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Watashitachi no kizuna por Sorgin

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La eternidad gimió lastimada y una mano se aferro a su muñeca obligándole a regresar. El frío y el dolor se apoderaron de un cuerpo que ya había olvidado las emociones. Su respiración agitada fue imposible de contener y abrió su boca en busca del aire que le faltaba. Sus manos temblaron aferrándose al cuerpo más cercano. Sus ojos buscaron en vano el rostro de aquel quien le había arrastrado de regreso a aquella penosa existencia.

-¿Porqué?-Pregunto con desesperación, ansiando encontrar una razón para tan cruel acción.- Estaba en paz.- Reprochó.

-Sasuke, tranquilo no sabes lo que dices.- La voz de Naruto sonó casi tan desesperadamente como la suya.-Estas en casa.- Repitió la frase mientras abrazaba a su compañero y las lágrimas de felicidad empapaban sus mejillas. Sasuke había regresado, ahora todo estaría bien.

-Sasuke-kun.-Sonrió la pelirrosa felizmente, y el giro el rostro sin mirarla.

- ¿Qué ocurre Sasuke?-Pregunto Naruto al ver como este alzaba la mano buscando algo invisible en el aire.

-No veo.- Contestó con sequedad.- Todo esta oscuro. Una desagradable sorpresa que sorprendió a la muchacha quien revisó con rapidez sus ojos. Sus púpilas opacas mostraban un indefinido vació.

-No lo comprendo.- Susurró mirando al rubio.- Quizás solo sea un efecto temporal.

-Debisteis dejarme donde estaba.- Masculló llevándose una mano a la cara. Sus antiguos compañeros de equipo lo miraron con tristeza y el se echó a reír.- Nunca aceptáis un no, ¿verdad?

-Eres parte de nuestro equipo. No podíamos seguir escabulléndote de tus responsabilidades, ¿no crees?

-Phss, quién sabe. Quizás aún tengáis que seguir cubriendo mi baja.

-Iré a ver a Tsunade, quizás ella pueda ayudarnos.-Anunció y dio un suave beso a cada muchacho como despedida.- Bienvenido a casa Sasuke.- El aludido no cambio el gesto.

-Bueno, ¿Y qué te apetece hacer?- Si en ese momento hubiera podido verle, Sasuke tenía muy claro que su mirada habría acabado con Naruto.


Shikamaru Nara miro con resignación las cortinas de blanca seda tras las que la Hokage se había escondido. Como bien le había dicho Shizune, la Gondaime se negaba a dejarse ver, hasta volver a recuperar su chakra y recobrar el aspecto juvenil. El muchacho solo suspiro pensando en lo problemática que resultaba toda aquella situación. Kohoha estaba en ruinas, y aunque no había que lamentar bajas humanas, las pérdidas económicas serían abrumadoras. Además su actual dirigente no estaba en condiciones de gobernar y Danzou había resultado una elección terrible.

-¿Entiendes tus órdenes Shikamaru?- Pregunto la mujer furiosa ante la falta de entusiasmo del muchacho.

-Esto es demasiado problemático para mí?, ¿porqué no se lo encarga a un jounin o a alguien más cualificado?

-Porque el consejo tuvo su oportunidad y fracaso; así que ahora lo dejo en tus manos. Tienes veinticuatro horas para darme tu respuesta.- El muchacho aceptó obligado y salió de la habitación de la hokage donde le esperaba su ayudante con una sonrisa de apoyo.

-Lo siento mucho Shikamaru.- Se disculpo Shizune.- Pero Tsunade-sama tiene en gran estima tus habilidades y sabe que eres el único capaz de completar esta misión.

-Si, pero buscar un Hokage de reemplazo es demasiado problemático.

-Gambate Shikamaru.-Le animó la joven despidiéndose efusivamente.

Nara salió po la puerta principal y saludo con la mano a Sakura que entraba. La misión era complicada, quizás si se la abrían mandado hacía unos meses abría postulado para el puesto a Asuma-sensei, pero él ya no estaba. Una sonrisa cruzo su rostro, divirtiéndose con la idea, probablemente a su maestro se le habría caído el cigarro y habría proclamado a los cuatro vientos que estaba en contra. Se sentó en el suelo durante unos minutos y reflexiono sobre el asunto.

Jounnin, Chunnin, Gennin, incluso civiles. Analizo cada persona que conocía y sonrió satisfecho al encontrar una respuesta tan obvia y clara. Se puso de pie y se en camino al centro del desastre. Conociéndole sería allí donde estaría. Aunque su decisión estaba clara, solo iría para asegurarse de que no se había precipitado con su decisión.

Sakura atravesó los pasillos del hospital en los que tantas veces había practicado sus habilidades médicas. Llamó con suavidad a la puerta y espero a que la dieran permiso para entrar. Shizune la sonrió desde una silla cercana a la ventana.

-Y bien, ¿cómo esta el pequeño Uchiha?- Tsunade conocía demasiado bien a sus aprendices.

-Vivo.- Contesto tristemente.- Pero no puede ver.

-Vaya eso si que es interesante.- Tsunade descorrió la cortina y la muchacha tuvo que utilizar toda su fuerza de voluntad para evitar sorprenderse. Los años habían arrugado la piel, pero la belleza de antaño no era fácil de borrar. Sakura la sonrió y se sentó sobre la cama mirándola directamente a los ojos.- Puede que sea un efecto secundario y que se elimine por si solo.

-O puede que haya metido la pata.-Suspiro la joven ocultando el rostro entre sus manos.- Es complicado saber si escogí la opción correcta. Quizás Sasuke no quería regresar. Puede que después de esto me odie.

-Es lo malo de hacerte mayor. Te ves obligada a tomar decisiones aunque no sepas las consecuencias. En fin lo hecho, hecho esta. Que Naruto se encargue de Sasuke, y tu revísale cada día y ven a contármelo todo.

Sakura se despidió de las mujeres con la esperanza renovada. Ni siquiera vio la expresión preocupada de la Godaime al abandonar la habitación.

-Tsunade-sama.- Pregunto preocupada su asistente, pero la mujer, perdida es sus pensamientos, ignoró sus palabras. Shikamaru debía elegir bien, o estarían metidos en grandes apuros.

Naruto encendió la luz de la habitación y ayudo a entrar a su amigo, evitando que se golpeara con el escalón de la entrada. L mansión Uchiha aún conservaba la gloria de antaño, un poco más vieja y desgastada, aguardaba majestuosa el regreso e su dueño. El suelo parecía recién barrido y el polvo no se había acumulado en las estanterías, Naruto nunca lo permitía. La casa de Sasuke estaba mucho más ordenada y adecentada que la suya.

Entrarón en la cocina y separó una silla para que el moreno tomara asiento. Se dirigió a los armarios y sacó una tetera y té. Media docena de paquetes de ramen instantáneo estuvieron a punto de caérsele encima.

-¿Estás bien?- Pregunto Sasuke alterado por el escándalo.

-Si solo era ramen.- Rió por su torpeza y puso a hervir agua.

-¿Acaso te has quedado ha cenar en mi casa?- La pregunta en si le resultó cómica.

-Esperaba que volvieras.- Sirvió el té y le colocó la taza en la mano, pero el calor la hizo soltar de golpe y el líquido se derramó empapando el suelo.

-Mie …- Chilló levantándose y tirando la silla. Naruto se agachó y recogió la cerámica y el té con la bayeta.

-La culpa es mía, estaba demasiado caliente y …- Miró como el muchacho trataba de agacharse para ayudarle.- Tienes que tomártelo con calma Sasuke. Oye es normal que te cueste adaptarte, pero tienes que pensar que es temporal.

-Estaba muerto.- La aspereza de su voz hizo temblar a su antiguo compañero de equipo.- No me pidas que me lo tome con calma Naruto, no tienes ni idea de lo que habéis hecho.

-Solo queríamos tenerte aquí, con nosotros. No puedes culparnos por …

-¡Por no aceptar mis decisiones!- Grito con descontrolada furia.- No me des excusas. Me largue, os abandone, ¿entiendes? Os lo pedí un montón de veces Naruto. Miro al techo sin ver tratando de controlar su respiración.- ¿Porqué no podías dejarme morir en paz?

-Por que tu no merecías morir.- Se acercó a él y acarició su mejilla con delicadeza.- Eres víctima Sasuke no verdugo. Hiciste lo que te obligaron a hacer. Te hicieron odiar a tu hermano con falsas acusaciones. Y, ¿quién sabe lo que pasarías con Orochimaru?

-Mate a mi hermano. Me alié a Akatsuki y trate de destruir Konoha.- El rubio apretó su cuerpo contra el de su amigo.

-Pero no lo hiciste. Nos salvaste Sasuke. Diste tu vida por nosotros y eso khon ha no podrá olvidarlo. Porque como futuro Hokage no lo permitiré.

Palabras dichas con una sinceridad abrumante que casi rayaba la estupidez infantil de la que una vez hizo gala. Se abrazó al pequeño cuerpo y escondió su rostro en el cuerpo de su amigo produciéndole unas agradables cosquillas con su aliento.


Shikamaru camino con tranquilidad por las calles de Konoha tomándose su tiempo y recalculando su decisión. Tsunade había sido demasiado confiada al pedirle una misión tan complicada, bien podía haber elevado a su padre al rango de Hokage en funciones, pero ella sabía que nunca lo haría. Para ellos eso seria algo demasiado problemático.

Apenas hacía unas horas de los altercados, pero todos los que podían mantenerse en pie echaban una mano con las obras. Konohamaru y sus compañeros retiraban escombros mientras jounnins y chunnins dibujaban sellos con sus manos para hacer más rápido el trabajo de restauración. Kurenai observaba la escena con el pequeño Asuma entre sus brazos y un deje de impotencia gravado en sus ojos rojos.

-Sensei.- La saludo Shikamaru mirando al pequeño que era el vivo retrato de su padre. La mujer le dedico una sonrisa y le mostró al robusto bebe. La sonrisa de su padre lucía en sus labios.- ¿No te dejan participar?- Pregunto por cortesía.

-Dicen que es demasiado esfuerzo para mí, así que solo puedo mirar.

-Estar aquí no va a ser bueno para él.-Señalo al pequeño con la cabeza.

-Me iré pronto, vine a traer algo. Puede que no pueda utilizar mi chakra, pero supongo que aún puedo hacer cosas útiles.- Una cesta repleta de bocadillos esperaba a los hambrientos.

-Que problemático.- Sonriendo se despidió de la mujer y se acerco al grupo de hombres que agrupados contemplaban una gran hoja de papel.

-Estos son planos de la zona este y los que están en aquella pila de la zona este.- Iruka Umino distribuía los mapas tras darles un breve vistazo.- Este es el de la academia y la biblioteca. Bien creo que lo más conveniente tras retirar los escombros sería apuntalar las estructuras básicas y derrumbar aquellas que ya no sean seguras.

-Me reuniré con los carpinteros para prestar mis servicios.- Sentenció el capitán Yamato y después desapareció en una nube de polvo.

-Será mejor que yo me encargue de los derrumbamientos.- Colocándose detrás del profesor y casi hablándole al oído.

-Como quieras.- Si su actitud le sorprendió no mostró ninguna reacción que lo delatará.- Pero no te sobre esfuerces, recuerda que has estado a punto de morir.

-No te preocupes mi valer rival yo te ayudaré para que la ardua tarea de restaurar la ciudad no siegue la flor de la juventud que arde en t interior.- La llama del espíritu de Gai ardió con pasión.

-¿Lo siento Gai has dicho algo? No estaba escuchando.

-Tu y tus bromas mi querido rival.- Entre carcajadas Maito Gai abandono la escena a paso rápido.- Vamos Kakashi, derribare más casas que tú o daré trescientas vueltas a la aldea antes del anochecer.

-¡No se trata de derribar más sino de tirar las correctas!- Trato de hacer oír Umino, pero los jounnins prefirieron ignorarle. Suspirando reanudo su trabajo.- ¿Vienes a ayudar Shikamaru?- Pregunto sin levantar la vista del último mapa que entrego a Gemma tras hacerle un par de aclaraciones.

-No estoy en una misión.-El sensei no pareció darle demasiado importancia.- Iruka-sensei, ¿puedo hacerle una pregunta?- El castaño desvió la mirada y centro su atención en su antiguo pupilo.

-Claro.

-¿Quién crees que el ninja más fuerte de la aldea?- Unos instantes de reflexión le permitieron dar con la respuesta adecuada.

-Naruto.

-Esa no era la respuesta que me esperaba. Creí que elegirías a un Junín quizás, a Kakashi-sensei.

-Kakashi es fuerte. Y es cierto que a Naruto le queda mucho camino para superar a Kakasi, él es más mayor y tiene más experiencia; pero Naruto tiene al Kyuubi e su interior y su chakra le convierte en el más fuerte.- El muchacho hizo una mueca de cansancio.- Shikamaru, ¿qué es lo que quieres preguntarme?

Un estruendo atrajo la atención de los dos castaños y el maestro suspiro con resignación mientras se dirigía a la gran nube de polvo. Kakashi y Gai habían derrumbado vasrios edificios innecesariamente. El chunnin golpeó en la cabeza a ambos y después les reprendió como si fueran parte de sus estudiantes. El copy-ninja reía rascandose la cabeza y gai amenazaba con correr cuatrocientas vueltas alrededor de Konoha con la pierna derecha atada al muslo. Iruka se llevó una mano a la cabeza mientras les gritaba que era imposible razonar con ellos ya que los Jounnin estaban todos locos. Gemma se acercó y rió sin sentirse ofendido. En su mente Shikamaru le dio la razón, los jounnin estaban locos y parecía una misión imposible poder tratar con ellos, pero ahora Konoha necesitaba un Hokage y él ya había hecho su elección. La fuerza era importante, pero la experiencia era la clave para su elección.

Se presentó ante la Gondaime apenas tres horas después de haber recibido su misión. La mujer sonrió satisfecha al verle entrar, aunque el solo pudo ver su silueta a través de las cortinas.

-¿Tan rápido has hecho tu elección? ¿No crees que te has precipitado un poco?

-No.- La sonrisa casi arrogante del chico no paso desapercibida.

-¿Y bien quien es la persona afortunada?

-Tu ya lo sabes. Solo puede ser él.- La satisfacción inundo a la mujer. Nara separó los labios y pronunció el nombre del elegido.

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