Maldición, Andre le ponía tan y tan caliente.
“Has estado actuando bien con tu abuelo...” desabrochando con sus dedos el cinturón del rubio sonrió, este le observó con esos dos pozos de claridad azul, hipnotizándole.
“No he actuado...le tengo mucho aprecio...pero eso de que tu pasaras por detrás de mi y acariciarme sutilmente el trasero me ha puesto muy nervioso...” pasando su lengua por el cuello y clavando sus dientes hizo que Alexander tirara la cabeza hacia atrás disfrutando de esa lengua traviesa.
“Lo tienes demasiado apetecible...” acarició con fuerza esos cabellos dorados mientras sentía el duro miembro de Andre presionarse en su abdomen. “...¿no preguntará por ti tu querido abuelo?”
“Esperemos que no...quiero disfrutar un poco más de ti...” bajando por su abdomen desabrochó los pantalones, bajándolos de un tirón.
“Hoy estás muy desvergonzado...¿qué ha ocurrido con el Andre tímido?”
“¿Acaso quieres estropear el momento y ponerme nervioso?” ligeramente molesto dejó un brazo a cada lado del cuerpo del pelinegro, mirándole molesto.
Cuando decidía sacar toda la pasión guardada le decía eso.
“No...pero te adoro de todas la maneras...” empujando por el pecho al rubio se subió encima de él, besando sus labios. “...el adorable y tímido...y el pasional y lujurioso que me ataca por las noches...”
“Mmm...” no le protestó, le tenía completamente acorralado en esa ola de placer.
“Estoy deseando tener esto...” acariciando el miembro duro de Andre, le miró a los ojos. “...dentro de mi...”
“...”
Aún no lo habían echo.
Andre esperaba el momento oportuno y parecía ser ese.
“Alexander...” besó sus labios con pasión.
“¿Andre estás aquí dentro?” una voz severa les interrumpió.
Ambos dejaron de besarse para mirarse con pánico en los ojos.
“Es el abuelo...” rodando por la cama e intentando cerrar sus pantalones con dificultad miró a Alexander que hacia lo mismo colocándose la camisa. “¿Y ahora por dónde saldrás?”
“No saldré...abre la puerta y di que estabas hablando conmigo...” poniendo bien las sábanas y maldiciendo a Erziel por interrumpir un momento tan sumamente excitante se acercó al rubio que intentaba subir la cremallera de sus pantalones. “¿Ves como tienes algo muy bueno aquí?”
“¡Ahora bromas no Alexander!” rojo a más no poder se volteó mirando al de ojos grises que atrapó sus labios en un beso apasionado, dirigiéndole hasta la puerta, acariciando con sus manos el miembro erguido. “...Alexander...”
“Ve al baño...le diré que te estabas duchando...e intenta bajar esto que me esta provocando...”
Sin discutirle Andre fue corriendo al baño sonrojadísimo.
“¿Andre?”
Suspirando fuertemente e intentando que no se notara su excitación abrió la puerta, suerte que había decidido ponerse unos pantalones más holgados o le sería difícil disimular la erección que tenía después de las caricias de Andre.
“Hola Erziel...” sonriendo hizo pasar al patriarca que con una ceja enarcada le observó.
“¿Y mi nieto?” escueto el hombre de cabello negro largo le observó.
Erziel era un vampiro verdaderamente imponente; cabellos negros y largos atados en una perfecta coleta, ojos estrechos color vino, ancho de espaldas y pálido como la nieve, rostro severo y voz ronca.
Se conocían des de tiempo atrás, pero su relación nunca fue muy buena.
“Duchándose...estábamos hablando sobre tu visita y como hay una reunión importante dentro de poco, ha ido a arreglarse...”
“Vaya...” sentándose en la butaca observó a Alexander que se atusaba la cabellera negra. “...te llevas bien con Andre ¿no?”
“Uhm...si...bastante bien, es un chico simpático.” Encendiéndose un cigarro, intentó apaciguar sus nervios, Erziel le ponía algo nervioso, y más después de interrumpir ese momento con el rubio.
“Espero que no seáis muy amigos...no me gustaría que se le enganchara esa personalidad tuya...”
“Tan directo como siempre Erziel...” riéndose suavemente miró a Erziel. “...tu nieto es bastante mayor para saber con quien va...”
“Mi nieto como tu dices...es lo más puro que te puedes encontrar...no he visto persona más noble en todas estas décadas...”
“Entonces a ti no se parecerá...” viendo la mirada de advertencia de Erziel acalló sus comentarios. “...oh, vamos...¿ahora me dirás que me aleje de él?”
“Quizá...allá donde vas llevas desgracia...no quiero que a Andre le suceda nada malo...”
“Solo soy su amigo...no creo que le pase nada...” cruzándose de brazos miró a los ojos al patriarca.
“¿Seguro? Porque con las inclinaciones que tienes...”
“¡Abuelo!” Andre salió del cuarto de baño con un albornoz, escuchó toda la conversación y optó por salir. “No quiero que trates así a Alexander...”
“¿Tu también defendiéndole? ¿Acaso no sabes nada sobre él? ¿Acaso no te das cuenta que es simiente de desgracias?”
“¡No digas eso!” Enojado miró a su abuelo que sorprendido por la osadía de su nieto enmudeció. “...es...es un buen amigo...y me gustaría poder decidir con quién me relaciono...ya no soy un niño...”
“Bien...os dejo solos...” Alexander miró los ojos preocupados de Andre. “...nos vemos luego Andre...”
“A-alexander...”
Se cerró la puerta y abuelo y nieto se quedaron uno enfrente del otro.
“Deberías disculparte por el tono que me has puesto Andre...”
“No deberías haber hablado así de él...” agachando la cabeza se sentó en la cama, escuchando un suspiro por parte de Erziel que se levantó y acarició esos cabellos rubios. “...me alegra que estés aquí...de verdad...pero me gustaría que entendieras que me cae bien Alexander...estoy a gusto con él...”
“¿No estaréis...?”
“No...somos solo amigos.”
Mintió.
Pero era la única manera de que todo funcionara.
Y tanto él como Alexander lo sabían.
“Eso espero...”
“Por favor abuelo...estoy comprometido con Christine, y te aseguro que no me arrepiento de eso.”
Vuelven las mentiras.
“Así me gusta...” sonrió más calmado. “...de acuerdo, intentaré ver con buenos ojos vuestra amistad...pero supongo que ya verás que todo esto no te traerá nada bueno...”
“...” no dijo nada, no quería discutir.
Solo estaba deseando salir a por Alexander y poder abrazarle.
“Estoy harto...esto de que Khaled no este en la mansión...” Naze chasqueando la lengua entró en la habitación del de cabellos plateados que se rió divertido. “...no te rías...no sé como podía llevar a cabo el trabajo del cuartel y luego cuidar de Erwin...”
“…l es el más capacitado y lo sabes...” llenándose un copa con un poco de sangre miró al pelinegro que desabrochándose los cinturones de la chaqueta suspiró cansado, dejando las armas encima de la mesa. “¿Cuántas armas llevas encima?”
“Un montón...bombas, cuchillas, pistolas con cargamento de plata para los licántropos...bastantes cosas...”
“¿Des de el ataque has estado nervioso?”
“¿Eres un especie de psicólogo?” bromeó viendo que el de ojos azules los rodaba un tanto molesto. “...no he estado nervioso...pero antes quizá me pensaba que yo solo podía acabar con todos...y ahora veo que es difícil.”
“Aunque seas un soldado excelente...que no dudo de tus capacidades...” cogiendo por la cintura al más bajo lo miró con cariño. “...ya sabes que los licántropos últimamente han evolucionado mucho...”
“¿Algún problema con mis 1’68 cm?” bromeando miró al más alto que negó con la cabeza.
“Para nada...a mi me encantas así...” besó ligeramente sus labios. “...quiero que me prometas algo bebé...”
“Si dejas de llamarme así quizá lo cumplo...” empujando a la cama al peliplateado se subió encima de ese cuerpo bien formado, perdiéndose en esos ojos azules, clavando los suyos rojos en su rostro.
“Bobadas...seguiré llamándote así...” acarició los cabellos negros revolviéndolos un poco. “...ahora en serio Naze...quiero que si un día los licántropos aparecieran por aquí...huyeras.”
“Sabes que no lo haré...” desabrochando la camisa blanca del más alto se quedó mirándole a los ojos, escuchando como este suspiraba. “...Adam...mi orgullo y mis principios no me permitirían salir huyendo en un momento como ese...y más si tu estás aquí...”
“Yo te quité tu vida de humano...creo que te debo bastante.”
Mordaz Adam le observó.
“No saquemos temas del pasado Adam...recuerda que yo elegí...elegí seguirte en esto, ya no me quedaba nada...y seguir como estaba era una perdida de tiempo...” Adam iba a protestar pero el pelinegro le selló los labios con un beso apasionado, desabrochando con sus dedos el pantalón que tan perfectamente le delineaba la figura.
“Naze...” agarrando por la cintura al menor lo tumbó en la cama posicionándose ahora él encima, acariciando lo fuertes abdominales que notaba por encima de la camiseta del menor, excitándose con los besos de Naze.
Siempre era tan apasionado.
“Adam...” acariciando el torso ya desnudo se perdió en esa boca, mordiendo sus labios, acariciando con su lengua la comisura de sus labios. “...quiero que dejes de sentirte culpable por lo sucedido hace años...” agarrando con sus dos manos el rostro del peliplateado miró sus ojos azules que se estremecieron.
“No puedo...Naze...me importas demasiado como para olvidarlo...” desabrochando los pantalones del pelinegro volvió a besar sus labios.
“No pienses en nada Adam...solo piensa en mi.”
Se abrazaron y Adam escondió su rostro en el pecho del más bajo que suspirando acarició la cabellera larga y sedosa.
“¡Mira Khaled!” corriendo por el jardín el albino se agachó en un rincón viendo las luciérnagas de cerca. “¡Me recuerda a cuando Christine me las llevaba de escondidas a la habitación cuando éramos pequeños!”
“Eres como un niño...” dándole una calada al cigarro miró a Erwin que puso morros.
“Me da igual...hacia tiempo que no podía salir por la noche a dar un paseo por aquí...”
“...”
Ese era Erwin.
Un chico feliz, alegre, con una sonrisa encantadora en los labios.
A veces con pataletas y poniendo morros a todas horas, pero tan entrañable.
Un ser bello des de siempre, cabellos casi platinos, ojos como el oro y piel blanca que pedía ser manchada y mordida.
Recorriéndole siempre un escalofrío cuando veía esa forma apasionada de moverse en la cama.
“Recuérdame de no volver jamás a la otra mansión...estoy demasiado a gusto aquí...”
Sacándole de sus ensoñaciones Khaled se acercó al menor que seguía ensimismado con esas pequeñas luciérnagas que brillaban con fuerza en medio de tanta oscuridad.
“Llamé a Adam...”
“...”
“Me dijo que Louis se irá dentro de poco...creo que al ver que no estabas ha decidido irse...” acariciándole las hebras brillantes se quedó mirando el perfil tan sumamente bello de Erwin. “¿Erwin?”
“Ojalá pudiera matar a ese desgraciado...” apretando sus manos miró los ojos calmados del pelinegro. “...pero cuando lo veo no hago más que temblar y me cuesta tanto respirar...solo pienso en lo que me ocurrirá...”
“Es normal Erwin...no pienses más en ello...mientras estés conmigo no te ocurrirá nada...” tirando el cigarro en el suelo chasqueó la lengua.
“Oh...eso ha sonado a príncipe en busca de princesa en apuros...” divertido se agarró al brazo de Khaled que comenzó a caminar molesto. “¡No te enojes!” subiéndose por su espalda con facilidad y haciendo que el mayor le cargara puso morros.
“No te quedaría mal un vestido de princesa...des de luego las facciones las tienes...”
“Te excitaría demasiado verme de ese modo...” bromeando besó la mejilla del soldado.
“Erwin...aquí no que pueden vernos...” dejándole en el suelo abrió las puertas de la mansión, encontrándose con Samus. “...¿espiando?”
“Um...no...me gustaría preguntarle algo a Erwin...” mirando al albino que extrañado se señaló a si mismo preocupado el padre de Andre asintió, haciendo que ambos vampiros le siguieran hasta el despacho. “...no es nada grave...solo es algo que me esta dando vueltas en la cabeza...”
“Dime...” tímido Erwin se sentó en una butaca delante de Samus, viendo que Khaled se quedaba apoyado en la puerta.
“Ayer llamó mi padre...ya sabes, el patriarca...”
“¿Erziel?” con curiosidad Khaled miró al vampiro que asintió.
“¿Y que quería?” sin ver que relación tenía que ver eso con él y intrigado preguntó inquieto.
“Pues...tengo entendido que eres un buen amigo de mi hijo...Andre.”
“Si...es un chico muy simpático...y que conste que no te lo digo por hacerte la pelota.” Sonriendo hizo que Samus riera suavemente.
“Quiero que me digas sinceramente si hay algún tipo de relación entre él y Alexander, tu primo.”
Todos se quedaron callados.
Erwin suspiró.
“¿Por qué estáis todos obsesionados con que esos dos están juntos? Antes del incidente con Louis y de que fuera trasladado temporalmente en tu mansión, Andre me vino a visitar ilusionado con los preparativos de la boda...me contó que eran buenos amigos él y Alexander pero que no tenían nada, ni a Alexander le interesaba ni a tu hijo...”
“¿De verdad?” mirando a Erwin que asintió tranquilamente suspiró. “...bien, llamaré a Erziel y se lo diré...andaba como loco por saber si era verdad, aunque mi hijo le aseguró que no había nada se había quedado con la duda.”
“Igualmente Samus...si me permites la indiscreción...si Andre estuviera con Alexander no pasaría nada...es un buen chico, aunque todos lo traten como a una cucaracha es un vampiro que vale mucho más que todos esos hipócritas que están en la mansión...”
“Alexander es peligroso...”
“¿En serio? Pues fíjate en quién me ataca y es considerado uno de los vampiros más respetables...y quién me cuidó hasta hace poco...antes de que tuviera a Khaled a mi lado.” Levantándose algo molesto abrió la puerta viendo la mirada sorprendida de Khaled. “...pero puedes estar tranquilo...tu hijo esta con Christine...y no le interesa Alexander, así que por lo menos déjale ser su amigo.”
Cerrando la puerta con fuerza se quedaron Samus y Khaled.
“¿Ha dicho la verdad?”
“Si él lo dice...será verdad, yo no comparto ningún tipo de contacto con tu hijo.” Encogiéndose de hombros abrió la puerta dispuesto a seguir al albino.
“Tiene carácter...”
“¿Erwin?” enarcando una ceja miró a Samus que asintió divertido. “...puede...”
Cerrando la puerta comenzó a caminar, viendo la silueta de Erwin que se adentraba en la habitación, siguió sus pasos y entró en ella encontrándose con el pequeño vampiro que quitándose la ropa murmuraba cosas.
“Pobre Andre...¡Le tienen amargado entre abuelo y padre!” tirando la almohada al suelo se subió en la cama de pie mirando a Khaled que se quitaba su chaqueta con tranquilidad,
“Y tu eres un buen actor...”
Ambos se miraron a los ojos.
“¿Se notó que mentí?” preocupado observó a Khaled que se acercó haciendo que el menor bajara de la cama.
“No...la verdad es que fue creíble...” acariciando sus cabellos se perdió en esa mirada color oro.
“¡Bien! Mejor...” colgándose del cuello del mayor alcanzó sus labios. “...odio que digan esas cosas de Alexander...sé que le gusta mucho el sexo...y que a veces se acuesta con cualquiera...pero su vida ha sido muy complicada...”
“Y la tuya...y la mía...todos hemos tenido vida complicada Erwin...pero él quiso reaccionar así y la fama que tiene no se la podrá quitar de encima...”
“Me encanta como hablas...tu voz parece salir de lo más profundo...” sonriendo tiernamente besó por segunda vez esos labios delgados, esta vez quedando sus bocas más tiempo besándose, sintiendo la pasión recorrer sus cuerpos. “...te adoro...”
Y él también le adoraba.
Porque en su miserable vida, era la pincelada de luz en esa oscuridad.