Los día siguieron pasando, Luffy parecía realmente feliz todos los días, se divertía mucho jugando con todos, pasaba mucho tiempo con Nami, Usopp y los demás. Era el más popular de la escuela, y era una verdadera suerte que los profesores no lo hubieran echado todavía. Cada día mis sentimientos por él aumentaban, mi corazón latía cada vez más fuerte y descontrolado cuando lo tenía cerca, sabía que en cualquier momento, en cuanto tuviera una oportunidad, me lanzaría sobre él y lo estropearía todo. Y por desgracia mis oportunidades para hacerlo eran demasiadas. Me duchaba con él cada día, le encantaba que le lavara la cabeza y la espalda, y no le lavaba el resto del cuerpo porque yo me negaba. También dormíamos juntos, cada noche Luffy se abrazaba a mí como si yo fuera su almohada. Mis oportunidades eran demasiadas, por ello intentaba que pasase más tiempo con los demás, para disminuir mi tentación, pero eso también suponía un inconveniente: mis celos aumentaban día a día, cada vez la gente que se le acercaba me caía peor, tenía ganas de molerles a palos. Pero sabía que lo mejor era que se alejara poco a poco de mí.
Una noche me di cuenta de que había llegado a mi límite. Le tenía durmiendo entre los brazos, sentía su aliento en mi cuello, estaba muy excitado. Tenía un brazo rodeando su cintura, sin darme cuenta comencé a deslizarlo bajo su camiseta, acariciando suavemente su piel. Mi respiración se volvía más pesada, sentía cada vez más calor en mi entrepierna, mi mente comenzaba a nublarse. Rocé con mis labios su frente y su mejilla y cuando fui a llegar a sus labios Luffy comenzó a despertarse. Me aparté rápidamente de él y fui directo al baño. En mi entrepierna había una gran erección y me costó dios y ayuda bajarla.
— ¡Zorro! ¡Ya he vuelto!—dijo Luffy cuando regresó a la tarde siguiente a la habitación.
—Bienvenido—contesté sin saber cual iba a ser su reacción con lo que le esperaba.
— ¿Ha? ¿Qué… es eso?—preguntó al ver la nueva cama que había junto a la mía.
—Bueno… verás… como has crecido mucho he pensado que ahora es mejor que durmamos en camas separadas. He pedido que me traigan esta cama supletoria. Puedes dormir en la que quieras, no me importa—le expliqué.
—P-pero… yo quiero dormir con Zorro, me gusta abrazarme a Zorro por la noche.
Ese inocente niño no tenía ni idea de lo que estaba diciendo.
—Es mejor así. De todas formas seguiremos durmiendo en el mismo cuarto.
—Pero…
—Tengo que ir a pedirle una cosa a Franky, vete duchándote tú primero—salí rápidamente de la habitación, probablemente tampoco le gustaría lo de ducharse solo pero no esperé a ver su reacción.
Llegué a la habitación de Franky, el único con el que podía hablar con calma y al que le había contado mis sentimientos por Luffy. Me senté en su cama soltando un fuerte suspiro.
— ¿Qué ha sucedido ahora?—preguntó sin dejar de atender su tarea en la mesa.
—He pedido una cama supletoria para Luffy y no se lo ha tomado nada bien. También le he dicho que se duche él solo.
—Ya veo, intentas alejarte de él ¿cierto?—siempre tan perspicaz.
—Tengo que poner distancia entre nosotros o sino acabaré cometiendo un irremediable error.
— ¿Y no puedes simplemente decirle que le amas?—aquella pregunta me la había hecho cientos de veces pero siempre llegaba a la misma conclusión.
—Luffy es como un niño pequeño, no entendería algo así. Y si se lo tomara a mal yo no sé que podría hacer.
—Entonces prefieres que esté lejos de ti a que no te corresponda.
—No es solo que no me corresponda, es que podría odiarme, y eso si que no lo soportaría.
—Ya veo, pues esperemos que esto te salga bien.
Por la noche, Luffy se echó a dormir en la cama supletoria. Yo era incapaz de dormir, me había acostumbrado a abrazarme a Luffy como si fuera un peluche y ahora sentía mis brazos demasiado vacíos. Al final eso estaba siendo peor. Escuché como Luffy se removía en la cama, al parecer él tampoco podía dormir. Cuando se incorporó en la cama me hice el dormido, no sé muy bien porqué. Se pasó a mi cama y se quedó un momento mirándome. Se acurrucó contra mí como hacía todas las noches, pero pude escuchar unos leves sollozos.
—Luffy ¿Qué te pasa?—le pregunté abrazándole.
—Ah! Zo-Zorro… lo siento, no quería…—intentó apartarse pero lo abracé más fuerte.
—Luffy, tranquilo, ¿Por qué estás así?—sabía que eso era culpa mía, intentando arreglar las cosas solo lo estaba empeorando todo.
—Yo… no se porque Zorro no quiere estar junto a mí. Quieres que duerma en otra cama y no quieres ducharte conmigo. No sé que es pero me pone muy triste. Yo solo quiero estar con Zorro y quiero que Zorro sea feliz, si yo te molesto solo dímelo y me marcharé—ya no podía contener sus lágrimas, que comenzaron a caer silenciosas.
Aquella era la gota que colmó el baso, intentando contenerme solo había conseguido hacerle daño, tenía que aclararlo todo.
—Luffy… estoy enamorado de ti—le dije al fin.
— ¿Enamorado? ¿Como Sanji de Nami?—me preguntó confundido.
—No, por favor no me compares con él. Esto es diferente. Desde el principio yo he empezado a sentir muchas cosas por ti hasta el punto de apenas poder contenerme. He pedido otra cama para no seguir durmiendo contigo porque en cualquier momento puedo perder el control y lo mismo con la ducha. Cada vez me es mucho más difícil controlarme y no quiero que sufras.
—Pero ¿de qué tienes que controlarte? No lo entiendo—ya me esperaba eso.
Acaricié su rostro y la di un pequeño beso en los labios, apenas rozándolos… pero no era suficiente, intensifiqué más el beso, lamiendo sus labios, invadiendo su boca. Sabía que eso pasaría, que cuando empezara no podría parar. Al fin pude apartarme de él con gran esfuerzo. Observé su rostro, sus ojos entrecerrados, su boca abierta y jadeante y sus mejillas algo sonrojadas… como podía ser tan lindo.
—Esto… esto es lo que quería evitar—le dije desviando la mirada.
—Eso era… un beso ¿verdad?
—Sí, era un beso, pero si dura un poco más yo querré ir hasta el final.
— ¿Qué es hasta el final?—dijo con demasiada inocencia, tenía que haberle enseñado más cosas de esas.
—Hacerte el amor.
—Pero, eso significa que me quieres ¿no?, esas cosas las hacen los novios. Es algo bonito ¿no?
— ¿Quién te ha dicho eso?—no necesitaba preguntar, ya sabía quienes le habían dicho esas cosas.
—Nami y Robin, pero no me explicaron mucho.
—Sí… hacer el amor es algo bonito, pero no se si tú podrías soportarlo, y tengo miedo de que me odies después.
—No puedo odiarte—se abrazó a mi cuello juntando nuestros cuerpos—yo quiero mucho a Zorro, nada puede hacer que te odie, menos aun algo así.
—Pero… será doloroso al principio—estaba empezando a dudar en mi mente, ¿en verdad podía hacerlo?
—No me importa, sé que Zorro nunca me haría algo malo, siempre me ha cuidado—un rostro tan dulce, tan hermoso, tan tentador…—además si esto hace feliz a Zorro yo también soy feliz.
Se acabó, ya no podía más, tenía que hacerlo mío, completamente mío. Le besé de nuevo, con gran pasión, sintiendo como poco a poco perdía el control. Deslicé mis manos bajo su camiseta y enseguida se la quité. Besé su cuello, su suave piel con aquel delicioso olor, bajando con la lengua hasta su pecho, sus rosados pezones que rápidamente se pusieron duros como pepitas. Los chupé y los mordisqueé, lamí cada rincón de su torso dejando pequeñas marcas a mi paso, deleitándome con los increíblemente eróticos sonidos que salían de su boca. Seguí bajando hasta sus pantalones y se los quité junto a la ropa interior.
— ¿Ah? Zo…rro… ¿Qué vas a… hacer…?—me preguntó entre gemidos.
—No te preocupes, solo relájate, te voy a hacer disfrutar mucho—le dije besando dulcemente sus labios. Bajé hasta su pequeño miembro y lo besé en la punta—tiene un precioso color—le dije sonriendo.
Comencé a lamer su miembro que no tardó nada en ponerse erecto. Los gemidos de Luffy eran cada vez más fuertes y me ponían cada vez más caliente. Levanté sus caderas y metí la lengua en su entrada, comenzando a lubricarle.
—Z-Zorro… eso está… ah! Sucio…—me dijo mientras metía un dedo y comenzaba a moverlo.
—Ningún sitio de Luffy puede estar sucio, hasta esta parte es preciosa.
Metí mis dedos uno a uno, despacio, hasta que ya hubo tres dentro mientras lamía su miembro que ya estaba a punto.
—Zorro… siento algo raro… algo va a salir…—gimió mientras su cuerpo temblaba.
—Déjalo salir, no te preocupes, se sentirá bien—metí su miembro por completo en mi boca y lo lamí hasta que se vino, llenando mi boca de todo su semen. Me acerqué a su rostro y con un beso le pasé algo de la semilla—eso es tu semen, está delicioso ¿verdad?
—Sabe raro—dijo con la voz jadeante.
—Ahora vamos a hacer otra cosa que te hará disfrutar aun más, aunque al principio te dolerá—le susurré comenzando a penetrarle muy despacio.
Entré en aquella cavidad tan deliciosamente estrecha, procurando no causarle demasiado daño. El cuerpo de Luffy temblaba, se estremecía, era una visión realmente hermosa. Llegué hasta el fondo, hasta que mi miembro estuvo completamente engullido por el cuerpo de Luffy.
—La cosa de Zorro es muy grande, está muy caliente…—dijo antes de que comenzara a moverme.
—Dime Luffy ¿Cómo se siente?—le pregunté moviéndome despacio.
—Se… se siente… bien… ah! Más… por favor…—gimió agarrándose a mi cuello.
Le rodeé con mis brazos y seguí embistiéndole, cada vez con más fuerza mientras le daba besos por el rostro y el cuello. Sus eróticos gemidos y aquel rostro tan sexy me hicieron perder el control por completo. Ya no sabía cuanto tiempo llevaba penetrándolo, le había hecho venirse una vez más antes de que yo lo hiciera en su interior.
—Ah… Luffy… te amo… ¿me odias por esto?
—No… no te odio… yo también… te amo… Zorro… te amo mucho…
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