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Seigaku academy por La_Oscura_Reina_Angel

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Capítulo 5: Encuentros casuales en verano

 

Oishi Shuichiro se encontraba de camino a la tienda de tenis, necesitaba una nueva cinta para su raqueta. Caminaba tranquilamente cuando cerca de la tienda algo le llamó la atención, tres chicos en un callejón, molestando a un cuarto al parecer más pequeño. La lógica le decía que no se metiera en eso y siguiera su camino, pero su instinto le decía que averiguara que pasaba. Oishi podía ser muy amable, pero seguía siendo un alfa y los tres en el callejón eran beta molestando de seguro a otro beta más débil que ellos. Se acercó y a cada paso que daba el olor de la cuarta persona oculta llenaba sus fosas nasales, omega, los tres betas estaban molestando a un omega, no a otro beta como había supuesto.

 

-Danos tu dinero o lo lamentaras -amenasaba el que parecía el líder de la banda de matones.

 

-¡No les daré mi dinero ¡Es mío! -protestaba el omega- Es para las nuevas cuerdas de mi raqueta. Yo me lo gané.

 

Los ojos de Oishi se abrieron de par en par, cuando reconoció esa vocecita, se había quedado grabada en su cerebro desde el encuentro alfa vs omegas de varios días atrás en el Seigaku. Esa vos era de Kikumaru Eiji. Antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo, Oishi había cargado hacia delante tomando al beta que había amenazado al omega por el dinero y estrellándolo contra la pared, sosteniéndolo del cuello a varios centímetros del suelo. Escuchó el movimiento de los otros dos betas, seguro queriendo acudir en ayuda de su “jefe” por lo que Oishi les miró letalmente, sus ojos oscuros brillaban de una forma mortal. Los otros dos retrocediendo reconociendo de inmediato la jerarquía; todo en Oishi gritaba “alfa”.

 

-Oishi-sempai -lo reconoció Kikumaru su vos se escuchaba plagada de alivio.

 

-¿Estas bien, Kikumaru? -preguntó Oishi sin apartar su vista de sus enemigos, no pensaba descuidarse.

 

-Hai -asintió Kikumaru.

 

-Lo sentimos, no sabíamos que era tuyo -se disculpó el beta que tenía agarrado del cuello. Oishi se dividía entre el instinto de golpearlo y el de revisar a Kikumaru. Al final el segundo instinto fue más fuerte en él que el primero así que arrojó al beta sobre sus dos amigos como si estos no pesaran nada.

 

-Lárguense de aquí antes de que me arrepienta -les ordenó. Los tres se levantaron y salieron corriendo, sólo cuando no estaban Oishi dio la espalda para revisar a Kikumaru- ¿Estás bien? -le preguntó con su mirada suavizándose, recorriendo al omega de arriba abajo.

 

-Hai, Oishi-sempai -volvió a asentir Kikumaru mirándolo con una sonrisa-. Gracias, no me hicieron nada -le aseguró.

 

-Es un alivio saberlo -asintió-, pero eso fue muy peligroso, tu vida vale más que un par de dólares, les hubieses dado el dinero, pudieron haberte hecho daño.

 

-Pero es mi dinero -se quejó Kikumaru con un puchero-. Yo me lo gané, tuve que cortar el césped de mi casa, para que mis padres me lo dieran y es para las nuevas cuerdas de mi raqueta.

 

Oishi suspiró, le parecía que Kikumaru no era consciente del peligro que había corrido, por bueno que el chico fuera en el tenis, seguía siendo un omega solo contra tres betas.

 

-Ven, vamos a comprar tus cuerdas -le ordenó que le siguiera.

 

-¿Eh? -preguntó Kikumaru ladeando su cabeza.

 

-Yo también tengo que ir a la tienda de tenis, voy a comprar una nueva cinta -le explicó-, así vamos juntos, me aseguró que no te metas en ningún lio y luego te escolto a tu casa. -ordenó… luego se dio cuenta de lo que estaba diciendo y como lo estaba diciendo, pocas veces dejaba salir a flote ese lado dominante de su carácter alfa, su madre omega le patearía el culo si le viera dándole ordenes de esa forma a otro omega- Digo… sería un honor para mí sí me lo permitieras -dijo más suavemente dándole una sonrisa a Kikumaru.

 

Eiji le devolvió la sonrisa y corrió hacia él enredando su manito en el brazo de Oishi sorprendiéndolo y haciéndolo sonrojar.

 

-Me gustaría -asintió con entusiasmo-, pero si nos sobra algo de dinero luego de ir a la tienda de tenis…. ¿Podemos ir por un helado? -preguntó esperanzado.

 

-Claro -le sonrió Oishi antes de pararse a pensarlo, sólo sintió el impulso de decir que si, quería ver más tiempo la sonrisa del pelirrojo.

 

-¡Sí -celebró Eiji-, helado! -casi saltaba arrancándole una pequeña risa a Oishi.

 

***

Yanagi subió la pista de tenis callejero tranquilamente. No venía con Inui, venia solo dado que sabía que su amigo estaba entrenando por su cuenta. Yanagi solía acudir de vez en cuando a la pista de tenis callejero, porque aunque no lo admitía, incluso él se aburría y ese era un buen lugar para matar el tiempo con un poco de peloteo; raramente encontraba un jugador interesante ahí.

 

Por eso, grande fue su sorpresa al mirar a un lado de las pequeñas gradas y ver ahí a Kirihara Akaya, aun no olvidaba la alevosía con la que este había golpeado a Inui, aun así la curiosidad le pudo y se acercó a donde estaba el chico con cabellos de alga.

 

-Kirihara -le dejó saber su presencia. El omega se volteó hacia él y le miro con el entrecejo fruncido antes de reconocerlo.

 

-Yanagi-sempai ¿no? -preguntó. Yanagi asintió.

 

-¿Qué te trae aquí? Es la primera vez que te veo en este lugar -comentó.

 

-Bueno, supe que aquí se podía jugar tenis callejero y vine, pero se niegan a dejarme jugar porque soy un omega -dijo y Yanagi pudo notar que estaba muy enojado por eso.

 

-Oh -susurró Yanagi sentándose a su lado, la verdad nunca había visto un omega jugar en esta pista de tenis callejero-. Bueno, ¿sabes? Al otro lado del parque hay una pista de tenis de omegas -le comentó.

 

-¿Cómo sabes eso? -pregunto Kirihara; esa pista callejera era un secreto que los omegas guardaban de los alfas y betas para no tenerlos como moscones rondando por allí, tratando de ir de “cacería”.

 

-Tengo un primo omega, Murai Bunta -le respondió-, va a un internado omega, pero cuando está en casa, suele ir ahí, lo sé porque yo lo he llevado cerca y he esperado hasta que salga -le dijo levantando las manos en señal de paz-. El secreto está a salvo conmigo -le dijo-, pero el punto es que… puedes ir ahí -le dijo.

 

-No puedo -suspiró Kirihara molesto-, me vetaron por dos semanas. -se quejó.

 

-¿Por qué?

 

-Bueno, digamos que alguien me cabreó y el entrenador Kanata no estaba ahí para detenerme… y puede que lo haya lastimado un poquito-admitió. Yanagi abrió sus ojos demostrando que estos eran rojos y los fijo en Kirihara que se sintió inmediatamente presionado por esa mirada-. Vale, vale está en el hospital. -confesó aun cuando Yanagi no había dicho una palabra, aun así Kirihara se había sentido muy presionado por esa mirada, Yanagi tenía una gran presencia sin la necesidad de decir una sola palabra.

 

-Oh… ya veo, ¿así que viniste aquí a ver a quién podía herir? -le preguntó el chico.

 

-¡¿Qué?! -exclamó Kirihara- No es así -se defendió-. Yo sólo quería jugar. -aseguró- Yo… yo y Kaidoh no lo hacemos a propósito -se defendió retorciendo sus manos en el regazo con la vista fija en este-, es sólo algo que pasa cuando nos enfadamos, pasa antes de que nos demos cuenta -confesó.

 

-Eso es porque no tienes nadie que te controle ¿Tu pareja de dobles es siempre Kaoru Kaidoh? -le preguntó Yanagi con tono serio.

 

-Sí -le respondió Kirihara sin saber muy bien porque le contestaba en lugar de decir <<a ti que te importa>> que es lo que le diría a cualquier otro, pero tenía la impresión de que decirle eso a ese alfa en particular podría ser muy, muy mala idea.

 

-Ahí está el motivo. El entrenador Kanata os debería poner a ambos con personas que puedan controlar vuestros caracteres para que esos accidentes no pasen, pero lo único que hace es poner a dos omegas volátiles juntos y eso es lo que pasa, ninguno puede controlar al otro porque ni siquiera lo intentan -dictaminó-. Levántate -le dijo Yanagi levantándose también.

 

-¿Qué? ¿Por qué? -pregunto Kiriharó. Yanagi cerros sus ojos y tomándolo del brazo lo hiso levantarse y lo jaló a la pista ante el desconcierto de Kirihara- ¿Qué haces?

 

-Jugaremos dobles juntos, te demostraré que puedes jugar sin necesidad de lastimar a otro si alguien te pone control -aseguró Yanagi después de todo no podía resistir un reto como ese.

 

-¿Pero qué parte de no me quieren dejar jugar por ser omega no entendiste? -le preguntó Kirihara clavando sus pies en el piso para evitar ser arrastrado.

 

-Conmigo a tu lado no se atreverán a decirte nada -aseguró Yanagi. Kirihara lo dudaba.

 

-Vale, voy contigo, pero no tienes que arrastrarme -dijo y Yanagi lo soltó, Kirihara tomó su raqueta curioso y siguió al alfa a hablar con los dos chicos encargados de organizar el tenis callejero. Espero hasta que Yanagi volvió.

 

-Listo, jugaremos dobles juntos -le dijo el castaño para impresión de Kirihara que no se lo creía.

 

-Eh… vale -asintió.

 

Poco después Kirihara entraba a la pista con Yanagi, Yanagi ocultó una sonrisa. Sus rivales se confiaban porque pensaban que Kirihara era sólo un omega al que él estaba llevando para chulear.

 

-Kirihara -le ordeno al chico que se acercara quien obedeció de inmediato. Yanagi se inclinó y le susurró al oído su plan, sabía que los rivales se concentrarían contra él, pensándolo como un dos contra uno sin tomar en cuenta a Kirihara; ese sería su gran error.

 

Aquel debió de ser el partido más corto que se había llevado a cabo en la pista de tenis callejero, sólo siete minutos y el juego acabo 0-6 a favor de Yanagi y Kirihara, y los otros dos no fueron ni capaces de marcarles un miserable punto.

 

-Vez, sólo tienes que seguir mis intrusiones, así es más fácil -le dijo Yanagi a Kirihara tranquilamente.

 

Kirihara le miró impresionado, todo el juego había sucedido tal como Yanagi Renji lo predijo, ese hombre era un genio.

 

La verdad, aunque nunca lo admitiría, Yanagi tenía curiosidad por Kirihara, había esperado que Akaya fuera todo rebelde y se resistiera a sus intrusiones después de cómo había jugado contra él e Inui hace algunos días, pero la verdad es que Kirihara aceptaba todas sus intrusiones tranquilamente y se desenvolvía como Yanagi quería que se desenvolviera, estaba desconcertado. Kirihara Akaya despertaba grandemente su curiosidad, era un chico muy contradictorio.

 

-¿Jugamos otro partido? -le pregunto al omega con voz plana aunque secretamente esperaba que este dijera que sí, la verdad le estaba gustando jugar con el chico de cabellos de alga y cuando le tocaba el saque a él, tenía una mejor visión que cuando le tocaba el saque con Inui, Inui era y siempre sería su mejor amigo, pero ver su culo desde la línea de fondo no le llamaba nada la atención, cosa que no podía decir del lindo y redondeado traserito del chico con cabellos de alga.

 

-Sí, sempai -Yanagi fue recompensado por el asentimiento entusiasta y la sonrisa de Kirihara, a él también le gustaba jugar con Yanagi, este le daba algo de miedo, pero a la vez era como un imán, Kirihara sólo quería estar cerca de ese extraño y estricto alfa.

 

***

-Sigue por ese camino Sengoku y tu suerte terminara en un callejón junto a tus tripas cuando te las arranque. -le gruñó Akutsu Jin a su compañero de clase mientras este caminaba junto a él.

 

-Venga, Jin, no seas amargados; somos amigos -sonrió el chico de la suerte relajadamente con las manos detrás de su cabeza.

 

-¿Yo, tu amigo? No tengo tan mal gusto -aseguró el chico con pintas de pandillero, venga el típico chico que nadie presentaría voluntariamente  a sus padres a menos que quisiera causarles un infarto.

 

Akutsu ignoró el parloteo de Sengoku con su vista atraída hacías dos alfas que perseguían a un chiquillo, el omega parecía haberlos notado por que caminaba aprisa con una mochila abrasada contra su pecho tratando de perder a los dos insistentes bastardos. Akutsu le codeó las costillas a Sengoku que se quejó, pero se cayó cuando vio lo que Akutsu le señalaba. Era Taichi Dan el pequeño al que Akutsu le había dado una “paliza” en el juego de alfas vs omegas.

 

-¿Qué coño se creen esos dos que hacen? -preguntó Sengoku con el entrecejo fruncido ganándose una mirada de sorpresa de Akutsu. El peliblanco jamás en su vida había visto a Sengoku serio… y eso que tenía la desgracia de conocerlo desde la escuela primaria.

 

Justo en ese momento el pequeño Taichi los vio o mejor dicho vio a Akutsu y sus pasitos se dirigieron a toda prisa hacia él.

 

-Akutsu-sempai -dijo con ojitos asustados, los instintos de todo alfa salieron a flote en el peliblanco cuando vio esa mirada de miedo en los grandes ojos chocolate de ciervo. Por toda respuesta  pasó junto a Dan y empujó a los otros dos alfas al suelo.

 

-¿Quieren que los mate? -preguntó Akutsu con una mirada peligrosa dejándole el chiquillo omega a Sengoku, el maldito mujeriego sabía tratar mejor a un omega asustado que él, él se encargaría por el momento de los dos acosadores que seguramente no tenían ninguna intención sana con el pequeño Dan.

 

-Akutsu -casi chillaron los otros dos. Akutsu era bien conocido por pandillero y matón.

 

-Se vuelven a acercar a ese chiquillo y serán alimento de peces -les juró a los otros dos que asintieron a punto de orinarse encima. Akutsu Jin era bien capaz de matarlos- ¿Aun Aquí escorias? -golpeó Jin con su puño a uno y pateó al otro. Estos se levantaron y corrieron literalmente con el rabo entre las patas, cuando se volteó a ver como estaba el chiquillo, vio al manisuelto de Sengoku abrasándolo, disque para tranquilizarlo, haciendo a Dan ocultar su carita en su pecho, era obvio que Sengoku no había querido que el chiquillo viera la escena violenta y ahora que Jin lo pensaba él tampoco quería que el mocoso viera la escena violenta- ¿Tu también quieres que te mate? Él no es uno de tus conquistas, es nuestro compañero, maldito pulpo -le advirtió a Sengoku desconfiando del casanova, arrancándole el pequeño de los brazos- ¡No chilles! -le dijo a Dan con una mirada de espanto cuando notó que este lloraba ¿Qué hacía uno cuando un omega lloraba? ¿Cómo se supone que lo tranquilizabas? Akutsu sacó torpemente una servilleta del bolsillo y se la dio al omega que se limpió la carita con ella.

 

-Gomen, sempais, esos chicos me asustaron; llevaban dos cuadras siguiéndome -susurró Dan.

 

-Está bien, Dan no pasa nada, no permitiremos que te hagan daño chiquitín -le sonrió Sengoku ignorando a Jin, él no era un pulpo… bueno si era un pulpo, pero no por eso tenían que pensar que se iba a aprovechar de Dan, hasta él tenía un código moral, sólo se tiraba a los que estaban dispuestos, nunca a un chiquillo tan ingenuo como el que tenían delante- ¿Pero qué haces solo?

 

-Yo sólo quería ir al restaurante de sushi de Taka-san, el me está dando tutorías de matemáticas y me son de mucha ayuda, mi papá se ofreció a llevarme, pero como vivo cerca no creí que fuera necesario, además es de día -dijo inocentemente.

 

-¿Taka? -preguntó Akutsu.

 

-Takashi Kawamura -le respondió Dan mirando a Akutsu como a un héroe.

 

-Ah… el chico de la fuerza bruta, el raro que gritaba ¡Burning! ¿no? -recordo Akutsu, Sengoku se asombró, normalmente Akutsu no recordaba ni nombres ni rostros… A menos que alguien le interesara para aplastarlo.

 

-Sí, el mismo, pero Taka-san no es raro -defendió Dan tímidamente.

 

-Claro que no lo es -le sonrió Sengoku antes de que Akutsu respondiera y metiera la de andar.

 

-Te acompañaremos -le dijo Akutsu bruscamente.

 

-¿Eh?

 

-Sí, Jin tiene razón, alguien tan lindo como tú es una tentación para los pervertidos, así que iremos contigo -se ofreció Sengoku, Akutsu arqueó una ceja, pero si no existía pervertido más grande que Sengoku, que cara tenía este para decir eso.

 

-Yo… gracias sempai -sonrió Taichi con ojitos brillantes, casi en su imaginación veía a los otros dos con aura brillante, Akutsu vestido como un caballero de brillante armadura y Sengoku como un príncipe.

 

-Yo sólo voy porque se escucha bien comer sushi… y Sengoku invitó -dijo.

 

-Yo no… vale -suspiró Sengoku cuando Akutus lo miró amenazante.

 

-El mejor sushi de esta zona lo hace el restaurante “Kawamura” del papá de Taka-san -aseguró Dan con entusiasmo caminando entre sus dos sempais-. Es aquí -señaló un pequeño restaurante familiar.

 

-Kawamura-sama -saludó al padre de Takashi nada más entrar.

 

-Dan -saludó el hombre-, Takashi te espera arriba, ve. -le animó cuando se fijó en los otros dos chicos- ¿Y ellos? -preguntó.

 

-Son Akutsu-sempai y Sengoku-sempai, son nuestros nuevos compañeros -le respondió Dan inocentemente.

 

-Ahh sí, lo de la escuela mixta -asintió el hombre mayor mirando con algo de duda a los chicos, eran alfa no les parecía bien dejarlos subir, pero bueno eran sólo otro par de niños más por grande que se vieran y eran los nuevos compañeros de Taka, además sus otros hijos estaban arriba, nada raro que fuera a pasar-. Vayan, suban ustedes también -animó a los dos jóvenes aunque le daba desconfianza sobre todo el peliblanco, grandote con pintas de tosco matón.

 

-Por aquí, Akutsu-sempai, Sengoku-sempai -les guio escaleras arriba, los dos alfas le siguieron en silencio sabiéndose vigilados por el señor Kawamura.

 

Encontraron a Kawamura en el segundo piso sentando en la mesa de la sala estudiando.

 

-Dan -sonrió al ver al chiquillo y quedo confundido al ver a los dos alfas- -¿Sengoku-san,  Akutsu-san? -preguntó confundido.

 

-Me acompañaron hasta aquí. Me los encontré en el camino -le dijo Dan sentándose junto a Taka-, me salvaron de unos pervertidos -le contó con entusiasmo lo que había pasado.

 

-Oh… muchas gracias -se levantó Kawamura haciéndole una reverencia a los dos alfa-. Si algo le hubiese pasado a Dan nunca me lo hubiese perdonado, debí ir a buscarlo a su casa -se dijo a si mismo Kawamura.

 

-Eso no hubiese sido mejor -dijo Akutsu con el entrecejo fruncido-, te pudo haber pasado algo a ti. -dijo antes de darse cuenta, Sengoku le miró alucinado ¿Acaso lo que escuchó en la voz de su amigo de infancia fue preocupación?

 

-¿A Taka-san? -preguntó Dan curioso- Para nada, Taka-san es la persona más fuerte que existe incluso es experto en karate, iba a un dojo y todo. -les contó entusiasmado, se notaba que Dan se entusiasmaba fácilmente y a Sengoku se le hacía algo adorable, Akutsu también sentía un sentimiento de protección muy fuerte hacia Dan, nunca había sentido algo así antes bueno si… con su madre, pero mientras Dan le inspiraba mucha ternura.

 

Ese otro chico, ese omega desastroso que no se parecía a ningún omega que hubiese visto antes, con complejo bipolar cuando agarraba una raqueta… ese… ese raro ser había hecho que Akutsu hiciera algo muy vergonzoso en la ducha después del encuentro alfas vs omega que habían tenido unos días atrás, algo más digno de Sengoku que de él.

 

-¿Crees que Kawamura es más fuerte que yo? -le preguntó Akutsu duramente a Dan quien se sobresaltó mirando de uno a otro.

 

-Yo…

 

-No, Akutsu-san, las probabilidades de que yo ganara una pelea contra usted son casi nulas, además de que nunca levantaría una mano contra un compañero -respondió Kawamura en lugar de Dan que bajó su mirada apenado, no entendía que había dicho para crear un ambiente incomodo de pronto.

 

-Exacto, si tu amigo se encontrara con un matón como Akutsu, estaría en problemas, es lo que quiere decir Jin -dijo Sengoku con una sonrisa tranquilizadora a Taichi-. Akutsu es un bruto, pero sólo se está preocupando por tu amigo -le dijo ganándose un golpe en la cabeza por el mencionado bruto.

 

-No me hables con tanta confianza -le advirtió Akutsu- o te destripo. -le aseguró y se arrepintió al ver la mirada de asombro de los dos omegas.

 

-No habla en serio, en su idioma eso es casi un te quiero -le quitó importancia al asunto encogiéndose de hombros.  Mientras Dan y Kawamura asentía confundidos.

 

-Miren, el verano casi se acaba, pero cuando necesiten salir nos llaman a uno de nosotros y os acompañaremos si no hay nadie más -dijo Akutsu incómodo. Dan y Kawamura le miraron asombrados, el alfa era alguien muy amable a pesar de su apariencia, pensaron ambos. Sengoku por su parte estaba al borde de un ataque cardiaco, en todos esos años jamás en su vida creyó que llegaría el día que viera a Akutsu Jin actuar de una forma “Amable”. Bueno… así como estaba actuando ahora.

 

-Sí, Jin tiene razón, ahora estamos de vacaciones -les sonrió apuntándoles su teléfono y el de Akutsu en un papel a ambos.

 

-No queremos molestar -dijo Kawamura suavemente.

 

-Más te vale que lo uses si lo necesitas -le advirtió Akutsu entrecerrando sus ojos amenazantemente.

 

-Hai -asintió Kawamura sobresaltado, Dan no dijo ni esta boca es mía, pero también asintió. Se notaba que Akutsu no era un alfa al que fuera inteligente contradecir. Sengoku solo les sonrió.

 

-Por ahora esperaremos a que terminen para acompañar a Dan a su casa -sonrió Sengoku, nos sentaremos aquí y no molestaremos -aseguró.

 

-¿Eh… quieren algo de tomar y de comer? -preguntó Kawamura amablemente.

 

-¿Lo harás tú? -preguntó Akutsu toscamente.

 

-Claro -sonrió Kawamura asintiendo divertido imaginándose solamente a su hermano cocinando, prendería fuego a la casa, sólo él había heredado el talento de su padre por ahora.

 

-Entonces sí quiero -dijo Akutsu simplemente mientras Sengoku… bueno él ya no podía abrir más la boca, así que opto por sonreír divertido, parecía que el “pequeño” Akutsu se había interesado en un omega, oh sí,  esto sería muy divertido pensaba el chico de la suerte.

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

Muchas gracias a todos los que leen y comentan esta historia yo me estoy divirtiendo mucho escribiendola ^^

 

Por cierto me quede con la duda en los dos capitulos pasados... cual fue vuestro enfrentamiento de tenis favorito?

Y en este que pareja les a gustado mas como se han "encontrado"?


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