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Nuestros momentos por Khira

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Notas del capitulo:

Buenos días! Cómo empezó el año? Espero que bien. Aquí os dejo el siguiente capítulo de la historia. Normalmente, como sé que todos os conocéis el manga o el anime de memoria, voy directa a las escenas ‘perdidas’ de nuestros dos tortolitos, pero en esta ocasión he considerado que el capítulo necesitaba más contexto, así que he optado por un poco de narración con el punto de vista de Sakura. Espero que aun así os guste el capítulo! Y como siempre mil gracias por los comentarios, se agradece de verdad el feedback. Besotes!

Escena 20

La oscuridad envolvía a Kakashi hasta que la luz de una hoguera apareció a lo lejos. El jounin encaminó sus pasos hasta allí.

—¿Eres tú Kakashi? —preguntó una figura sentada junto al fuego.

Kakashi supo enseguida de quién se trataba. Jamás olvidaría esa voz.

—Así que estabas aquí… —El jounin se sentó a su lado.

El hombre asintió.

—¿Me contarás sobre ti?

—Por supuesto. Tomará un tiempo, pero quiero contártelo todo.

—De acuerdo. —Hatake Sakumo sonrió.

Kakashi le devolvió la sonrisa a su padre.

***

El hospital también había sido destruido, pero gracias a Katsuyu, los heridos y los médicos habían sobrevivido. Sakura estaba con un miembro del clan Hyuga, Kou, quien acababa de decirle que Naruto había llegado a Konoha y que estaba luchando con Pein. La kunoichi estaba intentando ver algo en la distancia, cuando de repente un sapo enorme aterrizó de un salto junto a ella. Un sapo que llevaba a una mujer muy malherida en las manos.

—Maestra… —exclamó Sakura al reconocer a la mujer. Se levantó y fue corriendo hacia ella—. ¡Tsunade-sama!

La Hokage respiraba con dificultad. El signo de su frente había desaparecido, señal de que su chakra se había agotado. Normal, teniendo en cuenta que ella sola había salvado a todos los habitantes de la aldea mediante Katsuyu.

—Todo está bien ahora… —jadeó la mujer.

«¿Se refiere a Naruto?», se preguntó Sakura.

Al no tener ya reserva de chakra, Tsunade ya no era capaz de mantener su jutsu de eterna juventud. Sakura le cogió con mimo y cuidado de las manos arrugadas.

«Bien hecho, Tsunade-sama».

La mujer se desmayó. Sakura pidió ayuda a gritos y entre ella y un ANBU la depositaron sobre un improvisado catre en el suelo hecho con mantas. Sakura sabía que a la Quinta no le agradaría que nadie la viera en ese estado, así que ordenó que se desplegara una tienda de campaña a su alrededor.

Luego regresó junto a Kou para que este le siguiera retransmitiendo el combate entre Naruto y Pein. Hasta que de repente, todos sintieron un enorme y aterrador chakra que provenía del lugar de la lucha.

—Este chakra… ¡es el mismo de aquella vez! —exclamó Sakura, recordando la lucha en el puente Tenchi—. ¿Qué está pasando?

—Hinata… Hinata ha intentado salvar a Naruto… —dijo el miembro del clan Hyuga, horrorizado.

«¡No puede ser!» Hinata debía estar loca. ¿Cómo se le ocurría enfrentar a un miembro de Akatsuki?

Pocos minutos después, una bola enorme de energía apareció en el centro de la aldea.

—¡Wow! ¿Qué es eso? —exclamó el ANBU.

—¿Qué le está pasando a Naruto? —preguntó Sakura a Kou.

—¡No sé qué decir! —exclamó este—. Puedo ver seis colas… A este paso, ¡se transformará por completo!

«¿¡Seis colas!? ¡Eso es incluso más que aquella vez!»

Con seis colas, Naruto era el Naruto más peligroso e impredecible hasta ahora conocido. Sakura tomó una decisión.

—Katsuyu —se dirigió a la babosa—. Por favor date prisa y di a todo el mundo que salga de aquí y busque refugio.

La babosa obedeció. Kou frunció el ceño, confuso.

—Naruto y Pein se alejan de la aldea.

—¿Qué pasa?

—Parece que Pein huye del poder de Naruto.

—¡Toma esa! —se rio un sapo.

—¡No es momento de risas! ¡Es la oportunidad de llegar hasta Hinata! ¡Y tenemos que hacer algo con Naruto! En ese estado, atacará a cualquiera, amigo o enemigo.

«Debería intentar contactar con Yamato», se dijo la kunoichi.

Aprovechando pues que Naruto y Pein se habían ido de Konoha, Sakura fue con Kou y el ANBU a por Hinata. La encontró muy malherida, rodeada por el equipo de Gai-sensei. Se puso manos a la obra para intentar curarla.

—¿Por qué lo hizo? —preguntó Neji.

«Hinata… ama a Naruto», respondió mentalmente Sakura, sintiendo una leve opresión en el pecho, que reconoció como celos. Sí, estaba celosa de Hinata. Pero no porque Sakura amara también a Naruto. No, estaba celosa de Hinata precisamente por ser capaz de amar a Naruto como este se merecía. Ella, en cambio, no conseguía amar a Naruto, porque seguía enamorada de un criminal…

Con Hinata estaba Fukasaku, también herido. Su esposa Shima, la otra gran sabia de Myobokuzan, le sostenía entre sus ancas.

—Naruto ha suprimido el demonio zorro por sí solo. Ahora está luchando con Pein de nuevo —informó Katsuyu.

«¿Él solo?», se sorprendió Sakura. ¿Sin mokuton ni nada? Eso era muy extraño.

—¡Lee! ¡Vayamos a ayudar a Naruto! —dijo Gai-sensei.

—¡Ok! —dijo Lee.

—No deberíais hacer eso —intervino la babosa—. Solo estorbareis.

—Pero… ¡ese tipo ha destruido la villa entera! —replicó Lee.

—Naruto tiene un plan. Tengamos fe en él.

Todos miraron a Katsuyu y luego se miraron entre ellos. Al final, decidieron hacer caso a la babosa. Tampoco tenían más opciones.

Tras mucho rato de usar chakra curativo, Sakura consiguió curar a Hinata y que esta volviera en sí.

—Gracias, Sakura… —susurró la muchacha, recuperándose.

—No deberías haber hecho eso… —suspiró Sakura, agotada.

—Naruto ha derrotado al sexto Pein —informó Katsuyu de pronto.

Todos los presentes miraron a la babosa con estupefacción.

—¡Lo hizo! —gritó Lee.

—¿Cómo está? ¿Está herido? —preguntó Sakura.

—Está exhausto, pero bien.

Al oir que Naruto estaba vivo, Hinata empezó a llorar, aliviada.

—¿Dónde está ahora? —preguntó Gai-sensei.

—Va de camino allí donde está el verdadero Pein.

—¿Qué? ¡Eso es demasiado imprudente! —se quejó Neji—. ¡Gai! ¡Vamos con él!

—Pero él no quiere ayuda —insistió la babosa.

—¡No puede hacer esto solo! —insistió Neji—. ¡Está debilitado! ¡Llévanos con él!

Pero Katsuyu no se dejó convencer.

***

Genma seguía en el campamento que hacía las veces de hospital cuando vio acercarse a Yamanaka Inoichi y a Nara Shikaku. Estaban discutiendo sobre si algo había sido o no una buena idea.

—¿De qué habláis? —preguntó.

—Nos hemos encontrado a Naruto en el bosque sur —explicó Inoichi—. Iba de camino a encontrase con quien fuera que estaba controlando a los Pein.

—¿Había alguien controlando a los Pein? —exclamó Genma.

—Eso parece —dijo Shikaku.

—¿Y Naruto ha ido él solo a por él?

—Queríamos acompañarlo, pero se ha negado, y Shikaku le ha permitido irse. —Se notaba que Inoichi no estaba de acuerdo de la decisión de su amigo.

—Bueno… —meditó Genma—. Teniendo en cuenta que Naruto ha podido vencer al Pein que ha matado a Kakashi, creo que lo conseguirá.

Shikaku e Inoichi le miraron atónitos.

—¿Kakashi ha muerto?

Genma miró de reojo hacia el catre donde yacía Iruka, inconsciente.

—Así es…

—Mierda…

El jefe del clan Nara dirigió su mirada al bosque.

—Ahora solo queda esperar y confiar en Naruto…

***

Sakura estaba atónita. Al igual que Shima, el equipo de Gai-sensei, Hinata, Kou, y el ANBU.

Fukasaku había vuelto a la vida.

«¡Pero Fukasaku-sama estaba muerto! ¿Qué ha pasado?»

Pronto se dieron cuenta de que no era solo Fukasaku. A su alrededor no dejaban de escucharse gritos de sorpresa y júbilo.

Todos los muertos estaban resucitando.

***

El fuego seguía crepitando cuando Kakashi terminó de contarle a su padre todo lo que había sucedido en su vida desde que se había quedado huérfano. Le había hablado de sus inicios como jounin, de su antiguo equipo, incluso de Rin, de la muerte de todos ellos, del ataque del Kyubi, de sus tiempos en ANBU, de su decisión de ser sensei, de cada uno de los miembros de su equipo 7, de sus amigos: Asuma, Gai, Yamato, Kurenai… y, por supuesto, de Iruka.

—Y… creo que eso es todo. —Kakashi suspiró. Se preguntó qué iba a ser de Iruka ahora. Esperaba que el joven maestro superara su muerte y siguiera adelante.

Sakumo sonrió con tristeza.

—Bueno… Vaya historia, hijo.

—Yup.

—Qué mal… Ambos morimos demasiado jóvenes. —Sakumo suspiró y Kakashi asintió—. Aunque no tan jóvenes como tu madre…

Kakashi volvió a asentir. Era el momento de decirle a su padre aquello que llevaba tanto tiempo deseando transmitirle.

—A pesar de cómo terminó todo… Hiciste todo lo que pudiste. Entiendo por lo que pasaste. Y por qué rompiste las reglas para proteger a los demás. —Inspiró hondo—. Estoy orgulloso de que fueras mi padre.

Sakumo le miró con los ojos muy abiertos.

—Gracias… —musitó el hombre mayor.

De repente, un rayo de luz apareció y atravesó el pecho de Kakashi, envolviéndole por completo.

—¿Qué es esto? —exclamó.

Sakumo sonrió.

—Supongo que aún no ha llegado tu hora. Todavía debes tener cosas que hacer.

—Papá…

—Estoy feliz de haber podido hablar contigo… Y gracias por perdonarme. Ahora puedo seguir adelante. Y ver a tu madre de nuevo…

Kakashi abrió los ojos con un jadeo.

Se incorporó de golpe, aturdido y completamente desorientado.

Junto a él, Chouza y Chouji Akimichi le miraban boquiabiertos.

—¡Kakashi también! —exclamaron.

—¿Dónde estoy? —preguntó el jounin. Lo último que recordaba era estar hablando con su padre junto al fuego. Antes de eso…

—Ahora te explico… —empezó Chouza—. Básicamente, estabas muerto.

—¿Muerto?

Kakashi cerró los ojos e hizo memoria. Pein. Antes de estar hablando con su padre, estaba luchando con Pein. Y había perdido.

—Tú me salvaste, Kakashi-sensei —dijo Chouji—. Evitaste que aquella cosa me alcanzara. Pero… —el joven titubeó.

—Pero te quedaste sin chakra y moriste —terminó su padre por él.

—Creo que… recuerdo algo de eso —murmuró el Ninja Copia, colocándose una mano en la sien. La cabeza le dolía horrores—. Entonces, ¿cómo es posible…?

—No lo sabemos seguro aún, pero por los rumores que estamos oyendo, Naruto solo ha vencido a los seis falsos Pein y al original.

—¿Que Naruto qué?

Kakashi estaba asombrado. Sabía que Naruto era ya muy fuerte, y que seguramente se había hecho todavía más poderoso al aprender Senjutsu en Myobokuzan con los grandes sapos sabios, pero no se habría esperado que él solo venciera a siete enemigos tan poderosos como aquellos.

No podía sentirse más orgulloso de su pupilo.

Entonces miró a su alrededor, y se dio cuenta de la devastación que reinaba a su alrededor.

—La aldea ha sido destruida por uno de los Pein, pero Katsuyu nos protegió a todos —se adelantó Chouza a su pregunta.

«¿Katsuyu? Eso habrá requerido mucho chakra por parte de Tsunade…», pensó preocupado.

—¿Y Naruto donde está ahora? —preguntó.

—No lo sabemos. Pero se dice que el Pein original estaba en el bosque sur.

—Entonces voy a por él. —Se levantó con algo de dificultad a causa del mareo y la falta de chakra, pero por lo demás su cuerpo respondía bien, mejor de lo esperado—. Después de tantos combates estará exhausto. Quizás incluso herido.

—Oi, Kakashi-sensei… —intervino Chouji—. Quizás deberías encontrar primero a Iruka-sensei…

Al oir ese nombre, el corazón le dio un vuelco. Se giró rápidamente hacia el muchacho.

—¿A Iruka? ¿Por qué? ¿Le ha pasado algo?

—Eh, creo que no, pero vino aquí y te vio muerto, así que… —Chouji puso cara de circunstancias.

—Oh. Oh. Entiendo. ¿Y sabes dónde puede estar? —Si Iruka le creía muerto, Kakashi debía encontrarle cuanto antes.

—Genma se lo llevó al hospital porque le sangraba una pierna. Pero no parecía nada grave —se apresuró a añadir al ver la expresión preocupada del jounin.

—Ok. Gracias por avisarme. ¡Nos vemos, Chouji, Chouza!

Los dos Akimichi se despidieron de él con un gesto.

Kakashi corrió todo lo deprisa que pudo hasta el hospital. Poco a poco la sensación de aturdimiento se iba disipando, aunque le seguía doliendo mucho la cabeza.

Consecuencias de regresar de entre los muertos, supuso.

El hospital ya no existía como tal. Las habitaciones con camas habían sido sustituidas por catres con mantas en el suelo. Había muchos heridos y los médicos y enfermeros corrían de un lado a otro. Kakashi empezó a buscar entre los catres.

—Ostia puta —dijo de repente alguien tras él. Kakashi se giró. Era Genma—. Entonces es cierto…

Kakashi le saludó con un leve gesto. Y antes de que Genma pudiera preguntarle sobre su corta estancia en el otro mundo, se adelantó con su pregunta.

—Genma, ¿dónde está Iruka? Chouji Akimichi me ha dicho que tú lo trajiste aquí.

Por toda respuesta, Genma señaló con su senbon detrás de él.

Kakashi se dio la vuelta. Al principio no distinguió lo que Genma le señalaba. Había demasiados catres, demasiado heridos, demasiada gente. Pero entonces le vio. Iruka estaba tendido sobre unas mantas a unos quince metros de allí.

—¡Iruka!

De un solo salto Kakashi llegó hasta él. Genma le siguió. Iruka tenía una pernera del pantalón arremangada hasta la rodilla, y en la espinilla una herida no muy grande recién suturada. Por lo demás parecía ileso, pero cuando Kakashi se agachó y posó la palma de la mano sobre su rostro, el joven maestro ni se inmutó.

—¿Por qué está inconsciente? —inquirió Kakashi—. Chouji me ha dicho que solo tenia una herida en la pierna.

—Porque encontró tu cadáver, y le estaba dando algo demasiado parecido a una crisis nerviosa —explicó Genma. Kakashi sintió que se le encogía el corazón al pensar en la angustia que debía haber sufrido su pareja—. No atendía a razones ni mucho menos quería venir aquí a que le suturaran la herida, así que realicé un jutsu de sueño y le dormí.

—Entonces despiértale, por favor.

—Eh… ya debería de haberse despertado —murmuró Genma, rascándose la nuca—. Creo que con los nervios del momento me pasé de chakra…

Kakashi bufó, cabreado, pero intentó mantener la calma. Al fin y al cabo, Genma solo había intentado ayudar. El jounin colocó las manos sobre los hombros de Iruka y le zarandeó.

—Iruka, despierta.

No funcionó. Kakashi tenía prisa por ir a buscar a Naruto, pero no podía dejar a Iruka ahí sin que este supiera que estaba vivo. Así que ni cortó ni perezoso, le dio un pequeño bofetón en la mejilla al joven maestro.

Un segundo después, Iruka abrió los ojos. Kakashi esperó paciente a que enfocara la mirada en él.

Pasaron dos segundos hasta que Iruka reaccionó. Miró a Kakashi con absoluta incredulidad, hasta que su expresión estupefacta se relajó un poco y murmuró algo que Kakashi no esperaba.

—¿Estoy muerto…?

Kakashi sonrió.

—No, amor, no estás muerto. Ni yo tampoco.

Tuvieron que pasar un par de segundos más para que las palabras de Kakashi fueran registradas por la confundida mente de Iruka.

—¿Qué…? —exclamó sin voz.

—No sabemos aún qué ha hecho Naruto o quién ha sido, pero todos los que han muerto hoy en la aldea a manos de Pein, han vuelto a la vida.

Iruka se incorporó de golpe. Aún miraba a Kakashi con recelo, como si creyera que su mente le estaba jugando una mala pasada. Colocó ambas manos primero sobre el chaleco de Kakashi, luego subió una hasta la mejilla del jounin.

—¿Estás… vivo…? —preguntó. Kakashi asintió, y los ojos del chuunin se aguaron—. Estás… vivo… —repitió, esta vez sin la interrogación.

De repente Kakashi ya no podía respirar. Iruka le estaba abrazando tan fuerte que sintió cómo sus costillas crujían un poco. Conmovido, le correspondió el brevemente el abrazo, pero luego tuvo que separarle.

—¿Qué…? —Iruka le miró confuso.

—Ojalá pudiera quedarme aquí contigo, pero debo ir a por Naruto.

—¿Naruto?

—Seguro que está bien, no te preocupes. Pero debo ir a buscarle.

—¿Tienes que ir tú?

—Sí, debo ir yo. Es mi pupilo, al fin y al cabo. —Kakashi se puso en pie—. Te veo a la vuelta.

Iruka asintió, todavía aturdido. Era lógico. Kakashi le susurró a Genma que por favor le vigilara, y después partió a por Naruto.

***

Kakashi regresó a Konoha con Naruto cargado a su espalda una hora después.

Todos los habitantes de la aldea recibieron al muchacho como el héroe que era, pues Katsuyu se había encargado de contar todo lo sucedido con Nagato. Le abrazaron, mantearon y corearon su nombre, eufóricos.

Iruka, aún un poco aturdido por el jutsu de Genma y por todo lo acontecido con Kakashi, lo contempló todo desde una distancia prudencial.

Muchos recuerdos volvieron a su memoria mientras veía a su antiguo pupilo recibiendo el agradecimiento y el respeto de ninjas y civiles, como las palabras de Sandaime cuando le decía que el chico solo buscaba la atención de la gente para que reconocieran su existencia. Su mirada se cruzó con la de Kakashi, al otro lado del tumulto, revivido gracias a Naruto, y las lágrimas, esta vez de felicidad, volvieron a recorrer las mejillas del joven maestro.

«Sandaime, Yondaime… aquí le tenéis, nuestro héroe».


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