó a caminar a su lado como queriendo ayudarle a subir los escalones.

-¡Suéltame! ¿Cómo diablos debo decírtelo Yagami? ¡No quiero tu ayuda, es inútil para mí! De-ja-me-en-paz –había tomado la mano con la que el castaño apretaba la suya y aprisionando a Light contra la pared le había amenazado peligrosamente, pero Light no se echaría para atrás así de fácil, debía hacer el bien… tenía que hacer el bien aunque fuera con alguien tan despreciable como Riuzaky.

-¡No! –gritó sorprendiendo al moreno, que no hizo ningún movimiento físico ante la negativa de Light, pero si se había sorprendido de que aun luego de haber llorado al castaño le sobraran fuerzas para planteársele de esa manera-. ¡No voy a dejarte aquí desangrándote, estoy seguro de que cuando llegues a tu recamara no harás nada para sanarte las heridas! Y quiero asegurarme que te sanes correctamente.

-¡¿Por qué te preocupas tanto por mi?! ¡Soy un completo desconocido para ti y tu lo eres para mí! ¿Acaso crees que después de esto yo estaré dándote las gracias? Ni lo sueñes, Yagami porque eso no sucederá jamás.

-No lo hago por eso, lo hago porque me preocupas.

-¡¿Por qué?! ¿Tanto te intereso? –gritó muy fuerte y ya faltaban aproximadamente treinta minutos para la medianoche, si continuaban discutiendo de esa manera tan exhibicionista en un lugar público como aquel, pronto vendrían los hombres de seguridad a hacerles callar.

Había apresado a Light contra la pared nuevamente, respirándole con irritación sobre el rostro, le estaba advirtiendo, de veras que le sugería que se cuidase las espaldas con él, pero Yagami no hacía caso, o se hacía el tonto o era demasiado perseverante, pero la pregunta era ¿por qué? Una persona no podría ser tan insoportablemente amable con alguien a quien le guarda rencor.

Una persona no puede ser tan buena…

Se alejó de la peligrosa cercanía que mantenía con el castaño, algunos cabellos habían hecho electroshock con Light y se erizaron cuando se separó de él con lentitud. A su paso comenzó a subir nuevamente los escalones, varias gotitas rojizas caían sobre la madera en la superficie de éstos, Light creyó que Riuzaky se caería resbalándose con su propia sangre, mejor era prevenir.

-¡Mira que eres como un collar de piedras, Yagami! –le gruñó como si estuviese masticando rabia-. ¡Aléjate de mí! –sacudió su cuerpo con la poca movilidad que le quedaba luego de que aquellos navajazos le hubieran quitado a medias la estabilidad.

-¡Déjame ayudarte! Estás malherido –decía con ojos acuosos, realmente… enserio, que Yagami era pesado cuando se lo proponía, y también estaba al tanto de que no cedería hasta conseguir su objetivo, lo mismo con su insistencia para con su alter-ego.

Por mas que Riuzaky se moviera a sarandazos, era evidente que Light no lo dejaría en paz hasta no estar seguro de que las heridas del moreno estaban al menos oxigenadas y desinfectadas.

Ya estaban en el tercer piso, a los porrazos, peleas, gritos y zarandasos pero al menos habían llegado. Riuzaky se tambaleaba, sus ropas estaban repletas de ese líquido rojizo y si no las atendía pronto él mismo a aquellas heridas (porque el pavote de Riuzaky se rehusó a ir a la enfermería) estaba seguro que se desangraría.

Ingresaron al apartamento, el moreno bufando como toro enfadado y haciendo fuerza para que Light le quitara de encima ese abrazo que había creado y que no les permitía moverse por separado.

Riuzaky tras dar unos pasos hacia el sofá, se arrojó con fuerza sobre éste, tomó el control remoto y se echó a mirar la TV con completa serenidad.

Light con los ojos desorbitados clavó sus pupilas sobre la presencia del pelinegro casi como si sus iris se trataran de filosas espadas.

-¡Riuzaky! –chilló a todo pulmón con su voz retumbando por todo el apartamento causando un eco ensordecedor que se fue perdiendo con el pasar de los minutos.

-Oh, por Dios, ¿y ahora que quieres? –rezongó como si ese castaño fuese la persona más insoportable del universo en aquel momento.

-¿Cómo puedes hablarme de esa manera, como si mi presencia se tratara de un estorbo para ti? –Riuzaky se dedicó a poner en blanco sus ojos, reafirmando con aquella mueca que efectivamente: Light si se había convertido en un estorbo más que detestable para él en ese momento y prácticamente durante las últimas semanas. El castaño frunció el entrecejo y apretó la quijada comenzando a molestarse de veras con aquel-. ¡Dios mío! ¡Estás desangrándote! ¿Qué acaso ni te interesa saber que con unas heridas brotando sangre de esa manera al aire libre puedes contraer el virus del tétano?

Vio que el moreno simplemente elevó el hombro izquierdo y volvió a bajarlo con rapidez como queriendo expresar lo poco que le interesaba lo que Light planteaba con arduo interés. Y esa fue la gota que rebalsó el vaso, se acercó a aquel y lo tomó de uno de sus brazos zamarreándolo hasta extirparle de encima del sillón al cual Riuzaky se había prendido como garrapata y hacía fuerzas hacia abajo para bloquear los intentos de Light por obligarle a caminar hacia la dirección que fuese. Esta vez el moreno había ganado, se agarró tan fuerte de uno de los brazos del sofá que si Light pretendía moverlo de allí también debía hacer fuerza suficiente como para arrastrar el mueble por todo el apartamento.

-¡Pero bueno ya! –gritó Yagami cediendo, y enfadado hasta la médula como estaba, caminó a grandes zancadas por todo el lugar buscando un objetivo en particular. Rebuscó por un pasillo chequeando puerta tras puerta con la mirada, luego de un rato regresó al living, Riuzaky poca atención le prestaba a las acciones que se acometía Yagami y parecía mas que entretenido viendo un programa de TV.

Por su parte continuó buscando, dio vuelas en circulo varias veces aprovechando que el moreno nada de atención le brindaba (le daba igual lo que Yagami estuviere haciendo). Con furia abrió una puerta de madera lustrosa que tenía en frente, era la habitación de aquel hombre: hermosa en todos los sentidos, se quedó plasmado al notar que las paredes eran color arena al igual que el resto de la vivienda pero las cortinas, fundas y almohadas (estas dos últimas pertenecientes a la inmensa cama que el moreno mantenía en su dormitorio) eran color blanco deslumbrante. El piso de madera era enterizo y color marrón oscuro, brillaba como si le pasaran lustre a cada minuto y sobre éste y a un lado de la cama reposaba una alfombra de corte circular, bastante acolchonada y también de color blanco (seguramente para combinar con la gama de colores claros en el dormitorio). Tan impecable era aquel ambiente mientras que su dueño lucía unas pintas de lo mas rotosas con sus ropas y accesorios, le resultó muy extraño.

Le llamó particularmente la atención una pecera que estaba en el fondo del dormitorio, ocupaba toda una pared entera y tenía una altura formidable, habría de costar carísima, tenía plantas dentro pero a ojo del castaño no le parecía que aquellas floras fueran de agua, más bien parecían ser de tierra, y además… ¿acaso no tenía agua? No había peces, ¿Qué hacía Riuzaky con una pecera sin agua ni peces? Era ilógico.

Desvió su mirada hacia la inmensidad de los ventanales que llegaban hasta el piso y medían seguramente más de dos metros de altura, sabía que no debía acercarse a ellos ni perderse en ese hermoso paisaje repleto de luces y edificios que brindaba la ciudad central de Kanto y aquellas estrellas que junto a la luna llenaban de una luz perlada todo el dormitorio, no había necesidad de encender las luces, no lo haría porque derrocharía todo ese ambiente romántico, prolijo, limpio y sensual que extrañamente tenía la recámara de Riuzaky.

Se insultó por dentro, ¡él estaba allí por una razón! Y no para deleitarse con la arquitectura ni la decoración del apartamento del moreno. Salió disparando de la habitación, no había tiempo que perder, continuó correteando por un pasillo que estaba cerca de la pared donde el pelinegro colgaba sus victorias hechas trofeos y medallas. Abrió una de aquellas tantas puertas de madera hasta encontrar la habitación que había estado buscando como loco todo aquel tiempo: ¡el baño! Con cerámicos blancos en piso y paredes dándole un toque limpio y fresco. Dio gracias que el moreno tenía una tina, ya que eso facilitaría mucho las cosas. Se acercó a ésta y abrió el grifo del agua, dejándola caer sobre la bañera tras poner el tapón en la rejilla para que el líquido caliente no fuera a escapársele. Revisó mientras tanto un pequeño mueblecillo cuadrado colgado en una de las paredes, lo abrió y vio que había vendas, alcohol, agua oxigenada, gasas, acondicionador, jabón de tocador y todo lo que necesitaba. Sonrió. Tomó la botella de alcohol y echó un buen chorro dentro del agua que se volcaba en la tina, que ya para entonces estaba llena hasta la mitad.

No despegó ni por un segundo la mirada de la TV, pero habría jurado oír el sonido del grifo abrirse y el agua cayendo hacia la tina, también oía que varios objetos hacían ruido al estar siendo tomados, sacados, vueltos a poner en su lugar, etc. ¿Qué diablos estaba haciendo Yagami en el baño? De ni modo que le importaba, él ni muerto iría a fijarse, estaba demasiado pachorriento como para intentar mover su cuerpo del sofá.

Caminó apresurado hacia el living causando un sonido chirriante cada vez que frotaba la suela de las zapatillas sobre la madera terriblemente lustrada del suelo. Riuzaky poca atención le había prestado para entonces, continuaba con la mirada pegada a la pantalla de aquel inmenso TV y haciendo zapping con el control remoto cual si la presencia de Light parada a su lado no fuera más que un insecto molesto para él.

-Levántate, ya te preparé la tina con agua caliente, le eché alcohol para desinfectar tus heridas asique te ardera un poco, cuando salgas las lavaré con agua oxigenada y les pondré vendajes. Anda, ponte de pie, ve a bañarte –le decía con tono amable y dulce, para nada agresivo pero si muy perseverante.

-¿No ves que estoy bebiendo una cerveza? –le decía mientras sostenía una lata en su mano izquierda y con la otra apretaba el control remoto y apuntaba a la pantalla de la TV para cambiar de canal.

-¡Hace un rato no querías desprenderte del sofá cuando yo te lo pedí amablemente pero sí lo hiciste para buscar una cerveza! –le reclamó con los ojos ya vidriosos y la voz temblorosa, Riuzaky le hacía enfadar, ¡era aun mas caprichoso que Sayu a la edad de cuatro años, y eso ya era demasiado decir!

-Exacto –dijo el moreno bebiendo un sorbo del trago alcohólico y prestando más atención al programa que se transmitía que a Light. El castaño bufó e imaginándose que el moreno no se levantaría hasta no terminar su dichosa cerveza entonces decidió quedarse allí parado hasta que lo hiciera.

-Bien, entonces supongo que esperaré aquí hasta que te la termines toda y luego iras a tomarte un baño, ¿está bien? –¿estaba haciendo lo correcto al ser tan amable con alguien tan grotesco como Riuzaky? ¿Por qué continuaba ahí?

¿Realmente el ser buena persona era el impulso para continuar en aquel lugar soportando la falta de respeto del moreno? ¿O había algo más en todo aquello?

-Sí –afirmó Riuzaky y eso hizo que sus nervios se calmaran un poco. Estuvo aproximadamente quince minutos ahí parado esperando a que el moreno (que bebía un pequeño sorbito cada cuatro minutos y luego miraba de reojo a Light esbozando una sonrisilla por lo bajo) acabase de una buena vez esa maldita cerveza, aunque sospechaba que la bebía con lentitud para hacerle perder el tiempo y que acabara enfadándose aun mas… seguramente eso era lo que quería: irritarlo, porque a Riuzaky le encantaba irritar a Light, le divertía hacerlo.

-¿Ya acabaste? –preguntó exaltado luego de haber esperado tanto.

-Sí –apoyó sobre la mesita ratona la lata vacía.

-Pues entonces ve a tomar el baño.

-No gracias, no tengo ganas –dijo y cruzándose de piernas apoyó éstas sobre la pequeña mesita que tenía en frente.

Light sintió una explosión estallar dentro de su cuerpo, los ojos se le volvieron rojos de furia.

-¡Maldición, Riuzaky! ¡Eres un caprichoso malagradecido! Levántate ahora mismo y dirígete a la tina de inmediato, no soportaré una de tus burlas ni un minutos mas –chilló con todas sus fuerza señalando al moreno con el dedo índice. La ira comenzaba a subírsele hasta el cerebelo, inflándole los cachetes y logrando que éstos se pusieran rojos.

-¿Disculpa que dijiste? Te recuerdo que ésta es mi casa y no la tuya, aquí las únicas órdenes que se cumplen son las dictadas por mi y nada más, ¿oíste bien?

-¡Pero si lo estoy haciendo por tu bien! Por ti es por quien hago todo esto, ¿Cómo puedes ser tan malagradecido? –estaba al borde del llanto, quería tomar el cuello del moreno y ahorcarlo con sus propias manos, ¡es que le hacía enfadar tanto!

-Yo no te lo he pedido, es mas me hubiera agradado que hace rato te hubieras largado de aquí.

Con ese tipo definitivamente hacía falta tener paciencia de santo. Quería dejarlo allí con las heridas abiertas y desear que se le llenaran de pus y le doliera hasta el tuétano… pero no podía, ese no era él, él era bueno y considerado y se enfrentaría a ese ser desagradable aunque fuera tan tosco, le ayudaría y le demostraría que aunque le faltara el respeto de la manera con la que lo hizo desde que prácticamente se conocieron, Light le auxiliaría porque él si tenía corazón, no como Riuzaky.

-Si no vas te llevaré a las rastras hasta allá –sentencio demasiado seguro como para no sonar a amenaza.

-Si papá, enseguida –se burló de Light haciendo voz de un niño pequeño-. ¿Qué te crees que soy: un crío, como para hablarme de esa manera?

-Pues si no te portaras como un crío yo no te trataría de esa manera –iba a insistir hasta donde le diera la paciencia, pero la verdad que ya se le estaban acabando las fuerzas, la situación en la que se había metido era peor que ser niñero de nueve diablillos, Riuzaky le hacía perder el semblante y llevar su ira al borde del colapso.

-Vete al diablo –acabó diciendo el moreno regresando su vista hacia la TV y sonriendo con maldad.

Unas pequeñas lágrimas acosaban con salir de sus ojos, intentaba detenerlas pero es que la rabieta que se apoderaba de su cuerpo era mayúscula, ¡y estalló! Levantó a Riuzaky de un brazo y jaló de él con todas las fuerzas que le había dado la furia que lo carcomía por dentro.

-¿Qué mierda crees que haces? –gritó el pelinegro apretando el sofá para que Light no pudiera sacarlo de allí, al igual que había hecho hacía unos minutos atrás, tal vez funcionara, pero el rostro endemoniado que tenía Light no le aseguraba aquello al cien por ciento.

Light, de un zarpazo abrupto, logró quitar por completo el cuerpo del moreno de encima del sofá, y ahora lo arrastraba con rapidez por el suelo hacia el baño. Él no tenía la culpa de nada ya que desde un principio intentó hacerlo por las buenas pero si Riuzaky quería que fueran por las malas entonces de ni modo que así sería.

Hubiera jurado que él tenía mucha mayor fuerza que Yagami pero al estar aun con una pequeña anestesia por parte del narcótico que había aspirado: sus músculos no respondían con asertividad a las órdenes de su cerebro y estaba medianamente débil.

Ingresó a las rastras al baño y allí alejó con brusquedad el amarre de Light en su brazo y se incorporó de un salto, mirando a Yagami de manera desafiante.

-¡Metete a la bañera! –ordenó.

-¿Y si no quiero qué? ¿Lo harás a la fuerza? –creyendo que alguien tan moralista como el castaño jamás haría algo como aquello Riuzaky se descuidó, y de improvisto Light lo tomó del cuello de la playera del moreno arrojando a éste dentro de la tina con ropa, zapatillas y todos los accesorios que para entonces tenía en su cuerpo, salieron disparando varias cantidades rebalsadas de agua que por poco e inundan el baño.

Riuzaky se sentó en medio del agua, intentando retomar el aire que Light le extirpó al arrojarlo hacia el fondo de la bañera, gracias al chapuzón el cabello negro se le había volteado completamente hacia atrás y fue la primera vez que Light logró contemplar con detenimiento la frente, cejas y ojos del moreno sin estar ese flequillo revuelto ocultándole parte de esa gigantesca mirada tan profunda y atemorizante como pozos ciegos. Riuzaky tenía la frente grande y con el nacimiento de los cabellos bien definido en una línea casi perfecta, sus cejas eran anchas y gruesas color negro azabache al igual que su cabello, y sus ojos se veían aun más enormes de lo habitual.

Por su parte, Riuzaky sentía como la ropa mojada se le acoplaba al cuerpo irritándole, el agua con esa combinación de alcohol causó ebullición en sus heridas… las cortaduras comenzaron a quemarle la carne.

-¡Ahhh! ¡Hijo de puta! –gritó con dolor, sintiendo el alcohol perforándole los tajos con dureza.

-Mas te vale no salir hasta que estés bien aseado –le dijo en modo de orden y salió disparando del lugar cerrando la puerta tras sí.

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Riuzaky se tardaba bastante asique probablemente le estuviera haciendo caso y se estaría aseando de manera correcta las heridas, mientras tanto él estaba sentado en el sofá ahora un poco más relajado, hacía unos minutos había visto unas pequeñas gotitas de sangre aflorar del suelo en la parte continua a la puerta de entrada del apartamento, habían caído de las cortaduras del moreno cuando recién habían ingresado al apartamento. Buscó un paño en la cocina que remojó con lavandina para poder quitar las manchas por completo del suelo. Luego de ello y al ver que el moreno todavía no salía del baño decidió que era tiempo de volver a casa, ya eran las doce y media a.m. ¡la hora había pasado volando! Siquiera se había percatado del tiempo que había pasado rezongando con los caprichos Riuzaky.

Bien, era hora de volver a casa. Pero no se despediría del moreno, lo dejaría que acabara de hacer sus cosas y cuando saliera del baño notaría que Yagami ya había partido.

Pero algo le detuvo cuando apoyó la mano sobre el picaporte de la puerta de entrada del apartamento, listo para partir…

… la pecera vacía.

¿Qué diablos hacía una pecera vacía en una recámara? Tal vez solo hubiera quitado los peces de ella para limpiarla o podría ser un artefacto nuevo que compró el moreno.

La curiosidad le estaba matando, y decidió investigar un poquito antes de irse por completo, de todos modos Riuzaky aun no salía del baño, era la oportunidad perfecta para dejar fuera su indagación de niño morboso.

Ingresó al dormitorio del moreno, encendió la perilla de la luz: una lámpara hermosa y de gran majestuosidad deslumbró sus ojos desde el techo. Era bellísimo, probablemente el ambiente más hermoso de todo el apartamento, le extasiaba toda esa limpieza, orden y delicadeza en la mezcla de tonos y colores de una misma gama.

Se acercó a la gran pecera que permanecía pegada a aquella pared del fondo. La miró de lejos pero no encontró nada interesante, tal vez fuera solo un montón de cristales sin uso. Se acercó un poco más para cerciorarse y agachándose lo más que pudo afinó la vista intentando captar algo… pero nada, solo era un montón de plantas color ocre sin nada en particular…

Hasta que una de esas plantas se movió unos milímetros dejando a Light estático… Mejor dicho: se arrastró.

Una gigantesca serpiente con la cabeza del tamaño de un plato estaba camuflada entre las hierbas dentro de ese cuadrado de cristal.

-¡Ahhh! –gritó atemorizado y cayendo sobre el suelo del susto que se había pegado. Con razón la pecera tenía ese tamaño mayúsculo: ¡esa cosa era gigantesca y podría llegar a ser capaz de tragarse un cerdo con el tamaño que tenía! Era gorda y robusta, mediría tal vez unos tres metros de largo.

-Se llama Daysi, veo que no te gusta –dijo Riuzaky desde la puerta de la habitación, cerrándola tras ingresar a ésta. Estaba semi-desnudo, con el cuerpo mojado chorreando pequeñas gotitas sobre su piel y una toalla blanca de tamaño mediano cubriendo sus partes privadas. El cabello lo tenía peinado hacia atrás, sin ese flequillo que impedía apreciar los rasgos angulosos del moreno… ahora que lo veía bien, se podría decir que Riuzaky era bastante guapetón. Tenía el abdomen bien marcado y los abdominales aflorando en la piel de su estómago. No tenía músculos exagerados pero sí eran muy fibrosos.

-¿Cómo se te ocurre tener una bestia como esa en tu alcoba? ¡Mira si en la noche se escapa de la pecera y te apreta hasta morir!

-Jajaja –rió a carcajadas doblándose las costillas de la gracia-. ¿Me aprieta hasta morir? –se burló repitiendo lo que para Riuzaky había sido tan chistoso escuchar salir de los labios de Light.

-¡No te rías! Es peligroso, ¿Qué hay si te muerde?

-Yagami, ¿Cuántas serpientes te han mordido en toda tu vida? –interrogó esta vez poniéndose mas serio.

-Am… ninguna pero… en los documentales he visto que a muchas personas las han…

-¿Lo ves? Si ninguna te ha mordido en toda tu existencia significa que no tienes por que temerles, la mala fama hacia estos hermosos animales se la da los medios de comunicación que explotan el deseo inconsciente de las personas por hallar monstruos horripilantes a los cuales temer… el humano siempre ha inventado monstruos a los cuales temer porque necesita temerle a algo, esta en el inconsciente mismo: el mino-tauro, las sirenas que seducían a los marinos con sus cantos y luego se los comían, maldiciones de espíritus, las brujas medievales, los fantasmas, las serpientes gigantes, los tiburones, de estos dos últimos puedo asegurarte que te sorprenderías si supieras los pocos casos en los cuales una serpiente o un tiburón han asesinado a un humano, podría decirte que son casi nulos, en cambio ¿te has preguntado alguna vez a cuantos tiburones y serpientes han asesinado los humanos? Te diría que miles, entonces ¿Quién es realmente el que debe atemorizarse: nosotros de ellos o ellos de nosotros?

Light agachó la mirada sintiéndose algo culpable, no iba a negar que le atemorizaba aquella bestia pero teniendo en cuenta las palabras de Riuzaky tampoco negaría que el varadero depredador sobre la faz de la tierra siempre fue y será el humano.

-Me da miedo –dijo para excusarse.

-Lo sé, pero es solo por apariencia. Sé que no luce adorable como un cachorro de can, un pájaro o como un gato, ni mucho menos es bonita, pero te aseguro que no por eso deja de ser un buen animal –algo produjo que la voz de Riuzaky se apagara al decir las últimas palabras, ya no sabía si hablaba de la serpiente o por el contrario estaba hablando de él mismo-. Aunque, te digo la verdad: para mí es hermosa –dijo apoyando una palma sobre la pecera, con el calor que infundía su mano, el cristal comenzó a empañarse-. De todas formas es normal que les temas, el 95% de los seres humanos les teme, es un miedo absurdo e irracional teniendo en cuenta que la mayoría de las personas jamás ve una serpiente gigante en sus vidas, en realidad el temor a las serpientes proviene de un sector del cerebro que no ha evolucionado mucho con el pasar del tiempo: es el sector de las emociones de nuestros parientes los primates, ellos sí son presas de serpientes y por ello les temen cuando una se acerca a la tropa, ese temor no ha cambiado a pesar de que el cerebro humano evolucionó mucho desde nuestro parentesco con los simios. Bueno, basándome en teorías de la evolución he de suponer que es esa la única argumentación realista que puedo darte del miedo de los humanos a las serpientes.

-¡Riuzaky, hay otra serpiente más pequeña enroscándosele a Daysi! ¿Intenta apretarla? –la verdad es que no sabía nada de aquellos animales y luego de las razones explicadas por Riuzaky sintió un dolor fuerte en el pecho, como si hubiera estado juzgando mal a esa raza de animales tan peculiar. Y ahora que lo pensaba, se sentía estúpido de haberle llamado bestia…

El moreno de repente comenzó a reír con mucha fuerza, pero no de manera burlona, le había causado mucha gracia la ingenuidad de Light con algo que hablaba por sí solo y resaltaba a la vista.

-Ese es el macho, ¿tú qué crees que le está haciendo?

Light se sonrojó hasta las pestañas. Intentó sacar cualquier tema al azar para que Riuzaky dejara de mirarle con esos ojos gigantescos y esa sonrisa sorna.

-Am… y… ¿él como se llama?

-No tiene nombre porque no es mío, en realidad lo pedí alquilado por un tiempo para que se reproduzca con Daysi, quiero que tenga crías, luego de eso se lo devolveré a su dueño.

-Vaya, es muy grande la diferencia de tamaño entre hembra y macho, en este caso resulta diferente que con la raza humana, donde el hombre tiene una contextura más grande que la mujer, ¿Por qué será?

-En todos los reptiles la hembra suele ser mas grande corporalmente que el macho, en cambio en los mamíferos es a la inversa. No tengo una respuesta verídica para eso pero si quieres doy mis opiniones al respecto –al parecer la anestesia catastrófica de la marihuana había abandonado por completo el cuerpo del moreno, ahora ya hablaba con elocuencia y sabiduría, pensaba y utilizaba esas jugosas neuronas suyas como a Light le gustaba que hiciera…

… Exactamente cómo a Light le gustaba que fuera.

La sangre se le heló de repente al reconocer para sí mismo que le agradaba ese Riuzaky, no el moreno patotero y patán sino el Riuzaky inteligente, el filósofo, el que utiliza sus neuronas, si, definitivamente ese Riuzaky le agradaba bastante.

-Ella intenta zafarse, creo que no le gusta –dijo el castaño aproximándose a la pecera para cerciorar lo que ocurría: la hembra pretendía escapar pero el macho la enroscaba y la aprisionaba sin darle espacio para la huida. Era cruel.

-No te fijes demasiado en eso, para ellos el sexo es doloroso como también lo es para todos los animales, pero aun así lo practican porque saben que es necesario para la continuidad de la especie, lo tienen adquirido en su inconsciente, ellos actúan por instinto, no razonan sus movimientos. No sucede lo mismo con el humano, el cual ha desarrollado una inteligencia superior de una magnitud que le permite decidir qué actos hacer y cuáles no, y definitivamente los humanos escogemos realizar los actos placenteros, por eso la naturaleza debió adecuarse a ello y hacer del sexo algo placentero para que los humanos continuaran reproduciendo la especie de manera inconsciente. Aunque de todas formas logramos engañar a la naturaleza utilizando preservativos e instrumentos preventivos de embarazos y enfermedades sexuales.

-¡Espera, espera! Hay algo que no entiendo –Riuzaky levantó una ceja, Light se veía sonrojado, al parecer el hablar de un tema tan delicado como ese le hacía saltar los tapones de la vergüenza, al moreno le era casi como un tema trivial pero a Light lo había dejado como un tomate-. Si la naturaleza hace del sexo una práctica placentera para lograr que el humano inconscientemente logre la reproducción de la especie, entonces ¿por qué las personas disfrutan del sexo homosexual? Éste no conlleva a la reproducción de la especie, entonces tu teoría no tendría sentido.

Pasaron los segundos en completo silencio, Riuzaky lejos de haberse enfadado porque Light había refutado su argumentación, lucía una sonrisa picarona y ojeaba al castaño con demasiada provocación.

Light se quedó duro como piedra luego de caer en la cuenta de lo que había dicho, había olvidado por completo el contexto y eso era algo muy peligroso: estaban en un dormitorio, él y Riuzaky completamente solos (a no ser por las extrañas mascotas del moreno), él estaba enteramente vestido pero Riuzaky solo llevaba puesto encima una toalla cubriéndole lo justo y necesario y para colmo lo que había largado de su boca hacía unos segundos atrás… había sonado como una insinuación a "algo" más.

… Y sabía que esa era justamente la razón por la que Riuzaky sonreía tanto.

-Am… tus heridas, ¡debo vendarlas o se infectarán! –dijo sonrojadísimo y con los ojos desorbitados mirando hacia cualquier dirección siempre que no fuera las pupilas negras y punzantes de Riuzaky que ahora había vuelto a ponerse serio como tumba. Recorría el cuerpo de Light ojeándolo con detalle, de arriba abajo, de izquierda a derecha sacando con detenimiento los atractivos de la estampa del castaño, que se sintió observado y se sonrojó aun más que antes-. Ya vuelvo –dijo y corrió rápidamente hacia el baño, se encerró y chapoteó un poco en el charco de agua en el suelo que él mismo había provocado cuando arrojó a Hideki de lleno en la tina.

Rebuscó en aquel pequeño botiquín que había en una pared, extrajo el agua oxigenada, algunas gasas, vendas y un poco de algodón. Se sentó sobre la tapa del retrete pensando en qué hacer: Riuzaky aun tenía los cortes a flor de piel, vio que habían dejado de sangrar tan borbotonamente. Con inseguridad, pero incorporándose como pudo, dio un respingo y salió del baño, Riuzaky estaba de pie frente a la pecera admirando seguramente a su mascota.

-La dejaré en libertad cuando pueda, pero me da gusto saber que está a salvo aquí –dijo con su voz tenue y calma, todo lo contrario a lo que había sido hacía unas horas atrás… Unas horas, ya era de madrugada, ¡cómo había pasado el tiempo! Debía marcharse a casa-. Me encanta la manera en la que se enroscan entre ellas para hacer el amor, me hace recordar una danza.

Riuzaky ya de por sí era un hombre extraño pero parecía que no tenía nada de pavor con absolutamente ningún tema, Light jamás lo había visto sonrojarse y platicaba acerca del sexo (tema que enrojecía a Light cual fresa de pies a cabeza) como si fuese algo tan trivial como el clima.

-Am… Riuzaky… déjame vendarte las heridas –el moreno al oír la petición se acercó con lentitud hacia la cama (extraño: hacía tan solo un rato por poco y se prende al sofá para impedir que Light pudiera moverlo) y se recostó sobre las sábanas boca arriba.

El castaño se acercó a él y se sentó a un lado del cuerpo del moreno, vio con detenimiento el rostro de Riuzaky: el tajo en su pómulo por poco y le llega al ojo, dio gracias que aquello jamás ocurrió sino de veras que se hubiera visto envuelto en un problema mayúsculo, sobre todo teniendo en cuenta lo porfiado que se comporta ese hombre cuando está bajo la anestesia de narcóticos.

Aun así el corte era medianamente profundo, debía desinfectarlo de manera correcta cuanto antes. Volcó un poco del agua oxigenada en el trozo de algodón y comenzó a frotarlo sobre la herida de Riuzaky, ésta ebullició un poco purulando burbujas pequeñas color blanco pero el moreno no se quejó ni mucho menos, por el contrario: estaba bastante serio.

Mientras sanaba la herida del rostro del moreno fijo su vista en los detalles que ahora dejaba apreciar el rostro descubierto de Riuzaky: tenía la frente lampiña y grande, las cejas anchas y rectas, la argolla dorada en el orificio derecho de la nariz sumado con el piercing en el labio (que el moreno había vuelto a colocar en medio de su labio inferior dividendo a éste en dos partes) le daban un toque de luz a esa gama de tonalidades en el rostro de Riuzaky formada solo por el negro destellante de su cabello y pupilas y el blanco nieve de su piel.

Cuando acabó con la herida del rostro pasó a la lesión que tenía a un lado de los abdominales. La frotaba con suavidad con el algodón mojado en agua oxigenada mientras apreciaba en silencio los músculos en el abdomen del moreno, tenían su forma cuadrada característica y lucían como una barra de chocolate. Echó un vistazo rápido a los pectorales que tenía en frente, las gotitas de agua aun no se habían evaporado en aquella piel tersa y caían simulando un paisaje acuoso en el cuerpo de Riuzaky, todavía estaba todo mojado y probablemente hubiera humedecido las sábanas.

Se quedó plasmado al notar que no se había percatado del piercing color plata en forma de barra que perforaba la punta del pezón derecho del moreno, con dos bolillas de metal en ambas puntas, estaba colocado de manera diagonal, de una de las puntas caía una pequeñísima cadenita plateada que acababa en un pequeño crucifijo de tamaño minúsculo. Mientras tanto chequeaba con la boca abierta el paisaje acuoso de las gotitas recorriendo los abdominales marcados. Se le erizaron los cabellos: la respiración calma de Riuzaky hacía que sus pectorales se inflaran y se desinflaran mostrando lo definidos que estaban sus fibrosos músculos. Estaba tan concentrado admirando el cuerpo del moreno con dedicación que ni se percató del momento justo en que había dejado de pasar el algodón de manera repetitiva sobre la herida del moreno y ahora permanecía quieto, inmóvil y deleitándose con todo ese mar de ligamentos que tenía en frente.

-Menuda miradita me estás echando… ¿te gusto Yagami? –Light se quedó estático, volviendo a la realidad y cayendo en cuenta de los largos minutos que se había tomado solo para ver con detalle el cuerpo de Riuzaky, enrojeció hasta la punta de la nariz. Reaccionó lo más rápido que pudo antes de que su silencio fuera a darle una respuesta afirmativa al moreno.

-¡Claro que no! –sólo se había dedicado a gritarle molesto, no se le ocurría que mas decir, además la sonrisa de Riuzaky le dejaba en claro que el dueño de esos abdominales había notado lo embobado que lucía Light mirándolos-. Debo irme –no le dieron las piernas para intentar salir corriendo de aquel lugar, ya la atmosfera había tomado un tinte sátiro, pero antes de poder hacer nada sintió una mano enredándosele en la muñeca y arrojándolo a un lado de la cama con brusquedad.

Y ahora tenía el cuerpo de Riuzaky encima del suyo, apretándolo con todo su peso sin dejarle manera de escape alguno…

Se quedó perplejo de la sorpresa, no podía mover ni un dedo, Riuzaky estaba demasiado serio como para que todo aquello fuera una broma de mal gusto. Sentía la respiración de ese hombre impávido chocar contra su frente llenándole de un calor acogiente. Sus ropas se estaban mojando debido al agua impregnada en el cuerpo del moreno.

Se miraron con fijeza, en el rostro de Riuzaky no había disimulo, no había maldad ni hostigamiento, se vislumbrara su corazón detrás de esas pupilas negras, de esos tatuajes violentos que no eran mas que marcas en su piel que reflejaban el sufrimiento que había debido pasar a su corta edad y que le había ayudado a hacer una coraza tan dura que no permitía a nadie ver su alma, su yo interno, L: el hombre sentimental que vivía debajo de toda esa agresividad llamada Riuzaky.

Riuzaky amaba la soledad, pero L la sufría por dentro temiendo el permanecer encerrado en la oscuridad del aislamiento.

Riuzaky odiaba las emociones, pero L las sentía, las concebía, las añoraba…

Riuzaky adoraba reafirmar su personalidad ante la violencia física y verbal, pero para L ese actuar solo significaría pretender ser alguien que no se es realmente (intentar cubrir la debilidad propia hostigando a los demás).

Se contradecía a sí mismo y lo peor de todo era que sentía como en su cuerpo vagaban dos personalidades completamente opuestas. A veces era Riuzaky, a veces era L, a veces ambos y a veces ninguno… Siquiera sabía cuál de sus dos alteres estaba ahora en su cuerpo, mientras miraba los atemorizados ojos café del retoño que aplastaba con todos sus músculos y acariciaba la mejilla sonrojada de Yagami con la mano.

¿Ahora era L, o era Riuzaky? La verdad es que ni siquiera él tenía la respuesta. Tal vez en este momento solo era Elle Lawliet, el niño pequeño atemorizado tras haber sufrido tantos traumas en su niñez (su tercera personalidad, que para variar era aun mas complicada que las otras dos).

-¿Qué te pretendes Riuzaky? ¿Acaso es esto una broma? –su voz sonaba lacrimosa y sus ojos habían tomado un color acuoso brillante pero aun así no reaccionaba: no le golpeaba, seguramente estaría shokeado por la sorpresa al igual que aquella vez que se atrevió a besarle sobre la motocicleta, sonrió al recordarlo, Yagami portaba ahora el mismo gesto paralizado de aquella vez.

Riuzaky se acercó muy lentamente a la oreja del trigueño, ejerciendo mucha presión sobre las muñecas de aquel para que no pudiera mover los brazos.

Y le habló al oído con una sensualidad que Light se atemorizó y sus ojos se llenaron de lágrimas, erizándosele los cabellos de brazos y nuca:

-Quiero repetir… gordito.

Justamente ese temor que sienten los animales pequeños cuando un depredador está a solo centímetros era lo que sentía Light en ese momento, se quedaba duro del shock, el moreno se comportaba como una serpiente; hasta la forma estratégica y calculadora de mirarle era similar a aquellos reptiles.

-¡Riuzaky! ¡Esto es indignante! Es una completa falta de respeto hacia mí y te ordeno que te detengas ahora mismo –le exigió con la voz entrecortada y atemorizado.

-Vamos… -dijo tomando el rostro de Light entre las manos y rozando ambas narices con suavidad-. Miénteme y dime que no te gusto, anda hazlo. De todas formas ya he visto como me miras.

Hablaba tan seguro de sí mismo, apostando al cien por ciento por lo que decía, y lo peor de todo era que en aquel momento Light no tenía fuerzas para negársele… o peor todavía… no tenía argumentos para hacerlo.

Se decidió por detenerle y hacer fuerzas para quitárselo de encima, pero todas sus intenciones se desvanecieron cuando sintió sus labios besándole el cuello con fogosidad y respirándole de manera agitada sobre la piel que el mismo moreno salivaba, causándole a Light un cierto cosquilleo que le provocó retorcerse sobre la cama.

Levantó aquella playera con rapidez y observó la pancita redondeada de Light.

Se acercó con cautela, expectante de lo que haría a continuación. Depositó un beso suave sobre uno de aquellos puntos rosados color pastel del trigueño, absorbiéndolo con sus labios y mordisqueándolo muy delicadamente con sus dientes frontales.

Apoyaba las manos sobre la espalda desnuda del pelinegro, sintiendo como el agua que tenía éste sobre su piel se adhería a sus manos. Quiso empujarlo, alejarlo, darle un aventón pero el peso muerto de aquel hombre le plantaba mucha dificultad, tanto que casi ni podía moverse. Y ahora lo tenía succionando la sabia de uno de sus pectorales. Era dolorosamente placentero sentir la bolilla de metal del piercing en la lengua de Riuzaky golpeando repetidas veces sobre el botón de su pezón, se sintió casi profanado pero no negaría que sus hormonas comenzaban a exaltarse… Y eso le asustaba.

-¡Riuzaky, basta! –chilló con voz aguda, y el pelinegro mostrando ser dominante tomó una de las manos de Light y se la llevó a la boca, plantándole besos pasionales pero suaves en la palma. Y luego de aquello apretó con fuerza la misma mano que sujetaba haciéndola bajar lentamente por su abdomen, su agitación era notable a través de la respiración entrecortada-. ¡No, espera! –gritó Light cuando su mano trigueña estuvo a punto de rozar el bulto que afloraba hinchado detrás de la toalla, no podía quitar la mano porque Riuzaky la sujetaba con una fuerza impresionante.

-¿A qué le temes? –Riuzaky había hablado con ojos entristecidos (muy pocas veces visto en él, si no es que fue la primera).

Light no logró responder, parecía tener un nudo enorme en la garganta que hasta le impedía tragar espeso, pero no se necesitaban palabras, sus ojos color café abiertos como un par de platos mirando a una única dirección: la entrepierna del pelinegro, resultaba obvia la causa de su temor (que aquel hombre tuviera el miembro grande como aparentaba el bulto detrás de la toalla, y en qué estaría planeando utilizarlo Riuzaky era definitivamente lo que más le atemorizaba).

Viendo que Light no contestaba no tuvo dudas de que estaba shockeado, la mano que no sostenía la del castaño bajó por el pecho trigueño de aquel con fervor y rudeza, tocándolo todo a su paso hasta llegar al abdomen y de allí a la pelvis. Dio un respingo sobre la cama cuando sintió la palma del moreno acariciándole muy suavemente la entrepierna por encima de los shins mientras le miraba a los ojos inquisidoramente, como si estuviera en busca de alguna reacción por parte de Light… expectante a que próximamente sucediera algo.

Sujetó la mano de Light con fuerza constrictora y la llevó a su propia entrepierna aun cubierta por aquella tela frágil, manejándola a su gusto para que le tocara de la manera que a él le excitaba.

La imagen de Light era hermosa: con la playera levantada hasta los pectorales, el abdomen descubierto, su intimidad yacía medianamente inflamada, aun no se excitaba por completo y tenía los ojos acuosos (no sabía si su retoño aguardaba temor a la situación o por el contrario era vergüenza, Light ya de por sí era un muchacho muy tímido y le costaba interactuar con los demás en una conversación de lo más trivial, Riuzaky supuso que si comúnmente Yagami tenía esa reacción de retraimiento en cosas de lo mas cotidianas entonces estando en una escena tan particular como la que mantenían en ese momento probablemente Light querría salir corriendo de allí).

-No te preocupes, no haré nada que no disfrutes –dijo con seguridad en su voz. No reparó en lo poco que tardó para despojarse por completo de la única prenda que cubría su desnudez. Light abrió los ojos aun mas grandes sonrojándose hasta el tuétano: el bulto de aquel hombre era grueso y largo, de un tamaño considerable llegándole hasta por encima del ombligo y despidiendo del glande el líquido pre-seminal que ostentaba la mucha excitación de Riuzaky-. Tócame –ordenó a Light con gesto serio y un tono decidido.

La mano del castaño temblequeaba del susto, jamás había atravesado una situación similar, aunque siempre estuvo la idea vagando por su cabeza, pero ahora que la vivía en carne y hueso ¡ahora que tenía un hombre excitado justo en frente! Le costaba hasta parpadear.

-No temas, no quiero lastimarte –por más que lo asegurara Light no dejaría de estar preso de ese horrendo pavor, y cuando el pelinegro hizo fuerza para atraer la mano del trigueño hacia su hombría, para que lo acariciara al igual que él hacía con la carne excitada en la entrepierna de Light: unas lágrimas brotaron de los ojos café y acabaron rodando por sus mejillas hasta caer por su barbilla y mojar su playera. Su retoño era demasiado tímido, antes de hacer cualquier acto gateó hasta quedar cara a cara con Light, teniendo su cuerpo encima de aquel, lo miró profundamente como queriendo ver su alma detrás de sus pupilas dilatadas y continuó despidiendo lágrimas de vergüenza. El pelinegro tenía consciencia de qué era lo que incomodaba al castaño: que lo mirase con esos ojos viperinos que se le incrustaban como centellas.

Riuzaky buscó la perilla de la luz con la mano derecha y al hacerlo hizo un movimiento hacia abajo para apagarla: la oscuridad se apoderó de la habitación mientras la luna era cubierta por nubes negras que anticipaban lluvia, así poca iluminación brindaba al ambiente.

Poco a poco Light fue abandonando las insistencias por ir contra la corriente, y fue dejándose llevar por las caricias del hombre sexy que le mimaba.

Estaban a oscuras, tocándose, oliéndose las respiraciones, apretándose los cuerpos entre sí, acariciándose el cabello con las manos. Riuzaky lamía el rastro de las lágrimas en las mejillas de Light siendo la frialdad metálica del piercing en su lengua un contraste con el calor que el sonrojo le había causado a la piel del rostro del trigueño. Mientras tanto lo masturbaba con suavidad pero a la vez con potencia y ejercía presión sobre la mano de Light para que él hiciera lo mismo con su hombría, que fuera un placer compartido…

Se sentía extraño pero ciertamente aliviante, Riuzaky le respiraba con fuerza sobre el rostro y él cerraba los ojos percibiendo todo aquel aire caliente que le quitaba la respiración mientras al mismo tiempo apreciaba la mano del moreno amasando sus testículos que cada vez se hinchaban mas y mas hasta provocarle punzadas intensas de un dolor satisfactorio que le obligaba a encorvarse y apretar el abdomen.

Abandonó la mano con la que frotaba el pene del moreno y la apoyó sobre la mano de Riuzaky que acariciaba su hombría, comenzó a manejarla para que hiciera movimientos bruscos desde la base hasta el glande y con la agitación que obliga a cualquiera quedarse sin respiración.

Cortó el tacto de repente, seguro de que Light ya no escaparía de la situación y sin decir nada comenzó a bajar por el cuerpo trigueño dando besos ruidosos y calientes por todo el tórax de Light hasta llegar al objeto de sus deseos, no podía verlo por estar a oscuras pero lo tocaba con dulzura.

-No, espera… ¿Qué vas a hacer? ¡¿Qué harás?! –preguntó alarmado.

Sintió que los sensores se le activaron cuando el piercing y la lengua del moreno le dieron una lamida suavecita y lenta en la cima de su pene. Todos sus músculos se tensaron y hacían fuerza para que soportara todo el placer que le inundaba cuando Riuzaky lamía una y otra vez su pene de una manera cada vez más frenética.

Tenía un gusto saladito mezclado con una fragancia exquisita y pastosa muy delicada a sus sensores olfativos que se prendieron como reflectores de puro instinto. El pene de Light sabía terriblemente bien, delicioso, justo como siempre lo había imaginado. Se colocó de frente al órgano y le dio un chupetón en la punta absorbiéndolo dentro de su boca… Light no chilló pero debió tragarse el gemido ahogado quedando éste como un nudo en su garganta a punto de explotar, mordió su labio inferior con fuerza echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos.

Tomó el pene de la base con su mano, estaba caliente y duro al igual que el suyo, no era grande como el de él, más bien tenía una contextura normal pero sabía jodidamente exquisito. Comenzó a darle golpecitos fuertes y repetitivos en el glande con la lengua y su piercing, mientras continuaba masturbándolo agitadamente con la mano. Se elevó un poco y tomando los shins de Light los arrastró aún más hacia abajo y besó uno de esos testículos lampiños jugando a pellizcarlos con picardía con los dientes frontales pero siempre de manera suavecita que no llegara a lastimar a Light.

Quería oírlo chillar y aun no lo conseguía, o el castaño era poco sensible al tacto o sabía esconder muy bien su excitación. Echó un vistazo a los puntos sonrosados en los pectorales de Light, estaban hinchados al igual que sus genitales. Sin previo aviso que pudiera alertarle de algo a Light, sintió como Riuzaky introducía en su boca toda su erección… era un orificio calentito y húmedo que le reconfortó el alma, se sintió hermoso cuando el pelinegro rozó con cuidado su carne hinchada con la puntita de sus dientes y molares, temiendo no morderlo.

Agitó el ritmo e introducía y a la vez sacaba aquel pene de su boca con mucha rapidez. Apretó con más fuerza su labio inferior con sus dientes, ya no creía que soportaría mucho tiempo así. Arrugó las sábanas con los puños mientras sentía un calor explosivo en la pelvis que aumentaba considerablemente, se irguió como un gato y llenó la cavidad oral del moreno con todo su esperma limpio y sano. Riuzaky no dijo nada, Light ya creía que se enfadaría por haberle hecho algo como aquello, pero nada ocurrió, solo se desprendió de él con lentitud sin decir nada y seguramente tragándose todo lo que había despedido el cuerpo de su retoño hacia unos segundos atrás.

Se quedó quieto, examinándolo. Aun así eso no había sido suficiente, ya podía sentir como su excitación volvía a parecer lentamente. Jamás le habían practicado algo tan bonito como aquello, bueno, lo había hecho Mikami pero no de la misma manera que lo hizo Riuzaky, ¡fue hermoso para él! Quería más, mucho más, volver a sentir ese piercing arrastrándose por su glande causándole unas deliciosas cosquillas. De todas formas, ya se había quemado por completo con todo lo sucedido, otro poquito más no haría la diferencia. Ya podía sentir su hombría exigiéndole, rogándole por degustar el recorrido de esa suave lengua del moreno por toda su textura otra vez, ¡lo necesitaba otra vez! Aun conservaba algo de vergüenza pero esa oralidad le llegó al espíritu, el placer más sublime que tuvo en la vida y si tenía la oportunidad de repetirlo lo haría sin importar absolutamente nada. De todas formas ya estaba en el baile… ahora ¡a bailar!

Hizo fuerza con el pene para intentar meterlo otra vez en la boca de Riuzaky, pero él mantenía los labios cerrados y con una sonrisa que mostraba todos sus dientes, ¡joder, no le dejaba gozar!

-Abre la boca –le exigió Light con una insistencia impresionante para alguien con su ternura habitual.

-No lo creo primor, me toca –y no dio tiempo para que el castaño reaccionara, se puso de pie enseguida sobre el suelo de madera y apretó las mejillas de Light con su mano derecha y con una fuerza constrictora que solo salía de su brazo lo obligó a sentarse sobre la cama, tomó los cabellos castaños con poderío y echó la cabeza de Light hacia atrás.

Se lo quedó mirando, la luz de luna regresaba desde detrás de las sombras oscuras de las nubes e iluminaba con un destellante brillo perlado toda la habitación. Light jadeaba de excitación, Riuzaky estaba parado mirándolo con morbosidad hasta que tomó aquel pene con su propia mano, era demasiado grueso a ojos de Light, le provocaba nervios.

Estaba expectante, a la espera de que Riuzaky le diera la orden de separar los labios, pero no lo hizo, o al menos no aun. Tiró un poco más del cabello de Light obligándolo a echar su cabeza aun más hacia atrás y allí fue cuando frotó esa gran hombría por todo el rostro dulce de ese niño inexperto, golpeó varias el glande sobre los carnosos labios sellados de Light y lo hizo con agitación y esta vez sin delicadeza alguna, estaba siendo brusco, tanto que al castaño se le hincharon los labios al sentir ese golpeteo repetitivo y constante del pene Riuzaky sobre su boca, pero no podía objetar nada, el moreno también estaba siendo rudo con la manera fuerte en la que sujetaba sus cabellos castaños, le tiraba un poco las raíces.

Riuzaky le obligaba a sentirse dominado, subyugado, casi oprimido y Light empezó a calentarse de veras con esa idea en su mente. Comenzó a gemir solo porque deseaba que el pelinegro le golpeara sobre sus labios con el glande con una mayor brusquedad, y lo había conseguido. Riuzaky no intentaba ser amable, no le daba tiempo para respirar, era agresivo y dominante, cuidaba de Light (en no pasarse de la raya con su fuerza para así no herirlo) pero también lo sumía en una excitación abrazante al tomar un papel tan activo y Light uno tan pasivo. Y ahora fue el moreno el que hizo fuerza bruta en la rajita presionado entre los labios de Light para dar paso dentro de esa cavidad tibiecita y mojada, casi añorada.

No pudo hacer que entrara completo, solo hasta la mitad, era bastante robusto y él, de muy inexperto que era se lo llevó a la primera de lleno en la boca y acabó ahogándose. Se separó rápidamente y comenzó a toser con desesperación.

-Mira que eres apresurado, era solo la puntita primor –le consolaba acariciándole los cabellos de la cabeza mientras el castaño continuaba tosiendo. Una vez que se detuvo, y sin darle tiempo a respirar, volvió a tomarlo de los cabellos con fuerza-. Abre –exigió, y continuamente sintió solo la punta de esa excitación adentrarse en su cavidad, pero eso fue suficiente para arrancarle un gemido al moreno y para que Light se sintiera sonrojado y le dieran ansias de tocarse a sí mismo.

Veía el arete en forma de crucifijo en la punta del pezón derecho de ese hombre fibroso de tatuajes que tenía en frente y fue todo para que sediento de placer comenzara a masturbarse su propia hombría con fuerza.

Sentía que la excitación salía y entraba a su boca siendo Riuzaky el que se movía para entonces. Hasta que todo fue tan rápido, tan irreal y contencioso que su pensamiento se nublaba y su cabeza ya dejaba de funcionar, volvió a eyacular por segunda vez en una misma noche, pero el moreno aun no lo hacía.

Con sus ojos café adormecidos a causa del placer veía la herida en la pelvis de Riuzaky, la divisaba acercándose y alejándose de su rostro unida a los movimientos que hacía el pelinegro, y él aun quería más, estaba insaciable esa noche… solo por esa noche y es que estaba en medio de algo tan prohibido, tan sucio y malo que lo liberó de sus preocupaciones, de todo su estrés, y solo podía concentrarse en una cosa: el dulce sabor que tenía el glande de ese hombre tatuado, lo escurría con su lengua brindándole una gama de sensaciones formidables y placenteras a esa hombría de textura venosa.

Aumentaba la velocidad a una demasiado agitada, se vendría pronto pero no quería hacerlo dentro de la cavidad oral de ese rostro angelical. Él era un hombre putrefacto por dentro, estaba podrido de tantas aventuras que había gozado, y estar allí con alguien tan puro y limpio como Light le hizo sentir malvado (y no de buena manera).

Ni bien llegó al éxtasis se alejó de los labios de Light y se corrió sobre el suelo lustrado de madera. Luego debería limpiarlo, aunque no era el único, Light también se había corrido sobre el piso mientras le practicaba sexo oral a Riuzaky.

Estaba con los ojos abiertos, espantado por lo que acababa de ocurrir, los ojos se le llenaron de lágrimas y una vez que toda aquella placentera excitación se esfumó de su cuerpo, chocó con fuerza en la realidad.

Mierda… ¿Qué demonios había sido todo aquello?

Se sintió despreciable, sucio… Miró a Riuzaky por el rabillo del ojo con acusación. Comenzaron a brotar lágrimas por esas orbes café mientras fijamente continuaba observando a aquel moreno que le miraba levantando una ceja como si hubiese adivinado con mínima de detalle lo que pasaba por la cabeza de Light en ese instante.

-A mi ni se te ocurra mirarme de esa manera ni culparme por todo esto, no te apunté con un arma para que lo hicieras. Tú decidiste hacerlo por cuenta propia, yo no te obligué a nada –se cruzó de brazos sin ninguna pizca de emoción en su rostro blanquecino.

-¿Cómo te atreves a decir eso? ¡Tú fuiste quien inició con todo esto! Yo solo intentaba sanarte las heridas… -lagrimeaba a borbotones, se vistió con la mayor rapidez posible, Riuzaky por su parte había abierto el placar y con la tranquilidad que le acometía tomó una bata de seda color negra y se cubrió con ella atando un nudo con la cinta negra de seda en su cintura-. ¡Yo no quería esto! –gritó Light a todo pulmón.

-Que va, eyaculaste dos veces cariño, eso quiere decir que tan mal no la pasaste.

El comentario con aquel tono altanero y despreciable, le cayó pesado cual kilos de piedra sobre la espalda.

Light con toda la humillación que le carcomía las entrañas se quedó duro ante la frase, la ira se le vino como cólicos hasta la garganta. Se apresuró a correr hacia donde se hallaba Riuzaky con una furia de mil demonios y al tenerlo en frente le dio una fuerte bofetada en la cara.

-¡Jamás vuelvas a hablarme de esa manera, patán desgraciado! Ni quiero que toques ni que te me acerques ni que… -el habla se le cortó de repente cuando Riuzaky lo tomó del cuello y lo aprisionó sobre una de las paredes de la habitación, sin dejarle tiempo para hacer otra cosa que no fuera mirar al moreno con completa sorpresa y desconfianza.

-Mira Yagami, voy a dejarte algo bien en claro: no sé porque mierdas me pasa esto pero vengo sintiéndolo hace bastante tiempo como para continuar soportando tus pañalerías. ¡Me gustas! Es así, esa es la realidad y ni siquiera comprendo cómo fue que comencé de repente a estar tan prendido con un mocoso mañoso y llorón como tú –le miraba con esas pupilas oscuras repletas de poder y verdad… sobre todo eso: la más pura verdad-. A veces ni siquiera me comprendo a mi mismo, es que no puedo explicarme la manera en la que me gustas tanto –hacía presión en el cuello de Light y estaba lastimándolo con ello, no le permitía pasar el aire.

El haber tenido un momento indecoro de euforia y placer con su niñato le reconfortó hasta el espíritu luego de tanto de tiempo sin escribirse el uno al otro, pero el hecho de verlo sollozar siempre lo hacían caer con dureza y recapacitar sobre sus actos: siempre le obligaban a sacar fuera a L.

Light no soportó el dolor de los dedos de Riuzaky haciendo presión en su carne y con las fuerzas que le quedaban intentó empujarlo para apartarlo. El moreno cedió un poco el agarre y con ello Yagami pudo sacárselo de encima pero eso no fue suficiente: comenzó a darle golpes fuertes sobre el pecho que poco daño hacían al moreno.

Lo abrazó…

Light ahora yacía sin fuerzas sobre los brazos de Riuzaky, probablemente llorando porque sus hombros hacían movimientos abruptos de arriba abajo. Light detestaba no poder aguantar sus propias ansias de reventar en llanto ante una persona que hacía unos momentos le llamó mocoso mañoso… De haber podido golpearse a sí mismo por estar en este instante lagrimeando con fuerza sobre el pecho de Riuzaky, lo hubiera hecho. Se odió a él mismo con todas sus fuerzas.

-¡Suéltame! –acabó diciendo y se alejó corriendo de la cercanía que mantenía con el moreno hacia otra pared de la habitación-. ¡Deja de querer hacerme quedar en ridículo! ¿Es que no te es suficiente todo lo que ya has hecho?

Oh no… esa fue definitivamente la peor respuesta que pudo haber obtenido por parte de Light, él no estaba jugando ni mucho menos pretendía hacerlo con los sentimientos el castaño.

-¡No juego estúpido! –explotó con rabia-. ¡Me gustas, maldita sea Yagami, me gustas enserio y mucho! –gritó dejando al otro paralizado.

-"Estúpido, mocoso, mañoso, llorón". Después de haberme calificado con esos horrendos adjetivos ¿de veras pretendes que me crea el hecho de que te gusto? –lloraba dolido alejándose cada vez mas de Riuzaky.

El moreno calló lo que tenía justo en la punta de la lengua esperando que con su silencio lograra calmar un poco las aguas, no podía ni siquiera declararse de una manera mínimamente "normal", no… siempre debía recurrir a la coraza de insultos para evitar salir lastimado de todo aquello y con eso solo acabaría hiriendo aun más a Light. Respiró con pesadez odiándose de pies a cabeza porque quería tomarlo de los cabellos y decirle mil y una palabras de amor al oído mientras volvía a sentir ese dulce sabor salado degustar con la papilas de su lengua… quería decirle cuanto lo adoraba y no podía, no se atrevía ¡su personalidad se lo impedía!

Y solo lograba repetirse una y otra vez a sí mismo que lo sentía, sentía desear expresar su amor a Light de una manera menos bruta y mas emocional, poder repetir todas aquellas palabras dulces que se le venían a la cabeza cuando pensaba en su retoño y lo único que lograba al tenerlo en frente era bastardearlo como si se tratara de un don nadie diciendo un simple "me gustas" tan vacío y frío que no podía culpar a Yagami por no creerle… simplemente no podía hacerlo.

Notas finales:

Me gustaría que oyeran la canción FROZEN de MADONNA y vean el video :) esa cancion, la letra y las imagenes que muestra siempre me hacen recordar a L :) 


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