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Seigaku academy por La_Oscura_Reina_Angel

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Capítulo 8: Encuentros de tres y dos

 

 

 

Nanjiro Echizen entró a la habitación de su hijo sin llamar para avisarle que estuviera listo y lo encontró en la cama besuqueándose con su novio. Los dos jóvenes omegas se sobresaltaron en la cama.

 

-¡Papa, toca la puerta!-le grito Ryoma.

 

Fuji Syusuke el “novio” de Ryoma sólo sonrió tan tranquilo como siempre, mientras Nanjiro suspiraba, no lo entendía. Sólo los dejaba porque pensaba que era algo temporal de su hijo, definitivamente dos omegas no podían estar juntos por el simple hecho de que dos omegas juntos no eran capaces de cubrir el celo del otro. Ambos sentirían la necesidad de ser llenados en la temporada de calor, en caso de que no tuvieran el celo a la misma ves, el que no lo tuviera no tenía en realidad la suficiente resistencia para cubrir el celo del otro, el celo de un omega no era algo sencillo y en caso de que ambos tuvieran el celo a la misma vez sentirían la necesidad de ser pasivos ambos, ninguno iba a querer ser dominante. Pensaba que era algo temporal que se les pasaría a ambos chiquillos cuando conocieran a un alfa que les gustara, sólo era una etapa se decía.

 

-La fiesta es a las ocho, más les vale estar listo -sonrió saliendo de la habitación.

 

Syusuke estaba invitado por que llevarlo fue la única forma de convencer a su hijo de que lo acompañara a la reunión ¡Lo que daría por que su hijo fuera más dócil! Pensó suspirando, pero realmente no cambiaría a su cabezota hijo por nada del mundo. Así era más divertido, con Ryoma, su vida nunca era aburrida, su hijo era demasiado impredecible incluso para él, y muy talentoso.

 

-Ve y báñate -le jaló Syusuke fuera de la cama dándole una suave nalgadita mientras lo empujaba al baño con sus ojos cerrados y su sonrisa imperturbable-, yo me vestiré aquí -le dijo poniéndose cómodo en el cuarto de su novio como si fuera el suyo. Él ya había venido bañado de su casa y había traído su ropa para vestirse en la casa Echizen pues había ido temprano para estar un rato con Ryoma, habían comido juntos, jugado algo de tenis y habían estado besándose un rato antes de que Nanjiro los interrumpiera.

 

A las ocho los dos chicos estuvieron listos y puntuales entrando con Nanjiro Echizen a la fiesta de sociedad, una fiesta dada por el consejo, que Ryoma sabía, que su padre y otros usaban para hacer negocios. Ryoma y Fuji se fueron rápidamente hacia un lado para pasar desapercibidos cuando Nanjiro empezó a hablar con algunos conocidos, se hicieron con un par de vasos de refresco y se sentaron cómodamente en unos sofás a un lado para platicar esperando que la fiesta pasara rápido.

 

-¡Ryoma!

 

-Kevin -saludó Ryoma asintiendo serio hacia el americano chico rubio que se acercó a ellos al reconocer al pelinegro. Pronto comenzaron a hablar en inglés, y Ryoma le presentó a su amigo de USA su novio Syusuke. Fuji se unió a la conversación, su dominio del inglés no era perfecto como el de su novio, pero si era muy bueno, lo que impresionó a Kevin.

 

Kevin Smith de soltero ahora Kevin Echizen era el esposo de Ryoga Echizen, el sobrino de Nanjiro y primo de Ryoma.

 

-Es un alivio verlos, me estaba muriendo de aburrimiento -les comento Kevin en tono cómplice.

 

-No esperaba verte en Japón -comentó Ryoma.

 

-Ryoga tuvo que venir por negocios y me tocó acompañarle… no puedo dejar que otro omega trate de quitarme a mi esposo -bromeó el rubio.

 

-¿Estas casado? -Syusuke se impresionó, el chico le había parecido de la misma edad de Ryoma. En realidad casi lo eran, pero Kevin era tres años mayor y ya había terminado la escuela superior y se había casado por amor y decisión propia con Ryoga, nada más salir de esta para consternación de su padre.

 

-Sí, soy Kevin Echizen, estoy casado con el primo de Ryoma -sonrió el rubio–. Ahí está mi esposo -sonrió haciendo un gesto con la mano hacia su esposo que se acercó con otro chico, alto, castaño, con espejuelos, ojos oscuros y porte gallardo, lo reconocieron enseguida. Tezuka Kunimitsu, el capitán del equipo alfa de Seigaku.

 

-Déjenme presentarlos, Ryoga amor este es Syusuke Fuji, un amigo de Ryoma. Ryoma, Syusuke este es Tezuka Kunimitsu, el heredero de la familia Tezuka y un amigo de Ryoga -presentó Kevin a los ahí presente.

 

-Ya nos conocemos -comentó Ryoma tranquilamente. Kevin los miró con curiosidad.

 

-Él es el capitán del equipo de tenis del nuevo instituto al que vamos a ir -le explicó Fuji a Kevin viendo su curiosidad y el desinterés de Kunimitsu y de Ryoma por darle detalles al curioso rubio.

 

-Oh, entonces ya son amigos -sonrió Kevin cuando de pronto una canción empezó a sonar- ¡Oh es nuestra canción, Ryoga, bailemos, bailemos! -tomó la mano de su esposo arrastrándolo a la pista de baile y dejando a Ryoma, Fuji y Tezuka solos.

 

-Hola -sonrió Fuji rompiendo el silencio. Tezuka y Ryoma le correspondieron saludando al otro con un idéntico asentimiento de cabeza con expresiones serias, cosa que hizo reír a Fuji en voz baja-. Oh cielos, que mucho se parecieron cuando hicieron eso -se burló de ambos, después de todo Fuji era Fuji.

 

Tezuka miró al omega desconcertado y Ryoma suspiró.

 

-No le hagas caso, ya te acostumbraras a él -le comentó Ryoma a Kunimitsu. Que sólo miró a los dos omegas como si les faltara algún tipo de tornillo en la cabeza, sobre todo al de la sonrisa escalofriante, Fuji Syusuke, que de pronto había abierto sus hermosos ojos azules y miraba de Ryoma a él y de él a Ryoma como si planeara algo… algo que su instinto le decía no sería bueno para él.

 

Sería mejor mantenerse apartado de ese dúo de omegas y no tratarlos más de lo estrictamente necesario, es decir en el club de Tenis, o eso pensaba Tezuka, poco sabía que su abuelo estaba en ese momento haciendo negocios con Nanjiro Echizen y que por tanto desde ahora los Tezuka y los Echizen pasarían mucho tiempo juntos y algo que Kunimitsu aprendería pronto era que donde estaba Ryoma, siempre estaba Fuji.

 

***

 

Chitose Senri y Tachibana Kippei caminaban en silencio uno al lado del otro, ambos cómodos después de haber estado practicando tenis el uno contra el otro gran parte de la noche. Siempre estaban cómodos juntos, desde la escuela primaria cuando se habían juntado a jugar dobles hacía mucho tiempo ya. Siendo sincero consigo mismo a Tachibana Kippei le gustaba Chitose Senri, pero sabía que la sociedad nunca vería bien que dos alfas estuvieran juntos, además de que una parte dentro de él le decía que a la larga, si iniciara algo con su amigo, terminarían odiándose por mucho que se gustaran, por mucho que cuando estaban con el otro se sintiera mejor que con nadie más, ambos tenían en si el instinto de dominar y renunciar a ese instinto… no era sencillo.

 

Chitose también pensaba lo mismo. Sí encontraba lindos a muchos omegas, pero ninguno le hacía sentir de la forma en que lo hacía Kippei. Cuando estaba con Kippei, era simplemente natural, podían hablar de todo o simplemente permanecer uno junto al otro en silencio sintiéndose bien en la compañía del otro. Chitose daría todo por que Tachibana fuera un omega,  si fuera así sabía que nunca dejaría ir a su amigo de su lado, pero ambos eran alfa, si sólo trataran de iniciar una relación amorosa, eso estaría destinado al fracaso antes del comienzo y no por el que dirían los demás; eso a Chitose le importaba un cacahuate. Su propia naturaleza lo llevaria a tratar de dominar a Tachibana. También puede que por el bien de la relación, por un tiempo, uno se dejara dominar por el otro, pero al final del día eran lo que eran, alfas, la lucha por el poder al final los llevaría a destruirse. Sí, más valía ser mejores amigos que iniciar algo que al final los podría convertir incluso en enemigos.

 

Ambos caminaban envuelto en sus pensamientos, cuando escucharon unos gemidos de dolor venir de un callejón a su derecha.  Era de noche así que no podían distinguir bien, pero era obvio lo que pasaba, un hombre grande estaba golpeando a uno más pequeño que trataba de defenderse. Antes de que Chitose pudiera reaccionar Kippei estaba caminando dentro del callejón para defender al más pequeño, así era Kippei, siempre defendía al más débil. Chitose admiraba eso de él, así que lo siguió rápidamente para ayudarle.

 

-Cállate, maldita perra, ya le pagué a tu madre por ti, así que sólo tienes que abrirte de piernas -gruñía el hombre.

 

-Suéltame, suéltame, no quiero -el más pequeño trataba de defenderse.

 

Incluso Chitose que solía guardar la calma mucho mejor que Kippei vio rojo. Kippei se arrojó sobre el hombre golpeándolo con fuerza y Chitose fue a ayudar al más pequeño reconociéndolo al instante cuando al fin lo pudo ver bien, Ibu Shinji del instituto omega Rikkaidai. Al ver que el chico tenía el labio roto y la camisa rasgada por un lado, Chitose sintió el instinto asesino de todo alfa dentro de él, se volteó y de pronto entre Kippei y él estaban dándole una paliza al otro hombre, hasta que pronto oyeron las sirenas de la policía, ambos querían seguir golpeando al tipo hasta matarlo, pero sintieron las manitas de Ibu cerrarse sobre las suyas y jalarlos, obligándolos a correr. Marcharon una corta distancia entre callejones hasta que el omega se detuvo aguantándose las costillas, era obvio que le dolía el esfuerzo. Tachibana se adelantó y se inclinó, era obvio lo que quería, que el omega subiera a su espalda. Ibu se sonrojó y desvió la mirada. Chitose le dio un suave empujón hacia adelante.

 

-Estás seguro -le dijo el moreno amablemente. Ibu dudó, pero al final asintió y subió a la espalda del chico con el cabello teñido de rubio.

 

-Vamos a mi casa, ahí tengo un botiquín -le dijo Tachibana a Ibu informándole a donde lo llevaba para no asustarlo. Tachibana vivía solo en un pequeño apartamento, dado que sus padres Vivian en Hokkaido,  Chitose vivía con todo su familia lo que sería más incómodo para el omega cuando preguntaran por sus heridas. Pronto estuvieron en el pequeño apartamento de Tachibana que por cierto pagaban los papás de este y Chitose se puso a hacerle un té al chico, mientras Tachibana buscaba el botiquín para curarlo  lo hicieron todo en silencio.

 

-¿Podrías levantarte la camisa? -le pidió Kippei- Es para revisarte la herida del costado, vi cómo te lo sostuviste y que te dolía -se apresuró a aclararle. Ibu se sonrojó en silencio, pero obedeció y Tachibana se apresuró a ponerle crema y vendarlo-. No parece haber nada roto -le dijo-, pero no soy profesional. Lo mejor será ir a la clínica del papá de Shiriashi si te parece. -le propuso.

 

-No, por favor -les pidió al fin en un bajo murmullo a los dos alfas.

 

-Pero estás herido -le dio Chitose.

 

-Ellos van a preguntar si vamos a una clínica -susurró asustado.

 

-Ibu Shinji ¿verdad? -le preguntó Chitose, el omega asintió- Ibu-san, trataron de violarte, tienes que denunciarlos -le dijo serio.

 

-No, no puedo -negó con la cabeza.

 

-¿Por qué? -le preguntó Tachibana, pero Ibu se mantuvo en terco silencio.

 

-Ese hombre… mencionó a tu madre -dijo Chitose sospechando de que iba la cosa. El omega se tensó y las lágrimas cayeron de sus ojos mientras bajaba la cabeza, provocando que su cabello lacio y semi largo le cubriera el rostro

 

-Ella es mi madre -susurro como si eso excusará todo.

 

-¿Te vendió? -preguntó Tachibana recién dándose cuenta de lo que Chitose ya había notado hacía rato.

 

-¿Desde cuándo lo hace? -le preguntó Chitose serio dejando en shock a Tachibana. El omega cerró los puños sobre su regazo mientras sus hombros se estremecían por el silencioso llanto.

 

-Chitose -exclamó Tachibana, estaban presionando demasiado al chico. Se levantó y se sentó junto a  Ibu pasándole un brazo torpe por los hombros-. Tranquilo, si no quieres hablar no hables, estas a salvo aquí y ahora –le prometió Kippei.

 

Chitose se inclinó y tomó las manos de Ibu abriendo sus puños, los cuales tenían los nudillos amoratados por tratar de defenderse.

 

-Lo siento -se disculpó el moreno.

 

Ibu escondió su cara en el pecho de Tachibana, no se atrevía a mirar a los dos alfas, pero se sentía seguro entre ellos, esos chicos no parecían quererle hacer daño.

 

-Empezó cuando cumplí los quince -susurró tan bajito que los dos alfas tenían que esforzarse para escucharlo- y ya tengo diecisiete. Ella está bien por mucho tiempo y me cuida, pero entonces hay veces… ella me grita y me pega, es como si se volviera otra persona y sale, luego llegan esos hombres, ellos dicen que le pagaron a ella, y me hacen esas cosas tan desagradables -sollozó más fuerte-. Ella no es mala, es mi mamá -sollozó-, sólo está enferma. -la defendió con desesperación, así de grande era el amor de un hijo por una madre. Tachibana y Senri se miraron sin saber qué hacer–. No puedo denunciarla, no puedo pedir ayuda -susurró-. No quiero que la encierren… y no quiero acabar en custodia del estado, no quiero ser un omega en poder del gobierno -susurró asustado.

 

-Te protegeremos -le dijo Tachibana de pronto-, no importa de qué o quién. -le dijo tomando su barbilla-. Chitose y yo te vamos a proteger. -le juró.

 

Chitose asintió con una sonrisa sentándose al otro lado de Ibu.

 

-No dejaremos que nadie te vuelva hacer daño, ni siquiera tu mamá -le juró Chitose.

 

-¿Por qué? -Ibu bajó su mirada sin querer ver a ninguno de los dos- Estoy sucio, ¿Por qué lo harían? No tengo ya ningún valor para un alfa.

 

-No digas eso -le ordenó Chitose molesto-, ser virgen o no serlo es sólo una idiotez sin importancia, tú vales por quien eres, no por si eres virgen o dejas de serlo. Además no lo hacemos como alfa, lo hacemos como amigos -le dijo con firmeza. Ibu se abrasó tratando de ahogar sus sollozos.

 

-No quiero que nadie lo sepa -suplicó.

 

-Quédate aquí -le pidió Tachibana-. Vivo solo, quédate aquí con nosotros, Chitose y yo te protegeremos -le volvió a prometer-. No le diremos a nadie si tú no quieres, pero no permitiremos que vuelva a suceder -le aseguró. Ibu lo miró confundido a ambos, con los ojos rojos.

 

-¿Pero qué pasara con mi mamá? Soy menor de edad, me hará regresar -susurró.

 

-Nosotros nos encargaremos de eso -le dijo Chitose serio-, pero sólo si tú lo quieres -aseguró.

 

-¿Le harán daño? -preguntó con miedo. Él amaba a su madre a pesar de todo.

 

-No, sólo porque eso te haría sufrir. -aseguró Tachibana-, pero no permitiremos que te vuelva a hacer daño. ¿Confiaras en nosotros? -le preguntó.

 

Ibu los miró a los dos con miedo, pero eran las primeras personas que sabían lo que le pasaba, el no tenía el valor para contárselo a sus amigos omegas, le daba demasiado vergüenza. Además se sentía seguro entre ellos. Lentamente el de cabellos negros asintió decidiendo confiar en los dos alfas frente a él.

 

***



-¿Un prometido? ¿Un matrimonio arreglado? Tengo diecisiete años, no hay ni puñetera forma que me vaya a casar a mi edad -protestaba Kenya Oshitari, si bien era cierto que pronto cumpliría los dieciocho años y comenzaría su último año en la escuela superior, la verdad es que aún tenía diecisiete y tenía que hacer lo que sus padres dijeran. Así estaba el ahí, con una traje de etiqueta cuya corbata casi le ahorcaba y le cortaba la respiración, esperando a un completo desconocido con quien su familia pretendía que se casara en un futuro, de preferencia no demasiado lejos, pues se podían aguantar y mucho porque Kenya Oshitari no tenían ni el más mínimo deseo de casarse, al menos por los próximos veinte años de preferencia.

 

-Sonríe y sé amable -le ordenó su padre al ver la cara de amargado que traía su hijo.

 

Kenya le fulminó con la mirada como si su padre fuera un mal bromista. ¿Sonreír? ¿Ser amable? Ni de coña, haría que su “prometido” saliera corriendo hacia el otro lado nada más verlo. En eso la puerta se abrió y entró su supuesto prometido. Dieciséis años, casi diecisiete, cabello y ojos negros, pantallas en las orejas y sonrisa retorcida. Hikaru Zaizen, Kenya lo reconoció de inmediato, no había forma que olvidara a ese chico después de jugar dobles contra él y el omega de la fuerza anormal.

 

-¿Tú? -exclamó Kenya olvidando todos sus modales y señalando Hikaru con un dedo.

 

-¿Tú? -exclamó Hikaru a la misma vez señalándolo también.

 

-¿Se conocen? -preguntaron los cuatro padres ahí reunidos.

 

-¡No pienso casarme con él! -dijeron los dos jóvenes excelentemente combinados.

 

-¡Ni quien se quiera casar contigo, idiota! -se gritaron entre sí a la vez.

 

-Vaya, esto si podría funcionar, si hasta están compenetrados -sonrieron los Zaizen.

 

-Sí -sonrieron los Oshitari siendo fulminados por sus retoños.

 

Continuará… 

 

 

Notas finales:

Bueno aqui un capitulo mas muchas gracias a todos por leer y sobre todo a los que se toman un momentito para comentar espero que hayan disfrutado el capitulo ^^ Me encantaria saber vuestra opinion ^^ 


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