Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nuestros momentos por Khira

[Reviews - 268]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí ya damos un salto y nos vamos a lo que pasó después de la visita de Itachi ;)

Escena 3 — (Después del capítulo 143/144 del manga) 

 

Kakashi fue incapaz de mantenerse en pie por más tiempo. El ataque genjutsu de Itachi Uchiha había sido brutal. Su mente estaba tan destrozada como si realmente hubiera pasado tres días enteros, setenta y dos horas ininterrumpidas, siendo torturado con katanas que se clavaban una y otra vez por todo su cuerpo.

Alguien le cargó, era Gai. Mientras luchaba por al menos no perder la conciencia del todo, oía las voces de sus compañeros.

—No mires a los ojos de Itachi, Gai. Así hace esa técnica.

—Ya lo sabía. Kakashi ha usado el sharingan, ¿verdad? Ya he pensado cómo enfrentarme a él. Vosotros, abrid los ojos. Está bien mientras no le miréis a los ojos. Podemos luchar mirando su reflejo en el agua.

—De acuerdo…

—Eso suena muy bien, pero solo hay una persona que pueda hacer eso: tú.

—Podéis hacer eso… o luchar mirándole a los pies. Hay un método para hacerlo, pero ahora no tenemos tiempo. Iros acostumbrando.

—¿Qué vas a hacer ahora?

—Kurenai, lleva a Kakashi al hospital. —Kakashi intentó mantenerse en pie cuando Kurenai le sujetó, pero apenas podía con su propio peso—. Asuma, tú me ayudarás aquí. Ya he pedido refuerzos. Por ahora, les mantendremos ocupados.

—¿No eres demasiado confiado? —ese era Kisame.

—Kisame, para. —Kakashi tuvo un escalofrío al oír de nuevo la voz de Itachi—. No hemos venido para empezar una guerra. Esto no tiene sentido. Nos vamos.

—¿Vamos a huir? Es inaceptable.

Pero, al parecer, Kisame lo aceptó, porque un segundo después los dos chakras prácticamente se esfumaron.

—Malditos bastardos… —Kurenai sujetó a Kakashi con más fuerza—. Bueno, me llevo a Kakashi al hospital.

—No… —consiguió decir Kakashi, al borde de la inconsciencia.

—Kakashi… —La voz de Gai sonaba realmente preocupada. Debía tener un aspecto horrible.

—Llevadme a mi casa. En el hospital… no podrán hacer nada por mí. Solo… solo necesito descansar…

—Está bien —dijo Asuma.

—Y… avisad a Iruka.

Y se desmayó.

***

La academia ninja llevaba ya muchos días cerrada. Demasiados. Iruka miraba el edificio con nostalgia; él tenía la sensación de que llevaba años sin dar clase.

«Ojalá decidan pronto sobre el nuevo Hokage», pensó, y sintió una punzada de dolor en el corazón al recordar al Tercero. Perder a Sarutobi Hiruzen había sido como perder de nuevo a su progenitor.

Otra punzada de dolor, esta vez física, le obligó a sentarse en un banco de piedra que había allí cerca. Su herida del costado estaba ya casi curada pero los puntos aún le tiraban. Al menos de momento no le iban a mandar a más misiones. Iruka aún tenía pesadillas con la sangre. De pronto alguien llegó a su lado de un salto.

—Iruka-sensei —dijo el desconocido, un ninja joven. A Iruka le sonaba haberlo visto en compañía de Kurenai como uno de sus habituales subordinados—. Por fin te encuentro. Me manda Kurenai-taicho. Tienes que venir conmigo.

—¿Kurenai te manda a por mí? —preguntó Iruka, desconcertado—. ¿A dónde hay que ir?

—A la casa de Hatake Kakashi.

—¿Qué? —Iruka se levantó de un salto, lo que le provocó otro tirón en los puntos—. ¡Ay! ¿Le pasa algo a Kakashi?

—No lo sé. Solo tengo órdenes de llevarte allí.

—Entonces vamos.

El apartamento de Kakashi no estaba lejos de allí. Justo cuando llegaban al edificio, alguien salió corriendo del portal con la cara desencajada.

—¡Sasuke! —exclamó Iruka al ver pasar a su alumno, pero este ni le miró, solo siguió corriendo y en un instante ya se había alejado. Entonces salió Gai, y lo mismo—. Qué demonios…

Subieron al apartamento de Kakashi. Nunca antes había estado allí; era algo más grande que el de Iruka, y bastante más ordenado de lo que se esperaba. En el dormitorio estaban el propio Kakashi, dormido en su cama, y Kurenai y Asuma, de pie. La pareja de jounins miró a Iruka con curiosidad.

—Gracias, Kei —dijo Kurenai a su subordinado—. Puedes irte. —El aludido así lo hizo.

Iruka miró a Kakashi con atención y entendió que no estaba dormido. Estaba inconsciente, y muy pálido.

—¿Qué le ha pasado? —preguntó, intentando disimular su ansiedad. Se suponía que él y Kakashi solo eran conocidos, o amigos como mucho.

—Un genjutsu. De Uchiha Itachi—explicó Asuma.

—¿Itachi? ¿Itachi está en la villa?

—Estaba. Con otro ninja renegado. Pero ambos ya se han marchado.

«Sasuke», recordó Iruka con un sobresalto. Sasuke sabía de la visita de su hermano, por eso se había marchado tan alterado.

—¿Y qué querían?

—Quieren a Naruto. Suponemos que por el Kyubi.

Iruka sintió que el suelo se movía bajo sus pies. Dos ninjas renegados, uno de ellos el peligroso Uchiha Itachi, buscaban a Naruto. Mejor dicho al Kyubi. Siempre el maldito Kyubi.

—Hay que protegerle —exclamó—. Tenemos que vigilarle. No podemos dejar que…

—No dejaremos que le ocurra nada, Iruka —le tranquilizó Asuma—. Jiraiya ya está con él.

Eso calmó un poco a Iruka. Por lo que tenía entendido, Jiraiya-sama, el legendario sennin, era tan fuerte o más como el Tercero u Orochimaru.

Con el tema de Naruto resuelto, Iruka centró su atención en el inmóvil Kakashi. Notó de nuevo las miradas curiosas de los jounins sobre él y carraspeó.

—¿Kakashi se pondrá bien? —inquirió.

—Sí, solo necesita descansar. No lo sabemos seguro, pero creemos que Itachi le torturó psíquicamente con su genjutsu durante un tiempo que en su mente podrían haber sido horas, o incluso días o semanas.

A Iruka se le encogió el corazón. Pobre Kakashi…

De repente se hizo un silencio incómodo en la habitación. Iruka carraspeó otra vez.

—¿Y por qué me habéis llamado a mí? ¿O ha sido para avisarme de lo de Naruto?

—Te hemos llamado porque Kakashi así nos lo pidió antes de desmayarse.

El chuunin sintió que enrojecía, no solo de vergüenza sino también de rabia. Iba a matar a Kakashi. En cuanto despertara, lo mataría.

—¿A mí? —preguntó fingiendo extrañeza, rogando mentalmente porque Kakashi no se hubiera ido de la lengua con ninguno de sus amigos—. ¿A mí por qué?

Asuma se encogió de hombros.

—Suponemos que te considera un buen amigo, Iruka —dijo Kurenai, aunque la joven parecía saber más de lo que dejaba entrever.

—Ya…

—Bueno, nosotros deberíamos irnos —dijo Asuma, apartándose de la pared donde estaba apoyado—. Tenemos más gente a la que avisar de la visita de cortesía de Itachi.

—¿Puedes cuidar de Kakashi hasta que se despierte? —pidió Kurenai—. Ya que él preguntó expresamente por ti…

Las palabras de Kurenai tenían un ligero matiz divertido, o eso le pareció a Iruka. Él solo asintió.

—En ese caso, podemos irnos más tranquilos. Nos vemos, Iruka —se despidió Asuma.

—Adiós.

E Iruka se quedó a solas con el inconsciente Kakashi.

Se sentó en el borde de la cama, y observó al jounin atentamente. De pronto ya no se sentía tan enfadado. Kakashi estaba demasiado quieto, lívido, y tenía unas enormes ojeras bajo los ojos, como si hubiera estado días sin dormir. El genjutsu debía haber sido atroz. Y pensar que él, Iruka, había sido la última persona en quien Kakashi había pensado antes de sumirse en la inconsciencia, a quien quería tener a su lado después de a saber qué horrible tortura… resultaba conmovedor.

«¿Tanto me quieres…?»

Con roces suaves de los nudillos, Iruka acarició las pálidas mejillas. Tras meditarlo un segundo, se decidió a bajarle la máscara. Kakashi ya había cogido por costumbre quitársela cuando estaban ellos solos, así que supuso que no le importaría. Le besó castamente en los labios y, al separarse, Iruka notó algo. Una sensación en la boca del estómago. Algo que llevaba años sin sentir. Una sensación conocida y… aterradora.

***

Pasaron muchas horas. Iruka recibió noticias por parte de Kurenai y Asuma. Naruto y Jiraiya y también Sasuke se habían topado con Itachi y el otro ninja renegado, un tal Kisame, pero Jiraiya les había hecho huir. Ahora Naruto y Jiraiya se preparaban para partir en busca de la tercera sennin, Tsunade, para ofrecerle el puesto de hokage.

Como ya era de noche e Iruka no había comido nada en casi todo el día, se decidió a meterse en la cocina de Kakashi y prepararse algo de cenar. También le prepararía algo a Kakashi, por si acaso despertaba. No fue tarea fácil, ya que la nevera y la despensa del jounin estaban casi vacías. Al parecer este no tenía por costumbre comer en casa.

Estaba hirviendo un poco de caldo con restos de carne y verduras cuando notó movimiento en el umbral de la puerta de la cocina. Giró la cabeza rápidamente y ahí estaba Kakashi, apoyado con una mano en el marco, mirándole como si Iruka fuera una aparición y no el propio Kakashi, que era el que tenía pinta de fantasma con esa palidez y esas marcadas ojeras.

—Kakashi… No deberías levantarte aún —le regañó.

—Estás aquí —dijo el jounin, ignorando el reproche, visiblemente complacido.

—Claro que estoy aquí. Tú me…

No pudo seguir hablando ya que, con una agilidad impropia de alguien que llevaba K.O. horas a causa de una tortura mental, Kakashi se le abalanzó y le abrazó.

Iruka se quedó un momento paralizado, sorprendido por esa efusividad, pero no tardó en corresponder el abrazo. Enterró una mano en los cabellos plateados del jounin y le acarició la nuca.

—¿Estás mejor…? —preguntó con afecto.

Kakashi no respondió. Directamente se apartó un poco, agarró a Iruka de la base del cuello, e hizo chocar sus labios con ansias. El chuunin gimió por la sorpresa. Intentó responder al beso, pero Kakashi estaba como desesperado. Su lengua estaba en todas partes de su boca e Iruka no podía seguirle el ritmo. De un tirón el jounin le arrancó el coletero y lo lanzó al suelo. Eso también se había convertido en costumbre, se dio cuenta Iruka.

De pronto Kakashi le empujó, obligándole a caminar un par de pasos hacia atrás, hasta que la parte baja de la espalda de Iruka chocó contra la mesa de madera de la cocina. El jounin le agarró de la cintura y lo alzó para sentarle sobre ella.

«Oh, dioses…», fue lo único que alcanzó a pensar Iruka con el corazón desbocado cuando Kakashi le tumbó sobre la mesa y él se apretó encima, de manera que sus cuerpos… bueno, no había ninguna parte de sus cuerpos que no estuviera en contacto, y para colmo Kakashi estaba moviendo sus caderas contra las suyas en esa posición más que comprometedora. Dry sex, lo llamaban los más jóvenes. A esas alturas los dos estaban más que excitados e Iruka se sintió enloquecer cuando el roce entre sus erecciones se hizo casi insoportable.

—Kakashi… —gimió cuando por fin este liberó su boca—. ¡Ah! ¡Ah!

Entonces Kakashi detuvo un momento el movimiento infernal de sus caderas, y se llevó una mano a la bragueta para desabrocharse. Iruka trató de decir algo —ni él mismo sabía el qué— y Kakashi le acalló con otro beso, al mismo tiempo que le desabrochaba a él los pantalones.

Iruka entró en pánico. ¿Qué quería hacer Kakashi? Hasta el momento, durante las pocas semanas que llevaban viéndose, no habían pasado de juegos de manos —y sin quitarse la ropa—. Ni siquiera sexo oral. Pero ahora Kakashi parecía dispuesto a follarle encima de la mesa de la cocina, e Iruka no estaba preparado para ello, ni física ni psíquicamente.

—Kakashi, para… —Iruka le empujó con ambas manos por los hombros, pero al principio Kakashi le ignoró y le dio un tirón a sus pantalones, pero afortunadamente al no levantar Iruka las caderas para ayudar en el proceso estos siguieron en su sitio—. ¡Kakashi, para! ¡PARA!

El grito detuvo por fin a Kakashi; se incorporó y le miró aturdido y jadeante. Iruka también jadeaba, le costaba respirar.

—Lo siento… Lo siento, no puedo… —susurró Iruka. Kakashi lucía confuso. Más que confuso, advirtió—. Kakashi, ¿te encuentras bien?

—No… —reconoció Kakashi, y al instante se escurrió por un lado de la mesa.

—¡Kakashi!

Iruka saltó ágilmente de la mesa a tiempo para evitar que el otro se golpeara la cabeza contra el duro suelo de baldosas de la cocina. El jounin estaba inconsciente de nuevo.

—Mierda, Kakashi… No tendrías que haberte levantado de la cama —le riñó Iruka, aún a sabiendas que el otro no podía escucharle, meciéndole la cabeza contra su pecho. Suspiró. Entonces advirtió que la camiseta de Kakashi tenía unas pocas manchas de sangre en la zona de la espalda; al levantar la tela vio que había una herida, una quemadura por abrasión, no parecía muy grave pero necesitaría tratamiento para que no se le infectara—. Esto no va a curarse solo. Te llevaré al hospital.

***

En el hospital curaron la herida de Kakashi en la espalda; en cuanto a su estado mental no podían hacer mucho por él, no obstante al menos podrían vigilarle mejor si se levantaba otra vez. Por eso, aunque Iruka aborrecía los hospitales, se quedó allí toda la noche con él. Solo salió de la habitación para hacerle una visita a Sasuke, ingresado en el mismo hospital y también inconsciente a causa de Uchiha Itachi.

A la mañana siguiente apareció Gai. No pareció muy sorprendido de encontrarse allí a Iruka.

—¿Cómo está? —preguntó la bestia verde de Konoha, sin dejar de mirar a su mejor rival.

—Sigue igual. Bueno, ayer despertó durante unos minutos… —Iruka no pudo evitar ruborizarse un poco al rememorar el “incidente” sobre la mesa de la cocina—. Pero volvió a caer redondo. Entonces vi que tenía una herida en la espalda y le traje aquí.

—Claro, la explosión —murmuró Gai para sí mismo—. No sabíamos que le había herido tanto.

—¿Explosión?

—Itachi hizo explotar un clon, y él protegió a Kurenai. Ahí debió ser cuando se hirió la espalda.

Iruka miró a Kakashi con afecto. Él siempre tan protector, tan héroe.

—No sabía que tú y Kakashi erais tan amigos —comentó Gai de repente, provocando que Iruka le mirara fijamente. Había algo en el tono del jounin que no le gustó un pelo. Era casi… hostil.

—Tenemos en común a Naruto —murmuró el chuunin—. Ese chico une mucho. —Aunque la respuesta era una broma, el tono que empleó fue seco.

—Ya. Pero cuando Kakashi pidió que te avisáramos, justo antes de desmayarse, no dio la impresión de que solo os uniera Naruto.

Iruka tensó la mandíbula.

—¿Qué insinúas?

Gai sonrió, pero por una vez, su sonrisa no era brillante y auténtica, sino tensa.

—Nada. Oye, si quieres puedes marcharte. Yo me quedaré con Kakashi.

—Claro. —Iruka se levantó, hacía tiempo que no se sentía tan furioso—. Avísame si hay cambios.

—Así lo haré. Adiós.

Aprovechando que no despertaría a Kakashi, Iruka se permitió un portazo al salir.

Notas finales:

No sé si alguien se fijó, pero en el manga llevan a Kakashi a su casa, pero cuando Tsunade le despierta está en el hospital... bueno, mi teoría ya veis cual es :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).