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Seigaku academy por La_Oscura_Reina_Angel

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Capítulo 6: Más encuentros en verano

 

 

-¡Me niego! -gritó Atobe Keigo con el entrecejo fruncido a su padre. El único hijo y heredero de la familia Atobe a pesar de ser un omega estaba en pie de guerra.

 

-En realidad no te estoy pidiendo tu opinión, hijo, es una decisión ya tomada -le dijo el señor Keigo frotándose las cienes para evitar el dolor de cabeza que su retoño estaba haciendo que amenazara con llegar a su cabeza.

 

-¿Por qué? -exclamó furioso- En Rikkaidai te conformabas con que el chófer me llevara y recogiera en la escuela. ¿Por qué ahora tratas de obligarme a tener un estúpido guardaespaldas? -le reclamó.

 

-Porque antes sólo estudiabas con omegas y sé que eres muy capaz de defenderte en ese entorno -aseguró el señor Atobe-, es más, los que necesitarían protección contigo son tus compañeros -susurró sólo para si-, pero ahora ya no será así, Seigaku es un colegio mixto, si vas a ir a ese lugar no lo harás desprotegido, donde cualquier alfa aprovechado o beta manisuelto quiera aprovecharse de ti, Keigo -le advirtió inflexible.

 

-Arruinaras mi vida -le aseguró Keigo teatralmente- ¿Sabes cómo me mirará todo el mundo en la escuela si ando por los pasillos con un guardaespaldas? -le reclamó- Será mi suicidio social.

 

El señor Atobe contuvo el impulso de entornar los ojos ante lo teatral que era su hijo.

 

-Hijo…ya pensé en eso, nadie notara que tienes un guardaespaldas -le aseguró.

 

Keigo lo miro suspicaz.

 

-¿Y cómo la gente no vera a un matón vestido de negro siguiéndome a todos lados? -reclamó saber.

 

-Por qué no será un matón vestido de negro, tu guardaespaldas es otro estudiante como tú -le informó dejando a su hijo callado por la impresión.

 

-¿E… es… estudiante? -preguntó desconcertado.

 

-Sí, resulta que el hijo del director del cuerpo de seguridad que se encarga de nosotros va a Seigaku y tiene entrenamiento de guardaespaldas desde muy pequeño, su padre lo ha entrenado en esto para que un día le sustituya. Es una suerte que vaya a tu mismo colegio, su primera misión será protegerte… estoy seguro de que ambos podrán ser discretos -le animó con una sonrisa.

 

-¿Quién es mi nuevo sirviente? -exigió saber Atobe.

 

-Guardaespaldas -le corrigió el señor Atobe tranquilamente tomando el teléfono de su despacho y marcando a la línea interna de la casa-, hagan pasar a Kabaji-san y su hijo -ordenó. Poco después se escucharon unos suaves llamados a la puerta y esta se abrió dejando entrar al mayordomo con dos hombres que parecían clonados el uno de otro, sólo que uno era un adulto y el otro un adolescente A Keigo de inmediato le salió una venita en la frente reconociendo al más joven de los dos, Munehiro Kabaji, el chico que había imitado sus técnicas en el partido contra Seigaku.

 

-Hijo, déjame presentarte a Munehiro Kabaji, tu nuevo guardaespaldas -le dijo el señor Atobe-. Sé amable -le pidió-. Munehiro él es mi hijo Atobe Keigo, te confió su seguridad en ese colegio -le pidió.

 

-Usu -asintió Munehiro seriamente no fallaría era su primera misión encargada por su padre y para los Atobe, la empresa de seguridad de su padre había trabajado por largos años para los Atobe, era uno de los contratos más importantes de la empresa de seguridad de su familia.

 

-Tú... -Atobe lo señaló frunciendo el entrecejo- ¿Es que no sabes decir nada más? -le exigió.

 

-Usu -asintió Kabaji, claro que sabía decir más cosas. ¿A qué venía esa extraña pregunta? Que omega más rarito.

 

-Ahhhh -se revolvió Keigo el cabello molesto cuando el otro le contesto usu.

 

-Keigo, sé amable con Munehiro -le ordenó el señor Atobe.

 

-No quiero -dijo Keigo cruzándose de brazos.

 

-No te estoy preguntando, obedece -le ordenó. Keigo golpeó el suelo con su pie antes de darse la vuelta y salir teatralmente pegando un portazo-. Me disculpo. Temo que al ser mi único hijo lo tengo algo mimado -dijo el señor Atobe.

 

-No pasa nada, es la edad -aseguró el señor Kabaji-. Munehiro lo hará bien -le tranquilizó.

 

-Eso espero, te estoy confiando la seguridad de mi más grande tesoro -le dijo el señor Atobe con una sonrisa al chico serio y grande que asintió.

 

***

 

Shiriashi Kuranosuke, miró ensimismado al pequeño pelirrojo en la camilla, mientras le cambiaba el paño húmedo de la frente, nunca pensó que vería a Kintaro ahí. El pequeño pelirrojo enérgico tenía un resfriado y al parecer se había desmayado por la fiebre de este y sus preocupados papás lo habían llevado a la clínica más cercana y esta había resultado ser el consultorio pediátrico Kuranosuke. Su padre era el dueño y toda la familia trabajaba ahí. Su papá era el médico, su mamá era la enfermera y él ayudaba donde podía, siempre que podía, a veces a entretener a los niños a veces a archivar o simplemente limpiar.

 

Su papá se encontraba en ese momento dándoles instrucciones a los señores Tooyama, él se había ofrecido a quedarse con el pelirrojo aludiendo que ya lo conocía, explicándole que el club de Tenis de Seigaku y el de Rikkaidai ya se conocían por lo de la nueva escuela mixta. Los padres habían aceptados agradecido con una sonrisa.

 

En se momento los ojos de bronce del pelirrojo se abrieron con un gemidito.

 

-Me duele todo -se quejó el pelirrojo.

 

-Tienes un resfrió, es normal; pronto se te pasará -le dijo Shiriashi. Kintaro le miró durante varios segundos antes de reconocerlo.

 

-¡El monstruo! -le señaló asustado.

 

-No soy un monstruo -rio Shiriashi-, créeme. -le aseguró.

 

-Debajo de tus vendas hay garras. -afirmó Kintaro.

 

-No las hay -rió el rubio.

 

-Si las hay -aseguró el pelirrojo frunciendo el entrecejo y tosiendo. Shiriashi le ayudó, no se fuera a ahogar.

 

-Necesitas descanso -le recordó-. Bueno te prometo algo, no te lastimaré con mis garras venenosas -le aseguro-. Me caes muy y bien mientras mi mano este cubierta por estas vendas nunca te harán daño -le aseguró. Kintaro le miró desconfiado, pero asintió.

 

-¿Entonces eso significa que el señor monstruo quiere ser mi amigo? -preguntó curioso.

 

-Sí -asintió Shiriashi sonriente.

 

-Eso es bueno porque ahora… quiero vomitar -gimió el chiquillo, Shiriashi se apuró a ayudarlo acercándole un cubo para que vomitara en él.

 

-Pronto estarás mejor -le prometió el rubio y Kintaro asintió cerrando sus ojos ante las carisias que le regalaba el rubio en su cabello rojo. Eso lo hacía sentirse mejor.

 

***

 

Inui Sadaharu era considerado por muchos como un genio, en realidad él mismo no se consideraba un genio, sólo era un buen recolector de datos y observaba lo que había a su alrededor, eso era todo. Pero en ese momento Inui era sólo un joven pensativo mientras recogía sus cosas para hacerle espacio a alguien más en su habitación. Aun recordaba la conversación que había tenido con su padre y no sabía muy bien que pensar de todo eso. Una parte de él seguía admirando a su padre, otra estaba muy decepcionada de él después de todo lo que se acaba de enterar y de su abuelo mejor ni empezar a pensar.

 

-¿Sí, padre? -preguntó Sadaharu sentándose frente a su padre en el despacho de este, después de ser llamado por él.

 

-Hijo, tengo algo que decirte -suspiró el señor Inui. Sadaharu frunció el entrecejo, su padre se veía serio, pero no lo presionó, dejó que su viejo empezará a hablar cuando lo creyera conveniente–. Supongo que primero debo contarte algo para que lo entiendas -suspiró, abriendo el cajón de su escritorio del que extrajo una foto que le pasó a Sadaharu. Este la tomó en sus manos mirándola, era él de bebé, con su padre y una mujer joven que no era su mamá.

 

-¿Quién es? -preguntó el chico de lentes con curiosidad, no la reconocía ni la recordaba.

 

-Mi hermana Hozumi -le respondió su padre al fin. Sadaharu le miró con curiosidad, no recordaba a esta mujer para nada. Su mente analítica buscaba datos de ella, pero ni siquiera recordaba haberla oído mencionar-. Hozumi fue desheredada y expulsada de la familia cuando tú eras sólo un bebito -le explicó sabiendo que su hijo estaba buscando en su cabeza datos que no poseía, su hijo era como él después de todo.

 

-¿Por qué? -preguntó Sadaharu con curiosidad.

 

-Hozumi se enamoró de quien no debía -le explicó-. Ella conoció a un hombre humilde, un obrero de la construcción, que era para colmo viudo y tenía un bebe de no más de un año. -le explicó-. Obviamente eso no era lo que padre quería para su única hija, pero Hozumi no quiso escuchar nada, se enamoró de Shibuki y huyo con él, se casaron y ella adoptó al bebé como suyo. Después de su desafío, padre no quiso volverla a escuchar nombrar y yo… nunca tuve el valor para buscarla -confesó.

 

Sadaharu estaba impresionado, pero no entendía el punto de todo eso.

 

-¿Por qué me dices eso ahora? -preguntó el joven.

 

-Ayer… los servicios sociales contactaron conmigo -suspiró y Sadaharu pudo ver como los hombros de su padre se caían y sus ojos se inundaban de tristeza-, ni siquiera sabía que Hozumi había muerto hacía dos años… de cáncer, jamás ni una sola vez se me ocurrió que ella podría haber…muerto -dijo pasándose las manos por el cabello con tristeza y remordimientos.

 

-Lo siento, padre -le dijo Sadaharu confuso.

 

-Los servicios sociales nos contactaron por que Shibuki murió hace dos noches en un accidente en la construcción. Él no tiene más familia y yo soy la persona que había dejado Hozumi de contacto en caso de que a ella le pasara algo -le contó . Ella tuvo un hijo un poco más joven que tú, su nombre es Hazue. Él… ellos vendrán a vivir con nosotros -dijo con firmeza-. Ya le di la espalda una vez a mi hermana no haré lo mismo con sus hijos.

 

-¿Hijos? -repitió Sadaharu.

 

-Para bien o para mal, Hazumi amó al hijo de Shibuki como suyo y lo crió además ese niño es un omega… yo simplemente no le puedo volver a fallar. -dijo el señor Inui con remordimientos.

 

-Lo entiendo, padre, ambos serán bien recidivas aquí, les daremos un hogar y una familia. -le juró palmeando la espalda de su padre.

 

-Gracias, Sadaharu, eres un buen hijo -le sonrió el señor Inui con orgullo.

 

Era esa la razón por la que Inui estaba haciendo espacio en su habitación, Hazue era un joven alfa como él, así que dormiría en su habitación un par de días hasta que sus padres acondicionaran la habitación de los trastos decentemente para que pudiera ser la habitación del chico. El que era el cuarto de huéspedes había quedado definitivamente y sin discusiones para el omega. Como un omega su mamá había defendido que el chico necesitaría su propio espacio, sobre todo para la temporada de calor. La señora Inui nunca había podido tener otro hijo después de Sadaharu y no era secreto que siempre quiso tener una niña o al menos un omega, así que se había esmerado mucho en esas horas para acondicionar el cuarto de huéspedes para el nuevo hermanastro omega de Sadaharu, aunque no estaban relacionados por sangre, ese chico había sido como un hijo para su tía muerta y era el medio hermano mayor de su primo.

 

Los Inui tenían una empresa de seguridad informática y aunque Sadaharu era un persona humilde, la verdad, dicho sea de paso, era un chico rico, más no presumía de ello. Dos bocas más no afectaban en nada a su familia, pero aun no podía creer que su abuelo le hubiese dado la espalda a su tía sólo por que ésta se enamoró de alguien con una clase social inferior, eso le parecía bárbaro… e incluso le molestaba.

 

Bueno, Sadaharu no protestaría por tener que compartir su habitación con su primo un par de días, a lo que le acondicionaban a este una habitación propia, sus padres se estaban esforzando mucho para que estos se sintieran bienvenidos y Sadaharu sabía que era en parte por remordimientos de su padre, si no le hubiese dado la espalda a su hermana él también, a lo mejor con su dinero su hermana hubiese podido tener mejores tratamientos y haber superado el cáncer. Bueno, eso no era necesariamente verdad, ni todo el dinero podía salvarte de una enfermedad terminal si te llegaba tu hora, pero en los sentimientos no había lógica y Sadaharu sabía que así se sentía su padre.

 

Sadaharu bajó a la cocina a buscar algo de picar, sus primos llegarían traídos por los servicios sociales al mediodía y su mamá, giandose por el olor que le llegaba de la cocina, estaba haciendo un gran almuerzo para darles la bienvenida. Entró a la cocina sin hacer mucho ruido mientras su mamá tarareaba entre los fogones y tomó una manzana de la nevera, cuando salió de la cocina escuchó que llamaban al timbre de la casa, dado que pasaba junto a la puerta la abrió y ante el vio a dos hombres de negros que dedujo que eran de los servicios sociales y a dos chicos, un niño apenas entrando en la pubertad y un adolescente que reconoció a la primera. Cómo si lo pudiera olvidar después de su encuentro, Kaoru Kaidoh… entonces la privilegiada mente de Sadaharu recogió los datos finales, ahora se daba cuenta que nunca le preguntó a su padre el nombre del hijastro de su tía. Ese chico debía ser Hazue y por tanto Kaoru Kaidoh era el omega que acababa de convertirse en… ¿su hermano? Bueno algo así.

 

-¿Inui-sempai? -parpadeo Kaoru recordándolo del partido Alfas vs Omegas. Hazue apretó la mano de su hermano mayor y Kaoru lo miró dándole una sonrisa tranquilizadora a su hermanito, nadie los separaría nunca, él cuidaría de Hazue hasta que este fuera un hombre, se lo había prometido a su madre Hazumi cuando ésta estaba enferma y a su padre después de la muerte de su madre.

 

-Ya están aquí -sonrió la madre de Sadaharu apareciendo detrás de este haciéndolo reaccionar - ¿Hazue y Kaoru, verdad? -preguntó con una amable sonrisa- Por favor, pasen -les pidió dulcemente. Su madre era un ser muy dulce y amable siempre-. Sada ve y avísale a tu padre -le pidió a Sadaharu y este asintió y se apresuró a ir a buscar a su padre mientras su mamá hacía entrar a los dos chicos y a los dos miembros de servicios sociales.

 

***

 

Yukimura Seiichi pensaba que esto era ridículo, su papá era un loco aprensivo. Había insistido en meterlo en un Dojo de kendo, que enseñaba defensa personal a los omegas. Su padre apoyaba el sistema educacional mixto, pero quería que su hijo se supiera defender si llegaba a ser necesario.

 

Yukimura se ajustó su uniforme mientras pasaba con los únicos otros 4 omegas además de él que habían dentro del Dojo, para su sorpresa el encargado de sus clases no era otro que Sanada Geniishiro.

 

Sanada lo reconoció asintiendo con su cabeza en su dirección.

 

Sanada empezó suave la clase, su abuelo le había dejado encargado del pequeño grupo de omega, era su primer grupo. Empezó dándoles intrusiones y explicaciones y un poco de calentamiento dado que era el primer día. Cuando las clases se acabaron, los omegas comenzaron a retirarse, menos Yukimura. Sanada se acercó a él después de armarse de valor.

 

-No esperaba verte aquí -le dijo Sanada tan serio como siempre.

 

-Idea de mi papá -sonrió Yukimura-. Es un poco sobreprotector.

 

Sanada asintió, no podía culparlo. Él también lo sería con alguien tan bonito como el capitán omega. Busco en su cabeza una forma de empezar una conversación con el otro, pero dado su carácter tan serio se le hacía difícil empezar una conversación relajada.

 

-No esperaba que tú fueras el Sensei -le comentó Yukimura.

 

-Sí, bueno, son mi primer grupo -confesó-, he ayudado antes a mi abuelo, pero es la primera vez que me confían un grupo a mí solo.

 

-Pues sólo fue el primer día, pero a mí me pareció que hiciste un gran trabajo -le sonrió Yukimura.

 

-Gracias –comentó Sanada en vos baja.

 

-No tienes que darlas, es sólo la verdad -aseguró Yukimura.

 

Sanada se mantuvo en silencio un momento y entonces recordó.

 

-¿Tú eres el chico con el que se me ordenó ser suave verdad? -pregunto- Tu padre cuando te apuntó dijo que habías estado enfermo.

 

Yukimura se sonrojó.

 

-Papá-se quejó-. Sí estuve enfermo, pero ya estoy bien -aseguró.

 

-¿Puedo preguntar que tenías? –dijo Sanada. Yukimura dudó, pero al fin le dijo.

 

-Tuve el síndrome de Guillain Barré* -confesó. Sanada se sorprendió.

 

-¿Y te recuperaste? -preguntó Sanada impresionado.

 

-Tenía un buen motivo para hacerlo. Todo un equipo que confiaba en mí, les juré llevarlos a las nacionales -le contó.

 

-Eres más fuerte de lo que creía-le dijo Sanada solemnemente.

 

-Gracias -dijo Yukimura desviando su mirada sonrojado. Sanada fue a decir algo más, pero en ese momento llegó El padre de Yukimura y este e levavantó para ir con él-. Te veré el próximo jueves, Sensei -se despidió Yukimura con una sonrisa.

 

Sanada asintió serio y si no hubiese sido Sanada seguro habría sonreído. Sí, lo vería el próximo jueves.

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

*Es un trastorno neurológico autoinmune en el que el sistema inmunitario del cuerpo ataca a una parte del sistema nervioso periférico. El resultado es la incapacidad de sentir calor, dolor y otras sensaciones, además de paralizar progresivamente varios músculos del cuerpo.

 

Se que me tocaba actualizar ayer pero ayer anduve divirtiéndome en una actividad de cosplay de Kuroko no basket les dejo esto por si alguien lo quiere ver : http://www.youtube.com/watch?v=C7jMq_BtP90 (yo soy Akashi el capitán y el pelirrojo) así que contra que llegue re cansada (pero mucho que me divertí) a lo que edite y monte el vídeo simplemente deje este capitulo para subirlo luego.

Espero que lo disfruten y se animen a comentar ^^ 


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