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Seigaku academy por La_Oscura_Reina_Angel

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Capítulo 12: Celo

 

Celo…

 

El celo de un omega, siempre traía algo el pre-celo los días antes de entrar en su época de calor. Los omegas solían tomar actitudes bastante peculiares y fuera de lo común en su pre-celo. No todos, pero si la gran mayoría tomaban actitudes poco comunes y usuales en ellos. Por ejemplo: omegas callados solían volverse respondones, omegas dulces solían mostrarse malhumorados y cosas como esa. Era esa actitud tan fuera de "lo normal" en el omega lo que anunciaba a sus padres que el celo estaba por llegar. Como una bomba de relojería en su conteo hacia atrás para explotar.

 

Y entonces los preocupados y amorosos padres tomaban las precauciones para con los hijos jóvenes, preparándoles un nido aislado y los juguetes que podían necesitar para palear el calor esa semana, lejos y a salvo de donde cualquier alfa pudiera olerlos y reclamarlos. Los esposos alfas también tomaban sus precauciones y avisaban en el trabajo para tomarse su semana libre para atender su omega. Sí, porque los omegas que se casaban no dejaban de tener su celo sólo por haberse enlazado.

 

Pero volviendo al tema principal, el pre-celo, había alguien que tomaba una actitud muy peculiar. Kaoru Kaidoh. Desde su primer celo a los trece años aun cuando sus papás lo notaron y trataron de formar su nido de forma amorosa comprándole juguetes para esta temporada Kaoru no los dejó, Kaoru tenía la peculiaridad de hacer él mismo su nido… con cosas que se robaba de otros. Kaoru Kaidoh se volvía cleptómano en su celo.

 

Sus compañeros omegas notaron que el celo de Kaoru se acercaba el día que en el entrenamiento de Seigaku lo vieron tomar sin reparo alguno la raqueta de Inui Sadaharu. Ya había empezado su cleptomanía y era mejor proteger sus cosas, porque todo lo que Kaoru tomara en esa temporada de pre-celo le pertenecería… al menos hasta que el celo terminara, tratar de quitarle algo a la serpiente en su pre-celo era suicidio.

 

-Ehh… Kao… Kaidoh –un extrañado Inui llamó la atención de su nuevo compañero de dobles-, esa es mi raqueta. -le dijo señalando la raqueta con su inicial en la empuñadura. Por toda respuesta recibió un siseo parecido al de una serpiente, acompañado por una mirada mortal mientras el omega abrasaba la raqueta contra su pecho, casi como si lo retara a tratar de quitársela.

 

Los alfas del club veían la escena divertidos, hasta Akutsu que se estaba comiendo en ese momento el bento que le había preparado Kawamura como cada día desde el incidente del pasillo. Los alfas no entendían el porqué de esta actitud de Kaidoh dado que todos los omegas tomaban actitudes diferentes en la mayoría de los casos en el pre-celo nadie lo asociaba a las actitudes de los omegas en su propia familia en la temporada del pre-calor, además ya de por si Kaoru Kaidoh era bastante peculiar. Los omegas, hasta Kanata, habían notado el cambio así que sólo se prepararon como hacían usualmente, Kirihara sería el encargado de tomar los apuntes de esa semana de la clase de Kaoru para que no perdiera nada y los demás resguardarían sus cosas, Kanata en especial guardaba su silbato del entrenamiento, ya en dos celos lo había perdido en un despiste a manos del joven que luego, al finalizar su celo, se lo devolvía sonrojado para diversión del rubio.

 

En la casa Inui, los señores Inui notaron que algo raro pasaba con el joven omega en su casa. Era cierto que Kaoru no era la persona más habladora o la más expresiva, era bastante silencioso y respetuoso, le gustaba pasar mucho tiempo entrenando solo y ejercitándose y el resto del tiempo jugando con el gato de la casa aunque él creía que nadie lo veía.

 

Pero esos días no era sólo que Kaoru hubiese estado callado, es que parecía estar en su propio mundo, ya sea que estuviera sentado a la mesa o en el patio, el chico se espaciaba como si no notara nada y cuando alguien le hablaba se sobresaltaba. La señora Inui, que realmente era muy feliz desde que tenía a un joven omega bajo su techo, empezó a preocuparse de que el chico se estuviera enfermando o peor aún, que al fin la muerte de su padre le hubiese tocado y Kaoru se estuviera deprimiendo. Desde que llegó a vivir con ellos, si bien Hazue si había llorado una que otra vez la pérdida de su papá Kaoru nunca lo había hecho, era como si él fuera la fortaleza para el joven alfa, siempre pendiente de él, de su cuidado de lo que el chico pudiera necesitar, pero incluso en eso Kaoru había estado distraído.

 

Para colmo las cosas de Inui no dejaban de desaparecer, todo había empezado primero con una camisa.

 

-¿Mamá vistes la camisa que me puse ayer? No puedo encontrarla por ningún lado. -le había dicho Sadaharu y desde ahí más cosas empezaron a desaparecer al pobre adolecente alfa, incluso un día entró a su cuarto y sus sabanas y su colcha no estaban.

 

Si los Inui hubiesen tenido un hijo omega o tan siquiera conocieran realmente a Kaoru, habrían sabido que el chico estaba en su pre-celo, en vez de creer que estaba deprimido por la muerte de su padre. Pero no lo conocían, no conocían realmente a sus sobrinos, aunque se estaban esforzando por cambiar eso.

 

Hazue sí había notado los cambios en su hermano, era un alfa joven sólo tenía 11 años, pero ya había visto antes varios pre-celos de su hermano, sabía que su hermano estaba por entrar en su época de calor, pero no se preocupaba, su papá siempre se aseguraba de que su hermano tuviera su habitación aislada y todo lo que necesitaba para su calor. Y ahora confiaba en que sus tíos lo harían. Al joven ni se les pasó por la cabeza comentarles que Kaoru estaba en su pre-celo, para él sus tíos ya lo sabían, los adultos siempre sabían todo. Así que como buen adolecente al fin y al cabo, sólo se preocupó por proteger lo suyo y cerrar su cuarto con llave, en anteriores celos ya había perdido varias cosas como sus juegos de consola, para que Kaoru los quería para su nido, Hazue nunca lo entendió, pero al menos les fueron devueltos después del celo de su hermano.

 

Lo que Hazue, Kanata y los demás compañeros omegas de Kaoru no notaron fue que Kaidoh no estaba interesado en robar nada de nadie en ese pre-celo, nada brillante, nada peculiar, nada había atraído la atención del omega, sólo las cosas de Sadaharu. Las cosas que tenían su olor.

 

Si los Inui no hubiesen respetado tanto a su sobrino mayor, tratando de no dudar de él y se hubiesen tomado la molestia de entrar al cuarto del omega, habrían encontrado todas las cosas que habían desaparecido a su hijo. Y se habrían dado cuenta de lo que le pasaba en realidad al joven omega residente de su hogar, Kaoru había utilizado un futón para hacer su nido, así era como siempre lo había preferido y había utilizado las sabanas y las camisas de Sadaharu para acolchonar y rodear este para hacerlo más, además todas las cosas que le había robado al alfa rodeaban su nido, desde la raqueta que había tomado en el entrenamiento cuando su pre-celo comenzó, hasta cosas incomprensibles como algunas de las libretas de datos del Data-man del tenis.

 

De hecho, si Hazue hubiese sido un poco mayor y se hubiese tomado la molestia de entrar al cuarto de su hermano a revisarlo, habría notado algo raro para él y lo que estaba acostumbrado, esta vez el nido de su hermano no estaba rodeado por sus juguetes, los vibradores, dildos y demás que se compraban para que los jóvenes omegas solteros pudieran palear su calor, al no tener una pareja que los cubriera.

 

Kaoru siempre hacía su nido y se aseguraba de que sus juguetes y lubricantes rodearan su nido para tenerlos a su alcance, perfectamente limpios y esterilizados, pero esta vez no, nadie había pensado que en esa casa había un joven alfa, soltero y que le era atrayente al omega. Esa era la temporada en que todo omega obraba por instintos y Kaoru no era la excepción, el señor Inui había quedado descartado de inmediato, apestaba a otro omega, era obvio que estaba enlazado. Hazue tenía lazos de sangre con él, así que sus instintos omegas lo descartaban aun con más rapidez que al señor Inui, pero Sadaharu era soltero y sin enlace, pero sobre todo para el omega era atrayente, le gustaba. Dominado por sus instintos Kaoru había preparado su nido por primera vez para compartirlo con alguien más. Kaoru o mejor dicho su lado omega habían elegido una pareja para este celo, porque Kaoru, el siempre serio y recatado Kaoru jamás hubiese admitido en sus cinco sentidos que Sadaharu Inui le gustaba.

 

Y así era como todo había sido una bomba de relojería y nadie la notó hasta el día que finalmente explotó.

 

-¿Kaoru-chan, estás bien? -se preocupó la señora Inui al verlo–. Cielo, no te ves bien -dijo el joven omega que se veía afiebrado-. Hoy no irás a la escuela, sube a tu cuarto y acuéstate que llamaré al médico -dijo la buena mujer preocupada. "Cuarto", la palabra sonó bien para Kaoru, su nido, tenía que llegar a su nido, un buen omega se quedaba en su nido en su celo, era el deber de un buen omega esperar a su alfa ahí, su mamá se lo decía, todos los sabían, era la naturaleza omega. Kaoru subió tambaleante las escaleras sin siquiera responderle a la señora Inui sólo quería llegar a su nido y meterse en él, con el cálido aroma de Sadaharu, hasta que este fuera a cubrirlo y calmar su dolor.

 

Kaoru entró a su cuarto e ignoró su cama mientras se desnudaba y se metía en su nido. Sí su refugio estaba perfecto, su alfa no tendría ninguna queja de él. Ahora sólo tenía que esperar por su alfa. Ya dolía, sentía tanto calor en su cuerpo, su ano pulsaba y comenzaba a doler, necesitaba algo que le llenara, pero no quería empezar con sus juguetes de plásticos, él quería a Sadaharu, quería un pedazo de carne real llenándolo por primera vez en su vida.

 

El celo había llegado y en la casa Inui sólo había un cuarto preparado para esto, el cuarto de los señores Inui de donde la señora no salía cuando le llegaba su temporada de calor, pero definitivamente no era el cuarto de Kaoru, por eso cuando su olor explotó corrió por toda la casa como la pólvora.

 

La señora Inui estaba en ese momento buscando en su agenda el teléfono del médico, Sadaharu y Hazue se acaban de sentar a comenzar su desayuno y el señor Inui venía entrando a la cocina con el periódico cuando todos lo olieron claramente. Omega en celo. El señor Inui lo olía perfectamente, pero no reaccionaba dado que él era un alfa enlazado a una omega y Hazue era sangre de la sangre de Kaoru así que su cuerpo tampoco reaccionaba, para él sólo era un olor dulzón y agradable, pero en la casa sí había un alfa completamente sensible a ese olor, Inui Sadaharu había saltado sobre la mesa antes de saber qué hacía y trataba de correr escaleras arriba cuando su padre lo detuvo. Sadaharu gruño y forcejeo con su padre. El omega lo llamaba y cada parte alfa de él no quería otra cosa que ir al nido.

 

-¡Amor, las puertas, las ventanas ciérralas. Necesitamos que ese olor no salga de aquí, ayúdala Hazue! -les gritó el señor Inui usando toda su fuerza para detener a su hijo, pero era como tratar de detener con las manos un tractor con la marcha puesta en full, su siempre amable y obediente hijo no le hacía ni puto caso y es que en ese momento no era Sadaharu Inui, en ese momento era Sadaharu el alfa y en esa casa había un omega que lo quería especialmente a él- ¡Sadaharu, reacciona! ¡Es Kaoru, es tu familia! -le trató de hacer razonar, aun sabiendo que era en vano.

 

-¡Mío! -la pelea de Sadaharu por soltarse de la presa de su padre se volvió aún más furiosa y desesperada al escuchar el nombre del omega.

 

Hazue y la señora Inui corrían por toda la casa cerrando las ventanas para que el olor no saliera de la casa. El señor Inui no pudo detener más a su hijo que se zafó de un empujón. Su hijo era joven y fuerte después de todo.

 

Sadaharu subió corriendo las escaleras y entró con brusquedad a la habitación del omega. Ante sus ojos estaba la imagen más hermosa que hubiese visto, ahí estaba el omega pelinegro acostado en su nido esperándolo, Kaoru lo miró con sus profundos ojos y extendió sus manos blancas hacia él, Sadaharu no necesito más invitación, se quitaba la ropa que le molestaba y le estorbaba mientras se apresuraba al perfecto nido que incluso olía a él y al omega, era un olor perfecto, armonizaba muy bien. Entró al nido, tocando con suavidad la cintura del omega y trayéndolo hacia él, Kaoru rodeó con sus brazos el cuello de Sadaharu exponiéndole su propio cuello. La señal de aceptación de un omega a su alfa. Sadaharu correspondió al gesto besando ese pálido cuello antes de morderlo sin lastimarlo, pero marcándolo. Era su omega, al menos en ese celo era su omega y mataría a cualquiera que tratara de quitárselo. Su padre llegó detrás de el con su hermano Hazue, la señora Inui con un grito sonrojado tapó los ojos del menor, al ver a los dos jóvenes desnudos. Sadaharu se había detenido ante la intrusión de su padre, otro alfa más viejo, así lo sentía el más joven, era una amenaza para su reclamo con su omega. Sadaharu se movió poniendo a Kaoru detrás de él, como si lo quisiera ocultar de la vista del otro. Kaoru se aferró pasando sus delgados, pero fuertes brazos por la cintura del alfa, pegándose a su espalda frotándose en su olor. El señor Inui supo que era tarde, tratar de acercarse justo ahora que su hijo ya había marcado el cuello del omega, llevaría a su hijo y a él a una pelea irreversible, retrocedió lentamente con su esposa y su otro sobrino detrás de él hasta salir de la habitación y cerrar la puerta.

 

Sadaharu se relajó cuando fueron dejados solos, volviéndose hacia Kaoru y tomándolo en sus brazos olisqueándolo. Olía tan bien, el alfa lo besó con pasión y Kaoru abrió su boca derritiéndose como mantequilla en sus brazos, lo necesitaba, necesitaba tanto que el alfa calmara su calor y el solo toque de él, su solo olor ya estaban calmando su doloroso calor.

 

-¿Qué haces? -exclamó la señora Inui cuando su esposo los hiso salir de la habitación de Kaoru- Tenemos que sacar a Sada de ahí antes de que se aproveche de Kaoru-chan. -le reclamó.

 

-Ya es tarde -negó el señor Inui-. Sadaharu no nos va a permitir acercarnos a Kaoru.

 

-¿Qué dices?

 

-Lo marcó, Kaoru le expuso su cuello, y Sadaharu lo aceptó -le dijo, él lo había notado, la señora Inui entonces cayó en la cuenta, ella también era un omega después de todo.

 

-Oh cielos -susurró la mujer-. Son tan jóvenes, pa', ni siquiera le dimos algo a Kaoru para evitar… -la señora no tuvo que decirlo, pero su esposo sabía que se refería a los embarazos.

 

-No lo sabíamos, no notamos que estaba en su pre-celo, sólo creímos que estaba deprimido -suspiró el señor apesadumbrado.

 

-¿No sabían que mi hermano estaba en su pre-calor? -preguntó Hazue extrañado.

 

-¿Tú sí? -le preguntaron los dos adultos.

 

-Claro, desde que desapareció la primera camisa de Sadaharu-nii-chan -asintió Hazue-. Mi hermano siempre forma su nido en su pre-calor con cosas que le gustan. Papá decía que se volvía cleptómano, pero que no era peligroso, devuelve todo cuando vuelve en sí después del celo -sonrió.

 

-Oh cielos -se lamentó la señora Inui, había sido una estúpida, se esforzaba por ser una buena madre para Hazue y Kaoru, pero no lo había hecho bien, le había fallado al joven omega. El señor Inui no se sentía mucho mejor, estaba casado con una omega, su hermana había sido una, debió de darse cuenta antes de lo que pasaba a Kaoru.

 

-No podemos hacer nada ahora, amor, los apoyaremos -le dijo abrasando a su esposa- y Sadaharu le responderá como un hombre cuando el calor pase -le juró a su esposa.

 

-Pero son tan jóvenes -repitió ella.

 

-Lo sé, amor, lo sé -le dijo el señor Inui. Bueno, ni tan jóvenes, Sadaharu ya tenía los 18 y Kaoru 17, a esa edad ya muchos jóvenes se habían comprometido y hasta casado, pero entendía lo que su esposa había dicho, aun eran jóvenes para lo que querían de ellos–. A lo mejor no salga… es su primer celo junto a un alfa, tal vez no ocurra -le dijo refiriéndose a bebés, pero hasta él mismo lo dudaba, la semana que se pasarían los dos jóvenes follando como conejos no dejaba muchas esperanzas-. Sabemos lo que tenemos que hacer -suspiró el señor Inui-. Basándonos en tu celo y en el de todos los omegas, Kaoru lo dejará ir dos veces al día para que Sadaharu vuelva con comida -le recordó, estaba en su ADN, en el de cada alfa y en el de cada omega. El alfa sentía que debía proteger a su omega y alimentarlo y el omega lo dejaba ir para que casara la comida, bueno, en los tiempos de antes era así, ahora el alfa se limitaba a ir a la cocina y volver al nido con comida para él y su omega–. Les dejaremos dos veces al día una bandeja con buena comida frente a la puerta y rogaremos por que los instintos de Sadaharu no lo nublen por completo y lo lastime -suspiró. No podían hacer nada más. El celo era algo intenso para ambas partes, tanto para el omega como para el alfa. Lo que preocupaba a el señor Inui era que para ambos jóvenes eran la primera vez que se enfrentaban a un celo con otro y temía que su hijo pudiera lastimar el cuerpo delicado de Kaoru si no tenía el cuidado correcto, claro que el hombre lo subestimaba, Kaoru era un chico fuerte y Sadaharu no era un animal, aun cuando estuviera dominado por sus instintos alfas, sobre todo en él predominaba el instinto de proteger al omega que en ese momento se derretía y se dejaba moldear como arcilla en sus brazos.

 

-Por favor -suplicaba con voz sensual el omega rodeando la cintura del Inui mas joven con sus piernas, lo necesitaba tanto dentro de él, lo ansiaba tanto dentro de sí. Sadaharu tanteó hasta dar alrededor del nido con el lubricante lo necesitaban, a pesar de la lubricación natural del omega, era su primera vez con uno de carne y hueso, necesitaban más lubricación. Sadaharu dejó caer el líquido frio entre las piernas del omega, en su culito, arrancándole gemidos de ansiedad y lo dejó caer en su propio miembro embarrándolo con sus manos y luego esparciéndolo bien en ese fruncido y dulce anito que se abría y cerraba como invitándolo. Se posicionó y penetró con suavidad, pero firmeza al omega hasta el fondo- ¡Sadaharu! -gritó el omega con placer aferrándose a él, moviéndose el mismo para empalarse más rápido y más profundo, lo necesitaba tanto que picaba, pero era un picor bueno, se sentía tan bien.

 

-Kaoru, mi lindo Kaoru -susurró el alfa tomándolo de la cintura y comenzado a moverse dentro de él, buscando su boquita para devorarlas con ansiedad.

 

Kaoru movió sus manos quitándole los espejuelos a Inui, quería verlo los ojos, Inui se dejó, era miope, podía ver perfectamente de cerca, su problema era con la distancia y él no tenía ninguna intención de dejar que el omega se separara un centímetro de él. Lo miró con sus profundos ojos mientras se besaban con ansiedad y sus cuerpos se mecían al unísono, unidos de la forma más íntima posible, el día era joven y la semana apenas comenzaba para los dos jóvenes.

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

espero que les gustara el capitulo yo ame escribirlo, realmente ame escribri el primer calor de nuestro primer omega en celo ^^ los veo el otro jueves. 


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