El sonido del timbre despertó a Rukawa de su pequeña siesta del medio día, sin embargo no se sintió molesto, sino que bajo animadamente, Sendoh últimamente era impaciente y llegaba a su casa antes del entrenamiento, bajo corriendo por las escaleras y justo antes de abrir la puerta trato de tranquilizarse, lo último que quería era parece una quinceañera enamorada, tomo aire y lo soltó pausadamente.
No era que la sonrisa de Ayako le hiciera querer cerrar la puerta, más bien era que solo la sonrisa de Sendoh le agradaba.
-¿qué quieres?
-oye, somos amigos desde la secundaría no puedo venir de visita?- Preguntó teatralmente la chica esperando hacer sentir mal a Rukawa pero como ya lo suponía no funciono- ay bueno, yo creía que éramos amigos… olvide las llaves de mi casa y no hay nadie, puedo quedarme un rato aquí?
-no conoces a alguien más?
-no que viva tan cerca de mi casa… por favor- Ayako alargó la última palabra y colocó una cara que trataba de causar una parte de ternura y otra de lastima, Rukawa suspiró y la dejó entrar, no porque el plan de la chica funcionara, sino más bien porque no quería soportar que el resto del tiempo en la escuela la chica lo acusara infantilmente de ser tan mal “amigo”
-y entonces… como va todo con Sendoh?- preguntó tranquilamente la joven mientras se sentaba a un lado de su forzado anfitrión quien casi escupe el trago de té de la taza que Ayako le acababa de entregar
-¿de qué hablas?
-de su entrenamiento, desde luego- contestó sin que pasara desapercibido para ella el que Rukawa pareció relajarse- el otro día fui con Sakuragi a visitar a Haruko a su empleo temporal, ya sabes, porque le gusta y espera que salga con él- aclaro con la intención de ver si Rukawa tenía alguna reacción ante lo anterior- bueno, el caso es que pasamos por la cancha cercana aquí y los vimos practicando, parece que se han hecho buenos amigos
-ah…si, a veces practicamos- contesto sintiéndose estúpido por alarmarse anteriormente, él y Akira únicamente eran amigos, eso no tenía nada de malo
-Hanamichi se sorprendió bastante! Dijo algo como “es imposible que prefiera estar con ese pelos pinchos y no con… nosotros”- dijo risueña mientras hacia su mejor imitación del autonombrado Tensei, sin embargo paro de reír al mirar el desinterés de Rukawa ante el verdadero mensaje que sus palabras daban, suspiro al entenderlo “si que son complicados los chicos del equipo” pensó debatiéndose entre si debía involucrase mas o no
-y desde cuando entrenan?- Preguntó sabiendo que la respuesta a esa pregunta le diría todo lo que quería saber-
-eh? pues un par de meses antes de terminar el curso
-ohh… así que no hay chica, solo Sendoh-comentó con una pequeña sonrisa- “a más de una persona no le agradara esto”, Rukawa la miró confuso- desde ese tiempo, que justamente es a partir de aquel día que extrañamente Sendoh se presento a nuestro partido, se te nota extrañamente feliz, incluso el profesor Anzai lo noto! Dijo que te veías más inspirado- finalizó con una dulce sonrisa
-será porque me gusta- contestó casi por instinto y al mismo tiempo se puso rojo deseando haberse mordido la lengua, Ayako sonrió complacida –es tan complicado… tal vez debería conseguirme una novia y ya- continuo convencido después de suspirar pesadamente sabiendo que ya no le serviría de nada negarlo.
-nos veremos después!- se despidió animadamente Ayako cuando en la calle se separaron, ella para ir a su casa y Rukawa para ir a su entrenamiento con Sendoh- y suerte con la búsqueda! Tienes que contármelo todo cuando nos veamos.- Rukawa se limito amover la mano a modo de despedida, al menos pudo hablar con alguien de lo que le afligía tanto.
Sendoh botaba el balón casi por reflejo, la verdad es que se encontraba nervioso, tenía que hablar con Rukawa de manera urgente, sin embargo no sabía que decirle porque la realidad es que aun no tomaba una decisión sobre aquella carta, tomó el balón entre sus manos, cerró los ojos y respiró de forma profunda, arrojo el balón a la canasta
-llegaste temprano- la voz de Kaede hizo que abriera los ojos justo para mirar la anotación que había conseguido
-me pediste que llegara a tiempo- contestó con su mejor sonrisa mientras se giraba para verlo, entones pasó, Akira lo miró detenidamente, Rukawa lucia increíble y sospechaba que influía mucho en eso la sonrisa que le dedicaba, esa sonrisa que había aprendido que solamente mostraba cuando estaba con él, entonces sus dudas se despejaron, no tenía nada de qué hablar con Rukawa, porque lo que había pensado decirle, ahora le resultaba una tontería, ahora lo veía claro.
-entonces Ayako pensó que mi casa sería un buen lugar para esperar a que llegaran sus padres- dijo sin mucho interés Rukawa después de relatar su día cuando Sendoh se lo pidió como solía hacerlo después de su partido, para saber más de la vida de Rukawa
-quien es Ayako?- preguntó disimulando su interés Akira
-la asistente del entrenador- Sendoh hizo un gesto de entender de quien hablaba pero Rukawa ya no dijo nada más al no creerlo relevante. Akira miró el poco interés con que hablaba de la chica, tan poco como cuando hablaba de cualquier otra persona… cualquier otra persona que no fuera él… no tenia caso tener celos – y qué tal tu día?- la voz de Rukawa lo trajo de regreso
-mis padres llegaron ayer de su viaje
-debes estar contento por eso
-supongo, es decir únicamente se quedaran dos días, después se iran de nuevo a Tokyo
-qué? En dos días? Entonces no digas más, ve a casa con ellos, nos veremos luego- Sendoh lo miro extrañado
-como dices?
-casi nunca estas con tus papás, debes aprovechar cuando se encuentran aquí- Akira pensó que era tierno de parte de Kaede
-vamos, ve a tu casa, nos veremos en dos días- le dijo mientras se ponía de pie de la cancha y le extendía la mano para ayudarlo a ponerse de pie, cuando sus manos se tocaron, Sendoh sintió una corriente de electricidad, al pararse su rostro quedo junto al de Rukawa
-no hace falta, te veré maña, a nuestra hora- Kaede sintió calor en su rostro y rogaba que no se encontrara lo suficientemente rojo como para que Sendoh lo notara- vamos, te llevare a casa- Rukawa recordó parte de la conversación que había tenido con Ayako y negó con la cabeza
-no es necesario, ve a casa, puedo llegar yo solo de acuerdo- Sendoh pareció meditarlo un momento
-esta bien, pero te veré mañana- Rukawa finalmente acepto.
Sendoh caminaba rumbo a la estación del tren, sin embargo algo dentro de él hizo que se detuviera, quería estar con Rukawa aunque fuera un poco más y así termino regresando sobre sus pasos. Akira nunca supo si el destino era algo real o solo una cadena de cosas que pasan de forma casual y que como todo terminaba en una consecuencia, muchas veces trágica, justo como en ese momento en el que casualmente Sendoh miró a la librería rumbo a casa de Rukawa y lo vio por el gran vitral mirando los libros de un estante, sonrió y camino a la puerta, se lo diría, le diría que no había podido irse a casa porque ya no soportaba estar sin el, dio un paso más, y aumentaron esas ganas enormes de decirle que no sabía que era pero que le pensaba cada día, esas ganas enormes de gritar que... que quería … una chica (¿?) una chica había llegado emocionada hasta Rukawa sonriendo sonrojada mientras le enseñaba un libro. Sendoh miro detenidamente, esa no era Ayako de quien podría decir “claro, ya me hablo ella”, sin embargo si la reconocía, era esa chica que cada partido miraba a su Kaede con cara enamorada, pero no tenia porque estar preocupado, él siempre la ignoraba…sin embargo cuando Rukawa miro el libro que le daba la chica sonrió, no era que le importara que Kaede le sonriera a alguien más, era que estaba sonriendo de la misma forma en que lo hacía con él y un extraño sentimiento le inundo, como cuando te dejas de sentir especial, sobre todo cuando noto como la chica al ver la aceptación del libro, en un impulso lo abrazaba. Si Akira no hubiera salido corriendo en ese momento habría visto como Rukawa la alejaba inmediatamente.
Entró corriendo a su casa, había aguantado todo el camino las ganas de gritar, sus padres lo miraron confundidos cuando después de subir corriendo por las escaleras bajo con un sobre arrugado y les dijo que tenían que hablar de algo importante.
Después de hablar con sus padres subió las escaleras y trato de no azotar con brusquedad la puerta para que su madre no fuera a preguntar qué pasaba, se tiro sobre la cama y al mirar la almohada que siempre usaba Rukawa cuando se quedaba nuevamente sintió un enfado inexplicable, golpeo con fuerza en el colchón ¿Qué diablos le pasa que no lo entendía? ¿Qué era ese sentimiento?... ¿eran celos?...
Rukawa esperó en la cancha el día siguiente, pero Akira no apareció.