Capitulo 9. De la mano
Rukawa miró –casi sin creerlo, aun- como el taxi que se llevaba a Sendoh se alejaba cada vez más hasta que dejó de verse. Suspiró con fuerza y apretó los puños, como si con eso lograra que las lagrimas que querían salir de sus ojos retrocedieran. Camino de forma apurada a la estación y subió al tren y durante todo el camino solo mantuvo una idea en mente “no llores hasta llegar a casa”, cuando bajo del tren corrió lo más rápido que pudo sin importarle chocar contra alguien o casi morir atropellado al cruzar la avenida principal. Cuando estaba por pasar frente a la cancha, casi como si no deseara que su imaginación le jugara una broma y le mostrara la silueta de Sendoh, volteo la cara al lado contrario, por lo que no se dio cuenta de que por el sonido de su apresurada carrera, había llamado la atención de Hanamichi que entrenaba en aquel lugar, jurando que ese día estaría libre por la partida de Sendoh.
-zorro?...- el pelirrojo se sorprendió; a pesar de lo mucho que le había costado, al final le había hablado para contarle que el chico de cabello de puntas- que por una no tan extraña razón le desagradaba- se iba a Tokyo, aunque después se sintió idiota, pero es que ya había visto, en secreto, claro, esa forma tan diferente en que Rukawa miraba al otro… tan soñadora. Por un momento el pelirrojo quiso salir corriendo tras él, sin embargo un extraño sentimiento se lo impidió… eran nervios? O eso era miedo? Se quedo mirando el balón que sostenía en las manos un largo tiempo, tanto que incluso un par de chicos comenzaron a jugar en la cancha sin importarles que Hanamichi siguiera ahí parado, y solo reacciono hasta que una pequeña vibración lo distrajo, él y su mala costumbre de llevar el teléfono en su bolsillo (que muchas veces le costaba varios golpes), miró la pantalla pero no pareció entender realmente el mensaje
“he salido del trabajo, te espero.
Haruko”
Hanamichi tuvo que leer nuevamente el mensaje para comprender la idea y después de conseguirlo guardo nuevamente su celular y fue por la maleta en la que guardaba sus cosas, tal vez si no se hubiera demorado tanto en recoger esas cosas, hubiera notado como Sendoh pasaba corriendo, mirando nostálgico la cancha.
Rukawa se dejó caer pesadamente en su cómoda cama, a pesar de lo que creía que pasaría, no lloró, por el contrario, sintió dentro de él un enorme coraje crecer, que lo llevo a golpear con fuerza el colchón, ¿qué diablos le pasaba a Sendoh, era idiota o que?, suspiró, quería seguir maldiciéndolo, pero se mentiría, la verdad era que más que enojado estaba deprimido. Kaede se quedó tirado en su cama sin hacer ningún movimiento real por un largo tiempo y no se paro ni cuando creyó que la habitación estaba muy oscura y debería prender la luz, prefirió cerrar los ojos para no distraerse de sus autocompasivos pensamientos.
-Hanamichi! Gracias por venir por mi!- habló sonriente la hermana menor del ex capitán del pelirrojo, pero en seguida su sonrisa se borró
-lo siento Haruko, pero justo ahora tengo algo que hacer, los siento- habló apresurado y siguió su camino.
Hanamichi había pasado mucho tiempo buscando a la chica indicada para él, sin embargo siempre lo rechazaban, por eso era completamente irónico, que justo ahora, que parecía ser correspondido, él se preocupara más por su compañero de equipo (quien supuestamente le fastidiaba) y por la extraña relación, que por un motivo aun más extraño había descubierto, que mantenía con el chico de Ryonan. Cuando estaba por llegar a casa de Rukawa se detuvo en seco, parado frente a la puerta se encontraba Sendoh, retrocedió un poco a la par de un auto y lo miró sin comprender, no debería estar rumbo a Tokio?
La puerta se la había pasado sonando y Kaede lejos de tener intenciones de abrir únicamente cerro con más fuerza los ojos, seguro era Ayako deseosa de que le contara si se le había declarado a Akira, ya que por alguna razón parecía que todo el mundo había decidido enterarse de cuanto le gustaba
-Kaedeeeee!-
El fuerte grito hizo que el dueño de la casa abriera de golpe los ojos, Rukawa se paró casi saltando de la cama y de la forma más discreta que pudo se asomó por la ventana, frente a la puerta se encontraba Sendoh.
Si sus compañeros de equipo hubieran visto a Kaede en ese momento, hubieran jurado que no se trataba de él y que más bien un extraterrestre estaba tomando su lugar, ya que justo en ese momento el chico que parecía indiferente a todo fuera de la cancha ahora parecía estar pasando por un millón de emociones al mismo tiempo. Cerró los ojos y se concentró… si lo meditaba sabía perfectamente lo que tenía que hacer.
Sendoh se sentó en los pequeños escalones que salían de la puerta de Kaede, al ser tan alto le resultaba incomodo, sin embargo no le importo, no se movería de ese lugar hasta que hablara con Rukawa, y por una extraña razón creía que tendría mucho tiempo para preparar un buen y lógico discurso antes de que lograra mirarlo, por eso cuando escucho que la puerta se abría casi le da un paro cardiaco.
Abrió la puerta y la espalda de Akira nunca le había parecido tan lejana
-Sendoh…-habló y se sorprendió el mismo al encontrarse con un tono de voz tan triste a pesar de haber deseado sonar indiferente.
Akira se puso de pie y juntando gran valor volteo a mirarle, Rukawa le miraba con una expresión que no lograba descifrar, pero que le dolía
-Kaede…yo…
-Tu deberías estar en Tokio- contestó logrando sonar firme esta vez y un pequeño miedo invadió a Sendoh
-tal vez pero…-Rukawa contrajo su mirada de forma refleja Y Sendoh supo que seguramente lo estaba maldiciendo y se lo merecía, pero no podía intimidarse ahora, ahora que lo tenía claro- No- contestó ahora él también de forma decidida acortando la distancia que los separaba lo cual hizo que el dueño de la casa diera un paso hacia atrás casi por instinto- Mi lugar no está en Tokio, mi jugar esta aquí, junto a ti
El corazón de Rukawa comenzó a latir de forma fuerte, cerró los ojos y bajo la cara, quería poner una barrera, no quería que Sendoh notara que con simples palabras lo desarmaba.
-No, yo no quiero, ya no, me rechazaste- Sendoh no tenía más tiempo para sentirse mal
-Estaba confundido
-Tal vez ahora es cuando estas confundido, antes me dejaste frente a tu casa
-Ahora estoy aquí!...vamos Kaede, que no has visto las películas, el amor verdadero siempre regresa!- trato de bromear y Rukawa solamente se molestó
-Esto es la vida real! Yo no quiero alguien que se aleje cada vez que no se sienta seguro!!!- gritó casi perdiendo el control, pero la fría mano de Sendoh tocando su mejilla y sus bellos ojos fijos en los suyos lo dejaron sin más habla
-Es verdad, esta es la vida real- su voz sonaba serena y amable, pero sobre todo decidida, algo que Rukawa creía que nunca antes había visto- Yo soy real, no soy perfecto y cometo errores a cada rato, pero el estar aquí no es uno de ellos… Kaede yo te amo- confesó feliz- y no te amo de hace 30 minutos te amo desde que me permitiste ver todo lo que eres y complementaste todo lo que soy…
-Akira…- Sendoh sonrió al escuchar su nombre en la voz de Rukawa y sin más lo abrazó dejando al otro sin saber qué hacer
-puedo tener mil dudas pero tú eres mi fortaleza, déjame librarte de tus miedo como tú me libras de los míos, déjame ser tu fuerza- Rukawa no esperó más y lo abrazó, sintiendo como el otro lo apretaba más hacia él sintiéndose correspondido
-Te amo Akira- el abrazo terminó y tras el encuentro de las azules miradas el tan ansiado beso que parecían haber estado esperando al fin llegó, dulce y tierno, justo como ambos lo habían estado soñando en secreto.
-me odias Kaede?- preguntó Sendoh mirándolo a los ojos
-qué tontería, si te acabo de decir que te amo
-es que me ha encantado escucharlo- sonrió y Rukawa le miró con fingida indignación
-Te amo- le dijo ahora sonriendo enamorado, pero en seguida cambio su expresión- pero… y ahora que debería pasar, que hay con el vuelo y la beca… justo ahora yo… realmente te he obligado a hacer algo muy malo!- dijo realmente preocupado, pero el otro solo le sonrió y lo beso nuevamente
-venga Kaede, no arruines el momento romántico, yo puedo ir a cualquier Universidad aquí, que no confías en mi?- le dijo al tiempo que le guiñaba el ojo izquierdo-… pero ahora… me acompañas a buscar mi maleta? La deje afuera de mi casa- comentó con gracia
-Buscar una maleta es tu idea de un momento romántico?
-oh! Pero será romántico, cuando la recuperemos te modelare la ropa que está ahí guardada
-eso tampoco es romántico!- Sendoh sonrió y se acercó hasta su oído
-Es que yo estoy hablando de la ropa interior- le dijo con suavidad para después divertirse por la violenta forma en que el rostro de Rukawa se coloreaba de un intenso color rojo.
-tu no tienes remedio!- contestó cerrando la puerta de su casa y comenzando a caminar rumbo a la estación, Sendoh sonrió feliz y fue tras el abrazándolo por la espalda para colocar un pequeño beso en la mejilla de Rukawa, para después comenzar a caminar a su lado, sintiéndose feliz al notar como Kaede lo tomaba de la mano.